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General: Bolsa de Papá Noel :-)
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De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 17/11/2009 07:15 |
Amiguis, las invito a ir poniendo lo que deseen sobre
Navidad aquí, así vamos juntando.
Imágenes, textos, lo que mas les guste
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De: Muil |
Enviado: 18/11/2009 20:05 |
ELEGÍA DE NAVIDAD
Mis hijos, a coro, –¡quién lo iba a creer!– cantan villancicos en correcto inglés.
Guitarras eléctricas y musicasettes, entre luces tibias, mis hijos –¡qué bien!– bailan locamente un ritmo ye-yé.
Reconciliadora, pasa mi mujer, mientras va envolviendo –de plata y papel– castillos y grutas de corcho, un rabel, serrín de colores, la orcita de miel y mis figuritas de barro de ayer.
¡Feliz Nochebuena! Mis hijos –yes, yes– con sus vasos nuevos de whisky escocés, chocaron mi vieja copa de jerez.
Y mientras, vencido, toso en humo Kent y adornan mis hijos su árbol de Noel, yo miro mi sombra contra la pared.
(Mi duende moreno se queja en calé.)
(Mis ángeles músicos, palmas y almirez.)
(Mis ojos que miran no quisieran ver.)
(Mi sangre andaluza se ha puesto de pie.)
(Mi recuerdo llora su viejo belén.)
Antonio Murciano
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De: Marti2 |
Enviado: 19/11/2009 05:22 |
Noche de Diciembre Noche como ésta, y contemplada a solas no la puede sufrir mi corazón: da un dolor de hermosura irresistible, un miedo profundísimo de Dios. Ven a partir conmigo lo que siento, esto que abrumador desborda en mí: ven a hacerme finito lo infinito y a encarnar el angélico festín. ¡Mira ese cielo!... Es demasiado cielo para el ojo de insecto de un mortal; refléjame en tus ojos un fragmento que yo alcance a medir y a sondear. Un cielo que responda a mi delirio sin hacerme sentir mi pequeñez; un cielo mío, que me esté mirando, y que tan sólo a mí mirando esté. Esas estrellas..., ¡ay, brillan tan lejos! Con tus pupilas tráemelas aquí donde yo pueda en mi avidez tocarlas y aspirar su seráfico elixir. Hay un silencio en esta inmensa noche que no es silencio; es místico disfraz de un concierto inmortal. Por escucharlo mudo como la muerte el orbe está. Déjame oírlo, enamorada mía, a través de tu ardiente corazón; sólo el amor transporta a nuestro mundo las notas de la música de Dios. El es la clave de la ciencia eterna, la invisible cadena creatriz que une al hombre con Dios y con sus obras, y Adán a Cristo, y el principio al fin. De aquel hervor de luz está manando el rocío del alma. Ebrio de amor y de delicia tiembla el firmamento; inunda el Creador la Creación. ¡Sí; el Creador!, cuya grandeza misma es la que nos impide verlo aquí; pero que, como atmósfera de gracia, se hace, entre tanto, por doquier sentir... Déjame unir mis labios a tus labios, une a tu corazón mi corazón; doblemos nuestro ser para que alcance a recoger la bendición de Dios. Todo, la gota como el orbe, cabe en su grandeza y su bondad. Tal vez pensó en nosotros cuando abrió esta noche, como a las turbas su palacio un rey. ¡Danza gloriosa de almas y de estrellas! ¡Banquete de inmortales! Y pues ya por su largueza en él nos encontramos, de amor y vida en el cenit fugaz. ven a partir conmigo lo que siento, esto que abrumador desborda en mí; ven a hacerme finito lo infinito y a encarnar el angélico festín. ¿Qué perdió Adán perdiendo el paraíso, si ese azul firmamento le quedó y una mujer, compendio de Natura, donde saborear la obra de Dios?. ¡Tú y Dios me disputáis en este instante! Fúndanse nuestras almas, y en audaz rapto de adoración, volemos juntos de nuestro amor al santo manantial. Te abrazaré, como a la tierra el cielo, en consorcio sagrado; oirás de mí lo que oídos mortales nunca oyeron, lo que habla el serafín al serafín. Y entonces esta angustia de hermosura, este miedo de Dios que al hombre da el sentirse tan cerca, tendrá un nombre, y eterno entre los dos: ¡felicidad!
