Carta secreta de Obama a Teherán: ¿Está ya en marcha la guerra contra Irán?
La carretera a Teherán pasa por Damasco
The New York Times anunció que la administración Obama había enviado el pasado 12 de enero una importante carta a los dirigentes iraníes [1].
El 15 de enero, el portavoz del ministerio iraní de asuntos exteriores reconoció que la carta se había entregado en Teherán a través de tres canales diplomáticos:
- Una copia de la carta se le entregó al embajador iraní ante las Naciones Unidas, Mohammed Khazaee, a través de su homóloga estadounidense, Susan Rice, en la ciudad de Nueva York.
- Una segunda copia de la carta se hizo llegar a Teherán a través de la embajadora suiza en Irán, Livia Leu Agosti; y
- Una tercera copia llegó hasta Irán a través de Yalal Talabani, de Iraq [2].
En la carta, la Casa Blanca detallaba la posición de EEUU aunque las autoridades iraníes dijeron que era una señal de cómo están las cosas: que EEUU no puede permitirse emprender una guerra contra Irán.
En la carta, escrita por el presidente Barack Hussein Obama, había una petición de EEUU para comenzaran las negociaciones entre Washington y Teherán a fin de poner fin a las hostilidades entre los dos países.
“En la carta, Obama anunciaba estar preparado para iniciar negociaciones y resolver los desacuerdos mutuos”, declaró Ali Motahari, un parlamentario iraní, a la agencia de noticias Mehr [3]. Según otro parlamentario iraní, en esta ocasión el vicepresidente del Comité de Política Exterior y Seguridad Nacional del Parlamento, Hussein Ibrahimi, la carta seguía pidiendo la colaboración entre EEUU e Irán y negociaciones basadas en los mutuos intereses [4].
La carta de Obama trataba también de asegurar a Teherán que EEUU no emprendería ninguna acción hostil contra Irán [5]. De hecho, en ese período de tiempo, el Pentágono canceló o retrasó importantes maniobras conjuntas con Israel [6].
Sin embargo, para los iraníes, tales gestos carecen de significado, porque las acciones de la administración Obama respecto Irán han contradicho siempre sus palabras. Además, Irán cree que EEUU no ha atacado porque reconoce que los costes de una guerra con un contrincante como Irán son demasiado altos y sus consecuencias demasiado peligrosas.
No obstante, esto no implica que se haya evitado o que no vaya a tener finalmente lugar una confrontación entre Irán y EEUU. Las corrientes pueden ir en cualquier dirección. Ni tampoco significa esto que la administración Obama no esté actualmente emprendiendo una guerra contra los iraníes y sus aliados. En realidad, el bloque de Washington y el bloque de Irán llevan combatiendo una guerra en la sombra desde la arena digital y las ondas televisivas hasta los valles de Afganistán y las bulliciosas calles de Beirut y Damasco.
La guerra contra Irán empezó hace años
La guerra contra Irán no ha empezado en 2012 ni siguiera en 2011. El Newsweek Magazine afirmaba lo siguiente en un título de portada en 2010: “Assassinations, cyberattacks, sabotage – has the war against Tehran already begun?” [“Asesinatos, ciber-ataques, sabotajes, ¿ha empezado ya la guerra contra Irán?”]. La actual guerra puede que empezara en 2006.
En lugar de atacar directamente a Irán, EEUU ha empezado una guerra secreta y por poderes. Las dimensiones secretas de la guerra se están combatiendo mediante recursos de inteligencia, ataques cibernéticos, virus informáticos, unidades militares clandestinas, espías, asesinos, agentes provocadores y saboteadores. El secuestro y asesinato de científicos y comandantes militares iraníes, que empezaron hace algunos años ya, es parte de esa guerra secreta. En esta guerra en la sombra, se ha secuestrado a diplomáticos iraníes en Iraq y se ha detenido o secuestrado a iraníes que estaban de visita en Georgia, Arabia Saudí y Turquía. Asimismo, formando parte de esa guerra, se ha asesinado también a funcionarios sirios, a varias personalidades palestinas y a Imad Fayez Mughniyeh, perteneciente a Hizbollah.
Las guerras por poderes empezaron en 2006 cuando Israel atacó el Líbano con la intención de extender la guerra contra Siria. El camino a Damasco pasa por Beirut, aunque Damasco está en el camino a Teherán. Después de su fracaso en 2006, comprendiendo que Siria era el eje central del Bloque de la Resistencia que Irán dominaba, EEUU y sus aliados han pasado los siguientes cinco o seis años tratando de desvincular a Siria de Irán.
EEUU está también combatiendo a Irán y a sus aliados en los frentes diplomático y económico mediante la manipulación de los órganos internacionales y de estados interpuestos. En el contexto de 2011 a 2012, la crisis en Siria, a determinado nivel geopolítico, es un frente de la guerra contra Irán. Incluso las maniobras Austere Challenge entre Israel y EEUU estaban fundamentalmente dirigidas a Siria como medio de combatir a Irán.
Siria en el ojo del huracán
Lo que Washington está haciendo es ejerciendo presiones psicológicas sobre Irán como medio de distanciarle de Siria a fin de que EEUU y sus cohortes puedan entrar a matar. Hasta el comienzo de enero de 2012, los israelíes se han estado preparando continuamente para lanzar una invasión contra Siria en un desquite de 2006, mientras los funcionarios de la UE y de EEUU trataban continuamente de negociar con Damasco para lograr desvincularlo de Irán y del Bloque de la Resistencia. Sin embargo, los sirios rechazaron siempre el intento.
Foreign Policy, la revista del Council on Foreign Relations, publicó un artículo en agosto de 2011 afirmando que el rey saudí pensaba en Siria en el contexto de atacar a Irán: “El rey sabe que, aparte de la caída en sí de la República Islámica [de Irán], nada podría debilitar más a Irán que perder a Siria [7]”. Si tal comentario procede verdaderamente o no de Abdul Aziz Al-Saud, este punto de vista estratégico es representativo de las razones de atacar a Siria. El propio asesor de seguridad de Obama dijo también lo mismo pocos meses antes de que se publicara el artículo de Foreign Policy, en noviembre de 2011. El asesor de la seguridad nacional, Donilon, pronunció un discurso en el que dijo que “el fin del régimen de Asad constituiría el golpe más duro para Irán en la región, un golpe estratégico que cambiaría el equilibrio de poderes en la región en contra de Irán” [8].