Jacques-Yves Cousteau se sumerge en las aguas con goggles por primera vez en la Costa Azul en 1936 y abre los ojos maravillado. Así comienza la aventura acuática que le mostraría el mundo submarino a muchos más.
Desde este momento en adelante, junto a su familia y a sus buenos amigos Phillipe Talliez y Frederic Dumas, Jacques se sumergiría metódicamente en las aguas. Viajarían por los mares del globo en el Calypso actuando como una especie de antena que le comunica y muestra al mundo lo que yace en sus profundidades.
Le prestaría atención a la flora, a la fauna y también las reacciones del cuerpo humano al estar sumergido y como éstas varían dependiendo de el lugar y el tiempo.
Desde el comportamiento de conglomeraciones de pulpos que contruyen verdaderas ciudades submarinas, hasta el sistema de ecolocación utilizado por los delfines y otros animales. Jacques Cousteau no sólo fue un incansable observador de la naturaleza, sino tambien uno de los primeros científicos que publicó sus observaciones de manera atractiva y sencilla para un público amplio.
Cuando aún eran pocos en el mundo los que se atrevían a sumergirse con un tanque de oxigeno, Cousteau les entregaba la experiencia a través de imágenes, películas y fascinantes lecturas como es “Un Mundo Silencioso”.
Su constante motivación de permanecer más y más tiempo en el agua, lo llevaron a desarrollar el scuba en 1943 (precedido por el aqualung y otros y con una que otra aventura cercana a la muerte en el camino). Esta es la tecnología que hoy acerca a millones de personas a las profundidades, permitiéndonos relacionarnos directamente con las maravillas submarinas y respetarlas y admirarlas como formas de vida.
Cousteau: Documentalista, cientifico, militar, fue también un ávido defensor de la vida marina. En 1960, junto a otros oceanógrafos, lograron detener la descarga de una gran cantidad de material radiactivo en el Mar Mediterraneo. Durante estos años aún no se sabía mucho sobre los efectos de la radioactividad, sin embargo el publico francés apoyó a los oceanógrafos y se dice que mujeres y niños se sentaron en los rieles del tren para que éste no pudiera pasar.
Cousteau muere en Junio de 1987 a los 87 años, dejando un legado de más de 120 documentales para televisión, más de 50 libros y una fundación de protección mediambiental. Vivió de acuerdo a sus propias palabras: “Cuando un hombre, por cualquier razón, tiene la oportunidad de llevar una vida extraordinaria, no tiene derecho a guardársela para sí mismo”.