LAS LÃGRIMAS SONORAS DE UNA COPLA
Las lágrimas sonoras de una copla con el perfume de la noche entran por mi balcón, y todo cuanto duerme en mi callado corazón despierta.
¡Amor, amor, amor! Sangre de celosa», gime la triste copla callejera: blanca paloma herida que sangrando a refugiarse a mis recuerdos llega.
¿Ya no recuerdas aquel rostro palido, las pupilas tan grandes y tan negras que te hicieron odiar al amor mismo y maldecir la vida y la belleza, y amar el crimen y gustar la sangre que tibia mana de la herida fresca?
Duerme ya, corazón... Se va la música aullando de pasión por la calleja.
Y en la paz de la noche solo late el tiempo en el reloj que, lento, cuenta las venturas perdidas para siempre y los dolores que sufrir te quedan.
¡Amor, amor, amor'. ¡Que nadie bese
lo que ni en sueños mi esperanza besa! ¡Antes que en brazos de otro amor, prefiero entre mis brazos contemplarte muerta!
Francisco Espesa
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