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Animales: TIPOS DE PERROS ASISTENTES
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 16/03/2010 00:50

De: Muil Enviado: 11/03/2010 16:29

TIPOS DE PERROS ASISTENTES

Los perros son entrenados para ofrecer muchos tipos diferentes de ayuda. Aunque se les puede llamar por diferentes nombres, parece que todos caen dentro de cinco categorías generales. Estas son:

  • Peros guías. Proveen ayuda visual para transportarse a esos individuos incapacitados de la vista que pueden manejar al perro ellos solos.
  • Perros para sordos. Proveen ayuda auditoria para esos individuos sordos o incapacitados del oído que pueden manejar al perro ellos solos.
  • Perros de servicio. Proveen ayuda para llevar a cabo tareas prácticas a esos individuos que padecen de incapacidades físicas y que pueden manejar al perro ellos solos.
  • Perros de servicio con ayuda. Proveen compañía y ayuda práctica a esos individuos que requieren ayuda de otra persona para manejar al perro, y
  • Perros de plantel. Trabajan con un profesional entrenado para proveer interacciones de paciente/mascota durante las terapias.

TAREAS QUE DESEMPEÑAN

Entre los servicios que estos perros ofrecen se encuentran los siguientes: ayudan a la persona a transportarse de manera segura, lo ayudan a contestar el teléfono, las alarmas de fuego, los relojes despertadores, a jalar la silla de ruedas, pronosticar convulsiones, a estabilizarse para caminar, y a disminuir la ansiedad y depresión. La cantidad de cosas que estos perros son entrenados a hacer es verdaderamente increíble.

RAZAS Y TIPOS DE PERROS QUE SE USAN

La mayoría de estos perros son de linaje fino y los programas que los ofrecen los crían para este tipo de trabajo. La mayoría comienzan su entrenamiento cuando todavía están chiquitos, aún que algunos pocos, ya crecidos, son escogidos para estos programas. Se utiliza una variedad de razas, tales como la de Labrador, German Sheperds, Golden Retrievers, Shelties y Corgis Pembroke Welsh.

PERROS AL RESCATE




    En los albores del siglo XXI, no obstante el desarrollo de la tecnología, el perro sigue siendo irreemplazable en las funciones de contenido social y humanitario: auxiliar -como lazarillo o para sordomudos-; casi infalible detector de estupefacientes, sustancias peligrosas o explosivas; y, en el tema que nos ocupa, rastreador en la búsqueda de personas extraviadas o, tras atentados y derrumbes de diverso origen, especialista en hallazgo de víctimas sepultadas por los escombros.

      La intervención de canes adiestrados, junto a sus conductores socorristas, ha permitido el salvamento de quienes sufrieran las consecuencias de terremotos y maremotos, huracanes y ventiscas, aludes, derrumbamientos naturales o provocados, tras la caída de edificios, puentes, colisiones de ferrocarril, explosiones de minas, derrapes de túneles y otros accidentes subterráneos, y a nivel de superficie, encontrar a seres perdidos en descampados, bosque, grutas, u ocultos, rehenes de secuestros.

Newfoundland, una raza muy utilizada en rescate

     Una brigada de perros de búsqueda y rescate, pues, no se limita al auxilio de personas enterradas o reclusas por efecto de los terremotos, si bien es cuando la acción de los sismos que, probablemente, los canes resultan insustituibles.

     Aún no hay perceptores mecánicos -electrónicos, quimiotérmicos, etc.- que superen la detección canina, no sólo por su capacidad olfativa y la de discriminar sonidos, sino por la velocidad empleada para descubrir a sepultados, al contar con un comodín, la intuición, virtud carente en aparatos y máquinas. Naturalmente que esta intuición consiste en la suma de receptores, en la fineza de sentidos fisiológicos, pero aquí participa algo faltante en la máquina detectora: la voluntad e, inclusive, el empecinamiento perruno..., el insistir caprichoso, lúdico, afectivo, cosa prohibida a los instrumentos mecánicos.

    He aquí una comprobación surgida del socorrismo en aludes: mientras que un equipo de diez técnicos, dotados con instrumental tecnológico de avanzada, cubre un área de una hectárea en 70 minutos, en igual superficie, un perro precisa sólo 10 minutos y su eficacia suele ser mayor. Tratándose de búsqueda bajo escombros (derrumbes) la experiencia arroja el siguiente promedio comparativo: en 5 minutos un can de rescate consigue cubrir 100 metros cuadrados; el hombre, valiéndose de instrumental, y con suerte, necesita de 45 minutos...Ni que decir, el factor tiempo, textualmente, será de vital importancia al producirse este tipo de catástrofes. Valga una acotación del técnico Enzo Vezzoli: "Además, ningún aparato, hasta hoy, detecta personas muertas; y para los parientes y deudos, el poder velar y despedirse de las víctimas, con el cuerpo presente, los ayuda a asumir el doloroso trance, porque a un desaparecido ni siquiera se lo llora". 

