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Libros: La Mente de las Celulas
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De: kuki (Mensaje original) |
Enviado: 04/08/2012 00:03 |
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Prólogo
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¿Pasaporte… Para Donde?
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Introducción
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El Elemento Nuevo
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El Otro Estado
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El Próximo Reino
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El Descenso Al Cuerpo
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La Mente Física
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El Paso
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La Física Nueva
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La Mente De Las Células
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Los Ojos Del Cuerpo
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La Super Vivencia
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La Partida De Madre
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¿Apocalipsis o Cuento De Hadas?
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:05 |
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Sri Aurobindo fue político y luchador por la independencia de India; filósofo, integrador de dos civilizaciones: oriente y occidente; vidente, y descubridor de una nueva, misteriosa y ascendente geografía de esta tierra y de este universo; maestro de yoga y de nuevos caminos de acercamiento a la divinidad.
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Lo que sorprende en Aurobindo es su sobrio y acertado análisis sobre el proceso histórico del espiritualismo hindú. También, como es lógico dentro del contexto planteado por su salto de lo político a lo espiritual,la necesidad de encontrar una síntesis ente oriente y occidente.
El razonamiento científico con relación a los elementos puestos en juego para poder acceder a un estado espiritual de carácter Supermental, guarda una similitud con el planteo del Superhombre encarado por Nietzsche.
Sin embargo, si se observa con atención, el pensamiento de Sri Aurobindo es un hecho que contrasta con los millones de vendedores de baratijas concentrados en la feria donde el yoga se vende a $ 80 mensuales.
El yoga planteado por este líder espiritual hindú no es un recurso aeróbico recomendado a mujeres de 70 u 80 años. El yoga de Aurobindo es el remanente de una de las culturas más brillantes que habitaran la tierra.Y cuando nos sumergimos a practicarlo,mientras caminamos, trabajamos o llevamos a cabo cualquier tarea, nos damos cuenta que hay territorios vírgenes en nuestro interior. Territorios que merecen ser conquistados; ya que pueden mostrarnos su poder en la medida que avancemos hacia la superación del hombre mental.
LA EVOLUCION SUPRAMENTAL
Sri Aurobindo
Hubo tiempos en que la búsqueda por adquisiciones espirituales fue, al menos en ciertas civilizaciones, mas intensa y extensa que ahora; o bastante mas de lo que ha sido en general durante las centurias pasadas. En la actualidad - al parecer- asistimos al comienzo de una nueva etapa de búsqueda, que tiene su inicio en lo que fue adquirido durante el pasado y se proyecta hacia un gran futuro. Pero, como siempre, aun en la edad de los Vedas o en Egipto, el merito del conocimiento oculto ha sido confiado a unos cuantos, pues no fue derramado sobre la totalidad de la masa humana.
La masa humana se desenvuelve lentamente, conteniéndose a si misma en todas las etapas de la evolución de lo material, hasta el hombre vital, cuando este avanza en el mapa mental. Una pequeña minoría fue quien abrió las puertas del conocimiento espiritual oculto, preparando el salto evolutivo hacia la superación del hombre mental, con la finalidad de introducirlo en el ser espiritual Supermental.
Algunas veces esta minoría ejerció una enorme influencia- como lo hizo en la India Vedica, Egipto o, de acuerdo con la tradición, en Atlantis, donde determinó la estirpe de la civilización al darle un fuerte sello espiritual y oculto.
En ciertos momentos permaneció apartada en sus escuelas u ordenes secretas, sin influir directamente a la civilización que se ahogaba en la ignorancia material, el caos, la oscuridad u en la dura ilustración externa que rechaza el conocimiento espiritual.
Los ciclos de evolución siempre tienden a ascender; pero como son ciclos, no lo hacen en línea recta. En consecuencia, el proceso da la impresión de que se compone de una serie de ascensos y descensos; pero lo esencialmente ganado se ha mantenido aun eclipsándose por un tiempo, para luego reemerger en nuevas formas, apropiadas para las nuevas eras. La creación ha descendido por todos los grados del ser. Desde la Supermente hasta la Materia. Y en cada grado ha creado un mundo, una dirección, un nivel, un orden adecuado. En la creación del mundo material hubo una precipitación, un descenso hacia el Consciente, dentro de un aparente Inconsciente.
Y un emerger del Inconsciente, grado a grado, antes de recobrar su alta espiritualidad, su cúspide supramental, y las manifestaciones de sus poderes, aquí, en la Materia. Pero aun en el Inconsciente hay un Conciente secreto que - podría decirse- trabaja mediante una complicada y oculta Intuición que le es propia. En cada escena de la Materia, en cada escena de la Vida, esta Intuición asume un trabajo apropiado, perteneciente a la escena y a los actos que detrás del telón soportan y refuerzan la inmediata necesidad de las fuerzas creativas. Hay una Intuición que sostiene y guía el juego en la Vida; además del desarrollo de la Vida en la Materia - antes de que ésta se encuentre lista para la evolución mental de la que el hombre es vehículo.
En el hombre la creación sigue el mismo proceso ascendente: la Intuición se desarrolla en el interior de los escenarios de acuerdo con el espacio alcanzado de forma progresiva. Aun en el preciso intelecto del científico, quien se inclina a negar la existencia separada o la superioridad de la Intuición, él no puede avanzar a menos que haya detrás una Intuición mental capaz de autorizarlo a tomar el siguiente paso o anticiparle lo que ha sido hecho. De este modo, la Intuición es presentada al principio de las cosas, también en el centro de su propia consumación.
Ella solo toma su forma cuando trasciende el plano mental e ingresa en el dominio espiritual; porque ahí es cuando avanza dejando detrás el telón, ya que debe revelar su completa y verdadera naturaleza.
Con la evolución mental del hombre se trasciende otro proceso evolutivo, preparando de este modo el terreno para el ser espiritual y Supramental. Ambos tienen dos líneas de
acción: una, el descubrimiento de fuerzas Secretas en la Naturaleza y en los ocultos planos de los universos apartados de nosotros por la acción del mundo de la Materia.
El otro, en el descubrimiento del alma del hombre, del ser espiritual. Si la tradición de Atlantis es correcta, de un progreso se puede ir hacia el extremo del conocimiento, pero no más allá de él.
Por otra línea de trabajo que descubriera el ser espiritual, tenemos el registro dejado en la India de la época Vedica.
El conocimiento oculto estaba ahí, pero se lo mantuvo subordinado. Podríamos decir que en India vino primero el reino de la Intuición; la Mente intelectual se desarrollo después; en la tardía filosofía y en la ciencia. Pero en los hechos la masa de los hombres, esto es evidente, vivió en el plano material, adorando divinidades de Naturaleza material, buscando en ellas objetos enteramente materiales.
El esfuerzo de los místicos Vedicos reveló que el poder está detrás de las cosas y estas poseen una visión interna, una audición y experiencia revelada solo a un limitado número de videntes y sabios y mantenida oculta de la masa humana.
Siempre estuvo la insistencia de los místicos en cuanto a preservar tal secreto. Podríamos muy bien atribuir el florecimiento de la Intuición en el plano Espiritual a un rápido re emerger gracias a las ganancias obtenidas en el ciclo previo. Si analizamos la historia espiritual de India, encontraremos que después de alcanzar su apogeo hubo un descenso y un intento de levantar los grados más bajos del ya desarrollado conocimiento, con la finalidad de vincularlo al ascenso espiritual.
La época Vedica fue seguida por una gran erupción del intelecto y la filosofía, quienes tomaron la verdad espiritual como base para alcanzar nuevamente- no a través de la Intuición directa o de procesos ocultos, como los de los visionarios Vedicos; pero sí por el poder reflexivo de la mente- los estadios de la especulación y del pensamiento lógico.
Al mismo tiempo, el proceso del yoga se fue desarrollando y por ello utilizó el pensamiento como medio para llegar a la realización espiritual, espiritualizando, al mismo tiempo, a la mente en sí. Entonces siguió una era donde el desenvolvimiento de la filosofía y el proceso del yoga utilizaron más y más el ser estético y el emocional como medios de realización espiritual y de espiritualización a través del corazón y de los sentimientos del hombre.
Esto fue acompañado por el Tantrismo y otros procesos. Ellos incluyeron la voluntad mental, la voluntad de vida, la voluntad de las sensaciones con la finalidad de hacer de ellas un instrumento perteneciente al campo de la espiritualización.
En el Hathayoga, y en los varios intentos de divinización del cuerpo, hay una línea de esfuerzo, mediante ella se intentó arribar a la realización de la observación de la Materia viva.
Pero esto aun se encuentra en proceso de aguardar el descubrimiento de la característica del método verdadero, tanto como del poder del Espíritu en el Cuerpo.
Podríamos decir que el Conocimiento universal, con posterioridad a este descenso hacia la Materia, condujo la evolución a lo largo de dos líneas: una de ascenso, hacia el descubrimiento del Ser y del Espíritu; la otra de descenso, a través de los niveles de la mente ya desarrollados; la vida, el cuerpo, la continuidad del conocimiento espiritual dentro de ellos; la verificación de alguna intención secreta en la creación del universo material.
Nuestro yoga es en principio comprensión y recopilación y consumación de este proceso; un esfuerzo por elevarse lo mas altamente posible en el nivel Supramental y prolongar su conocimiento, su poder mental, tanto en la vida como en el cuerpo.
La condición de la presente civilización: el materialismo y su externalizado intelecto, la vida esforzada - con sus aflicciones -, es una etapa que quizás sea inevitable. Puesto que la espiritualización de la mente, de la vida y del cuerpo, es la cosa a ser alcanzada, el conocimiento de la presencia del Espíritu, aun en el conocimiento físico y en el cuerpo material- en una época en que situar la Materia y la vida física en primer plano, significa consagrarle a la misma el esfuerzo del intelecto para descubrir la verdad de la existencia material- , quizás tuvo que aparecer.
Mediante la materialización de toda cosa, hasta al mismo intelecto le resulta extremadamente difícil hablar de la búsqueda espiritual.
Esto ha dado a la vida Material una importancia tal que la espiritualidad del pasado se inclinó hasta el punto de ser negada. En cierto modo esto produjo una necesidad en el buscador espiritual y también ayudó al descenso del movimiento ascendente del conocimiento desarrollado en la naturaleza terrestre. Mientras más persistamos en no reclamar por ello, su efecto consciente será ahogado hasta casi extinguir el elemento espiritual en la humanidad. Solo por el divino uso de la presión de los contrarios y por una intervención del cielo, podremos asistir al resurgir de lo espiritual.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:05 |
EL HOMBRE Y LA SUPERMENTE
El hombre es un ser en transición, no es el final. Porque en él y mas allá de Él ascienden los radiantes grados por los que se trepa hacia la divinidad del superhombre.
Los escalones que conducen del hombre al superhombre son el próximo acercamiento a la realización de la evolución en la tierra. Ahí es donde descansa nuestro destino. Y la llave que liberara nuestras aspiraciones que problematizan y limitan la existencia humana; lo cual es inevitable, porque pertenece a la intención del Espíritu interno y a la Naturaleza lógica del proceso.
La aparición de una posibilidad humana en el mundo material y animal fue el primer reflejo de la llegada de la Luz divina; de lejos, el primer indicio de la divinidad naciendo fuera de la materia.
La aparición del superhombre en el mundo humano será el cumplimiento de esta promesa brillante y distante.
La diferencia entre el hombre y el superhombre será la diferencia entre mente y conocimiento. Porque así de lejana está la mente pensante de la planta y del animal.
La esencia diferenciante del hombre es la mente. La esencia diferenciante del superhombre será la supermente o el conocimiento divino.
El hombre es una mente prisionera. Oscurecida y circunscripta en un vivir precario e imperfecto; imperfectamente consciente del cuerpo. El superhombre será un espíritu supramental que cubrirá y usará libremente el conocimiento del cuerpo y las fuerzas espirituales plásticas.
Su construcción física será un soporte firme y un instrumento radiante y adecuado para que el divino espíritu juegue y trabaje en la Materia.
La mente, aun libre y en su propia pureza de elemento sin atadura, no es la mas alta posibilidad del conocimiento.
Porque la mente que no tiene posesión de la Verdad, solo es una vasija o un instrumento menor, habilitada para sumirse en una búsqueda ignorante que arranca ansiosamente una masa de falsedad y verdades a medias como insuficiente alimento para su hambre.
Más allá de la mente existe un poder de conocimiento gnóstico o supramental que tiene la eterna posesión de la Verdad. Todos sus movimientos, sentimientos, sentidos y resultados son instintivos, luminosos en lo más profundo de la realidad de las cosas. Y expresan solo eso.
La supermente o gnosis es una en su naturaleza original. Y en el mismo movimiento, una infinita sabiduría y una infinita voluntad. En su fuente esta el conocimiento dinámico del divino Conocedor y Creador.
Cuando en el proceso de desarrollo de una Existencia, alguna delegación de su poder desciende al interior de nuestra naturaleza humana limitada, entonces y solo entonces, el hombre puede superarse a si mismo y conocer divinamente y actuar divinamente y crear: convertirse, al fin, en una consciente porción de lo eterno.
El superhombre nacerá, no como un magnifico ser mental; pero un poder súper mental descenderá aquí, dentro de la nueva vida del transformado cuerpo terrestre.
Un gnóstico ambiente de súper hombre es la clara, próxima y triunfante victoria a ser ganada por el espíritu en su descenso hacia el interior de la naturaleza terrestre.
El disco del secreto sol de Poder, Felicidad y Conocimiento, esta emergiendo fuera de la conciencia material en la cual nuestra mente trabaja como un esclavo encadenado a una frustración o como la impotencia del demiurgo; la supermente formará el cuerpo con radiante esplendor.
El superhombre no es el hombre escalando hacia su cenit natural; ni un grado superior de grandeza humana, de conocimiento, del poder de la inteligencia; la voluntad, el carácter, el genio, la fuerza dinámica, la santidad, el amor, la pureza o la perfección.
La supermente es algo que esta más allá del hombre mental y sus límites: es un gran conocimiento comparado con el alto conocimiento propio de la naturaleza humana.
El hombre es un ser cuyas funciones mentales implican una degradación oscura del cerebro físico, obturado en sus divinos poderes e impotente para cambiar la vida mas allá de la indudable estrechez de los limites precarios.
Por esta dependencia, en lo alto de su reino son contrariadas las luminosas posibilidades de la fuerza suprema y de la libertad.
Frecuentemente el hombre es solo un servidor, un proveedor de diversión, un abastecedor de necesidades e intereses de la vida y del cuerpo. Pero el superhombre será un gnóstico rey de la Naturaleza; la supermente en él, aun en sus evolucionados comienzos, aparecerá como un rayo de eternidad omnisciente y omnipotente.
La soberanía irresistible posara sus manos en el instrumento físico y mental y desde ahí penetrara y poseerá nuestras pequeñas partes que apenas se han manifestado; esto transformara la mente, la vida y el cuerpo dentro de su propia naturaleza luminosa y divina.
Para el hombre en si mismo es mejor ambicionar nada. Porque El es una estrechez que se extiende hacia la inentendible amplitud; una mezquina tensión dirigida hacia la grandeza que esta mas allá de él que es un pigmeo enamorado de las alturas.
Su mente es un rayo oscuro en la esplendorosa Mente universal. Su vida es una esforzada sufriente y exultante ola, una ansiosa pasión-sacudiéndose y apenándose al golpear. O un ciego y embotado e insignificante y laborioso momento en la vida universal. Su cuerpo es una laboriosa y frágil mancha en el universo material.
Un alma inmortal se encuentra oculta en algún lugar de su interior; de tanto en tanto, manifiesta la chispa de su presencia un espíritu eterno
Pero este gran espíritu es obstruido por la durísima coraza de la construida personalidad; y esa radiante alma interna es envuelta, sofocada y oprimida por la densa capa externa. En ocasiones, es difícil percibir su rara actividad. En el hombre el alma y el espíritu parecen existir por encima y detrás de su naturaleza formal que es una parte de su realidad visible.
Subliminal en su ser interno o súper consciente en algún status aun no alcanzado, encuentra en las posibilidades de su conocimiento interno la realización de las cosas y del presente.
El espíritu esta en curso de nacer antes de acceder a la Materia física.
Este ser imperfecto, con sus trabas, confusiones, desordenes, de conocimiento mayormente inefectivo, no puede ser el fin ni las alturas de la cúspide del misterioso oleaje de la Naturaleza en ascenso.
Hay que discernir entre los quebrados resplandores fugaces que repentinamente atraviesan las grietas en la gigantesca muralla de nuestras limitaciones.
Hay algo que puede ser desarrollado desde mas abajo, desde donde duerme el velo del conocimiento mental del hombre y que es medianamente visible por flashes: al igual que la vida que una vez durmió en la piedra y el metal, la mente en la planta, la razón en la caverna de la memoria del animal -quienes subyacen en el imperfecto aparato de la emoción y del sentido de voluntad e instinto humano.
Hay algo aun no expresado dentro de nosotros y ello debe ser comunicado a través de las envolventes iluminaciones procedentes de lo superior. Una deidad se encuentra prisionera en nuestras profundidades. Un ser, una grandiosidad lista para descender de la cúspide súper humana. En la unión de ese descenso y despertar se encuentra el secreto de nuestro futuro.
La grandeza del hombre no esta en lo que él es pero si en lo que hace posible. Su gloria esta encerrada en un lugar y en el taller secreto de la labor de vivir donde el reinado del superhombre ha sido dejado listo por el divino Artífice.
Pero así es como él admite la enormidad de su grandeza. Y debido a esto, le es concedido tener parte en el artesano conocimiento de su divino cambio. Su libre beneplácito, su consagrada voluntad y participación hace necesario que dentro de su cuerpo pueda descender la gloria que lo reemplazará. Sus aspiraciones terrestres llaman al Creador supramental.
Si la tierra clama por la respuesta Suprema, aun puede ser la hora para tan inmensa y gloriosa transformación.
PSICOLOGÍA DEL YOGA
El yoga no es una invención de la mente humana moderna, pero si nuestra antigua y prehistórica posesión. El veda es uno de nuestros documentos más viejos. Y desde cierto punto de vista es una gran compilación de indicaciones prácticas acerca del Yoga.
Toda nuestra espiritualidad es un poder en el que la raíz es el Yoga; como es un instrumento toda la filosofía, la poesía, el trabajo acostumbrado de los genios, el conocimiento o falta de conocimiento.
Creemos que Dios creo el mundo mediante el Yoga y mediante el Yoga El lo traerá nuevamente hacia Si Mismo. Yoga prabhavapyayau. Yoga es el nacimiento y el fallecimiento de las cosas. Cuando Sri Krishna le revela a Arjuna la grandeza de Su creación y el modo como la construyó fuera de su ser por intermedio de la lógica reconciliación de los opuestos, dijo: "Pasya me yogam aishwaram" -Contémplame divino Yoga-
Usualmente le agregamos un sentido mas limitado a las palabras: cuando las hablamos o escuchamos, pensamos en los detalles del sistema Patanjali de respiración rítmica, de peculiares modos de sentarse, de concentración de la mente, de trance del adepto. Pero estos son meramente detalles de un sistema en particular.
El sistema no es la cosa en sí; tampoco el agua que irriga el canal es el río Ganges.
Quizás el Yoga pueda hacerse sin el mínimo pensamiento acerca de la respiración: en cualquier postura o no postura, sin ninguna insistencia en la concentración; en la condición del completo despertar; mientras se camina, trabaja, come, bebe; habla con otros; en cualquier ocupación: durmiendo, soñando; en estado de inconciencia, semi conciencia, doble conciencia.
El yoga no es una panacea o un sistema o una practica fija, pero es un proceso eterno basado en la verdadera naturaleza del universo. Sin embargo, en la práctica, el nombre podría estar limitado a ciertas aplicaciones de su Proceso general para especificar y definir los fines.
La permanencia del Yoga esencialmente radica en el hecho de que en este mundo estamos en todos lados siendo uno. Divididos siendo uno; pero divididos en nuestro ser.
Divididos de nuestros camaradas, las criaturas del genero. Uno pero divididos de la existencia de quien llamamos Dios, Naturaleza o Brahmán.
El Yoga es el poder por el cual el alma que se encuentra en un cuerpo entra en efectiva relación con otras almas. Con esas partes de si mismo que están detrás del conocimiento despierto. Con las fuerzas de la Naturaleza, los objetos de la Naturaleza; con la Suprema Inteligencia, el Poder & la Gloria que gobiernan el mundo.
Por amor a la unión en el sí mismo o por el propósito de acrecentamiento o modificación de nuestro ser manifiesto: conocimiento, facultad, fuerza o delectación de un sistema que organice nuestro ser interno o nuestra armadura externa y que para ese fin quizás haya sido llamado Yoga.
introducción y traducción de Raúl Racedo
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:06 |
La Mente de las Células o La Mutación de Nuestra Especie
PROLOGO
Este libro contiene la CLAVE interpretativa de una gran Obra. La Obra que inició a principios de siglo la imponente y enigmática figura de SRI AUROBINDO.
Sri Aurobindo, revolucionario, poeta y yogui, es alguien al que muchos citan y admiran, pero que muy poco conocen. Quizá sea debido, en parte, a la extensión de sus obras: más de 30 volúmenes: pero, sobre todo, es a causa de la amplitud, abarcabilidad, densidad y profundidad de todas ellas, creadas siempre en un estado psicológico paranormal, de superconsciencia o híper vigilia, donde su experiencia mística se reviste de filosofía y de escritura automática.
Bien pudiéramos decir que es el creador de un evolucionismo místico y experimental a la vez.
Sri Aurobindo anunció una Nueva Era evolutiva:
“Una Evolución Nueva “, en el sentido biológico de la evolución de las especies, es decir, otra forma de vida sobre la tierra después del hombre.
“El Hombre es un ser de transición - escribió. El paso del hombre al superhombre es la próxima realización de inminente de la evolución terrestre. Este paso es inevitable porque es a la vez la intención del espíritu interior y la lógica del proceso natural.”
Pero Sri Aurobindo nunca fue un teórico ni un visionario: fue siempre un hombre de acción, una ACCIÓN viva. En 1920 dejó de escribir: allí quedaban, en más de 6 000 páginas, su objetivo y su metodología: originar una mutación humana por medios psíquicos.
A partir de esas fechas se consagró a hacer en si mismo este experimento, junto con la que será su compañera y colaboradora inseparable: MADRE. Silenciosamente. Las mayores revoluciones son las más silenciosas.
¿Qué HIZO durante esos 30 años, hasta 1950? ¿Hasta dónde llegó su experimento? ¿Qué logró para nosotros y para la tierra? Sri Aurobindo calló, “se ha ido sin decirnos su secreto” - comentó Madre, salvo algunas notas dispersas en su amplia correspondencia, y ese inmenso poema épico, Savitri, de 24000 versos, en el que trabajó cincuenta años ¿En qué clave están escritos esos versos?
Desde 1950, Madre continúo el experimento, la mutación, también en silencio. Pero esta vez iba a haber un testigo.
De entre todos sus discípulos, encontró solo uno que pudiera entenderla: SATPREM.
“Sólo a ti puedo contarte todo esto”
Hizo de el su confidente personal.
Durante veinte años fue contándole día a día su búsqueda, sus experiencias, sus descubrimientos. Y Satprem fue grabándolo todo a lo largo de 200 cintas, y transcribiéndolo fielmente en 13 volúmenes, más de 6000 paginas.
Así nació el documento de evolución experimental llamado LA AGENDA DE MADRE.
“Agenda de la Acción Supramental sobre la Tierra.”
También, durante aquellos años, Satprem había iniciado junto a ella su andadura de escritor, de “escriba”, como a él le gusta decir. Escribió dos ensayos: Sri Aurobindo o la aventura de la consciencia en 1963, y la génesis del superhombre, en 1970; y dos novelas autobiográficas: El buscador de oro y Por el cuerpo de la Tierra.
Pero de pronto, a partir de 1973, la vida iba a cambiar mucho para el, y quizá también para nosotros sin saberlo. Hay giros radicales de la historia cuyos hilos secretos no conocemos.
Se encontró solo con aquel inmenso documento. Aquellos veinte años de investigación evolutiva en pos de una mutación humana no podían quedar en silencio, para él sólo, La Agenda era la vida misma de Madre. Vio que era el momento de entregarla íntegramente a todos cuantos quisieran aventurarse con ella y colaborar en esta transición evolutiva: un cambio de Era biológica, “Esta Agenda es mi regalo para los que me aman”, le había dicho ella. Y con ese fin fundó en varios países un Instituto de Investigaciones Evolutivas.
