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Libros: La Mente de las Celulas - 2
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De: kuki (Mensaje original) |
Enviado: 04/08/2012 00:14 |
IV - EL DESCENSO AL CUERPO
Nuestro verdadero problema es la muerte. Mientras el hecho físico de ese ataúd o de esa hoguera no cambié, ni cambiará nada, y nosotros seguiremos la “ley” que asedia a la vida desde los animales unicelulares; aunque durante un rato seamos capaces de irnos a esa otra vida “ondulada”.
“Es como si fuera el problema que se me ha encomendado resolver”, decía Madre. Madre es en primer lugar la lucha contra la muerte: porque Sri Aurobindo había muerto en 1950.
Como Orfeo y Eurídice. Y durante veintitrés años iba a batirse con ese “problema” como una leona.
Pero, de hecho, o se puede pasar a la ondulación y a la vida ubicua sin que algo haya cambiado ya en el régimen de la muerte, porque lo que crea la barrera crea también la muerte.
¿Y qué es lo que crea la barrera, cuál es el mecanismo celular de la muerte? Los biólogos observan las coordenadas del fenómeno y dicen: si se da esto + esto + aquello, se produce la muerte.
¿Pero por qué se da todo eso? No lo saben. El próximo reino es, ante todo, el que tendrá una posición diferente respecto a la muerte, ya no estará dentro de ella. Si el modo de vida debe cambiar, el modo de muerte también debe cambiar, si no seguiremos dando vueltas en la misma vieja historia sin fin, con algunas ilusiones ubicuas y celestes de vez en cuando.
¿Y dónde atraparemos ese nido de la muerte?
Para eso, hay que descender al cuerpo.
Es el “camino del descenso”, del que hablaba Madre en 1959.
Y quizá también sea eso el “descenso a los infiernos”.
El hábito mortal
¿Y cómo se hace para descender al cuerpo…? Nuestro cuerpo nos parece totalmente natural, con él caminamos, lo alimentamos, y luego lo rodeamos con un cierto número más o menos espeso de pensamientos y de ingeniosidades diversas. Y a tirar.
Pues bien, es preciso que deje de ser absolutamente natural antes de empezar a entender la más mínima cosa del cuerpo. Mientras la cobaya se comporte normalmente en su jaula, sólo habrá otra cobaya que a su vez seguirá haciendo otra cobaya… Podemos modificar la alimentación, podemos modificar el sueño, podemos modificar la calidad del aire respirado, y los hathayoguis no se han privado de jugar con todos esos mecanismos –podemos incluso parar los latidos de nuestro corazón.
¿Y luego qué?
No es un circo de la vieja especie lo que buscamos, ni siquiera una vieja especie “mejorada”, sino otra cosa. Podemos manipular todos los mecanismos del cuerpo, pero de eso no saldrá nada diferente, por que esos mecanismos no tocan más que la superficie; y es por lo que ni los biólogos ni los hathayoguis han encontrado la clave, ni siquiera han comprendido el asunto. Ya lo hemos dicho: desde la musaraña arborícola no estamos haciendo más que triturar mecanismos. Es otra cosa lo que hay que encontrar, otro resorte más hondo en los cuerpos.
¿Y cuál es el camino?
De hecho, el experimento es muy simple –en todo caso simple de describir-, pero no tiene ninguna utilidad si uno mismo no lo vive porque no es en las páginas de un libro donde cambiaremos el funcionamiento del cuerpo. No es una teoría más lo que buscamos, sino una fabricación nueva.
Bien pudiéramos creer, en una mezcla de superbiología y yoga, que vamos a encontrar en ese descenso un zumbante trenzado de nervios y de venillas, escuchar cómo respiran, palpitar con los nucleolos y las dendritas…; en una palabra, ponernos a vivir microscópicamente nuestro cuerpo con una especie de lupa yoguico-electrónica para descubrir el “truco”, pero el truco no está en ninguna de esas cosas.
Nuestro cuerpo es un cuerpo excelente, tan bueno como el de una pequeña serpiente y el de un martín pescador, con pequeñas diferencias mecánicas. Entonces, ¿qué le impide a algo tan excelente ser así de excelente? ¡Cuál es la causa de que tome la forma de un hombre y no la de un coleóptero, aunque ambos sean igual de mortales?
Los biólogos, siempre a la búsqueda de mecanismos porque es lo único que pueden captar, nos dirán que resulta un hombre y no otra cosa porque ciertos aminoácidos –los mismos desde el virus primitivo hasta Einstein –se enrollan de cierta forma, en cierto orden, que produce proteínas de hombre y no de otra cosa. Y no se puede salir de ahí, es implacable y científico desde la primera nube de hidrógeno, y continuará enrollándose así, o un poco diferente, a perpetuidad.
Es por lo que Madre decía, haciendo un asombroso resumen:
“El materialismo es el evangelio e la muerte” (y puesto que el espiritualismo es el evangelio del cielo, necesitamos encontrar verdaderamente otra cosa que se asiente un poco mejor o viva un poco mejor entre esas dos posiciones).
Pero ¡por qué se enrolla de esa forma y no de otra? ¿Cuál es el mecanismo o el dinamismo o la fuerza subyacente que hace, o quiere, que eso se enrolle de una forma en el lagarto y de otra en el Homo Sapiens, sin diferencia apreciable, pues lo esencial es que se enrolla o quiere enrollarse así?
Aunque no es la diferencia entre el lagarto y el hombre lo que nos interesa, sino el hecho de ese enrollamiento o ensamblaje típico. ¿A qué obedece? Eso, lo sabios tampoco lo saben. Pero Madre si lo sabe. Es ese “truco” lo que nos interesa.
Porque si tuviéramos el secreto… no es que nos pondríamos a enrollar las proteínas en otro orden para hacer otra problemática especie, sino que tendríamos la palanca de la vida misma: lo que la hace moverse en un sentido o en otro, de pez o de hombre, o más bien lo que la fosiliza en un hábito típico, y la hace morir quizá. Entre una especie y otra, sólo hay un hábito diferente de enrollar los mismos materiales. ¿Qué es lo que regula ese hábito de la materia? Ahí está todo.
Si lo encontramos, entonces encontraremos quizá lo que nos hace morir y perdernos el hábito de morir.
Sólo un hábito.
Las capas mentales Ese descenso al cuerpo no se opera, pues, por medio de ninguna técnica yóguica, sino que es lo más simple del mundo; se trata de ir a lo que ya está ahí.
Y no nos vamos a hundir en ningún trenzado de venillas y dendritas, sino en otra cosa muy distinta, que forma también una extraña selva amazónica. Para llegar a percibir la célula o a experimentar la célula, hay que atravesar primero todo lo que la recubre: capas y capas opacas y zumbonas. La primera de todas las capas es nuestra capa intelectual –es en la que normalmente vivimos.
Es la parte alta de la pecera.
Es evidente que todas las ideas, las filosofías, las religiones y todo lo demás, no tienen nada que ver con el cuerpo. Esa capa, aparentemente no es nada, es como el aire que respiramos, pero es un enorme barullo. Es necesario que todo eso se calle. Si queremos ver claro en un líquido, hay que decantarlo. Primera operación: el silencio mental. Cuando esa capa esté ya un poco clarificada, veremos surgir una segunda capa que empieza a hacerse patente cuando no está ya embellecida por el alboroto superior de las ideas y de las noblezas filosóficas o humanitarias: es la capa de la mente emotiva. Es algo ya más pegajoso.
Pero esas emociones, por muy bellas que sean, tampoco tienen nada que ver con el cuerpo. Segunda operación la pacificación de la mente emotiva. Es ya una operación más complicada y que parece una guerrilla en el desierto. Cuando esa capa esté ya un poco clarificada y apaciguada, veremos surgir una tercera capa que hasta entonces estaba totalmente mezclada con las dos capas superiores: la mente sensorial, la que gobierna nuestras reacciones. Ahí, la cosa se convierte francamente en una selva virgen con toda clase de serpientes y de pantanos.
Aún no estamos totalmente en el cuerpo, pero ya nos acercamos. Todas esas sensaciones de fatiga y de sueño, de atracción y de agresión, de contracción y de relajación, todo hormiguea. Y nos damos cuenta de hasta qué punto todo eso está dictado por los hábitos, el medio, la educación, todo un barullo que no tiene nada que ver con el cuerpo y que está como adherido a él. Tercera operación la transparencia de la mente sensorial o la neutralidad perfecta. Si uno se contrae o rechaza, es como si levantara un muro al instante. Es decir, que la travesía se para y uno queda bloqueado en medio de la selva amazónica.
Hay que desprender del cuerpo toda esa trama activa y reactiva. Entonces, el cuerpo empieza a volverse un poco flotante, como si no sintiera ya muy bien sus amarras y su peso; de hecho, ha sido extrañamente aligerado, empieza ya a volverse un poco “el cuerpo”. Y por fin, llegamos a la barrera; la cuarta capa, la de la mente física.
Pero el que no sabe que esa es la barrera, no sabe en absoluto dónde está ni lo que está fabricando en esa especie de jungla: es después, tras haberla atravesado, cuando se da cuenta de que era la barrera y de lo que eso significa exactamente.
Por el momento –y ese momento duró años para Madre-, es solo un microscópico hormigueo pegajoso e interminable del que no se sabe muy bien si conduce al “otro lado” o a la desintegración del cuerpo, ni siquiera si existe otro lado en ese microscópico infierno tan estrechamente pegado al cuerpo que parece que, de querer despegar esa capa, se despegaría todo el cuerpo por completo.
Cuando Francisco de Orellana, recién llegado de los Andes, descendió por vez primera el curso del Amazonas, que no se llamaba todavía Amazonas sino “cualquier cosa” con caimanes y lianas, no sabía en absoluto si iba a desembocar en el Atlántico o en la muerte; ni qué era lo que estaba atravesando. Es muy fácil ser cartógrafo después.
Vamos a dar aquí algunas etapas o pistas de esa travesía hasta llegar a la barrera de la mente física.
65.247 –Cuando uno se pone a observar, se da cuenta de que lo que más tiempo lleva es hacerse consciente de lo que hay que cambiar, tener el contacto consciente que permita que eso cambie. ¿Y cuánto tiempo necesitaron los grandes primates para percibir que lo que contaba no era dar volantines en los árboles, sino sentarse pensativo en un rincón del claro contemplado… nada?
66.303 –SI queremos tener la experiencia del cuerpo, ¡hay que vivir en el cuerpo! Por eso los antiguos sabios y los santos no sabían qué hacer con su cuerpo: se salían de él y meditaban. Así que el cuerpo no tenía luego nada que ver con todo eso.
63.108 –Una batalla formidable contra hábitos milenarios.
59.195 –Cuando uno llega al cuerpo, cuando quiere hacerle avanzar un solo paso -¡oh! Ni siquiera un paso: un pasito de nada-, todo se te pega, es como si metieras el pie en un hormiguero.
56.276 –Desde el momento en que queréis progresar, inmediatamente encontráis la resistencia de todo lo que no quiere progresar en vosotros y a vuestro alrededor.
58.256 –El camino a recorrer entre el estado habitual del cuerpo, esta inconsistencia casi total a la que estamos habituados porque somos “así”, y el despertar perfecto de la consciencia, la respuesta de todas las células, de todos los órganos, de todas las funciones…, entre ambas cosas, parece que hubiera siglos de trabajo.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:15 |
53.1410 –La muerte no es algo inevitable, es un accidente que se ha producido siempre hasta ahora (o que en todo caso parece haberse producido siempre hasta ahora), y nosotros nos hemos metido en la cabeza vencer ese accidente y superarlo. Pero eso es una batalla tan terrible, tan formidable, contra todas las leyes de la Naturaleza, todas las sugestiones colectivas, todos los hábitos terrestres que, si no se es un guerrero de primera al que nada aterroriza, más vale no empezar la batalla. Hay que ser un héroe absolutamente intrépido porque a cada paso y cada segundo hay que liberar una batalla contra todo lo establecido. Y eso no es muy cómodo. E incluso individualmente es una batalla contra sí mismo porque si queréis que vuestra consciencia física esté en un estado que permita la inmortalidad física, es necesario que estéis tan libres que todo lo que ahora representa la consciencia física, que cada segundo es una batalla: todos los sentimientos, todas las sensaciones, todas las repulsas, todo lo que existe, todo lo que forma el tejido de nuestra vida física debe ser superado, transformado y liberado de todos sus hábitos. Por eso, cada segundo es una batalla contra miles y millones de adversarios.
64.3010 –El cuerpo está aprendiendo una cosa: que TODO cuanto sucede es para su progreso. Todo cuanto sucede es para alcanzar el estado verdadero, el que se espera de las células para que la realización pueda efectuarse; incluso los golpes, incluso los dolores, incluso las aparentes desorganizaciones, todo eso es adrede. Y es sólo cuando el cuerpo lo toma de mala manera, como un imbécil, cuando la cosa se agrava.
60.281 –Las dificultades vienen de cosas pequeñísimas que aparentemente son absolutamente vulgares, y que obstruyen el camino. Suceden por cualquier cosa, un detalle, una palabra, una enfermedad en el ambiente, y bruscamente algo se contrae; entonces hay que empezar de nuevo todo el trabajo como si no se hubiera hecho nada. Quizá crean algunos que la forma del cuerpo es un punto de concentración, y que sin esa concentración, sin esa dureza, la vida física no sería posible. ¡Pero no es verdad!, el cuerpo es verdaderamente un instrumento maravilloso, es capaz de ensancharse, de hacerse vasto. Entonces, todo se realiza en una armonía maravillosa, con una plasticidad admirable: los gestos más pequeños, el más mínimo trabajo: y luego, de pronto, por una tontería, una corriente de aire, una nimiedad, lo olvida, se repliega sobre si mismo, siente miedo a desaparecer, miedo a no existir… Y hay que empezarlo todo de nuevo desde el principio.
61.157 –Ser un santo o un sabio no es muy difícil, después de todo, pero la transformación supramental es ya un asunto muy distinto. ¡Oh!... Este camino no ha sido recorrido por nadie. Sri Aurobindo fue el primero y se fue antes de decirnos lo que estaba haciendo. Estoy absolutamente abriendo un camino en la selva virgen –peor que una selva virgen-. Y por eso tengo el sentimiento de no saber absolutamente nada. Desde el punto de vista puramente material, químicamente, biológicamente, médicamente, terapéuticamente, no creo que haya mucha gente que sepa (¿la hay quizá?, de todas formas, yo no sé), y yóguicamente es muy fácil, ya sabemos todo lo que hay que hacer y se hace con la misma facilidad con que se sabe, eso no es nada. ¡Pero esta transformación de la materia! ¡Qué hay que hacer? ¿Cómo hay que hacer? ¿Cuál es el camino? ¿Y acaso hay un camino? ¿Acaso hay un proceso? Probablemente no. La consciencia de la enormidad de la cosa me ha sido dada gota a gota… para que no aplaste. Hasta el punto de que toda, toda la vida espiritual, toda esa gente y todas esas razas que han hecho tantos intentos desde el comienzo de la Tierra, todo eso, me parece que no es absolutamente nada, un juego de niños. Y además este es un trabajo sin ninguna gloria: no se obtienen resultados ni experiencias que os llenen de éxtasis o de alegría –nada de todo eso, es una labor horrible-. Es verdaderamente un caminar por nada, sin nada, por un desierto plagado de toda clase de trampas y toda clase de obstáculos posibles. Y uno lleva los ojos vendados, no sabe nada.
Si queremos que los ojos del cuerpo se abran, es necesario que los ojos de la mente se cierren.
60.165 –Allá en las alturas se está muy bien; pero aquí abajo es un hormiguero. D hecho, es una batalla contra cosas pequeñas, muy pequeñas: hábitos, formas de ser, formas de sentir, de reaccionar…
69.2712 –Cuando se trata de las cosas materiales, la gente tiene instintivamente la impresión de que todo eso es algo conocido, sabido, que se fundamenta en experiencias establecidas, y es ahí donde somos vulnerables. Es precisamente eso lo que se le está enseñando al cuerpo: la inanidad de esta forma actual de ver y de comprender las cosas, basada en lo bueno, lo malo, el bien , el mal, lo luminoso, lo obscuro… todas esas contradicciones; y todos los juicios, toda la concepción de la vida material se basa en eso. Es necesario que incluso la parte física que pensaba que había aprendido a vivir y a saber lo que hay que hacer y cómo hay que hacer, es necesario que eso también comprenda que ése no es el verdadero saber y que no es la verdadera manera de utilizar las cosas exteriores. Por ejemplo, la consciencia que está ahora trabajando, está todo el tiempo como “pinchándole” al cuerpo: “¿Ves, tienes esa sensación, pues bien, en qué se basa? Crees que sabes, ¿pero sabes verdaderamente lo que hay detrás?...”, y así con todas las pequeñas cosas de la vida de cada minuto. Es una demostración con hechos, a través de la experiencia de cada minuto, de que cuando se hacen las cosas con esa especie de sensación de una sabiduría adquirida, o de una comprensión adquirida, de una experiencia vivida, hasta qué punto todo eso es… engañoso por así decirlo, y que hay alguna OTRA cosa detrás.
58.105 –Uno es tratado a puñetazos y a martillazos hasta que comprenda, hasta que esté e4n ese estado en el que todos los cuerpos son tu cuerpo. En cuanto hay una reacción de “yo” en el cuerpo, se levanta la pared al instante: ésa ha sido toda la historia evolutiva desde que un primer ser unicelular tejió su membrana protectora.
60.1211 –Un consentimiento cada vez más total, cada vez más integral y más abandonado… Es ahí donde se tiene la impresión de que hay que ser totalmente como un niño. Si empieza uno a pensar: “¡Oh! Querría ser así, ¡oh! Tendría que ser asá”, está perdiendo el tiempo. ¿Y cómo iba uno a saber lo que hay que ser para ser la próxima especie?
60.1712 –A veces, da la impresión de que “¡Ya está!, ya lo tengo” Y después, otra vez todo se viene abajo, esa es la tarea. Otras veces tengo la impresión de caer en un agujero, verdaderamente un agujero, y no sé cómo salir de ahí. Y así dura semanas y semanas. Y, sobre todo, este sentido de lo “importante” y de lo “no importante” es algo que se desvanece. Me quedo así, con… nada. ¡Ya no hay escala de importancia! Todo eso es absolutamente nuestra imbecilidad mental: o nada es importante o TODO es igualmente importante. Esta partícula de polvo que uno limpia, o la contemplación extática, todo es igual. Basta con reflexionar ¿qué es lo mas ”importante” para la próxima especie? Lo sabremos cuando lleguemos. Las vértebras del cóccix son un residuo sin importancia de un órgano que era muy importante para los monos.
62.610 –Es fácil de comprender: si se trata de parar algo y de empezar otra cosa distinta, podría hacerse bastante rápido. Pero mantener vivo un cuerpo, que continúe funcionando, y luego que al mismo tiempo haya un funcionamiento nuevo y una transformación… es una combinación muy difícil de realizar. Sobre todo, ¿no?, en lo que se refiere al corazón: el corazón reemplazado por el centro de la Potencia, ¡una potencia dinámica formidable! ¿En qué MOMENTO suprimir la circulación e introducir la Fuerza?... Es difícil. En la vida ordinaria, primero se piensan las cosas y luego se hacen, ¡pero aquí es precisamente al revés! En esta vida hay que hacerlas primero, y se comprenden después, mucho tiempo después. Hay que actuar primero sin pensar. Si se piensa, no se hace nada que merezca la pena; es decir, que se vuelve otra vez a la vieja fórmula.
