Nuestra vida es un camino aún no transitado y que, por tanto, hay que abrir… andando, pero, con el ejercicio de nuestro libre albedrío, escogiendo, a cada paso, una entre las infinitas posibilidades de actuación que se nos presentan. Porque, cada instante de nuestra vida está formado, en última instancia, por una decisión que pone en marcha una posibilidad, y sólo una y, con ello, desecha todas las demás. Y cada decisión es un paso que hace camino, que desbroza el terreno, que orienta y condiciona los futuros pasos y que, de modo inevitable, nos aproxima a la meta. La vida, pues, no es más que un ininterrumpido decidir, un permanente caminar y un incesante e ineludible hacer camino al andar. De ahí nuestra exclusiva responsabilidad de adónde ese camino nos haya llevado, al final de la vida.
La vida, pues, no es más que un ininterrumpido decidir, un permanente caminar y un incesante e ineludible hacer camino al andar. De ahí nuestra exclusiva responsabilidad de adónde ese camino nos haya llevado, al final de la vida.
Pienso igual Yasmi, lo único que nos damos cuenta ya casi al final de éste.
Me gustó en verdad tu texto princesita, gracias y ...