Sin embargo, La Agenda es como una inmensa selva de experimentos, verdaderamente un ecosistema totalmente nuevo, desconocido, otra geografía, sin puntos de referencia.
Pero él estaba acostumbrado a la selva, y había acompañado a Madre muchos años en su insólita exploración,
“Me creerán muerta porque ya no podré moverme ni podré hablarles… Pero tú que sabes, tu les dirás…”
Así que Satprem puso de nuevo a la escucha su mano de escriba para diseñar esta vez, a modo de cartógrafo de aquella selva de Madre, el mapa orientador del nuevo ecosistema supramental.
Escribió en 1975 una trilogía: Madre, el materialismo divino; Madre, la especie nueva, y Madre, la mutación de la muerte. Es la introducción natural a La Agenda. Y luego, en 1976, Cuaderno de laboratorio, un instrumento de trabajo o de navegación. En 1979 creó Gringo, la leyenda de la Anciana de la Evolución, llena de encanto, símbolo y misterio.
Finalmente, en 1980 nos entregó LA MENTE DE LAS CÉLULAS, que es una “condensación ultrarracional” de su trilogía; una introducción a La Agenda, de una brevedad llena de fuerza. Contiene la esencia destilada y la clave interpretativa de la obra evolutiva de Sri Aurobindo y Madre.
Y es también la invitación a participar conscientemente en una fabulosa aventura: la actual mutación de nuestra especie y la inminente aparición de una especie nueva sobre la Tierra.
¿PASAPORTE… PARA DONDE?
A los quince días exactamente de haber cumplido mis veinte años, en una ciudad de Francia, al doblar una esquina, mi vida cambió brutalmente cuando en medio de un chirriar de neumáticos furiosos y el golpear de las puertas, dos hombres, pistola en, mano, saltaron de un Citroen de la Kriminal Polizei, me agarraron y me llevaron –fue cosa de treinta segundos.
Ya no iba a ser jamás un ser de la especie humana ordinaria. La Gestapo, los interrogatorios bajo los focos eléctricos, perdida toda noción del día y de la noche, los pasos de los SS al amanecer -¿me fusilarán hoy?, ¿mañana…?-. Los patios helados de Buchenwald, las filas de a dos sobre las inmaculadas baldosas de las duchas -¿será para darnos un baño o para limpiarnos con gas?
Y luego… Luego… La muerte de una hombre no es muy grave. ¿Pero la muerte del Hombre…? L a muerte de una criatura humana con todos sus sueños, sus esperanzas, su fe en la belleza, su fe en el amor, su fe en la inmensidad de la vida como un tesoro a conquistar, como un continente a explorar, un secreto a descubrir. Y luego… Luego NADA. La muerte, todavía es algo. ¿Pero la nada…?
Aquel quince de noviembre del año treinta mil después de la aparición del Homo sapiens, me encontré desnudo, desvastado, como al comienzo de los tiempos, o al final.
¿El Hombre, ha muerto? ¡Viva el Hombre! ¿Y qué puede significar un corazón latiendo…, si su ciencia, sin sus evangelios, sin sus libros, sin país, sin ley? Entonces, todo ha muerto, o no ha nacido aún. Un corazón latiendo, como antes del Diluvio, o después. Una pequeña criatura de una especie terrestre, contemplando, como al comienzo del mundo, sobre una gran playa desnuda en la que alza el vuelo una gaviota.
¿Y qué significa ese corazón, sin ciencia, sin conocimiento, porque todos los conocimientos se han hundido ya, o no han nacido aún?
Un corazón late de esperanza, de fe, de llegar a ser. Contempla el mundo como una gran aventura por vivir. ¿Pero qué queda por descubrir cuando todo el viejo llegar a ser ha muerto, cuando toda la ciencia humana ha muerto, cuando todos los dioses han muerto, o no han nacido aún?
Es terrorífico. Y es maravilloso.
Ya no hay más esperanzas. Solo queda la Esperanza desconocida.
Y me pregunto si aquella criatura humana que tenia veinte años y quince días, si aquel corazón desnudo y vacío, no anunciaba ya, de forma temprana, a tantos y tantos otros corazones jóvenes que iban a contemplar sobre la gran playa desnuda del mundo la nulidad de su ciencia, la nulidad de sus bombas, la nulidad de su mecánica, la nulidad horrible, y maravillosa, de todos los dioses de Occidente y de Oriente. Porque…
No estamos al final de una civilización.
Estamos en el Tiempo del Hombre que va a nacer.
Ya hemos jugado bastante al tren eléctrico, a la penicilina, al cromosoma electrónico… ¿y si hubiera llegado ya el momento de otro juego, de otro descubrimiento en un latido puro, de un hombre desconocido bajo su abrigo gastado?
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:06 |
A mis veintidós años, recién salido del infierno, lleno de rabia, cogí a la Vida, esa garza engañosa, por las solapas, y le dije: Ahora, cara a cara, vas a revelarme tu secreto, y déjate de historias, tu secreto, que no son los libros, ni la ciencia, ni la mecánica, ni el Este, ni el Oeste, ni ningún país, salvo el País de la tierra verdadera. Tu secreto que late en mi corazón desnudo.
Removí el cielo y la tierra. Lo intenté todo. ¡Ah!, quise que gritara su secreto esta carne de hombre devastado, esta Tierra nula y maldita, y maravillosa. Recorrí los continentes, escuché tañir el fantasma de los gongs de Tebas y de Luksor, me zambullí por los rojos senderos de Afganistán y desterré cabezas greco-búdicas, pero su sonrisa no estaba siempre en mis labios.
Escalé las paredes del Himalaya, cavé en los nidos de águila buscando el tesoro de los príncipes rajputs, fumé opio hasta la saciedad, martillé en todas las puertas de este cuerpo… Pero nunca estaba allí el secreto. Me sumergí en la selva virgen de la Guayana, escuché la noche, el grito de los monos rojos como un coro bestial al comienzo de los mundos. Atravesé Brasil, África, buscando siempre la mina de oro, de mica o de cualquier cosa, pero esa mina en el fondo de mi piel no me entregaba nunca su secreto.
Volví de nuevo a golpearme en la India, empuñé el secreto de los yoguis, medité con ellos, me perdí con ellos sobre las cumbres rarificadas del espíritu: pero la Tierra, esta Tierra, no me contaba su maravilla. Y me hice mendigo por los caminos, desgasté este cuerpo hasta dejarlo en los huesos, recé en los templos, llamé a todas las puertas, pero no se abría la única puerta que colmara por fin este corazón.
Y seguía tan desnudo como antes, ¿no había, pues, más esperanza que acumular electrónica, bombas, falsa sabidurías, o sabidurías verdaderas que os llevan hasta el cielo pero que dejan a esta Tierra pudrirse a dos patas?
Tenía entonces treinta años.
Seguía transcurriendo el año treinta mil después de la eclosión del hombre. ¿Y para qué? ¡Todo aquello, todos aquellos miles de años! ¿Para que andar con corbata y en la mano una pequeña maleta y un pasaporte visado? ¿Un pasaporte para DONDE? ¿Un visado para QUE? ¿Dónde había quedado el Hombre como una gran aventura, como un secreto a descubrir, como un tesoro desconocido?
Nací en París. Hubiera podido nacer en Tokio, en Nueva York, pero, ¡nacer al mundo…? ¿Nacer por fin a algo que no fuera mi abuelo, ni mi bisabuelo, ni el bachillerato de rigor, ni libros amontonados en bibliotecas muertas, ni la eterna historieta que se repite y se repite en francés, en inglés, en chino y en hombre que muere y sigue muriendo sin haber encontrado lo que hace latir este corazón, ni por qué una gaviota alzando el vuelo en una playita le llena de pronto de un aire ligero, como si pudiera volar?
Mi pasaporte dice que no puedo volar, excepto en Boeing 747.
Pero mi corazón dice otra cosa.
Y todo el corazón de la Tierra comienza a decir otra cosa.
Un día a mis treinta años, encontré a Aquella que decía también otra cosa. Tenía 80 años, era joven y risueña como una niña. La llamaban “Madre”. Fue en Pondichéry, en la costa del golfo de Bengala.
Madre es la más maravillosa aventura que ha conocido jamás. Es la última puerta que se abre cuando todas las demás se han cerrado sobre nada. Durante quince años me condujo por caminos desconocidos que llevaban al futuro del hombre, o quizá a su comienzo verdadero. Mi corazón latió como si latiera por vez primera en el mundo, Madre es el secreto de la Tierra. No, no es una santa, ni una mística, ni una yogui; no es del
Este ni del Oeste; no es una taumaturga tampoco, ni un gurú, ni la fundadora de una religión. Madre es el descubrimiento del secreto del Hombre cuando ha perdido ya su mecánica y sus religiones, sus espiritualismos y sus materialismos, sus ideologías del Este y del Oeste, cuando es él mismo, simplemente: un corazón que late y que clama por la Tierra-de-Verdad, un cuerpo simplemente que clama por la Verdad del cuerpo, como el grito de la gaviota clama por el espacio y el viento.
Es su secreto, su descubrimiento, lo que voy a intentar contaros.
Pues Madre es un cuento de hadas en las células del cuerpo.
Una célula humana, ¿qué es?
Otro campo de concentración… biológico.
O un pasaporte para… ¿para dónde?
SATPREM (8 de julio de 1980)
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:07 |
INTRODUCCIÓN
Estamos antes un extraordinario misterio, que muy bien pudiera ser un cuento de hadas.
El cuento de hadas de la especie.
Vamos a partir del archipiélago de las Galápagos, allí donde Darwin, por vez primera, alrededor de 1835, concibió su teoría de la evolución: “Las iguanas no fueron siempre iguanas”…, ni el hombre, hombre para siempre. Desde entonces no se nos ha dicho nada más serio ni más cautivador, o mejor seria decir más liberador, pues verdaderamente se trata de salir del cautiverio.
¿Más por dónde salir, a parte de la explosión del planeta o de las salvaciones celestes, yóguicas y demás, de las que empezamos a ver ya claramente que dejan la Tierra igual que antes?
“La salvación es física”, decía aquella cuya aventura en la consciencia de las células vamos a contar.
La evolución es materialista, como debe ser, o en todo caso material.
Aunque queda por saber qué es la Materia. Si es cerrado o abierta. Darwin la abría, junto con su contemporáneo Julio Verne. Max Planck, Heisenberg, Einstein…, la abrían, junto con sus amigos impresionistas, fauvistas o puntillistas –la Materia estallaba por todas partes-. Es lo que han hecho también Sri Aurobindo y Madre, igual que algunos astrofísicos. ¿Y por qué iba a cerrarse con los biólogos?
Sri Aurobindo tenía diez años cuando murió Darwin (1882): -había dejado ya la India para aprender la lección del materialismo occidental en Londres: Madre, su futura compañera, tenía cuatro años en París, y Einstein tenía tres en Ulm.
Pero también se nos ha dicho algo muy serio después de Darwin, mas cuando lo “serio” comienza a tomar el aspecto de una prisión” empecemos ya a desconfiar, pues el prodigioso escenario evolutivo después de la explosión de los vertebrados, hace unos cuatrocientos millones de años, ha hecho saltar cada una de las sucesivas biológicas, y de paso algunas filosofías, de carramarro, de conejo y de orangután. ¿Cómo han saltado?... Eso es lo que nos interesa averiguar.
Ahora bien, en 1953 un equipo de biofísicos anglo-americanos descubría el mecanismo de duplicación de la molécula de ADN. Algo muy serio.
El orden de encadenamiento de los aminoácidos determina para siempre si seremos una rata o un hombre, y cierta molécula mágica y perfectamente científica, llamada ácido desoxirribonucleico o ADN, regula imperturbablemente ese ensamblaje de padres a hijos, a no ser que alguna colisión de rayos X o de rayos cósmicos (o una bomba atómica) venga a hacer descarrilar un eslabón de la cadena… y nos lleve más probablemente hacia una monstruosidad que hacia una próxima especie - y, además, todo eso durante miles o millones de años de mutaciones imperceptibles que acabarían, casualmente, por desencadenar algún resorte y precipitarnos por fin en otra especie…, si la guerra nuclear nos da tiempo y si los cinco mil millones de Homo Sapiens de este planeta no han engendrado, mientras tanto, otros tantos miles de millones de hombres-ratas y han devorado la Tierra.
Es algo que está por ver también, ya que, después de todo, hicieron falta miles de años para llegar a los mil millones de hombres –eso era en 1830-, mientras que han bastado cien años para llegar a los dos mil millones, luego treinta para los tres mil, y sólo catorce para los cuatro mil millones.1
El problema es urgente, Ya no disponemos de miles de años evolutivos para resolverlo, quizá ni siquiera de diez años. Entonces, ¿por dónde salir a pesar del equipo angloamericano y de sus células repetitivas?
¿Hay alguna solución en la célula y en la Materia, ya que la solución no está en el cielo ni en las liberaciones de lo yoghis? De todas formas, es indudable que el hombre no va a seguir siendo indefinidamente un hombre, ni siquiera un hombre “mejorado”, como tampoco el reptil permaneció reptil en los pantanos resecos del Secundario.
Y si no encontramos nosotros el “truco”, la evolución lo encontrará por nosotros, a pesar de todos los biólogos.
Hace setenta millones de años, los grandes saurios desaparecieron bruscamente de aquella Tierra que ellos mismos ahogaban, para dejar retozar y brincar a los ratones ya las musarañas arborícolas.
57.412- ¿Podemos esperar que este cuerpo, que es ahora nuestro medio de manifestación terrestre, tenga la posibilidad de transformarse progresivamente en algo que pueda expresar una vida superior, o acaso habrá que abandonar esta forma totalmente para entrar en otra que no existe aún sobre la Tierra? (decía Madre, que precisamente iba a buscar el “truco” de las especies en las células del cuerpo). ¿Habrá una continuidad o habrá una brusca aparición de algo nuevo…? ¿Acaso será la especie humana como ciertas especies que han desaparecido de la Tierra?
Era en 1957.
Darwin empleó más de veinte años en atreverse a decir lo que ya había presentido en el archipiélago de las Galápagos: El origen de las especies, publicado por Edaf, 1983, data de 1859.
Y aun así, decía:
“Es casi como confesar un crimen.”
Y nosotros estamos ante la historia de Madre como Darwin ante sus iguanas:
“Pero, vamos a ver, ¿será posible? ¿Y qué va a decir el biólogo, y qué dirá la medicina, que dirá la gente? Sin embargo, no hay duda.”
Durante diecinueve años, escuchamos los experimentos de Madre, la continuadora de Sri Aurobindo, sin comprender muy bien qué podía significar todo aquello; luego ella se fue un día de 1973, a la edad de noventa y cinco años, dejándonos perplejos ante una montaña de documentos incomprensibles y llenos de sentido a la vez.
Durante siete años hemos estado empuñando esos documentos, nos hemos batido con ellos, hemos dado puñetazos contra el muro y hemos llamado a Madre al otro lado de “esta muerte imbécil”, como decía ella, para que nos revele su secreto –que sin embargo, está patente en esos miles de páginas de documentos, su Agenda.2
Pero ¿Qué sentido puede tener la experiencia de un mamífero para un dinosaurio?
Y, sin embargo, esa Agenda está llena de sentido, todo está ahí, mas hace falta una pequeña clave que ponga en su sitio todas las piezas del rompecabezas.
Hasta hicimos el intento de escribir tres volúmenes,3 para seguir el hilo, trazar el camino en ese incomprensible mañana del hombre. ¡Oh, de qué forma nos hemos batido! A veces, incluso cogimos, como el Sherlock Holmes de Conan Doyle, nuestra lupa y nuestro razonamiento mental para captar lo que ya no es mental, Madre, es una desconcertante novela policíaca, fascinante, en la historia de la próxima especie -¿Cómo se fabrica una próxima especie, de dónde sale, por qué sitio, por qué mecanismo?.
Sin embargo, un día todo fue evidente –porque no hay nada más invisible que la evidencia, porque está tan ante nuestros ojos que no la vemos-. ¿Acaso los ratones, o incluso un mono, ven lo que es un hombre? Les tiene que parecer que ya no trepamos igual de bien a los árboles, pero ¿qué importancia tiene eso…? También nosotros miramos y miramos, una vez y otra vez, la historia de Madre…
Hasta que abrimos los ojos de par en par, y si, fue como el “confesar un crimen” de Darwin, ahora si que comprendemos lo que quería decir. ¡Es un desafío tal a nuestra especie y a las leyes de nuestra especie, y, sin embargo, es lógico, es natural! ¡Más decidle a una musaraña de Borneo que el Homo Sapiens es lógico y natural!
No vemos más que una forma de llevar al lector por esta biología detectivesca de la próxima especie: enunciar brutalmente, sin florituras ni comentarios, las experiencias decisivas de Madre, enumerándolas como se hace con los experimentos de laboratorio, y, luego, alrededor de esos núcleos de experiencias, trazar las líneas allí conducentes y las que llevan de allí a un nuevo núcleo, hasta que el rompecabezas esté completo y la conclusión sea inevitable.
No vamos a acudir a ningún misticismo, a ninguna filosofía, aunque sea hindú, ni siquiera a ningún cientificismo, ¿pues qué puede significar la ciencia del reptil para un arqueópterix?
Vamos a acudir a los datos de la experiencia, por muy extraños que sean para nosotros, y, como Darwin en las Galápagos, partiremos de un dato muy simple que ningún evolucionista puede desmentir, el primer dato de Madre:
58.2811-A través de cada formación individual, la sustancia física progresa, y un día esa sustancia será capaz de establecer un puente entre la vida física tal y como la conocemos y la vida supra mental que se va a manifestar.
El cuerpo, ése es el puente.
Y el cuerpo, quiere decir células, ¿células comportándose según el esquema anglo-americano…, o de otra forma? ¿Imperceptibles mutaciones extendiéndose a través de miles de años…o un cambio brusco?
“El milagro de la Tierra”, decía ella, el cuento de hadas de la especie.
Pero un cuento absolutamente biológico y terrestre.
58.145-Al parecer, nunca se puede comprender de verdad más que cuando se comprende con el propio cuerpo.
54.214-Saber, para el cuerpo, es poder hacer. 4
Madre es la revolución más formidable que el hombre haya realizado jamás desde que, un día, en un claro de Neolítico, un primer humano se puso a contar las estrellas y sus penas.
De madre egipcia y de padre turco, Madre, o Mirra Alfassa, nació en París en 1878. Tenía un año más que Einstein y fue contemporánea de Anatole France, del que conservó su suave ironía.
Era el siglo del “positivismo”: su padre y su madre, “materialistas hasta la médula”,él, banquero y matemático de primer orden; ella, discípula de Carlos Marx hasta sus 88 años. Pero aquella niña tenía extrañas experiencias en el pasado de la historia, y también en el futuro: un día encontró a Sri Aurobindo “en sueños”, diez años antes de verle en Pondichery, y creyó que era “un dios hindú con el vestido que llevan en las visiones”.
Matemática, pintora y pianista, fue amiga íntima de Gustav Moreau, Rodin y Monet. Se casó con un pintor del que se divorció para casarse de nuevo con el filósofo que la iba a llevar hasta Japón y China en la época en que Mao Tse-Tung escribía La gran unión de las masas populares, y a Pondichery junto a Sri Aurobindo, al que yo no dejó jamás.
Vivirá treinta años al lado de aquel que, a comienzos de este siglo, anunciaba “La evolución Nueva”:
”El hombre es un ser de transición.”
Después de la muerte de Sri Aurobindo en 1950, y a la cabeza de un enorme Ashram que parecía representar todas las oposiciones de la Tierra, se sumergirá en el “yoga de las células” y descubrirá por fin “el gran paso” a otra especie.
Incomprendida, sola, rodeada de resistencias y de malas voluntades, dejará su cuerpo a la edad de 95 años, en 1973.
“Pienso que no ha habido nadie más materialista que yo, con todo el sentido común práctico y el positivismo que eso supone –nos decía en medio de sus peligrosos experimentos en la consciencia de las células-, ¡y ahora comprendo por qué ha sido así! Eso ha dado a mi cuerpo una base y un equilibrio maravillosos.
Las explicaciones que yo pedía eran siempre materialistas, me parecía evidente: no hay necesidad alguna de misterios ni de nada de eso, explicaos en términos materiales, me parecía evidente: no hay necesidad alguna de misterios ni de nada de eso, explicaos en términos materiales.
¡Por tanto, estoy segura de que en mi no hay ninguna tendencia al sueño místico! ¡En absoluto, este cuerpo no tiene nada de místico, gracias a Dios!”
1 CT. El New York Times del 16 de marzo de 1980.
2 La Agenda de Madre .1951 – 1973, 13 tomos. Editada íntegramente en su original francés por el Instituto de Investigaciones Evolutivas en Paris. 1978 – 1981, con traducciones al inglés y al italiano.
3 Madre o el Materialismo divino. Madre o la especie nueva. Madre o la mutación de la muerte. Edición francesa. Robert Laffont, Paris, 1977. Existe traducción inglesa e italiana.
4 Todas las citas numeradas lo son de La Agenda de Madre. Las cifras de cada cita indican el año, día y mes del experimento en cuestión: aquí se trata del año 1954, 21 de abril. Y a esas fechas de La Agenda, que es un cuaderno o diario de laboratorio, remitimos al lector para su conocimiento en extenso y en contexto.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:08 |
I - El ELEMENTO NUEVO
Hubo un giro decisivo en la historia de nuestra especie, pero estuvo precedido, probablemente, de cantidad de pequeñas aberturas esporádicas, ininteligibles, bautizadas con uno u otro nombre, pues, ¡quién iba a comprender que se trataba de la abertura a otra especie?
Sólo cuando por fin llegamos a ser el hombre, pudimos decir:
"¡Mirad, así es el hombre!"
Y aún así, pudo decirse sólo después de muchas experiencias progresivas que nos hicieron concluir que, decididamente, no éramos ya unos monos delirantes ni, menos aún, unos primates débiles y decadentes, pues la primera evidencia de cualquier nueva especie es todo lo que pierde de la vieja: las cualidades del hombre son las debilidades del mono.
Y esa abertura a "otra cosa" extraña, de la que aún no se sabía que se trataba del estado de la próxima especie, es muy probable que tuviera que operarse microscópicamente, en niveles fisiológicos diferentes, a través de cientos y de miles de años preparatorios, pero siempre con la total ignorancia de que se trataba de "otro estado".
Antes de que el pequeño tarsio de Borneo adquiera su visión binocular, que preparaba la nuestra, hubo a través de las especies un cierto número de "visiones" extrañas o aberrantes que, sin embargo, fueron la "lógica" y la "matemática" y la evidencia del pez o del murciélago que las tuvo. ¿Y qué es, de todas formas, nuestra visión humana retiniana sino una estrecha banda de color, desde el ultravioleta al infrarrojo, vista de forma binocular?
Además, esa abertura evolutiva, por el hecho de que siempre se vuelve a recaer en el viejo estado hasta la aparición decisiva de la nueva especie, debe traducirse en el lenguaje y según los hábitos del que desfigura casi por completo lo que pudiera ser la experiencia pura del nuevo estado. Así, a través de los siglos y los milenios de nuestra especie, no han faltado nunca "místicos", ni "locos", ni "alucinados" en todas las lenguas de la Tierra, y nuestra tendencia ha sido aprobar o glorificar a aquellos que mejor respondían a nuestra idea del Bien, de la Belleza, del Apocalipsis o del Paraíso.
¿Pero qué relación hay entre en "bien" del murciélago y el pleno sol del pájaro? El murciélago se siente simplemente "deslumbrado". Sin embargo, el "algo" que le deslumbra es real, aunque para él sea más bien un "paraíso" de murciélago místico.
Esa abertura, para el Homo Sapiens, se ha producido en los más diversos niveles de su ser, pero como está encerrado sobre todo en un cascarón mental, como el erizo de mar en su caparazón calcáreo, como la piedra en un manto de electrones o el mono en su potencia vital, es en ese nivel mental donde se han tenido que operar con más frecuencia sus tentativas de salida: se pierde el conocimiento en la mesa de operaciones o en el trance místico o simplemente en el sueño, y se pasa a otro estado. Parece necesaria una cierta "pérdida del conocimiento" del viejo sistema para acceder al "otro estado".
Es lógico: no se puede andar con pies humanos por el "paraíso" de la próxima especie, ni con piel de reptil por las primeras escaramuzas del arqueópterix.
