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General: El lenguaje mudo
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De: Damara (Mensaje original) |
Enviado: 12/12/2009 10:05 |
Piensa esto: piensa que lo primero que supo acerca de los libros fue, allá en la infancia, que así como había baños para niñas y baños para niños, había libros para niñas -Mujercitas- y libros para niños -Colmillo blanco, El faro del fin del mundo- que eran, precisamente, los libros que ella leía y que despertaban, en los adultos, una mirada de caritativa sospecha, como si leer libros sobre fareros y hombres en tierras de lobos pudiera convertirla, a ella, en farero, en hombre, en lobo. Piensa eso la mujer en el vagón del metro mientras intenta ocultar la portada del libro que lleva sobre la falda. El libro es de una autora respetable -Melissa Bank- pero tiene un título sospechoso -Manual de caza y pesca para chicas- y la mujer no quiere que nadie crea que ella es lo que ese título podría sugerir: una mujer en busca de marido siguiendo, para eso, las indicaciones de un tomo de autoayuda. En la infancia, piensa, era más fácil: había libros para niños y libros para niñas, y el que leía mucho podía parecer un poco raro, pero la lectura no era -además de un placer- especulación, carné de club: señal de pertenencia. La mujer del vagón tiene su propio lenguaje encriptado, pero se pregunta si será o no un prejuicio pensar que no hay excepciones a la regla que dice que nada bueno puede esperarse de quien responda "Juan Salvador Gaviota" a la pregunta "¿Cuál es tu libro favorito?". Alguien responde, a la pregunta por su libro favorito, "El cazador oculto", y alguien piensa que es una respuesta obvia: un típico título de principiante.
Alguien responde, a la pregunta por su libro favorito, "El país de las sombras largas", y alguien piensa "Ada o el ardor", pero no dice nada, y sonríe, y siente que está bien: que no le importa.
Alguien entierra, tapia, esconde sus libros para salvarlos de la perdición, del fuego.
La mujer, ahora, se pregunta en qué momento los libros se transforman en banderas: en declaraciones de principios. Formas eficaces de saber: lectores que sienten pánico -y la boca seca y una parálisis en el costado izquierdo y serias dificultades para respirar- cuando alguien les pregunta "si tuvieras que salvar un solo libro de un naufragio, ¿cuál sería?"; lectores que rechinan los dientes -y sudan y ensayan una sonrisa tiesa y piden por favor un vaso de agua- cuando alguien les pregunta "si no pudieras releer más que un solo libro durante el resto de tu vida, ¿cuál sería?"; lectores que sueñan que su biblioteca se inunda y que, mientras nadan en un mar de pulpa de papel, hunden los dedos en cubiertas que se deshacen como mantequilla: lectores que despiertan aullando. Formas eficaces de saber: el grado de envenenamiento, la dependencia del elemento tóxico.
Sea como fuere, esto sucede una y otra y otra vez: la alegría infantil de sumergirse en una conversación inesperada con un completo desconocido para descubrirse, horas después -y bajo toneladas hipercalóricas de "¿leíste a tal?". "¡Sí! ¿Y leíste a tal?". "¡Sí! ¿Y leíste a tal?"-, pensando que ése, sí, es el comienzo de una gran amistad.
Y, sea como fuere, esto sucede, una y otra y otra vez: la felicidad íntima de coincidir en Lorrie Moore, en Julio Ramón Ribeyro, en Rohinton Mistry, en Scott Fitzgerald, en los siete pilares y en toda su sabiduría y entender -una y otra y otra vez- que todos esos libros no son una lista arbitraria de amores y rechazos, una demostración de habilidades, la insidiosa bruma de un prejuicio, sino la contraseña que permite reconocer a otro habitante de una patria terca en la que, de todos modos, nunca ha vivido mucha gente. Y quizás, piensa la mujer, por eso importa. Porque los libros son una forma de decir no me confundan. Ésta soy yo. En estas cosas creo. Ésta es mi patria.
LEILA GUERRIERO |
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De: c3l14 |
Enviado: 12/12/2009 15:55 |
Muchas gracias ,,,muy interesante,,,, hasta pronto,,Celi. |
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De: Marti2 |
Enviado: 13/12/2009 06:26 |
Hubo una época Damara, antes de la compu, en que los libros eran el tesoro mas grande que podía tener. Cuando caía uno en mis manso igual no dormía, me lo tragaba entero. Creo que solo el chocolate le hace competencia.
Después de la compu, dejé un poco los libros de lado, por una sencilla razón, a mi país no llega todo lo que quisiera, y lo mas importante hace mucho tiempo que no puedo comprarme uno por no tener dinero suficiente. Aqui en internet, me doy la gran panzada, me engolocino realmente, hay tanto para leer e indagar, se puede acceder a tanto material.