62.3010 -¡Es algo tan nuevo que uno ni siquiera sabe si progresa!, ni sabe adónde va, ni hay forma de saber qué camino está siguiendo. Suceden cantidad de cosas, ¿pero están en el camino o no es ese el camino? No sé nada. Sólo al final se sabrá.
63.226 –Verdaderamente un período de transición nada satisfactorio, en el sentido de que no se siente ya la fuerza que se tenía antes, la capacidad que se tenía antes, y no se sienten tampoco en absoluto el poder y las capacidades que eran de preveer; se está a medio camino, ni así ni de la otra manera. Con cosas para quedarse absolutamente aturdido, cosas que, de vez en cuando, me hacen abrir los ojos de par en par: ¡Aah!, ¡es así!” Y luego, al mismo tiempo, limitaciones agotadoras, agotadoras.
71.2912 –Para mí, el camino más rápido ha sido… (¿Cómo diría yo?) El sentido creciente de mi inanidad, de mi inexistencia. No poder nada, no saber nada, no querer nada… Sólo que no hay que tener miedo, si se tiene miedo, todo se vuelve terrible. ¡Menos mal que mi cuerpo no tiene miedo!
65.1010 –Son todas las cosas que consideramos sin importancia, es toda esa masa de cosas lo que impide la transformación física. Y puesto que son cosa pequeñísimas se considera que no requieren un especial cuidado, por eso son los peores obstáculos. Me estoy refiriendo a personas esclarecidas, que viven en la verdad, que tienen la aspiración, y que se preguntan por qué esa intensa aspiración produce unos resultados tan pobres; ahora lo sé. Esos pobres resultados son debido a que no se da suficiente importancia a esas pequeñísimas cosas que pertenecen al mecanismo subconsciente y que hacen que en el pensamiento seáis libres, que en el sentimiento seáis libres, incluso también en el impulso, y que físicamente seáis un esclavo. Hay que deshacer todo eso, deshacer y deshacer. No es más que el mecanismo del hábito. Pero se agarra, se pega, ¡oh!...
67.267 –Podríamos llamar a nuestro mundo, el mundo de los malos hábitos.
67.28 y 19 –Una lenta labor subterránea, casi imperceptible, un campo de batalla sórdido.
65.257 –Esto es lo que yo llamo sinceridad: si uno puede evitar a cada minuto el pertenecer a la vieja estupidez.
65.121 –Hace un tiempo se os decía: “¡Alejaos!, dejad que todo eso chapotee tranquilamente.” ¡Pero no tenemos ningún derecho a hacerlo!, es todo lo contrario de nuestro trabajo. Y tú ya lo sabes, yo había llegado a una libertad casi absoluta respecto a mi cuerpo, hasta el punto de que podía no sentir nada, absolutamente nada, pero ahora ni siquiera tengo derecho de salirme de él, ¡figúrate! Incluso cuando siento mucho dolor o cuando las cosas son un tanto difíciles y me digo: “¡Oh! Si me escapara a mis beatitudes”…, no me está permitido. Estoy atada aquí. Es aquí, AQUÍ donde hay que realizarlas.
60.2611 –Y, además, las cosas no suceden en absoluto como suceden en la vida ordinaria, sino que durante el lapso de tres o cuatro minutos, a veces diez minutos, estoy a-bo-mi-na-blemente enferma, con todos los síntomas de que mi vida se acabó. Y es justo para que haga el experimento, para que encuentre la fuerza. Y resulta que es sólo con “esos momentos”, ¿no?, en lo que lógicamente, según la lógica física ordinaria, todo se acabó, como se encuentra la clave. Hay que pasar a través de todo eso sin flaquear. ¿Cuántos momentos así harán falta aún? No sé nada, estoy fabricando el camino. Fueron necesarios, evidentemente, en un momento dado de la historia, los últimos coletazos de un réptil para que se empezara a encontrar la clave del pájaro.
69.35 –La muerte, el alimento y el dinero… esta nueva consciencia tiene la impresión de que esas son las tres cosas más “formidables” en la vida humana, que la vida humana gira alrededor de esas tres cosas: comer, morir y tener dinero; y las tres, para ella, son… inventos pasajeros, el resultado de un estado totalmente transitorio y que no corresponden a algo muy profundo ni permanente. Y, entonces, esta consciencia le enseña al cuerpo a existir de otra manera.
61.125 –Incluso todos esos hermosos momentos que se pueden tener en la vida cuando uno hace de pronto sus escapadas a una consciencia inmortal, el contacto con una verdad, incluso eso, todas esas experiencias, están muy bien, son muy agradables, pero no son ESO, el verdadero SENTIDO de la vida. ¿A qué corresponde verdaderamente todo esto? ¿Qué hay detrás? ¿Por qué lo ha hecho el Señor? ¿Hacía qué quiere ir?... Hay evidentemente un secreto, y lo guarda. Pues bien, yo quiero su secreto. ¿Por qué es así todo esto? No es ciertamente así para seguir siendo así, es así para ser otra cosa. Y es esa otra cosa lo que quiero.
62.2311 –Cada paso adelante obliga a dar un paso, no atrás, sino en la sombra, y desde el punto de vista físico es terrible. Es como si se tocara un subfondo de inconsciencia y de… si, materialidad inerte.
63.218 –No sé si es la última lucha, pero ha aparecido algo muy profundo… Es por así decirlo la primera substancia que fue empleada por la Vida, con una especie de incapacidad de sentir, de experimentar una razón para esa Vida. Tengo la impresión de que está muy cerca del fondo del agujero. En un momento dado, sentí una angustia tan horrible…, porque era una nada de la que no se podía salir. No había forma de salir de esa nada, porque era “nada”. Y hubo, por un momento, una tensión tan grande que… me pregunté: ¿iré a estallar? Y esa es la base, el fundamento de todo el materialismo.
Después, súbitamente, la barrera se volvió clara:
61.157 –Todas las dificultades posibles, en el subconsciente del cuerpo, se han levantado en masa. Así tenía que suceder, y así le sucedió seguramente a Sri Aurobindo, ¡ahora lo entiendo!¡Y bien sabes tú que no es ninguna broma! Solía preguntarme yo por qué todo aquello se había encarnizado sobre él, y ahora lo entiendo, porque sobre mi siento idénticamente el mismo encarnizamiento. No es precisamente la consciencia del cuerpo, más bien pudiéramos decir que es la substancia corporal tal y como está organizada por la mente: el primer movimiento de la mente en la Vida. Lo que dio paso, ¿no?, del animal al hombre, la primera mentalización de la materia. Pues bien, ahí hay algo que protesta, y que, al protestar, naturalmente crea desórdenes.
Estamos, justo ya al borde de la vida humana, ante “algo” que no existe en el animal y que ha causado toda la complicación de la vida humana, todo su no-saber, su dolor, su separación, sus enfermedades, toda esa “desgracia” que a fin de cuentas es nuestro verdadero poder para salir de ahí, porque nos ha obligado a llegar hasta el fondo para encontrar la clave.
Es la barrera.
Y es al mismo tiempo el paso hacia un descubrimiento más radical todavía, una capa más profunda: la mente celular, que contiene el poder de deshacer no sólo nuestros viejos hábitos de desgracia, sino de deshacer también el hábito típico de cada especie y finalmente el viejo hábito de morir.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:15 |
V - LA MENTE FÍSICA
Esta mente física es un descubrimiento extraordinario.
Y, sin embargo, es algo que va y viene ante nuestros propios ojos, nos zumba en los oídos y rige el más mínimo de nuestros gestos, sólo que no lo percibimos, o, si lo percibimos, lo mandamos a paseo de tan ridículo que es, o lo ahogamos bajo el barullo de nuestros nobles pensamientos, de nuestros nobles sentimientos y de nuestras noblezas superiores que acaban todas hundiéndose por no haber tenido en cuenta a esta microscópico energúmeno.
El mayor descubrimiento es descubrir el impedimento.
Si cada especie hubiera sabido lo que impedía la próxima especie, en seguida hubiera logrado trastocar todos sus valores y encontrar el paso. Sólo que, para eso, hay que sentirse incómodo en la propia especie, hay que empezar a sofocarse un poco, tal es nuestro privilegio entre todos los animalillos que con tanto agrado dan vueltas y más vueltas en su pecera.
Si unos pocos peces no hubieran inventado la respiración pulmonar ni transformando sus aletas natatorias en patas para hacerse anfibios. Esta mente física es precisamente lo que nos sofoca, insidiosamente, innumerablemente y de lo más implacablemente. Es nuestra jaula. Es la pared misma de nuestra pecera humana. No tenemos ninguna necesidad de mutaciones extraordinarias para salir de nuestra pecera: necesitamos sofocarnos lo suficiente como para encontrar el medio.
Quizá nuestra especie está llegando precisamente al tiempo del sofoco.
Por lo menos la parte superior, por así decirlo, de esta mente física sí la conocemos: es la que repite hasta la saciedad microscópicos pensamientos materiales, como una vieja que habla sola.
Y que si no le pusieran una pinza en la boca seguiría repitiendo durante horas sin parar:
“No has cerrado la puerta, vete a ver…”, como un disco rayado, cuando uno sabe perfectamente que ha cerrado la puerta.
Y lo repite todo: el menor gesto, el menor trozo de una frase, el más mínimo tropezón en el peldaño de una escalera, y se acuerda de ello veinte años después, con toda exactitud. Es una memoria implacable.
Es infinitesimal, como una punta de alfiler, se introduce en cualquier rincón de materia, y traza luego su surco, repitiéndolo a perpetuidad. Estamos surcados de arriba abajo y hasta en el más mínimo nervio por esa mecánica, y hasta en nuestras células. En efecto, estamos tejidos y cubiertos por esta mete física. Es la que todo lo fija, sin ella nos olvidaríamos quizá de que somos unos hombres uncidos para siempre a esta forma material y a la muerte, pues ese es precisamente su trabajo: uncirnos a la materia.
Su segunda “cualidad”, que conocemos también un poco en sus partes superiores y visibles, es el miedo.
Le tiene miedo a todo:
“Cuidado, no te has puesto la bufanda, te vas a resfriar… Cuidado, vas demasiado rápido, te vas a romper una pierna…; Cuidado, no puedes hacer eso, vas a fatigarte el corazón…”
No-puedes, no-puedes, no-puedes, es una mente llena de no-puedes. Incluso si pudierais no s dejaría poder; y es por eso por lo que no podemos.
Resumiendo, es ella quien vigila cuidadosamente los límites de la pecera.
Es la guardiana de la prisión,
“Y además ha dicho el médico… y además ha dicho el profesor… y además el Diccionario, la policía, el señor cura y el biólogo, por tanto…”
Lo ha dicho todo el mundo, re-por-lo-tanto… Es el mayor policía de todas las especies:
“Veamos, no se puede salir del estanque, al otro lado ya no hay agua material, sólo la muerte y el espíritu puro de los peces, y eso es algo que ni existe: no se puede nadar, ni ver, ni tocar, por tanto…”
Pero su lógica nos lleva derechos al nido deseado: la muerte.
Todo tiende ahí, no a la conservación de la especie, sino a la conservación de la muerte. Basta con seguirla un poco en un microscópico cuchicheo, en cuanto nos hacemos un rasguño:
“¡Oh! ¿No se infectará?”, en cuanto alguien estornuda en Moscú : “¡Oh! ¿Será eso la guerra?”
Prevé todas las catástrofes posibles, todas las enfermedades posibles, todos los accidentes, y sobre todo la muerte, le prevé desde el principio.
“Y además, es una ENFERMEDAD, no hay salida. HAY que tomar tantos comprimidos, hay que hacer… y no hay que…”.
Estamos maniatados, de arriba abajo, invisiblemente, subrepticiamente e inexorablemente.
Una especie de miedo-a-todo engranado en la materia y que es como un recuerdo o una añoranza de la feliz inercia de la piedra: la vida es la catástrofe, la amenaza, el peligro. Y la muerte es el descanso final.
Teje y segrega su pequeña muerte cada minuto, hasta que logra sus fines:
“Ya te lo había dicho”
¿Y qué haría toda la jerarquía eclesiástica si no existiera la muerte?, ¿qué haría el biólogo, el filósofo y toda la santa tribu? Basta reflexionar un poco en ello: todos viven de la muerte.
De la A a la Z, si, es el evangelio de la muerte.
El supremo ejemplo del funcionamiento de este individuo, lo encontramos en el atáxico parkinsoniano dominado por su temblor incontenible y que intenta desesperadamente dar un paso adelante, y tropieza y lo intenta de nuevo:
“No puedes, ¿ves?, no puedes andar”, hasta que la “enfermedad” de Parkinson quede fijada de una vez para siempre.
Fijar, esa es su misión.
Y se comprende entonces el formidable poder hipnótico de esta mente física: hace falta verdaderamente todo nuestro barullo superior para no darnos cuenta de la omnipotencia de este infinitesimal cuchicheo. Y, en efecto, es ahí donde trabajan los curanderos e hipnotizadores que os impiden perfectamente sentir el dolor cuando os pondrías normalmente a chillar, o que os hacen realizar cosas “imposibles” y contrarias a todos los “no-puedes”: logran abolir un instante la mente física - algunas veces para curar y lo más frecuente para fiar la enfermedad.
En nuestra consciencia superior nos mofamos y reímos de esa caricatura timorata y machacona, y la mandamos a paseo, pero ella continúa debajo tejiendo sus pequeñas muertes y sus pequeñas enfermedades y sus pequeños accidentes que causarán al final la gran muerte, tranquila y fija, de una vez para siempre. A fin de cuentas siempre acaba atrapándonos. Hay algo en la materia viva que aspira a la paz del mineral.
Hay una memoria implacable que nos hace regresar al comienzo de las eras… quizá a aquella condición primera de la materia donde se encuentra escondido el supremo poder en lo que parece ser la suprema impotencia, y la suprema inmovilidad en el supremo movimiento de los átomos. Si la muerte de las especies es el obstáculo, es que es la clave de otra cosa. Siempre que hay un muro, existe también el otro lado del muro. El único obstáculo es no darse cuenta del muro.
Brevemente daremos algunos puntos de la travesía de Madre por esta última capa que nos envuelve estrechamente y herméticamente, y nos “sella”, por así decirlo, en nuestra forma humana y mortal. Es lo que Madre llamaba “la horrible cosa”.
En efecto, estamos envueltos en una cuádruple trama superpuesta: la primera, cuyas mallas son relativamente flojas, es la mente intelectual; la segunda, cuyas mallas son ya más cerradas y pegajosas, es la mente emotiva, luego la trama compacta de la mente sensorial, y por fin las mallas microscópicas de la mente física. Y debajo está el cuerpo, es decir, un desconocido cuya realidad se nos escapa por completo por que todo cuanto viene de lo que llamamos “cuerpo” está ya desnaturalizado, falsificado y fabricado por las cuatro tramas sucesivas.
¿Qué habrá debajo? Los biólogos pueden hablar de enzimas y de moléculas de ADN, pero es como si hablaran de la naturaleza del hombre desde el fondo de un perpetuo torreón.
Sacadles del torreón y hacedles galopar bajo el sol, y veremos si sus pequeñas moléculas se comportan igual, y si todas sus “leyes” no eran otra cosa que la ley del torreón.
54.103 –Preferirán morir, y conservar sus hábitos, antes que vivir de forma inmortal y perderlos.
57.155 –Os desafío a transformar vuestro cuerpo si vuestro ser mental no lo está. ¡Intentadlo a ver! No podréis ni mover un dedo, ni decir una palabra, ni dar un paso sin que intervenga la mente; entonces, ¿con qué instrumento queréis transformar vuestro cuerpo si vuestra mente no está ya transformada?
58.105 –Uno de los obstáculos más serios es la legitimación que la consciencia exterior, ignorante y mentirosa, la consciencia ordinaria, da a todas las pretendidas leyes físicas –causas, efectos y consecuencias- y a todo lo que la ciencia ha descubierto físicamente, materialmente. Todo eso es de una realidad indiscutible para esa consciencia, y es tan automático que es inconsciente. Cuando se trata de movimientos como la cólera, los deseos, etc., reconocemos que son erróneos y que deben desaparecer, pero cuando se trata de las leyes materiales- del cuerpo, por ejemplo, de sus necesidades, de su salud, de su alimentación y todas esas cosas-, las concedemos una realidad concreta tan sólida (si, el torreón), tan compacta, tan estable, que parece absolutamente indiscutibles.
61.173 –cada uno está encerrado en su pequeña formación hecha por la mente más ordinaria, la que construye la vida de cada día, como en una estrecha prisión.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:16 |
67.2110 –Y luego están todas esas viejas cosas que provienen del atavismo humano: ser razonable, ser prudente, ser perspicaz…, tomar precauciones, ser previsor, ¡oh!... todo eso que constituye el tejido mismo del equilibrio humano ordinario. ¡Es algo tan sólido! Y toda la mentalización de las células…
Las células están “mentalizadas”, es decir, hipnotizadas y quizá totalmente aterrorizadas por el guardián de la prisión.
… Toda la mentalización de las células está así, llena de eso, y no sólo según la propia forma de ser, según la propia experiencia, sino también según la forma de ser de los padres, y de los abuelos y del ambiente y de… ¡oh!
68.2610 –Verdaderamente es un infierno. Sólo esa Posibilidad (el otro estado, fuera del torreón) hace que no sea un infierno, si no… Da la impresión de que las diversas capas del ser han sido como batidas todas juntas (como cuando se hace una mayonesa, ¿sabes?), todas las capas bien mezcladas en una gran confusión; entonces, naturalmente, “la horrible cosa” es soportable a causa de todo el resto que se mezcla con ella. Pero si la separamos del resto… Es totalmente evidente que si no fuera insoportable, no cambiaría jamás.
Madre vivía en esa última capa, “pura” nos atreveríamos a decir, separada del resto, en el linde del cuerpo, buscando el paso.
62.63 –Es una consciencia tan neutra, tan embrutecida: da la impresión de algo que no se mueve, que no cambia, que es incapaz de responder, la impresión de que podría uno estar esperando miles y millones de años, que nada se movería. Hacen falta catástrofes para qué empiece a moverse, ¡es curiosísimo! Y no sólo eso, sino que la única pequeña brizna de imaginación que posee es siempre catastrófica. Si prevé algo, prevé siempre lo peor. Y un peor que es de lo más pequeño, de lo más mezquino, de lo más vil. Verdaderamente es la condición más repugnante de la consciencia humana y de la materia. Pues bien, estoy ahí de lleno, desde hace meses, y mi forma de estar ahí es pasar por todas las enfermedades posibles.
65.247 –A esta mente material le gustan las catástrofes y las atrae, e incluso las crea, porque necesita el choque de la emoción para despertar su inconsciencia. Todo lo que es inconsciente, todo lo que es inerte tiene necesidad de emociones violentas para sacudirse y despertar. Y esa necesidad crea una especie de atracción o de imaginación morbosa de esas cosas. Se pasa todo el tiempo imaginando toda clase de catástrofes posibles o abriendo la puerta a las malas sugestiones. Uno tiene un dolorcito de nada y… ¡oh!, ¿será un cáncer?