Tengamos en cuenta que es la debilidad de la vieja especie la que abre las puertas de la próxima. Pero hace falta que se abra una puerta. Y nosotros hemos abierto ya muchas puertas en nuestra cabeza o, con menos frecuencia, en nuestro corazón, a través de milenios; incluso hemos descendido más abajo aún en la escala fisiológica y hemos abierto las puertas del bajo vientre dejando entrar toda clase de infiernos y de pequeños seres crueles o fanáticos: tipos de subespecies descarriadas que todavía pueblan abundantemente la tierra.
Y ha habido otros que han salido resueltamente de nuestra especie por arriba, en un cohete nirvánico o extático, dejándonos a veces extraños balbuceos arrobados. La poesía es también una "traducción" de ese evasivo "otro estado" que tanto nos gustaría materializar, aunque no sepamos cómo. ¿Habrá alguna forma, algún sitio, por donde atrapar a esa próxima especie?
No es ni a nivel mental, ni a nivel psicocardiaco, ni a nivel umbilical o pelviano donde puede operarse la salida al otro estado: a "la cosa", como decía Madre, que no tenía vocabulario para eso. Para ser más exactos (pues no se puede decir dogmática y categóricamente que las aberturas hasta ahora practicadas hayan desembocado en la nada): no es a nivel mental, cardíaco, etc., donde se puede dar con "la cosa" pura, sin traducciones, en su lengua original. La próxima especie es en el cuerpo.
Es evidente. Mientras no sea en el cuerpo, a nivel fisiológico, celular, seguirá siendo una traducción en una lengua extraña, a través de capas de sueño o de éxtasis o de meditación, que nos permiten ver toda clase de pequeños rayos refractados y pequeñas historias más o menos fabulosas y evanescentes; pero que de todas formas son el reflejo de "algo", quizá como lo que en un ciprínido percibe de un hombre a través de las paredes de su pecera.
No sabemos si le pareceremos ángeles o diablos desde dentro del agua, pero somos "algo" muy material.
Si decimos que la salida se opera a "nivel celular", la biología se nos echará al momento encima con su imprescriptible e imperturbable encadenamiento de aminoácidos de padres a hijos, a excepción de algunas variaciones patológicas.
"¿Cómo vais a cambiar el orden de ensamblaje de los nucleótidos para producir una próxima especie…? ¿Qué tendrá el qué, aletas natatorias, alas, un tercer ojo?"
Era muy difícil, en un momento dado de la evolución, para un nódulo de manganeso, imaginarse un flagelado impertinente y ambulante.
Una próxima especie es lo más impertinente que hay para la vieja especie. Pero, de todos modos, tiene que haber un eslabón, un lazo de unión, algún sitio por donde agarrarla. Nuestra dificultad no es sólo una falta de imaginación del futuro, sino, sobre todo, una incapacidad de pensar algo que sea diferente a una simple mejora o a una prolongación del presente: nuestro próximo hombre seguiría siendo un hombre + estoy y + esto y + aquello.
¿Acaso el radiolario es una prolongación del manganeso? ¿Y un hombre, una prolongación del helecho arborescente?
Es, más bien, "otra cosa" totalmente diferente. Así que ¿cuál será el lazo de unión, el eslabón con ese algo que es "totalmente diferente"? No conocemos en absoluto lo que hace de puente, porque no sabemos dónde está el otro lado. Y, sin embargo, está en el cuerpo.
En otros términos, la próxima especie es quizá otro reino, tan diferente como la musaraña arborícola puede serlo del mencionado helecho. No un hombre +, sino otro ser, otra forma de vida en la Materia, después del mineral, del vegetal y del animal que ahora somos. Pero, aún así, tiene que haber una conexión, como el virus hace de puente entre la Materia y la Vida, ¿y cuál será el puente con la "súper-vivencia", para emplear una de las expresiones a tientas de Madre? ¿Y qué significa una vida así?
Decir que es la modificación de las células germinales lo que produce otra especie, es seguir dando vueltas y vueltas por las circunvoluciones de la vieja especie, incapaz de salir de su esquema animal para imaginar un esquema que no es ya animal, ni mineral, ni vegetal, y que sin embargo, es perfectamente material. Las musarañas quizá sean seres angélicos y sobrenaturales para nódulo de manganeso, pero no son menos materiales y evolutivas que él.
Un día nacieron. Y un día nacerá algo muy distinto a un hombre-animal, quizá está a punto de nacer. Quizá, incluso, esta naciendo ya.1
Y si no es la modificación de las células germinales lo que produce ese nuevo ser, ¿qué modificación lo produce? Tiene que haber un cambio en alguna parte, un elemento nuevo. ¿Qué representa la modificación del helecho en relación con el mineral o la del animal en relación con el vegetal?
Estamos obnubilados por las formas –por la forma-, pero ¿qué es lo que se modifica de un reino a otro… sino el movimiento? Hubo un cambio de la inercia de la piedra al crecimiento acelerado del vegetal, y luego a la explosión dinámica de los animales: son cambios de movimiento. En este campo son los físicos los que han abierto brecha y nos han hablado de ondas electromagnéticas o del torbellino de los electrones alrededor del núcleo.
Einstein nos enseñó la relatividad: los parámetros de un acontecimiento físico están estrechamente ligados a la velocidad del sistema de referencia.
Para decir las cosas simplemente: la distancia es cuestión de velocidad; la velocidad es cuestión de seis patas de hormiga, de dos alas de gaviota o de dos piernas de hombre, o, incluso, de un turborreactor. Pero todo eso es el ser animal propagándose más o menos rápido con mecanismos más o menos ingeniosos para cubrir la distancia entre lo que está "lejos" o "fuera" de él y él mismo.
Sin embargo, muy bien pudiera suceder que el próximo "mecanismo" o el próximo "órgano" de la nueva especie fuese tal que el movimiento sea todavía más acelerado, por así decirlo, hasta tal punto que no haya ya "fuera" ni "lejos", y que la velocidad del flagelado o del turborreactor se vuelvan tan caduca como la inercia de la piedra para el ser vivo.
¿Cuál sería ese mecanismo o ese "órgano" que nos dotase de un movimiento tan rápido que uniera al instante los confines de las galaxias como si no existiera la distancia, como si todo se desarrollara dentro de nosotros, en un cuerpo de materia terrestre, celular? ¿Habrá, en el cuerpo, algún funcionamiento que nos permitirá estar simultáneamente entre ciertas membranas celulares que hacen que seamos un hombre y no un ratón, y estar al mismo tiempo en Nueva York, en Borneo o en donde nos dé la gana?
Si tal movimiento "sobrenatural" nos fuera otorgado fisiológicamente –geográficamente, podríamos decir-, se trataría ya, evidentemente, de otra especie y de otro reino. Lo "natural" del hombre es quizá lo "sobrenatural" del pez, pues no hay duda de que lo natural cambia de una especie a otra, y que "lo sobrenatural es lo natural pendiente de alcanzar" 2, como decía Sri Aurobindo.
Falta por saber dónde se situaría, en el cuerpo, ese curioso funcionamiento nuevo que no anularía nuestras apreciadas células germinales, sino que daría al conjunto de nuestras células corporales un nuevo modo de ser, quizá una geografía completamente nueva vista a través de otras pupilas no binoculares. ¿Y en qué quedaría el turborreactor en tal caso, y toda nuestra dichosa mecánica, teléfono y cohete espacial incluidos?
Se trataría, evidentemente, de otro espacio y de otro tiempo: otro "sistema de referencia", otro determinismo, quizá algo tan asombroso como pasar de la tranquila inercia del mineral al bullicio de los vertebrados.
¿Y en qué quedaría la muerte en tal caso? ¿En qué se convertiría la Materia en ese nuevo "sistema"? ¿Cómo sería la Materia, sus electrones, sus células, sus galaxias, vistas por un órgano no-binocular que no necesitara ya microscopios ni telescopios que sólo con la prolongación de una misma visión retiniana caduca?
La biología y la física definen las leyes de un cierto medio y de una cierta pecera humana, e intentan contemplarla y contemplar al mundo a través de los cristales de esa pecera, pero cuando se pasa a otro medio, como el anfibio, al aire libre de la vida, todas las viejas leyes caen y aparece otra forma de vida, o de "súper-vivencia", imprevisible.
Nos falta encontrar el "eslabón".
Si no está en las piruetas nirvánicas y extáticas, ni en las circunvoluciones mentales, ni en el sueño ni los ensueños de esta especie dolorosa, que fue quizá concebida para un verdadero paraíso terrestre en un verdadero cuerpo sin muerte y sin sus aprisionantes paredes, entonces ¿dónde está?
De una especie a otra, de un reino a otro, hemos ido pasando de una prisión estrecha a otra no mucho más espaciosa, ¿y si el próximo reino fuera el del hombre espacioso y sin prisión?
Con Madre, en lugar de huir a las alturas místicas y poéticas, vamos a descender a la aventura de la consciencia de las células, a la búsqueda del próximo medio y del mecanismo celular, del elemento nuevo que abrirá las puertas de nuestra prisión y nos proyectará en una Tierra nueva como un día un primer anfibio desembarcó en las playas soleadas de un nuevo mundo.
57.107 –Un mundo nuevo ha NACIDO. No se trata de una modificación del viejo, es un mundo NUEVO que ha nacido. Y estamos de lleno en un período de transición, en el que los dos se entremezclan, el viejo persiste todavía, todopoderoso y dominado por completo la consciencia ordinaria, pero el nuevo se infiltra, muy modesto aún, desapercibido, desapercibido hasta tal punto que exteriormente no molesta gran cosa… por el momento, e, incluso, para la consciencia de la mayoría, es totalmente imperceptible. Y, sin embargo, trabaja, crece.
56,103 –Cada vez que un elemento nuevo se introduce entre las combinaciones posibles, produce lo que pudiéramos llamar un "desgarramiento de límites"… Es evidente que la percepción científica moderna está mucho más cerca de algo que corresponde a la realidad nueva, que las percepciones de la Edad de Piedra, por ejemplo, de eso no hay lugar a dudas. Pero incluso eso mismo va a verse de pronto completamente desbordado, superado, y probablemente radicalmente trastocado, por la introducción de algo que no estaba en el universo que se ha estudiado. Es ese cambio, esa transformación brusca del elemento universal, lo que va a traer con toda certeza una especie de caos en las percepciones, del que surgirá un conocimiento nuevo.
Ese "elemento nuevo" es la mente de las células, que está trastocando ya nuestra tierra humana como un día nuestra mente pensante trastocó la tierra de los monos.
1 N. del T: Los siguientes párrafos fueron añadidos al original en la edición inglesa, y son reproducidos aquí como nota marginal por lo que tienen de explicativos y esclarecedores.
La visión de la Biología de cómo la suma de los cambios genéticos, es decir las modificaciones del ADN, en las células germinales, es lo que crea nuevas especies con el transcurso del tiempo, puede que sea correcta. Pero, ¿qué es lo que pone en movimiento esos cambios genéticos? Decía Darwin en su época: "En nuestra ignorancia, nos parece que las mutaciones surgen espontáneamente". Y esa "ignorancia" no ha sido disipada por nuestro reciente conocimiento del ADN, simplemente la hemos revestido con un lenguaje científico. La Biología actual señala que las causas "naturales" de las mutaciones son de dos tipos: 1) errores en el proceso de copia del ADN cuando las células se dividen y 2) los rayos cósmicos u otras radiaciones. En otras palabras: azar y azar. Pero. ¿nos hemos parado un momento a considerar al ser que sufre la mutación? ¿Qué diría él de su proceso?¿Nada será acaso, al menos en parte, la consecuencia de sus "voluntad" de mutación, de su aspiración, de su necesidad de cambiar de aire porque su viejo medio le resulta asfixiante o sé siente cada vez más inadaptado a él? Sabemos que la "fuerza" de la Evolución carece de trascripción matemática. Sin embargo, bien pudiera ser que la especie misma, o algunos de sus pioneros, participando en el impulso evolutivo, manejaran y encaminar esa fuerza colaborando con ella y la dejaran moldear una nueva forma de ser en su propia sustancia corporal hasta lograr un nuevo equilibrio biológico una adaptación más satisfactoria al cambiante medio. ¡Una "colaboración" que originaría probablemente una enorme aceleración del proceso! Un "estallido" evolutivo. Es decir, que lo que llamamos "mutación" quizá sea solamente el resultado externo de una presión interior originada por la criatura misma en cuestión, en razón de sus peculiares condiciones, una consecuencia visible cuya causa escaparía, evidentemente a nuestro microscopio electrónico y al carbono 14. De hecho existe verdadera necesidad de un planteamiento científico que considere el papel jugado por la criatura en su propia evolución, que deje de mirar la Evolución desde una sola perspectiva – la del medio externo en el que se desenvuelve – y adjunta el papel que juega el sujeto evolutivo.
2 Thoughts and Aphorisms. XVII. XX
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:09 |
II - EL OTRO ESTADO
El primer experimento siempre es muy raro. Incluso suele parecer una locura.
Pero, de todas formas, tuvo que haber un momento, un día, en el que por vez primera un viejo y último reptil se convirtió en un joven y primer pájaro. ¿Y qué ocurre cuando, de pronto, uno despega y resulta que jamás había volado aún en cielo alguno ningún pájaro lógico y razonable?
Es antinatural del todo, y más de un viejo dinosaurio debió erizar sus placas dorsales:
“No es posible, habrá sido una alucinación.”
De alucinación en alucinación han acabado apareciendo estos hombrecitos con corbata y traje. Y ahora, ¿Cómo va a continuar?
Una mañana de enero de 1962, vimos llegar a Madre un tanto pálida y riéndose de sí misma como siempre, como si la ironía fuese la única forma soportable de abordar la nueva especie sin perder del todo los pedales de la vieja. Madre tenía ochenta y cuatro años.
Luego nos dijo con su pequeño tono tranquilo y divertido:
62.91 –Es curioso, son unos ataques extraños que me parece que no dependen para nada de la salud. Es una especie de descentralización. Para formar un cuerpo, todas las células, son concentradas por una especie de fuerza centrípeta que las junta. ¡Pues esto es precisamente todo lo contrario! Es como si hubiera una especie de fuerza centrifuga que hace que se esparzan. Y cuando se vuelve un poco excesiva, salgo de mi cuerpo, y el resultado exterior, aparente, es que me desmayo. No me “desmayo” porque estoy plenamente consciente. Así que eso produce evidentemente una especie de desorganización… extraña.
La nueva especie es, en primer lugar, la desorganización de la vieja.
...la última vez, resulta que había alguien junto a mí y no me caí, por eso no me hice daño; pero esta vez estaba totalmente sola en mi cuarto de baño. Yo seguía un fenómeno de consciencia en el que estaba esparciéndome por el mundo, esparciéndome FÍSICAMENTE, ¡eso es lo curioso, la sensación DE LAS CÉLULAS! Sentía un movimiento de difusión que se hacia cada vez más intenso y rápido, y después, de pronto, me encontré en el suelo.
El experimento se desarrolla según una cierta curva.
Intentaremos primero mostrar la curva antes de contar cómo Madre llegó allí, por qué procesos y transiciones. El hecho es que Madre salió de un cierto estado humano para entrar en otro estado o en otro medio, como el anfibio. La descripción del nuevo medio nos permitirá comprender mejor el viejo y lo que forma la barrera de separación entre los dos estados.
Esa barrera será todo nuestro problema, pero es evidente que se sitúa a nivel celular puesto que ahí está el punto de salida, o más bien los innumerables puntos de salida.
62.155 –Por ejemplo, suelo caminar un poco para rehabituar al cuerpo (camino acompañada de alguien), y me he dado cuenta de una condición un tanto particular… algo que podría descubrir como: ¡lo que me produce la ilusión del cuerpo! Yo lo confío a la persona con la que camino ( es decir, que ya no está bajo mi responsabilidad, es esa persona la que se ocupa de que no se caiga, de que no se golpee, ¿entiendes?), y la consciencia es una especie de consciencia que no tiene límites, que es igual que olas, pero no solo individuales: es un MOVIMIENTO de olas, un movimiento de olas materiales, corporales podríamos decir, vasto como la Tierra; pero no… no es redondo ni plano ni… algo muy infinito es la sensación, pero que es un movimiento ondulatorio. Y ese movimiento ondulatorio es el movimiento de la vida.
Decididamente, estamos en plena Física de la Materia.
De hecho, todas las teorías físicas que intentan describir la estructura de nuestro universo y la composición de la materia coinciden en un punto: el movimiento ondulatorio es el elemento constitutivo y el fundamento dinámico de la realidad física. Bien se trate del campo electromagnético o del gravitatorio o de la interacción atómica, en el corazón del átomo como en los confines del universo, todo se mueve o se propaga según un movimiento ondulatorio: “El movimiento ondulatorio es el movimiento de la vida”, dice Madre de una forma sorprendente.
Y continúa:
... Y entonces, la consciencia (del cuerpo, supongo)…, hay una consciencia que flota en todo eso en una especie de paz eterna: pero no es una extensión, no vale esa palabra: es un movimiento que no tiene límites y que tiene un ritmo muy armonioso y muy tranquilo, muy vasto y muy calmo. Y ese movimiento es la vida. Camino alrededor de mi cuarto y es eso lo que camina. Y es muy silencioso, como un movimiento de olas que no tiene principio ni fin, que tiene una condensación así (gesto de arriba abajo) y una condensación así (gesto horizontal), y luego un movimiento de expansión (gesto, como la pulsación de un océano). Es decir, una especie de reunión, de concentración, y luego de expansión, de difusión.
¿Cómo no recordar el campo electromagnético con sus dos componentes perpendiculares: el campo eléctrico y el campo magnético, que se propagan según una onda sinusoidal infinita?
Ese movimiento de reunión, luego de expansión, es exactamente la descripción de la propagación en el espacio de un tren de ondas sinusoidales. Y acabamos de dar con un prodigioso misterio: ¿cómo un cuerpo puede ser materialmente, celularmente, esa onda que compone y lleva los mundos en su movimiento infinito y gobierna la existencia de los átomos y de las galaxias? ¿Cómo se puede ser una onda electromagnética infinita y ubicua permaneciendo, al mismo tiempo, en los límites estrechos, de un cuerpo humano… que se desmaya al principio por falta de costumbre? Es decir, un cuerpo con las dimensiones del universo.
El experimento continuó todavía durante once años, con precisiones graduales y una lenta “adaptación”, pero con un vocabulario que nos hizo estar equivocados durante mucho tiempo, pues tan pronto Madre empleaba una palabra, tan pronto otra, haciéndonos creer que se trataba de fenómenos diferentes y, sobre todo, de mundos diferentes, cuando era siempre la misma curva en un mismo mundo material.
¡Pero intentad describirle la Materia vista con ojos de pájaro a un renacuajo incorregible que sólo saber ver las paredes de cristal de su pecera!
No le parecería en absoluto una materia sólida y verdadera, incluso le resultaría un tanto sobrenatural. ¿Y qué palabras iba a emplear Madre para describir lo que todavía no tenía palabras? Lo que ondas “electromagnéticas” vino después: mientras tanto, era sólo “un suceso”.
Pero su primer grito, al salir de la experiencia completa que iba a tener lugar tres meses más tarde, en abril de 1962, nos deja pensativos:
62.134 -¡La muerte es una ilusión; la enfermedad es una ilusión; la ignorancia es una ilusión! Algo que no tiene realidad, ni existencia… solo el Amor y el Amor y el Amor inmenso, formidable, prodigioso, llevándolo todo. La cosa está HECHA.
El paso a la otra especie ya está hecho.
Si un primer pájaro pudo volar entre los reptiles, también volarían todos los demás, ineludiblemente. Pero el punto capital es que la muerte y la enfermedad desaparecen materialmente en ese otro estado, puesto que se trata de una experiencia del cuerpo y de las células, y no de la experiencia mística de las cumbres nirvánicas.
No se trata de “la ilusión del mundo” como han predicado los místicos, sino de la ilusión de nuestra percepción física del mundo, y de la mentira que de ahí resulta: la enfermedad y la muerte. Si la percepción celular cambia, la enfermedad y la muerte cambian, se desvanecen… en otra cosa que Madre iba a descubrir poco a poco.
Y el experimento continúa:
62. 121 –Constantemente me encuentro con ese problema –que es un problema totalmente concreto, absolutamente material-, cuando tengo que vérmelas con estas células y es preciso que sigan siendo células, que no se evaporen en una realidad que ya no es física, y que al mismo tiempo tengan esa flexibilidad, esa falta de rigidez necesaria para ensancharse indefinidamente. Este cuerpo… es muy difícil, es muy difícil sin que pierda (¿cómo diría yo?) su centro de coagulación, sin que se disuelva en la masa que le rodea.
61.252 –Este cuerpo ya no es en absoluto como de costumbre: casi es sólo una concentración, una especie de aglomeración de algo. No es un cuerpo en una piel, en absoluto. Es una especie de aglomeración, de concentración de vibraciones. E incluso lo que suele llamarse una “enfermedad”, incluso esos desórdenes de funcionamiento, no tienen para este cuerpo el mismo sentido que tienen, por ejemplo, para los médicos y para la gente ordinaria. Ya no es así, no los sientes así, Siente todo es como…, como una especie de problema de ajuste a una necesidad vibratoria nueva.
62. 185 –La única sensación que quedaba del viejo estilo es el dolor físico. Y me da la impresión de que es el punto simbólico de lo que queda de la vieja consciencia, El dolor. El dolor es lo único que siento como sentía antes. Por ejemplo, el alimento, el gusto, el olfato, la vista, el oído, todo eso ha cambiado por completo. Pertenece a otro ritmo, es decir, todo el funcionamiento de los órganos. ¿Habrán cambiado los órganos? ¿O habrá cambiado su funcionamiento? No lo sé. Pero obedecen a otra ley. Lo único que me queda materialmente, concreto en este mundo, en este mundo de ilusión, es el dolor. Me parece que es la esencia misma de la Mentira. Incluso me ha sido prohibido emplear mis conocimientos, mi poder y mi fuerza para anular el dolor, como lo hacía antes –antes lo hacía perfectamente-. Ahora no, me ha sido totalmente prohibido. Sin embargo, he visto que lo que tengo ahora entre manos es algo muy distinto, algo que está formándose, y que es… no ya un milagro, porque no es un milagro, sino la maravilla, lo desconocido. ¿Cuándo llegará? ¿Cómo llegará? No lo sé.
En efecto, no se trataba de anular el dolor o suspender la muerte por medio de “poderes” superiores, yóguicos o de otra clase; sino de transformar el dolor y la muerte por medio del poder natural de las mismas células. Eso es el “yoga de células”.
La próxima especie parece que no estará dotada de unos nuevos órganos de abracadabra ni de poderes miríficos, sino de un funcionamiento celular y una percepción celular capaces de cambiar completamente y naturalmente la condición de estos cuerpos mortales con los que nos hemos disfrazado provisionalmente.
62.315 –Ahora hago una distinción constante entre… (¿Cómo diría yo?) la vida en línea recta y en ángulo recto, y la vida ondulante. Hay una vida en la que todo es cortante, duro, angular, y uno de golpea por todas partes; y hay una vida ondulante, muy suave, encantadora –muy encantadora-, pero no… no demasiado sólida. Es curioso, es absolutamente otra clase de vida. Hasta las buenas voluntades, las ternuras, los apegos, todo eso, es igual de agresivo que él resto. Parecen bastonazos. Pero “eso” otro… es una especie de cadencia, de movimiento ondulatorio, ¡que es de una amplitud, de una potencia!, es formidable, ¿no? Y no desordena nada. No desplaza nada, no tropieza con nada. ¡Y sin embargo, lleva al Universo en su movimiento ondulatorio, tan ágil!
¿Será eso el famosos “Campo unificado” de Einstein?
68.32 –Desde el punto de vista práctico, si hay algo que se desordena en algún sitio por cualquier razón (un dolor, algo que se desordena), con “eso”, casi al instante, el desorden desaparece; y si me quedo pacientemente, en ese estado, hasta el RECUERDO desaparece. Y es así cómo los desórdenes, que se habían convertido en hábitos, van desapareciendo poco a poco.
68.1610 –Es curioso, la consciencia se ha vuelto cada vez más intensa y está cada vez más extendida, y el cuerpo es como algo que flota en esa consciencia, pero inactivo. No sé cómo explicarme. Es como un océano de luz que continúa su trabajo, y luego, en él, flota algo… Es azul ultramar oscuro, ¿conoces ese color?...Así es.
