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Socio-Política: Rumbo a Gaza
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 24/06/2011 09:05

El grupo de activistas de Rumbo a Gaza emprende la primera etapa del viaje que le llevará hasta la Franja de Gaza

22/06/2011

Las más de 40 personas que embarcarán en el ‘Gernika’, el navío del Estado español en la Flotilla de la Libertad, han partido hoy del aeropuerto de Barajas

También han viajado el eurodiputado Willy Meyer, el actor Willy Toledo y la diputada autonómica valenciana Marina Albiol

Madrid, 22 de junio de 2011.- El grupo de activistas de Rumbo a Gaza que participará en la Segunda Flotilla de la Libertad han partido hoy del aeropuerto de Barajas, iniciando así el viaje que les llevará hasta la Franja de Gaza. Además de la brigada de activistas, también viajan hoy personalidades como el eurodiputado Willy Meyer, el actor Willy Toledo o la diputada autonómica valenciana Marina Albiol, quienes forman parte de la delegación española que, junto a una gran coalición internacional, intentará romper y poner fin al bloqueo de la Franja de Gaza a finales de este mes de junio.

La expedición española –una de las más numerosas a nivel europeo de cuantas componen la Segunda Flotilla de la Libertad- embarcará en un puerto del Mediterráneo en el ‘Gernika’, el navío que Rumbo a Gaza aporta a la Flotilla junto a una ingente cantidad de ayuda humanitaria, especialmente material sanitario, educativo y de construcción.

Además de las personas de la campaña Rumbo a Gaza y de las personalidades representativas de ámbitos culturales y políticos, también viajarán en el ‘Gernika’ periodistas de los principales medios de comunicación nacionales, así como de otros países

La mayoría de los y las activistas viajarán en el barco que Rumbo a Gaza aporta a la Segunda Flotilla de la Libertad, que supera en navíos a su antecesora. Precisamente, el 31 de mayo se cumplió el primer aniversario del abordaje a aquella expedición: el Ejército israelí asesinó en aguas internacionales a nueve activistas, hirió a más de 50 y secuestró al resto de las 750 personas que formaban el convoy.

Se trata de 40 activistas que suponen una representación fidedigna de la pluralidad de la sociedad española, tanto a nivel de territorios –hay personas de, entre otras comunidades autónomas, Andalucía, Asturias, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, Madrid, Navarra y País Vasco– como por edad, profesión, procedencia social, etc.

Las personas que componen la delegación española han sido seleccionadas de acuerdo a un riguroso protocolo en el que se ha valorado su experiencia en cooperación internacional y movimientos sociales, su conocimiento de Oriente Medio y de la situación de Palestina y su capacidad de trabajo en equipo.

En Rumbo a Gaza tenemos el absoluto convencimiento que los más de 40 hombres y mujeres seleccionadas constituyen un equipo de una inmensa valía, unido por la determinación de romper y poner fin al bloqueo ilegal al que el Estado de Israel somete desde hace más de cinco años al millón y medio de personas que vive en la Franja de Gaza.

Rumbo a Gaza



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 12/07/2011 08:31
Flotilla, Flytilla y la perspectiva de ‘Acción de la Sociedad Civil’

Podrán decir que la pasada semana no fue muy fácil para el movimiento de solidaridad con Palestina: primero, una pacífica flotilla internacional que iba a entregar ayuda humanitaria a Gaza no pudo abandonar los puertos griegos. El gobierno griego se había rendido sumisamente a la presión israelí y a las organizaciones judías estadounidenses, y bloqueó la operación naval.

En segundo lugar, un intento internacional de llevar por avión a cientos de activistas de todo el mundo a Cisjordania también fracasó parcialmente, ya que el gobierno israelí logró aplicar suficiente presión para asegurar que el proyecto fuera frustrado antes de despegar. [1]

Aunque pueda parecer que el movimiento de solidaridad con Palestina sufrió un golpe, en realidad fue Israel el que resultó duramente golpeado en este caso, porque Israel sacó a la luz su nivel de histeria: parece que los ocho antiguos yates y unos cientos de pasajeros de Easyjet habían logrado estremecer a toda la sociedad israelí. Ahora tratad de imaginar el impacto potencial de cientos de miles de refugiados palestinos en marcha hacia sus casas en Jaffa, Acre Lod, Ramle, Haifa, Beer Shiva y Al Quds.

