Llegue a la hora exacta y tú ya estabas esperando,
sentada y entrecruzando los dedos de una forma rápida y nerviosa.
Dos besos y el desplome.... Al rato, después de recargar fuerza diste un trago de agua y entonces.... Tu voz se pronunció y el tono de tus palabras me hizo comprender la importancia
de la cita. Comenzaste hablar, también sonreías y seguidamente,
llorabas mezclando una carcajada. Intentabas disfrazar la herida que supuraba
entre tus palabras y mi silencio. En el transcurso de la conversación había momentos para todo; me agarrabas
de la mano, te levantabas y andabas sin pensar, gritabas y de pronto susurrabas angustiada.... Me contaste el ataque de pánico que sentiste cuando quedaste encerrada en el ascensor,
la compra detallada del supermercado, el tira y afloja con la compañía telefónica,
la programación televisiva compuesta por basura y vicios, la cena solitaria
y la temperatura invernal que tienen tus sábanas cada noche al acostarte..... Has convertido la cruz del carpintero en una equis para tachar... Por las noches, sigue estando en tu habitación la manzana mordida por aquella boca
que antes recorría tu piel... Ahora eres creyente de la incredulidad y de que la confianza sólo existe en los ilusos.... Me hablaste de cómo el hombre de tus sueños se transformo en el ogro de tu pesadilla....
Mientras tanto, seguía a tu vera escuchando tus lamentos..... Comentaste algo sobre una dantesca conspiración del destino, la mala suerte
y la injusticia contra ti. Te quejabas de la lluvia.... o de tus lágrimas,
la tormenta con tu actitud....el viento con tus alaridos.....Un tsunami en tus pensamientos. Sí sentías, el tiempo destrozaba tu sentimiento y del encanto al desencanto.... Sí te levantabas con ganas de todo, tu mente daba un tripe salto mortal
y te lanzaba al mundo de la ansiedad.....tantas vueltas
y vueltas para acabar llorando y no encontrar la salida en el laberinto de la desorientación. Hubo gente que se acercaba y ofrecía ayuda y consejos,
pero tú respondías que no deseabas psicólogos ni personas con el don del optimismo
....Que hay heridas que tumbadas en un sofá o en el foso de un café,
sólo hacen que abrirse para desembarcar la histeria de una loca
ciega en el dolor y sorda por el desamor. Tras el largo monólogo de sensaciones, dejaste el corazón exhausto
y la debilidad suplantó a tu rabia. Llegó la calma
y el silencio trajo la tranquilidad, que la verdad, venían como anillo al dedo.
Por fin pudiste controlar tu respiración, tus latidos y tus lágrimas....
Por otro lado, yo que estaba sujetando emociones,
había estado a punto de llorar contigo e incluso,
tuve el impulso de salir a la calle y buscar a ese bastardo para hacer dios sabe qué.... Ahora que el sosiego reinaba y tú habías acabado de desahogarte,
volviste a dirigirte a mí y mirándome fijamente a los ojos,
de una forma sorprendida y curiosa me preguntaste:
- Has guardado silencio en todo momento y nos has abierto la boca.
¿No vas a decirme nada? Se supone que eres mi amigo.... Entonces, me levanté y me senté justo a tú vera. Te miré, retiré tu cabello de la cara y abrí mis brazos.... Mi abrazo te hundió en mi cuerpo.... El abrazo era justo lo que necesitabas... Nada más y nada menos..... Así, hasta que perdimos la noción del tiempo....