68.32 –Pero el cuerpo podrá dejarse llevar así sólo cuando esté preparado. Y esto es la preparación. El movimiento si, es fundirse totalmente, y el resultado será la abolición del ego, es decir, un estado que es desconocido, podríamos decir que “no realizado físicamente”. Porque todos aquellos que buscan el Nirvana buscaban esa abolición abandonando su cuerpo, mientras que nuestro trabajo es que sea el cuerpo, la sustancia material, la que pueda fundirse. Es eso lo que esta vez se va a internar. ¿Cómo conservar la forma sin que haya ego? Ese es el problema. Es por lo que el trabajo se hace poco a poco, poco a poco. Es por lo que lleva tanto tiempo; cada elemento es recuperado, transformado. La maravilla (para la consciencia ordinaria es un milagro) es conservar la forma a la vez que se pierde el ego por completo. Respecto al ser vital y al mental, es fácil de entender; más aquí, en este cuerpo…, que no se disuelva con ese movimiento de fusión…Pues bien, ese es, precisamente, el experimento. Esa es, precisamente, la curva tan interesante de lo que se está produciendo en este momento. Hay momentos en los que uno tiene la impresión de que todo, todo, se está disolviendo, desorganizando; y lo he visto perfectamente, al principio la consciencia física no se aclaraba mucho y tenía la impresión de que; “Oh! Debe ser el anuncio de la muerte”, y luego poco a poco, ha venido, el conocimiento de que no era nada de eso, de que sólo era la preparación interior para estar apto. Y además, todo lo contrario, la visión clarísima de que si esa plasticidad tan particular, si esa flexibilidad tan extraordinaria fuera realizada, supondría, evidentemente, la abolición de la necesidad de la muerte. Cada vez que la regla o el dominio de las leyes ordinarias, ¿no?, es reemplazado, en un punto u otro, por la otra autoridad (la de “otro estado”), se produce un estado de transición que tiene todas las apariencias de un desorden formidable, y de un grandísimo peligro. Y entonces, al cuerpo; mientras no lo sabe, mientras está en su estado de ignorancia, le da pánico, cree que es una gran enfermedad, pero e su origen no se trata de eso; es que se está retirando la ley de la naturaleza ordinaria y es remplazada por la otra; entonces hay un momento en el que no es ni esto ni aquello; y ese momento es crítico.
69.164 –Y es extrañamente frágil al mismo tiempo (el cuerpo), eso es lo curioso. Da la impresión de que ha salido de todas las leyes ordinarias y… que está en suspenso, así. Algo que está buscando establecerse. Y extremadamente sensible a todo cuanto le viene. Ambas cosas al mismo tiempo: extremadamente sensible a lo que le viene de los demás, y al mismo tiempo como una potencia extraordinaria para entrar en ellos y trabajar. Es como si todo un género de limites hubiera sido… suprimido.
62.275 –Es una especie de estado muy impersonal en el que toda esa costumbre de reaccionar a las cosas exteriores, que le rodean a uno, ha desaparecido por completo. Pero no ha sido reemplazada por nada. Es… una ondulación. Eso es todo. ¿Y cuándo se cambiará por otra cosa? No lo sé. ¡Y no se puede, no se puede intentar nada! No se puede hacer ningún esfuerzo, no se puede buscar nada, porque entonces, inmediatamente, interviene esta actividad intelectual que no tiene nada que ver con “eso”. Y es por lo que he concluido que se trata de algo que hay que llegar a ser, ser, vivir. ¿pero cómo? ¿Y de qué forma? No lo sé.
¿Cómo el pez iba a poder buscar ser otra cosa que pez? Sólo seguiría haciendo esfuerzos de pez con sus ideas de pez.
62.66 –Para la visión ordinaria, exteriormente, superficialmente, podríamos decir que ha habido un gran deterioro. ¡Pero el cuerpo no siente nada de eso! Lo único que siente es que tal movimiento o tal esfuerzo, tal gesto, tal acción, pertenecen al mundo –a este mundo de la Ignorancia-, y que no están hechos de la manera verdadera, que no son el movimiento verdadero. Y tiene la sensación o la percepción de que ese estado del que te hablaba, suave, sin ángulos, ondulado, debe desarrollarse de una cierta manera y producir efectos corporales que permitan la acción verdadera. Hay una manera de encontrar, pero no se trata de “encontrar”, así, con la cabeza; una manera que está FABRICANDOSE en alguna parte. Hasta el punto de que, cuando regreso a este estado, tengo de pronto la impresión de que mi cuerpo se halla rodeado de escofinas y de ásperas leñas, ¡y, sin embargo, está confortablemente sentado sobre cojines de plumas!
Además, en ese espacio estallado, el sentido del tiempo cambia también.
Y una mañana, Madre nos dijo riéndose:
62.147 –Llegará un momento en el que diremos: “¿Te acuerdas? ¡En el año tal creíamos que estábamos haciendo algo…!” Figúrate, me he encontrado de pronto así, proyectada hacia delante: “¿Te acuerdas, allí? (y siempre es a la izquierda, ¿por qué, verdad?), ¿te acuerdas de entonces? ¡Oh! Creíamos que estábamos haciendo algo, creíamos que sabíamos algo…!” Es divertido. Si, en la consciencia ordinaria, hay como un eje, y todo gira alrededor de él, así es la consciencia individual ordinaria. Y si ese eje se mueve, uno se siente perdido. Es como un gran eje (más o menos grande, o también puede ser muy pequeño), plantado muy recto en el tiempo, y todo gira a su alrededor. Se extiende más o menos lejos, es más o menos alto, más o menos fuerte, pero todo gira alrededor de un eje. Y ahora, para mí, ya no hay ningún eje. Precisamente estaba observando esto, ¡ya no lo hay, se fue, voló! Y todo puede desplazarse aquí, allí, allá (gesto hacia los diferentes puntos cardinales), puede ir hacia delante, hacia atrás, puede ir donde quiera. Ya no hay ningún eje, nada gira ya alrededor de un eje. Es interesante. ¡Sin eje!
Pero de pronto,” la ondulación” se concretiza y revela lo que verdaderamente es: el elemento constitutivo y el fundamento de toda la realidad física:
63.108 –Debe haber algo nuevo en la consciencia de los agregados celulares, algo… debe estar produciéndose un nuevo experimento. Resultado: anoche tuve una serie de experiencias fantásticas –celulares- que ni siquiera me puedo explicar, y que deben ser el comienzo de una nueva revelación… Cuando empezó el experimento, había en mi algo que estaba observando (ya sabes, todo el tiempo hay en mi algo que observa de una forma un tanto irónica, que siempre está divirtiéndose), y que dijo: “¡Caramba, si esto le pasara a otra persona, seguro que se creería enferma, o se volvería medio loca! “ Yo estaba muy tranquila, y me dije: “Bien, hay que dejar que siga, voy a observar, voy a ver, voy a verlo claramente…” ¡Indescriptible! (será precioso que el experimento se repita varías veces para que pueda comprenderlo). ¡Fantástico! Comenzó a las ocho y media y duró hasta las dos y media de la madrugada, es decir, que ni por un segundo perdí la consciencia, y estuve observando las cosas más fantásticas. Y no sé hasta dónde va a llegar… Es indescriptible. Uno se convierte en una selva, en un río, en una montaña, en una casa ¿no? Y es una sensación DEL CUERPO, es una sensación totalmente concreta del cuerpo. Y muchas cosas más. ¡Indescriptible! (Pregunta:) ¿Una especie de ubicuidad de las células? Si. Una unidad, el sentido de la unidad… Es evidente que si llegara a ser una cosa natural, espontánea y constante, la muerte no podría existir, ni siquiera en este cuerpo… Hay algo que siento sin poderlo expresar o comprender aún mentalmente. Tiene que haber una diferencia, incluso en el comportamiento de las células, cuando uno deja el cuerpo. Tiene que suceder alguna otra cosa.
Una vez que la consciencia celular ha dejado de estar atrapada y encerrada en la red de un cuerpo, ¿qué sucederá cuando este punto de materia, que está en perfecta continuidad con la totalidad del cuerpo terrestre, es esparza?
63.67 –Es curioso… esta vista es totalmente diferente de la vista física: se ve al mismo tiempo a miles de kilómetros y muy cerca.
72.268 – (Pregunta: ) ¿ Y qué es lo que ves? Me dan ganas de decir; ¡Nada! Nada, no “veo” nada. Ya no hay “algo que está viendo”, sino que SOY una cantidad innumerable de cosas. VIVO una cantidad innumerable de cosas. Y resulta que… (Añadía riéndose) son tantas, tantas y tantas, ¡que ya no hay nada!
62.147 -¿No sientes tú acaso algo que sería como una súper electricidad pura? Cuando uno lo toca, ve que está por todas partes, pero no nos damos cuenta.
¿El “plasma” cósmico quizá, del que los físicos no acaban de comprender muy bien sus extrañas propiedades?
Tal es el “otro estado” en pocas palabras. Ahora tenemos que comprender sus consecuencias fisiológicas y funcionales –“la otra manera”-, y el mecanismo del paso: lo que forma la barrera y cómo se atraviesa. Y es inmediatamente comprensible que aquí ya no se puede hablar de filosofía ni de religión –han estallado-. Durante siglos nos han estado hablando de “espiritualistas” y de “materialistas”,¿pero de qué materia se trataba, y de qué espíritu?
¿Qué es el “espíritu” del pez para el anfibio? Otra manera de respirar. La respiración pulmonar, esa es la realidad de la religión y de la filosofía de los peces para un anfibio.
Que la filosofía y la religión hayan estallado es de lo más tranquilizador: así nadie podrá ya embrollarnos.
¡Pero la ciencia también ha estallado!
¿Qué valor puede tener la física o la astrofísica de los peces para una especie de un medio completamente diferente?
Todas las “leyes” de nuestra pecera eran simplemente la medida de nuestra impotencia; eran una cierta forma de mirar, aunque fuese electrónica, a través de los cristales de la pecera. ¿Y cuándo se ha hecho añicos esa pecera…? ¿Cuándo no existe ya nada que atravesar…?
Darwin tenía mucha razón cuando hablaba de “confesar un crimen”.
Y Madre llamaba también a ese “otro estado”, el estado ”divino” o “el amor”, y algunas veces incluso el estado “todopoderoso”, y “eso” y… Y también “el supramental”.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:09 |
III - EL PRÓXIMO REINO
Después de todo, bien pudiéramos preguntarnos cuál es la ventaja de llegar a ser una selva o un río si en esta vida cotidiana seguimos tropezando y andando a tientas buscando la acción justa, el pensamiento exacto, la percepción exacta, la intuición verdadera.
Nuestra vida humana está asediada por el error. Lo que nos distingue de todas las demás especies no es tanto nuestra capacidad de disección molecular o de inventar radares y sondear el espacio, como nuestra capacidad de equivocarnos.
El animal nunca se equivoca, sabe instantáneamente. Todo el arsenal de nuestra ciencia es, de hecho, un gigantesco artificio para intentar llenar la ausencia de un pequeño conocimiento directo, simple y proveernos de mil brazos y antenas y mecanismos para reemplazar la acción inmediata. Somos totalmente impotentes en medio de una máquina que nos está demostrando que es ella la poderosa y no nosotros.
Y si la máquina falla, nos convertimos en sub-animales.
63.2011 –Algo que ni siquiera es tan armonioso como los árboles o una flor, algo que no es tan tranquilo como la piedra, ni siquiera tan fuerte como el animal –algo que verdaderamente es una decadencia-. En eso consiste en verdad la inferioridad humana.
61.169 –Cuántas veces repetía Sri Aurobindo: “Sé simple… sé simple”, y cuando decía esas palabras era como si se abriera un camino de luz: “¡Oh!, ¡pero si no hay más que dar un paso tras otro!” Es curioso, era como si todas las complicaciones vinieran de aquí (Madre se tocaba sus sienes); había, por ejemplo, algo muy complicado y muy difícil de ajustar, y luego, cuando él decía “Sé simple”, era como una luz que venía de los ojos, así, como si uno desembocara de pronto en un jardín de luz. Y cuando todavía le oigo, o le veo, es como un arroyo de luz dorada, como un jardín que huele bien –todo, todo, todo se abre-. “Sé simple” Y sé muy bien lo que quiere decir: no dejar entrar esa mente que reglamenta, organiza, ordena, juzga –él no quiere nada de eso-. Lo que llama simple es una espontaneidad alegre en la acción, en la expresión, en el movimiento, en la vida. Encontrar de nuevo en la evolución esa especie de condición que él llamaba divina, y que era una condición espontánea y feliz.
El nuevo Funcionamiento Con los animales compartimos algo muy simple: la célula.
Aunque nuestros aminoácidos tejan proteínas de hombre en vez de proteínas de ratón, el funcionamiento es parecido. La única diferencia es esta excrescencia mental, que quizá no sea a fin de cuentas más que una excrescencia provisional para permitirnos reencontrar consciente e individualmente el poder que está subconsciente y colectivamente en el corazón de la célula animal.
Hemos tomado el medio por el fin, algo así como un cangrejo que considera sus pinzas como el órgano supremo de conocimiento. Pero si hay una Evolución y si hay un secreto en la Evolución, si esos millones de especies, desde el virus, que han surgido sobre la faz de esta buena Tierra, tienen un sentido –y hay que admitir francamente que existe un sentido progresivo en el conocimiento del medio o de los sucesivos medios y en el poder sobre el medio, y quizá en la alegría del medio, de la que nuestra especie carece de forma particular-, tenemos que suponer que ese sentido y ese poder y ese conocimiento, y esa alegría sobre todo, si no han caído del cielo, deben encontrarse escondidos en el corazón mismo del constituyente primordial de la Materia: el átomo y la célula.
Sólo lo que está “involucionado” puede evolucionar, dice Sri Aurobindo; la semilla o el átomo contienen ya su fruto. Y todo nuestro circuito evolutivo, con sus diversas pinzas, antenas, cilios vibrátiles o protuberancias craneanas en curso, no tiene otro sentido que recuperar lo que ya está ahí, y que quedó, momentáneamente, recubierto por el órgano principal del que nos servimos para explorar la superficie del medio.
El poder del átomo lo exploramos, indirectamente, a través de nuestras pinzas y ciclotrones, pero el poder de la célula y el conocimiento de la célula no los conocemos, porque no pueden manipularse desde el exterior: hay que vivirlos. Nuestro cuerpo es lo que menos vivimos: la cabeza ha ocupado todo el sitio, con algunas pasiones más o menos felices.
Y sin embargo,¡demonios!, si hay una Evolución, es en la Materia, en nuestra materia, donde debe situarse.
60.65 –A veces da la impresión de que hay un secreto extraordinario por descubrir y que está ahí, casi al alcance de la mano, que se está a punto de atrapar “la cosa”, de saber… Algunas veces, durante un segundo, ves el Secreto, se produce una abertura, y luego se vuelve a cerrar. Después, de nuevo, las cosas se desvelan un segundo, y sabes un poco más. Ayer, el Secreto estaba ahí, abierto de par en par. Así que vi ese secreto, vi que es en la Materia terrestre, sobre la tierra, donde el Supremo se hace perfecto…
¿Y qué es eso del “Supremo”…? Es “supremo” la vida perfecta, el conocimiento perfecto, el poder perfecto, la alegría perfecta, la evolución perfecta…
… Vi ese Secreto –que está haciéndose cada vez más perceptible a medida que el supramental (el otro estado) se precisa-, y lo vi en la vida exterior de cada día, precisamente en esa vida física que rechazan todas las espiritualidades: una especie de precisión, de exactitud, hasta en el átomo.
Bien pudiera suceder que esta vida imprecisa, a tientas, indirecta y dolorosa, porque no sabe jamás y no tiene jamás el poder de lo que ve, llegue a descubrir su exactitud poderosa, su conocimiento potente, su visión operante, en el seno de un cuerpo terrestre unitario que conozca su propia millonésima de átomo y su propia millonésima de segundo exacto, en Nueva York igual que en Hong-Kong; igual que en un rincón de nuestro cuarto, igual que en millares de seres que viven, vuelan, caminan y trepan o forman torbellinos con su manto de electrones; porque ese cuerpo sea sus propios átomos y sus propias células en cualquier parte del Universo y en cualquier segundo.
Así es la “nueva forma” que estaba fabricándose en el cuerpo de Madre, y quizá, a través de su cuerpo, en el cuerpo de la Tierra entera. Vamos a describir tan sólo algunas sugerentes etapas.
67.23 –El cuerpo se ha vuelto transparente, por así decirlo, y casi inexistente, no sé como explicarlo… no obstaculiza las vibraciones: todas las vibraciones le atraviesan. Y el cuerpo mismo apenas tiene la sensación de sus límites. Es algo bastante nuevo. Veo que ha ido produciéndose un tanto progresivamente, pero es bastante nuevo, así que es difícil de expresar. Es el cuerpo mismo el que ya no se siente limitado: se siente esparcido en todo lo que hace, por todo lo que le rodea, por todas las cosas, la gente, los movimientos, las sensaciones, por todo eso…, así de esparcido. Resulta divertidísimo. Y es verdaderamente nuevo. Hay que estar un poco atento e ir con cuidado para no golpearse, para sujetar las cosas: los gestos son un poco flotantes. Es muy interesante. Y debe ser un período de transición hasta que la consciencia verdadera se instale, entonces esta consciencia tendrá un funcionamiento totalmente diferente del que tiene ahora, pero puedo ya preveer que será de una precisión incalculable, y de un orden muy diferente. Por ejemplo, para muchas cosas la visión es ya más clara con los ojos cerrados que con los ojos abiertos. Pero ahora veo que el golpe es duro de aguantar. Es duro. Hay momentos… angustias, ¿no?, que se traducirán en una consciencia ordinaria por dolores físicos difíciles de soportar. De todas formas, el resultado es que, verdaderamente, el cuerpo mismo ha cambiado de consciencia: ya no hay en él nada opaco, todo él es… como algo a través de lo cual todo pasa.
71.56 –Cuando el cuerpo sale de “eso” (el otro estado), da la impresión de que va a disolverse al minuto siguiente, y que “eso” es lo único que e mantenía unido. Durante mucho tiempo, tuve la impresión de que si desaparecía el ego, también el ser y la forma desaparecían, ¡pero no es verdad! Lo único difícil es que las leyes ordinarias de la vida han dejado ya de ser verdaderas. Y entonces, junto al viejo hábito, aparece también la “nueva cosa” que hay que aprender. Es como si las células, la organización que crea esta forma que llamamos humana, que mantiene todo esto junto, debiera aprender que puede sobrevivir sin el sentido de la individualidad separada; a pesar de que, desde hace miles de años, su hábito es existir por separado sólo gracias al ego. Sin embargo, sin ego continúa… por otra ley que el cuerpo no conoce aún, que para él es incomprensible. No es una voluntad, no sé, es… algo: una manera de ser.
67.211 –Ahora que las células están volviéndose conscientes se preguntan muchas veces para que servirán, “¿Cómo debemos ser de verdad? ¿Cuál es nuestra función, nuestra utilidad, nuestra base? ¿Cuál es la manera divina de ser? ¿Qué diferencia habrá…?” Y hay una percepción sutilísima de una manera de ser que sería luminosa, armoniosa. Esa manera de ser es todavía algo completamente indefinible, pero en esta investigación hay una percepción constante (que se traduce por una visión) de una luz multicolor, de todos los colores –de todos los colores no por capas, sino como si fuera una combinación por puntitos de todos los colores: un puntilleo. Ahora lo veo constantemente, en todo, y parece ser lo que podríamos llamar “la percepción de la verdadera Materia”…
Existe la vieja materia habitual, vista a través de las paredes de nuestra pecera, y además la otra…, sin paredes, sin ojos especiales de pez o de hombre; tal y como se ve a si misma, por así decirlo.
Y “ven” todavía implica un órgano exterior: tal y como se vive a si misma o tal y como es la verdadera Materia. Una percepción que sería muy interesante para los físicos.
…Todos los colores posibles están combinados sin estar mezclados, y combinados en forma de puntos luminosos, Todo está constituido de eso. Y parece que es el verdadero modo de ser de las cosas –todavía no estoy completamente segura, pero de todas formas es un modo de ser mucho más consciente-. Y lo estoy viendo todo el tiempo: con los ojos abiertos, con los ojos cerrados, todo el tiempo. Y tengo una curiosa impresión, a la vez de sutilidad, de penetrabilidad podríamos decir, y de flexibilidad de las formas, de una disminución considerable de la rigidez de las formas. Y el cuerpo mismo, la primera vez que sintió eso en alguna de sus partes, tuvo la impresión…, se siente un tanto perdido así, la impresión de algo que se le escapa. Pero si uno se mantiene muy tranquilo, esa impresión es reemplazada simplemente por una especie de plasticidad, de fluidez que parece ser un nuevo modo de ser de las células. Eso va a ser probablemente lo que, materialmente, debe reemplazar al ego físico. Pero, el primer contacto, ¿no?, es siempre muy… sorprendente. Es el momento del paso de una modalidad a la otra, lo que es un poco difícil. Se hace muy progresivamente, y, sin embargo, hay un momento, hay algunos segundos que son… lo menos que se le puede llamar es “inesperados”. Así se deshacen todos los hábitos. Y es así para todas las funciones: para la circulación de la sangre, para la digestión, para la respiración –todas las funciones-. Y en el momento del paso, no es que una modalidad reemplace bruscamente a la otra, sino que hay un estado de fluidez entre ambas, que es difícil. Y veo que, durante años, el cuerpo y toda la consciencia corporal se precipitaban de nuevo en la antigua modalidad como su salvación, para escapar: y ahora se ha podido lograr que no lo hagan ya más, que, al contrario, acepten “Pues bien, si me disuelvo, que me disuelva.” Da la impresión de que toda la estabilidad habitual desaparece… La gran aventura. Hay que tener valor.
66.221 –Vienen toda clase de pequeños desórdenes que para la consciencia son visiblemente desórdenes de transformación ; hay algo que sabe a ciencia cierta que el desorden ha venido para forjar el paso del funcionamiento automático ordinario al funcionamiento consciente bajo la dirección directa y la influencia directa del Supremo (del otro estado, de “eso”). Y cuando un determinado punto ha llegado a un cierto grado de transformación, se pasa a otro punto, y después a otro y a otro… Así que no hay nada hecho hasta que… todo esté preparado. Y todo consiste en cambiar de hábito. Todo el hábito automático de milenios debe ser cambiado por una acción consciente y guiada directamente.
67.224 –La dificultad es siempre la transición: si el recuerdo del otro método (del método ordinario, del método universal de todos los seres humas) viene, sucede de pronto como si –es completamente extraño –el cuerpo no pudiera ya hacer nada, como si fuera a desmayarse. Entonces, inmediatamente reacciona y el nuevo movimiento se restablece.
61.26 –Es una cosa muy rara, me cogía de pronto, ¡y yo no sabía ya subir las escaleras!, ¡no sabía ya cómo se hace para subir! Una vez me cogió también en medio de la comida, ¡y ya no sabía cómo hay que comer! Naturalmente, para el mundo exterior eso es lo que se llama “regresar a la segunda infancia”. Pero lo que es necesario es abandonarlo todo: todo poder, toda comprensión, toda inteligencia, todo conocimiento, todo, todo, volverse perfectamente no existente. Eso es lo importante.
Evidentemente, mientras sigamos guardando el poder de la vieja especie y el conocimiento de la vieja especie, no podremos llegar a ser la otra –el muro se levanta al instante, la vieja pared de la pecera.
69.2112 –Este pobre cuerpo no puede decir nada porque no sabe nada. Todo lo que creía haber aprendido durante noventa años ¡se le ha demostrado de forma totalmente clara que no tenía ningún valor!, y que todo está por aprender. Por eso está así, tiene buena voluntad, pero es absolutamente ignorante.
70.184 –Hay momentos en los que el cuerpo no puede ni siquiera mantenerse de pie, y por una razón que no es …Ya no obedece a las leyes que nos hace estar de pie, así que…
67.309 –Es la transferencia. Esta mañana, todas las acciones, todos los gestos, todos los movimientos, la actitud del cuerpo, la actitud de las células, la consciencia absolutamente material, todo, para todo eso, el viejo método había desaparecido. Ya no había desaparecido. Ya no había más que “eso”, algo… ¿cómo diría yo…? Igual. Ya no había choques ni dificultades ni nada que rechinara, y así todo, a un mismo ritmo, algo que es muy igual y que da la impresión de ser muy suave, con una potencia FORMIDABLE, en la cosa más mínima. Esa transferencia ha sido constante, sin mezcla, durante aproximadamente cuatro horas. Todas las cosas: asco, alimentación, todo eso, ahora ya no es de la misma manera, no sé como explicarme. Ningún recuerdo, ningún hábito. Las cosas no se hacen ya porque aprendió uno a hacerlas así, espontáneamente, se hacen por la consciencia. Es reemplazar el recuerdo, la memoria, la acción, por… el nuevo métodos de la consciencia que sabe qué es lo JUSTO en el momento de hacerlo: “Esto hay que hacer” Y no ya: “¡Oh! Hay que llegar hasta allí”; no, cada minuto uno está donde debe estar, y luego, cuando ha llegado ya al lugar donde debía ir. “¡Ah, ya está!
