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Socio-Política: HAITI
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Respuesta  Mensaje 1 de 18 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 17/01/2010 03:39
La doble maldición de Haití
 
«A la muerte le gustan los pobres», decía Le Monde diplomatique en febrero de 2005 tras el tsunami que acababa de golpear a Indonesia, las costas de Sri Lanka, el sur de la India y Tailandia (1). Es muy pronto para hacer balance del terremoto de 7 grados en la escala Ritcher que ha arrasado el país más pobre de América Latina, Haití, el 12 de enero. Pero se puede temer lo peor. Ahora se trata, urgentemente, de buscar y rescatar a las víctimas, llevar asistencia sanitaria a los supervivientes, habilitar refugios, proporcionar alimentos y agua y evitar las epidemias. La solidaridad internacional y la ayuda humanitaria de todos, de la ONU a Estados Unidos pasando por la Unión Europea -especialmente Francia, que no puede desentenderse de su deuda histórica con la isla- o América Latina, se moviliza según (o no) sus posibilidades.

Otra vez el seísmo golpea una región del globo poco respetada por los fenómenos naturales. En 2008, Haití ya sufrió el infierno de cuatro huracanes tropicales –Ike, Anna, Gustav y Fay-. No se pueden comparar con este terremoto, obviamente tan imprevisible como imprevisto, difícil de anticipar. Sin embargo, surge la primera pregunta: ¿Por qué durante esos huracanes, que las arrasan de la misma forma (con consecuencias económicas desastrosas), en Haití hubo que lamentar setecientas noventa y tres muertes y «sólo» cuatro en Cuba? Como un efecto de lupa, las catástrofes ponen de manifiesto el estado «real» de las sociedades.

Una vez pasado el choque inicial y la conmoción, los gobiernos, ONG, instituciones internacionales y medios de comunicación se dedicarán, todos a una, al tema de la «reconstrucción». Si es que se puede emplear el término «reconstruir» en un país que carece de todo.

Pero, ¿de qué reconstrucción hablarán? Después del huracán Micht, que en octubre y noviembre de 1998 se cobró casi diez mil vidas y cientos de miles de damnificados en América central, los movimientos sociales avanzaron la idea de vincularla a un nuevo tipo de desarrollo destinado a reducir la vulnerabilidad social. El tiempo se ha encargado de demostrar que desde entonces no se ha hecho nada en ese sentido. El único intento, emprendido mucho después por el presidente hondureño Manuel Zelaya, acabó por el golpe de Estado del 28 de junio de 2009…

A una clase política haitiana amenazada por el espectro de la autodestrucción, y que no está exenta de responsabilidad en el estado calamitoso del país, ¿quién le va a leer la cartilla? ¿Las instituciones financiera internacionales que han demorado el proceso de anulación de la deuda a pesar de los problemas a los que ya se enfrenta la población? ¿Washington, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo, etcétera? ¿Los países denominados «amigos» que cínicamente han empujado al descenso a los infiernos a la sociedad haitiana?

Desde 1984, el FMI obligó a Puerto Príncipe a liberalizar su mercado. Los escasos y últimos servicios públicos se privatizaron negando el acceso a ellos a los más necesitados. En 1970, Haití producía el 90% de los alimentos que consumía, actualmente importa el 55%. El arroz estadounidense subvencionado ha matado la producción local. En agosto y septiembre de 2008, el estallido de los precios alimentarios mundiales hizo que aumentaran su precio el 50%, lo que dio origen a los «motines del hambre». 

Un cataclismo natural se puede imputar a la fatalidad. El vergonzoso e insoportable empobrecimiento de las poblaciones urbanas y rurales de Haití, no.

Maurice Lemoine



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Respuesta  Mensaje 2 de 18 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 17/01/2010 03:41
 
La verdad sobre el sufrimiento de Haití
 
Incluso en estos momentos de devastación, Haití, el país más pobre del hemisferio, revela al mundo verdades útiles.

Este país insular caribeño de nueve millones de habitantes tiene en la actualidad a un tercio de su población sin cubrir las necesidades básicas de alimentos, agua, medicinas o vivienda. En un abrir y cerrar de ojos, el terremoto que ha afectado al país ha convertido en escombros a una capital de tres millones de habitantes por lo que la previsible mortandad puede situarse entre 100.000 y 500.000 seres humanos. Así de simple.