    Lo sucedido cuando el terremoto de Kobe, Japón (país cuya tecnología rodea el milagro), fue concluyente se requirió el auxilio de brigadas de perros de rescate; que, por no disponerse a raíz de la ultramodernidad nipona, viajaron desde Suiza y la itálica Scuola de Trento. Más allá de los logros de estos grupos, tardíos en razón de la distancia, los japoneses admiten que "de cualquier manera, nunca un detector mecánico hubiera procedido con la actitud amorosa de los perros socorristas. Y a ello, suene muy anacrónico, obedece la gran efectividad demostrada por los canes en Kobe".

Rescate en Kobe, 1995.

¿Qué razas sirven?

       Toda raza y aún de ninguna, híbridos, sirve: la experiencia, sin embargo, aconsejará ejemplares de buen olfato, dóciles, de estructura mediana o grande (aunque en algunos casos los perros más pequeños son capaces de llegar a lugares inaccesibles para los más grandes), preferentemente machos y, condición rigurosa, sanos y enteros (sin castración), por razones que se puntualizan después. Tal vez la única ventaja de un perro de pura raza es la predictibilidad de comportamiento y de posibles enfermedades.

    Depende de la escuela, entonces, y de sus posibilidades y concepción resolutiva, las brigadas eligen mayoritariamente a un tipo de perro u otro. Así, los norteamericanos, para rescates en terremotos y derrumbes, prefieren -al parecer- el dobermann, el american cocker spaniel, el springer spaniel y el labrador, y en búsquedas a campo abierto, según documentales, el saint hubert, el dálmata y el black labrador. Los suizos en casos de terremotos emplean el labrador, diversos mestizos de spaniel y, en rastreadores de superficie, el San Bernardo, el wachtelhund, el grosser schweizerhund y otros.

German ShelterGrosser schweizer

    La Scuola de Trento, como razas de búsqueda y rescate, sugiere el ovejero alemán, el labrador, el boxer, el riesenschnauzer y mestizos, incluyéndose en su escuadra, durante los trabajos de socorristas del terremoto de Irán, un bobtail (old english sheepdog).

    Los guardaparques austriacos, en el rastreo de extraviados, usan el deutsche schwarzdogge (gran danés arlequín negro) y, al igual que la gendarmería alemana, también se valen del hovawart, el leonberger y el teckel denominado dachsbracke.

DachsbrackeAlpdachs

     En el atentado a la sede de la AMIA, en Buenos Aires, el grupo de rescate del ejército israelí, para desconcierto de muchos, trajo a la Argentina a dos ejemplares voluminosos 7Kelev, un rottweiler, y Jetzy, un deutsche falbdogge (gran danés bayo). En el cuerpo de auxilios de Tel Aviv, perteneciente a la Haganá, y cuando la Guerra del Golfo, las fotografías y noticieros mostraron el empleo del dobermann, el ovejero alemán, el boyero de Flandes y el canaandog.

Boyero de FlandesCanaandog

    Cualquiera fuese la raza, el perro aventaja a la tecnología más moderna. En una prueba reciente, mientras con instrumental técnico verificado se localizó el figurante hasta un máximo de 5 metros de profundidad, en condiciones idénticas los perros lograron ubicarlo a 8 y hasta 10 metros bajo la superficie. Y además, en menor tiempo que los detectores.

            Basado en el artículo de Sergio Grodsinsky  publicado en la Revista Perros en Acción, Año 1 Nº 2 1995 (Vor@us Perros de utilidad)
 


 

PERROS AL RESCATE




    En los albores del siglo XXI, no obstante el desarrollo de la tecnología, el perro sigue siendo irreemplazable en las funciones de contenido social y humanitario: auxiliar -como lazarillo o para sordomudos-; casi infalible detector de estupefacientes, sustancias peligrosas o explosivas; y, en el tema que nos ocupa, rastreador en la búsqueda de personas extraviadas o, tras atentados y derrumbes de diverso origen, especialista en hallazgo de víctimas sepultadas por los escombros.

      La intervención de canes adiestrados, junto a sus conductores socorristas, ha permitido el salvamento de quienes sufrieran las consecuencias de terremotos y maremotos, huracanes y ventiscas, aludes, derrumbamientos naturales o provocados, tras la caída de edificios, puentes, colisiones de ferrocarril, explosiones de minas, derrapes de túneles y otros accidentes subterráneos, y a nivel de superficie, encontrar a seres perdidos en descampados, bosque, grutas, u ocultos, rehenes de secuestros.

Newfoundland, una raza muy utilizada en rescate

     Una brigada de perros de búsqueda y rescate, pues, no se limita al auxilio de personas enterradas o reclusas por efecto de los terremotos, si bien es cuando la acción de los sismos que, probablemente, los canes resultan insustituibles.