68.910 –Son mundos creados por la sugestión. Se está en una determinada ola de sugestión y todo es terrible; se está en otra ola de sugestión y todo es encantador; se está en otra y todo es magnifico…
63.38 –La sustancia física, esa consciencia elementalísima que está en la sustancia física, ha sido tan maltratada que le es muy difícil creer que las cosas puedan ser de otra manera. Es una experiencia que estoy teniendo: la intervención concreta y totalmente tangible del Poder supremo, de la Luz suprema. Es esta misma sustancia la que tiene la experiencia y cada vez siente una admiración nueva: pero también estoy viviendo, en esa admiración, algo así como: “Y verdaderamente, ¿será posible?...” Me causa el efecto, ¿sabes?, de un perro que ha sido golpeado de tal forma que ya sólo espera recibir golpes. Es triste. Y esta sustancia física siente una especie de ansiedad ante la fuerza mental: en cuanto se manifiesta una fuerza mental, grita “¡Oh! No, basta de eso, basta!”, como si ésa fuera la causa de todo su tormento. Siente la fuerza mental como algo tan duro, seco, rígido, implacable –sobre todo seco, vacío, vacío de la verdadera vibración-. Parece que la considera como su Enemigo. Y esta mañana he tenido una especie de visión, de sensación de la curva trazada del animal al hombre, y luego del retorno al estado superior al hombre, en el que la vida, la acción, el movimiento, no son el producto de la mente, sino de una fuerza que es sentida como una fuerza de luz sin sombra, una luz que no da sombra, y que es absolutamente apacible; y entonces, en esa paz tan armoniosa y tan dulce… ¡Oh! Es el reposo supremo.
No ya el regreso nostálgico a la paz del mineral, sino el reposo celular en la gran extensión sin paredes.
La “liberación” está en el cuerpo.
64.710 –La mayor dificultad que hay en la materia es que la consciencia material, es decir, la mente en la materia, se formó bajo la presión de las dificultades –dificultades, obstáculos, sufrimientos, luchas-. Fue, por así decirlo, “elaborada” por esas cosas, y eso le ha dejado una huella de pesimismo y de derrotismo que es ciertamente el mayor obstáculo. Y uno se ve obligado todo el tiempo a detener, a apartar, a convertir ese pesimismo, las dudas o una imagen totalmente derrotista. Cuántas veces, en el momento de un sufrimiento agudo, cuando tiene uno la impresión de que se va a volver intolerable, hay un pequeño movimiento interior en las células; las células envían su S.O.S… y todo se para, el sufrimiento desaparece. El sufrimiento es reemplazado por un sentimiento de bienestar beatifico. Pero esa consciencia material imbécil, su primera reacción es “¡Si, ya veremos lo que dura!” Y entonces, naturalmente, por culpa de ese movimiento, todo queda demolido. Y hay que empezarlo todo de nuevo.
58.105 –En cuanto el cuerpo es consciente ¡es consciente de su propia mentira! Es consciente de esta ley, de esa otra ley, de una tercera ley, de una cuarta ley, de una décima ley. Todo son “leyes”, “Estamos sometidos a las leyes físicas: eso producirá tal resultado, si hacéis eso se producirá esto, y…” ¡No! ¡Es algo que rezuma por todos los poros de la piel! ¡Hay que llegar a comprender que eso NO ES VERDAD, que no es verdad, que no es más que una mentira, NO ES VERDAD! Si tuvierais la experiencia que he tenido hace unos días…
Pues a veces, las mallas de la trama se abren y dejan pasar otro estado que tiene un aspecto milagroso, como pueden tenerlo las verdades paraderas para el hombre escapado de torreón.
…Esa experiencia es el supremo conocimiento en acción, con la supresión total de todas las consecuencias, pasadas y futuras… Y es entonces cuando abrimos los ojos de par en par:
… Cada segundo tiene su eternidad y su propia ley que es una ley de absoluta verdad.
Luego, de nuevo, las mallas se vuelven a cerrar.
65.107 y 48 –Puedo decirte que las deformaciones mentales de los médicos son terribles: se pegan a vuestro cerebro, se quedan ahí y luego salen diez años después. Los médicos tienen, ¡oh!, tienen un poder hipnótico sobre la consciencia material… que es un tanto inquietante. El médico cristaliza la enfermedad, la vuelve concreta, dura; y luego se arroga el mérito de curarla… cuando se puede.
60.2510 –Lo vengo observando, y he visto el poder del pensamiento sobre el cuerpo, ¡es formidable! Ni nos imaginamos hasta qué punto es formidable. Incluso un pensamiento subconsciente y a veces hasta inconsciente, actúa, provoca unos resultados fantásticos. Desde hace dos años estoy estudiado detalladamente. ¡Es increíble! Pequeñísimas reacciones mentales y vitales, pequeñísimas, que en nuestra consciencia ordinaria parecen no tener NINGUNA clase de importancia, actúan sobre las células del cuerpo y pueden crear un desorden. Pero sé también de forma certera que si uno logra dominar toda esa masa de la mente física, se tiene PODER, se es dueño. No es una Fatalidad, no es algo que escapa completamente a nuestro control, no es una especie de “ley de la Naturaleza” sobre la que no tenemos ningún poder. Desde hace dos años estoy acumulando experiencias en los más mínimos detalles, en las cosas que pudieran parecer más fútiles. Y no hay más remedio que admitirlo: no se debe tener manías de grandeza, sábete que es en el más mínimo esfuerzo para crear en algunas células una actitud verdadera, donde e puede encontrar, la clave.
60.511 –He descendido a un lugar de la consciencia, a algo, a una parte de la consciencia, que vive en una aprensión, un pavor, un temor, una ansiedad…, es verdaderamente, verdaderamente terrorífico. ¡Y uno lo lleva en sí mismo! Sin darse cuenta, peor está ahí, es cobarde, y es eso lo que puede enfermarnos en un minuto. Está en el subconsciente de las células, ahí tiene su raíz. Y hay que descender ahí dentro para cambiarlo. Pero eso, ya sabes, hace pasar muy malos ratos.
63.196 –Es como si el problema se volviera cada vez más próximo, denso, aplastante. Es un trabajo en la mente física, en la mente material. Así que estoy buscando mi camino yendo hacia abajo –para encontrar una salida por abajo-, y no la encuentro. El camino que busco es siempre descendente, descendente. ¡Ah! Cuándo acabará… no lo sé.
60.1312 –Es hormigueante, a ras de suelo. ¿Y cómo impedir que ese automatismo imbécil, vulgar, y sobre todo derrotista, se esté manifestando todo el tiempo? Porque verdaderamente es un automatismo, no responde a ninguna voluntad consciente, para nada. Y está en una relación estrechísima con las enfermedades del cuerpo. Estoy de lleno en el problema.
Y luego el “problema” se desenmascara, es decir que el muro se hace patente, se define con claridad, y a partir del momento en el que sabemos que eso es el muro, empezamos a tener la clave.
Es extraño, pero Madre tocó el muro gracias a una de las personas que vivía a su alrededor y que tenía la enfermedad de Parkinson:
65.1812 y 63.1811 –Esa mentalidad material, cuando es poseída por una idea, está verdaderamente poseída por esa idea y le es casi imposible liberarse de ella. Y eso son las enfermedades. Es lo mismo que con la enfermedad de Parkinson: ese temblor es una posesión causada por una idea, una hipnosis acompañada de un temor en la materia. Las dos cosas juntas: posesión y miedo. En las antiguas Escrituras, lo comparaban con la col retorcida de un perro. Y verdaderamente es así, una especie de PLIEGUE que uno intenta enderezar y que se forma otra vez automáticamente, tontamente; lo enderezamos y se vuelve a retorcer, lo rechazamos y empieza otra vez. Es extremadamente interesante, pero es lamentable. Y TODAS las enfermedades son así, todas, todas cualquiera que sea su forma exterior; la forma exterior es sólo una forma de ser de la MISMA COSA, porque eso adopta toda clase de formas posibles, y entonces, cuando sigue unos pliegues análogos, los médicos lo llaman “tal enfermedad”… Y LAS CÉLULAS DEL CUERPO OBEDECEN A ESA MENTE MATERIAL.
Madre había llegado al fondo del agujero.
Pero este descubrimiento, que aparentemente no es nada, es absolutamente formidable. Es como si estuviéramos buscando claves a la derecha, claves a la izquierda, en los cromosomas, en la penicilina, en las moléculas y en todo el dichoso trémolo de nuestra ciencia que codifica los muros de la prisión - y luego resulta que no era más que un código de nuestra propia hipnosis amurallada:
“Como ustedes saben; los muros están formados por diez mil millones de átomos por cada molécula de ADN, y hay millones de millones de millones de átomos por cada centímetro cúbico de materia –tantos como granos de arena en todos los océanos de la Tierra -, y 20 clases diferentes de aminoácidos y otras cinco de nucleótidos… ¿Cómo vamos a salir de ahí?”
Y luego… luego resulta que todo eso no era más que el tejido fantasmagórico de nuestra propia mente material; el obstáculo no esta ahí, y ni siquiera es eso el muro.
El muro es todo lo que pensamos sobre ello. La enfermedad es lo que pensamos de ella. La muerte es también lo que pensamos de ella. Y todas las “leyes” de la especie son sólo lo que la especie piensa de ella. Una mentalización de la materia.
Entonces se comprende que es posible salir.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:16 |
VI - EL PASO Si sólo contáramos con nuestras propias fuerzas, sería prácticamente imposible atravesar esa trama microscópica de la mente física.
Es una trama elástica: la empujamos, y se vuelve a cerrar; la golpeamos, y se escurre, y podríamos seguir así durante siglos –eso es lo que asegura la estabilidad de la especie.
Pero sucede un fenómeno muy interesante de vez en cuando, durante unos pocos segundos, las mallas se aflojan produciéndose una formidable invasión, y no exageramos al llamarla “formidable”.
Pronto se comprende además por que no dura más que unos segundos: hace falta una adaptación. Si sumergiéramos una carpa a dos mil metros de profundidad quedaría aplastada. Y esos segundos se repiten pacientemente a través de los años hasta que el organismo se adapta; pues si se da, una sola vez, una primera abertura, entonces se repite automáticamente, irreprimiblemente, ya que no hay nada, más testarudo que la materia.
En efecto, este descenso a la capa de la mente física es tan sofocante que él mismo crea un irresistible clamor por el aire y acaba provocando un día u otro la primera invasión del otro “medio”. Parece ser que se da la misma ley en toda la escala de las especies: es necesario un considerable grado de sofoco o de demolición de un medio ambiente para que pueda manifestarse otro medio.
El obstáculo es la palanca.
Nuestra época se parece extraordinariamente a la del final de los dinosaurios sobre una tierra que ellos mismos habían devastado; tenemos que encontrar otro medio de vivir o de respirar, o de no sofocarnos. Y en cada especie hay siempre un pionero, un primer pez que hace el experimento de la respiración pulmonar, un ser que da el primer paso.
Sri Aurobindo y Madre no son filósofos, ni sabios, ni santos; son los pioneros o los experimentadores de la próxima especie.
La vibración Supramental La primera vez que se hizo un agujero en la trama fue en 1958, el año de la muerte de Juliot-Curie y del primer satélite americano.
Después del fenómeno se repitió en dosis cada vez más fuertes hasta la gran salida al otro estado, en 1962. Pero dejemos a Madre describir la experiencia, siempre muy semejante:
58.811 –Yo descendía como por una grieta entre dos peñascos, abrupta, unos peñascos que estaban hechos de algo más duro que el basalto, pero metálicos al mismo tiempo. Era como sin fin y sin fondo, y se iba estrechando: cada vez más estrecho, como un embudo. Y no se veía el fondo: un agujero negro. Y descendía y descendía, así, sin aire, sin luz…, sofocante. De pronto fue como si hubiera tocado un resorte que se encontraba en lo más hondo –un resorte que ya no había visto pero que actuó al instante con una potencia formidable –y que de un solo golpe me hizo surgir, me proyectó fuera de aquella grieta, en una inmensidad sin límites, sin forma. Y era algo todopoderoso, de una riqueza infinita, como si esa inmensidad estuviera hecha de innumerables puntos imperceptibles –unos puntos que no ocupaban lugar en el espacio-, de un oro cálido oscuro. Y todo era absolutamente vivo, vivo, con una potencia que parecía infinita. Y, sin embargo, inmóvil. Una inmovilidad perfecta, ¡pero con una intensidad de movimiento y de vida increíbles! Y tenía una vida… incalculable, hasta tal punto que lo único que se puede decir es que era infinita, de tan llena de imágenes. Y una intensidad con una potencia, una fuerza, y una paz… la paz de una eternidad. Un silencio, una calma. Un PODER capaz de todo. De todo. Daba toda la impresión de potencia, de calor, de oro… No era una cosa fluida: era como una polvareda. Y cada una de aquellas “cositas” (no se las podrá llamar parcelas, ni fragmentos, ni siquiera puntos a no ser que tomemos la palabra punto en su sentido matemático, algo que no ocupa lugar en el espacio), era como oro vivo, una polvareda de oro cálido: no se puede decir que era brillante, ni se puede decir que era oscuro; tampoco era luz; una multitud de puntitos de oro, sólo eso. ¡Y conteniendo una potencia y un calor… era formidable! Y además, al mismo tiempo, un sentimiento de plenitud, la paz de la omnipotencia. Era el movimiento al máximo, infinitamente más rápido que todo cuanto podamos imaginar, y al mismo tiempo era la paz absoluta, la tranquilidad perfecta.
De pronto, parece que Madre había desembocado en el nivel atómico y que su cuerpo vivía la física cuántica. Un movimiento fulminante en una masividad inmóvil, tal parece ser la constante.
Después, el experimento se fue repitiendo con precisiones cada vez más grandes y en dosis cada vez más masivas.
58.169 –El otro día, fue en mi cuarto de baño, me vino y me cogió todo el cuerpo. Subió así; todas las células temblaban. ¡Y con una potencia! Entonces dejé que se desarrollara , y la vibración iba amplificándose, amplificándose, creciendo, y todas las células del cuerpo estaban cogidas por una intensa aspiración… como si todo el cuerpo se ensanchara –llegó a hacerse formidable-. Tenía la impresión de que todo iba a estallar. ¡Y eso tiene un poder de transformación!... Tuve la impresión de que si continuaba iba a pasar algo, en el sentido de que cierto equilibrio de las células del cuerpo cambiaría. Y tiene una gran acción, una grandísima acción, puede impedir un accidente.
Es un misterio sobre le cual volveremos cuando el experimento tome toda su amplitud
58.115 –Es curioso, eso coagula algo; toda la vida celular se vuelve una más sólida, compacta, y de una concentración formidable, UNA SOLA vibración. En lugar de todas las vibraciones habituales es del cuerpo, una sola vibración. Como si todas las células del cuerpo formaran… una sola masa.
61.241 –Todo el cuerpo se había transformado en UNA SOLA vibración extremadamente rápida e intensa, pero inmóvil. No sé si podrás explicártelo, porque era algo que no se movía en el espacio, y sin embargo era una vibración (es decir, que no era inmóvil), pero estaba inmóvil en el espacio. Era en el cuerpo, y era como si en CADA célula hubiera una sola vibración, y que todo fuera un solo BLOQUE de vibración.
No podemos dejar de pensar en el torbellino de los electrones alrededor del núcleo, tan rápido que parece inmóvil y que da a la materia su apariencia sólida.
63.185 -¡Era una masa tan fuerte! Era mucho más sólida que la Materia. Era algo muy peculiar, ¡y sólido! más sólido y más material que la Materia. Y tenía una potencia, un peso, una densidad… ¡extraordinarias!
60.1110 – Esa extraordinaria vibración… como una pulsación en las células. Durante los primeros meses, yo tenía una consciencia casi al detalle de las miríadas de células que se abrían con esa vibración.
Es a esa vibración a la que Madre iba a llamar la "vibración supramental", y que los físicos pueden llamar con otro nombre de su vocabulario, pero es la misma.
66.1511 – Es algo que se ampara del cuerpo: una vibración tan cálida, tan suave, ¡y al mismo tiempo tan terriblemente poderosa!
64.253 –Y esa vibración parece fuego. Es un efecto una vibración con la intensidad de un fuego superior. Incluso el cuerpo ha sentido varias veces que es como una fiebre.
60.1211 – Hay que aprender a ensanchar y ensanchar no sólo la consciencia interior, sino también este conglomerado de células, ensanchar esta especie de cristalización, si queremos ser capaces de aguantar esa fuerza. Bien que lo sé. Dos o tres veces he tenido la impresión de que el cuerpo me iba a estallar. Y he estado a punto de decir: "Estalla y acabemos de una vez". Y por eso se pasan semanas enteras y a veces meses entre una cosa y otra, para que les venga la elasticidad a estas células imbéciles. Se pierde bastante tiempo. Pero tres veces he tenido verdaderamente la impresión de que estaba a punto de… de que todo esto se dislocara. La primera vez me vino tal fiebre…, estaba hirviendo de los pies a la cabeza, todo se volvió de un rojo dorado, así, y luego… se acabó.
72.152 – Mi cuerpo está viviendo el proceso.
72.297 – Es con el fin de mostrar que para vencer a la muerte hay que estar dispuesto a pasar por la muerte, Y estos experimentos muestran que hay una diferencia, justo una diferencia de actitud, por la que el cuerpo puede dislocarse o transformarse, y es… es casi el mismo proceso.
72.297 – Es con el fin de mostrar que para vencer a la muerte hay que estar dispuesto a pasar por la muerte. Y estos experimentos muestran que hay una diferencia, justo una diferencia de actitud, por la que el cuerpo puede dislocarse o transformarse, y es… es casi el mismo proceso. Y de nuevo la trama se vuelve a cerrar:
72.197 – En el subconsciente del cuerpo hay una acumulación de derrotismo, y es necesario que cambiemos eso por completo. Hay que clarificar el subconsciente para que la nueva raza pueda llegar. Es fangoso. Está lleno de derrotismo, su primera reacción es derrotista, Y eso se remonta… hay una energía FORMIDABLE que está bloqueada por eso, por esa innoble cosa.
Luego el paso comienza a verse claro: se pasa de lo microscópico a lo macroscópico, de la polvareda de la energía atómica a la "ondulación" del otro estado.
63.35 – Ahora resulta que el cuerpo tiene la impresión no solo de un movimiento terrestre, sino de un movimiento universal que es de una rapidez tan formidable que es imperceptible, sobrepasa la percepción. Es como si hubiera algo que no se mueve en el espacio, pero que está a la vez más allá de la inmovilidad y más allá del movimiento, en el sentido de que es de una rapidez absolutamente imperceptible para todos los sentidos. Es una cosa nueva. He observado que, en ese estado, el movimiento sobrepasa la fuerza o el poder que concentran las células para hacer con ellas una forma individual (es por lo que Madre se desmayaba al principio). Y es un estado que parece ser todopoderoso. Debe ser el paso a la cosa verdadera. Y es constante. Es una cosa constante: pasar de este estado al otro, de este al otro… y hasta tal punto – es tan fuerte – que hay un segundo un minuto, o en fin, algún espacio, no sé, en el que no se es ni esto ni aquello: entonces da la impresión de que ya no hay nada. Es casi instantáneo. Si durara, se traduciría probablemente por un desmayo, o no sé por qué. Pero es constante: de lo uno a lo otro, de lo uno a lo otro, de esto a aquello. Y entre esto y aquello hay un paso… es una vida muy rara que no es ni esto ni aquello. Y entre esto y aquello hay un paso… es una vida muy rara, que no es ni esto ni aquello, y que tampoco es una mezcla de ambos estados, ni una yuxtaposición, es como si los dos funcionaran uno a través del otro, debe ser algo intercelular, es decir que la mezclar debe ser muy microscópica, de superficie.
