Los equipos de emergencia trabajan en el río Raba, afluente del Danubio, para frenar el avance de los fluidos tóxicos.- Mueren los peces del Marcal, el primer río afectado por la contaminación.- El primer ministro húngaro dice que no se podrá volver a vivir en la zona más afectada
Los fluidos tóxicos provocados por el vertido de barro rojo tras la ruptura de una balsa con residuos de aluminio en Hungría han llegado al río Raba, afluente del Danubio. Los equipos de emergencia tratan de reducir el vertido en este río para evitar que llegue a una de las mayores vías fluviales de Europa. Pero, según la subdirectora de la Dirección General de Desastres de Hungría, Reka Becz, aunque la situación parecía controlada, con los últimos datos que muestran un grado de acidez de 9,3 en la confluencia del Raba y del Danubio, algo de contaminación está llegando al gran río europeo.[...]
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El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha asegurado que "no se puede vivir" en la zona del desastre. Orban, que está visitando los pueblos afectados, ha dicho que habrá que cercar y aislar las zonas más contaminadas de Kolontar, uno de los pueblos arrasados por la ola tóxica. "Es difícil encontrar las palabras, si esto hubiera ocurrido durante la noche, todo el mundo estaría muerto", ha manifestado. En su opinión, el desastre no pudo deberse a causas naturales. "Esta es una catástrofe sin precedentes en Hungría. Lo más probable es que se deba a un error humano. El muro [de la balsa] no se desintegró en un minuto, esto debería haberse detectado", ha subrayado
RAFAEL MÉNDEZ (ENVIADO ESPECIAL) - Budapest - 07/10/2010
No tiene caso retirar escombros de Kolontar; imposible, volver a vivir ahí: primer ministro
El vertido de lodo tóxico ocurrido en Hungría llegó ayer al río Danubio a través de uno de sus afluentes, el Raba, a la altura de la localidad de Gyor, a unos 120 kilómetros de Budapest, anunciaron las autoridades del país.
El barro rojo llegó primero al río Marcal, afluente del Raba, que a su vez vierte sus aguas en el Danubio, por lo que los científicos se están concentrando en contener la marea tóxica entre el Marcal y el Raba con la idea de que llegue la menor cantidad de residuos al Danubio.
En el punto en el que confluyen el Marcal y el Raba, los equipos de limpieza vierten yeso al agua para neutralizar los elevados niveles de alcalinidad de las aguas, que suponen una grave amenaza para los seres vivos.
Los niveles de ph –que miden la acidez o alcalinidad de las aguas– en la confluencia de ambos ríos han subido hasta 9.3 puntos, informó el vocero del Servicio de Desastres, Tibor Dobson. La escala de ph se establece entre 0 y 14 puntos, siendo el valor neutro de 7 el más adecuado para la vida. Por arriba de 7 el agua es alcalina.
Por el momento, no se han encontrado signos de daños naturales en el Danubio. En cambio, en el río Marcal murieron todos los peces de la zona afectada por la avalancha tóxica.
El servicio de Protección Civil húngaro aseguró que la masa tóxica aún no ha afectado las reservas acuíferas del subsuelo en las zonas anegadas y aseguró que la muerte de peces se limita al río Marcal.
Los ecologistas esperan consecuencias de largo plazo. Según dijeron, todavía es difícil determinar la verdadera dimensión de la catástrofe, ya que aún no se conoce la composición química del lodo ni su contenido enmetales pesados.
Para constatar los daños, el primer ministro, Viktor Orban, visitó este jueves la localidad de Kolontar, una de las poblaciones contaminadas con lodo. Después de observar el panorama dijo que no tiene sentido retirar escombros del pueblo porque resultaría imposible volver a vivir ahí. Es una catástrofe sin precedentes en Hungría, agregó. Un error humano fue la más probable causa. El muro del depósito de bauxita no se desintegró en un minuto y debió haberse detectado.
En ocho países temen contaminación
El Danubio, segundo río mayor de Europa después del Volga, que atraviesa Rusia, forma una sinuosa ruta por diez países, aunque sólo en Eslovaquia, Croacia, Serbia, Rumania, Bulgaria, Moldavia y Ucrania, además de Hungría, se temen catástrofes ecológicas por la contaminación con bauxita proveniente del río Marcal, en territorio húngaro. Austria no fue afectada porque los daños al cauce comienzan en un punto posterior a la zona fronteriza austro-húngara.
Tras su paso por Viena, el Danubio cruza otras tres capitales de Europa del este: Bratislava, Budapest y Belgrado. Las capitales húngara y serbia, así como medio centenar de ciudades y pueblos podrían resultar afectados por la alta tasa de alcalinidad generada por metales pesados componentes del lodo rojo que reventó el depósito de la productora de aluminio Mal, el lunes, en el oeste de Hungría.