Creo que el cuadro está más claro que nunca, Israel no tiene ni la más mínima posibilidad de éxito. Su suerte está condenada. Solo es cuestión de tiempo. Y no es un asunto de ‘si’, es un asunto de ‘cuándo’.

Pero la verdad es un poco más grave. Tanto la Flotilla como la Flytilla son casos ejemplares de ‘campañas de la sociedad civil’, tenían el propósito de movilizar el apoyo público internacional utilizando medios pacíficos y democráticos.

Ambas campañas no apuntaban a dañar de alguna manera la seguridad de Israel; más bien iban para atraer la atención del mundo a la situación en Gaza y en Cisjordania. Su objetivo inmediato, es decir llegar a Palestina, no se cumplió, pero a pesar de todo su misión es una victoria clara y significativa porque prueba una vez más lo que significa Israel: el Estado judío es una sociedad cerrada, un colectivo mórbido impulsado por “Desorden de Estrés Pre-Traumático” (nutrido por vívidas fantasías imaginarias de destrucción). Aún más importante, las medidas desesperadas del gobierno israelí contra la pacífica Flytilla probaron al mundo que Cisjordania también está sitiada, y que Palestina está cerrada a los visitantes.

Los dirigentes de las dos ‘campañas de la sociedad civil’ habían hecho bien las cosas: lo habían planificado todo durante meses, orquestado y coordinado un puente aéreo de diferentes grupos internacionales. Habían reunido fondos, y habían operado como se esperaría que operaran los ‘defensores de la sociedad civil’.

Pero no se dieron cuenta de una cosa. No llegaron a comprender el hecho más obvio del Estado judío y los poderes que lo apoyan en todo el mundo. Por mucho que quisieron poner en acción la estrategia pacífica más civilizada, pueden haber descuidado el hecho de que el Estado judío no es un sitio civilizado, y que es totalmente ajeno a la noción de civilización. Una vez más el gobierno israelí suministró a sus críticos en todo el mundo una clara lección sobre las características singulares del Estado judío.

Israel contra la civilización

La palabra ‘civilización’ proviene originalmente de la palabra latina civilis, relacionada a las palabras latinas civis, ciudadano, y civitas, lo que quiere decir ciudad o ciudad-Estado.

‘Civilización’, por lo tanto, se entiende tradicionalmente como una sociedad que reconoce y respeta nociones de ‘derecho civil’ y ‘ciudadanía’. Por desgracia Israel no es una sociedad semejante. La mayor parte de las personas cuyas casas están en tierras controladas por israelíes carecen de derechos civiles básicos solo porque no son judíos.

Es posible que la deficiencia de Israel en este sentido tenga su origen en el desafío del judaísmo ortodoxo de las nociones de ‘derecho civil’ y civilización. Para el judaísmo rabínico, los derechos y deberes del judío son estrictamente fijados por la ley Halachá. [2]

Curiosamente, el sionismo de los comienzos fue un intento de remediar la situación. Prometió ‘civilizar la vida judía’. Prometió erigir una sociedad judía que respetara los principios de ciudadanía y de derecho civil secular. Pero el sionismo estaba condenado al fracaso. Desde su nacimiento, el Estado judío prefirió realizar la limpieza étnica de la población palestina en lugar de ejercer la posibilidad teórica de ‘civilización judía’.

La verdad es que el Estado judío se ha enfrentado a leyes Halachá desde el primer día. Por una parte israelíes seculares, agentes de la Hasbará y sionistas diseminan la engañosa imagen de una ‘sociedad civilizada y abierta’, ‘democrática’, judía, pero por otro lado, las instituciones religiosas de Israel cuestionan ese programa ficticio y engañoso: arguyen claramente que si Israel se define como el ‘Estado judío’, tiene que dar un verdadero significado al judaísmo. Se refieren básicamente a las leyes Halachá.

