Las estrictas medidas de seguridad puestas por British Petroleum no han impedido a John L. Wathen capturar en vídeo y fotografía decenas de delfines e incluso ballenas en el petróleo, algunos muriendo. En un vuelo reciente sobre el Golfo de México, el camarógrafo captó mucho de lo que usted necesita ver sobre el desastre en aguas profundas.
En Youtube, Wathen escribió:
¡Este es el video más emocionalmente perturbador que he hecho! Se trata del vuelo sobre el derrame de petróleo de la British Petroleum, donde he visto por lo menos 100 delfines nadando sobre el petróleo, algunos moribundos. También fotografié un cachalote cubierto de aceite negro por todas partes. ¿Quién responderá por estas gentiles criaturas?
Es algo que me tiene muy angustiada amiguis, es difícil conseguir información.
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A fines de los años 90, un grupo indígena aislado en Colombia capturó los titulares del mundo con un conflicto casi Avatar-esco, De su remoto hogar en los bosques nublados, los U’wa hicieron saber que si Occidental Petroleum realizaba planes para perforar en busca de petróleo en su territorio, cometerían un suicidio ritual masivo saltando a un precipicio. Sus ancianos explicaron que el petróleo forma parte de la ruiria, “la sangre de la Madre Tierra”. Creen que toda la vida, incluyendo la suya, fluye desde la ruiria, de modo que extraer el petróleo llevaría a su destrucción. (Oxy terminó por retirarse de la región, diciendo que no había tanto petróleo como había pensado.)
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Si finalmente absorbemos esta lección, las implicaciones pueden ser profundas. El apoyo público para más perforaciones mar adentro disminuye precipitadamente; ha bajado un 22% desde el pico del frenesí de “Perforad ahora”. Sin embargo, el tema no ha desaparecido. Es sólo cosa de tiempo antes de que el gobierno de Obama anuncie que, gracias a una ingeniosa nueva tecnología y estrictas nuevas regulaciones, ahora es perfectamente seguro perforar en el fondo del océano, incluso en el Ártico, donde una limpieza bajo el hielo sería infinitamente más compleja que la que tiene lugar en el Golfo. Pero tal vez esta vez no nos quedemos tranquilos con tanta facilidad, para jugar con tanta rapidez con los pocos refugios protegidos.
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El eventual resultado más positivo posible de este desastre no sería sólo una aceleración de las fuentes renovables de energía como el viento, sino un apoyo total al principio preventivo en la ciencia. Como espejo opuesto al credo de “si sabéis no podéis fallar” de Hayward, el principio preventivo sostiene que “cuando una actividad involucra amenazas de daño al medio ambiente o a la salud humano” andemos con cuidado, como si la falla fuera posible, incluso probable. Tal vez incluso podamos obtener una nueva placa para el escritorio de Hayward para que la contemple mientras firma cheques de compensación. “Actuáis como si supierais, pero no sabéis”.
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Partecitas de un artículo de Noamí Klein, el artículo entero es el último que subí allí:
En el Golfo, la pérdida constante (de petróleo) se ha transformado en guerra constante. Una calamidad de innombrable magnitud y, a su lado, una extraña militarización emergente al tiempo que el lenguage para manejar la crisis se transforma en lenguaje de guerra.
El lenguaje de guerra sale de las bocas de los oficiales locales, de la televisión, de los guardacostas y periodistas. Haciendo campaña frenética para proteger a Louisiana, el Gobernador Bobby Jindal exorta a las cámaras de televisión: “Necesitamos ver que esto es una guerra... una guerra para salvar Luisiana... una guerra para proteger nuestro estilo de vida.”
Billy Nungesser, infatigable presidente de la congregación Plaquemines, implora a quien quiera escucharle: “Pelearemos esta guerra… perseveraremos para ganar esta guerra”.
Para James Carville, estratega del Partido Demócrata en Ragin Cajun: “Esto es literalmente una guerra... esto es una invasión... Necesitamos que alguien diga “Tendremos que pelearlos en las playas...””
El general retirado Russell Honore, testigo del desastre del Katrina, insiste: “Tendremos que actuar como si esto fuera la Tercera Guerra Mundial. Tratar esto como una invasión... igual que lo que decidimos sobre los terroristas. Tenemos que encontrar el petróleo y matarlo”.
