Mujeres afroecuatorianas difunden derechos
Las Martinas son un grupo de féminas que promueven acciones contra el discrimen a su etnia.
Doce mujeres afroecuatorianas de la comunidad de San Martín, ubicada en el barrio Caminos de la Libertad, al norte de la ciudad, conforman el grupo Las Martinas.
Este grupo, explica Alba Pavón, una de las integrantes, nació de conversaciones entre vecinas cuando se contaban sus problemas y necesidades diarias y se dieron cuenta de que eran todas similares. Es así que decidieron conversar con el resto de mujeres y familias del sector para hablar con ellas, escucharlas y ver de qué manera se puede ayudar para solventar los problemas primordiales y, sobre todo, luchar en contra de la discriminación a la que se veían sometidas en sus relaciones diarias.
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Según Pavón, la discriminación es un problema muy grave para este grupo, ya que no es algo que se va a terminar solo con la lucha del grupo afro, sino que es necesario que desde el Estado se garantice el acceso y protección de derechos. “El ser negra en el Ecuador hace que tengas que luchar dos, tres, diez veces más por algo que quieres lograr”.
Las Martinas comenzaron su trabajo desde hace cuatro años. La mentalizadora de este programa fue Alba, quien tras ser abandonada por su pareja, teniendo que mantener a dos niñas, decidió ver la forma de salir adelante y ayudar en el camino a sus vecinas.
Allí, justamente, entre los problemas que tienen las mujeres se encuentra el abandono de los padres de sus hijos, además de la violencia intrafamiliar, la no legalización de sus tierras, la falta de estudios y el analfabetismo.
Se calcula que el 80% de las mujeres de la etnia sufre agresiones y no denuncian a sus parejas
Tania Moreno, fiscal de delitos sexuales del Ministerio Público, explica que la violencia intrafamiliar en este grupo étnico es un problema que permanece oculto, ya que se calcula que el 80% de estas féminas sufre agresiones y no denuncia debido a que, por su situación económica, depende de su pareja para mantener a sus familias.
A eso se suma el que las mujeres que deciden denunciar, al poco tiempo, se dejan convencer con las promesas de sus parejas y retiran la denuncia.
Para evitar que ese círculo se repita, Alba señala que todos los martes se reúnen Las Martinas, para planificar el trabajo que van a realizar y los miércoles visitan las casas de sus barrios.
Cuando detectan algún problema de violencia dentro de los hogares, tratan de explicar a las mujeres sobre la necesidad de hacer respetar sus derechos.
“En caso de maltrato no incitamos a que denuncien, sino a que no dejen que vuelvan a maltratarlas. Esto se logra cuando las personas se quieren, se respetan y aumentan su autoestima”, afirma.
Lidia Lara, otra integrante del grupo, cuenta que una de las formas de aumentar la autoestima de las personas es que aprendan sobre la historia afro.
12 mujeres conforman el grupo Las Martinas, que luchan por mejorar sus condiciones de vida
Para ello Las Martinas consiguieron el apoyo del Instituto de Formación Afroecuatoriana, donde reciben clases en tres módulos para conocer la historia de su pueblo en el Ecuador y en el mundo. De esta manera las mujeres se empoderan de sus raíces y durante las visitas a las casas les transmiten este conocimiento.
Así también, crearon formas lúdicas de enseñar a los niños sobre esto y a hacer que se sientan orgullosos de ser negros.
Lidia señala que en el sector, por ejemplo, realizaron la novena de Navidad, en donde cada día un grupo de niños era responsable de contar historias de próceres y personajes afro que tuvieron gran trascendencia en la libertad del pueblo y que lucharon por sus derechos.
Juan Espinoza participó en la novena y afirma que saber sobre personas negras que fueron importantes le hace sentirse orgulloso de sus raíces. “En la escuela solo aprendemos historia con personajes blancos y mestizos. Los negros no aparecemos y eso hace que todos crean que no hemos hecho nada y que por eso se justifica el racismo”, sostiene.
Alexandra Ocles, subsecretaria general de la Secretaría de Pueblos, Movimientos Sociales y Participación Ciudadana, coincide en señalar que una de las formas de vencer el racismo y otros problemas de su etnia está en que el pueblo afro se apropie de su pasado de lucha y sepa que tiene el derecho a espacios negados históricamente y por los que han combatido.
Así también, Ocles dice que hace falta que la sociedad en general conozca estos antecedentes para que respeten y, sobre todo, para que no vivan creyendo que los negros no participaron activamente en las luchas sociales.
80% de los habitantes de Colinas del Norte, especialmente las mujeres, era analfabeto
En cuanto a los derechos sexuales y reproductivos, Las Martinas dan también información al respecto, para que las mujeres sepan formas de planificar la familia y acudan a chequeos médicos. También ellas preparan charlas sobre el respeto del cuerpo y sobre temas de abuso sexual.
Otro de los logros ha sido que una de las cooperativas del sector les otorgue créditos. Alba asegura que en un inicio estos eran para crear pequeñas microempresas, pero debido a las necesidades emergentes de cada familia utilizaron el dinero para comprar víveres, electrodomésticos, cubrir deudas, médicos y educación de sus hijos.
Los préstamos son otorgados de manera periódica, con plazos extensos y, una vez que se cancela uno, se puede acceder inmediatamente a otro. Los montos que se otorgan son de 100 a 500 dólares.
En cuanto al problema educativo, Alba cuenta que el barrio se conformó con 80 familias, alrededor de 320 personas, provenientes del Juncal y de Chalguayacu, de las cuales el 80% de los adultos, especialmente las mujeres, no sabía leer ni escribir.
Esto, afirma, provocaba que no consigan trabajos dignos y cuando lo hacían no recibían el sueldo justo. “Los jefes abusaban de que no sabían leer para hacerles firmar recibos y contratos explotadores”.
Ahora, con el apoyo de una voluntaria, las mujeres de la zona fueron alfabetizadas y, para revalidar sus conocimientos, acudieron a una escuela en donde rindieron las pruebas para sacar el certificado.
Por otro lado, debido a la afluencia de haitianos, este barrio logró, a través del Servicio Jesuita para Refugiados, que se dicten clases de español para este grupo, debido a que por no saber el idioma muchos de ellos son explotados o no tienen trabajo.
Carline Merilien, haitiana que forma parte de Las Martinas, señala que el pertenecer a este grupo le ha ayudado a llegar a sus otros compatriotas y ayudarles para que su estadía en el país sea mejor. “Pertenecer a un grupo te hace sentir apoyada y tienes más fuerzas para luchar y sobrevivir”.
Con este trabajo, este año Las Martinas aspiran a tener 50 integrantes.
Alba Pavón Miembro fundador de Las Martinas:
“En caso de maltrato no incitamos a que denuncien, sino a que no dejen que vuelvan a maltratarlas”.
Juan Espinoza Habitante de la comunidad de San Martín:
“En la escuela solo aprendemos historia con personajes blancos y mestizos. Eso hace que crean que los negros no hemos hecho nada”.
Publicado por Teresa