El pájaro que deja las nieves árticas para ir a las lagunas de Ceilán no “busca” a dónde debe ir: cada segundo está donde hay que estar, porque…, porque el mapa del mundo se va desplegando en él, o es él quien se despliega por la geografía directa.
Decimos “el instinto”, pero es por nuestra tontería mental: el instinto del mundo es ser el mundo, totalmente, sin paredes.
Y añade Madre:
… Y uno comprende perfectamente por qué los santos, los sabios, los que querían sentirse todo el tiempo en esa atmósfera divina, por qué habían suprimido todas las cosas materiales, porque no estaban transformados, y entonces recaían en la otra manera de ser. ¡Pero transformar esta materia es algo incomparablemente superior!, da una estabilidad, una consciencia y una REALIDAD extraordinarias: todas las cosas se vuelven la verdadera visión, la verdadera consciencia, se vuelven tan concretas, tan reales (si, la verdadera Materia). Ninguna, ninguna otra cosa puede dar esta plenitud. Escapar, huir, soñar, meditar, entrar en las consciencias superiores, está muy bien, ¡pero al lado de esto otro parece tan pobre, tan pobre, tan pobre…!
68.45 –Toda la base sólida que forma la personalidad corporal, ¡plaf!, ha desaparecido, ha sido anulada. Por ejemplo, ha habido una abolición total de la memoria, así que… Ahora ya me he acostumbrado, por eso todas las células se quedan así, inmóviles, silenciosas y exclusivamente vueltas hacia la consciencia, esperando. Todo lo que uno hace, todo lo que uno sabe, todo está basado en una especie de memoria semiconsciente y constante. Pero todo eso ha desaparecido. Y ya no queda nada. Ha sido reemplazado por una especie de presencia luminosa y… las cosas vienen no sé cómo. Vienen sin esfuerzo. Y aparece JUSTO lo necesario en el momento preciso. No hay ya toda esa carga que uno arrastra tras de sí todo el tiempo: aparece JUSTO lo que uno necesita.
61.186 –Y en el momento en le que la solución debe venir, viene: viene en hechos, en actos, en movimientos.
69.52 –No existe ya todo ese fárrago acumulado de lo que suele llamar conocimiento. Es algo espontáneo, natural, no es nada sofisticado, es muy, muy, simple, y casi infantil en su simplicidad.
70.58 –Todas las imposibilidades, todos los “no puede ser”, “no se puede hacer…”, todo eso ha sido barrido, ¿comprendes?
69.263 –La consciencia trabaja ahora constantemente (la del otro estado), y no como una continuación de lo anterior, sino como un efecto de lo que percibe A CADA INSTANTE. En el movimiento mental ordinario lo que se ha hecho antes determina unas consecuencias, pero en mi ya no es así, es la consciencia la que ve CONSTANTEMENTE, lo que hay que hacer, es la consciencia la que, cada segundo, continúa, continúa su propio movimiento. ¡Eso permite todo! Es eso precisamente lo que permite los milagros, los cambios radicales… ¡lo permite todo!
¿No será que la muerte, las enfermedades, las “imposibilidades” físicas, las “leyes”, todo, no son más que la cristalización de una cierta memoria falsa, la de la falsa materia, la de la pecera humana?
Un hábito que da vueltas y vueltas.
69.2211 –El impedimento es la vibración “concéntrica”, una especie de vibración concéntrica, es decir, que en lugar de estar en una eternidad infinita, contemplamos siempre las cosas en relación con nosotros mismo. Ese es el impedimento: la imbecilidad egocéntrica.
62.121 y 64 –Es un funcionamiento extremadamente delicado, probablemente porque no se está acostumbrado: un pequeñísimo movimiento, una pequeñísima vibración mental lo estropea todo… Es decir, la vieja forma de comportarse con el propio cuerpo (“queremos” esto, “queremos” aquello o “queremos”…), desde el momento en que eso asoma la nariz todo se para. Basta un movimiento ordinario, el movimiento del funcionamiento ordinario, cuando, por una especie de hábito, uno se desliza hacia él, todo se para. Es algo pequeñísimo, no son cosas que se ven fácilmente, es tenue, tenue, muy tenue. Así que hay que esperar a que toda esa mecánica decida pararse. Y cuando uno ha atrapado “eso”, cuando puede permanecer ahí unos segundos, es maravilloso, y si luego se pierde, hay que empezarlo todo de nuevo.
62.2711 –Es algo que empieza a obedecer a otra ley. Por ejemplo, saber justo al minuto lo que hay que hacer, lo que hay que decir, lo que va a suceder –si existe la más mínima atención o concentración para saberlo, ya no se produce. Si uno está así, simplemente en esta especie de inmovilidad interior, entonces, respecto a los más pequeños detalles de la vida, justo en el minuto necesario, lo sabes todo, lo que hay que decir, viene; lo que hay que responder, te sale; la persona que debe entrar, entra. Es como automático cuanto uno hace. En el mundo mental, uno piensa las cosas antes de hacerlas, aquí no es así.
70.184 –Por ejemplo, si no debo decir algo, en lugar de pasar por la mente; “No hay que decirlo”, ¡no puedo hablar! Y toda clase de cosas así. El funcionamiento es directo.
66.67 –Y siempre volvemos a lo mismo: ser eso es lo único que tiene poder.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:10 |
La visión Táctil Es concebible que la vida pueda ser espontánea, “automática”, armoniosa como la de los animales –lo cual sería ya un cambio tan formidable en nuestra especie provista de relojes, de médicos, de teléfonos, que cuesta imaginarlo.
Es concebible que, cada segundo, sepamos el gesto exacto, la palabra exacta y todo lo que hay que saber en el mundo, como el pájaro ártico “sabe” que hay una cálida laguna, allá lejos, a siete mil kilómetros. Pero, ¿cuál será nuestro medio de acción, aparte de dejarnos mecer en el gran ritmo…?
Lo que nos distingue de las demás especies es poder cambiar el mundo, cosa que no puede hacer el animal, probablemente porque es perfectamente armonioso y feliz en su rutina.
Nuestra desgracia es muchas veces nuestro mayor poder. Y es probable que nuestro desdichado rodeo evolutivo por la pecera mental, en la que estamos desconectados de todo, separados de todo y en la que hemos tenidos que inventarlo todo para acercar lo que habíamos alejado de nosotros y mecanizarlo todo para reemplazar ese órgano tan simple que nos falta, tuviera como meta no sólo volvernos individualmente conscientes, sino, a causa de nuestra misma desgracia obligarnos a vencer las “leyes” (no las hemos vencido, sólo hemos descubierto su juego, porque no conocemos su resorte íntimo, la “clave directa” como decía Madre), y permitirnos finalmente pulsar el resorte verdadero, la palanca que cambie la ronda biológica –cosa que no puede hacer el animal –y la misma muerte.
La energía que ha creado las galaxias y las células debe tener, sin lugar a dudas, el poder de cambiar esas mismas células y hacer con ellas un organismo un poco más completo y un poco menos soluble.
El nuevo “órgano” de acción es muy simple, como era de esperar. No es unas nuevas mandíbulas, ni más circunvoluciones cerebrales: es ser. Un “ser” que no tiene nada que ver con la metafísica, sino con la fisiología y la consciencia celular.
También aquí nos conformaremos con marcar algunas etapas de la formación de dicho órgano:
64.1010 y 66.263 –Por ejemplo, cojo un escrito y veo tan claro como veía antes; entonces me viene el viejo hábito (o la idea o el recuerdo) de que es preciso que use una lupa para leer… ¡y ya no veo! LUEGO ME OLVIDO de que se trata de ver o de no ver, y entonces puedo hacer mi trabajo muy bien -¡ni me doy cuenta de si veo o no veo! … -Y para todo es así.
Si, estamos atrapados por esa especie de memoria o de recuerdo que hace que estemos ciegos o enfermos o moribundos, luego se va esa memoria…¡ y ya no es así! No existe ya todo eso: uno ve bien, no tiene ya cáncer y no se muere en absoluto. La próxima especie es la que perderá el recuerdo de la muerte.
Y añade Madre:
… Esa es la aparente incoherencia. Debe depender de otra ley que, por el momento, no conozco y que gobierna al mundo físico.
66.93 y 3011 –Mi percepción de la realidad interior de la gente es infinitamente más precisa que antes. Veo una fotografía, por ejemplo, y ya no se trata de ver “por medio de ella”, veo casi únicamente lo que es esa persona. El “medio” disminuye hasta tal punto que, a veces ya no existe en absoluto; veo de pronto que la foto se vuelve viva, de tres dimensiones, ¡y que la cabeza de la persona sobresale! Es verdaderamente curioso, es como si se me quisiera enseñar a ver de otra forma.
Es decir, que para ver no hay ninguna necesidad de ojos ni de retina, ni de ninguna clase de “medio”, como si toda la evolución hubiera ido fabricando órganos sucesivos y visiones sucesivas para ver a través de un cierto medio, y luego se rompe la pecera y uno desemboca “en medio” de todo y en el único órgano.
65.26 –Es un tanto extraña esa visión. Es como si siempre hubiera un velo entre las cosas y yo (ya volveremos a hablar de ese “velo” probablemente sea la barrera celular que nos separa del otro estado), y luego, de pronto, sin razón aparente, una determinada cosa se vuelve clara, precisa, nítida –pero al minuto siguiente se acabó-. A veces es una palabra que brilla en una carta, a veces es un objeto. Y es otra cualidad de visión: es como si la luz que ilumina estuviera dentro en lugar de estar encima –no es una luz que se refleja, tampoco es como la luz de una lámpara, por ejemplo, sino que en lugar de ser una luz proyectada, el objeto tiene su propia luz, aunque no irradia-. Cada vez es algo más frecuente, pero con una falta lógica absoluta, quiero decir que no comprendo su lógica. ¡Y con una precisión de visión extraordinaria!, con la plena comprensión de la cosa vista al mismo tiempo que se la ve. Por ejemplo, esta mañana en el cuarto de baño, sin luz, he visto este fenómeno: una botella en el armario que se ha vuelto tan clara, tan… ¡con una vida interior! ¡Ah!, me he dicho ¡vaya!, -y al minuto siguiente se había pasado-. Es evidentemente la preparación para una visión por luz interior en lugar de por luz proyectada. Y es algo muy… ¡Oh!, muy cálido, vivo, intenso ¡y de una precisión! Se ve todo al mismo tiempo: no sólo el color y la forma, sino también el carácter de la vibración en un líquido… ¡Era admirable!
¿Y qué es esa “luz interior” en la materia, en un liquido? ¿La verdadera materia… tal y como es, sin órgano deformante, sin ningún “medio”?
70.31 y 72.81 –El conocimiento es reemplazado de forma extraña por una cosa que no tiene nada que ver con la mente y cada vez menos con la visión, algo superior que es un género de percepción nueva: se sabe. Está muy por encima de la mente, por encima de la visión, es una especie de percepción: no existe ya diferenciación de órganos. Y es una percepción… si, que es total: que a la vez es visión, oído, conocimiento. Algo que es un nuevo género de percepción. Y entonces, se sabe. Eso reemplaza al conocimiento. Una percepción mucho más verdadera, pero tan nueva que no sé cómo expresarla.
62.610 –Cuando miro a las personas no las veo como ellas se ven: veo la vibración de todas las fuerzas que hay en ellas y que pasan a través de ellas. Y eso es lo que hace que mi vista física esté no desapareciendo, sino cambiando de carácter, ¡porque las precisiones físicas de la vista física normal son engañosas para mí! Pero eso no me impide ver físicamente. Si intento, por ejemplo, enhebrar una aguja mirando me es literalmente imposible, pero si es necesario que yo enhebre una aguja ¡se enhebra sola! Yo quedo totalmente al margen: sujeto la aguja, sujeto el hilo, y eso es todo. Pienso que se este estado se perfecciona se podrá hacer todo por el OTRO MEDIO, un medio que no depende de los sentidos externos, y entonces eso será evidentemente el comienzo de una expresión supramental. Porque es una especie de conocimiento innato, que HACE las cosas.
¿Quizá el conocimiento innato que “hace” todo el mundo y cada especie: un conocimiento innato en el corazón de cada célula y de cada átomo? El átomo de helio conoce perfectamente a sus dos electrones.
Y le preguntábamos a Madre:
¿Pero acaso una “vidente” no vería así?
¡No, no!, no tiene nada que ver con toas as visiones que he tenido. ¡No es una “visión”! Ni siquiera puedo decir que sea una imagen; es un conocimiento. Ni siquiera puedo decir que sea un “conocimiento”: es algo que ES TODO a la vez, que contiene su verdad.
63.318 –El sentido de lo “concreto” desaparece cada vez más, es como algo que queda ya lejos, lejos, en un pasado irreal; y esa especie de “concreción” seca y sin vida (es decir, nuestra percepción humana de la Materia) está siendo reemplazada por algo muy simple, muy completo, en el sentido de que todos los sentidos funcionan al mismo tiempo, y muy INTIMO con todo. Antes cada cosa estaba separada, dividida, sin conexión con las demás, y era muy superficial, como la punta de una aguja. Ahora ya no es así en absoluto. Y eso da, sobre todo, la impresión de una intimidad, es decir, que no hay distancia, que no hay diferencia, que no hay “algo que ve” y “algo que es visto”, y sin embargo, tiene algo que corresponde la visión, a la audición, a la sensación, a todas las percepciones, al gusto, al olfato… Lo que impide que el funcionamiento sea perfecto, son todos los viejos hábitos. Si pudiéramos dejarnos llevar sin querer “ver bien”, “oír bien”, tendríamos la otra percepción, que es mucho más VERDADERA… Y siempre esa impresión de algo que no se golpea, que no choca, que no tiene complicaciones, como si uno no pudiera ya golpearse, ni pudiera ya… Es totalmente interesante.
72.121 –Cuando vienen no es como pensamiento, no es eso: es como si me BAÑARA DENTRO, y entonces… No sé, no es algo que “veo” –que es extraño a mí y que lo veo-, es… SOY eso de pronto. Y entonces ya no hay más tu ni yo, ni más… Y estas experiencias no encuentro palabras para contarlas. He perdido la capacidad de la memoria, ¿no?, pero siento que es adrede, que mi visión de las cosas sería mucho menos espontánea y sincera si me acordara. Es siempre como una nueva revelación, y nunca de la misma manera. Es así: uno SE CONVIERTE en la cosa –se conviene en ella-. Ya no la “ve”, no es algo que se ve o que se comprende o que se sabe, es… algo que se es.
66.145 –Lo que sucede aquí (en nuestra visión retiniana de la materia, lo que podríamos llamar “la falsa materia”), lo que nosotros describimos, es brutal, tosco, grosero, como una estatua mal tallada; es rudo, es grosero, es exagerado, y está deformado por el sentido de separación del ego. Pero allí, no sé como explicarlo, ahí todo es UNO, es una sola cosa que toma toda clase de formas, pero no con un centro que siente y otro centro que ve y otro centro que comprende, no es eso: todo es UNA sustancia de una flexibilidad indecible y que se adapta a todos los movimientos de todo cuanto sucede, sin separación. Y entonces eso te deja en un estado que dura horas enteras, y por el que estoy en este mundo (el nuestro) y, sin embargo, no estoy. Porque… no siento como el mundo siente. Es una cosa muy extraña.
¡Pero si ésa es exactamente la visión del continuum físico!
68.86 –Ahora me doy cuenta… Sería como una unidad, una unidad de innumerables –de miles de millones ¿no? -, de innumerables puntos brillantes conscientes de si mismos ¡Y no es la suma total de todos ellos! No es un total: es una unidad. Pero una unidad innumerable ¡Y sólo por el hecho de expresarlo con palabras pierde todo su sentido!
64.268 –Todo se vuelve una consciencia VIVA, cada cosa emana su propia consciencia y existe a causa de ella. Por ejemplo, un segundo o un minuto antes, en la consciencia, sé exactamente: va a tocar el reloj, alguien va a entrar, alguien va a moverse… Y no son cosas mentales, que pertenezcan a un mecanismo; y, sin embargo, todos son fenómenos de consciencia: son las cosas las que ESTÁN VIVAS, las que te HACEN SABER dónde están, dónde se encuentran. Todo un mundo de pequeñísimos fenómenos microscópicos que son otra manera de vivir, y que parecen ser el producto de la consciencia sin eso que llamamos “conocimiento”. Por ejemplo, de vez en cuando, oigo a la gente hablar de una cosa, de otra, y decir: “Será así y así”, e inmediatamente hay una especie de visión táctil (¿cómo lo explicaría yo?...), se parece al tacto y a la visión, y no es ni el tacto ni la visión, es ambas cosas a la vez: es la cosa TAL Y COMO ES, es ESO. Es una consciencia en la que el elemento mental está ausente. ¡Y es algo tan claro! De una precisión, ¡oh! Infinitesimal, es como un contacto inmediato con la cosa tal y como es. Es otra manera de vivir.
63.411 –Todo se vuelve como si fuera visto por vez primera y bajo un ángulo totalmente diferente, todo, todo: el carácter de las personas, las circunstancias, hasta el movimiento de la Tierra y de los astros, todo se ha vuelto totalmente nuevo e… inesperado, el sentido de que toda la visión humana mental ¡ha desaparecido por completo! ¡Así que las cosas están mucho mejor!
(Pregunta): ¿Acaso es una visión de “otro mundo”?
Esta nueva visión de las cosas… no es salir de la Materia para ver el mundo de otra forma (eso ya ha sido hecho desde hace mucho tiempo, ¿no?, por todos los sabios y los videntes, no es nada nuevo y no tiene nada de maravilloso), no es eso: es LA MATERIA la que se contempla a sí misma de una forma totalmente nueva, ¡y eso es lo divertido! Ve todas las cosas de forma totalmente diferente.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:10 |
El gran cuerpo El aspecto visual del nuevo órgano, incluso su aspecto táctil y el conocimiento directo que aporta, podemos comprenderlos considerando a Madre como una señora un tanto excéntrica que desde su sillón toca o ve “a distancia” por medio de una especie de televisión extraña, y táctil además.
Pero si es así, no hemos comprendido aún la realidad del fenómeno. ¡Ya no hay “distancia”, y la señora es totalmente… “ex -céntrica”!
Una onda electromagnética no puede detenerse en un sillón, igual que los átomos de nuestras moléculas no pueden estar separados de sus pequeños átomos vecinos, salvo por una ilusión óptica binocular y provisional –la gran ilusión separadora en que vivimos-. Tan sólo podemos decir que hay un cierto centro preferencial, o práctico más bien, que coordina en un cierto sillón situado en Pondichery una innumerable experiencia o una innumerable existencia.
El centro no se ha disuelto, puesto que continúa trajinando entre sus ocupaciones y riendo y contándonos su historia en un cuerpo perfectamente fisiológico, pero ese mismo centro puede estar mientras tanto en cualquier sitio según las necesidades de la acción, y estar allí realmente, no en pensamiento ni en una visión, ni con ninguna clase de “tele”, sino fisiológica y atómicamente (y de muchas otras formas).
Entonces uno se explica el modo de acción del ser supramental o de nuestra próxima especie.
El ser supramental es en primer lugar un ser activo, supremamente y directamente activo, contagioso, podríamos decir. No se trata en absoluto de una especie de superteatro que él mismo se ofrece en su sillón (aunque habría que aclarar que ese teatro, en las actuales circunstancias mundiales, no sería nada agradable, sería más bien muy doloroso), es una superación inmediata y transformadora: lo que uno hace en su propio cuerpo lo hace en el cuerpo de todo el mundo igual que en sí mismo, puesto que uno es este cuerpo y aquel e innumerables cuerpos (y no sólo cuerpos).
Lo mejor es seguir la curva del fenómeno en el cuerpo de Madre, con todos sus ensayos y tanteos. Las explicaciones vienen sólo después, ¿no?, por el momento es algo muy raro.
Un primer grito:
63.107 -¡Para que todo esto cambie haría falta un poder directo! Haría falta un poder que se haga sentir directamente, es decir, de célula a célula: crear vibraciones idénticas.
La respuesta iba a venir brutalmente: una hemorragia cerebral… en el cuerpo de “otra” persona.
63.64 –Tengo la consciencia de mi cuerpo, pero no se trata de la consciencia de esto (Madre toca su cuerpo): es la consciencia DEL cuerpo -¡podría ser el cuerpo de cualquiera!- Tengo consciencia de todas esas vibraciones de desorden, que vienen lo más a menudo bajo la forma de sugestiones de desorden. Por ejemplo, una sugestión de hemorragia. La consciencia corporal la rechaza. Empieza a liberarse la batalla (y todo eso, en lo más bajo, en las células y en la consciencia material), entre lo que podríamos llamar “la voluntad de hemorragia” y la reacción de las células del cuerpo. Y es absolutamente igual que una verdadera batalla, un verdadero combate. Luego, de pronto, el cuerpo se siente cogido por una fortísima determinación y proclama un orden, y resulta que el efecto empieza a producirse y, poco a poco, todo vuelve al orden. Todo eso sucede en la consciencia material. Físicamente este cuerpo tiene todas las sensaciones, es decir, todos los efectos sensoriales. Bueno, y una vez que la batalla ha pasado lo contemplo todo, veo mi cuerpo (que ha sido bastante sacudido, tenlo en cuenta) y me digo: “¿Qué podrá ser todo esto…?” Y unos días después recibo una carta de alguien, y en la carta la historia completa: el ataque, la hemorragia y todo el ser cogido de pronto por una voluntad formidable, y que oye las palabras –las mismas palabras que fueron pronunciadas AQUÍ-, y el efecto: salvado, curado. ¡Y me acuerdo de lo que me ha sucedido! Por eso he empezado a comprender que mi cuerpo ¡está en todas partes! No se trata precisamente de estas células, ¿no?: son células sin más, y en muchas, cientos y quizá miles de personas… ¡Es EL cuerpo! Pero eso es tan difícil de hacérselo comprender a la gente. Es EL cuerpo –éste no es mi cuerpo más que los otros cuerpos-. Y entonces está todo el tiempo cogido por cosas así, todo el tiempo, todo el tiempo, que le caen encima, de un lado, de otro, de todas partes.
71.242 –Está sin centro, totalmente sin centro…
68.207 –Por ejemplo, y sucede no sé cuántas veces al día: de pronto la consciencia de un desorden, de un dolor o de un sufrimiento en alguna parte –alguna parte en el sentido de algún lugar, no una parte encerrada aquí- (Madre designa su propio cuerpo), sino como en un cuerpo inmenso, en algún lugar. Y al cabo de un momento me entero de que tal persona o tal otra ha tenido tal o cual mal… ¡que ha sido sentido: como formando parte de este inmenso cuerpo!
70.281 –Fue una noche un tanto particular… El cuerpo, la consciencia del cuerpo, era la consciencia de un cuerpo que se está muriendo, ¡y al mismo tiempo con un conocimiento perfecto de que no se estaba muriendo! Pero era la consciencia de un cuerpo que se está muriendo, con todas las angustias, todos los sufrimientos, todas esas cosas: pero existía la consciencias de que no era esto (el cuerpo de Madre) lo que se estaba muriendo. Y duró mucho tiempo, duró toda la noche. Y después me enteré de que X se había muerto muy temprano por la mañana. Entonces comprendí.
Es también así como Madre iba a dar poco a poco con el mecanismo de la muerte y con su clave. Pues si se trata de transformar la Materia, la muerte es ciertamente la primera cosa a transformar. Esa clave es la clave de todo lo demás. Quizá sea ciertamente la clave de nuestra pecera humana.
Y el experimento continúa:
61.187 –Es una inundación que me viene de fuera ¡Y una mezcolanza! De todas partes, de toda la gente, y no sólo de aquí: de lejos, muy lejos en la Tierra, y a veces de lejos en el tiempo –lejos en el tiempo, en el pasado, cosas del pasado que vienen para ser ordenadas, puestas en su sitio-. Así que es un trabajo constante y… Es como si estuviera atrapando todo el tiempo una nueva enfermedad y hubiera que curarla.