Rafael Pombo
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De: Marti2 |
Enviado: 20/11/2009 05:25 |
Un error perfecto
Mi abuelo amaba la vida - especialmente cuando podía hacerle una broma alguien. Hasta que un frío domingo en Chicago, mi abuelo pensó que Dios le había jugado una broma. Entonces no le causó mucha gracia. Él era carpintero. Ese día particularmente él había estado en la Iglesia haciendo unos baúles de madera para la ropa y otros artículos que enviarían a un orfelinato a China. Cuando regresaba a su casa, metió la mano al bolsillo de su camisa parasacar sus lentes, pero no estaban ahí. Él estaba seguro de haberlos puesto ahí esa mañana, así fue se regresó a la Iglesia. Los buscó, pero no los encontró. Entonces se dio cuenta de que los lentes se habían caído del bolsillo de su camisa, sin él darse cuenta, mientras trabajaba en los baúles que ya había cerrado y empacado. ¡Sus nuevos lentes iban camino a China!. La Gran Depresión estaba en su apogeo y mi abuelo tenia 6 hijos. Él había gastado 20 dólares en esos lentes. "No es justo" le dijo a Dios mientras manejaba frustrado de regreso a su casa. "Yo he hecho una obra buena donando mi tiempo y dinero y ahora esto". Varios meses después, el Director del orfelinato estaba de visita en Estados Unidos. Quería visitar todas las Iglesias que lo habían ayudado cuando estaba en China, así que llegó un domingo en la noche a la pequeña Iglesia a donde asistía mi abuelo en Chicago. Mi abuelo y su familia estaban sentados entre los fieles, como de costumbre. El misionero empezó por agradecer a la gente por su bondad al apoyar al orfelinato con sus donaciones. "Pero más que nada", dijo "Debo agradecerles por los lentes que mandaron. Verán, los comunistas habían entrado al orfelinato, destruyendo todo lo que teníamos, incluyendo mis lentes. ¡Estaba desesperado! Aún y cuando tuviera el dinero para comprar otros, no había donde. Además de no poder ver bien, todos los días tenia fuertes dolores de cabeza, así que mis compañeros y yo estuvimos pidiendo mucho a Dios por esto. Entonces llegaron sus donaciones. Cuando mis compañeros sacaron todo, encontraron unos lentes encima de una de las cajas". El misionero hizo una larga pausa, como permitiendo que todos digirieran sus palabras. Luego, aún maravillado, continuó: "Amigos, cuando me puse los lentes, eran como si los hubieran mandado hacer justo para mí!, ¡Quiero agradecerles por ser parte de esto!". Toda las personas escucharon, y estaban contentos por los lentes milagrosos. Pero el misionero debió haberse confundido de Iglesia, pensaron. No había ningunos lentes en la lista de productos que habían enviado a China. Pero sentado atrás en silencio, con lágrimas en sus ojos, un carpintero ordinario se daba cuenta de que el Carpintero Maestro lo había utilizado de una manera extraordinaria. |
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De: Marti2 |
Enviado: 24/11/2009 00:43 |
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De: Damara |
Enviado: 24/11/2009 18:51 |
Es casi imposible imaginar una Navidad sin árbol navideño, símbolo de estas fechas que ha perdurado en el tiempo y las generaciones.
Los hay de todos los tamaños, naturales, artificiales, con decoraciones sofisticadas y otros más humildes, pero todos simbolizan el espíritu navideño. Su origen y significado ha sido muy discutido, ya que hay varias versiones sobre el tema.
Se dice que la tradición del árbol de navidad tiene origen en las celebraciones dios Frey, dios del sol y la fertilidad, en el norte de Europa. Luego cuando esos pueblos fueron cristianizados, se tomó esta tradición dándole al árbol de navidad, un significado diferente.
En el cristianismo, el árbol de navidad, recuerda al árbol de paraíso, donde estaba el fruto que generó el polémico pecado original, y por consiguiente, recuerda que Jesús es el que ha venido al mundo para que nuestros pecados sean perdonados. También significa el árbol de la vida eterna, por ser de tipo perenne. En sus inicios era decorado con elementos naturales, actualmente para su decoración se utilizan una amplísima gama de adornos artificiales y luces. Aunque poco se habla de estos orígenes, el espíritu navideño es lo que cuenta, y el árbol de navidad, es sinónimo de fiesta, alegría, momentos compartidos y amor familiar.
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Los orígenes del árbol de Navidad son germánicos, a pesar de que su imagen la tengamos fuertemente asociada con los Estados Unidos, gracias a cine y la televisión.
La tradición de adornar un árbol de Navidad se inició en Alemania y los paises escandinavos, en los siglos XVI y XVII, pasando posteriormente a Inglaterra. Además del árbol tambien suele usarse otros vegetales como: muerdago o raigon.
Historia del árbol
En los últimos tiempos siguiendo una tendencia más bien práctica, los árboles de Navidad suelen ser artificiales. Sin embargo, los arboles de Navidad naturales siguen comercializandose siendo estás dos las especies más habituales: Abies nordmanniana y Picea excelsa.
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De: Marti2 |
Enviado: 25/11/2009 05:47 |
Cuento de Navidad
La Vendedora de Fósforos
¡Qué frío tan atroz! Caía la nieve, y la noche se venía encima. Era el día de Nochebuena. En medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnudos.
