|
Socio-Política: Japón
Elegir otro panel de mensajes |
|
De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 21/01/2012 06:09 |
El temor no frena las exportaciones nucleares
Japón planea impulsar las exportaciones nucleares civiles mientras intenta aplacar a su población, indignada por las filtraciones radiactivas ocurridas en su central atómica de Daiichi, en Fukushima, dañadas por el terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo de 2011.
"El motivo por el que Japón toma esta peligrosa medida es conseguir oportunidades de negocios e influencia diplomática en los países en desarrollo", explicó Yuki Tanabe, experto del Centro de Japón para un Ambiente y una Sociedad Sostenibles (Jacses, por sus siglas en inglés).
El Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes aprobó en diciembre proyectos para permitir la exportación de instalaciones nucleares a Vietnam y Jordania, como parte de la cooperación bilateral con esos países.
El primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, justificó los acuerdos diciendo que estos países "necesitan desesperadamente la tecnología de alto nivel de Japón". Pero Noda también dijo que su nación debe ayudar a "potenciar la seguridad de las plantas nucleares en esos países".
Hay acuerdos pendientes con otros varios países, entre ellos India, Bangladesh y Turquía, que abarcan la construcción de centrales nucleares, su operación y manejo por parte de empresas japonesas.
Pero ambientalistas en Japón y en los países receptores han unido esfuerzos contra estos proyectos, en una campaña que ha cobrado impulso a consecuencia del accidente nuclear de Fukushima.
Aparte de los enormes riesgos para la salud que implica la contaminación radiactiva, los activistas señalan los exorbitantes costos de la energía nuclear, que en los últimos meses quedaron demasiado evidentes en Japón.
La contaminación radiactiva posterior al colapso de Fukushima obligó a huir a más de 150.000 personas radicadas en sus cercanías.
Además, decenas de miles de hectáreas de tierras agrícolas fueron declaradas peligrosas para la producción de alimentos. Análisis realizados este mes en el mar revelaron la contaminación de los recursos marinos, lo que hace que no sean aptos para su consumo.
La Empresa de Electricidad de Tokio, operadora de la planta de Fukushima, ahora debe pagar indemnizaciones por más de 60.000 millones de dólares, lo que la obligó a pedir financiamiento público.
Estos complejos temas quedaron de relieve en una conferencia antinuclear organizada los días 14 y 15 de este mes por organizaciones japonesas e internacionales en la oriental ciudad de Yokohama.
Participantes de Corea del Sur, Canadá y la Unión Europea, entre otros, presentaron casos que ilustraron una fuerte opinión interna contraria a la energía nuclear.
Praful Bidwai, activista indio por la energía segura y renovable, explicó a la audiencia la importancia de que las poblaciones que viven cerca de las plantas nucleares realicen protestas con regularidad.
Actualmente, las plantas nucleares satisfacen tres por ciento de las necesidades energéticas de India, pero hay planes para llevar esa proporción a 20 por ciento para 2020, a fin de apoyar el crecimiento económico y cumplir con la demanda.
Bidwai destacó que India no firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear y tiene malos antecedentes en materia de seguridad atómica, tras haber sufrido varios accidentes, incendios, explosiones y derrames de agua radiactiva, que han expuesto a trabajadores y al público a la radiación.
En octubre de 2011, Noda y el ministro indio de Relaciones Exteriores, Somanahalli Krishna, acordaron reanudar las conversaciones sobre cómo crear las condiciones necesarias para una asociación entre ambos países para promover una energía atómica pacífica.
Funcionarios y empresarios que apoyan la tecnología nuclear señalaron que las exportaciones nucleares de Japón continuarán.
El debate antinuclear se extiende a varios países. En Corea del Sur, una encuesta realizada en octubre mostró que 68 por ciento de la población se opone a la construcción de nuevos reactores, exponiendo la falta de apoyo público a los seis nuevos sitios nucleares propuestos por el gobierno.
Corea del Sur firmó el año pasado un nuevo pacto de exportación nuclear con Emiratos Árabes Unidos y compite con Japón para conseguir pedidos en Finlandia.
Mongolia, un país rico en uranio, también se ha convertido en un punto focal del debate antinuclear, tras informes divulgados en mayo de 2011 en la prensa que señalaron que Japón y Estados Unidos planeaban construir allí una planta de eliminación de combustible nuclear usado.
Selnge Lkhagvajav, integrante del Partido Verde de Mongolia, dijo en la reunión de Yokohama que su país no tiene los expertos o la tecnología necesaria para aceptar energía o desechos nucleares.
"Los países nucleares ven a Mongolia como un vertedero por sus leyes laxas. Lucharemos contra esas medidas", dijo a IPS.
Japón, que depende de la generación nuclear para satisfacer 30 por ciento de su demanda energética, viene prometiendo implementar medidas estrictas para aumentar la protección contra accidentes como el ocurrido en Fukushima. Pero Tanabe, de Jacses, dijo que esas medidas son inútiles.
Mientras, análisis realizados en instalaciones nucleares han reducido drásticamente la producción atómica de Japón, y los activistas ven en esto una oportunidad para que el país busque fuentes energéticas más seguras. Suvendrini Kakuchi IPS |
|
|
Primer
Anterior
2 a 3 de 3
Siguiente
Último
|
|
De: Marti2 |
Enviado: 21/01/2012 06:31 |
Cayendo nuevamente en tinieblas atómicas
Con versos de Sébastien Castellion abre Kenzaburo Oé sus Cuadernos de Hiroshima: “¿Quién, en las generaciones venideras, podría entender/ que caímos de nuevo en las tinieblas/ después de haber conocido la luz?”. En el prefacio para la edición italiana de la obra, fechada en 2007, señala el Premio Nobel japonés: “Nunca he dejado de ocuparme de los problemas de los hibakusha, ni siquiera después de la publicación de los Cuadernos de Hiroshima; así como tampoco he dejado nunca de apoyar el movimiento popular a favor de la abolición de las armas nucleares.
Lamentablemente, la actividad de los japoneses en este ámbito está sujeta a severas restricciones, en cuanto nuestro país permanece bajo la sombra del paraguas nuclear de los Estados Unidos de América, que, entre otras cosas, mantienen aun una imponente base miliar en Okinawa. Una profunda desesperación me invade cada vez que pienso que moriré sin haber alcanzad uno de los principales objetivo del trabajo de toda una vida”.
Es comprensible la desesperación, en absoluta paralizadora, de Kenzaburo Oé. Japón es la tercera potencia económica del mundo; Alemania la cuarta. El gobierno, muy conservador, de este último país ha decidido abandonar la era atómica a principios de la próxima década. Sin atisbo para la duda, mucho ha tenido que ver en la decisión del hasta hace muy poco gobierno pro-nuclear germano las importantes movilizaciones ciudadanas de estas últimas décadas y, especialmente, de estos últimos meses, razonables y justas protestas ciudadanas que fueron abonadas, entre otras cosas, por la hecatombe de Fukushima, uno de los dos más grandes desastres de la industria nuclear y uno de los accidentes más graves de la época de la industrialización humana.
El país nipón, en cambio, su gobierno, no ha tomado la razonable senda germana. Javier Salas informa en Público [2] que si bien el ejecutivo nipón había afirmado el 6 de enero, por boca del ministro para la crisis nuclear Goshi Hosono, que impulsaría una legislación que desconectaría todos los reactores de la red cuando cumplieran 40 años de vida útil (de hecho uno de los gobiernos del anterior primer ministro llegó a hablar incluso de abandono de la era atómica), el gobierno nipón aseguró finalmente el pasado martes 17 de enero que la nueva normativa abrirá las puertas a que los reactores japoneses puedan cumplir 20 años más, sesenta en total. Por tanto, la nueva normativa aplaza por el momento hasta 2069 el posible apagón nuclear dado que, recuerda Javier Salas, fue en 2009 cuando se puso en marcha el reactor 3 de la central de Hokkaido. ¿Razones del cambio, razones de la nueva y dilatada prórroga? Las imaginables, las de casi siempre: las compañías eléctricas japonesas, TEPCO, la propietaria y gestora de Fukushima, en lugar destacado desde luego, reaccionaron duramente contra la anterior propuesta: sólo -¡sólo!-40 años y muchas más responsabilidades en caso de accidente les resultaba muy caro. Y los negocios siguen siendo los negocios, antes o después de Fukushima.
Por lo demás, de los 54 reactores nucleares con los que Japón contaba el 11 de marzo, el día del accidente de Fukushima, sólo cinco están funcionando en la actualidad, en torno al 10% (antes del accidente Fukushima, la nuclear suponía un 30% de la electricidad japonesa y el gobierno de Tokio había planeado llegar al 40%). El resto de los reactores están parados por inspecciones. Razonable argumento de los ecologistas críticos nipones: el que se produzca actualmente apenas el 10% del total de energía atómica que podría producirse sin que el país estalle en mil pedazos, es clara prueba de que la energía nuclear no es imprescindible. En absoluto. A finales de enero dos reactores más se detendrán por mantenimiento.
A pesar, pues, del desastre de Fukushima, Japón sigue casi al pie de la letra las directrices norteamericanas. USA ya ha autorizado que algunas centrales, similares a las de Fukushima que a su vez es como la de Santa María de Garoña [3], funcionen seis décadas, y eso a pesar de que fueron diseñadas inicialmente para 40 años. Un 50% más, nada menos. Entrevistado por Philippe Pons para Le Monde tras el desastre de Fukushima, Kenzaburo Oé señaló: “Hace tiempo que abrigo el proyecto de revisar la historia contemporánea de Japón tomando como referencia tres grupos de personas: los muertos en los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, los irradiados de Bikini… y las víctimas de explosiones en centrales nucleares. Si nos asomamos a la historia de Japón con la mirada en estos muertos, víctimas de lo nuclear, su tragedia es evidente. Hoy constatamos que el riesgo de las centrales nucleares se ha hecho realidad. Sea cual sea el final del desastre que nos acecha –y con todo el respeto que me producen los esfuerzos humanos desplegados para combatirlo-, su significado no se presta a ambigüedad alguna: la historia de Japón ha entrado en un nueva fase en la que de nuevo nos encontramos bajo la mirada de las víctimas de lo nuclear, de esos hombres y esas mujeres que demostraron un enorme coraje en su sufrimiento. La enseñanza que podamos extraer del desastre actual dependerá de la firme resolución de aquellos que consigan sobrevivir de no repetir los mismos errores“ [4]
Existen colectivos, grupos interesados con enormes intereses en juego, que no están dispuestos a rectificar. Sí, en cambio, la ciudadanía crítica japonesa. Un grupo de ciudadanos antinucleares interrumpió el 17 de enero una comparecencia de un grupo de expertos en el Ministerio de Energía cuando se iba a aprobar las pruebas de resistencia de una de las nucleares japonesas. No es la única acción. En septiembre de 2011, como se recuerda, una multitudinaria y activa marcha recorrió las calles de Tokio para pedir el fin de la energía nuclear, la salida de Japón de la era atómica. Muchos ciudadanos y ciudadanas no están cegados por el color del dinero y los negocios que le son anexos.
Salvador López Arnal Rebelión
Notas: [1] Kenzaburo Oé, Cuadernos de Hiroshima, Anagrama, Barcelona, 2011 (traducción de Yoko Ogihara y Fernando Cordobés) [2] J. Salas, “Japón alarga la vida de sus centrales hasta los 60 años”. Público, 19 de enero de 2011, p. 32. [3] En España, no existe límite legal para las centrales, aunque inicialmente se definía para 40 años. El nuevo Gobierno del PP, como era de esperar, ha pedido al Consejo de Seguridad Nuclear que revise las condiciones de Garoña. Quieren que alcance los 50 años de vida. Los beneficios generados dan vértigo. [4] Kenzaburo Oé, Cuadernos de Hiroshima, op. cit, pp. 215-216.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
|
|
|
|
De: GILDA08 |
Enviado: 22/01/2012 02:01 |
Es increíble que todavía los países supuestamente "civilizados" no terminen de aceptar que el tiempo de la dependencia
del petróleo y todos los hidrocarburos, ya pasó. Con todos los desastres que ha habido en el Siglo XX, ( derrames y contaminación ambiental ) TODOS LOS PAISES deberian estar muy ocupados en recurrir a las Fuentes Alternativas de Energía, QUE LAS HAY DE SOBRA, Porqué no lo hacen ? por la ambición y la
avaricia de los poderosos que no nos quieren soltar del "cogote",
POR ESO...!
TEORIA DEL PICO DE HUBERT
La teoría del pico de Hubbert, también conocida como cenit del petróleo, petróleo pico o agotamiento del petróleo, es una influyente teoría acerca de la tasa de agotamiento a largo plazo del petróleo, así como de otros combustibles fósiles. Predice que la producción mundial de petróleo llegará a su cenit y después declinará tan rápido como creció, resaltando el hecho de que el factor limitador de la extracción de petróleo es la energía requerida y no su coste económico.
Aún siendo controvertida, esta teoría es ampliamente aceptada entre la comunidad científica y la industria petrolera. El debate no se centra en si existirá un pico del petróleo sino en cuándo ocurrirá, ya que es evidente que el petróleo es un recurso finito y no renovable en escalas cortas de tiempo por lo que en un momento u otro se llegará al límite de extracción. Esto depende de los posibles descubrimientos de nuevas reservas, el aumento de eficiencia de los yacimientos actuales, extracción profunda o la explotación de nuevas formas de petróleo no convencionales.
El año exacto del pico todavía no ha sido establecido con precisión, si bien La Agencia Internacional de la Energía (AIE) hizo público en noviembre de 2010, que la producción de petróleo crudo llegó a su pico máximo en 2006.1 2 Basándose en los datos actuales de producción, la Asociación para el Estudio del Pico del Petróleo y el Gas (ASPO en inglés), considera que el pico del petróleo habría ocurrido en 2010,3 mientras que el del gas natural ocurriría algunos años más tarde. Por el contrario, las estimaciones de los más optimistas arrojan reservas para al menos 100 años más.
Este hecho implicaría importantes consecuencias para los países desarrollados, que dependen en gran medida de petróleo barato y abundante, especialmente para el transporte, la agricultura, la industria química y la calefacción doméstica. La teoría debe su nombre al geofísico M. King Hubbert, quien predijo correctamente el pico de la producción estadounidense con quince años de antelación.
Gran parte de la industria petrolera y de los automóviles afirma que la teoría de Hubbert es falsa o, como mínimo, la omiten y ocultan. Algunos críticos economicistas afirman que la escasez motivará la búsqueda de nuevos descubrimientos y que las reservas se incrementarán por encima de lo predicho por Hubbert. Pero incluso en la versión más optimista la limitación de los recursos petroleros pone una fecha límite a la extracción barata de ese recurso. Nadie parece negar la existencia de un techo de producción pero pocos son los gobiernos y empresas que hasta ahora lo han mencionado abiertamente. De entre estos cabe citar a la multinacional americana ChevronTexaco quienes han lanzado, recientemente, la campaña publicitaria4 para concienciar al público estadounidense de la necesidad de actuar ante el inminente agotamiento del petróleo. También recientemente la multinacional española Repsol-YPF ha hablado ya públicamente en una conferencia de la cuestión haciendo uso de los mismos gráficos del ASPO.5
La llegada de ese pico de extracción hace pensar en un sombrío futuro en el que la humanidad tendrá que sobrevivir sin la principal fuente de energía que la ha hecho crecer y prosperar durante todo el siglo XX.
Un creciente número de expertos creen que el pico de producción, de hecho, ya ha llegado. Después del huracán Katrina, Arabia Saudita admitió que no puede incrementar su producción para atenuar la crisis por las pérdidas en la producción y el refino sufridas en la zona del Golfo de México. Muchos piensan que estamos ante el inicio de la crisis definitiva del petróleo. Definitiva porque será la última y la que obligará a efectuar los mayores ajustes y recortes en su consumo como nunca antes se ha hecho.
Pero la crisis no se limita sólo al petróleo. El gas natural también está en las últimas en muchos lugares y su pico de producción no sucederá mucho después que el del petróleo. Aun así, cabe esperar que a falta de esos recursos se inicie la explotación de los depósitos de metano en vetas de carbón.
Pico global de producción según Hubbert. Según ASPO se habría producido un retraso de unos 10 años con respecto a las previsiones iniciales de Hubbert.
Tomado de Wikipedia.
|
|
|
|
|
|
|
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados | |
|
|