"Alguien te molesta. Te pones furioso. Algo va en contra de tu guión y te lanzas en ataque frontal" (...).
"Ahora intenta aflojar el agarre de tu control y deja más libertad a la corriente. No te pido que estés de acuerdo con todos ni que aceptes todo. Simplemente cambia la táctica del control a la observación. Trata más de observar que de controlar. No te apresures a menear la cabeza, contradecir, discutir, perseverar en tu opinión, dirigir, criticar. Da a la situación la posibilidad de resolverse sin tu intervención activa o tu resistencia. Y quedarás, si no atónito, seguramente asombrado. Sucederá algo paradógico:
Al renunciar al control obtendrás aún más control de la situación del que tenías antes.
Un observador imparcial tiene siempre más ventajas que el participante inmediato. Es por lo que repito constantemente, alquílate.
Cuando mires atrás, te convencerás de que tu control iba en contra de la corriente (...). Tu intervención era innecesaria. Lo que considerabas como obstáculos, en realidad no lo eran en absoluto. Los problemas se resuelven felizmente sin que tú lo sepas".