Se pasa a través de las paredes de la pecera, o a través del muro de electrones.
Y es ahí, en ese paso, en el momento en el que los dos estados parecen funcionar simultáneamente, o “uno a través de otro”, como dice “Madre”, cuando se captan extraordinarios secretos que serán quizá el cuento de hadas de la próxima especie. Verdaderamente, no sabemos si ha habido un acontecimiento más capital en toda la historia de la humanidad que el experimento de Sri Aurobindo y de Madre.
Nuestras fisiones del átomo parecen juegos de niños a su lado, aunque todos esos descubrimientos científicos nos han preparado para comprender mejor este experimento en curso.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:17 |
Entre dos estados Esta travesía del muro, o de la trama, no se opera de una vez para siempre - uno se sale, y luego ya está, se acabó, vive ya en el otro medio.
Si fuera así, es probable que el viejo cuerpo moriría por haber terminado ya su función evolutiva que era simplemente hacernos pasar al otro estado. Pero el anfibio no pierde su viejo cuerpo: adquiere la posibilidad de una nueva forma de respiración pulmonar, que le permite desembarcar en otro estado, al aire libre en las orillas de la tierra firme, y poco a poco las condiciones mismas del nuevo medio le obligan a desarrollar nuevos órganos y una nueva manera de vivir sobre la Tierra.
El cuerpo de Madre seguía estando perfectamente sobre esta Tierra, pero en unas nuevas orillas un tanto extrañas a simple vista, una vista que no tenía ya nada que ver con la vieja visión retiniana de la vieja pecera, y era preciso por tanto explorar las nuevas condiciones y las nuevas leyes, si es que había alguna. Un formidable cambio de “programa”.
Y como no se desembarca de una vez para siempre en la nueva orilla, puesto que es fácil resbalarse y caer otra vez en la vieja pecera (probablemente por razones de lenta adaptación), hay que averiguar cuál es la causa de esa caída en el viejo estado y qué nos permite pasar al nuevo. ¿Cuál es el mecanismo del paso?...
Durante años Madre vivió en un vaivén basculando entre los dos estados, y es precisamente ese momento del paso, ese estado híbrido podríamos decir, el que nos ha permitido no sólo explorar las condiciones y los secretos del nuevo medio, sino también descubrir la realidad misma de nuestro propio medio, el que nuestros físicos, nuestros biólogos y nuestros médicos creen haber clasificado y codificado.
¡Pero su código no vale para nada!
Sólo está adaptado a una cierta pecera pensante. Verdaderamente se trata de una revolución cuyo alcance no acabamos de expresar.
He aquí los primeros balbuceos del nuevo mundo:
61.66 –Toma, por ejemplo, unas condiciones absolutamente idénticas, con… ni siquiera un día, con unas horas tan sólo de intervalo: circunstancias idénticas: las mismas circunstancias externas y las mismas circunstancias internas. Es decir, que “el estado anímico” sería el mismo; las circunstancias de la vida, las mismas; los acontecimientos, los mismos; la gente, sin diferencia apreciable. Y el cuerpo (quiero decir, la consciencia celular, en un caso, siente una especie de euritmia, de armonía general, que todo está imbricado de una forma maravillosa, sin roces, sin fricción –todo marcha, se organiza en una armonía total, todo es maravilloso y el cuerpo está bien-. Y luego, en el otro caso… Todo es semejante, la consciencia es semejante, y entonces es ahí donde algo se escapa, y la armonía desaparece: ¿Por qué razón? Eso ya no lo entiendo. Y entonces el cuerpo empieza a funcionar al revés. Sin embargo, todo sigue idéntico y… Hay algo que se escapa, es como si uno corriera tras algo que se escapa. ¿Y qué es lo que se escapa? No lo entiendo. ¿Qué podrá ser?... Cada vez más, tengo la impresión de…¿de qué? ¿Cómo podría explicarlo?... Es cuestión de vibraciones en la materia. Es incomprensible. Es decir, que escapa totalmente a toda ley mental, a toda ley psicológica: es algo que existe en si mismo ¡Qué de interrogantes hay! Cuanto más se mete uno en detalles, más misterioso se vuelve. Sería casi… es casi como si estuvieran justo entre dos mundos. Es el mismo mundo y es totalmente diferente: ¿Serán dos aspectos de este mundo?, ni siquiera puedo afirmar eso. Y, sin embargo, es el MISMO mundo.
Naturalmente, el anfibio desembarca en el mismo mundo, no se trata de otra Tierra.
Y es tan sutil, si se hace así (Madre inclina ligeramente su mano a la derecha), todo es perfectamente armonioso; y si se hace así (la inclina a la izquierda), es absurdo, sin significado y laborioso a la vez, penoso ¡Y es la MISMA cosa! Todo es la misma cosa. Y verdaderamente, entonces, si se distancia uno un poco y emplea palabras grandilocuentes, diría: todo esto (inclina la mano a la derecha) es la verdad, y todo esto (la inclina a la izquierda) es la mentira ¡y es la MISMA cosa!
En un caso se es llevado (no sólo el cuerpo, sino el mundo entero, todas las circunstancias) flotando en una luz beatifica, y en el otro caso es embrutecedor, pesado, doloroso, ¡y es exac-ta-mente la misma cosa!, casi las mismas vibraciones materiales. ¿Qué podrá ser? Quizá si llegáramos a encontrarlo, lo tendríamos ya todo –el secreto total-. Debió ser así como la verdad se convirtió en mentira. ¿Pero ese “así”, qué es ese “así”? ¿Cuál es el mecanismo? Es doble… Es doble. Y hay una especie de presencia de que es sólo el cuerpo el que puede saber, ¡eso es lo extraordinario!
Y en el otro extremo de la curva, años más tarde:
70.184 –Jamás, jamás había vivido tan totalmente en el otro estado con plena consciencia, y ha durado dos horas. Y las cosas eran tan reales, tan precisas como aquí. Es por lo que no sé cuál es la diferencia. Es una diferencia… muy tenue, no da la impresión de algo espeso ni pesado, es tenue. Y era verdaderamente digno de observar, no se hubiera podido decir: “esto es físico sutil (el otro estado), y esto es físico material. Era… era asombrosamente LO UNO EN LO OTRO. No da la impresión de DOS cosas, y sin embargo es muy diferente –sería más bien una modalidad que una diferencia, no sé cómo decirlo…
Como el primer pájaro que descubría que su nuevo medio no era otro mundo “sutil”, sino la misma Tierra de otro modo.
Y Madre añade esto que nos muestra todo el alcance del experimento:
…Recuerdo que esta noche, de pronto, he visto cierto funcionamiento y me he dicho: “¡Ah, eso es, si supiéramos eso, cuántas cosas, cuántos miedos, cuántas combinaciones, cuántas… se desmoronarían, no tendrían ya sentido” Todo eso que consideramos “leyes de la Naturaleza” cosas “ineludibles” ¡es absurdo, un absurdo! Con la verdadera consciencia, todo eso se desmorona. ¡Sois VOSOTROS los que decidís que sea ineludible! Es probablemente una… hay una POSICIÓN que cambiar, una posición de la consciencia que hay que cambiar.
O a este lado o al otro lado de la trama.
Y hay millares de experimentos fascinantes; harían falta volúmenes enteros (en efecto, trece volúmenes han hecho falta, de cuatrocientas a seiscientas páginas cada uno, que forman La Agenda de Madre). Aquí sólo podemos dar algunas pistas. Pero el hecho capital es que al otro lado de la trama de la mente física, las leyes físicas y fisiológicas no son ya las mismas que en este lado.
Y es algo que no está lejos: está justo debajo de este murmullo pegajoso, en el fondo del cuerpo.
73.173 –Es tal la diferencia que uno se pregunta… ¡A veces me pregunto cómo es posible! Hay veces que es tan nuevo e inesperado que casi es doloroso.
(Pregunta:) ¿Es decir que no sales de la materia verdaderamente?
¡No, claro que no!
¿Es un nuevo estado EN la materia?
Sí, sí, eso es. Y además, regido por algo que no es el sol, no sé qué es Probablemente la consciencia supramental.
70.129 -¿Comprendes?, tengo la impresión de haberme zambullido en un mundo que ignoro, debatiéndome con leyes que no conozco, y para efectuar un cambio que también ignoro. ¿Y cuál será la naturaleza de ese cambio?
Si, pero dulce Madre, tengo totalmente la impresión de que a través de esa oscuridad y esa ignorancia de las “leyes”, tú eres llevada expresamente al punto en el que se encontrará la solución.
Tienes razón. Si quieres, podría decir que yo también pienso así (yo no “pienso”, pero…). ¡Pero lo que queda todavía para eso!
¡Es imposible que no se logre!
¿Por qué?
¡Porque tú eres el cuerpo del mundo! Porque es verdaderamente la única esperanza.
¿No será eso poesía?
¡Claro que no! Es así. No hay más que verlo: el mundo exterior es cada vez más infernal.
¡Ah! Eso sí.
Y lo mismo sucede en tu cuerpo.
Es necesario que un ser dé el nuevo paso.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:17 |
Sin embargo, algunas líneas muy persistentes se dibujan:
68.412 –El cuerpo está siendo sometido todo el tiempo –todo el tiempo, sin cesar –a este experimento: cuando se está así (Madre inclina ligeramente su mano a la derecha), las cosas se organizan milagrosamente –milagrosamente, es increíble: y basta con estar así (la inclina a la izquierda) para que todo se vuelva desagradable, para que todo vaya mal y todo chirríe; un pequeñísimo movimiento. Y luego, de nuevo, todo se vuelve milagrosamente milagroso. Y respecto a cosas microscópicas, “sin importancia”, es decir TODO (sin eso de “cosas importantes” y “no importantes”), todo se vuelve maravilloso, ¡y resulta que es la MISMA cosa! Pero en un caso, uno tiene dolores, sufre, se siente miserable, y en el otro…y es lo mismo. El cuerpo tiene esta experiencia ¿No?, está totalmente desorganizado, está acatarrado, le duele aquí, allá, y cuando esta en una cierta actitud, todo desaparece. Ya no existe, no queda ni huella, ya no tiene catarro, ni dolor, ni nada. ¡Todo se le va! Pero existe el riesgo de que le vuelva otra vez si se recae en la otra posición. Y no solo se va, sino que las CIRCUNSTANCIAS del entorno ¡Cambian! En un caso todo está en contra de uno, torcido, y en el otro…y es algo que no lleva tiempo, no se trata de un “largo proceso” de transformación, es como algo que gira de pronto: (¡Pumba! ¡Pumba! Madre inclina su mano a izquierda y derecha). Es como una demostración evidente de la maravillosa consciencia que está viniendo en la que todo eso se desvanece…como algo que no tiene ninguna consistencia, ninguna realidad, y se desvanece. Y una demostración que se da no en la imaginación, sino que se da en los HECHOS; una demostración del poder por el que todo ese…ese vano sueño de la vida, tal y como es, podría transformarse en una maravilla, tiene la impresión de estar encerrado en algo – si, encerrado -, encerrado como en una caja, pero ve a través de ella, ve y puede también tener una acción (limitada) a través de algo que todavía está ahí y que debe desaparecer. Así que el cuerpo está empujando y empujando para atrapar el secreto, da la impresión de que uno lo va a encontrar y luego…
69.315 – He tenido l repetición exacto de la experiencia que tuvo el Buda Siddharta pero EN EL CUERPO. El dijo: no hay más que una salida, el Nirvana. Y al mismo tiempo he tenido el estado de consciencia verdadero; la solución de Buda y la solución verdadera. Y era muy interesante. Cómo la solución está más allá ¿Qué es, pues, esta creación? Separación, y por tanto maldad, crueldad, y de ahí el sufrimiento, de ahí toda la descomposición, la enfermedad, la muerte, la destrucción (todo eso forma parte de una misma cosa). Y la experiencia que he tenido era la de la REALIDAD de esas cosas, como si hubiéramos (entrado en una Mentira irreal y todo eso desapareciera cuando salimos de ella –NO EXISTE, no es -. ¡Eso es lo tremendo!, que eso que, para nosotros, es tan real, tan concreto, tan terrible, ¡todo eso no existe!, solo es…que hemos entrada en la Mentira ¿Por qué?, ¿cómo?...
Esa “Mentira irreal” es la definición misma de la pecera mental. Aunque la respiración braquial no es una “mentira”, ¿no?, solo sucede que el aire soleado y la respiración pulmonar son la “otra cosa”.
Y Madre añade eso:
…Y todos los medios –que podríamos llamar artificiales, incluido el Nirvana -, todos los medios para salirse de ahí no valen para nada. No sé. Pero la salvación es FÍSICA, no es en lo absoluto mental, sino física. Quiero decir que no está en la huida: está AQUÍ. Y no es algo que esté velado, escondido o lo que sea: está AQUÍ mismo ¿Por qué?, ¿qué es lo que nos priva del poder de vivir “eso”? No sé. Está aquí. Esta AQUÍ. Y todo lo demás, incluso la muerte se conviene verdaderamente en una mentira, es decir, en algo que no existe.
Pero el viejo estado no se disuelve al instante, es como si hiciera falta permanecer dentro de él para disolverlo desde dentro, o para infiltrar dentro de él el nuevo estado vibratorio.
67.197 –El hábito milenario de ser de la vieja forma está tan fuertemente arraigado que da la impresión… es como estar estirando una goma: mientras estiramos el efecto persiste, pero en cuando cesa la tensión, aunque sea un segundo, se escoge por hábito. Cuando el nuevo movimiento se establezca, entonces será algo natural, no habrá ya necesidad de esa tención. Y da esa extraordinario impresión de la irrealidad del sufrimiento, de la irrealidad de las enfermedades, de la irrealidad…Hay momentos de una gloria inexpresable. Pero lo otro sigue ahí, cercando, apretando.
68.49 –Sobre toda la creación material hay un tejido –un tejido que podríamos llamar “catastrófico” –de malas voluntades. Es decir, una especia de trama si, de trama derrotista, catastrófica, por la que todo cuanto queremos hacer lo estropeamos, por la que existen todos los accidentes posibles, todas las malas voluntades. Está como mezclada con la fuerza que se realiza y se expresa, es como algo que se mezcla con la creación material. Es la causa de las enfermedades, es la causa de los accidentes, es la causa de todas las cosas destructoras.
Luego, la cualidad vibratoria de los dos estados se va definiendo.
62.412 –La cualidad de estas dos vibraciones (que todavía se superponen de forma que uno puede ser consciente de las dos) ¡es indescriptible! Sin embargo, una es una fragmentación –una fragmentación infinita –y una inestabilidad absoluta y la otra es una inmovilidad eterna una inmensidad infinita de luz absoluta. Y la consciencia sigue pasando todavía de la una a la otra.
69.304 –Es como una demostración. El hombre da una gran importancia a la vida y la muerte; para él existe una gran diferencia, y la muerte supone un acontecimiento un tanto capital (¡). Pues bien , continuamente me está mostrando el desequilibrio que en determinadas circunstancias se traduce por lo que los hombres llaman la “muerte”; y cómo las dos cosas están ahí todo el tiempo: esa armonía que lo contiene todo (el otro estado), que es la esencia misma de la vida y esa división, esa fragmentación –aparente, irreal, que tiene una existencia artificial –y que es la causa de la muerte; cómo los dos estados están imbricados de tal forma que podemos pasar del uno al otro en cualquier momento y en cualquier ocasión. Y no es en absoluto lo que los hombres creen que hace falta algo “grave”: se trata simplemente de estar aquí o de estar ahí (ligera inclinación a la derecha e izquierda) y eso es si está ahí (inclinación a la derecha)… es la vida perpetua, el poder absoluto y…ni siquiera se puede hablar de paz, ¿no?, es…inmutable. Y todo el tiempo ambos están ahí; ese estado y el otro están ahí los dos.
65.2311 y 63.78 -¿Sabes lo que es encontrarse totalmente mal, no poder respirar, tener náuseas, sentirse impotente, no poder ni moverse siquiera ni pensar ni nada, totalmente hecho polvo, y luego, de pronto…la consciencia –la consciencia corporal de la vibración de amor, que es la esencia misma de la creación-, y en un segundo la vida se ilumina y ¡paff! Todo se va? Entonces uno se mira asombrado: “¡se ha ido todo!” Es como la inversión de un prisma: todo desaparece, de repente. Solo queda ese estúpido hábito del cuerpo de acordarse. Y entonces al acordarse…En una caso, es una especie de silencio interior en las células, una tranquilidad profunda que no impide el movimiento, ni siquiera el movimiento rápido, pero está como establecido en una vibración eterna; y en el otro caso, es esa precipitación interior, esa trepidación.
La definición misma de la mente física.
61.26 –Y me voy con la experiencia, y me doy cuenta diez minutos después de que estaba en ese estado ¡con la pluma en la mano! Me he encontrado en situaciones así, en las que uno no comprende ya nada, no sabe nada, no piensa ya nada, no quiere nada, no puede ya nada; uno está…así, parado. Y entonces veo, veo a la gente que me rodea, que está venga a mirar y decirse; “¡Ah! Madre está estirando en la segunda infancia…”
69.1810 –El cuerpo tiene la impresión de que la vibración más alta, la vibración de la verdadera consciencia, es tan intensa que es el equivalente de la inercia, de la inmovilidad: su intensidad no nos es perceptible. Esa intensidad es tan grande que para nosotros equivale a la inercia. Y es un estado de inmortalidad, inmudablemente apacible, tranquila, como con ondas de una rapidez fulminante, tan rápidas que parecen inmóviles. Y es así, nada se mueve (en apariencia) en ese movimiento formidable. ¡Y parece algo tan natural, tan simple!... Pero luego, en cuanto se vuelve a este lado… Verdaderamente, el estado ordinario, el viejo estado, es concienzudamente la muerte y el sufrimiento; en el otro estado la muerte y el sufrimiento parecen cosas absolutamente…¡irreales! Así es.
Parece ser que en la frontera del cuerpo del cuerpo, allí donde esta primeramente se engrana en la materia corporal y trepida y se convulsiona como un parkinsoniano, allí donde se confunde incluso con el torbellino de los electrones en su movimiento incesante y forma con ellos una misma pared sólido, se produce como un cambio de estado radical: uno pasa de la “fragmentación infinita”, en una trepidación constante, a esas “ondas fulminantes” en una inmovilidad perfecta.
Como el paso de la física newtoniana a la física intergaláctica, o quizá incluso a una física nueva.
63.232 –A cada momento, si dejo de hablar o de escuchar o de trabajar, es…como grandes alas beaticas. Y vastas como el mundo, que se mueven lentamente. Da la impresión de inmensas alas, no son dos: sino a todo alrededor y extendiéndose por doquier.
72.315 –Ya no existe el tiempo…Es como si otro tiempo hubiera entrado en éste.
Una física diferente ha entrado en la materia.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:18 |
VII - FÍSICA NUEVA
El otro tiempo Pudiéramos quizá creer que esos experimentos “al otro lado de la trama” son puramente subjetivos y que no tienen ninguna consecuencia material para el viejo medio que habitamos.
“Si esta muy bien toda esa “energía formidable” y esa “irrealidad” de las enfermedades y la muerte, pero aquí, en esta vieja pecera, uno sigue enfermo realmente y continua muriéndose realmente.”