De la misma manera que se cierra la puerta del establo cuando sale el caballo, Estados Unidos y otras potencias mundiales están prometiendo enviar ayuda de emergencia a Haití. Algo bienintencionado, sin duda. Pero, ¿dónde estaba la ayuda y la asistencia para el desarrollo económico del país -en donde más de la mitad de la población vive con 1 dólar al día y el 80 % de sus habitantes están en la miseria- durante los años previos a esta catástrofe?

La pobreza de Haití -como la de otros países afectados por desastres naturales- deja a sus gentes inermes ante este tipo de calamidades. Y no nos engañemos. La pobreza de Haití no se debe a la mala suerte o a algo intrínsicamente defectuoso en sus recursos naturales o en sus gentes. El país se ha mantenido subdesarrollado durante décadas por las interferencias políticas y económicas de Washington para asegurarse que esta antigua colonia de esclavos siguiera siendo una fuente barata de exportaciones agrícolas a EE.UU. y como fábrica donde se explota al obrero para las corporaciones estadounidenses del sector textil y de otros bienes de consumo.

Mientras Washington se gasta 1 billón de dólares en guerras supuestamente para combatir la amenaza del terrorismo, los pobres de Haití- cuyo PIB se estima en 7.000 millones de dólares- nos ofrecen una perspectiva aleccionadora de lo que realmente es una amenaza real para la vida. Vivimos en un mundo físico donde se producen inundaciones, tsunamis y terremotos. Y estas catástrofes se cobran muchas más vidas que las amenazas en las que se vuelca Estados Unidos y en las que invierte mucho más dinero. ¿Pueden imaginarse cuántas vidas se podrían haber salvado en el terremoto de Haití si una parte de ese dinero despilfarrado en guerras inútiles se hubiera invertido en el desarrollo económico y social del país?

Por supuesto, la lógica moral y sensible de esa idea no se aplica en un mundo dirigido por la política exterior de Washington, ya que la lógica que impera allí es la del capitalismo, que precisa de la existencia de países como Haití para mantenerlos en la pobreza en provecho del beneficio de las empresas, y que exige centrarse en amenazas fantasmales para encubrir sus necesidades de controlar los recursos(principalmente energéticos). Esta es la auténtica cara de un sistema económico que Washington y sus aliados imponen al mundo. Y Haití ha dejado caer la máscara de este rostro horrendo.

La estremecedora angustia y el sufrimiento de Haití nos enseñan algo más. Los desgarradores reportajes de calles llenas de cadáveres y de sangre corriendo por los escombros, los niños llorando por sus padres, los padres escarbando con las manos en busca de sus hijos, las voces de los agonizantes rompiendo la oscuridad de la noche. El horror, en suma, de centenares de miles de personas que se ven de pronto sumidas en el dolor. Algunos testigos han comparado lo sucedido en Haití a los momentos posteriores a la explosión de una bomba atómica. Así que la próxima vez que portavoces de Washington, despreocupadamente sugieran el domingo por la mañana en alguna entrevista planes para borrar del mapa a Irán- esa otra “grave amenaza” (lo que quiere decir que no lo es)- deberíamos recordar: esto es lo que significa a gran escala el sufrimiento humano.

Finian Cunningham

Global Research

Respuesta  Mensaje 3 de 18 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 17/01/2010 03:42
Terremoto en Haití: la nueva excusa para prolongar la intervención militar de la ONU
 
Justo cuando la ONU iba a comenzar el repliegue de las tropas desplazadas en Haití, después de 6 años (la misión de los cascos azules comenzó en el 2004 y terminaba en 2010), ocurre el terremoto que alargará y aumentará la presencia de militares de la ONU en el país mientras dure la "lucrativa" reconstrucción del mismo ¿casualidad?


Quien se atreva a observar y analizar estos días la información emitida por los medios de manipulación masiva del capitalismo, se encontrará, tras unas cínicas muestras de preocupación por el desastre ocurrido en Haití, una misma solución al problema: más intervencionismo militar. Hoy por ejemplo (apenas un día después), el telediario de Antena 3 TV, tras diez minutos de información sobre el terremoto, hacía una pregunta al público “¿cree necesario el envío de tropas a Haití para evitar los saqueos?”, una pregunta que (en un repugnante ejercicio de manipulación) se apresuraba a responder con los supuestos resultados que esa misma pregunta había obtenido en su página web, presentándonos un 85% a favor del envío de tropas y un 15% en contra.

La solución al terrible terremoto de Haití que hoy nos proponen los medios de comunicación de masas capitalistas, no es nueva, tras el terrible Tsunami que asoló Indonesia en el año 2004, la solución propuesta fue la misma: más intervencionismo militar, una solución que supuso una nueva recolonización de la zona, por parte del Imperio.