¿Encontrar el petróleo y matarlo? Este es un lenguaje extraño, hablar de guerra y de matar al petróleo. Incluso el presidente Obama trató de encender la nación invocando el 11-S, describiendo la pérdida como una invasión, un estado de sitio, un ataque de terroristas. La militarización del desastre se ha hecho la norma invisible, tanto que es difícil ver lo inapropiada y peligrosa que es, actualmente, esta analogía de guerra.
Visite el sitio de BP (una de las experiencias más surreales de Internet, de tipo Alicia mirando a través del espejo) y verá la palabra “matar” -favorita palabra falsamente técnica- aque aparece como un encantamiento ritual. Matar el pozo, matar la pérdida, matar el petróleo, que se une a matar el barro (el barro que va a matar la pérdida) y matar las líneas (las líneas que siguen a las cañerías que matan la pérdida). Todo este lenguaje de matar tiene un aire, un tono, de que sabemos lo que hacemos, pero que cuando se acumula se torna extraño, termina en el “disparo de basura” -el extraño disparo de gomas y pelotas de golf que BP lanzó a la pérdida para “matarla”- como si tirándole suficiente basura expiatoria de nuestras actividades empapadas en aceite negro al cieno del dios-petróleo pudiéramos evitar que siga escupiendo muerte.
Está ocurriendo demasiado “asesinato verbal” aqui y, efectivamente, el Golfo parece estár sangrando: una desordenada, enorme, mancha rojiza-anaranjada se extiende hacia el horizonte. Sesenta y tres días y contando, y la erupción de petróleo sangra imparable más alla de los 100.000 barriles (la secreta estimación original de BP), pasados los 400.000 barriles y más... Realmente no tenemos idea de cuánto. En este, nuestro verano de mágico contar.
En CNN, Wolf Blitzer mira el horizonte gris de Louisiana y declara: “Parece una campaña militar y… pesadas cargas de arena en helicópteros que la llevan a las líneas del frente de batalla contra el petróleo”. Yo miro, pero a mi no parece una campaña militar. Claro, unos pocos helicópteros Blackhawk y Chinook tiran bolsas de arena a un mar amarillento-café sobrevolado por unas pocas desventuradas gaviotas, pero no es un frente de batalla. Esto es, de hecho, tan diferente de una guerra como uno pueda imaginarse. Los humedales de Louisiana beben calmadamente el exudado café; quién sabe dónde, los pájaros solitarios se mueven con esfuerzo bajo el lento abrazo del petróleo; los delfines miran con las bocas abiertas en las playas; una ballena muerta es arrastrada a la orilla. No, esto no es una guerra. Sólo con una tremenda falta de imaginación puede uno ver esto como una Guerra.
Entonces, ¿porque hay gente que llama guerra a esta calamidad y porque importa que lo hagan?
Llamar al petróleo “el enemigo” nos ayuda a no preguntar quién es el culpable en primer lugar. Llamar a la respuesta un “frente de batalla” nos ayuda a no preguntar quién además de los militares debería estar al cargo. Llamar al derrame una “invasión” nos ayuda a no ver que nuestra cultura global de militarización es lo que nos ha traído a este desastre en primer lugar. Llamar al derrame “guerra” sólo alimenta la militarización dominante que ha producido la crisis. Y llamar al petróleo “enemigo” ayuda a no admitir en que medida nosotros, los consumidores, habiendo despertado el petróleo de su anciano sueño para alimentar nuestras vidas angurrientas de él, somos los más cómplices de todo.
Una circularidad profética toma forma mientras el derrame es manejado en los mismos terminos que lo produjeron: los de la guerra. Más importante, militarizar la catástrofe como si fuera una guerra se vuelve una forma de encubrir que el medio ambiente es una catástrofe de la guerra.
Una alquemia inquietante funciona aquí en este lenguaje military. “Jindal ha declarado la guerra!” grita el Florida Pundit. Pero ¿a quien le ha declarado la Guerra el gobernador Jindal? ¿A BP, criminalmente irresponsable? ¿Al gobierno de Obama por fallar en hacer algo? ¿A la crecientemente invisible, pero culpable Halliburton? (En donde está Halliburton hay dolor). El Sunday Herald, por decir, le ha rogado al Congreso que no culpe a BP: “El enemigo es el petróleo,” ha argumentado, “no BP.” El almirante Allen describe el petróleo como “un enemigo insidioso que continúa atacando en diferentes lugares.” Visto a través del prisma de la guerra, el petróleo y la naturaleza son el enemigo, porque han erupcionado más allá de nuestro control. El adoptar una postura de guerra contra la naturaleza no es nuevo. Un discurso largo y establecido de “conquistar lo silvestre, lo salvaje” está al alcance para justificar nuestro asalto rapaz sobre las formas de vida que nos rodean. Perfora, querido, perfora. Entonces, cuando todo se vuelve horrorosamente equivocado, mata, querido, mata.