Es un hecho “concreto”. Ahora bien, la constatación absolutamente fabulosa de Madre –esa verdadera revolución en la historia de la especie humana- es que estamos metidos efectivamente en una pecera de irrealidad física.
Las leyes físicas no son lo que pensamos de ellas; las enfermedades y la muerte físicas no son lo que pensamos o sentimos de ellas. Toda muerte sensación y nuestra percepción del mundo físico son falsas. Y podemos salirnos de ellas físicamente, pues si salimos de esa falsa percepción no es para irnos al nirvana, ni al paraíso, ni a la muerte, sino para penetrar en el ser físico verdadero, en la verdadera materia…, tal y como es.
Se trata de otra vida en la materia. Porque el experimento de Madre no consiste en ser capaz de trasladarse a otro estado, como el anfibio al aire libre, con un adiós al viejo océano de mentira y de irrealidad; se trata mas bien de dos estados o dos mundos, el uno en el otro y si se pasa al nuevo estado se modifican también las leyes físicas del viejo estado. Pasamos de la falsa materia a la verdadera materia y de las falsas leyes a la verdadera ley del mundo.
Este fue el primer grito de Madre en 1758 cuando se produjo un desgarrón en la trama –y Madre no era ya una niña, tenía ochenta años en 1958, y la curva iba a prolongarse todavía durante quince años más.
58.105 – Desde el minuto en el que se esta en la otra consciencia, todas esas cosas que parecen tan reales, tan concretas, ¡cambian AL INSTANTE! Hay un cierto número de condiciones materiales de mi cuerpo – materiales – que cambiaron instantáneamente. No llego a durar lo suficiente como para que todo cambie, pero hay cosas que cambiaron y que no han vuelto mas. Es decir, que si esa consciencia fuera conservada constantemente, seria el milagro perpetuo (lo que NOSOTROS llamamos milagro). ¡Un milagro fantástico y perpetuo! Pero desde el punto de vista supra mental no seria en absoluto un milagro, seria la cosa más normal.
En efecto, no hay nada de “milagroso” en todo esto; no es más milagroso que la manzana de Newton, que cae a una determinada velocidad. Y decimos bien, a una determinada velocidad y en relación a un determinado sistema de referencia.
Y es ahí donde los experimentos corporales de Madre coinciden con la física de Einstein.
Una de las primeras observaciones de Madre en 1962 tras aquella “gran salida” de la trama y aquel grito de “La muerte es una ilusión, la enfermedad es una ilusión, la ignorancia…, solo el amor y el amor y el amor, inmenso, formidable, prodigioso, llevando todo”, es la pequeña reflexión que contiene todo el germen del “milagro” de la verdadera materia:
62.66 – El sentido del tiempo desaparece por completo en una…; es una inmovilidad interior. ¡Pero una inmovilidad en movimiento!
Y Madre añadía con su humor habitual:
“¡Si continua me van a encerrar en un manicomio!”
Pero somos nosotros los que estamos e una especie de manicomio, pues no hay duda de que esas “ondas de una velocidad fulminante” – que son quizá las ondas electromagnéticas o las del “Campo unificado” – están animadas de una velocidad tan grande que parecen como inmóviles. Es decir que si la velocidad cambia, el tiempo cambia necesariamente. Ya nos los enseño Einstein.
Pero dejemos a Madre desarrollar su experimento en todas las direcciones, partiendo de sus primeros pasos:
62.315 – De pronto, sin razón perceptible aparente (no he podido encontrar aun el porque ni el como), uno…, como si uno CAYERA en la otra habitación (así designaba ella, a veces, al viejo estado humano), como si dieras un paso en falso y luego te doliera aquí, allá, no es nada cómodo. Y luego, de pronto, es como si uno cambiara de una habitación a otra y atravesara la pared casi sin darse cuenta , automáticamente y entonces me encuentro en un posición en la que todo fluye y fluye como un río de paz tranquila (es verdaderamente maravilloso); toda la creación, toda la vida, todos los movimientos, todas las cosas, y todo eso como una sola masa, y este cuerpo en medio de todo ello formando una parte muy homogénea, y todo fluye como un río de paz infinitamente sonriente. Y luego, de pronto. ¡Clac! Uno tropieza otra vez (Madre hace un gesto de volcar), y entonces se encuentra de nuevo SITUADO, en alguna parte, en algún MOMENTO, y aparece un dolor aquí, otro dolor allá, otro dolor…...
Se entra en el Tiempo, que es el tiempo del dolor y de la muerte.
62.1210 – Llega a ser algo muy concreto; se hace así (gesto de inclinación a la izquierda), y todo se vuelve artificial, duro, seco, falso, mentiroso – artificial- . Se hace así (inclinación a la derecha), y se vuelve vasto, tranquilo, luminoso, inmenso, alegre. Y con solo así o así (Madre inclina su mano a un lado y a otro). ¿Cómo? ¿Dónde? Es algo que no puede describirse, pero es solo un movimiento de consciencia verdadera y la consciencia falsa se vuelve cada vez mas precisa y, al mismo tiempo, cada vez mas TENUE; no hay que hacer “grandes” cosas para salir de ahí. Es como un tenue velo, muy duro, muy duro pero maleable, y muy, muy seco, pero tenue.
Es la pared de la pecera. Y Madre añade esto que es muy revelador:
64.118 – Es una especie de fina película. Es como una película de dificultades, de complicaciones, que añade la consciencia humana (es mucho mas fuerte en el hombre que en el animal; el animal no tiene eso, es algo propio del hombre y de la formación mental, y es algo muy tenue, tan tenue como el velo de una cebolla, y seco como su cáscara, y sin embargo, lo estropea todo. Es ese velo de cebolla de la mentalidad humana ¿Sabes? El velo de una cebolla es terriblemente tenue, pero no pasa nada a través de él.
61.210 - ¡Es la consciencia la que es mentirosa! Cuando estáis abiertos y en contacto con “eso”, la vibración es de fuerza, energía, y si estáis suficientemente tranquilos se llena de una gran alegría, y todo eso en las células del cuerpo. Pero caéis de nuevo en la consciencia ordinaria, y la misma cosa, sin que nada haya cambiado. LA MISMA VIBRACIÓN PROVENIENTE DE LA MISMA FUENTE se transforma inmediatamente en un malestar y una especie de sentimiento de inestabilidad y de decrepitud…
He repetido este experimento tres o cuatro veces para estar segura, y era algo absolutamente automático, como una operación química; en las mismas condiciones, los mismos resultados. Me ha parecido muy interesante.
La misma vibración, ¡claro que si! No hay mil clases de vibraciones en el universo, solo hay una; la que lleva todos los universos, y a nosotros mismos. Y esa misma vibración, al atravesar las paredes de la pecera, se refracta, se deforma, se falsifica – es la muerte.
Aunque se una dolor de muelas, ¡es lo mismo que la muerte!, pertenece la misma familia, porque todo dolor conduce ahí, a la muerte, es su meta final. Hay toda una familia de vibraciones mortales y mentirosas.
Y luego el experimento se fue precisando:
65.35 – Ese Movimiento… ahora empiezo a sentirlo en las células del cuerpo; es un movimiento que es una especie de vibración eterna, que no tiene ni principio ni fin, existe desde toda la eternidad y para toda la eternidad (como una onda sinusoidal); y sin división del tiempo, solo cuando es proyectado sobre una pantalla comienza a tomar la división del tiempo…
Esa pantalla es exactamente nuestro “velo de cebolla” humano; la pecera mental.
- Y es un Movimiento tan total – total y constante, constante – que su percepción produce un sentimiento de inmovilidad.
“Toma la división del tiempo”, y toma también, en las mismas mallas, el dolor y la muerte.
71.2512 – Cada vez mas, estoy convencida de que tenemos una forma de recibir las cosas y de reaccionar que es lo que CREA las dificultades. Si uno llega a estar todo el tiempo en esa consciencia (del otro estado), no hay dificultades, y las cosas son las MISMAS. El mundo es el mismo, pero visto y sentido de una forma absolutamente opuesta.
Es como la muerte, es un fenómeno de transición, y nos parece que dura desde siempre (para nosotros es desde siempre porque nuestra consciencia lo trocea todo), pero cuando se tiene esa consciencia divina, ¡oh!..., las COSAS SE VUELVEN CASI INSTANTÁNEAS. ¿Comprendes? No puedo explicarlo. Es difícil de decir… Es como una imagen y su proyección.
Todas las cosas son. Mas para nosotros es como si las viéramos proyectadas sobre una pantalla; vienen una tras otra. Es algo así. Tengo la impresión de estar en camino de descubrir… cual es la ilusión que hay que destruir para que la vida física pueda ser interrumpida, y que la muerte viene de una deformación de la consciencia. Así es.
Ese es todo el paso de la fragmentación vibratoria de nuestra consciencia humana dotada de tiempo y de muerte, a una vibración inmensa, de una rapidez fulminante como inmóvil, dotada de otro tiempo.
Einstein nos dice, en sus ecuaciones de la teoría de la relatividad, que cantidades tan “inmutables” como la masa de un cuerpo, la frecuencia de una vibración o el tiempo que separa dos acontecimientos, están ligados a la velocidad del sistema de referencia en el que se desarrolla el experimento; en el caso que nos ocupa, el sistema “tierra” o el sistema de nuestra “pecera” humana.
Es por lo que un reloj a bordo de un satélite en rotación constante alrededor de la tierra contara 60 segundos entre dos señales electrónicas, mientras que un reloj idéntico que allá permanecido en la tierra marcara 61 segundos entre esas dos mismas señales; el tiempo se “contrae” con la velocidad. Cuanto mas aumenta la velocidad, mayor es la “contracción”.
Es la historia del viajero del espacio que regresa a la tierra menos viejo que sus congéneres. Y si el sistema de referencia se acerca a la velocidad de la luz el tiempo se vuelve nulo y todas las leyes de la vieja física newtoniana se hunden.
Si, ”las cosas se vuelven casi instantáneas “, decía Madre.
Se pasa a otro “sistema de referencia”, como el cuerpo de Madre en aquellas ondas de una rapidez fulminante.
66.3112- Es otra cosa… Es muy particular; es un innumerable presente.
69.234- No se lo que esta pasando, algo esta pasando en las células y resulta que… es un estado de vibración intensa en el que se tiene al mismo tiempo un sentido de omnipotencia, incluso aquí dentro (Madre señala a su propio cuerpo), en esta vieja maquina una omnipotencia luminosa y estática, es decir, que existe en las células el sentimiento de una enfermedad. Algo totalmente en el cuerpo y que parece ser absolutamente inmóvil… No se como es, no es inmovilidad, no es eternidad, no se; es un “algo” parecido a eso que es poder, luz y verdadero amor, hasta el punto de que, desde el momento de que uno sale de ese estado, ¡se pregunta si seguirá teniendo la misma forma!
71.189- Es una experiencia curiosa. El cuerpo siente que ya no pertenece a la vieja manera de ser pero sabe también que no esta aun en la nueva y que es…., ya no es mortal, pero tampoco es inmortal. Es de lo más curioso. Y a veces se pasa de la enfermedad mas terrible a la maravilla. A veces no hay ya ni una sola palabra en mi cabeza, nada; y otras veces veo y se lo que esta pasando en todas partes.
Es verdaderamente curioso.
Entonces el experimento se volvió muy preciso…., con unas consecuencias fabulosas; pues si el tiempo llega a desaparecer en la consciencia material, corporal, el desgaste y sus consecuencia desaparecen con todo su encadenamiento de enfermedades, de accidentes y de muerte; cada “segundo” (por hablar de alguna manera) es nuevo, cada “momento” del universo es nuevo como si acabara de nacer “instante” del hombre es libre y virgen de todo “pasado” y de todo “futuro“.
El “futuro” esta totalmente presente en cada “segundo”. ¿Y donde quedan las consecuencias del “ayer” y de esos ochenta y siete años que ya no volverán a ser ochenta y siete años + un día….? Pues tal día no existe ya, se trata de un “día” diferente en la tierra.
61.254- El estado de consciencia habitual es hacer las cosas para algo. Por ejemplo, todos aquellos rishis védicos tenían una meta; para ellos la meta era encontrar la inmortalidad. Pero da igual a que nivel, siempre hay una meta. Nosotros hablamos de “realización supra-mental”. Pero últimamente no se lo que ha pasado , es algo que ha tomado como posesión de mi, no se…., no es un pensamiento, no es una sensación, es mas bien algo así como una condición; la irrealidad de toda meta, no la irrealidad, la inutilidad…. Ni siquiera la inutilidad; la inexistencia de toda meta.
Es….. el ahora; es una especie de absoluto en cada segundo, cada movimiento, desde el movimiento mas útil, mas espiritual, hasta el mas material; es el encadenamiento lo que ha desaparecido. El encadenamiento ha desaparecido; una cosa no es ya la “causa” de otra, y esto no se hace “para” aquello, uno no va ya “hacia allí”, todo eso parece… es bastante curioso. Un absoluto innumerable y perpetuo. Simultaneo, El sentido de conexión se ha ido, el sentido de causa a efecto también se ha ido; TODO eso pertenece al mundo del espacio y del tiempo.
Cada… ¿Cada que?.... No se puede decir “movimiento” no se puede decir “estado de coincidencia”, no se puede decir ”vibración” (todo eso pertenece a nuestro modo de percepción), por eso digo “cosas” – cosa no significa nada - . Cada “cosa” lleva en si misma su ley absoluta. Es la ausencia total de causa y efecto, de meta, de intención. Ese genero de conexión así (Madre hace un gesto horizontal) ya no existe; ahora es así (gesto vertical) algo que no tiene ni causa, ni efecto, ni prolongación, ni intención; ¡intención de que! Es así (mismo gesto vertical).
Un tiempo vertical, nuevo cada “segundo”.
62.206- en la verdadera posición no existe el roce ni el desgaste.
58.105- cada segundo tiene su propia eternidad y su propia ley.
Como si el cuerpo de Madre tuviera la velocidad de la luz.
Y entonces empezó a dibujarse el milagro de la Tierra.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:19 |
La substitución de vibración No, la meta no es la inmortalidad en este viejo cuerpo; no valdría la pena, en absoluto.
“¿A quien le gustaría permanecer en este estrecho alojamiento durante siglos?”, decía Sri Aurobindo.
Es necesario , evidentemente, que esa nueva conciencia valla cambiando poco a poco las modalidades del cuerpo, y que toda esa rigidez corporal adquiera otra afinidad, se libere de su dependencia de la materia vulgar para alimentarse, descubra otras fuentes de energía, etc. Pero harían falta siglos.
Mientras tanto, habría que perdurar, y ese nuevo estado, que Madre llamaba el “estado sin muerte” (hay un matiz), nos permitiría perdurar lo necesario para operar las transformaciones requeridas en este viejo cuerpo de transición. Pero el problema no, esta hay verdaderamente; esa es la mecánica evolutiva ordinaria que seguiría su curso normal mas o menos acelerado.
Lo que a nosotros realmente nos interesa precisamente la aceleración; ella es el verdadero resorte del cambio.
1930- el verdadero cambio de conciencia será el que cambie las condiciones físicas del mundo y haga de el una creación totalmente nueva.
Madre decía eso en 1930. Es esa física nueva que nos interesa. Quizá se podría hablar de una física supra-mental. ¿y como funciona?
En primer lugar, ese nuevo estado es poderosamente contagioso.
Es su primera cualidad. Es muy probable que las primeras vibraciones mentales en el antropoide fueron también muy contagiosos, y todos conocemos el poder de una corriente de pensamiento a través del mundo. Pero aquí extrañamente (o no), se trata de un poder de contagio material como si el hecho de vivir el verdadero estado, la verdadera materia, podríamos decir, tuviera el poder de cambiar la leyes de la falsa materia ilusoria en que vivimos; todo su curso de encadenamiento “lógico” de causa efecto, que no es mas que la causa y el efecto de una ilusión.
La primera ”ley” de la física nueva es que cada segundo es nuevo y lleva en si su propia ley , que no depende de nada “anterior” y no tiene ninguna consecuencia “ posterior”.
Pero ¿Cómo un “ estado de consciencia” puede ser contagioso?, nos preguntaríamos como buenos materialistas de la vieja materia la “consciencia” es algo eminentemente subjetivo… Aunque bien pudiera suceder que fuese la única objetividad del mundo pero no conocemos nada de ella hasta el presente, pues, en lo que ha conciencia se refiere, casi no conocemos otra que la que gira en nuestra cabeza; sin embrago, hay una conciencia en la materia es un estado de la conciencia en la materia; un estado de conciencia celular; y no hay nada mas contagioso que la materia, porque es una sola misma cosa continua de una punta a otra del universo.
Solo nuestra cabeza esta separada.
Lo mejor es dejar a Madre expresar sus primeros tanteos por esta física nueva, ya en 1958, cuando se hizo un primer agujero en la trama:
58.66- Durante todo el tiempo en que la cosa estaba así de activa (la experiencia nueva), era absolutamente imposible que hubiera el menor desorden en el cuerpo, y no solo en el cuerpo, sino en TODA LA MATERIA CIRCULANTE. Era como si todos los objetos obedecieran y sin tener necesidad de “decidir” que obedecieran: Era automático….
No es la voluntad la que comunica órdenes a la materia: es la materia misma la que comunica, automáticamente.
… Era una armonía divina en TODO (ocurrió allí arriba en mi cuarto de baño, seguro para demostrar que sucede en las cosas mas triviales), en todo, constantemente. Así que si ese estado se establece de una forma permanente, YA NO PUEDE haber más enfermedades, es imposible. No puede haber accidentes, no puede haber desordenes, y todas las cosas (probablemente de una forma progresiva) deberán armonizarse como aquello se había armonizado: todos los objetos del cuarto de baño estaban llenos de entusiasmo y de alegría ¡todo obedecía, todo! Tuve verdaderamente la impresión de que se trataba de un primer experimento, es decir, que era algo nuevo sobre la TIERRA. Es un estado verdaderamente de omnisciencia y de omnipotencia absolutas, en el cuerpo. Y modifica todas las vibraciones circundantes… Es probable que la mayor resistencia se dé en los seres más consientes a causa de su mente misma que querrá que las cosas continúen al estilo de su ignorancia.
La materia llamada inerte es mucho más fácilmente “capaz de responder”: no se resiste. Y estoy convencida de que en las plantas, por ejemplo, en los animales, la respuesta será mucho más rápida que en los hombres.
Será más difícil tener que actuar sobre una mente muy organizada: los seres que viven en una conciencia mental totalmente cristalizada, organizada, son duros como la piedra. Se resisten ciertamente, según mi experiencia, lo que es “inconscientemente” seguirá mas fácilmente, según mi experiencia, lo que es “inconsciente” seguirá mas fácilmente: era delicioso ver el agua en grifo, el dentífrico es su frasco, el vaso, la toalla, ¡todo eso me hacia señas de alegría y de adhesión!
61.113- Ayer, mientras caminaba, caminaba por una especie de universo que era exclusivamente divino (el otro estado); Se tocaba, se sentía, estaba dentro, y fuera, por doquier. Durante tres cuartos de hora sólo “eso”. Pues bien, te aseguro que en ese momento ya no había ningún problema ¡te lo aseguro! ¡Y que sencillez! Nada que pensar, nada que querer, nada que “decidir”: ¡solo SER, y ser! Ser, en una complejidad infinita de una unidad infinita; todo estaba allí, pero nada estaba separado; todo estaba en movimiento y nada se desplazaba.
