Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Despierta
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 
 
  
  
 ♥.·:*BIENVENIDO*:·. ♥ 
  
  
  
  
 
 
  
  
  
 ♥.·:*GRACIAS POR TU VISITA*:·. ♥ 
 corredor 
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
Ciencia: La Materia Cuestionada
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 02/09/2009 08:31

La Materia Cuestionada



Desde mi adolescencia he estado interesado por los problemas filosóficos. Quería comprender el mundo. Pero para esto no era suficiente estudiar lo que la Antigüedad había dicho a este respecto. Es por esto que, habiendo estudiado a la vez matemáticas y filosofía, me orienté en seguida hacia la física. Después de la Escuela Politécnica, fui a estudiar con Fermi en Chicago, luego con Bohr en Copenhague, antes de llegar a ser el primer físico teórico en Ginebra, en 1954.

Tenía, como todo el mundo, una visión de partida. Pero me inquietaba ponerla a prueba con datos objetivos. Ella no era mecanicista, pero si hubiera descubierto que el mecanicismo era una buena visión de las cosas, habría abandonado totalmente mi visión primera. Pues, en tanto que científico, si la evolución de las cosas desmiente mis concepciones, estoy presto a abandonarlas. Pero fue lo contrario lo que ocurrió. Si es verdad que mis investigaciones han hecho evolucionar mi visión previa, en lo esencial la han reforzado, completando la concepción un poco intuitiva que tenía al origen. Aunque en esa época la presión sobre el mecanicismo era más fuerte que ahora, especialmente en los medios científicos. Más exactamente, estaba menos contra balanceado que ahora por presiones en sentido inverso.

Contemplaba recientemente un programa de televisión que nos presentaba los átomos como un núcleo formado de pequeñas bolitas rojas y negras (los neutrones y los protones) y con electrones que giraban alrededor. Era muy bonito, muy fácil de entender... pero completamente falso. Lo esencial de la física cuántica es que los constituyentes fundamentales de los objetos no son objetos, Se asiste a una «decosificación» de la materia.

No solamente los vulgarizadores, también los colegas, propagan ideas que saben que son falsas. Se reprochaba a los curas de la Edad Media de propagar el oscurantismo afirmando que el infierno estaba abajo y el cielo arriba. Así una cierta vulgarización propaga en nuestros días una especie de «oscurantismo científico». A veces me dicen: «Tú tienes que comprender, es una primera aproximación». Pero es como decir que el sol es más pequeño que la tierra y que gira alrededor de ésta. En aquella época, esa era una buena aproximación a la astronomía moderna.

Para ser exactos, hay un postulado al comienzo de mi búsqueda: existe una realidad independiente de nosotros y tiene sentido hablar de una tal realidad. Tengo buenos argumentos en favor de esta idea, pero no puedo demostrarla. Otros sostienen a la inversa el «solipsismo colectivo» (sólo nuestra mente existe). Es por eso que digo que hay allí un postulado. Por el contrario, el resto se inspira, o podría decir mejor, «deriva» de los principios de la física cuántica. Los enunciados de la física clásica son de fuerte objetividad. Una proposición como «dos cuerpos se atraen en proporción directa a su masa e inversa al cuadrado de su distancia» es objetiva en un fuerte sentido, ella no depende de nosotros. En física cuántica los enunciados se formulan como «se» ha hecho esto o «se» ha observado esto. Así el «se», el observador humano, forma parte del enunciado. Se trata de un enunciado de objetividad débil. A pesar de ciertas tentativas, parece imposible evitar tales enunciados cuando se quiere describir los fundamentos de la materia. Es por eso que cuando se efectúa una investigación científica no se tiene acceso a lo «real en sí», sino sólo al «real empírico». Porque el real verdadero está más allá de la física, más allá de las percepciones que podamos tener, más allá de las mediciones que podamos hacer con los instrumentos más perfeccionados existentes o que se puedan fabricar en el futuro.

Es preciso saber cómo hacer uso de las representaciones, porque las alegorías nos pueden ayudar. Por ejemplo, el arco iris. Imaginemos a toda la humanidad reunida en una pequeña isla en medio de un río. Si ellos ven un arco iris serán persuadidos de que es tan real como el Arco de Triunfo, que se apoya en el suelo. Pero si pueden salir de la isla, verán que cuando ellos se desplazan, el arco iris se desplaza también. Así el arco iris existe de manera independiente de nosotros, él está ligado a la existencia de la luz y de las gotas de agua. Pero algunas de sus propiedades (su posición, por ejemplo) dependen de nosotros. Sucede lo mismo con el átomo: no es un sueño, una ilusión, pero no es un objeto por sí mismo, porque una parte de sus propiedades depende de nosotros, los observadores humanos. No es un objeto «en sí”

Un aspecto importante de la física es que por primera vez se ha podido demostrar científicamente que la proposición “el todo es más que la suma de sus partes” no es un voto piadoso. En el lenguaje corriente se podría decir que en las experiencias que han mostrado la validez de la noción de no-separatividad: dos partículas permanecen ligadas por un lazo extraño que no depende del espacio ni del tiempo. Como el formalismo cuántico lo había previsto, toda acción ejercida sobre una de ellas repercute instantáneamente sobre la otra, cualquiera sea la distancia que las separa. Es preciso ser prudente y no deducir que la no-separatividad sea una característica del real verdadero. Puesto que él no es accesible a la física, no se puede decir que las experiencias de la física puedan probar algo concerniente a este real. Se puede hacer una demostración «en vacío», diciendo que toda tentativa de describir al real en sí como algo que pueda separarse está condenada al fracaso.