Tenía, en verdad, zapatos cuando salió de su casa; pero no le habían servido mucho tiempo. Eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado: tan grandes, que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para que no la pisasen los carruajes que iban en direcciones opuestas.
La niña caminaba, pues, con los piececitos desnudos, que estaban rojos y azules del frío; llevaba en el delantal, que era muy viejo, algunas docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como muestra. Era muy mal día: ningún comprador se había presentado, y, por consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo. Tenía mucha hambre, mucho frío y muy mísero aspecto. ¡Pobre niña! Los copos de nieve se posaban en sus largos cabellos rubios, que le caían en preciosos bucles sobre el cuello; pero no pensaba en sus cabellos. Veía bullir las luces a través de las ventanas; el olor de los asados se percibía por todas partes. Era el día de Nochebuena, y en esta festividad pensaba la infeliz niña.
Se sentó en una plazoleta, y se acurrucó en un rincón entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía sus miembros; pero no se atrevía a presentarse en su casa; volvía con todos los fósforos y sin una sola moneda. Su madrastra la maltrataría, y, además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y el viento soplaba allí con furia, aunque las mayores aberturas habían sido tapadas con paja y trapos viejos. Sus manitas estaban casi yertas de frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerillita! ¡Si se atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo alumbraba y cómo ardía! Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la rodeó con su mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con bolas y cubierta con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan hermoso! ¡Calentaba tan bien!
Pero todo acaba en el mundo. La niña extendió sus piececillos para calentarlos también; más la llama se apagó: ya no le quedaba a la niña en la mano más que un pedacito de cerilla. Frotó otra, que ardió y brilló como la primera; y allí donde la luz cayó sobre la pared, se hizo tan transparente como una gasa. La niña creyó ver una habitación en que la mesa estaba cubierta por un blanco mantel resplandeciente con finas porcelanas, y sobre el cual un pavo asado y relleno de trufas exhalaba un perfume delicioso. ¡Oh sorpresa! ¡Oh felicidad! De pronto tuvo la ilusión de que el ave saltaba de su plato sobre el pavimento con el tenedor y el cuchillo clavados en la pechuga, y rodaba hasta llegar a sus piececitos. Pero la segunda cerilla se apagó, y no vio ante sí más que la pared impenetrable y fría.
Encendió un nuevo fósforo. Creyó entonces verse sentada cerca de un magnífico pesebre: era más rico y mayor que todos los que había visto en aquellos días en el escaparate de los más ricos comercios. Mil luces ardían en los arbolillos; los pastores y zagalas parecían moverse y sonreír a la niña. Esta, embelesada, levantó entonces las dos manos, y el fósforo se apagó. Todas las luces del nacimiento se elevaron, y comprendió entonces que no eran más que estrellas. Una de ellas pasó trazando una línea de fuego en el cielo.
-Esto quiere decir que alguien ha muerto- pensó la niña; porque su abuelita, que era la única que había sido buena para ella, pero que ya no existía, le había dicho muchas veces: "Cuando cae una estrella, es que un alma sube hasta el trono de Dios".
Todavía frotó la niña otro fósforo en la pared, y creyó ver una gran luz, en medio de la cual estaba su abuela en pie y con un aspecto sublime y radiante.
-¡Abuelita!- gritó la niña-. ¡Llévame contigo! ¡Cuando se apague el fósforo, sé muy bien que ya no te veré más! ¡Desaparecerás como la chimenea de hierro, como el ave asada y como el hermoso nacimiento!
Después se atrevió a frotar el resto de la caja, porque quería conservar la ilusión de que veía a su abuelita, y los fósforos esparcieron una claridad vivísima. Nunca la abuela le había parecido tan grande ni tan hermosa. Cogió a la niña bajo el brazo, y las dos se elevaron en medio de la luz hasta un sitio tan elevado, que allí no hacía frío, ni se sentía hambre, ni tristeza: hasta el trono de Dios.
Cuando llegó el nuevo día seguía sentada la niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y la sonrisa en los labios. ¡Muerta, muerta de frío en la Nochebuena! El sol iluminó a aquel tierno ser acurrucado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una había ardido por completo.
-¡Ha querido calentarse la pobrecita!- dijo alguien.
Pero nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de qué resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los cielos.
- HANS CHRISTIAN ANDERSEN -
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De: Marti2 |
Enviado: 26/11/2009 03:03 |
Mas cuentos!!!!
Autor: RAYNIER MAHARAJ.
Un cuento de Navidad
En vísperas de Navidad impera una cálida agitación en todos los hogares del mundo. El sentimiento festivo y la alegría de reunirse con la familia traen a mi memoria una historia que me encanta relatar cada año. Es una historia real, aunque parezca increíble. Y da testimonio de que los milagros pueden ocurrir.
