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En Nombre De La Mujer: Prostitución forzosa: esclavitud en el siglo XXI
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 16/12/2010 05:18

Prostitución forzosa: esclavitud en el siglo XXI

 
 
 
Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: 'Un niño o una mujer son vendidos cada minuto", reza el cartel de una manifestación en contra del tráfico humano.

La prostitución forzosa es una de las prácticas criminales de los traficantes de personas, y genera enormes ganancias. En todo el mundo se necesitan nuevas medidas para castigar a los culpables y proteger a las víctimas.

 

 La explotación de seres humanos es un fenómeno que afecta a mujeres, hombres y niños de todo el mundo. Las redes criminales se apropian de ellos para someterlos al trabajo forzoso, a  la prostitución forzosa, a la mendicidad y al delito, o para asesinarlos y comerciar con sus órganos. Todas estas son prácticas que conforman una nueva forma de esclavitud.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo hay alrededor de 12 millones de personas en situación de trabajo forzoso, cerca de 2,4 millones de ellos por ser víctimas de la trata de personas (Human Trafficking). Las víctimas son capturadas a través del engaño, amenazas, rapto, fraude, abuso de poder y de situaciones de vulnerabilidad, entre otras formas de coacción. De acuerdo con un infome de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el 79 por ciento de los casos mundiales de tráfico de personas son con fines de explotación sexual.


Tercera fuente de ingresos del crimen organizado

La Organización de las Naciones Unidas y la Organización Internacional para las Migraciones califican a la Trata de Personas como un delito transnacional y lo consideran la tercera fuente de ingresos del crimen organizado después del tráfico de armas y del narcotráfico, generando ganancias anuales de unos 32 mil millones de dólares, unos 13.000 dólares por cada persona traficada.

El tratado internacional para combatir la trata de personas es el Protocolo de Palermo, del 15 de noviembre de 2000, un protocolo adicional de las Naciones Unidas. Clave en el Protocolo de Palermo es que, al definir un delito como trata de personas, es irrelevante si la víctima aceptó o no ser sometida a la explotación.

Pobreza y desinformación fomentan la esclavitud

De acuerdo con el Dr. Philipp Schwertmann, director del proyecto ‘Liga Contra la Trata de Personas' de Berlín (BBGM, por sus siglas en alemán), formado por la Unión de Sindicatos Alemanes, las representaciones alemanas de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la pobreza, la falta de acceso a la educación y la marginación social son factores que preparan el terreno para la trata de personas en muchos países del mundo.

El desempleo y la falta de recursos hacen que muchas mujeres, que no cuentan con una red social que les permita obtener créditos, tengan que movilizarse a lugares distantes para trabajar y hasta emigrar de su país. “El no tener acceso a esos recursos las hace más vulnerables que a los hombres, a los que les resulta más fácil contar con ellos”, explica Philipp Schwertmann.


Engañadas y forzadas a prostituirse en Europa

Es así como muchas mujeres aceptan, sin saberlo, estar al servicio de personas que las explotan, hecho que se les revela cuando llegan al lugar de destino. Muchas veces, el trabajo que les espera es la prostitución forzosa. La OIM calcula que, año tras año, unas 500.000 mujeres de todo el mundo son ingresadas ilegalmente a Europa para forzarlas a prostituirse, un 25 por ciento de ellas desde el Este europeo.

Especialmente en países de África, Asia y América Latina, los delincuentes engañan a las jóvenes con promesas de ganancias que nunca obtendrían en su país de origen, y con un futuro promisorio. La cifra de seres humanos traficados en América Latina y el Caribe ascendería a 1.320.000. “Otro aspecto es que muchas personas víctimas de la trata no conocen sus derechos, ni laborales ni como seres humanos“, dice Philipp Schwertmann. “Se las amedrenta también amenazando con agredir a sus familiares y se les quita su pasaporte o documento de identidad para que se les dificulte obtener ayuda”.

