La picadura de esta hormiga duele tanto como un disparo
La Paraponera clavata tiene el privilegio de ser el animal que causa la picadura más dolorosa. También la llaman hormiga bala, ya que dicen que su bocado duele tanto como un disparo. Otro de los nombres que la describen perfectamente es el de hormiga 24 horas, ya que es lo que dura el dolor de la picadura.
La hormiga, que se encuentra en Nicaragua y Paraguay, llegan a medir 25 mm y viven en la bases de los árboles. Fue descrita por primera vez por Joseph Charles Bequaert (1886-1982). Se dice que provoca un dolor 30 veces mayor al de una avispa. Quienes lo han sufrido lo describen como "olas de dolor ardiente y pulsátil, que no cesa en 24 horas" o “Puro, intenso, dolor brillante. Similar a caminar sobre brasas ardientes con una aguja de 7 centímetros clavada en tu talón”.
El entomólogo Justin Schmidt creó una escala de dolor que va del 1 al 4, donde clasifica el primer nivel sería la picadura de avispa antes mencionada. Mientras que la hormiga del fuego y la abeja africana tienen unos factores de dolor de 1,2 y 2, respectivamente, la paraponera alcanza el factor 4.
La causante de este dolor es una neurotoxina, la poneratoxina, el principal compuesto activo en el veneno, descrita a principios de 1990 cuando se investigaban sustancias naturales que pudieran utilizarse en insecticidas. La poneratoxina bloquea los impulsos del sistema nervioso central de los insectos y es un agonista que provoca contracciones de larga duración en los mamíferos. En algunas fuentes dicen que se necesitan unas 30 picaduras por kilogramo para que sea mortal. Por suerte solo administra este veneno cuando se siente molesta o amenazada, siempre tras avisar emitiendo una sustancia de olor almizcleño.
Aparte del color, la picadura tiene más consecuencias entre las que destacan una fiebre que puede durar tres días o la necrosis de la zona afectada. Otros signos y síntomas son los intensos dolores en la zona afectada, inflamación, temblores, sudoración, nauseas, el aumento de la temperatura y paralisis. Una segunda picadura puede ser capaz de causar un shock anafiláctico mortal, algo que no parece preocuparles a la tribu de Sateré-Mawé. Los Sateré-Mawé son una tribu de las selvas de la Amazonia que tiene un peculiar rito de valentía. En el ritual, un joven debe introducir la mano en un guante lleno de paraponeras. Si supera la prueba, el joven se convertirá en un guerrero. El inconveniente es que debe recibir la nada despreciable cantidad de 20 picaduras.
Los indígenas han usado estas hormigas como tratamiento para el reumatismo y afecciones similares durante siglos. Como curiosidad, las mandíbulas de la hormiga sirven como sutura, cerrando la herida, mientras que la saliva inflama la piel y la sellan herméticamente.