61.3010- Es algo que es mas denso, mas compacto que el ser físico, esa creación nueva (la “la masa” aumenta con la velocidad, dice Einstein). Tendemos siempre a pensar que es más etéreo, ¡pero no es verdad! La impresión que me da esa atmósfera es de algo mas compacto, y, al mismo tiempo, sin peso ni espesor, ¡Oh!, una cohesión tal, una MASA tal, y al mismo tiempo… No se es totalmente distinto a lo que uno esperaba. No puedes ni imaginarte lo que es. Algo compacto y sin DIVISIÓN.
66.221- ¡Y es una manera de ser admirable!, infinitamente superior a todo cuanto tenemos aquí. Aquí siempre hay algo que no marcha – duele aquí o duele allá, o esto o aquello, y además las circunstancias, que tampoco marchan – todo eso… cambia de color. Y se vuelve ligero, ligero, ágil. Toda la dureza y la rigidez desaparecen. ¡Lo cambia todo! ¡todo cambia! Me estaba lavando los dientes, me estaba lavando los ojos; estaba haciendo las cosas más materiales, ¡y cambiaban de naturaleza! Y había una vibración consciente en el ojo que se lavaba, en el cepillo de dientes, en… ¡Todo era diferente! Es evidente que si uno logra hacerse dueño de ese estado, puede cambiar todas las circunstancias que le rodean.
Luego, de pronto, el experimento toma una dimensión que le deja a uno pensativo:
67.127 – De repente, durante dos o tres segundos, es como si uno tuviera la clave. Y entonces todo lo que se suele llamar “milagros” parece la cosa mas simple del mundo:” ¡Pero si es sencillísimo, más que hacer esto!” Y luego… se va. Cuando esta ahí, ¿es tan sencillo, tan NATURAL! Y absolutamente todopoderoso. Por ejemplo, una cosa parece que quiere venir: el poder de curar. ¡Pero no como lo describen! No se trata de nada de eso, es algo que de la impresión de “curar”, es… poner de nuevo las cosas en orden. Y tampoco es eso. Es un PEQUEÑO ALGO QUE DESAPARECE, y ese pequeño algo es…, es, esencialmente, la Mentira…
Es decir, la pecera de irrealidad física en la que vivimos.
Es muy curioso. En el fondo, eso es lo que da a la consciencia humana ordinaria el sentido de la realidad, ¡y es eso lo que debe desaparecer! Eso que llamamos “concreto”, una “realidad concreta”; si eso que os da verdaderamente el sentido de la existencia “real” es esa sensación la que debe desaparecer y ser reemplazada por… Es inexpresable.
Es como una pulsación universal. Es a la vez todo-luz, todo-poder, todo-intensidad de amor, ¡y una plenitud…! Es algo tan pleno que no puede existir nada más que eso. Y cuando “eso” esta en el cuerpo, en las células, entonces basta con dirigirlo sobre alguien o sobre algo para que, inmediatamente, se ponga de nuevo en orden. Por eso, traducido en palabras ordinarias, decimos que “cura”; que cura la enfermedad, ¡Pero no!, no la cura, ¡la anula! Si, la anula, la VUELVE IRREAL…
Y es ahí donde empezamos a abrir los ojos de par en par.
…¿Comprendes? No es la acción de una “fuerza superior” sobre los demás A TRAVES DE la materia, es una acción directa, de materia a materia. Lo que la gente llama en general “poder de curar” es un poder mental o vital muy grande que se impone a través de la resistencia de la materia. ¡Pero no se trata de eso! Es el contagio de una vibración. Y por eso es irrevocable.
61.271- Ese estado es una especie de absoluto. Un absoluto que no solo no tiene que “conquistar” los obstáculos, las resistencias, sino que ANULA automáticamente toda resistencia.
Y he aquí lo que da la última coordenada del misterio:
67.153- Cuando removemos agua, deja de ser transparente, se agita y ese movimiento impide que el agua sea transparente, ya no se puede ver a través de ella. Y sucede lo mismo con el cuerpo; cuando esta tranquilo y vasto todo se vuelve límpido. Y en esa limpieza se ve perfectamente, se decide perfectamente, todo se arregla y las cosas se organizan por si mismas, ni siquiera hay necesidad de intervenir… (¿Cómo diría yo...?).
Todo, todo el universo avanza a una marcha fantásticamente rápida en una inmovilidad perfecta (parece una contradicción, pero es algo que se siente, que se ve, que puede vivirse). Una inmovilidad luminosa que avanza a una marcha fantásticamente rápida. Y en esa inmovilidad hay una transparencia perfecta, y no existe ningún problema; la solución precede al problema.
La enfermedad, la muerte, el accidente…, no existen, no pueden existir; la solución precede al problema e impide que se presente el problema; anula el problema como si solo hubiera existido en nuestra consciencia mentirosa.
El “mal” es irrealizado, si, o desrealizado de su existencia ilusoria. Y toda nuestra existencia asediada por tantos males se vuelve un milagro perpetuo. Una limpieza corporal en la que todo eso ya no existe, no existe.
“Un pequeño algo que desaparece.”
66.318 – La verdad…, este cuerpo la ha vivido esta mañana varias veces seguidas durante algunos segundos… que bien podían ser eternidades. Y en ese momento no se sabe si dura o no dura todo eso se acabo. Y no quiere abolir nada, ¡eso es lo maravilloso! Todo sigue ahí, no quiere abolir nada, quiero decir que no trata de abolir nada en el mundo, ni si quiera da la impresión de que la Mentira sea abolida – no existe, no hay - . Es una pequeñísima nada… que lo cambia todo. Es así como un muerto podría revivir, es así, por ese cambio.
Y finalmente el cuadro se volvió claro, y no solo claro, sino lleno de esperanza y accesible a esta humanidad que somos.
Aquel día Madre tenia la clave de ese “pequeño algo” que separa los dos estados; el viejo estado humano, que ella llama aquí el estado de imperfección, y el nuevo estado, al que llama estado de perfección.
Y esos dos estados no están están a distancias siderales y transcendentales uno de otro, están aquí, juntos, el uno en el otro, sobre esta Tierra.
64.1211 y 253 – La perfección esta ahí, siempre, coexistiendo con la imperfección; perfección e imperfección están coexistiendo siempre, y no solo de forma simultanea, sino EN EL MISMO LUGAR, no se como decirlo; así (Madre junta sus dos manos una contra otra). Lo cual quiere decir que en cualquier segundo y en cualquier condición podéis alcanzar la perfección; no es algo que haga falta adquirir poco a poco por medio de progresos sucesivos, la perfección es un estado absoluto que se puede alcanzar en cualquier momento. Así que la conclusión es muy interesante…
Cuando la verdad se manifiesta (el otro estado), la vibración mentirosa desaparece, se anula, como si no hubiera existido jamás, ante la vibración de verdad que la reemplaza. La verdad esta ahí, la mentira esta ahí, ¿no? (Madre junta sus dos manos una con otra); la perfección esta ahí, la imperfección también esta ahí, son totalmente coexistentes, están en el mismo lugar. Y desde el minuto mismo en el que percibía la perfección, la imperfección desaparece, la ilusión desaparece.
Es decir, que la capacidad de vivir y de ser esa vibración verdadera parece tener el poder de SUSTITUIR la vibración de mentira por esa otra vibración hasta el punto de que… Por ejemplo, el resultado de la vibración mentirosa debería ser naturalmente un accidente o una catástrofe, pero si en el seno de esas vibraciones hay una consciencia que tiene el poder de hacerse consciente de la vibración de verdad, eso puede, mejor dicho debe, anular la otra, detener la catástrofe…
Es una impresión que van en aumento; que lo Verdadero es el único medio de cambiar el mundo, que todos los demás procedimientos de lenta transformación son siempre tangenciales – nos acercamos cada vez mas pero nunca llegamos – ya que el ultimo paso, debe ser ese, la sustitución por vibración verdadera.
Es la sustitución de la vieja física mental, científica y mortal por la física nueva, supra-mental.
¿Y si sucediera que a través de las mallas de nuestra trama, bruscamente, un día, y para toda la Tierra, la vibración de verdad viniera a anular e irrealizar el horror en que vivimos, el dolor en que vivimos, la muerte en que vivimos, y nos despertamos en una Tierra Nueva?... en la que no comprendemos ya nada de las viejas leyes de la muerte, que se desvanecerán como un vano sueño.
No una lenta transformación, no: un cambio brusco que nos haga abrir los ojos de para en par hasta el punto de que todo nuestro viejo arsenal se nos caiga de las manos y nos encontremos a nosotros mismos con una risa inmensa. Y la Tierra se contemple así misma como si no se hubiera visto jamás.
Pero hay que añadir esto: que nadie engañe, no es una experiencia que solo algunos “fenómenos” humanos privilegiados pueden tener en condiciones excepcionales, es una experiencia que todos podemos tener, materialmente, corporalmente, y que muchos tienen incluso sin darse cuenta.
Pues es algo que parece tan sencillo y tan natural que nos damos cuenta. Lo difícil del secreto es que lo tenemos ante nuestros propios ojos.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:19 |
El secreto transparente Lo que mas nos cuenta comprender es que vivimos completamente, de la cabeza a los pies (sobre todo la cabeza), en un mundo de irrealidad física. Muy a pesar de nuestro, incluso si hemos empezado a comprender un poco la verdad, nuestra primera reacción espontánea, automática, corporal, es:
“Pero bueno, si lo veo y lo toco es algo concreto; vamos a ver, el peso existe, nos caemos; veamos, se trata de UNA ENFERMEDAD…, así lo ha dicho el medico y todo el mundo lo dice, ¡intentad lanzaros al vacío!”
No, aclarémoslo cuanto antes, no se trata de dejar de ser razonables según nuestras viejas leyes provisionales, es mucho mas serio que todo eso. Es necesario comprender el mecanismo de la irrealidad.
Hemos hablado ya de esa trama microscópica que envuelve cada gesto, cada paso, cada reflejo, cada nervio y todo nuestro cuerpo:
“No puedes, no debes, cuidado con esto, cuidado con aquello, es peligroso, es mortal, no es posible, no es posible…”
Todo es “imposible” para ese individuo timorato, catastrófico y derrotista. Aquí aumentamos al fenómeno con palabras, pero de hecho es una minúscula trepidación en la materia, algo que podría asemejarse a un microscopio temor, como un movimiento tetánico en la sustancia del cuerpo. Es, probablemente, el recuerdo temeroso de una celulita en medio de aquel enorme magma devorador y hormigueante del que había de separarse y protegerse.
Y ese movimiento de contracción constante, infinitesimal, crea una especie de trepidación ultrarrápida, imperceptible, que forma un verdadero muro alrededor de nuestro cuerpo, extrañamente semejante a la barrera electrónica de las partículas elementales en su torbellino incesante.
Es esa trepidación de la mente física de la que ya hemos hablado, que es como la memoria catastrófica de la Tierra – toda la materia viva ha evolucionado de catástrofe en catástrofe - . La diferencia con la aparición de la especie humana es que el hombre ha “mentalizado”, es decir, ha cristalizado y codificado la “catástrofe”. Le ha dado un terrible poder hipnótico. Aunque fuera posible, seria imposible.
Y la verdad del mundo es que todo es posible.
Solo que hemos delegado en la Maquina el poder de superar nuestra “imposibilidades”, en lugar de buscar en nosotros mismos la clave del gran Posible. Pondremos solamente dos ejemplos, sacados uno de la experiencia de Madre y el otro de nuestra propia experiencia, para ilustrar el secreto transparente, que es el secreto mismo del gran Posible.
La primera experiencia se produjo a consecuencia de un motín local contra el Ashram de Pondicherry:
65.192 y 242 – Y vi aquel bombardeo de piedras y aquellas llamas que subían hasta el cielo; todo el cielo estaba rojo. Yo estaba simplemente sentada junto a mi mesa cuando comenzó el ataque; estaba cenando. Y un poco antes de que aquello empezara tuve esa experiencia, esa consciencia del otro estado. Yo no era ya este cuerpo, era la Tierra, la consciencia de la verdad física de la Tierra, exactamente, ¡con una paz, una inmovilidad! que no conocen físicamente.
Y todo aquel ataque parecía como una mentira absoluta, sin ningún elemento de verdad detrás (es decir, la gran ilusión de la pecera), pero al mismo tiempo simultáneamente…, es indecible, pero simultáneamente, por doquier en toda la ciudad, y especialmente aquí, en el Ashram, tenia yo una percepción microscópica, pero absolutamente precisa y exacta de todos los puntos de mentira que ESTABLECÍAN CONTACTO; la exacta vibración de mentira que en cada uno y en cada cosa permitía el contacto.
Por lo que si esa consciencia (del otro estado), que estaba allí, hubiera sido colectiva, si hubiéramos podido recibirla colectivamente, nada nos habría tocado. Por ejemplo, echaron un morrillo y pego en mi ventana, y en aquel momento vi con toda exactitud en la consciencia de la gente que estaba presente la vibración de mentira que había permitido que la piedra pegara allí. Y eso simultáneamente, al mismo tiempo, en todas partes, en toda la ciudad…
Por eso, ahora se – lo se de una forma cierta, absoluta e inolvidable – cual es la vibración de verdad en el ser físico, que estado debe tener el ser físico para SER la verdad. Es algo inmutable, que no se mueve FÍSICAMENTE (mentalmente no cuesta nada, es muy fácil). Es como un imán físico de vibraciones físicas verdaderas; es algo que no pasa por la mente, ni siquiera por ser vital; es, físicamente, una especie de imán que atrae la verdad física…
La “verdad física” es, precisamente, la del otro estado, en el que todo ese motín no tenia ninguna realidad, ninguna verdad en si misma, y, por tanto, ningún poder.
Y añade Madre:
…Las vibraciones de mentira son una especie de movimiento que crea como una trepidación en la materia. Veía, con la misma claridad que veo los objetos materiales, la vibración que PRODUCÍA EL CONTACTO con toda aquella mentira, y vibración que hacia que no hubiera contacto, que aquello NO PUDIERA ni tocarnos… Luego, varias personas me contaron su experiencia. Por ejemplo, X salió, quería telefonear a la policía y tenia que atravesar el patio (caía literalmente una lluvia de morrillos), todo el mundo le grito:” ¡Vuelve!..¡Vuelve!, esta loco” Pero el lo atravesó – no le toco ni una piedra - . Y tenía el sentimiento de que era imposible que le tocaran. Era como una demostración de la diferencia de vibración entre dos estados: la vibración que responde a la Mentira y aquella en la que no hay respuesta, es decir, que NO HAY CONTACTO posible – son mundos diferentes - . El uno es un mundo de verdad y el otro es un mundo de mentira. Y ese mundo de verdad es FÍSICO, es material, no está en la altura – es material - .Y ese es el que debe ponerse delante y ocupar el sitio del otro.
(Pregunta:) ¿el verdadero ser físico del que hablaba Sri Aurobindo? “El verdadero ser físico, si.”
Un mundo material en el que los accidentes, las enfermedades, la muerte…, no pueden tener lugar. Y es ese mundo el que debe ocupar el sitio del nuestro, sin ningún milagro, simplemente con un cambio de vibración en la materia. La vibración del estado verdadero anula todas las vibraciones mentirosas e ilusorias de nuestra pecera. Un motín no es una “ilusión”, es algo tangible, concreto, incluso es impresionante, y, sin embargo, es una ilusión.
Hay un estado vibratorio de la materia, un estado verdadero, que hace que todo eso no pueda tocarnos – no hay contacto, son como dos mundos el uno en el otro -. Un mundo de verdad física y un mundo de mentira física. Un mundo de libertad física y un mundo de esclavitud física. Un mundo de leyes físicas y un mundo fuera de estas leyes ilusorias, que pueden ser impresionantes o no, mortales o no, gravitacionales o no…, según estemos aquí o allí. Otra posición en la materia. Precisamente esa nueva posición de una especie que no se sitúa ya ni en nuestros espiritualismos ilusorios ni en nuestros materialismos igual de ilusorios.
La verdad de la materia es otra cosa.
… Y este otro ejemplo tomado simplemente de la infancia de Madre:
63.93 – Tenía yo nueve o diez años y estaba corriendo con unas amigas por el bosque de Fontainebleau. El bosque es lo suficientemente espeso como para no poder ver muy lejos delante de uno. Iba corriendo tan rápida que no vi que estaba llegando justo al borde de la carretera; desde el lugar en donde estábamos hasta la carretera había una caída en pico de unos tres metros, y la carretera estaba empedrada, recién empedrada. Y como el impulso que llevaba era tan fuerte, no pude pararme: ¡plaff!, Salí despedida por el aire. Tenía diez años como mucho, y no iba pensando en nada milagroso ni maravilloso, nada de eso – simplemente fui proyectada al aire - . Y sentí que algo me sostenía, así, y fui literalmente depositada en el suelo, sobre las piedras. Me levante (me pareció la cosa mas natural del mundo); ni un rasguño, ni una mancha de polvo, nada, absolutamente intacta.
Entonces todo el mundo me precipito para ver, y les dije: “¡Pero si no es nada, no ha pasado nada!” Y recuerdo esa impresión: era como algo que me llevaba, ¡y con que lentitud caí! Aquello era una prueba material, puesto que estaba intacta, no era una ilusión, la carretera estaba recién empedrada (ya conoces los sílex de Francia…) El alma estaba muy viva en aquel momento, se resistía con todas sus fuerzas a la intrusión de la lógica material del mundo – era algo que me parecía totalmente natural - . Simplemente, me decía: “¡No!, no puede sucederme ningún accidente”
Y lo mas curioso es que años después, cuando Madre nos contaba esta historia, relacionaba aquel movimiento de caída lenta que la deposito sobre los sílex, con el gran movimiento de alas del que hemos hablado:
“Grandes alas beatificas, y vastas como el mundo que se mueven lentamente; pero o son dos, están totalmente alrededor y se extienden por doquier.”
Otro estado vibratorio de la materia que anula incluso la gravitación.
¡No hay leyes!, solo son lo que pensamos de ellas; aunque no se trata de un pensamiento intelectual, es un microscópico pensamiento de la materia. No conocemos el verdadero ser físico, la verdadera materia, la verdadera naturaleza del mundo; solo conocemos nuestra trepidación en la materia que establece el contacto con todas las catástrofes y crea las catástrofes, como un capullo de muerte “científica” que nos envuelve de la cabeza a los pies, y cuanto mas científico, mas impermeable.
Recibimos científicamente morrillos en la cabeza y nos rompemos la pierna igual de científicamente:
“Pero es concreto, es tangible, es real…”
Y exclamaba Madre:
55.1412 - ¡Es el estado sublime el que es natural!, y sois vosotros los que estáis constantemente en un estado no natural, que no es normal, que es una falsificación, una deformación.
Finalmente, vamos a poner un ejemplo vivido por nosotros mismos. Era en los cañones desiertos de Pondichery. Estábamos sentados tranquilamente cuando, de una hondonada, salieron tres hombres.
Nos dimos cuenta al instante: “Vienen a matar”
Nos quedamos sentados, sin movernos. Y, cosa extraña, sin hacer ningún esfuerza, ninguna concentración, nos encontramos de pronto como vacíos de nosotros mismos, sin reacción, sin temor, sin nada, como una piedra, pero una piedra consciente que contemplaba todo aquello como una especie de espectáculo que no le concernía, como se puede contemplar en sueños algo que le sucede a otra persona, que, sin embargo, es uno mismo. Y no era verdaderamente la sensación de una piedra, a no ser por la neutralidad, sino más bien la de un cuerpo, nuestro cuerpo, como una especie de cosa completamente transparente y nula, un tanto flotante.