El resultado de esta lucha es obvio: A esta altura, Israel tiene muy poco respeto por la noción de ‘civilización’ o ‘derecho civil’. En el mejor de los casos, imita algunos síntomas liberales occidentales. El miembro de la Knéset [parlamento israelí] árabe Azmi Bishara, quien sugirió hace algunos años que Israel debería convertirse en un Estado de todos sus ciudadanos (es decir una civilización), tuvo que escapar lo más rápido posible, y ha vivido en el exilio desde entonces. No es un secreto que los israelíes árabes (palestinos con ciudadanía israelí) son ciudadanos de segunda clase y que los palestinos en Gaza y Cisjordania carecen de todo estatus significativo. Viven en prisiones al aire libre. Están sometidos a la brutalidad israelí y a diferentes formas de leyes racialmente discriminatorias. No solo ellos, las comunidades de trabajadores extranjeros en Israel también están totalmente marginadas. Viven una vida de total inseguridad, con pocos derechos.

Así, la pregunta obvia en este caso es si una ‘acción de la sociedad civil’, como hemos visto en las últimas semanas por parte de los activistas de la solidaridad internacional, puede tener algún efecto en absoluto sobre una sociedad que desafía de un modo tan evidente las nociones de ‘derecho civil’ y ‘civilización’.

Diáspora judía y civilización

El propio Israel es obviamente solo parte del problema: el Estado judío está apoyado por algunos incansables lobbies judíos de todo el mundo. Esos lobbies se las arreglan para presionar a los gobiernos e instituciones políticas occidentales hacia algunos laberintos siniestros. En Gran Bretaña, por ejemplo, Sheikh Raed Salah, también conocido como el ‘Gandhi de Palestina’, ha estado detenido durante más de una semana después de la vergonzosa rendición del gobierno británico ante la presión derechista del lobby judío. Asimismo, la prensa israelí se enorgulleció recientemente de informar sobre los incentivos ofrecidos por organizaciones judías al asediado gobierno griego antes de la Flotilla.

El gobierno israelí y los lobbies que lo apoyan se dieron cuenta hace rato de que es mucho más barato comprar a un político occidental que comprar un tanque.

Por lo tanto, la moral para el resto de nosotros debiera ser obvia: aunque el propio Israel desafía la noción de civilización, los incidentes mencionados prueban que sus lobbies en todo el mundo todavía se las arreglan para interferir con las civilizaciones de sus respectivas naciones.

Acción de la sociedad civil contra los no civilizados

Los líderes de la solidaridad con los palestinos tendrán que sacar las lecciones necesarias de los últimos eventos. Las campañas de la sociedad civil movilizan el apoyo público en todo el mundo y es ciertamente muy importante. Sin embargo, tales campañas pueden ser simplemente demasiado débiles para producir un cambio de conciencia en Israel.

A fin de derrotar a Israel y al sionismo, tenemos que reconocer lo que significa Israel: estamos combatiendo contra un proyecto tribal expansionista singular, de orientación racial, que no tiene precedente en la historia, y este proyecto va más allá de sus fronteras geográficas naturales. Israel no es una empresa territorial; es realmente una ideología, y su modus operandi está impulsado por formas radicales de supremacía racial (el carácter de ‘elegido’ del pueblo judío). Pero también debemos reconocer que el Estado judío no está solo: está apoyado institucionalmente por los judíos del mundo.

Si nos importan Palestina, la paz mundial y el estado de nuestro mundo en general, nuestra tarea es ponernos de pie abiertamente e identificar los tipos de ideología, política y cultura que sirven al Estado judío y sus intereses, global y localmente. No tenemos que ir necesariamente a Palestina a combatir a los soldados israelíes: podría ser mejor ubicar a sus mercenarios entre nosotros, en nuestros medios, instituciones políticas, think tanks, en el mundo académico y la economía.

Esa gente y esas organizaciones interfieren realmente con nuestra civilización y nuestros más sagrados valores occidentales de ética, pluralismo, armonía y tolerancia.

Notas:

[1] Los activistas que lograron llegar a Israel fueron rápidamente detenidos y recibieron órdenes de deportación.