Hace mucho tiempo, un grupo de jóvenes decidió compartir algo de la alegría de la Navidad. Se habían enterado de la existencia de varios niños que pasarían el día de fiesta en el hospital comunitario más cercano. De manera que uno de ellos se disfrazó de Papá Noel, luego compraron varios regalos, los envolvieron y, munidos de sus guitarras y sus dulces voces, se aparecieron por sorpresa en el hospital en la Nochebuena.
Los niños festejaron alborozados la visita de Papá Noel; cuando el grupo de amigos terminó de distribuir los regalos y de cantar sus villancicos, todos los ojos estaban anegados en lágrimas. De ahí en más, los jóvenes decidieron que representarían el papel de Papá Noel cada año.
En la Nochebuena siguiente, incluyeron en su visita a las mujeres internadas en el hospital, y al tercer año la invitación se extendió a algunos niños pobres del vecindario.
En la cuarta Nochebuena, sin embargo, después de realizar la ronda ya habitual, Papá Noel revisó su saco y descubrió que le habían sobrado algunos juguetes. De modo que los amigos se reunieron para deliberar y decidir qué harían con ellos. Alguien mencionó la existencia de un mísero caserío precariamente instalado en las inmediaciones, donde vivían algunas familias terriblemente pobres.
Por lo tanto, el grupo decidió dirigirse allí, pensando que el número de familias llegaría a tres como máximo. Pero cuando treparon la cuesta de la colina, y se encontraron en medio de la desolada extensión -ya era cerca de medianoche-, el consternado grupo pudo ver a gran cantidad de personas alineadas a ambos lados de la calle.
Se trataba de niños; más de treinta niños expectantes. Detrás de ellos no se veían chozas, sino filas y filas de destartaladas instalaciones precarias. Cuando detuvieron el coche en el que iban, los niños se acercaron corriendo, chillando de júbilo. Era evidente que habían estado toda la noche esperando pacientemente la llegada de Papá Noel. Alguien -nadie pudo recordar quién-, les había dicho que él llegaría, aunque nuestro Papá Noel había decidido hacerlo sólo algunos minutos antes.
Todo el mundo quedó desconcertado, excepto el propio Papá Noel. El estaba sencillamente dominado por el pánico. Sabía que no tenía juguetes suficientes para tantos niños. Finalmente, sin querer decepcionarlos, decidió entregar los pocos juguetes que tenía a los mas pequeños. Cuando se terminaran, explicaría lo ocurrido a los más grandes.
De manera que enseguida se encontró trepado sobre el capó de un vehículo, con treinta niños deslumbrantemente aseados y ataviados con sus mejores galas, alineados de menor a mayor, aguardando su turno. A medida que cada niño ansioso se aproximaba, Papá Noel revolvía dentro de su saco con el corazón cargado de temor, anhelando encontrar por lo menos un juguete más para entregar. Y, por algún milagro, encontró uno cada vez que metió la mano en el saco. Finalmente, cada niño recibió su juguete. Papá Noel miró en el interior de su saco, ahora desinflado. Estaba vacío, tan vacío como debería haber estado veinticuatro niños antes.
Lleno de alivio, soltó un jovial "¡Jo, jo!" y se despidió de los niños. Pero cuando estaba a punto de montar en el coche (aparentemente, los renos tenían el día libre), oyó que uno de los niños exclamaba:
-¡Papá Noel, Papá Noel, espera!
Detrás de los matorrales, aparecieron dos niños pequeños, un niño y una niña. Habían estado durmiendo.
El corazón de Papá Noel dio un vuelco. Esta vez estaba seguro de no tener más juguetes. El saco estaba vacío. Pero cuando los niños se acercaron sin aliento, él reunió coraje y volvió a meter la mano en el saco. Y, abracadabra, en él había más regalos.
El grupo de amigos, que actualmente ya son adultos, todavía comentan el milagro de esa mañana de Navidad. Siguen sin encontrarle explicación; sólo pueden decir que aquello realmente sucedió. ¿Que cómo sé de la historia? Bueno; yo era el Papá Noel.
RAYNIER MAHARAJ Toronto, Canadá
Fin.
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De: Muil |
Enviado: 26/11/2009 23:50 |
Otro cuento, aunque un poco distinto, me cansan siempre los mismos, y con finales atroces para los niños y para uno tambien.
Como era muy largo lo deje en este lugar
espero sea de su agrado
besitos
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De: Marti2 |
Enviado: 27/11/2009 06:26 |
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De: Lalita2 |
Enviado: 27/11/2009 22:42 |
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De: marde2 |
Enviado: 28/11/2009 02:41 |
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De: Marti2 |
Enviado: 28/11/2009 05:19 |
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De: marde2 |
Enviado: 28/11/2009 23:13 |
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