Nada se movía, ni un temblor, ni un latido; y ocurría totalmente al margen de nosotros mismos, no había ningún “dominio” por nuestra parte, ningún esfuerzo. Era como algo que se había amparado de nosotros en una inmovilidad transparente. Y allí estaban los tres hombre: dos delante y otro detrás. Ni nos movimos. Discutieron entre si.
Luego, una especie de voz en nosotros dijo: “En pie”
Nos levantamos, con la espalda al borde del precipicio. Uno de ellos nos quito el reloj, sin duda para simular un robo. El que estaba detrás se planto ante nosotros. Vimos el brazo del asesino levantarse para empujarnos al barranco. Seguimos el movimiento de aquel brazo, nuestros ojos se cruzaron con los ojos dorados del asesino.
Bajo el brazo, se quedo un instante un poco dudoso, como si no supiera que hacer ni supiera siquiera que hacia allí. Verdaderamente se diría que contemplaba a su vez toda aquella escena como sino tuviera sentido o como si se hubiera olvidado de lo que había ido a hacer allí. Se volvió, los otros dos se volvieron también, y se fueron. Después súbitamente, echaron a correr como si les hubiera entrado el pánico. Y luego nuestro corazón se acordó de pronto que debía haber tenido miedo, que habían querido matarle…, y se puso a palpitar como un idiota.
Lo único que sabemos es que si hubiera existido el menor esfuerzo por nuestra parte, la menor tirantez, la menor reacción para rechazar a aquellos hombres, incluso un rechazo interior, un simple “no” interior, habríamos sido asesinados al instante; la vibración de aquellos hombres habría chocado con el muro levantado por ese “no” y el rebote de la vibración habría desencadenado todo el mecanismo.
Pero allí no había nada, ni respirábamos; éramos como una suave brisa que las vibraciones atravesaban, no había nada que rebotara. Y no se puede matar una brisa, ¿no? Hace falta que haya un contacto, un agarradero para poder matar, y allí no se podía agarrar nada, no había nada. ¡Así que, si no había nada, no podía pasar nada!
Es decir, que durante cinco o siete minutos, por alguna gracia, nuestra mente física no había funcionado. Y es así como suceden todos los “milagros”. Solo que el verdadero milagro es el estado natural.
Es la Tierra de la próxima especie.
Un secreto transparente
60.1510 – Es divertidísimo, ¡para la gente no existe la realidad en si misma!, es solo su actitud hacia ella lo que les importa, lo que piensan de ella. ¡Que raros son! Cada cosa lleva en si misma su verdad – su verdad absoluta, luminosa y clara - , y si se esta en relación con ESO, todo se organiza maravillosamente. Pero los hombres NO están en relación directa con “eso”; siempre se relacionan A TRAVÉS de su mente – lo que piensan, lo que siente o a veces peor.
Queda ahora por aprender el secreto concreto: como se anula esa mente física y como se llega al estado natural, a la célula pura, sin revestimiento mental, catastrófico y científico.
Ahí esta verdaderamente el extraordinario descubrimiento de Madre y de Sri Aurobindo: la “mente de las células”, la mayor revolución biológica desde que una primera partícula viva se puso a atacar y a huir en la frontera entre la materia inanimada y la vida.
Es el segundo paso evolutivo, no ya de la materia a la vida, sino de la vida a otra cosa que Madre llamaba la “súper-vivencia”, y que también podría haberse llamado la “súper-mortalidad”, porque no es ya la vida tal y como la conocemos, ni evidentemente la muerte que va a la par.
Es lo que Sri Aurobindo llamaba “la vida divina”.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:20 |
VIII - LA MENTE DE LAS CÉLULAS
Bajo su cuádruple trama, el cuerpo no vive absolutamente para nada le mundo tal y como es.
Ese mundo ”tal y como es” es, precisamente, el gran misterio de la Evolución; nosotros los conocemos y las demás especies lo conocen solo a través de una cierta visión que ha ido variando, binocular o compuesta, dentro de una determinada gama de frecuencias vibratorias, y por mediación de ciertos mecanismos funcionales – pinzas, aletas, natatorias, cilios vibrátiles o microscopios electrónicos – que no describen verdaderamente el medio, sino nuestra propia manera de ser en ese medio, o mas bien nuestras sucesivas maneras de ser y de percibir un misterioso algo del que solo conocemos una traducción en idioma de batracio, en latín o en lenguaje electrónico.
Un algo visto siempre “a través de”.
La única diferencia entre el hombre y las demás especies es que este añade a todo una arrogancia greco-latina, y que sus aletas natatorias particulares cerebrales, han invadido todo el sistema y han obstruido todos los demás medios de comunicación, de tal forma que ya ni siquiera sabe lo que sabe el pez, lo que sabe el pájaro y lo que saben todos los demás animalillos del buen dios, que, ciertamente, a pesar de toda su ignorancia de las matemáticas superiores, viven en perfecta armonía con su medio.
Ese misterioso “algo” en el que nos bañamos se revela poco a poco al explorador del descenso al cuerpo como una especie de maravilla un tanto asombrosa en la que todas las leyes y los códigos y los encadenamientos demuestran ser solamente las leyes y los códigos y los…, de nuestros propios instrumentos de medida o de percepción.
Un universo alocadamente libre. Si una “maravilla instantánea”, como decía Madre.
Es el segundo gran giro de la Evolución después de su salida de las aguas, “la Evolución Nueva” que anunciaba Sri Aurobindo a principios de siglo, en la que nos va ha hacer falta aprender a vivir y a manipular esa libertad un tanto vertiginosa, a no ser que nuestros artefactos explosivos se nos adelanten y nos hagan regresar una vez mas, sobre esta Tierra o sobre otra, al estado del pequeño flagelado en búsqueda siempre de esa misma libertad y de esa misma maravilla. La evolución es muy obstinada, y hay muy poca diferencia para ella en que sea en este planeta o en otro.
¿Y si tan solo comprendiéramos un poco la maravilla y acelerásemos la hora?
De todas formas – dirán los sabios - , los pececillos, las mariquitas y los demás bichos del buen dios evolutivo no tienen, sin duda, nuestras matemáticas superiores ni los estorbos que decís, y, sin embargo, no por ello son menos prisioneros celularmente de su especie; nadan, dan vueltas, mueren y tienen otros pececillos invariables según el programa de sus moléculas desoxirribonucleicas (con perdón).
Podéis suprimir la muerte, suprimir los accidentes suprimir la gravitación y llegar a ver las cosas del Antártico como si estuvieran en vuestra casa, pero seguirá existiendo siempre una celulita de Homo Sapiens que obedecerá… ¿a que? Decís que la célula obedece a esa “mente física”, que esta “hipnotizada” y manipulada por ella y no por el programa genético; primero demostradlo y luego decidnos que va hacer esa célula “sin ley”, como va a seguir aglomerada con las demás células, porque “mecanismo”, ¡puesto que ya no hay mecanismo! ¿Cuál es la fuerza que va a mantener todo eso junto y va a hacer que nuestro cuerpo no se desparrame por el Cosmos?
Y nos acordamos de Sri Aurobindo evocando a un lógico imaginario al comienzo de la historia de la Tierra:
“Cuando solo existía la Materia y no había Vida aun, si le hubieran dicho (a ese lógico) que muy pronto iba a nacer la Vida sobre la Tierra en un cuerpo de materia, hubiera exclamado: “Imposible, no puede ser. ¿Como? … Esa masa de electrones, de gas de elementos químicos, ese montón de barro y de piedras y de metales inertes… ¿Cómo vais a sacar la Vida de todo eso? ¿Acaso los metales van a ponerse a caminar?”
¿Y acaso las células van a salir de sus programas?
No sabemos si todos los sabios son como ese lógico, pero creemos que se aferran demasiado a su prisión. Quizá incluso son los guardianes de la prisión material, como hay otros que son los guardianes de la prisión espiritual.
El aprendizaje celular En verdad, a Madre le costo mucho no desparramarse por el Cosmos:
62.121 – Pero tratándose de este cuerpo, es muy difícil, ¡muy difícil!, sin que pierda su centro de coagulación, sin que se disuelva en la masa circundante.
Toda historia de los desmayos sucesivos de Madre cuando salió de la trama de la mente física es infinitamente instructiva, aunque solo sea para probar de forma negativa el poder director y coordinador, o aprisionador, de esa mente física.
Necesito cinco años Madre, de 1962 a 1967, para comprender el mecanismo:
67.2211 y 65.217 – Todo empezó cuando los médicos me diagnosticaron que estaba muy enferma (en 1962). Porque todo el cuerpo había sido despojado de sus hábitos y de sus fuerzas, y no podía dar un paso sin desmayarme; quería caminar de aquí a allá, y en medio del camino, ¡paff! Era necesario que me sujetaran para que el cuerpo no se cayera. Pero yo no perdía la consciencia ni un minuto; me desmayaba, pero seguí consciente, veía mi cuerpo, sabia que me había desmayado, yo no perdía la consciencia ni el cuerpo tampoco la perdía. Y ahora lo entiendo perfectamente; al principio no lo entendía… Siempre me había quedado con la impresión de lo que había dicho Sri Aurobindo; que este instrumento que es la mente física no sirve para nada, no se puede hacer otra cosa que desembarazarse de ella.
Y era muy difícil desembarazarse de ella, porque estaba tan íntimamente ligada a la amalgama del cuerpo físico y de su forma presente que cuando lo intentaba y una consciencia mas profunda (la del otro estado) quería manifestarse, eso mismo producía el desmayo. Quiero decir que la unión, la fusión con el otro estado, sin esa mente física, anulándola, producía el desmayo. No sabía como hacerlo.
En efecto, la historia de esos cinco primeros años fuera de la trama parece una perpetua enfermedad, con innumerables trastornos cardiacos incluso, a fin de que Madre encontrara la clave de funcionamiento celular.
Si queremos que la célula funcione con toda “pureza”, es decir asociación ni intrusión de factores extraños a la sustancia celular, es preciso que el cuerpo sea vaciado de todos sus viejos hábitos, de todos sus viejos revestimientos; s la travesía de todas las “capas”, de la mente intelectual, la emotiva, la sensorial y la físicamente finalmente.
Para mostrar el alcance de la operación digamos que es necesario que incluso “el instinto de conservación desaparezca, ese primer muro de las especies.
65.259 – Hay que aceptar la debilidad e incluso la apariencia de imbecilidad, todo, y no hay un solo ser entre cincuenta millones que tenga valor para hacerlo. Hay cantidad de gente cuya solución es irse a otro sitio, a otros mundos más o menos sutiles. Hay mil formas de huir pero solo hay una forma de quedarse; tener verdaderamente valor y aguante, aceptar las apariencias de debilidad y de impotencia las apariencias de incomprensión, la apariencia, si, incluso de una negación de la verdad. Pues si no la aceptamos, jamás cambiara. Los que quisieran ser grandes, luminosos, fuertes poderosos y patatín patata, pues bien, que se conformen con eso, pero no podrán hacer nada por la Tierra.
Ese año Madre cumplía ochenta y siete años.
Vamos a dar algunos puntos de la curva de lo que pudiéramos llamar el “aprendizaje celular”. Y, naturalmente, el primer obstáculo en el enloquecimiento de las células, que no saben ya a que obedecer.
Para que el nuevo funcionamiento pueda revelarse es necesario que el antiguo desaparezca, es evidente.
72.175 – Todos los funcionamientos están “cambiando de autoridad”. Las funciones que antes se hacían naturalmente, de acuerdo con las fuerzas de la Naturaleza, de pronto ¡brrm! Ya no es así se están retirando. Y luego… es algo… que yo llamo el divino – quizá sea lo que Sri Aurobindo llamaba el supra-mental - , que es la realización del mañana (no se como llamarlo). Y entonces “eso” cuando todo está ya muy desorganizado, cuando va totalmente mal, “eso” consiente en intervenir. El paso no es agradable. Con dolores agudos, con… es imposible comer, etc. Era necesario, evidentemente, que alguien lo hiciera.
69.811 – El momento del “cambio de autoridad” es siempre difícil y si a uno no le han prevenido puede tomarlo como los síntomas de una enfermedad. Son las células que ya no saben a quien tienen que obedecer. Pero es engañoso. Y la consciencia física, la que hace funcionar las células, esta habituada al esfuerzo, a la lucha, a la miseria y finalmente a la derrota, muy habituada, porque la experiencia del fin ha sido hasta ahora totalmente universal, ese fin que ha resultado inevitable durante siglos y siglos, eso pesa. Es muy difícil. Es un trabajo muy lento y muy constante para reemplazar esa especie de hábito… de derrota…, por otra cosa.
63.91 – Es muy difícil para el cuerpo cambiar. Porque solo vive por su hábito de vivir. Y cada vez que se infiltra en el algo de la verdadera forma de vivir, sin pensamiento, sin razonamiento, sin nada que se parezca a una idea, sin sensación casi, automáticamente casi, se produce un enloquecimiento en las células.
Enloquecimiento hasta el PUNTO de que uno se desmaya, o esta a punto de desmayarse, o siente un dolor terrible, o, en fin, algo se altera APARENTEMENTE.
Y, entonces, ¿Qué hay que hacer…? Esperar pacientemente que ese pequeño número o ese gran numero de células, ese rinconcito de consciencia, haya aprendido ya su lección.
Lleva un día, dos días…, luego ese “gran” acontecimiento caótico, trastornarte, se calma, se explica, y esas mismas células empiezan a decirse: “¡Cuidado que somos brutas!” Lleva su tiempo el que comprendan. ¡Pero hay millares, millares, millares…!
Cien trillones de células en un cuerpo adulto, dicen los sabios.
64.1410 – El cuerpo esta aprendiendo la “lección de la enfermedad”, de la ilusión de la enfermedad. Es muy, muy, divertido: la diferencia entre la cosa tal y como es, el desorden tal y como es, y el viejo habito de sentirse y de recibir esa cosa, el habito ordinario, lo que se llama enfermedad, el “estoy enferma”.
Es divertidísimo. Y siempre si uno se queda verdaderamente tranquilo (en el ser vital y la mente es muy fácil, pero en las células del cuerpo es un poco difícil, hay que aprenderlo), pero cuando se llega a estar verdaderamente tranquilo, hay siempre una lucecita, una lucecita cálida, muy brillante y maravillosamente tranquila, detrás, como si dijera: “No tiene mas que quererlo.” Entonces las células del cuerpo enloquecen “¿Quererlo como? ¿Cómo puedo hacerlo?
Tengo encima una enfermedad, me domina, es UNA ENFERMEDAD” ¡Toda esa comedia! En ese momento hay algo que dice: “¡Cálmate, cálmate, no te aferres a tu enfermedad!” Y las células consienten. Uno consciente, en ESE INSTANTE, y un minuto después la enfermedad se acabo. Ni siquiera un minuto: unos segundos, y se acabo. Entonces las células se acuerdan: “¿Pero como es posible, si me dolía ahí?” Y, ¡plop! Todo vuelve otra vez. Y así se desarrolla la comedia, constantemente. Sin embargo, si aprendieran verdaderamente la lección… La vida esta a punto de volverse maravillosa, pero no sabemos vivirla. Hay que seguir aprendiendo.
63.277 – Lo mas difícil es que la textura misma del cuerpo esta hecha de ignorancia, y entonces cada vez que la fuerza, la luz, el poder (del otro lado)…, quieren penetrar en alguna parte, hay que desalojar esa ignorancia. Y la experiencia es siempre análoga, se renueva hasta en los mas mínimos detalles; es una especie de negación por ignorancia y estupidez.
A cada paso, en cada detalle, siempre hay que disolver lo mismo. La primera reacción es una negación automática. Luego hay siempre una sonrisa que responde, y casi instantáneamente el dolor desaparece; “eso” se instala, luminoso, tranquilo. Pero ten en cuenta que no es algo definitivo, es solo un primer contacto, luego la experiencia viene de nuevo en otra ocasión, y entonces hay ya un comienzo de colaboración; las células APRENDIERON que con “eso” su estado cambiaba – se acuerdan, es muy interesante - , y entonces empiezan a colaborar, y la acción es aun mas rápida.
Después por tercera vez en el intervalo de algunas horas, el mal vuelve de nuevo; entonces son ya las CELULAS MISMAS las que llaman, porque se acuerdan. ¡Ahora ya conozco el truco!, es por medio de la educación de las células, ¿comprendes? No es como quien esta enfermo y debe curarse; es la educación de las células, para enseñarlas… a vivir.
70.283 – Es un trabajo totalmente consciente y que podría llamar “metódico” el que esta siendo impuesto al cuerpo para que una parte tras otra y todas las partes y todos los grupos de células aprendan… la verdadera vida.
Pero lo que es mas interesante – pudiéramos decir que una etapa capital en la historia celular – es que al final son las células mismas las que llaman. Se despiertan de su inerte hipnosis.
Liberada de sus hábitos y de sus revestimientos, la sustancia celular empieza a desvelar su verdadera naturaleza.
Y aquí, Madre llega a ciertas observaciones absolutamente interesantes y nuevas:
57.1710 – Hay toda clase de libertades: una libertad mental, una libertad vital, una libertad espiritual, que son el fruto de dominios sucesivos. Pero hay una libertad totalmente nueva; la libertad del cuerpo. Durante la epidemia de gripe, por ejemplo, vivía a diario en medio de gente portadora de gérmenes. Pero sentí claramente un día que el cuerpo tomaba la decisión de no agarrar esa gripe. No se trataba de una “voluntad superior” que tomaba esa decisión, no; era el cuerpo mismo el que lo decidía.
Cuando uno esta en los mas alto de su consciencia, ve las cosas, sabe, pero cuando baja a la materia es como agua infiltrándose en la arena. Pues bien, ahora las cosas han cambiado; es el cuerpo DIRECTAMENTE el que tiene poder, sin intervención exterior. No se trata de una consciencia superior imponiéndose al cuerpo, es el cuerpo mismo el que despierta en sus células, es una libertad de las células.
61.311 – He tenido una especie de percepción de la poquísima importancia de la expresión material, exterior, la que traduce el estado del cuerpo; como los signos externos, físicos, sean así o asa, de esta forma o de aquella, le son absolutamente INDIFERENTES a esta consciencia DEL CUERPO. Imagínate, por ejemplo, un desorden en el cuerpo, aquí o allá, las piernas hinchadas o un dolor de hígado. Pues bien, todo eso no tiene absolutamente ninguna importancia, NO CAMBIA EN NADA LA CONSCIENCIA VERDADERA DEL CUERPO; sin embargo, tenemos la costumbre de pensar que el cuerpo esta muy mal cuando esta enfermo, cuando algo no marcha.
(Pregunta:) Pero, entonces, ¿Qué es lo que esta mal, si no es el cuerpo? ¡Oh! ¡La mente física, esa mente imbécil!
Es ella la que lo fastidia todo, siempre. ¿Y que es lo que sufre entonces? Es también a través de esa mente física, porque si logramos calmar a esa individua, ¡ya no sufrimos! Eso es, precisamente lo que me ha sucedido. Esa mente física se sirve de la sustancia nerviosa, ¿sabes?; si la retiramos de la sustancia nerviosa, ¡ya no sentimos nada! Ella es la que origina la percepción de la sensación.