Y por si todo pareciera simplemente metafórico, allí está Rush Limbaugh, para él la condenada explosión de la torre no fue simplemente una metáfora, sino un acto de guerra real. Limbaugh dice que la torre fue probablemente atacada por un “gobierno extranjero,” con culpables que van desde “musulmanes terroristas a los chinos rojos, Venezuela y más allá.” Michael Savage ha comenzado al mismo tiempo a vender la misma historia, pero involucrando a Corea del Norte, detrás del “ataque.” Mencione a su terrorista de elección --cualquiera-- es la guerra.
El lenguaje de guerra de Limbaugh, Savage y compañia sería irrisorio si no viniera a converger con la militarización general del derrame. El senador Bill Nelson (Demócrata por Florida) está pidiendo que los militares actualmente se hagan cargo. Pero ¿que parte de la experiencia y conocimiento militar, me pregunto, hace que Nelson crea que las fuerzas armadas pueden detener el petróleo que se extiende sobre el lecho del océano, o se hagan cargo de la respuesta masiva? Acaso ¿tenemos capacidad militar para hacerlo, en primer lugar? Claro que tenemos. Podemos enviar un zángano depredador y apuntar con un misil vaporizador de petróleo el derrame, presionar el botón “si-hemos-soñado-lo-suficiente” y listo, funciona a la perfección.
Una ironía dolorosa se hace obvia: no podemos enviar al ejercito porque este ya está extendido al máximo peleando dos guerras ruinosas en ultramar, ambas para precisamente asegurarnos el petróleo necesario para lubricar nuestro derrochador estilo de vida y mantener nuestras fuerzas militares móbiles globalmente. Pero los militares apenas pueden manejar estas guerras de ultramar, mucho menos lidear con las catástrofes que el medio ambiente sufre en casa –extendidos a tal punto que los soldados vuelven a casa afectados por estrés pos-traumático tan severo que se suicidan a un ritmo de dieciocho diariamente.
Envolver la catastrofe en lenguaje de guerra oculta el agujero político en el corazón de esta limpieza, la falla sistémica de la Administración en regular a BP, Halliburton y al resto antes de la explosión, se corresponde con su increible impotencia posterior a esta. Estamos en el segundo mes y Nungesser está todavía rogando saber quien está a cargo. Incluso el almirante Thad Allen le ha dicho a los periodistas: "Empujar a BP fuera provocaría la pregunta: ¿reemplazarlos con que?”Las agencias civiles robustas y responsables que deberían responder en estos casos han sido destripadas por décadas de des-regulación. Que ha sido lo que la extrema derecha quiere -las llamadas de los Republicanos ya han pasado de “limitar a desmantelar” al gobierno, favoreciendo un sistema implementado y vigilado por los mismos voraces barones de la energía y las finanzas que han causado estas crisis en primer lugar.
En un mundo de prosmiscua des-regulación, gigantes petroleros como BP corren riesgos obcenos y arrasan con bonanzas que ni soñaron. BP, la tercera mayor petrolera del mundo, tiene ganancias anuales de 14 mil millones de dólares; el año pasado ganó 17 mil millones, y iban 9 mil millones en el primer cuarto de este año. El Oficial Corporativo Ejecutivo de BP anterior a Tony Hayward, Lord John Browne (pagado a 11 millones al añó -el mejor pagado OCE del Reino Unido) era tan adicto a las ganancias que cortó costos de seguridad a como diera lugar. BP ha sido conocida por estar entre los mayores violadores de seguridad globales. El año pasado solamente, de acuerdo con la OSHA, BP acumuló más de 700 violaciones, más de 10 violaciones diairas. El plan del Grupo de Respuesta a un Derrame en el Golfo ha sido tan improvisado que hablaba de morsas y nutrias, aunque ninguna de estas especies habita el Golfo.
Las bonanzas petroleras de la compañía son tan vastas que cuando las compañías son multadas por derrames, las multas frecuentemente equivalen a unos días de las ganancias anuales. Las multas a Exxon Valdes fueron reducidas por el juez Robert de la Suprema Corte, pasando de 5 mil millones a 500 millones de dólares, ninguno de los empleados de la empresa vio por dentro una celda. Entonces, ¿para que preocuparse de aplicar regulaciones de seguridad? Y cuando las regulaciones de seguridad son sistematicamente violadas, bueno, pasan cosas, como un océano muerto.