Las soluciones propuestas por el Imperio a este tipo de catástrofes nos hacen sospechar, más teniendo en cuenta lo que la propia ONU definió en su día como “Técnicas de Modificación Ambiental”, en la Convención sobre la Prohibición de técnicas de modificación ambiental para uso militar o de cualquier otro tipo, celebrada en Ginebra, el 18 de mayo de 1977. Según la ONU se trataría de cualquier técnica para cambiar - a través de la manipulación deliberada de los procesos naturales - la dinámica, composición o estructura de la Tierra, incluyendo su biota, litosfera, hidrosfera y atmósfera o del espacio ultraterrestre.

En el sitio web Eco Noticias, encontramos también una interesante definición sobre “Técnicas de Modificación Ambiental” o "Guerra de Medio Ambiente": se define como la modificación intencional o la manipulación de la ecología natural, como el clima y el tiempo, los sistemas de la tierra tales como la ionosfera, la magnetosfera, el sistema de placas tectónicas, y/o de los eventos sísmicos (terremotos) para causar una intencionada destrucción física, económica, psico-social de un objetivo previsto geofísicos o poblacional, como parte de una guerra estratégica o táctica".

Las “Técnicas de Modificación Ambiental” no son algo nuevo, existen documentos desclasificados, que demuestran la alteración del clima con fines bélicos, como la “Operación Popeye”, desarrollada por los Estados Unidos, entre 1967 y 1972 en Vietnam, para alargar la estación del Monzón, con el fin de hacer impracticable la ruta de abastecimiento del Vietcong, o el “Proyecto Seal”, desarrollado entre 1944 y 1945 en Nueva Zelanda, que tenía el objetivo de generar maremotos de forma artificial.

Pero desgraciadamente, el deseo del control del medio ambiente y su utilización con fines bélicos o económicos no es algo del pasado, un ejemplo es el "Proyecto HAARP", sobre el cual expresaba su preocupación el Parlamento Europeo, en enero de 1999: “Considera HAARP. [La alta frecuencia de Active Auroral Research Program en Alaska]... en virtud de su amplio alcance y del impacto sobre el medio ambiente como una preocupación mundial, y pide por sus implicaciones legales, ecológicos y éticos ser examinado por una organización internacional u organismo independiente..., [el Comité] lamenta la reiterada negativa de la Administración de los Estados Unidos... a prestar declaración a la audiencia pública... sobre los riesgos ambientales y públicos [de] que el programa HAARP." (Parlamento Europeo, Comisión de Asuntos Exteriores, Seguridad y Política de Defensa, Bruselas, doc. No. A4-0005/99, 14 de enero de 1999).

Más revelador es un documento recientemente desclasificado de las Fuerzas Armadas estadounidenses, redactado a mediados de la Guerra Fría: "[La modificación del clima] ofrece al combatiente en la guerra una amplia gama de posibles opciones para derrotar o coaccionar al adversario ... modificación del clima formará parte de la seguridad nacional e internacional y podría ser realizada unilateralmente... Podría tener aplicaciones ofensivas y defensivas, e incluso ser utilizados con fines de disuasión. La capacidad de generar precipitaciones, niebla y tormentas en la tierra o de modificar el clima del espacio... y la producción de climas artificiales, todo es parte de un conjunto integrado de [militares] tecnologías". (Documento de la Fuerza Aérea de EE.UU. AF 2025 Informe Final)

Haití es el país más pobre de todo el hemisferio occidental, entorno al 75% de su población tiene que vivir con menos de 2 dolares diarios. Siglos del más brutal colonialismo e injerencia extranjera en su política interior, por parte de las grandes potencias capitalistas, son sin duda el responsable de ello.

Desde el año 2004 y tras un golpe de estado auspiciado por las potencias extranjeras, la ONU mantiene fuerzas militares (MINUSTAH ) en Haití para asegurar la explotación y el control de un país cuya única salida es la Rebelión, algo que el Imperio sabe, por lo que el terrible terremoto que acaba de asolar la capital, Puerto Príncipe, le vendrá a las mil maravillas para reforzar su presencia militar y disuadir a los nativos de sus deseos de independencia, más teniendo en cuenta que la MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití) finalizaba en octubre de 2010 y, en perspectiva de lo cual, la ONU tenía previsto iniciar en breve una retirada gradual de sus efectivos, algo que, desafortunadamente para el pueblo haitiano pero afortunadamente para el Imperio, ya no sucederá.

Carlinflas

Rebelión


 
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