Parte 2
Por las mismas causas, al darse esta división
y dentro de la misma forma protestante, surgieron otras denominaciones en la
Iglesia Cristiana tales como la Iglesia Ortodoxa, la Iglesia Anglicana, la
Iglesia Metodista, y varias más, cada una por lo regular, con su forma muy
particular de interpretar y transmitir la enseñanza de Jesús para intereses muy
particulares, lo que ha traído como consecuencia que se hayan ido formando
diversas denominaciones cristianas, que a fuerza de llevarlas a cabo con
regularidad se hayan llegado a considerar, en cada una de ellas por quienes la
practican, como la forma correcta de entender, transmitir y aplicar la
enseñanza que Jesús comparte al hombre.
Se debe dejar bien claro que tampoco se
pretende invalidar ninguna de las normas, formas y métodos que cada Iglesia utiliza
para enseñar la Palabra de Dios, sino de reconocer, que de distintas maneras,
el hombre ha estado acomodando y adaptando la doctrina de Jesús a sus valores,
necesidades y ambiciones humanas, en sus emociones, en sus sentimientos, en su
afán por poseer poder y riqueza y reconocimiento personal a través de serle
reconocida cierta autoridad en los asuntos religiosos en sus Iglesias, etc.
etc. y se han olvidado de los auténticos valores espirituales que la Palabra de
Dios dada a Jesús nos quiere comunicar a través de su estudio, reflexión y
meditación, para que a través de ello, se conozca y se entienda y se aprenda a
aplicar convenientemente la forma de separar lo material de lo espiritual, es
decir, separarlos como se separa el agua del aceite y sea colocado cada cual en
el lugar que le corresponde, entendiendo que el agua representa lo material y
el aceite lo espiritual, por lo consiguiente, lo material quedaría como estrado
de lo espiritual para que así el hombre reciba el discernimiento de la Palabra de
Jesús en su esencia espiritual que lo llevará de la mano a recuperar su
identidad en Dios.
Indiscutiblemente estos textos bíblicos
considerados por todos los cristianos de cualquier denominación como sagrados y
verdaderos, deberemos de reconocer, que a través del tiempo, han sufrido serias
modificaciones al ser traducidos al lenguaje particular de cada nación, y
prueba de ello, son las distintas versiones bíblicas que el hombre tiene de la
Palabra de Jesús, ya que éstas están escritas con diferentes palabras para
decir lo mismo, amén de solo reconocer ciertos documentos bíblicos aceptados
por las Iglesias cristianas que van de acuerdo a sus enseñanzas, pero a pesar
de todo lo anterior, cuando nos adentramos en el estudio, reflexión y
meditación de la Escritura del Nuevo Testamento nos iremos dando cuenta, y
posteriormente reconoceremos, que la esencia, es decir: lo más puro; la
sustancia: lo que le da forma; y la eternidad: lo que perdura para siempre de
la Palabra de Jesús, no se ha podido modificar a pesar de las alteraciones que
pudiere haber sufrido su enseñanza a través del tiempo, lo que reafirma que el
hombre debería leer, estudiar, reflexionar y meditar profundamente la doctrina
de Jesús para aprender a guardarla y enseñarla a cumplir con fidelidad como la
voluntad de Dios uniéndose verdaderamente a Jesús y así deje de llevar las
cadenas que el Tentador le ha colocado para someterlo, de tal manera que, sin
saberlo, niegan la existencia de Dios.
Pero esto sólo se hará realidad cuando el
hombre se decida a aceptar y recibir la voluntad de Dios en su mente para ser
realmente libre, libre para disfrutar a plenitud el Reino de Dios en este
mundo, reconociendo y aceptando, que para alcanzarlo deberá aprender y poner en
práctica la separación que debe de hacerse de lo espiritual con respecto de lo
material para darle así a Dios lo que es de Dios y al hombre lo que del hombre
es.
Reflexionemos en lo siguiente, ya que no se
trata de formar una nueva Iglesia en el Nombre de Jesús, puesto que la Iglesia
de Jesucristo es única e indivisible, ni tampoco se pretende separar a las
personas de cualquier denominación cristiana de las comunidades o
congregaciones a las que regularmente asisten, pues como dice la Palabra:
¿Acaso está dividido Cristo?
1 de Corintios 1: 13