Y cuando estas cosas pasan ¿que hacemos? ¿Quien está a cargo? El gobernador Jindal grita de nuevo: “Esto es una Guerra. Tenemos que adaptarnos.” El problema es que hay muy poco con lo que adaptarnos: espumaderas, sacos de arena, palas, barcas anticuadas con aspiradoras improvisadas tratando de absorber el océano que se va volviendo negro. En televisión, veo hombres en coveroles blancos con una pequeña aspiradora en la mano, frente al enorme derrame de petróleo. Algunos lo llaman ridiculizándolo “ingeniería de Cajun.” Absurdo, si no fuera terrible.
La salvajemente desregulada industria petrolera es dirigida por las ganancias a tal grado que no ha habido ni republicano ni demócrata interesado en desarrollar tecnología alguna para limpiar derrames en los últimos 40 años. O desde el desastre de Santa Bárbara en 1969, desde que todos usábamos máquinas de escribir. La industria del petróleo tiene una fabulosa tecnología para perforar a profundidades de ciencia ficción, a profundidades de Julio Verne, pero todavía usa anticuados métodos -tronadoras, esteras mojadas, y palas, para limpiar. Espumaderas poco efectivas vuelven a la orilla cargando 10 por ciento de petróleo y 90 por ciento de agua.Las máquinas de Kevin Costner, que salvarían el día, no están todavía en acción. Las tronadoras se enredan con cada ráfaga y son lanzadas con poco o ningún conocimiento de la costa. Yo miro mientras los hombres mueven sus trapeadores en el exudado café.
¿Donde está el R y D en favor de tecnología limpia? Mientras escribo esto me digo: puedo tocar my ipad y en unos segundos traer del éter un libro invisible que se adelanta sin que lo veamos por los cielos estrellados para materializarse magicamente en páginas entre mis dedos. ¿Podemos hacer esta increible hazaña, pero no avanzamos tecnicamente en la tarea de recoger el petróleo que incesantemente derramamos? ¿Por qué?
No es como si no hubieran suficientes derrames como para invertir dinero de R y D. La increible falsedad de lo que Obama dijó en abril -“que las torres petroleras generalmente no causan derrames,” puede dificilmente encontrar competidor. De hecho, tanto petróleo ha sido derramado en el mundo cada siete meses como el que derramara la Exxon Valdes. Solamente en el devastado delta en Nigeria, donde las compañías petroleras han operado fuera de la ley y el escritor activista Ken Saro Wiwa fue ejecutado por oponerseles, más petroleo ha sido derramado cada año que el que se está derramando ahora mismo en el Golfo.
Pero, ¿a quien le importa? Estos derrames ocurren lentamente, cada día y lejos, fuera del rango de la sensacionalista prensa norteamericana, evadiendo noticieros de horas claves. Por eso Doug Suttels, el jefe de BP, pudo mentirle a Tom Costello de NBC, diciendo que BP no ha desarrollado tecnología de remediar derrames porque “han habido tan pocos derrames.” Por eso cuando un ingeniero de BP avisó que Deep Horizon era una “torre de pesadilla,” otro oficial de BP le respondió electrónicamente diciendo: “¿A quien le importa? Está hecho...Estamos bien.”
No estamos bien, pero quizás llamando a esto “Guerra” lideamos con los sentimientos de impotencia dándole forma simbólica familiar al caos desconocido. Quizás el miedo es militarizado, toma una forma violenta tranquilizadora. Ciertamente, los americanos somos particularmente propensos a desplegar un lenguaje de guerra para lidear con las crisis sociales. Pretendemos pelear una guerra sobre muchas cosas que no se semejan a peleas: hacemos la Guerra a las drogas, al crimen, a la pobreza, al Sida, la continua Guerra al Terror, y ahora hacemos la guerra al petróleo. La militarización de nuestra cultura se ha vuelto tan dominante que cada crisis del capitalismo neoliberal que se acerca es vista como próxima guerra.
