Jesús quita complemente nuestros pecados. Vamos a leer atentamente el siguiente pasaje de Hebreos 10, donde esto se explica de forma perfecta:
Heb 10:5 Por lo cual, entrando en el mundo dice:
Sacrificio y ofrenda no quisiste;
Mas me preparaste cuerpo.
Heb 10:6 Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.
Heb 10:7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para
hacer tu voluntad,
Como en el rollo del libro está escrito de mí.
Heb 10:8 Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),
Heb 10:9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.
Heb 10:10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
Heb 10:11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
Heb 10:12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,
Heb 10:13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;
Heb 10:14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Observe bien, porque el pasaje es impresionante y no tiene desperdicio. En él se dice bien claro que el Dios de Israel, IEVE, jamás quiso ni le agradaron los sacrificios y ofrendas de animales. Él lo ordenó a Israel simplemente de forma provisional, para que ellos pudieran tener el perdón de los pecados, sin embargo, a IEVE jamás le gustaron esos sacrificios de animales, además, el pasaje de Hebreos lo repite varias veces.
Sin embargo, el pasaje dice que Jesús vino para hacer la voluntad de Dios. Él era ese Cordero de Dios que QUITA el pecado del mundo, y por eso era necesario que Jesús, siendo inocente, derramara su sangre para el perdón de los pecados, borrando así todos los pecados de los que creen en él.
El pasaje de Hebreos dice bien claro que el sacrificio de Jesucristo fue hecho una sola vez y para siempre, y por tanto, ya no hay más ofrenda por los pecados, los sacrificios de animales cesaron completamente para los que creemos en Jesús, ya no hace falta que nosotros sacrifiquemos animales para que nuestros pecados sean perdonados.
Jesús al ascender al cielo después de resucitar ya se sentó a la diestra de Dios, esperando a que todos sus enemigos sean destruidos, lo cual sucederá cuando él aparezca por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan (Heb.9:28). Es decir, Jesús ya no vendrá de nuevo para ser sacrificado por nosotros, sino para salvar a los que esperamos su regreso glorioso, y para reinar sobre las naciones de la tierra.
En el sistema iglesiero apostata se enseña generalmente la gran falsedad de que los animales que eran sacrificados en el templo de Jerusalén morían en lugar de los israelitas, ocupando el lugar de los israelitas. Eso es un gran error. Los sacrificios de animales no eran vicarios o sustitutorios, sino que eran ofrecidos para la expiación de los pecados, es decir, para el perdón de los pecados, aunque los pecados en realidad no eran quitados de los israelitas, solo con el sacrificio perfecto de Cristo los pecados son quitados para siempre.
La muerte de Jesús no fue sustitutoria, él murió por los pecados e iniquidades de la nación de Israel (Is.53:8), porque fueron los pecados y maldades de los israelitas los que condenaron a muerte a Jesús.
El Evangelio verdadero lo que dice es que Jesús murió por sus ovejas, es decir, por amor a sus ovejas, para que así tengamos el perdón de los pecados (Jn.10:11,15). Observe que el pasaje no dice que Jesús daría su vida por los pecados de sus ovejas, sino que daría su vida por sus ovejas, por amor a ellas, por eso es que el apóstol Pablo dijo lo siguiente:
Gál 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Pablo en ninguna parte dijo que Jesús murió en su lugar, la muerte de Jesús no fue sustitutoria, sino que él murió por Pablo, por amor a nosotros. Jesús era perfecto y justo (como los animales limpios que eran sacrificados en el templo de Jerusalén).
Jesús se entregó por el apóstol Pablo, para que sus pecados fueran quitados y perdonados, de la misma manera que él dio su vida por cada uno de los que creemos en él, pudiendo así tener nosotros el perdón de todos los pecados (Hch.2:38).
Muchos iglesieros del SIA suelen citar el siguiente pasaje de Pablo, para enseñar la falsedad de que Jesús murió en nuestro lugar:
Corintios 5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.”
Si se fija bien, ese pasaje no dice por ninguna parte que Jesús murió en nuestro lugar, la muerte de Jesús no fue vicaria o sustitutoria, lo que dice el texto es que Jesús jamás conoció pecado, sin embargo, Dios lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él, o dicho en otras palabras, lo que enseña ese pasaje es que Jesús era un Cordero sin pecado, limpio, pero Dios permitió que él fuera sacrificado por nosotros, como si fuera culpable, para que nosotros podamos ser justos delante de Dios. En ninguna parte se dice que Jesús ocupara nuestro lugar en el madero, no se dice que él muriera en lugar de nosotros, sino que él llevó nuestros pecados en el madero para poder QUITARLOS, ¡por eso era necesario que él muriera!, para que así nuestros pecados sean quitados y podamos tener el perdón total, y de esta manera Dios ya nos ve como justos y limpios. Esto lo explicó muy bien el apóstol Pedro, cuando dijo lo siguiente:
1Pe 2:21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;
1Pe 2:22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
1Pe 2:23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;
1Pe 2:24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.