68.2610 –Tengo innumerables experiencias por docenas todos los días, mostrando que es la identificación o la unificación con los demás cuerpos lo que me hace sentir la miseria de éste, la miseria de aquél… Es un HECHO. Y no como la miseria de un cuerpo diferente, sino como del mío propio. Es decir, que ahora es difícil hacer una distinción. Así que ya no se lamenta de su propia miseria. ¡TODO es su miseria!
63.289 –Ese sufrimiento, esa miseria general, es algo que se vuelve casi insoportable, como una especie de angustia aguda –que es ciertamente una necesidad para salir de ahí-. Para salir de ahí, o sea para curar, para cambiar –no para huir-. No me gustan las huidas. Esa era mi gran objeción a los budistas: todo lo que os aconsejan hacer es simplemente para daros la posibilidad de huir –no es bonito-.Pero cambiar sí.
Cambiar el funcionamiento mortal de esta materia.
Y el fenómeno de identificación o de unificación no se limita a los seres vivos y humanos, engloba también las circunstancias y los acontecimientos “mecánicos” de la vida- de hecho, lo engloba todo.
66.179 –Hay una nueva actividad. Estoy haciendo… me sorprendo haciendo alguna cosa, para ser exacta: por ejemplo, hablando a gente a la que la mayor parte de las veces no conozco, y describiéndoles una escena: hagan tal y tal cosa, y resultará tal y tal otra. Son como escenas de un libro o escenas de cine. Luego, a lo largo del día o al día siguiente, alguien me dice: ¡he recibido un mensaje de usted y me ha dicho que había que escribir a tal persona y decirle tal cosa! Y no lo hago mentalmente, en absoluto: lo VIVO –vivo una escena o cuento una escena, y es recibida por otra persona- (¡y no pienso para nada en esa persona!). Y eso sucede aquí, y en Francia, y en América, en todas partes. Llega a ser una cosa divertida… Alguien me escribe: “Usted me ha dicho esto”, ¡y es una de mis “escenas”! Una de las escenas que he vivido; no sólo vivido: que he vivido y fabricado. No sé como explicarlo. Es como un trabajo de modelado. Y hay historias de países, historias de gobiernos; y no sé cuál será el resultado de todo eso, ya se verá quizá con el tiempo. Y en ese género de actividad ¡tengo toda clase de conocimiento que yo no tengo!, ¡incluso a veces conocimiento médicos o conocimientos técnicos que no poseo en absoluto!, y que los tengo, sin embargo,¿no?, puesto que digo: “Es así como hay que hacer eso.” Es muy divertido.
64.151 –Y todo eso sucede EN PLENO DÍA, no cuando duermo. Esa historia (una de las tantas historias) me sucedió ¡justo cuando acababa de bañarme! Es algo que viene de pronto, que me coge, y es una especie de vida n la que vivo hasta que se hace alguna cosa –una acción-, y cuando está hecha esa acción, todo se va, sin dejar huella.
71.177 y 217 –Esa historia de América y de china, por ejemplo (visita secreta de Kissinger a China), y toda clase de cosas así, han venido de esa forma… Es curioso. Una especie de universalización. ¿Cómo lo podría explicar?... Es como si me hubiera CONVERTIDO en las circunstancias, la gente, las palabras, las… El cuerpo es cada vez más consciente, pero no al estilo mental, sino como… como cosas vividas. No sé cómo explicarlo.
66.1911 –No son palabras, no son pensamientos, es algo totalmente concreto que viene como sobre una pantalla. Y es una pantalla que está EN EL INTERIOR de mi consciencia: no está fuera, está en el interior. Y las cosas vienen así. Si yo estuviera en una consciencia superficial, me diría: “¿Por qué estoy pensando en esto?” Pero no estoy “pensando”, y todo eso no es un pensamiento, es… una vida que se organiza (Madre hace un gesto modelado). Es muy interesante. Y desde la cosa más pequeña hasta la más grande: los ciclones, los temblores tierra, las revoluciones, todo eso, y también cosas pequeñísimas, una pequeñísima circunstancia de la vida, como una ofrenda de dinero, un regalo que me envían, cosas muy pequeñas que aparentemente no tiene ninguna importancia: ¡todo se presenta con el mismo valor! No hay “grande” ni “pequeño” ni “importante” ni “no-importante”. Y es todo l tiempo así. Es curioso. Es casi… un recuerdo anticipado.
71.1711 y 70.58 –Es como si la consciencia no estuviera ya en la misma posición respecto a las cosas, y por eso aparecen totalmente diferentes. La consciencia humana ordinaria, incluso si tiene las ideas más amplias, está siempre en el centro y las cosas existen en relación con ese centro; en la consciencia humana, uno está en un punto y todas las cosas existen en relación con ese punto de consciencia. Y ahora,¡ya no hay ningún punto! Así que las cosas existen en si mismas. Mi consciencia está EN las cosas, ¿no?, no es algo que “recibe”. Tengo casi la impresión de moverme dentro de vosotros, como si actuara desde dentro. Ya no tengo la impresión de los límites de mi cuerpo… No sé como explicarlo. Si, es casi como si se hubiera vuelto influido. Y no es como una persona que hubiera crecido para abarcar a las demás dentro de ella, no es eso: es una fuerza, una consciencia que está ESPARCIDA por las cosas. No tengo la sensación de unos límites, tengo la impresión de algo que está esparcido, incluso físicamente.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:11 |
El contagio supramental Por tanto, resulta ya patente la clave de la acción supramental. Y quizá deberíamos hablar de un contagio más que de una acción: verdaderamente un poder “de célula a célula”.
63.207 –Tengo una especie de certeza (decía Madre cuando aún estaba totalmente al comienzo de su trabajo infinitesimal sobre las células, buscando el paso a través de la barrera celular.), la certeza de que cuando este trabajo microscópico esté acabado, el resultado será casi fulminante. Porque toda acción del poder a través de la mente se diluye, se atenúa, se adapta, se transforma ¿y qué llega abajo al final?... Mientras que cuando sea a través de esta materia, evidentemente será formidable.
63.107 –Sólo cuando un pequeño trabajo así, de una transformación que pudiéramos llamar “local” (celular), esté ya acabado y exista ya la plena consciencia y el pleno dominio en la manera de servirse de experimento de química que se ha aprendido muy bien: puede reproducirse a voluntad cada vez que se necesario.
61.112 y 254 –(Pregunta:) Todo ese trabajo que haces sobre tu cuerpo, ¿cómo puede actuar sobre la sustancia corporal fuera de ti?
Siempre de la misma manera, porque la vibración se esparce. Es una cuestión de contagio. Las vibraciones espirituales son contagiosas, es totalmente evidente. Las vibraciones mentales son contagiosas. Las vibraciones vitales también son contagiosas (y no en sus más hermosos efectos, pero en fin, es evidente: la cólera de un hombre, por ejemplo, se esparce muy fácilmente). Pues bien, la calidad de vibración de las células debe ser también contagiosa. Por ejemplo, cada vez que puedo dominar algo, quiero decir encontrar la verdadera solución para lo que llaman una “enfermedad” o un mal funcionamiento –la verdadera solución, es decir, la vibración que deshace el mal o que devuelve el aplomo-, he podido siempre curar muy fácilmente a la gente que tenía lo mismo, emitiendo esa vibración. Es así, porque toda la sustancia es UNA. Todo es uno, ¿no? ¡Siempre lo olvidamos! Constantemente tenemos el sentimiento de la separación -¡esa es la mentira total, total!, porque nos basamos en lo que ven nuestros ojos-, esa es verdaderamente la mentira. ¿Sabes?, es como una imagen que hemos colocado sobre algo. Pero que no es verdad. Incluso en la materia más material, incluso una piedra, incluso en una piedra, en cuanto se cambia se consciencia, toda esa separación, toda esa división, desaparece pos completo. Son… (¿Como diría yo?), modos de concentración o modos vibratorios EN LA MISMA COSA.
64.73 –X estaba en un estado de emoción aguda, y , en un momento dado, nuestras miradas se cruzaron, entonces entró en mi, proveniente de él, una emoción tan violenta que estuve a punto de ponerme a sollozar, ¡figúrate! Y es siempre ahí, en el bajo vientre, donde se produce esa identificación con el mundo… Inmediatamente, detuve las vibraciones de X (me llevó algunos minutos) y todo volvió a ponerse en orden. Y comprendí que este contagio se conservaba como un medio de acción -¡no es agradable para el cuerpo!-… El hecho de poner orden ahí (gesto en el vientre), pone orden también en los demás.
63.1112 –Cuando viene la experiencia (del otro estado), está como esparcida. “eso” fluye por la sangre, vibra en los nervios, vive en las células, y en todas partes; y no se trata tan sólo de las células de este cuerpo, tengo la impresión de que participan otras muchas sangres, otras muchas células y otros muchos nervios. Es decir, que la consciencia central de los individuos no siempre lo sabe, el individuo no sabe de que se trata (tiene una impresión extraordinaria, pero no sabe lo que es), mientras que las células si que lo saben, pero no pueden decirlo. Hay GRADOS de consciencia, ¿no?, y esto (el cuerpo de Madre) parece ser como un centro de consciencia más consciente, eso es todo, pero si no…
Y el experimento se vuelve cada más preciso, universal:
68.186 –Es curioso, sigo un movimiento y luego… me voy (en la “ondulación”). Y es algo que viene en cualquier momento. Estoy comiendo: y en medio de la comida, hay ago que viene así, sigo el movimiento, y me quedo con la cuchara al aire, ¡y después veo que toda la gente me estaba esperando!
(Pregunta:)Lo he notado desde hace varios meses: da la impresión de un alejamiento.
¡No!, estoy DENTRO, mucho más dentro que antes. No “dentro” aquí (Madre designa su cuerpo): dentro de todas las cosas. Cuando me voy así, es siempre como si… como si estuviera modelando vibraciones. Y luego me entero de que a alguien le había pasado algo, que algo se había torcido; entonces, y tras haberlo trabajado, se pone derecho otra vez, se instala de nuevo la luz, la buena vibración.
64.269 –Y me estoy refiriendo a las células del cuerpo, pero sucede lo mismo con los acontecimientos externos, hasta con los acontecimientos mundiales. Es incluso notable desde el punto de vista de los temblores de tierra, de las erupciones volcánicas, etc. Parece como si la Tierra entera fuera igual que el cuerpo.
60.237 –Cada vez más, es el yoga general: toda la Tierra. Y es así día y noche, cuando camino, cuando hablo, cuando como… igual que si cogiera masa y luego la fermentara…
Finalmente, el experimento se hizo perfectamente inteligible y, una mañana, Madre exclamó:
61.2312 –Era la percepción del poder, de ese poder que viene del amor supremos (el otro estado) ¡Asombroso! Y que me hizo comprender una cosa: que el estado en el que se me ponía era para obtener el poder que proviene de la identidad con todas las cosas materiales… entonces vi ese poder desde el punto de vista metódico, para organizar no una cosa accidental o esporádica, como en los casos mediumnisticos, sino una ORGANIZACIÓN DE LA MATERIA. Y entonces empecé a comprender: ¡pero si con “eso”, tendríamos el poder de poner cada cosa en su sitio!... con tal de ser lo bastante universales. ¡Es asombroso! Simplemente, se ES “eso” una, UNA vibración de “eso”. Es decir que uno ES eso, y por tanto HACE eso. ¡Pero si es clave!
58.262 –Una clave directa que no tiene necesidad de un ciencia complicada para expresarse.
Bien pudiéramos decir que todo nuestro reino mental, o incluso animal en su conjunto, es el reino indirecto, el reino del mecanismo, desde la musaraña que roe una liana con sus dientes hasta el físico que tritura un átomo en su ciclotrón.
Innumerables mecanismos cada vez más complicados, desde los cilios vibrátiles, el ala, la aleta natatoria, hasta el turborreactor y el télex. Un gigantesco artificio.
Un poco como si la Evolución, es decir un cierto poder (y no se puede hablar de poder sin consciencia, aunque sólo sea la consciencia del núcleo de hidrógeno de atrapar su único electrón), un cierto poder se hubiera revestido de mecanismo o de órganos cada vez más adaptados e ingeniosos, para llegar finalmente a ese punto evolutivo, a ese giro de las eras, en el que el mecanismo toma consciencia de su motor, y después de haberse innumerablemente dividido en innumerables cuerpos, encuentra de nuevo la unidad total de su sustancia, galáctica o intra-celular, y puede actuar directamente sobre ella, sobre sus núcleos y sus células, igual que sobre toda la materia universal.
Después del reino mineral, vegetal y animal, un próximo reino: directo. Una reorganización de la Materia por el poder mismo de la Materia y por la consciencia misma contenida en el átomo y en cada célula. Pero era necesario llegar hasta ahí, hasta ese nivel atómico y celular, en lugar de derretirse en las extensiones nirvánicas o celestes; era necesario perforar la barrera que nos separa del próximo “medio”, total, de nuestra próxima especie, global, como un día el mineral perforó la barrera de su inercia.
Lo que estaba al principio de la Evolución se encuentra de nuevo al final: el poder encuentra de nuevo su poder y la inconsciencia su fugada consciencia.
“La salvación es física”, decía Madre.
68.1112 –El cuerpo es algo muy sencillo, sencillísimo y muy infantil, y tiene esa experiencia de una forma tan imperativa, ¿no?, no tiene necesidad de “buscar”: está ahí. Y entonces se pregunta por qué los hombres no lo han sabido desde el comienzo. Se pregunta “¿Por qué, por qué han buscado toda clase de cosas, las religiones, los dioses, los… toda clase de cosas?” ¡Y es tan sencillo! ¡Tan sencillo! Es tan evidente para él.
64.3010 –Todas las construcciones mentales que los hombres han intentado vivir y realizar sobre la Tierra me vienen de todas partes: todas las grandes Escuelas, las grandes Ideas, las grandes Realizaciones, las grandes…, y también las religiones, aunque están un poco más abajo: todo eso, ¡oh! ¡Son infantilísimos! Y una especie de certeza en el fondo de la Materia: que la solución sólo está AHÍ. ¡Oh! ¡Cuánto ruido. Cuántas cosas habéis intentado en vano! Descended ahí dentro, lo suficientemente hondo, y quedaos tranquilos, entonces “eso” será. Y no podéis entenderlo, solo hace falta que SEA.
61.182 – (Pregunta:) ¿Pero por qué hay que descender? ¿Acaso no se puede actuar sobre la materia desde lo alto?
¡Actuar desde lo alto… he estado actuando desde lo alto durante más de treinta años! ¡Pero eso no cambia nada! No transforma nada. Transformar es transformar. Para la transformación, hay que descender al cuerpo, y eso es terrible… Si no nunca será transformado, seguirá tal cual es. ¡Podemos, ¿no?, podemos incluso poner cara de superhombres!, pero eso sigue siendo estar en las nubes, no es la cosa verdadera, no es la próxima etapa de la evolución terrestre.
62.245 –Esas posiciones, la posición espiritual y la posición materialista por así decirlo, que se creen exclusivas (exclusivas y únicas, lo cual hace que una niegue el valor de la otra desde el punto de vista de la verdad), son insuficientes, y no sólo porque no admiten la otra, sino porque admitir las dos y unir las dos NO ES SUFICIENTE para resolver el problema. Es otra cosa: una tercera posición que no es la consecuencia de esas dos, sino que es algo que está por descubrir, que probablemente abrirá la puerta del conocimiento total. Y es ese “algo” lo que estamos buscando. Y quizá no sólo buscando, quizá también FABRICÁNDOLO.
Una nueva posición fisiológica en la Materia.
No ya una posición filosófica con sus pretendidos materialismos y sus espiritualismos que sólo son el anverso y el reservo de una misma falsa visión de la Materia, sino una posición del cuerpo, en el cuerpo, que cambiará todas las leyes del viejo “sistema de referencia”.
Un nuevo modo de vida en la Materia que reorganizará la Materia por su propio poder, y que cambiará finalmente la muerte: pues la muerte no era más que el reverso de esta vida, igual que el otro lado de la pecera no era el fin del pez, sino el comienzo de otra forma de vida en la Materia.
Y entonces empezamos a entrever el modo de acción del ser supramental, como manipulará la materia.
58.192 y 32 –Cuando hay que efectuar un cambio, se hace no por un medio artificial y exterior, sino por una operación interior, POR UNA OPERACIÓN DE LA CONSCIENCIA que da forma o apariencia a la sustancia. La vida crea sus propias formas… Lo absurdo de aquí son todos los medio artificiales que hay que usar: cualquier imbécil tiene más poder si tiene medios para adquirir los artificios necesarios. Mientras que en el mundo supramental, cuanto más consciente es uno y está más en relación con la verdad de las cosas, más autoridad tiene la voluntad sobre la sustancia. La autoridades una autoridad verdadera. Si queréis un vestido, hay que tener el poder de hacerlo, un poder real. Si no tenéis ese poder, pues bien, os quedáis desnudos. No existe allí ningún artificio para suplir esa falta de poder. Aquí, ni una vez entre un millón, la autoridad es la expresión de algo verdadero. Todo es formidablemente estúpido.
¡Y tanto!
La consciencia supramental da forma a la materia; modela la materia por la emisión de la vibración correspondiente, como hoy en día nosotros modelamos pensamientos por el verbo.
Y ahora, ¿cómo llegar ahí? ¿Cuál es el proceso?
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:12 |
III - EL PRÓXIMO REINO
Después de todo, bien pudiéramos preguntarnos cuál es la ventaja de llegar a ser una selva o un río si en esta vida cotidiana seguimos tropezando y andando a tientas buscando la acción justa, el pensamiento exacto, la percepción exacta, la intuición verdadera.
Nuestra vida humana está asediada por el error. Lo que nos distingue de todas las demás especies no es tanto nuestra capacidad de disección molecular o de inventar radares y sondear el espacio, como nuestra capacidad de equivocarnos.
El animal nunca se equivoca, sabe instantáneamente. Todo el arsenal de nuestra ciencia es, de hecho, un gigantesco artificio para intentar llenar la ausencia de un pequeño conocimiento directo, simple y proveernos de mil brazos y antenas y mecanismos para reemplazar la acción inmediata. Somos totalmente impotentes en medio de una máquina que nos está demostrando que es ella la poderosa y no nosotros.
Y si la máquina falla, nos convertimos en sub-animales.
63.2011 –Algo que ni siquiera es tan armonioso como los árboles o una flor, algo que no es tan tranquilo como la piedra, ni siquiera tan fuerte como el animal –algo que verdaderamente es una decadencia-. En eso consiste en verdad la inferioridad humana.
61.169 –Cuántas veces repetía Sri Aurobindo: “Sé simple… sé simple”, y cuando decía esas palabras era como si se abriera un camino de luz: “¡Oh!, ¡pero si no hay más que dar un paso tras otro!” Es curioso, era como si todas las complicaciones vinieran de aquí (Madre se tocaba sus sienes); había, por ejemplo, algo muy complicado y muy difícil de ajustar, y luego, cuando él decía “Sé simple”, era como una luz que venía de los ojos, así, como si uno desembocara de pronto en un jardín de luz. Y cuando todavía le oigo, o le veo, es como un arroyo de luz dorada, como un jardín que huele bien –todo, todo, todo se abre-. “Sé simple” Y sé muy bien lo que quiere decir: no dejar entrar esa mente que reglamenta, organiza, ordena, juzga –él no quiere nada de eso-. Lo que llama simple es una espontaneidad alegre en la acción, en la expresión, en el movimiento, en la vida. Encontrar de nuevo en la evolución esa especie de condición que él llamaba divina, y que era una condición espontánea y feliz.
El nuevo Funcionamiento Con los animales compartimos algo muy simple: la célula.
Aunque nuestros aminoácidos tejan proteínas de hombre en vez de proteínas de ratón, el funcionamiento es parecido. La única diferencia es esta excrescencia mental, que quizá no sea a fin de cuentas más que una excrescencia provisional para permitirnos reencontrar consciente e individualmente el poder que está subconsciente y colectivamente en el corazón de la célula animal.
Hemos tomado el medio por el fin, algo así como un cangrejo que considera sus pinzas como el órgano supremo de conocimiento. Pero si hay una Evolución y si hay un secreto en la Evolución, si esos millones de especies, desde el virus, que han surgido sobre la faz de esta buena Tierra, tienen un sentido –y hay que admitir francamente que existe un sentido progresivo en el conocimiento del medio o de los sucesivos medios y en el poder sobre el medio, y quizá en la alegría del medio, de la que nuestra especie carece de forma particular-, tenemos que suponer que ese sentido y ese poder y ese conocimiento, y esa alegría sobre todo, si no han caído del cielo, deben encontrarse escondidos en el corazón mismo del constituyente primordial de la Materia: el átomo y la célula.
Sólo lo que está “involucionado” puede evolucionar, dice Sri Aurobindo; la semilla o el átomo contienen ya su fruto. Y todo nuestro circuito evolutivo, con sus diversas pinzas, antenas, cilios vibrátiles o protuberancias craneanas en curso, no tiene otro sentido que recuperar lo que ya está ahí, y que quedó, momentáneamente, recubierto por el órgano principal del que nos servimos para explorar la superficie del medio.
El poder del átomo lo exploramos, indirectamente, a través de nuestras pinzas y ciclotrones, pero el poder de la célula y el conocimiento de la célula no los conocemos, porque no pueden manipularse desde el exterior: hay que vivirlos. Nuestro cuerpo es lo que menos vivimos: la cabeza ha ocupado todo el sitio, con algunas pasiones más o menos felices.
Y sin embargo,¡demonios!, si hay una Evolución, es en la Materia, en nuestra materia, donde debe situarse.
60.65 –A veces da la impresión de que hay un secreto extraordinario por descubrir y que está ahí, casi al alcance de la mano, que se está a punto de atrapar “la cosa”, de saber… Algunas veces, durante un segundo, ves el Secreto, se produce una abertura, y luego se vuelve a cerrar. Después, de nuevo, las cosas se desvelan un segundo, y sabes un poco más. Ayer, el Secreto estaba ahí, abierto de par en par. Así que vi ese secreto, vi que es en la Materia terrestre, sobre la tierra, donde el Supremo se hace perfecto…
¿Y qué es eso del “Supremo”…? Es “supremo” la vida perfecta, el conocimiento perfecto, el poder perfecto, la alegría perfecta, la evolución perfecta…
… Vi ese Secreto –que está haciéndose cada vez más perceptible a medida que el supramental (el otro estado) se precisa-, y lo vi en la vida exterior de cada día, precisamente en esa vida física que rechazan todas las espiritualidades: una especie de precisión, de exactitud, hasta en el átomo.
Bien pudiera suceder que esta vida imprecisa, a tientas, indirecta y dolorosa, porque no sabe jamás y no tiene jamás el poder de lo que ve, llegue a descubrir su exactitud poderosa, su conocimiento potente, su visión operante, en el seno de un cuerpo terrestre unitario que conozca su propia millonésima de átomo y su propia millonésima de segundo exacto, en Nueva York igual que en Hong-Kong; igual que en un rincón de nuestro cuarto, igual que en millares de seres que viven, vuelan, caminan y trepan o forman torbellinos con su manto de electrones; porque ese cuerpo sea sus propios átomos y sus propias células en cualquier parte del Universo y en cualquier segundo.
Así es la “nueva forma” que estaba fabricándose en el cuerpo de Madre, y quizá, a través de su cuerpo, en el cuerpo de la Tierra entera. Vamos a describir tan sólo algunas sugerentes etapas.
67.23 –El cuerpo se ha vuelto transparente, por así decirlo, y casi inexistente, no sé como explicarlo… no obstaculiza las vibraciones: todas las vibraciones le atraviesan. Y el cuerpo mismo apenas tiene la sensación de sus límites. Es algo bastante nuevo. Veo que ha ido produciéndose un tanto progresivamente, pero es bastante nuevo, así que es difícil de expresar. Es el cuerpo mismo el que ya no se siente limitado: se siente esparcido en todo lo que hace, por todo lo que le rodea, por todas las cosas, la gente, los movimientos, las sensaciones, por todo eso…, así de esparcido. Resulta divertidísimo. Y es verdaderamente nuevo. Hay que estar un poco atento e ir con cuidado para no golpearse, para sujetar las cosas: los gestos son un poco flotantes. Es muy interesante. Y debe ser un período de transición hasta que la consciencia verdadera se instale, entonces esta consciencia tendrá un funcionamiento totalmente diferente del que tiene ahora, pero puedo ya preveer que será de una precisión incalculable, y de un orden muy diferente. Por ejemplo, para muchas cosas la visión es ya más clara con los ojos cerrados que con los ojos abiertos. Pero ahora veo que el golpe es duro de aguantar. Es duro. Hay momentos… angustias, ¿no?, que se traducirán en una consciencia ordinaria por dolores físicos difíciles de soportar. De todas formas, el resultado es que, verdaderamente, el cuerpo mismo ha cambiado de consciencia: ya no hay en él nada opaco, todo él es… como algo a través de lo cual todo pasa.
