Paquetitos especiales para ser atrapados al vuelo por los viajeros del tren. Doscientas raciones de ayuda para un sueño, todos los días del año, sin descanso y con una sonrisa en la boca. Las llaman “Las Patronas”: Los mismos emigrantes las bautizaron así por cariño, en agradecimiento a su solidaridad con ellos.
Esta es una historia sencilla de mujeres sencillas, que destila auténtica generosidad. Quizás sea por eso que nos emocionamos al ver lo que hacen.
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