Al menos por ahora.
Gracias amiguis buen texto. |
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De: Muil |
Enviado: 13/12/2009 19:33 |
Ningún libro es malo si no lo es el lector. Definitivamente existen libros que no son muy de nuestro agrado. Pero ningún buen lector dejará de leerlo. Bien sabe que de las opiniones contrarias se refuerzan las propias. La gracia de la lectura no sólo se haya en aquellos texto que nos agradan sino también radica en saborear distintas opiniones. De hecho el crecimiento intelectual sobreviene de las opiniones contrarias o desconocidas. Cuando se haya una opinión opuesta, nuestro cerebro funciona más rápidamente buscando la objeción y al buscarla lo que hacemos es hallar una respuesta. De esta manera es como hacemos funcionar todo nuestro engranaje cerebral. Desde luego que, al final, podemos darle credibilidad a la opinión opuesta y adoptarla o de lo contrario reforzamos la ya existente en nuestra conciencia. A esto se llama formulación de alegatos en donde cada quién da su opinión y sus razones.
Leer un libro es, entonces, charlar con el autor como si éste fuera un amigo. Ya sea que el autor nos cuente una historia fantástica, nos plantee un problema, nos ilustre sobre alguna técnica o descubrimiento, nos narre la historia de nuestro pueblo o país, nos sensibilice con sus poesías, nos aumente nuestro acervo cultural o sencillamente nos entretenga.
No hablo de escritores buenos o escritores malos. Hablo de lectores buenos y lectores malos. Los malos lectores son aquellos que ven la portada, leen el título y creen ya saber lo que se dice en sus páginas y para confirmarlo le echan una ojeada al índice para luego dejarlo.
El lector bueno, observa la portada y de inmediato lee la sinopsis de la contraportada. No escudriña más. Eso es suficiente para comprarlo o elegir otro. Jamás abre el libro por la mitad ni lee una de sus líneas interiores. Sabe que el libro se vende y que, además, obrar así sería un insulto al esfuerzo intelectual del escritor. Un esfuerzo que él comprende muy bien y que admira. Sabe o intuye que no cualquiera puede escribir un libro, que se requiere mucha paciencia y mucha concentración, cientos de horas de aislamiento, pensando, formulando frases, reordenando textos, leyendo una y otra vez sus notas, detectando errores, corrigiendo, atrapando ideas, definiendo, trazando a sus personajes. En fin, lo sabe, porque él mismo lo ha intentado.
Para los malos lectores, los libros ocupan espacio y estorban; los rayan, anotan el teléfono de alguna chica; desgarran sus hojas, terminan en algún rincón olvidados o de plano en la basura. Ni siquiera pasa por sus mentes donarlos a alguna biblioteca escolar.
Pero el peor de los lectores es aquél que se convierte en tirano del libro, el que acecha el momento oportuno para quemarlos en nombre de la patria o creencias.
Un buen lector ateo, por ejemplo, leerá la Biblia en algún momento de su vida a pesar de no creer en Dios. Un buen lector religioso no dejará pasar los libros de Nietzsché. Pues doy por hecho que ambos, como buenos lectores, darán lectura positiva aunque sea para sí mismos.
Si alguna vez compra o le regalan un libro, léalo y, si éste no es digno de conservarlo en su casa, entonces, dónelo. Siempre habrá alguien que lo apreciará así como usted conserva sus libros predilectos.
¿Recuerda si alguna vez su hijo de primaria le pidió comprarle un libro? Si no lo hizo o no lo ha hecho este es un buen síntoma de que usted no sólo es un mal lector sino uno de los pésimos lectores. Y no culpe al trabajo ni a la falta de tiempo o al cansancio. No se convierta en tirano del libro ni haga que su hijo los repudie.
Si su hijo de primaria, secundaria o de plano su hijo adulto no gusta por la lectura a pesar de que usted se esforzó por darle “educación”, es porque jamás lo vio a usted entregado a un libro. ¿Cómo espera que su hijo haga la tarea si no es a regañadientes? ¿Y si a esto le aunamos la existencia de maestros que convierten los libros en “el coco”?
Los libros nos dan conocimiento, expanden nuestra imaginación y despiertan nuestra curiosidad. Estos tres son la fuente de la creatividad, y la creatividad es el principio de la innovación y el invento, elementos de los cuales no debemos privar al niño.
Un niño y cualquier persona, entre más culto más ambicioso. No hablo de la ambición del beneficio rápido ni la ambición del mediocre o la del envidioso. No hablo ni siquiera de la ambición al dinero. Un hombre culto jamás piensa en ganarse la lotería ni el reconocimiento. Un hombre culto piensa en innovar, en perfeccionar lo que hace y hacer algo nuevo con todo lo que sabe en beneficio de él y para los demás. Hacerse de las cosas ajenas jamás pasa por su mente. Un hombre culto no pretende convencer ni siquiera tener la razón. Es crítico y analiza las cosas. Jamás se le verá de intrigoso ni chismoso.