[2] Se podrá argumentar que el Islam también desafía la noción de Derecho Civil. Sin embargo, a diferencia del judaísmo, el Islam es un precepto universal. Definió claramente medidas y actitudes respetuosas hacia minorías étnicas y religiosas.

Artículo publicado originalmente en Gilad Atzmon (http://www.gilad.co.uk/


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 12/07/2011 08:33
"Hay demasiado viento en contra para hacerse a la mar pero la lucha continúa"
Dimitri Plionis, uno de los portavoces griegos de la Flotilla de la Libertad 2

Bajo la presión de Israel y los Estados Unidos, el gobierno griego prohibió a la Flotilla de la Libertad zarpar rumbo a Gaza desde sus puertos. Pero para sus organizadores, la lucha acaba exactamente de comenzar e Israel permanecerá bajo la presión de la sociedad civil que va a seguir denunciando la ilegalidad del bloqueo y a seguir luchando para ir a Gaza. Dimitri Plionis, uno de los portavoces griegos de la flotilla, responde aquí a las preguntas de Silvia Cattori.Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.

El navío canadiense, de nombre “Tahrir” con 22 canadienses a bordo, así como contingentes de Australia, Bélgica, Dinamarca y Turquía, fue abordado por la policía local del puerto a Agios Nicolaos, Creta.

Silvia Cattori: La flotilla no fue autorizada a zarpar. ¿La razón será que Grecia se encuentra en estos momentos envuelta en una terrible tormenta financiera y que además se encuentra en un estado totalmente dependiente?

Dimitri Plionis [1]: Sabíamos que nuestro proyecto debería hacer frente a obstáculos, ¡pero de allí a tener a todos los principales gobiernos contra nosotros, así como las Naciones Unidas y el Cuarteto! No, no esperábamos que nuestro proyecto fuese objeto de tal honor; debemos de verdad haber puesto el pie sobre una mina. Por supuesto, nos damos cuenta de que es por una poco feliz coincidencia que nos encontramos en esta situación; pero seguimos creyendo que el proyecto de la Flotilla de la Libertad ejerce una presión apreciable. No somos fuertes; no representamos a Estados; no representamos a gobiernos. Pero tenemos ahora, contando a Grecia, tres gobiernos contra nosotros. Y, entre ellos, dos de los más poderosos del mundo: los Estados Unidos e Israel. ¿Y nosotros qué somos? Somos militantes, gente de la sociedad civil. No somos ni siquiera representantes de partidos; no somos ni siquiera organizaciones políticas. Y obtuvimos un tal resultado. Pusimos a Gaza en primer plano. Ya logramos este objetivo. Además, Israel, hace algunos días, aumentó la cantidad de ayuda humanitaria, y de materiales que autorizan a entrar a Gaza. Es gracias a nuestra presión.

Silvia Cattori : ¿Estamos asistiendo a una batalla de los israelíes por su imagen? ¿Piensa, que en esta fase, están ganando la batalla?

Dimitri Plionis: Israel está orgulloso de haber conseguido parar a la flotilla, es decir a 300, 500 o quizás 600 militantes y a diez o doce navíos de pequeña o mediana dimensión fletados por militantes pacíficos de la sociedad civil. Y ese Estado con un ejército de 300.000 soldados que oprime a los palestinos y dispone de armas nucleares, se declara muy satisfecho por haber parado a la flotilla. Israel se muestra muy feliz porque consiguió hacerlo a través del AIPAC, el lobby israelí en los Estados Unidos, de los que dependen numerosos senadores y miembros del Congreso. Y también a través del gobierno griego que es totalmente dependiente –  no está en una situación en la que pueda llevar verdaderamente una política independiente como cualquier país normal– por lo que presionándolo Israel consiguió parar la flotilla. Su victoria, si fuese realmente una victoria –y yo no pienso que lo es– es una victoria bien pequeña.

Silvia Cattori : ¿No es usted pesimista?