Pronto durante el derrame, la militarización del Golfo se extendió hasta los periodistas, una alianza variopinta entre los contratistas de BP y la Guardia Marina evitando que cubrieran el desastre con excusas de que el Golfo era una zona de guerra. Luego de protestas el almirante Allen aseguró a la prensa que tendrían “acceso sin inhibición” pero los bloqueos sólo aumentaron -permisos para sobrevolar el área fueron revocados, fotografías de las playas públicas fueron prohibidas y los trabajadores que limpiaban fueron silenciados. Miembros de la Guardia Nacional impedian filmar los pájaros afectados incluso a CNN. La pregunta de porqué el presidente Obama, quien basó su campaña en la promesa de transparencia, se habría unido secretamente a BP en el bloqueo a la prensa, impidiéndo incluso al New York Times sobrevolar “el Punto Cero”—¿referencia blatantemente militar sobre un desastre industrial?. Un oficial de la Guarda Costera se refirió a un periodista como “prensa incrustada,” ¿incrustada en que precisamente?
Todo este lenguaje de guerra sería entendible, incluso defensible, si no fuera fatalmente circular, un rizo auto-alimentador. BP no estaría perforando en el Golfo (a una profundidad mayor que la que sabe perforar) de no ser por la relación única de ganancia que tiene con la maquinaria de guerra de los Estados Unidos. El Departamento de Defensa (DdD) de los Estados Unidos compra más petróleo que ninguna otra entidad en el planeta. La protección del petróleo de ultramar se cuestiona tan poco que hasta el Secretario del DdD, Gates, ha adverido sobre la creciente militarización de la política extranjera del país. Y, alimentando esta militarización, el Pentágono que usa 75% del petróleo comprado por el DdD –para sus aviones, bombarderos, zánganos, tanques y Humvees. Para seguir comprando este petróleo, los militares tienen que continuar protegiendo nuestros intereses petroleros regionales, dos tercios de los cuales están ahora en zonas propensas al conflicto. Las bases militares de los Estados Unidos en Irak y Afganistán usan el monto increible de 90 millones de galones de petróleo al mes. Y el DoD continúa expandiéndose, lo que significa comprar más petróleo.
¿Petroleo de quién? El 2009 BP fue el mayor contratista del Pentágono –con contratos por 2.200 millones de dólares. El DdD tiene una antigua relación comercial multimillonaria con BP, que dice no tener intención de terminar, incluso ahora, tras el desastre del Golfo. Y, a pesar de tener conocimiento de que BP ha acumulado hasta el 97% de todas las violaciones flagrantes a la seguridad. El 2005, el DdD pagó 1500 millones de dólares a BP. De hecho el 16% de las ganancias de BP del año pasado fueron resultado de sólo sus ventas al Pentágono.
Teniendo esto en cuenta, haríamos bien en recordar que la militarización es la causa número uno de la destrucción del medio ambiente en el mundo, y que las facilidades militares de producción, excentas de restricciones medioambientales, son los lugares más devastados ecologicamente que existen en la tierra. Nosotros perforamos, nosotros derramamos; la naturaleza paga la boleta.
Culpar a BP significa que no tenemos que admitir nuestra complicidad como consumidores en la lenta matanza química que hemos desatado sobre el planeta. Culpar a BP significa que no tenemos que mirar seriamente en el espejo retrovisor de los autos que manejamos, o muy profundamente en las botellas plásticas de las que bebemos. El año pasado los norteamericanos hemos bebido de suficientes botellas de agua de plástico como para extendernos alrededor del mundo 190 veces. Culpar a BP significa que no tenemos que admitir que nuestra adicción al petróleo tiene a la política exterior de los Estados Unidos esclava depetro-déspotas y oligarcas.
BP no estaría perforando en el Golfo, en primer lugar, si no estuviera ganando impías y monstruosas ganancias gracias al lujoso atracón de petróleo que nos estamos dando. Ciudadanos de una nación que tiene apretado el pedal de la gasoline hasta que toca el metal, nosotros quienes lo consumimos, somos especialmente cómplices de nuestro estilo de vida derrochador que devora 30% de las materias primas usadas por el mundo entero cada año. Nosotros alimentamos nuestros vehiculos, camiones, aviones, helicópteros, gigantescos centros de compra y bases militares con el 25% de todo el petróleo de la tierra. Cada uno de nosotros, que maneja uno, dos, tres autos, es cómplice. Cada uno de nosotros que compra con bolsas de plástico es cómplice. Cada uno de nosotros que recorre centros comerciales artificialmente mantenidos a temperatura tropical en invierno, es cómplice. Todos somos cómplices de esta calamidad. Todos somos BP.
...asi es mi querida amiga, estamos en la misma onda.
