Parte 3
Tampoco se pretende que las personas de otras
religiones diferentes a la fe cristiana se adhieran a Dios a través de Jesús, y
pues, ojalá que lo escrito en estos párrafos sirva de alguna reflexión para que
todos los que creemos en Dios - como quiera que se le llame - y aún los que no
crean, reflexionemos en que, lo más importante de todas ellas está basado en el
amor y el perdón, aunque el hombre se ha encargado de torcer los rectos caminos
de Dios.
Así pues, lo que se pretende es de que todos
los seres humanos decidamos prepararnos debidamente para que nuestra mente sea
cautivada por la Mente de la Sabiduría y Poder Eterno de Dios, estudiando,
reflexionando y meditando profundamente su Palabra plasmada en el Nuevo
Testamento para adentrarnos en el conocimiento espiritual que nos enseña cómo
hacer verdaderamente nuestra la Alianza Nueva de Dios con los hombres al seguir
los tiempos, el orden y propósito de Dios en la encomienda dada a Jesús y así
integremos nuestro espíritu, alma y cuerpo en permanente alabanza a Dios en su
Trinidad Santa y Perfecta, uniendo y fundiendo nuestro espíritu con el Espíritu
de Jesús para recuperar nuestra verdadera identidad en Dios, con el
conocimiento pleno de haber sido hechos a su imagen y semejanza al ser
enteramente fieles a su mandato cuando en su Palabra dice:
Seis días después, Jesús tomó
consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó aparte, ellos solos, a un
monte muy alto. Y allí cambió de aspecto delante de ellos. Sus ropas se
volvieron blancas y resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo sería
capaz de blanquearlas de ese modo. Y se les aparecieron Elías y Moisés, los
cuales conversaban con Jesús. Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: Maestro, ¡qué bueno que estamos aquí! Levantaremos tres chozas, una para
ti, otra para Moisés y otra para Elías En realidad no sabía lo que
decía, porque estaban aterrados. En eso se formó una nube que los cubrió con su
sombra, y desde la nube llegaron estas palabras: Este es mi Hijo, el
Amado: a él han de escuchar. Y de pronto, como miraron alrededor, no
vieron ya a nadie; sólo Jesús estaba con ellos.
Cuando bajaban del cerro, les ordenó
que no dijeran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del Hombre
resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron el secreto, aunque se
preguntaban unos a otros que será eso de resucitar de entre los muertos.
Mateo. 7: 1-9
Tratemos de discernir este evento
espiritualmente, para conocer la enseñanza que Jesús quiere transmitir.
Como vemos, Jesús tomó a los tres discípulos
que estaban siempre más cerca de él para que fueran testigos de ese
extraordinario suceso en el cual nos da a entender, que el hombre que quiera
estar cerca de Dios, deberá subirse sobre ese cerro alto formado con las
tradiciones religiosas y la sabiduría humana y sus cotos de poder y colocar
encima de todo eso a las cosas espirituales de Dios para ser vestido con ese
ropaje espiritual y así saber reconocer, que la visita que hicieron Moisés y
Elías a Jesús, fue para que el hombre creyente de Dios, no levante altares o
chozas a ningún profeta o líder en las cosas espirituales de Dios, de tiempos
pasados o actuales, ya que por disposición del Padre esos tiempos habían
llegado a su fin, por lo que ahora ellos dejaban el lugar a Jesús para que
diera cabal cumplimiento a lo que el Padre le encomendó, es decir: liberar al
hombre de las cadenas religiosas que por siglos lo había mantenido esclavizado.
Lo cual, hasta la fecha no ha sucedido porque seguimos aceptando esas vendas
negras en nuestros ojos espirituales y no nos hemos preocupado por conocer más
de la esencia espiritual que la Escritura del Nuevo Testamento contiene.
Esta encomienda fue la de enseñarle al
hombre, a través de cosas que pudiera ver, a recuperar el poder que viene de lo
alto para resucitar a su condición espiritual de la que originalmente
desciende, para que la esencia, substancia y eternidad del Único y Eterno Yo
Soy, sea en él.
Por eso es necesario conocer que de lo que se
trata de comunicar en este escrito, no es para que alguien pretenda buscar un
lugar especial dentro de la enseñanza que Jesús comparte al hombre que le
hiciera sentir tener alguna autoridad sobre los demás, es decir, algo así como
un jefe o un líder o algo semejante que a la larga lo haría caer en lo que se
trata de evitar según la advertencia que la Palabra de Jesús nos hace en Lucas
22: 24 - 27 que dice:
Pero luego comenzaron a discutir
cuál de ellos debería ocupar el primer lugar. Jesús les dijo: Los
reyes de las naciones se portan como dueños de ellas y, en el momento en que
las oprimen, se hacen llamar bienhechores. Ustedes no deben de ser así. Al
contrario, el más importante entre ustedes se portará como si fuera el último,
y el que manda como el que sirve. Pues ¿quién es más importante: el que está
sentado a la mesa o el que sirve? El que está sentado, ¿no es cierto? Sin
embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve.