Soberanía alimentaria y consumo responsable, seguridad alimentaria para un mundo rural vivo
El Área de Agroecología y Consumo Responsable inició su andadura en julio de 2001. Preparábamos la contestación al semestre de presidencia española de la Unión Europea (de enero a junio de 2002) desde unos cuantos grupos autogestionados de consumo agroecológico. En pocos meses conseguimos impulsar un área que, desde el “Movimiento contra la Europa del Capital, la Globalización y la Guerra”, de dimensión estatal, participó en la contracumbre de la reunión de Ministros de Agricultura de Murcia (marzo de 2002), en el Foro Social Trasatlántico en Madrid (mayo de 2002) y en la Contra cumbre de Jefes de Estado en Sevilla (junio de 2002), así como en la convocatoria de la huelga general del 20 de junio de 2002 contra el decreto del gobierno del PP reduciendo las prestaciones por desempleo.
Trabajamos para expresar socialmente y con fundamento, la alarma social y la desconfianza por los escándalos alimentarios y las epidemias producidas por los abusos de las multinacionales y las políticas alimentarias de los gobiernos. Elaboramos discursos críticos, no sólo contra el modelo mercantil-industrial globalizado de producción de alimentos, sino también contra sus formas de distribución y consumo. Denunciamos la Política Agraria Común como motor de ese modelo agroalimentario que extiende la agricultura química y transgénica, contamina la naturaleza y elimina agricultores en todo el mundo, siendo responsable del hambre en los países empobrecidos y de la obesidad y otras enfermedades producidas por la toxicidad y el exceso de comida en los países ricos.
Señalamos la brecha que el mercado abre entre productores y consumidores como la principal dificultad para unificar las luchas del campo con las de la ciudad. Cualquier solución que se plantee sólo los problemas de una de las partes, impide abordar el problema de la seguridad y la soberanía alimentaria desde las necesidades de todas las víctimas de la globalización alimentaria.
Los Grupos Autogestionados de Konsumo (GAKs) nos sumábamos a la Campaña contra la Europa del Capital, la Globalización y la Guerra impulsando el Area de Agroecología y Consumo Responsable como un espacio para la soberanía alimentaria desde nuestra propia práctica, reconociendo a las otras áreas temáticas del movimiento en una relación igualitaria y de apoyo mutuo [1] .
Hoy, 9 años después, tenemos aún más razones para retomar, bajo el patrimonio común de la Campaña Contra la Europa del Capital, la Globalización y la Guerra, la crítica contra la presidencia española de la UE desde la apuesta por la soberanía alimentaria frente al mercado global.
En todos estos años, nuestra actividad ha adoptado formas diversas. Nuestras conciencia es hoy mayor respecto a los daños de la globalización alimentaria, los transgénicos, las nefastas consecuencias de la Política Agraria Común y de las políticas de las instituciones internacionales para la globalización alimentaria (OMC, FAO, OMS, OIE). Hemos profundizado, práctica y teóricamente, la soberanía alimentaria impulsando el crecimiento del consumo responsable a la par que la producción agroecológica. La agroecología y el consumo responsable son los actores capaces de impulsar la soberanía alimentaria. Sin ellos estamos ante una noción abstracta y vacía de contenido, con la que se pueden hacer jornadas y escribir libros, pero no enfrentarse a la alimentación en manos del mercado oponiéndole una seguridad alimentaria con dimensión popular.
No puede haber soberanía alimentaria (derecho de los pueblos a organizar la alimentación para su propia población contando con la naturaleza que les aloja, los campesinos que cultivan los campos y cuidan el ganado) sin promover la producción agroecológica y el consumo responsable, sin denunciar los daños de la agricultura química y transgénica desconectando de ella paulatinamente. El crecimiento del consumo responsable y la producción campesina agroecológica es la condición para el decrecimiento de la agricultura capitalista. Sin interrumpir la producción competitiva para el mercado global que arrasa la producción para el mercado local de los países donde exportamos y sin frenar el consumismo compulsivo y enfermante de las clases medias en los países ricos, no puede haber soberanía alimentaria. Sin crecimiento de la soberanía alimentaria en la sociedad, no hay decrecimiento que valga.
El consumo responsable agroecológico como movimiento organizado de consumidores conscientes, es el aliado imprescindible de la producción agroecológica. Su herramienta es la educación alimentaria para frenar el consumismo irresponsable que la izquierda capitalista reclama para salir de la crisis y volver a la senda del crecimiento.
¿Qué clase de Soberanía Alimentaria defienden las burocracias agrarias que perteneciendo al movimiento mundial de campesinos también pertenecen a la patronal agraria europea? ¿De qué Soberanía Alimentaria hablan, en las mesas de negociación con el gobierno cuando defienden el aumento de la competitividad, “jubilando” a las pequeñas explotaciones, exigiendo precios especiales para el gasóleo agrícola y “rebajas” en su contribución a la Seguridad Social como empresarios? ¿Qué Agricultura y Alimentación Sostenible promueven cuando, cada día, se olvidan de la producción ecológica promoviendo entre sus agricultores los cultivos industriales y los agrocombustibles? ¿Qué defensa de la Agroecología supone mantener dentro de sus sindicatos un sector agroecológico marginal y decorativo, en medio de políticas de producción industrial para los mercados mundiales, cargada de químicos y transgénicos? ¿A qué Política Agraria Común aspiran si sólo sacan a los agricultores a la calle, cuando sube el petróleo, bajan los precios, se recortan las subvenciones o se amplían los contingentes de importación del norte de África por los acuerdos Euromediterráneos? ¿Ofrecen su lealtad a los agricultores que representan y a la Vía Campesina o a las Interprofesionales agroexportadoras controladas por las multinacionales de la industrialización y globalización de los alimentos?
Estos sindicatos burocratizados y dependientes de las subvenciones cuestionan las políticas globalizadoras sólo cuando las padecen como víctimas, pero las apoyan y reclaman en cuanto beneficiarios. Desde esta esquizofrenia, que no es exclusiva del sector agrario, se puede hacer poco a favor de la soberanía alimentaria aunque se la invoque en vano. La mayoría de los dirigentes agrarios, atrapados por el discurso modernizador, posibilista, competitivo y la concertación con el gobierno de turno, ocultan a sus bases la catástrofe de una estrategia que sólo es una huida hacia delante. El resultado de esta estrategia, más allá de los discursos y el doble lenguaje, es la desaparición constante de más agricultores y ganaderos quedando una “agricultura familiar” cada vez más empresarial, tecnificada y exportadora.
Los agricultores y ganaderos que se afanan por la agroecología y la soberanía alimentaria dentro de estas organizaciones están muy solos. Confundidos por los discursos de sus organizaciones y por las alianzas decorativas y demagógicas con otros sectores de la sociedad, necesitan nuestra ayuda para construir la soberanía alimentaria. Pero también necesitan construir alianzas verdaderas saliendo a denunciar los daños de las políticas agrarias y de las falsas soberanías alimentarias.
Pilar Galindo, Grupos Autogestionados de Konsumo.