Los que no valoran los libros ni siquiera para sus hijos siempre será más barato el cartón de cerveza. ¿Cómo poder canalizar la energía y la educación de nuestros hijos a falta del conocimiento que nos dan los libros? ¿Cree usted que el hombre haya podido llegar hasta aquí sin los libros que registran los conocimientos matemáticos, los descubrimientos de la física, etc., que otros hombres escribieron? ¿Usted hubiese conocido la Biblia si ésta no hubiese sido escrita? ¿Cree que los descubrimientos sobre el Gen Humano se están dando sin la ayuda de libros, sin ningún apunte anterior? ¿O cree usted que el medicamento que está tomando para contrarrestar su enfermedad se dio de la nada, es decir, sin ningún conocimiento previo?
Reflexione. Mucho o poco de lo que usted sabe hoy proviene de hombres cuyos conocimientos dejaron impresos en libros. ¿A caso Dios no escribió en piedra los Diez Mandamientos para que usted los conociera?
No sea un tirano del libro. Compre por lo menos uno al año y si no está acostumbrado a la lectura porque le da sueño y flojera leer, entonces dónelo a alguna biblioteca escolar. Créame que habrá alguien en el anonimato que se lo agradecerá eternamente, menos su hijo…
Anselmo Bautista
Escritor mexicano originario de Jalapa, Veracruz. Residió durante años en Phoenix, Arizona, donde conoció a fondo la experiencia del migrante, desde el tráfico de indocumentados hasta los grupos de intelectuales latinos que luchan por preservar su cultura y su lengua hispana. Actualmente reside en Nuevo Laredo, Tamaulipas, México donde promueve la lectura y las actividades culturales. Es autor de la monumental novela Prisiones, que en más de 420 páginas gira alrededor de una trama policíaca sobre el misterio de un crimen que involucra a personajes oscuros de diversos niveles socioeconómicos, desde policías corruptos y viciosos mecánicos, hasta los más altos niveles del poder económico y político.
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De: Marti2 |
Enviado: 14/12/2009 05:41 |
Me encantó tu texto también Magy, dice muchas cosas con las que estoy de acuerdo, algunas otras claro no como el mismo dice.
Es verdad que que son los lectores los que son buenos o malos, pero creo sin nunguna duda de que si hay libros malos. Incluso hechos con mala fé.
Los libros al igual que lo que leemos en tantas paginas de internet son una forma de comunicación.
Todo da trabajo, escribir un libro o hacer una simple reflexión desde el alma.
Pero lo mas importante para mi entender, es la responsabilidad del que comunica algo, ya que siempre hay personas desprevenidas por las que hay que velar.
Toda la comunicación es para mi eso, una gran responsabilidad, sea un programa de TV, un noticiero, un programa de radio, una pagina cualquiera de internet, o un libro.
Para leer, escuchar, o mirar, siempre hay que estar prepardo, o pasará lo que está pasando, nos manejarán en masa.
Antes eran los libros, hoy son los otros medios de comunicación. En un mundo altamente globalizado, para utilizar la palabrita de moda, la mejor arma para hacer que la gente haga cualquier cosa, son justamente los medios de comunicación.
Pensarás que me salgo por las ramas, pero no, para mi ávida lectora desde los 5 años, los libros fueron y son un medio de comunicación mas. Todo cambia y hoy por hoy se puede leer incluso libros por internet. Yo a los 15 años por poner un solo ejemplo, leí un libro que me hizo muchísimo daño, me lo regalo y aconsejó una persona mayor que se las daba de instruída. Su autor relataba atrocidades de la 2da guerra mundial. Estuve varios meses enferma, y me quedó todo grabado a fuego. Aún hoy con las atrocidades que veo por internet, me doy cuenta de lo que decía este sujeto, lo que relataba, y no quedó suavizado. Un libro como dice tu texto, es como estar si con la otra persona, en una relación muy íntima, es el tu y el yo, el que escribe y el que lee. por eso mismo no estoy de acuerdo con que no haya libros malos, si que los hubo, los hay y los habrá!!!
Magy, la hice muy larga la dejo por acá, es verdad que dice muchas cosas con las que estoy de acuerdo, pero para mi, y sabes como pienso, es una persona elitista que escribe para una selecta minoría de gente culta que se las abe todas. A mi Magy no me agrada que se haga eso tampoco.
Pero en general amiguis es un excelente artículo, y te conetsto esto porque se que lo valorarás en su justa medida.
TQMuchsisismooo |
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