71.56 –Cuando el cuerpo sale de “eso” (el otro estado), da la impresión de que va a disolverse al minuto siguiente, y que “eso” es lo único que e mantenía unido. Durante mucho tiempo, tuve la impresión de que si desaparecía el ego, también el ser y la forma desaparecían, ¡pero no es verdad! Lo único difícil es que las leyes ordinarias de la vida han dejado ya de ser verdaderas. Y entonces, junto al viejo hábito, aparece también la “nueva cosa” que hay que aprender. Es como si las células, la organización que crea esta forma que llamamos humana, que mantiene todo esto junto, debiera aprender que puede sobrevivir sin el sentido de la individualidad separada; a pesar de que, desde hace miles de años, su hábito es existir por separado sólo gracias al ego. Sin embargo, sin ego continúa… por otra ley que el cuerpo no conoce aún, que para él es incomprensible. No es una voluntad, no sé, es… algo: una manera de ser.
67.211 –Ahora que las células están volviéndose conscientes se preguntan muchas veces para que servirán, “¿Cómo debemos ser de verdad? ¿Cuál es nuestra función, nuestra utilidad, nuestra base? ¿Cuál es la manera divina de ser? ¿Qué diferencia habrá…?” Y hay una percepción sutilísima de una manera de ser que sería luminosa, armoniosa. Esa manera de ser es todavía algo completamente indefinible, pero en esta investigación hay una percepción constante (que se traduce por una visión) de una luz multicolor, de todos los colores –de todos los colores no por capas, sino como si fuera una combinación por puntitos de todos los colores: un puntilleo. Ahora lo veo constantemente, en todo, y parece ser lo que podríamos llamar “la percepción de la verdadera Materia”…
Existe la vieja materia habitual, vista a través de las paredes de nuestra pecera, y además la otra…, sin paredes, sin ojos especiales de pez o de hombre; tal y como se ve a si misma, por así decirlo.
Y “ven” todavía implica un órgano exterior: tal y como se vive a si misma o tal y como es la verdadera Materia. Una percepción que sería muy interesante para los físicos.
…Todos los colores posibles están combinados sin estar mezclados, y combinados en forma de puntos luminosos, Todo está constituido de eso. Y parece que es el verdadero modo de ser de las cosas –todavía no estoy completamente segura, pero de todas formas es un modo de ser mucho más consciente-. Y lo estoy viendo todo el tiempo: con los ojos abiertos, con los ojos cerrados, todo el tiempo. Y tengo una curiosa impresión, a la vez de sutilidad, de penetrabilidad podríamos decir, y de flexibilidad de las formas, de una disminución considerable de la rigidez de las formas. Y el cuerpo mismo, la primera vez que sintió eso en alguna de sus partes, tuvo la impresión…, se siente un tanto perdido así, la impresión de algo que se le escapa. Pero si uno se mantiene muy tranquilo, esa impresión es reemplazada simplemente por una especie de plasticidad, de fluidez que parece ser un nuevo modo de ser de las células. Eso va a ser probablemente lo que, materialmente, debe reemplazar al ego físico. Pero, el primer contacto, ¿no?, es siempre muy… sorprendente. Es el momento del paso de una modalidad a la otra, lo que es un poco difícil. Se hace muy progresivamente, y, sin embargo, hay un momento, hay algunos segundos que son… lo menos que se le puede llamar es “inesperados”. Así se deshacen todos los hábitos. Y es así para todas las funciones: para la circulación de la sangre, para la digestión, para la respiración –todas las funciones-. Y en el momento del paso, no es que una modalidad reemplace bruscamente a la otra, sino que hay un estado de fluidez entre ambas, que es difícil. Y veo que, durante años, el cuerpo y toda la consciencia corporal se precipitaban de nuevo en la antigua modalidad como su salvación, para escapar: y ahora se ha podido lograr que no lo hagan ya más, que, al contrario, acepten “Pues bien, si me disuelvo, que me disuelva.” Da la impresión de que toda la estabilidad habitual desaparece… La gran aventura. Hay que tener valor.
66.221 –Vienen toda clase de pequeños desórdenes que para la consciencia son visiblemente desórdenes de transformación ; hay algo que sabe a ciencia cierta que el desorden ha venido para forjar el paso del funcionamiento automático ordinario al funcionamiento consciente bajo la dirección directa y la influencia directa del Supremo (del otro estado, de “eso”). Y cuando un determinado punto ha llegado a un cierto grado de transformación, se pasa a otro punto, y después a otro y a otro… Así que no hay nada hecho hasta que… todo esté preparado. Y todo consiste en cambiar de hábito. Todo el hábito automático de milenios debe ser cambiado por una acción consciente y guiada directamente.
67.224 –La dificultad es siempre la transición: si el recuerdo del otro método (del método ordinario, del método universal de todos los seres humas) viene, sucede de pronto como si –es completamente extraño –el cuerpo no pudiera ya hacer nada, como si fuera a desmayarse. Entonces, inmediatamente reacciona y el nuevo movimiento se restablece.
61.26 –Es una cosa muy rara, me cogía de pronto, ¡y yo no sabía ya subir las escaleras!, ¡no sabía ya cómo se hace para subir! Una vez me cogió también en medio de la comida, ¡y ya no sabía cómo hay que comer! Naturalmente, para el mundo exterior eso es lo que se llama “regresar a la segunda infancia”. Pero lo que es necesario es abandonarlo todo: todo poder, toda comprensión, toda inteligencia, todo conocimiento, todo, todo, volverse perfectamente no existente. Eso es lo importante.
Evidentemente, mientras sigamos guardando el poder de la vieja especie y el conocimiento de la vieja especie, no podremos llegar a ser la otra –el muro se levanta al instante, la vieja pared de la pecera.
69.2112 –Este pobre cuerpo no puede decir nada porque no sabe nada. Todo lo que creía haber aprendido durante noventa años ¡se le ha demostrado de forma totalmente clara que no tenía ningún valor!, y que todo está por aprender. Por eso está así, tiene buena voluntad, pero es absolutamente ignorante.
70.184 –Hay momentos en los que el cuerpo no puede ni siquiera mantenerse de pie, y por una razón que no es …Ya no obedece a las leyes que nos hace estar de pie, así que…
67.309 –Es la transferencia. Esta mañana, todas las acciones, todos los gestos, todos los movimientos, la actitud del cuerpo, la actitud de las células, la consciencia absolutamente material, todo, para todo eso, el viejo método había desaparecido. Ya no había desaparecido. Ya no había más que “eso”, algo… ¿cómo diría yo…? Igual. Ya no había choques ni dificultades ni nada que rechinara, y así todo, a un mismo ritmo, algo que es muy igual y que da la impresión de ser muy suave, con una potencia FORMIDABLE, en la cosa más mínima. Esa transferencia ha sido constante, sin mezcla, durante aproximadamente cuatro horas. Todas las cosas: asco, alimentación, todo eso, ahora ya no es de la misma manera, no sé como explicarme. Ningún recuerdo, ningún hábito. Las cosas no se hacen ya porque aprendió uno a hacerlas así, espontáneamente, se hacen por la consciencia. Es reemplazar el recuerdo, la memoria, la acción, por… el nuevo métodos de la consciencia que sabe qué es lo JUSTO en el momento de hacerlo: “Esto hay que hacer” Y no ya: “¡Oh! Hay que llegar hasta allí”; no, cada minuto uno está donde debe estar, y luego, cuando ha llegado ya al lugar donde debía ir. “¡Ah, ya está!
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:12 |
El pájaro que deja las nieves árticas para ir a las lagunas de Ceilán no “busca” a dónde debe ir: cada segundo está donde hay que estar, porque…, porque el mapa del mundo se va desplegando en él, o es él quien se despliega por la geografía directa.
Decimos “el instinto”, pero es por nuestra tontería mental: el instinto del mundo es ser el mundo, totalmente, sin paredes.
Y añade Madre:
… Y uno comprende perfectamente por qué los santos, los sabios, los que querían sentirse todo el tiempo en esa atmósfera divina, por qué habían suprimido todas las cosas materiales, porque no estaban transformados, y entonces recaían en la otra manera de ser. ¡Pero transformar esta materia es algo incomparablemente superior!, da una estabilidad, una consciencia y una REALIDAD extraordinarias: todas las cosas se vuelven la verdadera visión, la verdadera consciencia, se vuelven tan concretas, tan reales (si, la verdadera Materia). Ninguna, ninguna otra cosa puede dar esta plenitud. Escapar, huir, soñar, meditar, entrar en las consciencias superiores, está muy bien, ¡pero al lado de esto otro parece tan pobre, tan pobre, tan pobre…!
68.45 –Toda la base sólida que forma la personalidad corporal, ¡plaf!, ha desaparecido, ha sido anulada. Por ejemplo, ha habido una abolición total de la memoria, así que… Ahora ya me he acostumbrado, por eso todas las células se quedan así, inmóviles, silenciosas y exclusivamente vueltas hacia la consciencia, esperando. Todo lo que uno hace, todo lo que uno sabe, todo está basado en una especie de memoria semiconsciente y constante. Pero todo eso ha desaparecido. Y ya no queda nada. Ha sido reemplazado por una especie de presencia luminosa y… las cosas vienen no sé cómo. Vienen sin esfuerzo. Y aparece JUSTO lo necesario en el momento preciso. No hay ya toda esa carga que uno arrastra tras de sí todo el tiempo: aparece JUSTO lo que uno necesita.
61.186 –Y en el momento en le que la solución debe venir, viene: viene en hechos, en actos, en movimientos.
69.52 –No existe ya todo ese fárrago acumulado de lo que suele llamar conocimiento. Es algo espontáneo, natural, no es nada sofisticado, es muy, muy, simple, y casi infantil en su simplicidad.
70.58 –Todas las imposibilidades, todos los “no puede ser”, “no se puede hacer…”, todo eso ha sido barrido, ¿comprendes?
69.263 –La consciencia trabaja ahora constantemente (la del otro estado), y no como una continuación de lo anterior, sino como un efecto de lo que percibe A CADA INSTANTE. En el movimiento mental ordinario lo que se ha hecho antes determina unas consecuencias, pero en mi ya no es así, es la consciencia la que ve CONSTANTEMENTE, lo que hay que hacer, es la consciencia la que, cada segundo, continúa, continúa su propio movimiento. ¡Eso permite todo! Es eso precisamente lo que permite los milagros, los cambios radicales… ¡lo permite todo!
¿No será que la muerte, las enfermedades, las “imposibilidades” físicas, las “leyes”, todo, no son más que la cristalización de una cierta memoria falsa, la de la falsa materia, la de la pecera humana?
Un hábito que da vueltas y vueltas.
69.2211 –El impedimento es la vibración “concéntrica”, una especie de vibración concéntrica, es decir, que en lugar de estar en una eternidad infinita, contemplamos siempre las cosas en relación con nosotros mismo. Ese es el impedimento: la imbecilidad egocéntrica.
62.121 y 64 –Es un funcionamiento extremadamente delicado, probablemente porque no se está acostumbrado: un pequeñísimo movimiento, una pequeñísima vibración mental lo estropea todo… Es decir, la vieja forma de comportarse con el propio cuerpo (“queremos” esto, “queremos” aquello o “queremos”…), desde el momento en que eso asoma la nariz todo se para. Basta un movimiento ordinario, el movimiento del funcionamiento ordinario, cuando, por una especie de hábito, uno se desliza hacia él, todo se para. Es algo pequeñísimo, no son cosas que se ven fácilmente, es tenue, tenue, muy tenue. Así que hay que esperar a que toda esa mecánica decida pararse. Y cuando uno ha atrapado “eso”, cuando puede permanecer ahí unos segundos, es maravilloso, y si luego se pierde, hay que empezarlo todo de nuevo.
62.2711 –Es algo que empieza a obedecer a otra ley. Por ejemplo, saber justo al minuto lo que hay que hacer, lo que hay que decir, lo que va a suceder –si existe la más mínima atención o concentración para saberlo, ya no se produce. Si uno está así, simplemente en esta especie de inmovilidad interior, entonces, respecto a los más pequeños detalles de la vida, justo en el minuto necesario, lo sabes todo, lo que hay que decir, viene; lo que hay que responder, te sale; la persona que debe entrar, entra. Es como automático cuanto uno hace. En el mundo mental, uno piensa las cosas antes de hacerlas, aquí no es así.
70.184 –Por ejemplo, si no debo decir algo, en lugar de pasar por la mente; “No hay que decirlo”, ¡no puedo hablar! Y toda clase de cosas así. El funcionamiento es directo.
66.67 –Y siempre volvemos a lo mismo: ser eso es lo único que tiene poder.
La visión Táctil Es concebible que la vida pueda ser espontánea, “automática”, armoniosa como la de los animales –lo cual sería ya un cambio tan formidable en nuestra especie provista de relojes, de médicos, de teléfonos, que cuesta imaginarlo.
Es concebible que, cada segundo, sepamos el gesto exacto, la palabra exacta y todo lo que hay que saber en el mundo, como el pájaro ártico “sabe” que hay una cálida laguna, allá lejos, a siete mil kilómetros. Pero, ¿cuál será nuestro medio de acción, aparte de dejarnos mecer en el gran ritmo…?
Lo que nos distingue de las demás especies es poder cambiar el mundo, cosa que no puede hacer el animal, probablemente porque es perfectamente armonioso y feliz en su rutina.
Nuestra desgracia es muchas veces nuestro mayor poder. Y es probable que nuestro desdichado rodeo evolutivo por la pecera mental, en la que estamos desconectados de todo, separados de todo y en la que hemos tenidos que inventarlo todo para acercar lo que habíamos alejado de nosotros y mecanizarlo todo para reemplazar ese órgano tan simple que nos falta, tuviera como meta no sólo volvernos individualmente conscientes, sino, a causa de nuestra misma desgracia obligarnos a vencer las “leyes” (no las hemos vencido, sólo hemos descubierto su juego, porque no conocemos su resorte íntimo, la “clave directa” como decía Madre), y permitirnos finalmente pulsar el resorte verdadero, la palanca que cambie la ronda biológica –cosa que no puede hacer el animal –y la misma muerte.
La energía que ha creado las galaxias y las células debe tener, sin lugar a dudas, el poder de cambiar esas mismas células y hacer con ellas un organismo un poco más completo y un poco menos soluble.
El nuevo “órgano” de acción es muy simple, como era de esperar. No es unas nuevas mandíbulas, ni más circunvoluciones cerebrales: es ser. Un “ser” que no tiene nada que ver con la metafísica, sino con la fisiología y la consciencia celular.
También aquí nos conformaremos con marcar algunas etapas de la formación de dicho órgano:
64.1010 y 66.263 –Por ejemplo, cojo un escrito y veo tan claro como veía antes; entonces me viene el viejo hábito (o la idea o el recuerdo) de que es preciso que use una lupa para leer… ¡y ya no veo! LUEGO ME OLVIDO de que se trata de ver o de no ver, y entonces puedo hacer mi trabajo muy bien -¡ni me doy cuenta de si veo o no veo! … -Y para todo es así.
Si, estamos atrapados por esa especie de memoria o de recuerdo que hace que estemos ciegos o enfermos o moribundos, luego se va esa memoria…¡ y ya no es así! No existe ya todo eso: uno ve bien, no tiene ya cáncer y no se muere en absoluto. La próxima especie es la que perderá el recuerdo de la muerte.
Y añade Madre:
… Esa es la aparente incoherencia. Debe depender de otra ley que, por el momento, no conozco y que gobierna al mundo físico.
66.93 y 3011 –Mi percepción de la realidad interior de la gente es infinitamente más precisa que antes. Veo una fotografía, por ejemplo, y ya no se trata de ver “por medio de ella”, veo casi únicamente lo que es esa persona. El “medio” disminuye hasta tal punto que, a veces ya no existe en absoluto; veo de pronto que la foto se vuelve viva, de tres dimensiones, ¡y que la cabeza de la persona sobresale! Es verdaderamente curioso, es como si se me quisiera enseñar a ver de otra forma.
Es decir, que para ver no hay ninguna necesidad de ojos ni de retina, ni de ninguna clase de “medio”, como si toda la evolución hubiera ido fabricando órganos sucesivos y visiones sucesivas para ver a través de un cierto medio, y luego se rompe la pecera y uno desemboca “en medio” de todo y en el único órgano.
65.26 –Es un tanto extraña esa visión. Es como si siempre hubiera un velo entre las cosas y yo (ya volveremos a hablar de ese “velo” probablemente sea la barrera celular que nos separa del otro estado), y luego, de pronto, sin razón aparente, una determinada cosa se vuelve clara, precisa, nítida –pero al minuto siguiente se acabó-. A veces es una palabra que brilla en una carta, a veces es un objeto. Y es otra cualidad de visión: es como si la luz que ilumina estuviera dentro en lugar de estar encima –no es una luz que se refleja, tampoco es como la luz de una lámpara, por ejemplo, sino que en lugar de ser una luz proyectada, el objeto tiene su propia luz, aunque no irradia-. Cada vez es algo más frecuente, pero con una falta lógica absoluta, quiero decir que no comprendo su lógica. ¡Y con una precisión de visión extraordinaria!, con la plena comprensión de la cosa vista al mismo tiempo que se la ve. Por ejemplo, esta mañana en el cuarto de baño, sin luz, he visto este fenómeno: una botella en el armario que se ha vuelto tan clara, tan… ¡con una vida interior! ¡Ah!, me he dicho ¡vaya!, -y al minuto siguiente se había pasado-. Es evidentemente la preparación para una visión por luz interior en lugar de por luz proyectada. Y es algo muy… ¡Oh!, muy cálido, vivo, intenso ¡y de una precisión! Se ve todo al mismo tiempo: no sólo el color y la forma, sino también el carácter de la vibración en un líquido… ¡Era admirable!
¿Y qué es esa “luz interior” en la materia, en un liquido? ¿La verdadera materia… tal y como es, sin órgano deformante, sin ningún “medio”?
70.31 y 72.81 –El conocimiento es reemplazado de forma extraña por una cosa que no tiene nada que ver con la mente y cada vez menos con la visión, algo superior que es un género de percepción nueva: se sabe. Está muy por encima de la mente, por encima de la visión, es una especie de percepción: no existe ya diferenciación de órganos. Y es una percepción… si, que es total: que a la vez es visión, oído, conocimiento. Algo que es un nuevo género de percepción. Y entonces, se sabe. Eso reemplaza al conocimiento. Una percepción mucho más verdadera, pero tan nueva que no sé cómo expresarla.
62.610 –Cuando miro a las personas no las veo como ellas se ven: veo la vibración de todas las fuerzas que hay en ellas y que pasan a través de ellas. Y eso es lo que hace que mi vista física esté no desapareciendo, sino cambiando de carácter, ¡porque las precisiones físicas de la vista física normal son engañosas para mí! Pero eso no me impide ver físicamente. Si intento, por ejemplo, enhebrar una aguja mirando me es literalmente imposible, pero si es necesario que yo enhebre una aguja ¡se enhebra sola! Yo quedo totalmente al margen: sujeto la aguja, sujeto el hilo, y eso es todo. Pienso que se este estado se perfecciona se podrá hacer todo por el OTRO MEDIO, un medio que no depende de los sentidos externos, y entonces eso será evidentemente el comienzo de una expresión supramental. Porque es una especie de conocimiento innato, que HACE las cosas.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:13 |
¿Quizá el conocimiento innato que “hace” todo el mundo y cada especie: un conocimiento innato en el corazón de cada célula y de cada átomo? El átomo de helio conoce perfectamente a sus dos electrones.
Y le preguntábamos a Madre:
¿Pero acaso una “vidente” no vería así?
¡No, no!, no tiene nada que ver con toas as visiones que he tenido. ¡No es una “visión”! Ni siquiera puedo decir que sea una imagen; es un conocimiento. Ni siquiera puedo decir que sea un “conocimiento”: es algo que ES TODO a la vez, que contiene su verdad.
63.318 –El sentido de lo “concreto” desaparece cada vez más, es como algo que queda ya lejos, lejos, en un pasado irreal; y esa especie de “concreción” seca y sin vida (es decir, nuestra percepción humana de la Materia) está siendo reemplazada por algo muy simple, muy completo, en el sentido de que todos los sentidos funcionan al mismo tiempo, y muy INTIMO con todo. Antes cada cosa estaba separada, dividida, sin conexión con las demás, y era muy superficial, como la punta de una aguja. Ahora ya no es así en absoluto. Y eso da, sobre todo, la impresión de una intimidad, es decir, que no hay distancia, que no hay diferencia, que no hay “algo que ve” y “algo que es visto”, y sin embargo, tiene algo que corresponde la visión, a la audición, a la sensación, a todas las percepciones, al gusto, al olfato… Lo que impide que el funcionamiento sea perfecto, son todos los viejos hábitos. Si pudiéramos dejarnos llevar sin querer “ver bien”, “oír bien”, tendríamos la otra percepción, que es mucho más VERDADERA… Y siempre esa impresión de algo que no se golpea, que no choca, que no tiene complicaciones, como si uno no pudiera ya golpearse, ni pudiera ya… Es totalmente interesante.
72.121 –Cuando vienen no es como pensamiento, no es eso: es como si me BAÑARA DENTRO, y entonces… No sé, no es algo que “veo” –que es extraño a mí y que lo veo-, es… SOY eso de pronto. Y entonces ya no hay más tu ni yo, ni más… Y estas experiencias no encuentro palabras para contarlas. He perdido la capacidad de la memoria, ¿no?, pero siento que es adrede, que mi visión de las cosas sería mucho menos espontánea y sincera si me acordara. Es siempre como una nueva revelación, y nunca de la misma manera. Es así: uno SE CONVIERTE en la cosa –se conviene en ella-. Ya no la “ve”, no es algo que se ve o que se comprende o que se sabe, es… algo que se es.
66.145 –Lo que sucede aquí (en nuestra visión retiniana de la materia, lo que podríamos llamar “la falsa materia”), lo que nosotros describimos, es brutal, tosco, grosero, como una estatua mal tallada; es rudo, es grosero, es exagerado, y está deformado por el sentido de separación del ego. Pero allí, no sé como explicarlo, ahí todo es UNO, es una sola cosa que toma toda clase de formas, pero no con un centro que siente y otro centro que ve y otro centro que comprende, no es eso: todo es UNA sustancia de una flexibilidad indecible y que se adapta a todos los movimientos de todo cuanto sucede, sin separación. Y entonces eso te deja en un estado que dura horas enteras, y por el que estoy en este mundo (el nuestro) y, sin embargo, no estoy. Porque… no siento como el mundo siente. Es una cosa muy extraña.
¡Pero si ésa es exactamente la visión del continuum físico!
68.86 –Ahora me doy cuenta… Sería como una unidad, una unidad de innumerables –de miles de millones ¿no? -, de innumerables puntos brillantes conscientes de si mismos ¡Y no es la suma total de todos ellos! No es un total: es una unidad. Pero una unidad innumerable ¡Y sólo por el hecho de expresarlo con palabras pierde todo su sentido!
64.268 –Todo se vuelve una consciencia VIVA, cada cosa emana su propia consciencia y existe a causa de ella. Por ejemplo, un segundo o un minuto antes, en la consciencia, sé exactamente: va a tocar el reloj, alguien va a entrar, alguien va a moverse… Y no son cosas mentales, que pertenezcan a un mecanismo; y, sin embargo, todos son fenómenos de consciencia: son las cosas las que ESTÁN VIVAS, las que te HACEN SABER dónde están, dónde se encuentran. Todo un mundo de pequeñísimos fenómenos microscópicos que son otra manera de vivir, y que parecen ser el producto de la consciencia sin eso que llamamos “conocimiento”. Por ejemplo, de vez en cuando, oigo a la gente hablar de una cosa, de otra, y decir: “Será así y así”, e inmediatamente hay una especie de visión táctil (¿cómo lo explicaría yo?...), se parece al tacto y a la visión, y no es ni el tacto ni la visión, es ambas cosas a la vez: es la cosa TAL Y COMO ES, es ESO. Es una consciencia en la que el elemento mental está ausente. ¡Y es algo tan claro! De una precisión, ¡oh! Infinitesimal, es como un contacto inmediato con la cosa tal y como es. Es otra manera de vivir.