La mayoria de las persona ven esta situación como totalmente ajena
a ellos, no saben el peligro que corre el planeta y por ende nosotros los
humanos y la vida toda; es como si viviesen en otro mundo, o tal
ves piensan que a ellos no les va a tocar.
Personas como nosotras estamos en el medio de todo este desastre,
impactados por ambos bandos, los que siguen la destrucción y los que siguen
no enterarse de nada.
El daño que esta ocasionando esta catastrofe es para todo el planeta, no solo
para los que viven en sus alrededores.
Sabes tambien pienso...en que van hacer cuando ese pozo quede vacio, cuando
termine de expulsar todo el petroleo que no pueden parar?
EEUU acepto segun lei ayer, la ayuda de 12 paises...pero ya ese derrame lleva 2 meses
el daño ya es irreversible. Aqui en Venezuela, donde yo vivo Estado Zulia, es la zona
petrolera por excelencia del pais, de acá se extrae el 70% del petroleo nacional, los pozos
en la medida que se les va extrañendo el petroleo, se van inyectando con vapor y lodo, ya que varios poblados que existen en la superficie se estaban hundiendo. Se han cosntruido diques de protección, en los pueblos que están quedando por debajo del nivel del mar, y también se han desplazado otros pueblos completos a zonas más altas, por el peligro inminente que ya con el tiempo presentaban, por si se diera una rotura imprevista en el dique.
Somos una zona sismica, aqui tiembla todo el año ya nos hemos acostumbrado y se dice que es normal por el asentamiento de las capas geológicas, producto de la explotación petrolera. Esto no se conoce, pero nosotros estamos preparados para casos de contingencia. En los ascensores se colocan avisos de riesgos y recomendaciones y es algo con lo que vivimos.
Decenas de pingüinos llenos de petróleo llegaron a las costas uruguayas, donde todos los años llegan pero no con petróleo y es que los pingüinos migran desde el sur comenta Richard Tesore, de la organización SOS Rescate de Fauna Marina. Los pingüinos están siendo limpiados y alimentados por voluntarios, además de ser curados en caso de presentar heridas y posteriormente devueltos al mar.
'No sabemos si la contaminación de los animales se dio por vertido de petróleo en el mar o accidentes, pero nadie se hace cargo', agregó Tesore. Las manchas de petróleo neutralizan la protección térmica de su plumaje y al picar el combustible los pingüinos mueren contaminados.
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Hay mas de la cuenta mani, ya sabes que siempre llegan, pero parecería que hay mas. Aqui es mucha la gente que colabora pero ese no e el problema. Estamos muy mal por las noticias, que nos llegan de la asociación. Es criminal lo que están haciendo, no tiene perdón de Dios.
Por aqui la gente esta tratando de informarse, porque por los diarios y la tele nada.
Ahora vienen unos amigos de Suecia con noticias frescas, al gringo se le estan cayendo los pelos de malo que está.
En fin, esperaremos a ver que pasa, el dice que nada, que juegan a su gusto, que nadie los puede parar. Pero a lo mejor digo yo que tanta gente esta pasando tan mal a lo mejor se puede lograr algo.
El video ni lo quiero ver mira, hay muhos y no los miro, bastante tengo con lo que veo en la realidad, algunos los salvamos otros pobrecitos no.
Luci, no sabía eso que cuentas de los pozos allí en donde vives, ni idea tenía, que mal!!!
A veces hay que vivir las cosas para comprenderlas y saberlas.
Cuan equivocados han estado los que se dieron a la búsqueda de petróleo!!! cuanto daño que han hecho y hacen!!
Es increíble comprender ahora lo que ha estado pasando.
Uno creía en los que se suponía sabían, y ellos eran tan ignorantes como uno, pero peor aún por su irresponsabilidad e indiferencia.
Y lo mismo con tantas y tantas cosas, en las que uno creía ... como se va desmoronando todo!!!
Aprenderemos?
Nati, anduve buscando información sobre nuestras costas y no la hallé, por la imágen fui a dar con ese blog que pusiste la noticia.
Quizás todavía sea temprano para que se sepan los daños.
Es como dice Luci, no es solo ahí en esa zona, es todo el planeta que desarmonizan, las criaturas marinas se desplazan miles de kilómetros, espera unos meses y verás.
Según el video Luci, el pueblo se hundió a causa de las perforaciones en busca de petróleo desde hace 90 años, ... se hundió!ignoraba x completo que esto sucediera, es mas malo de lo que yo creía.
Gracias por hacerme tomar conciencia amiguis, como dijo el brasilero "muriendo y aprendiendo"