En Europa se cuenta con pocos datos estadísticos sobre la trata de personas. En Alemania, la Oficina Federal de Investigaciones Criminales (BKA) publica un informe anual sobre las investigaciones de casos de trata. En 2009 se investigó sobre 700 casos, principalmente de mujeres del Este de Europa, como Bulgaria y Rumania. Las más afectadas son las minorías étnicas de los gitanos en Rumania, y una minoría turca en Bulgaria. “En esos países, la discriminación de minorías étnicas juega un papel muy importante en el comercio con seres humanos”, señala el experto de la OIM.

Trabajo conjunto de la policía y las ONGs

Según Philipp Schwertmann, “cuando se hacen las denuncias, se realiza un trabajo conjunto entre las fuerzas policiales de los distintos países, y con la Europol, la policía europea, con las que la OIM trabaja para hallar a las personas y ayudarlas a salir de la situación”, explica el director de proyecto de la OIM. “A partir del Protocolo de Palermo se pudo unificar el concepto del delito de la trata de personas en las leyes nacionales en cada país”, subraya Schwertmann.

Sin embargo, “el mayor obstáculo es la aplicación de las leyes contra la trata”, dice el experto. “Hay relativamente pocos juicios por tráfico de personas y se dictan muy pocas condenas a los culpables en todo el mundo”, subraya Schwertmann. En este aspecto, todavía queda mucho por hacer.

Bildunterschrift:

Las mujeres son mantenidas cautivas como esclavas y obligadas a prostituirse.

 

Schwertmann explica las mayores dificutades residen en que este delito no es tan visible como el tráfico de drogas, por ejemplo, y es difícil reconocerlo como tal. “Las víctimas no siempre viven encadenadas ni son constantemente golpeadas, sino que los métodos de esclavización son más sutiles, y la policía y las organizaciones de ayuda tienen dificultades para identificarlas como tales”, dice el experto.

A esto se suma que las autoridades aún están muy poco sensibilizadas sobre el tema, señala Philipp Schwertmann. “Ven en un inmigrante a una persona que llegó por medios ilegales al país y que trabaja en negro y no paga impuesto. Se los considera delincuentes y no víctimas”, explica. Las campañas de prevención, realizadas a nivel global por la OIM, son muy importantes para que las mujeres sepan cómo protegerse.

La tarea de la OIM incluye medidas de capacitación para personal policial y judicial, pero “todavía no llegan a la mayoría”, dice el experto. “En varios países europeos hay escuadrones de policía especializados en el tema, pero el policía que trabaja en la calle no siempre conoce el tema”, señala Schwertmann.

Europa, en lucha contra la trata de personas

La UE aprobó este año una nueva regulación para combatir el comercio humano que se pondrá en práctica en los Estados miembros. Además, el Convenio Europeo contra la Trata de Personas, de mayo de 2005, que todavía no fue ratificado por Alemania, pero sí por España, tiene un aspecto que se debe remarcar, y es que se centra en la situación de las víctimas y no sólo en la persecución de ese delito, lo cual es nuevo.

En Alemania, varios Estados federados cuentan con tratados de cooperación entre las ONG o los centros de orientación y la policía que norman las tareas conjuntas de ambas instancias. La policía se ocupa de la investigación y persecución de sospechosos, y las ONG se encargan del cuidado de los afectados, una red muy eficiente a la hora de castigar a los culpables.

“Lo primero es cuidar a las víctimas, por lo general muy traumatizadas, y ayudarlas más tarde a juntar valor para identificar a quienes las explotan. Los centros de orientación son, en su mayoría, financiados por los Estados para ayudar a estas personas, hospedarlas en un lugar seguro y brindarles apoyo psicológico. Pero estos programas de apoyo no cuentan con todos los medios que necesitan y deben luchar para obtenerlos”, concluye Philipp Schwertmann.

Autora: Cristina Papaleo

 



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