63.411 –Todo se vuelve como si fuera visto por vez primera y bajo un ángulo totalmente diferente, todo, todo: el carácter de las personas, las circunstancias, hasta el movimiento de la Tierra y de los astros, todo se ha vuelto totalmente nuevo e… inesperado, el sentido de que toda la visión humana mental ¡ha desaparecido por completo! ¡Así que las cosas están mucho mejor!
(Pregunta): ¿Acaso es una visión de “otro mundo”?
Esta nueva visión de las cosas… no es salir de la Materia para ver el mundo de otra forma (eso ya ha sido hecho desde hace mucho tiempo, ¿no?, por todos los sabios y los videntes, no es nada nuevo y no tiene nada de maravilloso), no es eso: es LA MATERIA la que se contempla a sí misma de una forma totalmente nueva, ¡y eso es lo divertido! Ve todas las cosas de forma totalmente diferente.
El gran cuerpo El aspecto visual del nuevo órgano, incluso su aspecto táctil y el conocimiento directo que aporta, podemos comprenderlos considerando a Madre como una señora un tanto excéntrica que desde su sillón toca o ve “a distancia” por medio de una especie de televisión extraña, y táctil además.
Pero si es así, no hemos comprendido aún la realidad del fenómeno. ¡Ya no hay “distancia”, y la señora es totalmente… “ex -céntrica”!
Una onda electromagnética no puede detenerse en un sillón, igual que los átomos de nuestras moléculas no pueden estar separados de sus pequeños átomos vecinos, salvo por una ilusión óptica binocular y provisional –la gran ilusión separadora en que vivimos-. Tan sólo podemos decir que hay un cierto centro preferencial, o práctico más bien, que coordina en un cierto sillón situado en Pondichery una innumerable experiencia o una innumerable existencia.
El centro no se ha disuelto, puesto que continúa trajinando entre sus ocupaciones y riendo y contándonos su historia en un cuerpo perfectamente fisiológico, pero ese mismo centro puede estar mientras tanto en cualquier sitio según las necesidades de la acción, y estar allí realmente, no en pensamiento ni en una visión, ni con ninguna clase de “tele”, sino fisiológica y atómicamente (y de muchas otras formas).
Entonces uno se explica el modo de acción del ser supramental o de nuestra próxima especie.
El ser supramental es en primer lugar un ser activo, supremamente y directamente activo, contagioso, podríamos decir. No se trata en absoluto de una especie de superteatro que él mismo se ofrece en su sillón (aunque habría que aclarar que ese teatro, en las actuales circunstancias mundiales, no sería nada agradable, sería más bien muy doloroso), es una superación inmediata y transformadora: lo que uno hace en su propio cuerpo lo hace en el cuerpo de todo el mundo igual que en sí mismo, puesto que uno es este cuerpo y aquel e innumerables cuerpos (y no sólo cuerpos).
Lo mejor es seguir la curva del fenómeno en el cuerpo de Madre, con todos sus ensayos y tanteos. Las explicaciones vienen sólo después, ¿no?, por el momento es algo muy raro.
Un primer grito:
63.107 -¡Para que todo esto cambie haría falta un poder directo! Haría falta un poder que se haga sentir directamente, es decir, de célula a célula: crear vibraciones idénticas.
La respuesta iba a venir brutalmente: una hemorragia cerebral… en el cuerpo de “otra” persona.
63.64 –Tengo la consciencia de mi cuerpo, pero no se trata de la consciencia de esto (Madre toca su cuerpo): es la consciencia DEL cuerpo -¡podría ser el cuerpo de cualquiera!- Tengo consciencia de todas esas vibraciones de desorden, que vienen lo más a menudo bajo la forma de sugestiones de desorden. Por ejemplo, una sugestión de hemorragia. La consciencia corporal la rechaza. Empieza a liberarse la batalla (y todo eso, en lo más bajo, en las células y en la consciencia material), entre lo que podríamos llamar “la voluntad de hemorragia” y la reacción de las células del cuerpo. Y es absolutamente igual que una verdadera batalla, un verdadero combate. Luego, de pronto, el cuerpo se siente cogido por una fortísima determinación y proclama un orden, y resulta que el efecto empieza a producirse y, poco a poco, todo vuelve al orden. Todo eso sucede en la consciencia material. Físicamente este cuerpo tiene todas las sensaciones, es decir, todos los efectos sensoriales. Bueno, y una vez que la batalla ha pasado lo contemplo todo, veo mi cuerpo (que ha sido bastante sacudido, tenlo en cuenta) y me digo: “¿Qué podrá ser todo esto…?” Y unos días después recibo una carta de alguien, y en la carta la historia completa: el ataque, la hemorragia y todo el ser cogido de pronto por una voluntad formidable, y que oye las palabras –las mismas palabras que fueron pronunciadas AQUÍ-, y el efecto: salvado, curado. ¡Y me acuerdo de lo que me ha sucedido! Por eso he empezado a comprender que mi cuerpo ¡está en todas partes! No se trata precisamente de estas células, ¿no?: son células sin más, y en muchas, cientos y quizá miles de personas… ¡Es EL cuerpo! Pero eso es tan difícil de hacérselo comprender a la gente. Es EL cuerpo –éste no es mi cuerpo más que los otros cuerpos-. Y entonces está todo el tiempo cogido por cosas así, todo el tiempo, todo el tiempo, que le caen encima, de un lado, de otro, de todas partes.
71.242 –Está sin centro, totalmente sin centro…
68.207 –Por ejemplo, y sucede no sé cuántas veces al día: de pronto la consciencia de un desorden, de un dolor o de un sufrimiento en alguna parte –alguna parte en el sentido de algún lugar, no una parte encerrada aquí- (Madre designa su propio cuerpo), sino como en un cuerpo inmenso, en algún lugar. Y al cabo de un momento me entero de que tal persona o tal otra ha tenido tal o cual mal… ¡que ha sido sentido: como formando parte de este inmenso cuerpo!
70.281 –Fue una noche un tanto particular… El cuerpo, la consciencia del cuerpo, era la consciencia de un cuerpo que se está muriendo, ¡y al mismo tiempo con un conocimiento perfecto de que no se estaba muriendo! Pero era la consciencia de un cuerpo que se está muriendo, con todas las angustias, todos los sufrimientos, todas esas cosas: pero existía la consciencias de que no era esto (el cuerpo de Madre) lo que se estaba muriendo. Y duró mucho tiempo, duró toda la noche. Y después me enteré de que X se había muerto muy temprano por la mañana. Entonces comprendí.
Es también así como Madre iba a dar poco a poco con el mecanismo de la muerte y con su clave. Pues si se trata de transformar la Materia, la muerte es ciertamente la primera cosa a transformar. Esa clave es la clave de todo lo demás. Quizá sea ciertamente la clave de nuestra pecera humana.
Y el experimento continúa:
61.187 –Es una inundación que me viene de fuera ¡Y una mezcolanza! De todas partes, de toda la gente, y no sólo de aquí: de lejos, muy lejos en la Tierra, y a veces de lejos en el tiempo –lejos en el tiempo, en el pasado, cosas del pasado que vienen para ser ordenadas, puestas en su sitio-. Así que es un trabajo constante y… Es como si estuviera atrapando todo el tiempo una nueva enfermedad y hubiera que curarla.
68.2610 –Tengo innumerables experiencias por docenas todos los días, mostrando que es la identificación o la unificación con los demás cuerpos lo que me hace sentir la miseria de éste, la miseria de aquél… Es un HECHO. Y no como la miseria de un cuerpo diferente, sino como del mío propio. Es decir, que ahora es difícil hacer una distinción. Así que ya no se lamenta de su propia miseria. ¡TODO es su miseria!
63.289 –Ese sufrimiento, esa miseria general, es algo que se vuelve casi insoportable, como una especie de angustia aguda –que es ciertamente una necesidad para salir de ahí-. Para salir de ahí, o sea para curar, para cambiar –no para huir-. No me gustan las huidas. Esa era mi gran objeción a los budistas: todo lo que os aconsejan hacer es simplemente para daros la posibilidad de huir –no es bonito-.Pero cambiar sí.
Cambiar el funcionamiento mortal de esta materia.
Y el fenómeno de identificación o de unificación no se limita a los seres vivos y humanos, engloba también las circunstancias y los acontecimientos “mecánicos” de la vida- de hecho, lo engloba todo.
66.179 –Hay una nueva actividad. Estoy haciendo… me sorprendo haciendo alguna cosa, para ser exacta: por ejemplo, hablando a gente a la que la mayor parte de las veces no conozco, y describiéndoles una escena: hagan tal y tal cosa, y resultará tal y tal otra. Son como escenas de un libro o escenas de cine. Luego, a lo largo del día o al día siguiente, alguien me dice: ¡he recibido un mensaje de usted y me ha dicho que había que escribir a tal persona y decirle tal cosa! Y no lo hago mentalmente, en absoluto: lo VIVO –vivo una escena o cuento una escena, y es recibida por otra persona- (¡y no pienso para nada en esa persona!). Y eso sucede aquí, y en Francia, y en América, en todas partes. Llega a ser una cosa divertida… Alguien me escribe: “Usted me ha dicho esto”, ¡y es una de mis “escenas”! Una de las escenas que he vivido; no sólo vivido: que he vivido y fabricado. No sé como explicarlo. Es como un trabajo de modelado. Y hay historias de países, historias de gobiernos; y no sé cuál será el resultado de todo eso, ya se verá quizá con el tiempo. Y en ese género de actividad ¡tengo toda clase de conocimiento que yo no tengo!, ¡incluso a veces conocimiento médicos o conocimientos técnicos que no poseo en absoluto!, y que los tengo, sin embargo,¿no?, puesto que digo: “Es así como hay que hacer eso.” Es muy divertido.
64.151 –Y todo eso sucede EN PLENO DÍA, no cuando duermo. Esa historia (una de las tantas historias) me sucedió ¡justo cuando acababa de bañarme! Es algo que viene de pronto, que me coge, y es una especie de vida n la que vivo hasta que se hace alguna cosa –una acción-, y cuando está hecha esa acción, todo se va, sin dejar huella.
71.177 y 217 –Esa historia de América y de china, por ejemplo (visita secreta de Kissinger a China), y toda clase de cosas así, han venido de esa forma… Es curioso. Una especie de universalización. ¿Cómo lo podría explicar?... Es como si me hubiera CONVERTIDO en las circunstancias, la gente, las palabras, las… El cuerpo es cada vez más consciente, pero no al estilo mental, sino como… como cosas vividas. No sé cómo explicarlo.
66.1911 –No son palabras, no son pensamientos, es algo totalmente concreto que viene como sobre una pantalla. Y es una pantalla que está EN EL INTERIOR de mi consciencia: no está fuera, está en el interior. Y las cosas vienen así. Si yo estuviera en una consciencia superficial, me diría: “¿Por qué estoy pensando en esto?” Pero no estoy “pensando”, y todo eso no es un pensamiento, es… una vida que se organiza (Madre hace un gesto modelado). Es muy interesante. Y desde la cosa más pequeña hasta la más grande: los ciclones, los temblores tierra, las revoluciones, todo eso, y también cosas pequeñísimas, una pequeñísima circunstancia de la vida, como una ofrenda de dinero, un regalo que me envían, cosas muy pequeñas que aparentemente no tiene ninguna importancia: ¡todo se presenta con el mismo valor! No hay “grande” ni “pequeño” ni “importante” ni “no-importante”. Y es todo l tiempo así. Es curioso. Es casi… un recuerdo anticipado.
71.1711 y 70.58 –Es como si la consciencia no estuviera ya en la misma posición respecto a las cosas, y por eso aparecen totalmente diferentes. La consciencia humana ordinaria, incluso si tiene las ideas más amplias, está siempre en el centro y las cosas existen en relación con ese centro; en la consciencia humana, uno está en un punto y todas las cosas existen en relación con ese punto de consciencia. Y ahora,¡ya no hay ningún punto! Así que las cosas existen en si mismas. Mi consciencia está EN las cosas, ¿no?, no es algo que “recibe”. Tengo casi la impresión de moverme dentro de vosotros, como si actuara desde dentro. Ya no tengo la impresión de los límites de mi cuerpo… No sé como explicarlo. Si, es casi como si se hubiera vuelto influido. Y no es como una persona que hubiera crecido para abarcar a las demás dentro de ella, no es eso: es una fuerza, una consciencia que está ESPARCIDA por las cosas. No tengo la sensación de unos límites, tengo la impresión de algo que está esparcido, incluso físicamente.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:13 |
El contagio supramental Por tanto, resulta ya patente la clave de la acción supramental. Y quizá deberíamos hablar de un contagio más que de una acción: verdaderamente un poder “de célula a célula”.
63.207 –Tengo una especie de certeza (decía Madre cuando aún estaba totalmente al comienzo de su trabajo infinitesimal sobre las células, buscando el paso a través de la barrera celular.), la certeza de que cuando este trabajo microscópico esté acabado, el resultado será casi fulminante. Porque toda acción del poder a través de la mente se diluye, se atenúa, se adapta, se transforma ¿y qué llega abajo al final?... Mientras que cuando sea a través de esta materia, evidentemente será formidable.
63.107 –Sólo cuando un pequeño trabajo así, de una transformación que pudiéramos llamar “local” (celular), esté ya acabado y exista ya la plena consciencia y el pleno dominio en la manera de servirse de experimento de química que se ha aprendido muy bien: puede reproducirse a voluntad cada vez que se necesario.
61.112 y 254 –(Pregunta:) Todo ese trabajo que haces sobre tu cuerpo, ¿cómo puede actuar sobre la sustancia corporal fuera de ti?
Siempre de la misma manera, porque la vibración se esparce. Es una cuestión de contagio. Las vibraciones espirituales son contagiosas, es totalmente evidente. Las vibraciones mentales son contagiosas. Las vibraciones vitales también son contagiosas (y no en sus más hermosos efectos, pero en fin, es evidente: la cólera de un hombre, por ejemplo, se esparce muy fácilmente). Pues bien, la calidad de vibración de las células debe ser también contagiosa. Por ejemplo, cada vez que puedo dominar algo, quiero decir encontrar la verdadera solución para lo que llaman una “enfermedad” o un mal funcionamiento –la verdadera solución, es decir, la vibración que deshace el mal o que devuelve el aplomo-, he podido siempre curar muy fácilmente a la gente que tenía lo mismo, emitiendo esa vibración. Es así, porque toda la sustancia es UNA. Todo es uno, ¿no? ¡Siempre lo olvidamos! Constantemente tenemos el sentimiento de la separación -¡esa es la mentira total, total!, porque nos basamos en lo que ven nuestros ojos-, esa es verdaderamente la mentira. ¿Sabes?, es como una imagen que hemos colocado sobre algo. Pero que no es verdad. Incluso en la materia más material, incluso una piedra, incluso en una piedra, en cuanto se cambia se consciencia, toda esa separación, toda esa división, desaparece pos completo. Son… (¿Como diría yo?), modos de concentración o modos vibratorios EN LA MISMA COSA.
64.73 –X estaba en un estado de emoción aguda, y , en un momento dado, nuestras miradas se cruzaron, entonces entró en mi, proveniente de él, una emoción tan violenta que estuve a punto de ponerme a sollozar, ¡figúrate! Y es siempre ahí, en el bajo vientre, donde se produce esa identificación con el mundo… Inmediatamente, detuve las vibraciones de X (me llevó algunos minutos) y todo volvió a ponerse en orden. Y comprendí que este contagio se conservaba como un medio de acción -¡no es agradable para el cuerpo!-… El hecho de poner orden ahí (gesto en el vientre), pone orden también en los demás.
63.1112 –Cuando viene la experiencia (del otro estado), está como esparcida. “eso” fluye por la sangre, vibra en los nervios, vive en las células, y en todas partes; y no se trata tan sólo de las células de este cuerpo, tengo la impresión de que participan otras muchas sangres, otras muchas células y otros muchos nervios. Es decir, que la consciencia central de los individuos no siempre lo sabe, el individuo no sabe de que se trata (tiene una impresión extraordinaria, pero no sabe lo que es), mientras que las células si que lo saben, pero no pueden decirlo. Hay GRADOS de consciencia, ¿no?, y esto (el cuerpo de Madre) parece ser como un centro de consciencia más consciente, eso es todo, pero si no…
Y el experimento se vuelve cada más preciso, universal:
68.186 –Es curioso, sigo un movimiento y luego… me voy (en la “ondulación”). Y es algo que viene en cualquier momento. Estoy comiendo: y en medio de la comida, hay ago que viene así, sigo el movimiento, y me quedo con la cuchara al aire, ¡y después veo que toda la gente me estaba esperando!
(Pregunta:)Lo he notado desde hace varios meses: da la impresión de un alejamiento.
¡No!, estoy DENTRO, mucho más dentro que antes. No “dentro” aquí (Madre designa su cuerpo): dentro de todas las cosas. Cuando me voy así, es siempre como si… como si estuviera modelando vibraciones. Y luego me entero de que a alguien le había pasado algo, que algo se había torcido; entonces, y tras haberlo trabajado, se pone derecho otra vez, se instala de nuevo la luz, la buena vibración.
64.269 –Y me estoy refiriendo a las células del cuerpo, pero sucede lo mismo con los acontecimientos externos, hasta con los acontecimientos mundiales. Es incluso notable desde el punto de vista de los temblores de tierra, de las erupciones volcánicas, etc. Parece como si la Tierra entera fuera igual que el cuerpo.
60.237 –Cada vez más, es el yoga general: toda la Tierra. Y es así día y noche, cuando camino, cuando hablo, cuando como… igual que si cogiera masa y luego la fermentara…
Finalmente, el experimento se hizo perfectamente inteligible y, una mañana, Madre exclamó:
61.2312 –Era la percepción del poder, de ese poder que viene del amor supremos (el otro estado) ¡Asombroso! Y que me hizo comprender una cosa: que el estado en el que se me ponía era para obtener el poder que proviene de la identidad con todas las cosas materiales… entonces vi ese poder desde el punto de vista metódico, para organizar no una cosa accidental o esporádica, como en los casos mediumnisticos, sino una ORGANIZACIÓN DE LA MATERIA. Y entonces empecé a comprender: ¡pero si con “eso”, tendríamos el poder de poner cada cosa en su sitio!... con tal de ser lo bastante universales. ¡Es asombroso! Simplemente, se ES “eso” una, UNA vibración de “eso”. Es decir que uno ES eso, y por tanto HACE eso. ¡Pero si es clave!
58.262 –Una clave directa que no tiene necesidad de un ciencia complicada para expresarse.
Bien pudiéramos decir que todo nuestro reino mental, o incluso animal en su conjunto, es el reino indirecto, el reino del mecanismo, desde la musaraña que roe una liana con sus dientes hasta el físico que tritura un átomo en su ciclotrón.
Innumerables mecanismos cada vez más complicados, desde los cilios vibrátiles, el ala, la aleta natatoria, hasta el turborreactor y el télex. Un gigantesco artificio.
Un poco como si la Evolución, es decir un cierto poder (y no se puede hablar de poder sin consciencia, aunque sólo sea la consciencia del núcleo de hidrógeno de atrapar su único electrón), un cierto poder se hubiera revestido de mecanismo o de órganos cada vez más adaptados e ingeniosos, para llegar finalmente a ese punto evolutivo, a ese giro de las eras, en el que el mecanismo toma consciencia de su motor, y después de haberse innumerablemente dividido en innumerables cuerpos, encuentra de nuevo la unidad total de su sustancia, galáctica o intra-celular, y puede actuar directamente sobre ella, sobre sus núcleos y sus células, igual que sobre toda la materia universal.
Después del reino mineral, vegetal y animal, un próximo reino: directo. Una reorganización de la Materia por el poder mismo de la Materia y por la consciencia misma contenida en el átomo y en cada célula. Pero era necesario llegar hasta ahí, hasta ese nivel atómico y celular, en lugar de derretirse en las extensiones nirvánicas o celestes; era necesario perforar la barrera que nos separa del próximo “medio”, total, de nuestra próxima especie, global, como un día el mineral perforó la barrera de su inercia.
Lo que estaba al principio de la Evolución se encuentra de nuevo al final: el poder encuentra de nuevo su poder y la inconsciencia su fugada consciencia.
“La salvación es física”, decía Madre.
68.1112 –El cuerpo es algo muy sencillo, sencillísimo y muy infantil, y tiene esa experiencia de una forma tan imperativa, ¿no?, no tiene necesidad de “buscar”: está ahí. Y entonces se pregunta por qué los hombres no lo han sabido desde el comienzo. Se pregunta “¿Por qué, por qué han buscado toda clase de cosas, las religiones, los dioses, los… toda clase de cosas?” ¡Y es tan sencillo! ¡Tan sencillo! Es tan evidente para él.
64.3010 –Todas las construcciones mentales que los hombres han intentado vivir y realizar sobre la Tierra me vienen de todas partes: todas las grandes Escuelas, las grandes Ideas, las grandes Realizaciones, las grandes…, y también las religiones, aunque están un poco más abajo: todo eso, ¡oh! ¡Son infantilísimos! Y una especie de certeza en el fondo de la Materia: que la solución sólo está AHÍ. ¡Oh! ¡Cuánto ruido. Cuántas cosas habéis intentado en vano! Descended ahí dentro, lo suficientemente hondo, y quedaos tranquilos, entonces “eso” será. Y no podéis entenderlo, solo hace falta que SEA.
61.182 – (Pregunta:) ¿Pero por qué hay que descender? ¿Acaso no se puede actuar sobre la materia desde lo alto?
¡Actuar desde lo alto… he estado actuando desde lo alto durante más de treinta años! ¡Pero eso no cambia nada! No transforma nada. Transformar es transformar. Para la transformación, hay que descender al cuerpo, y eso es terrible… Si no nunca será transformado, seguirá tal cual es. ¡Podemos, ¿no?, podemos incluso poner cara de superhombres!, pero eso sigue siendo estar en las nubes, no es la cosa verdadera, no es la próxima etapa de la evolución terrestre.
62.245 –Esas posiciones, la posición espiritual y la posición materialista por así decirlo, que se creen exclusivas (exclusivas y únicas, lo cual hace que una niegue el valor de la otra desde el punto de vista de la verdad), son insuficientes, y no sólo porque no admiten la otra, sino porque admitir las dos y unir las dos NO ES SUFICIENTE para resolver el problema. Es otra cosa: una tercera posición que no es la consecuencia de esas dos, sino que es algo que está por descubrir, que probablemente abrirá la puerta del conocimiento total. Y es ese “algo” lo que estamos buscando. Y quizá no sólo buscando, quizá también FABRICÁNDOLO.
Una nueva posición fisiológica en la Materia.
No ya una posición filosófica con sus pretendidos materialismos y sus espiritualismos que sólo son el anverso y el reservo de una misma falsa visión de la Materia, sino una posición del cuerpo, en el cuerpo, que cambiará todas las leyes del viejo “sistema de referencia”.
Un nuevo modo de vida en la Materia que reorganizará la Materia por su propio poder, y que cambiará finalmente la muerte: pues la muerte no era más que el reverso de esta vida, igual que el otro lado de la pecera no era el fin del pez, sino el comienzo de otra forma de vida en la Materia.
Y entonces empezamos a entrever el modo de acción del ser supramental, como manipulará la materia.
58.192 y 32 –Cuando hay que efectuar un cambio, se hace no por un medio artificial y exterior, sino por una operación interior, POR UNA OPERACIÓN DE LA CONSCIENCIA que da forma o apariencia a la sustancia. La vida crea sus propias formas… Lo absurdo de aquí son todos los medio artificiales que hay que usar: cualquier imbécil tiene más poder si tiene medios para adquirir los artificios necesarios. Mientras que en el mundo supramental, cuanto más consciente es uno y está más en relación con la verdad de las cosas, más autoridad tiene la voluntad sobre la sustancia. La autoridades una autoridad verdadera. Si queréis un vestido, hay que tener el poder de hacerlo, un poder real. Si no tenéis ese poder, pues bien, os quedáis desnudos. No existe allí ningún artificio para suplir esa falta de poder. Aquí, ni una vez entre un millón, la autoridad es la expresión de algo verdadero. Todo es formidablemente estúpido.
¡Y tanto!
La consciencia supramental da forma a la materia; modela la materia por la emisión de la vibración correspondiente, como hoy en día nosotros modelamos pensamientos por el verbo.
Y ahora, ¿cómo llegar ahí? ¿Cuál es el proceso?
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