Dimitri Plionis : No, no soy pesimista porque estamos haciendo cosas. No olvide que no hablamos de una nación, ni de un país, ni de una organización política; hablamos de personas de la sociedad civil, llegadas de numerosos países, que tienen en común el objetivo de romper el cerco de Gaza. Sabíamos que no sería fácil, y que no es sino el comienzo de la batalla. No es el fin. Es el comienzo. Y aunque perdamos la batalla, no perdemos la guerra. El trabajo continúa.

Silvia Cattori : Hace unos días Netanyahu envió un mensaje a vuestro Primer Ministro para agradecerle por no haberlos dejado navegar. ¿Los israelíes no humillan de esta manera no solo a los miembros de la flotilla, sino también a toda la población griega?

Dimitri Plionis : Sí. Nos humillan, como griegos, porque nuestro gobierno nos puso como pueblo en esta situación. Pero pienso que la peor humillación es personalmente para el gobierno y para el Primer Ministro, por haber hecho tales cosas. Usted comprende lo que quiero decir. Nosotros, el pueblo griego, somos con una mayoría del 90% pro palestinos. Somos un país pro palestino desde hace muchos años. No es como en Francia, ni como Alemania, ni como Suiza; nosotros somos mucho más pro palestinos. El país que es más pro palestino que nosotros es Turquía. Puede ser que Turquía sea el de mayor porcentaje de ciudadanos pro palestinos, no estoy seguro. Pero nosotros lo somos, la gente lo es. Y si no sufrieran esta gran crisis económica, habrían sido más libres para expresarse.

Silvia Cattori: Los Israelíes libran una guerra contra los palestinos, y ahora contra ustedes, simplemente porque apoyan a los palestinos. ¿Entonces son plenamente conscientes de que es una tarea muy difícil?

Dimitri Plionis: Escuche, nosotros sabemos bien a qué nos enfrentamos. Somos, como he dicho, personas de la sociedad civil, somos simples ciudadanos. Conocemos, comprendemos su política. No somos tontos. Sabemos el juego que se juega. Lo sabíamos cuando comenzamos a organizar estas flotillas –eso comenzó en 2008- que no iba a ser fácil. Nosotros ponemos en alerta a los Estados, particularmente a Israel. Como he dicho, por una flotilla pacífica de algunos centenares de militantes, Israel moviliza todo su ejército, su fuerza aérea, su diplomacia. Su gobierno convoca a una reunión especial del Gabinete por esta flotilla. Pienso que es ridículo, completamente ridículo. Pienso que Israel se comporta de forma histérica.

Tienen una razón para estar histéricos; no quieren que la ruptura del cerco se produzca; no quieren que digamos que el sitio de Gaza es un acto de acoso internacional. Si piensan que el resultado les permite hacer todo lo que quieren, eso va a seguir pesando sobre el Gobierno israelí. Y eso va a crear una situación en la que Israel no podrá aplicar más su política.

El problema reside en la política del Gobierno israelí. En el hecho de que su política es inhumana, opresiva, colonialista. Israel oprime al pueblo palestino. Y eso ya no es aceptable en el siglo XXI. Es el apartheid, no podemos aceptar el apartheid. La sociedad civil no puede cerrar los ojos. Y es lo que intentamos mostrar. Sólo decimos que nunca vamos a atacar al gobierno israelí, el Estado israelí. No es nuestro objetivo. Lo que queremos es levantar el sitio de Gaza. Queremos que palestina sea libre.

Silvia Cattori: ¿Si comprendo bien, Israel está mostrando su debilidad?

Dimitri Plionis : Creo nunca se realizó una movilización semejante por este tipo de acción. Quiero decir que este tipo de acción no amenaza la existencia de Israel. No vamos a arrojar bombas o cualquier otra cosa. Sólo queremos pasar. Creo que todo eso se debe a que Israel se convirtió en un Estado militar colonialista. Es como el régimen de apartheid de Sudáfrica. Israel debería intentar convertirse en una nación normal. Corresponde al pueblo israelí que decida si quiere hacerlo o convertirse en algo peor. Dijimos la verdad sobre lo que queremos: estamos abiertos y todo el mundo debería conocer nuestros objetivos.

Fuente: http://www.silviacattori.net/article1707.html



 
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