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Ecologia: Grito de la tierra, clamor de los pueblos
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 28/06/2010 05:15

Grito de la tierra, clamor de los pueblos

 
Los antiguos griegos ya lo habían notado: Gaya, la Tierra, es un organismo vivo. Y somos fruto de ella, engendrados en 13,700 millones de años de evolución. Sin embargo en los últimos 200 años no supimos cuidar de ella sino que la convertimos en mercancía, de la que se espera obtener el máximo lucro.

Hoy la Tierra ha perdido el 30% de su capacidad de autorregeneración. Sólo a través de la intervención humana podrá ser recuperada. Pero nada indica que los gobernantes de las naciones más ricas estén conscientes de ello. Tanto es así que sabotearon la Conferencia Ecológica de Copenhague, en diciembre del 2009.

La Tierra, que debe tener alguna forma de inteligencia, decidió expresar su grito de dolor a través del volcán de Islandia, exhalando una fumarola tóxica que impidió por varios días el tráfico aéreo en Europa Occidental, causando un perjuicio de US$ 10,700 millones.

En reacción al fracaso de Copenhague, Evo Morales, presidente de Bolivia, convocó, para los días 19 al 23 de abril, la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. Se esperaban unas dos mil personas; ¡llegaron treinta mil, provenientes de 129 países! El sistema hotelero de la ciudad de Cochabamba colapsó y muchos debieron ser alojados en cuarteles. Bolivia es un caso especial en el escenario mundial.

Con 9 millones de habitantes, es el único país plurinacional, pluricultural y pluriespiritual gobernado por indígenas. Aymaras y quechuas tienen con la naturaleza una relación de alteridad y complementariedad. La miran como Pachamama, la Madre Tierra, y el Padre Cosmos.

Líderes indígenas y de movimientos sociales, especialistas en medio ambiente y dirigentes políticos, al expresar el clamor de los pueblos, concluyeron que la vida en el planeta no tiene salvación si continúa esta mentalidad productivista-consumista que degrada la naturaleza. Es inútil hablar de cambio del clima si no se da un cambio de sistema. El capitalismo es ontológicamente incompatible con el equilibrio ecológico.

Todas las conferencias de la reunión enfatizaron la importancia de aprender de los pueblos indígenas, originarios, el sumak kawsay, expresión quechua que significa ‘vida en plenitud’. Es necesario crear ‘otros mundos posibles’ donde se pueda vivir, no motivados por el mito del progreso indefinido, sino con plena felicidad, en comunión consigo, con los semejantes, con la naturaleza y con Dios.

Hoy están amenazadas todas las formas de vida en el planeta, incluso la humana (2/3 de la población mundial sobreviven por debajo de la línea de pobreza) y la misma Tierra. Evitar la anticipación del Apocalipsis exige cuestionar los mitos de la modernidad -como mercado, desarrollo, Estado uninacional-, todos ellos basados en la razón instrumental.

La conferencia de Cochabamba decidió la creación de un Tribunal Internacional de Justicia Climática, capaz de penalizar a gobiernos y empresas responsables de la catástrofe ambiental. Crece en todo el mundo el número de migrantes por razones climáticas. Es necesario, pues, conocer y combatir las causas estructurales del calentamiento global.

Urge desmercantilizar la vida, el agua, las selvas, y respetar los derechos de la Madre Tierra, liberándola de la insaciable codicia del dios Mercado y de las razones de Estado (como es el caso de la hidroeléctrica de Belo Monte, en el Xingu, Brasil).

Los pueblos originales siempre han sido tratados por nosotros, rostrospálidos, como enemigos del progreso. Pero es nuestro concepto de desarrollo el que se opone a ellos e ignora la sabiduría de quien hace de lo necesario lo suficiente y nunca impide la reproducción de las especies vivas. Tenemos mucho que aprender de los que poseen otros paradigmas, otras formas de conocimiento, respetan la diversidad de cosmovisiones, saben integrar lo humano y la naturaleza y practican la ética de la solidaridad.

Cochabamba es ahora la capital ecológica mundial. Le sugerí al presidente Morales que reeditase la conferencia, a ejemplo del Foro Social Mundial, aunque manteniéndola siempre en Bolivia, donde se lleva a cabo un proceso social y político genuino, singular, en condiciones de señalar alternativas a la actual crisis de la civilización hegemónica. La próxima quedó señalada para el 2011.

Es una lástima que el gobierno brasileño no le haya dado la debida importancia al acontecimiento, ni enviado ningún representante, con excepción del diputado federal Chico Alencar (PSOL-RJ), en representación de la Cámara de Diputados.

Frei Betto
Adital



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 28/06/2010 06:28

La cuchillada amazónica

 
Lula y Evo Morales se abrazaron en la húmeda y amazónica población de Villa Tunari para sellar la construcción de la carretera Villa Tunari a San Ignacio de Moxos. Para el presidente brasilero, que costeará el 80% de los 415 millones de dólares del proyecto, esta vía de 306 km acercará a su país a los mercados del Pacífico para hacer más competivas sus exportaciones de agrocombustibles y soja. Para el gobierno boliviano, se conectará el céntrico departamento de Cochabamba con la región del Beni sin tener que pasar por Santa Cruz, fortaleciendo el control estatal en una región considerada “tierra de republiquetas”, según palabras de Álvaro García Linera.

Para los pueblos indígenas yurakarés, moxeños y chimanes, el proyecto amenaza la supervivencia territorial por la que tanto han luchado. Su posición rotundamente contraria no se ha hecho esperar.

La carretera atravesaría el corazón intacto del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), uno de los puntos más biodiversos y a la vez más desconocidos de la Amazonia andina. Sus múltiples ríos y lagunas entre alturas de 3.000 a 189 metros sobre el nivel del mar, han cobijado un refugio del Pleisotoceno, como lo es en Ecuador el Parque Nacional Yasuní.

