Cinco cosas que el software libre me ha enseñado
Max Shinn
A High School Student’s Views on Software Freedom
Llevo ya unos cuantos años en el mundo del Software Libre donde he aprendido muchísimo. Al principio aprendí a utilizar nuevos tipos de software, a optimizar su uso y a afinar mis habilidades en la programación, pero si me hubiera quedado en ese punto, habría perdido lo más importante, ya que el Software Libre tiene mucho más que ofrecer que la mera informática y las ventajas técnicas. De hecho, la parte técnica es lo menos importante de todas mis experiencias. El Software Libre me ha aportado mucho más que el conocimiento del código fuente y me ha enseñado lecciones que durarán toda mi vida.
1.
El control centralizado no sirve para nada
Cuando un único cuerpo gobernante se hace con el control absoluto de algo, sólo es cuestión de tiempo antes de que su poder aumente considerablemente. Esto se hace supuestamente para evitar la corrupción; sin embargo, el hecho es que la crea. Tomemos como ejemplo a cualquier compañía de software propietario establecida en los años 60 ó 70. Estas compañías prefirieron sacar provecho de su código fuente secreto antes que compartir su software en beneficio del aprendizaje. Con el paso del tiempo, las compañías empezaron a poner mayores obstáculos a los usuarios para frustrar sus planes de no pagar por el software. Fue en este momento cuando se inició el desarrollo de técnicas para proteger el software, tales como las licencias. A medida de que los usuarios iban superando los obstáculos, estas técnicas se endurecían, al tiempo que se castigaba severamente a los usuarios de software propietario casuales (quienes, sin embargo, lo habían usado y pagado de forma legal desde el principio).
Pero aún hay más. Las compañías de software propietario, que se preocupan exclusivamente de eliminar la competencia, no facilitan la compatibilidad entre los formatos de archivo de sus competidores (o lo que es peor, lo hacen de forma incompleta). De esta manera, disminuyen la velocidad de su software con el fin de vender al usuario una “actualización de velocidad” y lo espían para impulsar sus objetivos de marketing. Tampoco les da vergüenza esperar a que estalle la epidemia para poner a la venta las actualizaciones de seguridad. Los usuarios no son libres para corregir nada, ya que una sola compañía controla todos los aspectos del software correspondiente.
El otro día oí una conversación:
“¡Compré un nuevo iPhone el otro día!”
“¡Fantástico! ¿Vas a piratearlo?”
“No lo sé. Conozco a alguien que pirateó su iPhone y lo tuneó. Pero si lo haces, luego no puedes llevarlo a reparar.”
“Yo pirateé mi iPhone. ¡Funciona perfectamente y puedo utilizar todo tipo de aplicaciones que no encuentras en el App Store [la tienda virtual de Apple]!”
Es triste que los usuarios utilicen el término “piratear” para describir el cambio de software en el móvil del que son propietarios. Los usuarios aceptan no poder utilizar una aplicación que no haya autorizado el fabricante porque esta restricción es ya muy común. En el caso del iPhone, los usuarios tienen que decidir si modifican el software del dispositivo de su propiedad (“pirateo”) y se arriesgan a que Apple ejecute una actualización que estropee su aparato, o bien si utilizan un iPhone que funcione como Apple quiere. La compra de un iPhone representa la entrega del control del dispositivo a Apple, ya que esta forma de actuar está firmemente arraigada en la sociedad.
2.
La actitud más adecuada es la filosófica
La diferencia entre el Movimiento de Software Libre y el Movimiento de Código Abierto es significativa. Al profundizar en esta idea, se vuelve más importante todavía. Nadie construiría un rascacielos sin unos cimientos sólidos. De la misma manera, un movimiento basado en el hecho de que una metodología de desarrollo determinada puede producir un software con menos errores, más seguro o con más contenido no tiene sentido. Sobre esta base sin fundamentos, ¿qué problema hay en utilizar Skype [comunicación telefónica por Internet], vinculando a ti y a tus amigos al software y protocolos de una sola compañía? Y las cosas se ponen aún más feas si hablamos del precio. Alguien que forma su opinión sobre estas bases subjetivas estaría tentado a adquirir software de alta calidad sin coste. No afirmo que Microsoft Windows sea de calidad, pero puede no tener coste alguno para los usuarios.
No todo el mundo es carterista. Por qué? No debe ser tan difícil. Si el ladrón sale corriendo, seguramente no lo cogerán, y es un modo rápido de hacerse con algo de dinero. La gran mayoría piensa que robar es malo, y por lo tanto no es carterista. La filosofía de que uno no debe robar está por encima de los beneficios que pueden derivarse de robarle la cartera a alguien. Es la misma razón por la que los veganos no llevan cuero, ni los mormones toman cafeína o alcohol, y los respetuosos con el medio ambiente conducen coches híbridos.