Ahí lo tiene. El apóstol Pedro dijo que Jesús padeció por nosotros, es decir, dio su vida por amor a los suyos. Pedro no dijo que Jesús murió en nuestro lugar, sino que murió POR NOSOTROS. Jesús jamás hizo pecado, él era perfecto y justo, y llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, y ojo, cuando el pasaje dice que Jesús llevó nuestros pecados en su cuerpo, eso no significa de ninguna manera que Jesús murió en nuestro lugar, lo que significa es que él QUITÓ nuestros pecados en el madero. Jesús cuando curaba a la gente LLEVABA las enfermedades y dolencias de esas personas, es decir, les quitaba esas enfermedades y dolencias, pero esto de ninguna manera significaba que Jesús ocupaba el lugar de esas personas, vamos a leerlo:
Mat 8:16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;
Mat 8:17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
Eso mismo es lo que hizo Jesús por los suyos, él mismo tomó en su cuerpo nuestros pecados, llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero para poder quitarlos, pero esto de ninguna manera significa que Jesús muriera en nuestro lugar, su muerte jamás fue vicaria, sino que fue por AMOR, por amor a sus ovejas, dando su vida por ellas, para que tengamos el perdón de los pecados, y estos sean quitados totalmente.
Los sacrificios de toros, corderos y machos cabríos sencillamente prefiguraban ese sacrificio perfecto de Cristo. Esos sacrificios de animales no eran perfectos, porque no podían quitar los pecados de la nación de Israel, y además, esos sacrificios de animales jamás agradaron a IEVE, el Dios de Israel (Heb.10), ¡¡pero esos sacrificios de animales eran necesarios para que los israelitas tuvieran el perdón de los pecados!!, y para anunciar la futura venida del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo: Jesucristo, y una vez venido Cristo, y habiendo sido sacrificado por amor a nosotros, ya no hay más ofrenda de animales por el pecado.
El blasfemo y mentiroso Paulo José dice en su asqueroso libro que Dios sacrificaba y quemaba también seres humanos, porque en Levítico 1:9 se mencionan “piernas”, y según ese idiota ignorante, esas piernas eran las de seres humanos, porque -según él- solo los seres humanos tenemos piernas.
Realmente ese sujeto o es idiota mental, o es un malvado mentiroso, aunque realmente es las dos cosas: idiota mental y malvado mentiroso, porque cualquier persona que lea Levítico 1 verá a simple vista que todo el capítulo está hablando bien claro de sacrificios de ANIMALES limpios, de ninguna manera habla de sacrificio de seres humanos, el texto lo dice bien claro:
Lev 1:2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a IEVE, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda.
El pasaje también habla del sacrificio de aves limpias, como tórtolas y palominos (Lev.1:14). Decir que ese pasaje habla de sacrificios de seres humanos es de gilipollas mentales y canallas. Pero no solo eso, resulta que la palabra “piernas” del verso 9 se puede traducir también como PATAS, es decir, ¡¡eran las patas de esos animales!!, así lo han traducido un montón de versiones bíblicas, como por ejemplo estas:
(BAD) Las entrañas y las patas se lavarán con agua, y el sacerdote lo quemará todo en el altar. Es un holocausto, una ofrenda presentada por fuego de aroma grato al Señor.
(JER) El lavará con agua las entrañas y las patas y el sacerdote lo quemará todo en el altar. Es un holocausto, un manjar abrasado de calmante aroma par Yahveh.
(NBLH) 'El que presenta el holocausto lavará las entrañas y las patas con agua, y el sacerdote lo quemará todo sobre el altar como holocausto. Es una ofrenda encendida de aroma agradable para el SEÑOR.
(NVI) Las entrañas y las patas se lavarán con agua, y el sacerdote lo quemará todo en el altar. Es un holocausto, una ofrenda presentada por fuego de aroma grato al Señor.
(Toráh) El lavará con agua las entrañas y las patas y el sacerdote lo quemará todo en el altar. Es un holocausto, un manjar abrasado de calmante aroma par Adonai.
Por lo tanto, ese pasaje bíblico se puede traducir tanto por “patas”, como por “piernas”. Lo mismo sucede cuando decimos nosotros: “he comido una PATA de cordero”, refiriéndonos a que hemos comido una PIERNA de cordero. Pero decir que ese pasaje de Levítico 1 describe el sacrificio de seres humanos solo puede decirlo alguien con nula materia gris en la cabeza, siendo además un embustero descomunal, como es el caso del gilipollas que ha escrito esa basura de libro, llamado Paulo José Beltrán.