LA PALABRA
Dulce mensaje sumergido, dulce paisaje revivido... Si tú, palabra mágica, desciendes hasta mi, yo te recogeré y sabré qué me quieres decir. ***
En calma me siento en la serenidad del silencio... Cuando el suspiro no llega, cuando el olvido me aleja de ti, quisiera tenerte, apresarte y con ahínco ampliarte, desgranarte, deshacerte en mil sensaciones que remonten mi nido... ***
Si por un momento te miro, me veo en ti nacida, me siento en ti prendida, acogida como náufrago a la deriva en ese mar que tanto amo, bálsamo de mis heridas, océano profundo... mi vida... ***
Mas tú no estás quieta, huyes, acudes, danzas al compás de una música desconocida, compones tu propia sinfonía, en tu esfera naces y mueres pero mientras, vives y respiras en mi esperanza... ***
Y por mi alma vuelas, planeas... inmensa, como si tuvieras alas, fugaz paloma torcaz de un mensaje embajadora, instrumento inmortal que derrama el consuelo que me da tu esencia... ***
Te observo entonces delicadamente, veo tu rostro de mil facetas y, cual fulgor de diamante, en el aire suspendido, irradias mil destellos y tus suaves matices me transportan a otro mundo, el de mis sueños... ***
Brotar en vano la palabra no puede, es inútil crearla pues está viva, nos manda sus requiebros y sus miradas. Y en ella nuestros ensueños van montados, a su grupa, y desde nuestra ventana, asomados, la vemos como cabalga...
A. AVALON.
Yara
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