El TIPNIS es una de las más antiguas áreas protegidas del país, declarada parque nacional ya en el 1965 y reconocida como territorio indígena tras la primera gran marcha de los pueblos indígenas en 1990. Por primera vez, pueblos amazónicos se movilizaron hasta la capital y arrancaron del gobierno la titulación de un territorio tan extenso como dos Cataluñas para los pueblos yurakarés, moxeños y chimanes. Tras 20 años de luchas y demoras, estos pueblos lograron la legalización como Territorio Comunitario de Orígen en junio de 2009. Apenas un año después, el gobierno pretende ahora pavimentar el destino de las 64 comunidades que lo habitan.

“Es una amenaza para el territorio y hay riesgo de que las comunidades puedan desaparecer. Nuestro interés es mantener nuestro territorio íntegro” denunció el representante de la Subcentral del territorio originario, Adolfo Moye, advirtiendo que ni siquiera permitirán que la vía bordee el parque. En un encuentro extraodinario de corregidores de los tres pueblos indígenas, el pasado 18 de mayo en la comunidad de San Miguelito de Isiboro, las comunidades acordaron un rechazo rotundo al proyecto, recordándole al presidente la incompatibilidad de defender a la madre tierra con retroexcavadoras.

Entre tanto, la constructora brasileña OAS, que se adjudicó el proyecto carretero Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, ya inició los estudios de diseño en el lugar y estableció un precio referencial de 1,5 millones de dólares para construir un kilómetro de la carretera sin que previamente el Senado haya aprobado el crédito para financiar dicha obra.

La prisa del presidente Evo Morales por ejecutar la obra, aún sin consultar a las comunidades, ha generado dudas sobre la soberanía de Bolívia respecto a la óptica desarrollista que está imprimiendo su país vecino en la Amazonia. Con el imparable megaproyecto de represas del río Madeira como telón de fondo, que inundará también territorio boliviano, este proyecto carretero se inscribe en un capítulo más para ampliar los canales de exportación interoceánica previstos en la Iniciativa Integración Regional de América del Sur (IIRSA).

Abriendo la frontera amazónica

El proyecto vial, además, facilitará enormemente el trabajo de las compañías petroleras en esta región, cuyo único paso son los sinuosos ríos. Repsol YPF, concesionaria del Bloque Secure, de 771.000 hectáreas, que superpone su extensión en gran parte del área del TIPNIS, ya inició la apertura de 1.000 km de líneas sísmicas en 1995 y perforó tres pozos petrolíferos en el año 2000 generando conflictos tanto con las comunidades como con las autoridades ambientales por vertidos en el río Apere y deforestación de uno de los márgenes del río Isiboro para construir un campamento.

Por otro lado, la empresa mixta creada por el gobierno boliviano Petroandina tambíén estaría dispuesta a iniciar operaciones, como las que le han valido la oposición del pueblo Leco y Mosetén, en el vecino departamento de La Paz, al norte del TIPNIS.

Organizaciones ambientalistas como el Fobomade o Lidema alertan también de las nefastas consecuencias para los pocos bosques primarios que sobreviven a la expansión de la frontera agroexportadora en el oriente. Como antecedente próximo, la carretera Cochabamba-Santa Cruz, construida en los años ochenta, desplazó y arrinconó a los pueblos yurakarés y los casi extintos yukis del Cahapare además de fomentar, con créditos del Banco Mundial manejados por la oligarquía, la transformación de la Amazonia cruceña en un gigante monocultivo de oleoginosas regadas con hectómetros de agroquímicos.

Tensiones en el TIPNIS

Algunos analistas sugieren también las presiones que recibe Evo Morales de sus bases campesinas en la región del Chapare y que verían con buenos ojos la apertura caminera para facilitar la colonización del parque, autocontenida por los campesinos después de un acuerdo histórico en 1990. En aquel momento, tras finalizar la Marcha por la Tierra y la Vida, los pueblos indígenas yurakarés y moxeños acordaron con las comunidades cocaleras que colonizaban el sur del TIPNIS delimitar una “línea roja” y detener se avance selva adentro. Incluso ambos sectores protagonizaron en 1998 movilizaciones como un bloqueo de 15 jornadas a la empresa Repsol que había ingresado sin consultarles a sus comunidades.

Recientemente, como denuncian los indígenas en su comunicado, la convivencia entre campesinos e indígenas se degradó con la colonización y posterior desalojo de avanzadillas campesinas al norte de la línea roja, en septiembre de 2009. La construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos proporcionaría argumentos para que los sindicatos campesinos dejen de proteger una área natural de un país cuyo gobierno decidió fragmentar con una carretera.

Desarrollismo primero

La carretera Villa Tunari-San Ignacio pone en evidencia las dos orillas por donde navega el presidente indígena boliviano. Por un lado, de cara al exterior Evo ha proyectado una aura de compromiso con los pueblos indígenas impulsando la aplaudida la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas o convocando la reciente Conferencia Mundial de Pueblos sobre Cambio Climático y los derechos de la Madre Tierra. En la otra orilla y dentro del país, la incompleta nacionalización de los hidrocarburos que acabó renovando los contratos petroleros con todas las empresas o la construcción del mencionado proyecto vial, generan serias contradicciones para los pueblos indígenas que perciben que, cuando de plata se trata, la pachamama y los derechos de los pueblos pueden esperar.

Marc Gavaldà

Marc Gavaldà es autor de Las Manchas del Petróleo Boliviano, tras los pasos de Repsol en el TIPNIS, OLCA, Cochabamba, 1999



 
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