Sólo en Alemania, donde nacen los arroyos que forman el cauce del Danubio en una zona boscosa y montañosa, el agua es utilizada para consumo humano, prácticamente sin tratamiento. Los otros nueve países por donde sigue el río –con unas 60 afluentes– tienen problemas para controlar la contaminación del líquido que desemboca en forma de delta en el mar Negro. El río de dos mil 800 kilómetros es navegable por diferentes tipos de embarcaciones hasta ciudades alemanas.
"Es imposible que nos quedemos", se lamentó el pensionista Imre Fabian, mientras retiraba el lodo rojo del piso de su cocina. La población de las localidades húngaras afectadas por el vertido tóxico comienza a aceptar que la vida que conocieron se acabó.
Devecser y Kolontár, ubicadas a 160 kilómetros de Budapest, se vieron gravemente perjudicadas el lunes, cuando se rompió un depósito de una fábrica de aluminio en la vecina Ajka y se derramó casi un millón de metros cúbicos de lodo con substancias muy corrosivas, tóxicas y algunas radioactivas, en unas de las zonas más pobladas de Hungría.
"La peor catástrofe química en la historia de Hungría", señaló el ministro de Ambiente, Zoltán Illes. El tercer incidente más grave de los últimos 20 a 30 años en Europa, informó el portavoz de Greenpeace, Herwitt Schuster.
Las autoridades húngaras lanzaron una investigación penal sobre lo ocurrido.
Cinco personas murieron, 120 quedaron heridas, la mayoría por quemaduras químicas, y más de 500 debieron abandonar sus hogares. Hay tres más desaparecidas. Los equipos de rescate buscan en el barro.
Con las búsquedas aumentan los casos de quemaduras químicas pues muchas personas resbalan en el barro o les cayó alguna gota en el cuerpo.
Fabian tuvo suerte porque salió de su casa cinco minutos antes de la inundación de lodo y fue a Devecser, un pueblo de 5.000 habitantes. Pero a su vecina no le fue tan bien. La anciana tuvo demasiado tiempo el pie en el lodo, le salieron puntos amarillos en la piel y se quemó el tobillo hasta la carne.
Más personas podrían morir porque el efecto de las toxinas no se ve de inmediato ni se siente.
"Si esto no hubiera ocurrido a la una de la tarde sino dos horas después, cuando todo el mundo regresa a su casa, habrían cientos de personas muertas", dijo Fabian a IPS. Pero el lodo sí destruyó sus cultivos formando una capa de 10 centímetros en su jardín, lo que mostró al periodista hundiendo un palo en el piso.
Pero en algunos lugares, el vertido llegó a los dos metros y derribó muros, cercas, dio vuelta automóviles, arrastró personas y animales.
Parece como si alguien hubiera pintado una línea en las casas y árboles de Devecser y Kolontár de color ladrillo, lo que da una sensación de impotencia y perplejidad ante una fuerza superior.
"No sabía que era eso, vino como una ola enorme. No me dio tiempo ni a escapar", dijo Ágnes Gombási a IPS. La mujer debió ser rescatada de su casa con la mitad del cuerpo hundido en el lodo. "Sentí como si estuviera cubierta de una ceniza caliente. Incluso después que me sacaron, la ropa me quemaba. Lo único que tengo ahora es lo puesto", añadió.
Devecser está a tres kilómetros del pequeño pueblo de Kolontár, donde antes vivían unas 800 personas. A la derecha del camino se ven árboles verdes y colinas fértiles. A la izquierda, un paisaje rojizo con juguetes desperdigados, ropa y muebles.
La inundación de lodo se extendió por 40 kilómetros cuadrados contaminando la tierra cultivable y el agua potable por las próximas dos a tres décadas, según especialistas. No parece que el material tóxico vaya a aplacar su destructora marcha. En el cercano río Marcal no hay más vida.
El lodo llegó hasta el río Danubio, pero la sustancia está tan diluida que no presenta un peligro ambiental en Hungría ni en los países vecinos, según las autoridades. "Nunca vi una monstruosidad como esa. Ninguna imagen de la televisión mostró lo que yo vi", dijo a IPS uno de los primeros bomberos en llegar al lugar. "La gente se había juntado en la iglesia, sobre la colina, y miraba lo que le había sucedido a sus casas", añadió.
Los equipos de limpieza se apresuran a volver a poner el lodo en el depósito. El inusual buen tiempo de los últimos días complica la tarea porque el barro se seca y puede convertirse en un polvo difícil de agarrar, lo que puede obligar a las autoridades a evacuar grandes zonas.
La situación parece estar controlada en Kolontár, pero la población de Devecser siente que no ha recibido mucha ayuda. Frente al empobrecido centro de rescate, la gente pide a unos funcionarios desorientados, cupones, vestimenta y contenedores para deshacerse del montón de muebles y bienes rotos que se acumulan frente a su casa.
Muchas de las personas afectadas no tienen previsto regresar. Pero los comercios comienzan a abrir. Se ven señoras limpiando el piso. Hay gente que duda si quedarse o empezar una nueva vida en otro lado. La decisión puede que no esté en sus manos.