Pero cuando se trata de software, hay menos posicionamiento. Para aquellos “usuarios casuales” que saben algo del Movimiento de Software Libre, pocos toman en serio su filosofía, puesto que crea mucha incomodidad y molestia. ¿Estaríamos dispuestos a desmantelar nuestra propia casa si se descubriera que está asentada sobre un antiguo cementerio? Puesto que crea tanta incomodidad y dicho desmantelamiento sería escandalosamente caro, los afectados prescindirían de la vertiente ética afirmando que tampoco tenían una opinión formada sobre el tema antes de que afectara su vida. Es verdad que la casa descansa sobre zona sagrada, pero como nadie informó al inquilino antes de la compra, la responsabilidad reside en otra parte.
Si nos basamos en la filosofía y los valores al tomar nuestras decisiones diarias, es imposible tener remordimientos. Primar la ética sobre la comodidad puede ser difícil a veces, pero ayudará a crear soluciones duraderas más significativas.
3.
Una mente abierta y creativa hace maravillas
Antes de que me sumergiera en el mundo del Software Libre, tenía opiniones, ideas y creencias distintas de las que poseo hoy. El Software Libre me abrió la mente a conceptos nuevos y desconocidos; un mundo que existía desde hace tiempo sin mi conocimiento. Si una persona como yo, bastante enterado de la tecnología existente, no conocía ni siquiera todo sobre el software, entonces la información realmente disponible tenía que ser inmensa.
Uno de los elementos más valiosos de la comunidad del Software Libre es la enorme diversidad de personas e ideas. El sitio web stallman.org de Richard Stallman es el mejor ejemplo de esta afirmación. La mayoría de sus ideas y opiniones, sobre todo políticas, son poco ortodoxas y no ampliamente aceptadas. Antes de conocerlo, me tomaba a Ralph Nader a broma. Al conocer a alguien que lo apoyara, me familiaricé con sus ideas. Y dio la casualidad de que estaba de acuerdo con algunas opiniones de Nader. Cesé en mi aversión sin fundamento del candidato del tercer partido y aumentó mi respeto por él.
También se pueden extraer lecciones de mi propia vida. Soy compositor, y uno de los mayores obstáculos con los que me he topado al cambiar al Software Libre ha sido el programa de composición tipográfica para partituras. Durante bastante tiempo, utilicé “Wine” para ejecutar un software propietario, puesto que ninguna de las demás opciones disponibles hacía lo que yo quería. O por lo menos así pensé yo. Había probado paquetes de Software Libre: Rosegarden, MuseScore, Lilypond, Canorus... Me convencí a mí mismo, ya que ninguno de ellos se comportaba exactamente de la misma manera que el software propietario, que ninguno valía. Algún tiempo después, decidí utilizar exclusivamente Software Libre. Me obligué a utilizar MuseScore para la siguiente composición. Al terminar el proyecto, ya se me había olvidado cómo utilizar esta basura de software propietario. MuseScore hacía todo lo que le pedía y más. Es verdad que se comportaba de manera distinta, pero era más eficaz y ¡estaba utilizando Software Libre! Maté dos pájaros de un tiro.
Es fundamental para los desarrolladores de software abrir la mente a ideas creativas, con el fin de desarrollar soluciones prácticas. La mayoría de las personas que desarrollan Software Libre trabajan de forma autónoma y eligen en qué quieren trabajar. (Incluso en las grandes corporaciones, muchos desarrolladores tienen bastante libertad en este sentido.) Sus superiores no los mandan implementar atributos específicos, ni los clientes incluir cierta característica. Trabajan porque quieren facilitar sus propias tareas, dar mejor asistencia a los usuarios, o mejorar sus proyectos de software. Hay mucho espacio para la experimentación. Uno de los argumentos principales para apoyar el Software Libre es no reinventar la rueda; sin embargo, en casi todos los nichos de demanda de software, hay por lo menos dos opciones igualmente eficaces: KDE y Gnome; Grub y Lilo; OpenOffice y Koffice; Emacs y Vi; y sigue. Esto es así porque los desarrolladores tuvieron ideas distintas sobre el diseño de una aplicación, qué características debían incorporarse, y las metas del proyecto. En todos los casos arriba mencionados, la sinergia creada sirvió para enriquecer ambos proyectos. Dicho de otra manera, el contraste de ideas hacía que éstas se complementasen.