MITO O LEYENDA del
“EL MAR”
El mundo era el mundo, para ellos los habitantes de esos tiempos remotos estaba perfectamente, terminado.
Tenían todo para gozar en él: codicia, poder, insensibilidad, se sabían los más poderosos, capaces de surcar los ríos por meses, para saciar su sed de ambición, sometiendo a pueblos lejanos, a sus designios de muerte y esclavitud.
Nada parecía hacer frenar esta inhumana forma de someter.
Los dioses se reunieron, cansados de tanta violencia y dolor que causaban a seres indefensos del otro lado del planeta.
Deberían buscar la manera de frenar su avance.
Muchas poblaciones alejadas estaban todavía sin sucumbir.
Fue entonce que habló el dios del agua, y llegaron a la conclusión de que a estos bárbaros, le favorecía el agua dulce de los extensos ríos, que regaba el planeta, ya que ésta le permitía subsistir en sus largos viajes.
Los dioses acudieron a los pueblos sometidos, para cerciorarse del dolor de éstos.
Se encontraron con que era de noche y todos estaban llorando.
Decidieron juntar cada una de las gotas de lágrimas que fluían de los ojos de esa pobre gente y con el poder que le concedía, ser el dios de agua.
Allí las arrojó.
En ese instante, todo cambió, el agua dulce, como la llamaban se convirtió en salada, por el poder de las lágrimas de tristeza.
La furia que tenían acumulada, formaban olas gigantescas capaces de derribar cualquier embarcación.
Los dioses se retiraron contentos por que ahora ya no les sería posible trasladarse a lugares lejanos, pues no tendrían el líquido vital que les permitiera subsistir en sus largos viajes, ni embarcaciones poderosas que pudieras evitar los embates de las grandes olas
Desde entonces el MAR convertido OCEANO, y baña las orillas de los pueblos que conforman el mundo en que habitamos.
(Aunque ahora, los dioses parecen estar dormidos y lamentablemente, la ambición, y la codicia, han podido superar las sales del mar)
María Rosa Leoni