El desarrollo de la física moderna nos abre muchas puertas. Pero el hecho de que una cosa sea posible no significa que ella sea verdadera. De todos modos, se pueden hacer conjeturas... En la zona superior del pensamiento hay un lugar para ciertos intuitivos - e intuitivas - o por lo menos, a tales o cuales momentos privilegiados que ellos han conocido. Un número ínfimo de ellos se ha expresado a través de la literatura, los otros han guardado silencio. Consideremos la idea de que cada individuo pueda tener una intimidad con algo que no es simplemente de orden biológico o psicológico, algo que no es una ilusión. Para mí, es eso lo esencial, el centro de todo. Pero no se puede nombrar ese algo, no hay palabras para describirlo. Es indecible, inexpresable, tal vez se pueda aludir a él en la poesía solamente. Cuando hablo de la “profundidad de lo real” trato de esclarecer mis ideas… pero no hay palabras.

Podría resumir diciendo que los conocimientos científicos adquiridos van en el sentido de ciertas aprehensiones intuitivas de la realidad última que he tenido, y que es imposible trasmitir en palabras. Creo que la mayoría de la gente es como yo, o podría serlo. Pero es algo sobre lo que se guarda silencio, un silencio total. La gente no osa ser consciente de tener este género de posibilidades, porque no está de acuerdo con lo que se debiera pensar, con lo que se ve en la televisión, con lo que está de moda. Hay - yo creo - en la mayor parte de los hombres y mujeres esta especie de recurso que está pasivo, oculto. Pudiera ser que ayudara a un cierto número de ellos a existir más plenamente si lo descubrieran dentro de sí. Es
por eso que estoy en desacuerdo con la civilización actual: porque hubo una época en la que este género de cosas estaba menos rechazado hacia las tinieblas exteriores de lo que lo está ahora.

No se trata de afirmar que esta dimensión en el hombre pueda responder a un «llamado del ser». Hay argumentos opuestos a esta visión que nos dicen: «no es serio hablar de «llamado del ser», porque sabemos bien que la educación, la afectividad, el psicoanálisis, puede explicar todo esto; que su origen podría ser otro que nuestro cerebro que no es más que una máquina compuesta de átomos, electrones y quarks ... » O, que esta concepción no es compatible con la visión que nos da la física cuántica de la materia.

En lo que a mí concierne, el Ser está antes de la escisión sujeto/objeto. Sería entonces disminuirlo hablar de él como de un sujeto o de un objeto. Al contrario, es importante para nosotros hacer la diferencia entre el real empírico y el real independiente. Por ejemplo, en mi juventud me interesé por Teilhard de Chardin, pero su visión es demasiado materialista, él toma demasiado a la materia como un «en sí». Sin embargo, aunque estemos en el mundo de la separatividad, no veo por qué no pudiera conservarse un cierto lazo con el Ser. Me parece que es el caso que así ocurra y que nuestro espíritu es, tal vez, una imagen deformada de ciertas estructuras de este Ser.

La difusión de una visión como esa podría ser positiva para la sociedad, porque - sin llegar a formular una escala de valores - creo que esto puede ser importante para evaluar nuestros actos. Todos tenemos necesidad de existir, entonces es evidente que para aquellos cuyas necesidades vitales no son satisfechas, nuestras consideraciones no serán de gran utilidad. En nuestra sociedad occidental estas necesidades son cubiertas para la gran mayoría de la población, adquiriendo dinero, poder, o los dos. Así, la actuación de nuestros ciudadanos está dirigida a esta sola meta.

Pienso que al comprender esto se deduce que hay otras maneras de existir y que se puede orientar la propia vida en otra forma. Aunque no siento que tenga un alma de cenobita, creo que es preciso tener en cuenta la manera de existir que nos enseñan los monjes (y no sólo los monjes cristianos), pues ella se
sitúa en las antípodas de las tendencias actuales. Nuestra sociedad sería mejor si una gran parte de la gente tuviera un poco de monje en su interior.

Se podría objetar que ya ha habido civilizaciones que tenían una visión no materialista e, incluso, muy religiosa, en la que ni el amor al prójimo ni la caridad prevalecían. Es porque les faltaba el sentido crítico. La gente se mataba por detalles. Todos los conflictos religiosos se han debido a la falta de sentido crítico; y han sido, por lo demás, absurdos ya que en todas las religiones los teólogos nos dicen que Dios es indescriptible... y, sin embargo, la gente se mata en las llamadas guerras de religión porque cada bando quiere describir a Dios a su manera y - lo peor - imponer su descripción a los demás.

En cambio, la ciencia da un sentido crítico. Es por eso que resulta necesario que cada uno, aunque no practique ciencias, tenga un buen conocimiento de los fundamentos del conocimiento científico. En una época sombría como la nuestra hay, de todas maneras, una esperanza: ver surgir una sociedad que tuviera a la vez una aspiración a una intimidad con el Ser y un sentido crítico bien desarrollado. Una sociedad como esa representaría un real progreso en relación con las situaciones anteriores.

Proyecto una cierta esperanza en la ecología. Es un buen medio de cambiar las cosas mostrando que hay otra finalidad en la vida que la actividad por la actividad. El sentimiento de la naturaleza es algo que resulta accesible a mucha gente. Pero, para que tenga una consistencia duradera, es preciso que la ecología sea completada por una gestión que conduzca - a partir de colaboraciones provenientes de la ciencia - a tomar consciencia de su realidad. Es allí donde está la esperanza de que, poco a poco, las cosas puedan evolucionar gracias a un doble descubrimiento: la necesidad de una búsqueda del Ser y la necesidad de mayores relaciones con la naturaleza.

Bernard d'Espagnat


Extractos de una entrevista efectuada por Jean Staune.

Traducido por Alberto Carvajal de
Question de
Editions Ritz.
Paris


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados