El mundo es una extensión de nuestros pensamientos y sentimientos, toda nuestra experiencia interior se refleja en el exterior. Cuando lo que sentimos es miedo, la realidad que creamos es esa: la de del miedo, incertidumbre, dudas e inquietud.
Tenemos el poder de cambiar el mundo que nos rodea, y muchas veces lo utilizamos mal, pero podemos aprender, podemos mejorar… todo depende de nosotras mismas.
Puede ocurrir que aquellas mismas cosas que nos rodean, que hace tan sólo unas semanas nos resultaba bello, lleno de seguridad y paz; hoy se transforma en algo diferente porque nuestro alma está mirando con esos colores, con esas sensaciones.
Todo lo que nos “sucede” nos sucede desde nosotras mismas, en ello radica el poder personal que cada quién tiene. En descubrir que cambiando los pensamientos y los sentimientos tendremos la oportunidad de cambiar lo que estamos observando. La situación en la que estamos inmersas está patrocinada por nuestras emociones, y pensamientos. Somos nuestros pensamientos. Somos lo que comemos y lo que pesamos.
Si tenemos pensamientos de amor, paz y armonía, creamos para nosotras mismas ese universo. Pero si estamos enfocadas en pensamientos negativos, de sufrimiento, de escasas posibilidades, todas las puertas que están abiertas se cierran. No es magia; es nuestro poder personal de relacionarnos con el mundo. Si pienso que el “amor” no es para mí o que no existe, aunque venga el mismísimo Cupido a demostrarme lo contrario, no lo veré porque estoy cegada en mis pensamientos, en mis creencias que vivo como verdades. Y las verdades son irrefutables, innegables y por lo tanto inmodificables. Mas si logramos entender que todo es teñido por nuestra mirada, si somos conscientes de que creamos lo que creemos, podremos rediseñar la realidad.
Tendremos a nuestro bien ese poder personal de “crear para nosotras mismas un oasis de equilibrio y paz mental”. ¿Cómo lograrlo? No es fácil, pero tampoco imposible. Todo requiere de tu trabajo personal, de tu deseo genuino de hacer algo diferente.
Albert Einstein sostenía que “Nuestro lenguaje forma nuestras vidas y hechiza nuestros pensamientos”; entonces empezaremos por el lenguaje. Sí, por la materia prima de los pensamientos. Los pensamientos están constituidos por el lenguaje; por las palabras que a menudo se presentan como “inocentes” frente a nosotras y sin embargo tienen una gran influencia en lo que hacemos, simplemente por lo que decimos. Empezaremos por desterrar, echar, erradicar de nuestro vocabulario palabras que nos cierran posibilidades como: “Imposible”, “Nunca”, “Siempre”, “No puedo” –cada vez que te escuches decirlas o pensarlas “tronarás” los dedos, será como un despertador mental, una alarma que te hará consciente de lo que estás diciendo o pensando. Y luego empezarás a cuestionarte respecto de lo que haces y de lo que no haces también, comenzarás por decirte, “¿para qué lo hago?” En lugar de “¿por qué?”, pues la primera pregunta te lleva hacia un lugar y la segunda busca una excusa.
Por ejemplo, puedes pensar que en el amor no tienes suerte y te dices a ti misma “No puedo tener una relación amorosa exitosa” o “Los hombres siempre me traicionan”, en ambos casos vas a detonar la alarma mental y luego dirás ¿Para qué digo eso? ¿Para qué creo en eso? Yo te voy a dar algunas respuestas como ejemplo: “Para no arriesgarme a una relación nueva”, “Para seguir sola en mi zona de confort en lugar de arriesgar a conocer a alguien”, “Para evitar una supuesta futura desilusión”, “Para que los demás tengan piedad por lo que has vivido” ¿Entiendes? Todos tenemos un “para qué” que es nuestro motor, el que nos moviliza a actuar o a no actuar (aunque decidirse por no actuar también es un modo de actuar).
Si a diario repasas y reflexionas sobre las preguntas que te haces a ti misma, sobre los juicios que tienes sobre ti misma o tus acciones o tus gustos; si te conviertes en tu objeto de auto-observación aprenderás a cambiar tus candados emocionales y tus pensamientos. El punto de la cuestión no es tener problemas sino cuáles son los pensamientos que se disparan para enfrentarlos. Si son generadores de posibilidades o si sólo cierran espacios.
Recuerda; “La vida es como un juego de riesgo, todas las preguntas están ahí, lo único que tenemos que hacer es plantearnos una respuesta inspiradora para ganar” (Anthony Robbins)
AUTOR: SHOSHAN