     Aún no hay perceptores mecánicos -electrónicos, quimiotérmicos, etc.- que superen la detección canina, no sólo por su capacidad olfativa y la de discriminar sonidos, sino por la velocidad empleada para descubrir a sepultados, al contar con un comodín, la intuición, virtud carente en aparatos y máquinas. Naturalmente que esta intuición consiste en la suma de receptores, en la fineza de sentidos fisiológicos, pero aquí participa algo faltante en la máquina detectora: la voluntad e, inclusive, el empecinamiento perruno..., el insistir caprichoso, lúdico, afectivo, cosa prohibida a los instrumentos mecánicos.

    He aquí una comprobación surgida del socorrismo en aludes: mientras que un equipo de diez técnicos, dotados con instrumental tecnológico de avanzada, cubre un área de una hectárea en 70 minutos, en igual superficie, un perro precisa sólo 10 minutos y su eficacia suele ser mayor. Tratándose de búsqueda bajo escombros (derrumbes) la experiencia arroja el siguiente promedio comparativo: en 5 minutos un can de rescate consigue cubrir 100 metros cuadrados; el hombre, valiéndose de instrumental, y con suerte, necesita de 45 minutos...Ni que decir, el factor tiempo, textualmente, será de vital importancia al producirse este tipo de catástrofes. Valga una acotación del técnico Enzo Vezzoli: "Además, ningún aparato, hasta hoy, detecta personas muertas; y para los parientes y deudos, el poder velar y despedirse de las víctimas, con el cuerpo presente, los ayuda a asumir el doloroso trance, porque a un desaparecido ni siquiera se lo llora". 

    Lo sucedido cuando el terremoto de Kobe, Japón (país cuya tecnología rodea el milagro), fue concluyente se requirió el auxilio de brigadas de perros de rescate; que, por no disponerse a raíz de la ultramodernidad nipona, viajaron desde Suiza y la itálica Scuola de Trento. Más allá de los logros de estos grupos, tardíos en razón de la distancia, los japoneses admiten que "de cualquier manera, nunca un detector mecánico hubiera procedido con la actitud amorosa de los perros socorristas. Y a ello, suene muy anacrónico, obedece la gran efectividad demostrada por los canes en Kobe".

Rescate en Kobe, 1995.

¿Qué razas sirven?

       Toda raza y aún de ninguna, híbridos, sirve: la experiencia, sin embargo, aconsejará ejemplares de buen olfato, dóciles, de estructura mediana o grande (aunque en algunos casos los perros más pequeños son capaces de llegar a lugares inaccesibles para los más grandes), preferentemente machos y, condición rigurosa, sanos y enteros (sin castración), por razones que se puntualizan después. Tal vez la única ventaja de un perro de pura raza es la predictibilidad de comportamiento y de posibles enfermedades.

    Depende de la escuela, entonces, y de sus posibilidades y concepción resolutiva, las brigadas eligen mayoritariamente a un tipo de perro u otro. Así, los norteamericanos, para rescates en terremotos y derrumbes, prefieren -al parecer- el dobermann, el american cocker spaniel, el springer spaniel y el labrador, y en búsquedas a campo abierto, según documentales, el saint hubert, el dálmata y el black labrador. Los suizos en casos de terremotos emplean el labrador, diversos mestizos de spaniel y, en rastreadores de superficie, el San Bernardo, el wachtelhund, el grosser schweizerhund y otros.

German ShelterGrosser schweizer

    La Scuola de Trento, como razas de búsqueda y rescate, sugiere el ovejero alemán, el labrador, el boxer, el riesenschnauzer y mestizos, incluyéndose en su escuadra, durante los trabajos de socorristas del terremoto de Irán, un bobtail (old english sheepdog).

    Los guardaparques austriacos, en el rastreo de extraviados, usan el deutsche schwarzdogge (gran danés arlequín negro) y, al igual que la gendarmería alemana, también se valen del hovawart, el leonberger y el teckel denominado dachsbracke.

DachsbrackeAlpdachs

     En el atentado a la sede de la AMIA, en Buenos Aires, el grupo de rescate del ejército israelí, para desconcierto de muchos, trajo a la Argentina a dos ejemplares voluminosos 7Kelev, un rottweiler, y Jetzy, un deutsche falbdogge (gran danés bayo). En el cuerpo de auxilios de Tel Aviv, perteneciente a la Haganá, y cuando la Guerra del Golfo, las fotografías y noticieros mostraron el empleo del dobermann, el ovejero alemán, el boyero de Flandes y el canaandog.

Boyero de FlandesCanaandog

    Cualquiera fuese la raza, el perro aventaja a la tecnología más moderna. En una prueba reciente, mientras con instrumental técnico verificado se localizó el figurante hasta un máximo de 5 metros de profundidad, en condiciones idénticas los perros lograron ubicarlo a 8 y hasta 10 metros bajo la superficie. Y además, en menor tiempo que los detectores.

            Basado en el artículo de Sergio Grodsinsky  publicado en la Revista Perros en Acción, Año 1 Nº 2 1995 (Vor@us Perros de utilidad)
 


 




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