61.112 – A decir verdad, desde el mismo en que uno se sale por completo de la mente ordinaria, ningún sigo exterior constituye una prueba, absolutamente ninguno. No puedes basarte en nada, ni en una buena salud, un buen equilibrio, ni en una desorganización casi general, nada de eso es una prueba.
Y de pronto nos encontramos parpadeando en un cuerpo que ya no se parece a nada de lo que conocemos, y , sin embargo, es el cuerpo verdadero, la consciencia verdadera del cuerpo.
Ese desconocido misterioso bajo su cuádruple trama… ilusoria.
62.1610 – Cada vez que le pregunto a mi cuerpo lo que EL querría, dicen todas las células: “¡No, no!, somos inmortales, queremos ser inmortales. ¡No estamos cansadas, estamos dispuestas a luchar durante siglos si es preciso!” Y me estoy dando cuenta de eso precisamente, que cuanto mas se acerca uno a la célula misma, mas dice la célula: “¡Pero si yo soy inmortal!”
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:20 |
Y luego se llega al corazón del secreto:
64.710 – Eran estos últimos días; me ha pasado que yo vivía en una especie de consciencia completamente descentralizada (hablo siempre de la consciencia física), una consciencia descentralizada que resultaba estar aquí, allí, allá, en este cuerpo, en aquel (en lo que la gente llama esta “persona” y aquella “persona”, pero esa noción no existe ya para mi), y entonces acaeció como la intervención de una especie de consciencia universal ante las células, como si esa consciencia preguntara a las células por que razón querían mantener esta combinación o este conglomerado (el presente cuerpo de Madre), haciéndolas precisamente comprender o sentir las dificultades que venían, por ejemplo, del numero de años, de las dificultades externas, de todo el deterioro causado por el rose, el desgastes.
¡Y todo eso les era totalmente indiferente! Esa consciencia universal decía: “Pero mirad que de obstáculos…”
Y esos obstáculos se veían con toda claridad, con esa especie de pesimismo propio de la mente. ¡Pero las células se burlaban de ello por completo! Les parecía que era algo así como un “accidente” o una” enfermedad inevitable” o, en fin, algo que NO FORMA PARTE NORMAL DE SU DESARROLLO y que había sido puesto a la fuerza sobre ellas: “¡Y a nosotras que nos importa eso…!”
Y a partir de ese momento nació una especie de poder INFERIOR capaz de acudir sobre esa mente física; eso origino un poder MATERIAL capaz de separarse de ella y de rechazarla… Era como si verdaderamente hubiera pasado algo decisivo. Entonces broto una especie de alegría llena de confianza: “¡Ah!, ya estamos libres de esa pesadilla”
Y al mismo tiempo, un alivio físico, como si el aire fuera mas fácil de respirar. Si, era un poco como si uno hubiera estado encerrado en un cascaron – un cascaron sofocante – y se hubiera producido una abertura. Y se respirara. Y era una acción totalmente material, celular.
Y Madre añade esto que abre unos horizontes asombrosos:
…En cuanto se desciende a ese dominio, al dominio de las células e, incluso, de la constitución de las células, ¡todo parece menos pesado! Esa especie de peso de la materia desaparece y comienza a ser fluida, vibrante. Lo que prueba que el peso, el espesor, la inercia, la inmovilidad son algo AÑADIDO no son cualidades esenciales de la materia, son la falsa materia, la que pensamos y sentimos, pero no la materia misma tal y como es.
Pero si la muerte, las enfermedades, los accidentes, el pesimismo, la “derrota inevitable” no forman parte del desarrollo normal de la célula, ni el peso ni el resto de nuestras “leyes”, ¿Qué es entonces las substancias celular verdadera? ¿Qué es la célula pura, tal y como es? ¿Qué es la materia?
Y, una vez más, si todas nuestras fuerzas gravitacionales se hunden, ¿Qué es lo que mantendrá junto todo este conglomerado celular?
El nuevo principio de centralización Aquella primera partícula viva en la frontera de la materia inanimada, hace quizá unos cuatro mil millones de años, no tenia aun memoria, salvo la que la unía en sus átomos a la primera nube de hidrogeno; solo vibraba, palpitaba, se extendía para absorber y crecer, como el núcleo para absorber sus electrones, como las galaxias para llevar tras de si otras galaxias, y el Sol otros planeas; ya entonces andaba a la búsqueda de su totalidad universal, como si nada se pudiera ser sin serlo todo, como si hubiera una gran memoria total en el fondo: hambre o amor.
Un torbellino de ser girando sobre si mismo para englobar cada vez mas ser y mas espacio, y colmar una primera unidad disuelta en una explosión de alegría o de amor, o de cualquier otra cosa de la que quizá se pueda buscar su ecuación pero no su apropiación.
Un movimiento infinitesimal que poco a poco fue creando sus propias leyes por sus hábitos y por las condiciones de su medio, una primera memoria para vivir y repetir el habito útil y fructífero, un primer enrollamiento de hábitos que muy pronto iba a formar un capullo trepidante y mortal del que haría falta salir para morir y seguir creciendo. Era la primera trama: un hábito coagulado.
El mismo que Madre iba a encontrar, pero infinitamente complicado y solidificado por el habito mental humano. Resumiendo; al “final” de la Evolución se trataba de saber si se podía salir del capullo sin morir y si se podía alcanzar aquella totalidad universal impresa en nuestros átomos sin perder esta pequeña individualidad laboriosamente formada a través de miles de millones de años y de penas; ser a la vez el punto y el todo.
Ahora bien, ese habito humano coagulado que llamamos mente física estaba “tan íntimamente ligado a la amalgama del cuerpo y a su forma actual, decía Madre, que cada vez que intentaba desembarazarme de el, eso mismo producía el desmayo”. Y se desparramaba por el Cosmos.
Era necesario, pues, encontrar un nuevo principio de coagulación o de centralización que no fuera ya la repetición mecánica del hábito humano; cuando el habito se deshace, el hombre se deshace.
Ese es el capullo mortal de todas las especies; se trama, Madre había visto claramente el problema.
69.1712 – La muerte es la descentralización de la consciencia contenida en las células del cuerpo. Las células que constituyen el cuerpo son mantenidas bajo una forma por una centralización de la consciencia que esta en ellas, y mientras esa potencia de concentración siga ahí el cuerpo no puede morir. Solo cuando la potencia de concentración desaparece, las células se desparraman. Entonces el cuerpo muere. El primerísimo paso hacia la inmortalidad es, pues, reemplazar la centralización mecánica por una centralización voluntaria.
Y puesto que ya no hay ninguna voluntad intelectual, ni voluntad emotiva, ni sensorial – todos los viejos hábitos han sido abandonados en el curso de la travesía de las capas - , es necesario que se trate de una voluntad celular…, pero una voluntad celular que no repose ya sobre la mecánica de los hábitos – ese es, precisamente nuestro capullo mortal -, que repose sobre…, sobre que?
En el curso del “aprendizaje celular”, las células habían aprendido muy poco a poco y dolorosamente que una “gota de eso” puede curarlo todo, habían aprendido a llamarlo para que viniera, como el núcleo “aprende” quizá a atrapar su electrón.
Pero una célula es algo muy mecánico, incluso en su voluntad primera necesita repetir y repetir, y de hecho repite inmemorialmente todas las tonterías de la especie humana una tras otro. Era necesario pues, encontrar otra clase de mecanismo no aprisionador, que no tejiera alrededor de la célula un nuevo capullo mortal, y que, sin embargo, le diera la cohesión o la centralización requerida.
Madre encontró un medio. Un medio sencillo, tan sencillo que esta al alcance de todos; con Madre todo es muy sencillo siempre. El medio no es nada nuevo, incluso es muy antiguo, pero es nuevo en su aplicación. Es lo que en la India laman el mantra. Es el único medio “mecánico” que utilizo Madre.
Cada cosa, animada o inanimada, esta dotada de una vibración que le es propia – una piedra, un fuego, un virus, el agua, el radium, cualquier cosa - . Es la vibración de la fuerza habitual que constituye ese “objeto” – su frecuencia o su longitud de onda particular - , como sucede con el “quásar” allá lejos en los confines del universo. Es la red o la trama vibratoria que encierra a ese objeto y le da una forma precisa.
Y quien dice vibración dice sonido, aunque sea inaudible para nosotros. Ahora bien, existe una antiquísima ciencia de los sonidos en la India, una ciencia que conoce toda la gama vibratoria desde el objeto mas material hasta el estado de consciencia mas alto (pues un estado de consciencia tiene también su vibración, como cólera o la alegría o el olor de una planta o cualquier cosa, todos los estados de ser posibles tienen una vibración particular o un sonido).
Esa ciencia, generalmente muy mal utilizada, puede servir para reproducir un objeto determinado emitiendo su sonido correspondiente; hay un sonido del fuego, un sonido del agua, un sonido de la cólera, un sonido de la beatitud suprema. Y los adeptos de esa ciencia se sirven muy a menudo de su conocimiento para fines vulgares y lucrativos – mágicos – sobre los que no hay necesidad de insistir.
Pero existen también sonidos que tienen el poder de evocar estados de consciencia (bien lo saben, los poetas), y si es posible sembrar la cólera en alguien también es posible sembrar otras cosas.
El amor tiene también un sonido, incluso quizá sea ese el sonido del universo. Y esos sonidos, cualesquiera que sean, son lo que se llama un mantra; una vibración que puede reproducir un cierto estado de consciencia (o en el otro extremo un cierto estado de la materia, aunque quizá sea la misma cosa).
Un mantra esta compuesta generalmente por una o varias silabas.
Madre encontró también su mantra.
Desde el comienzo de este yoga del cuerpo, había visto claramente el poder repetitivo de la sustancia celular, y se había dicho que si lograba infundir en la materia un cierto tipo de vibración, digamos solar, luminosa, expansiva como el amor, en ligar de la habitual, retorcida, sórdida, pesimismo y mortal, quizá obtendría entonces el poder de dar a esa sustancia un nuevo principio de cohesión que no reposara ya en el habito mortal, sino en un habito divino.
En lugar de enrollar la muerte, era necesario que la célula enrollara la vida eterna. Madre se puso por tanto a repetir un mantra, su mantra, el que le evocaba el amor supremo que es la vida suprema. Se empieza repitiendo el mantra, o la vibración, con la cabeza o la memoria mental, y poco a poco ese mantra desciende por todos los grados del ser; al corazón, a las sanciones, a los movimientos y hasta a la memoria del cuerpo.
Y una vez que ha sido fijado en el cuerpo, entonces ya no se mueve; el cuerpo lo repite tan invariablemente como antes lo hacia con “¡oh, es un cáncer!, ¡oh, la ley de la gravedad!, ¡oh, el dolor!, ¡oh…!”, y todos los pequeños ¡oh! que forman un cuerpo habitual y mortal.
60.46 – El sonido tiene una potencia en si mismo, y al obligar al cuerpo a repetir un sonido se le obliga al mismo tiempo a recibir vibración. Pero es preciso que las palabras tengan una vida en si mismas (no me refiero a un significado intelectual, nada de eso, sino una vibración). Y sobre el cuerpo tiene un efecto extraordinario: se pone a vibrar, a vibrar, a vibrar…
60.209 – Lo he comprobado; el mantra tiene un efecto de organización sobre el subconsciente, el inconsciente, la materia, las células del cuerpo – sobre todo eso - . Lleva tiempo, pero es por su repetición, por su obstinada repetición, por lo que acaba actuando. Tiene el mismo efecto que los ejercicios cotidianos cuando se hace piano, por ejemplo: Se repiten mecánicamente y eso mismo acaba llenándoos las manos de consciencia. Os llena el cuerpo de consciencia.
Entonces se comienza a comprender cual podría ser el nuevo principio de centralización de las células.
63.107 – es como si estuviéramos en el umbral de una realización formidable y que depende de una cosa pequeñísima.
El mantra de Madre tiene siete silabas:
OM NAMO BHAGAVATE
Es para todos los que quieran encontrar la materia tal y como es , sin todos sus falsos materialismos ni sus falsos espiritualismos que van a la par, quizá el espíritu mismo en el corazón de la materia.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:21 |
La materia libre En efecto, esos descubrimientos, en si mismos un tanto asombrosos, son solo el umbral de una Tierra nueva, tan nueva como pudo serlo la aparición de una primera pradera verde sobre el manto de roca que cubría el planeta, y de una primera mirada sobre aquella primavera de la Tierra.
Solo que no basta con una nueva mirada, es preciso también aprender a vivir y a manipular esa fantástica libertad celular. ¿Y como nos las vamos a arreglar?
Los últimos estadios – un tanto vertiginosos – del paso de un estado al otro nos dan la clave. A Madre no le faltaba valor, a sus noventa años era mas joven y mas aventurera que los jóvenes. Es, en cierto modo, la aventurera de la próxima especie. Los que la rodeaban no comprendían absolutamente nada, la encontraban vieja, débil, infantil. Y uno se pregunta que debió sentir el primer reptil cuando la crecieron de pronto unas alas.
Pero ese mismo vértigo contenía la clave del nuevo funcionamiento, porque el obstáculo es siempre la palanca:
63.207 – Todos los ritmos habituales del mundo material han cambiado. El cuerpo no puede ya saber las cosas de la misma manera que la sabia antes. Así que hay un periodo en el que se esta en suspenso; no se es ya esto, pero todavía no se es aquello; se esta justo en el medio. Y la dificultad mayor consiste en que uno es asediado por todas partes y de forma constante por todas las sugestiones imbéciles del entorno, la edad, el deterioro, la posibilidad de la muerte, la enfermedad, el embotamiento, el decaimiento. Vienen todo el tiempo, todo el tiempo, y todo el tiempo este pobre cuerpo se siente fastidiado.
Sigue estando toda la vieja especie alrededor. No basta con encontrar la nueva, sigue siendo necesario no dejarse matar por la vieja; el primer antropoide fue peligrosísimo para los monos.
69.192 – El trabajo consiste en cambiar la base consciente de todas las células, ¡pero no de todas a la vez!, porque seria imposible. Incluso poco a poco es muy difícil. En el momento del cambio de la base consciente… se produce como un enloquecimiento en las células y se preguntan: “¿Y que va a pasar?” Por eso, de vez en cuando, es difícil. Es por grupos, casi por facultades o por partes de esas facultades, y las hay que son un poco difíciles.
Hay un momento en el que casi se siente angustia ¿sabes?, uno se queda así, en suspenso; puede durar algunos segundos, por esos segundos son terribles. Y esto también viene de ese instinto de conservación imbécil que esta en el fondo de toda consciencia celular. El cuerpo lo sabe, lo sabe. Es un viejo hábito. Es necesario que todos los grupos de células, todas las organizaciones de células, se abandonen totalmente con una confianza total, es indispensable. Y entonces hay algunas para las que ese movimiento resulta espontaneo e inevitable pero hay otras que deben ser trituradas un poco para que aprendan.
Son las diferentes funciones las que son cogidas una tras otra en un orden maravillosamente lógico según el funcionamiento del cuerpo. Es algo maravilloso, solo que… el cuerpo es una cosa pobrísima, eso si que es verdad. Y además le influyen todas las inquietudes de los que me rodean, ¡desde los que se angustian ante la idea de la posibilidad de mi muerte, hasta los que tienen prisa de que me llegue el final!
Hay toda una gama, desde el temor hasta el deseo impaciente: “¡Por fin libres!”…¡Por fin libres para hacer todas las tonterías que les de la gana! Y el cuerpo es muy sensible a todo lo que le viene de la gente.
66.285 – Prácticamente ya no puedo comer, tengo que esforzarme si no, no haría mas que beber. Da la impresión de estar caminando a ciegas y que el menor paso en falso te haría caer en el precipuo. Es como andar por una cresta entre dos precipicios. Y es algo que sucede en las células del cuerpo, no tiene nada de moral, ni siquiera es una sensación.
71.2212 – A cada minuto: “¿Quieres la vida o quieres la muerte? ¿Quieres la vida o quieres la muerte?...”
69.1810 – Verdaderamente el estado ordinario, el viejo estado es la muerte y el sufrimiento parecen cosas absolutamente… irreales. Así es.
70.205 – El cuerpo se encuentra de pronto fuera de todos los hábitos de todas las acciones, reacciones, consecuencias, etc... y entonces es como una maravilla… y luego desaparece. Es tan nuevo para la consciencia material que uno se siente sobre… La consciencia siente un minuto de enloquecimiento.
(Pregunta): Suelo decirme a veces que si de pronto le dieran a una oruga por medio de evolución acelerada, ojos de hombre…
Si, eso es. Precisamente el cuerpo SABE que no esta enfermo, sabe que todo eso no es una enfermedad, que es precisamente una tentativa de transformación, lo sabe muy bien, pero… hay tantos siglos de hábitos.
Y luego este grito:
66.93 - ¡Cuando que es un estado extraño!, una cosita de nada te haría perder el contacto… No depende ya de las leyes físicas.
Esa “nada” que te haría perder el contacto es la muerte, la muerte de la vieja especie.
Era necesario llegar a ese punto del proceso en el que ya no queda nada del viejo funcionamiento. No se puede ser a la vez reptil y pájaro, ¿no?, hay un momento en el que hay que emprender el vuelo.
Y es en ese momento cuando se atrapa la clave, y se atrapa con el propio cuerpo (no con la cabeza, desde luego).
60.2611 – Durante tres o cuatro minutos, a veces diez minutos, estoy abominablemente enferma, con todos los signos de que ya se acabo. Y es precisamente para que encuentre… para que haga el experimento, PARA QUE ENCENTREN LAS FUERZA. Y resulta que es solo con “momentos de esos”, en los que, lógicamente, según la lógica física ordinaria todo se acabo, como se encuentra la clave.
La clave es extraordinariamente sencilla; es como cuando se asfixia un pulmón, ¿Qué es lo que hace? Abre la boca y pide aire. ¿Y que harán todas esas células que se asfixian, que no tienen ya soporte, ni hábitos, ni sus pequeños enrollamientos y que se ven proyectadas a… a nada? Repetir el mantra.
En lugar de enrollar la muerte, de pronto se ponen a enrollar la vida nueva, la vibración nueva, la fuerza nueva.
De capa en capa – especies, viscosas, trepidantes - , de la mente intelectual a la mente emotiva y a la mente de las sensaciones, el mantra atraviesa como un taladro.
Las barrena imperturbablemente, con toda la paciencia de una viejecita machacona que repite y repite, hasta que el mantra llega a la capa microscópica de la mente física. Ahí la experiencia se vuelve automática; bajo la presión del mantra, cede una malla – da pánico - , después otra…
Muchos pequeños pánicos educativos. Cada vez un boquete de aire se abre en la trampa, y la célula atrapa lo que puede: el mantra. Y entonces el fenómeno se vuelve extraordinariamente interesante; es contagioso. La materia es el lugar del contagio inmediato, nada puede quedar separado y tabicado en ella, todo se esparce al instante.
Por la sencilla razón de que la materia es perfectamente continua, desde la célula hasta los confines galácticos.
67.28 – La energía se había ido por completo (Madre había estado gravemente “enferma” una vez mas) para abandonar el cuerpo absolutamente a si mismo, para su conversión pudiéramos decir. Entonces surgió en esta consciencia corporal la MISMA aspiración y el MISMO ardor que en las demás partes del ser, pero con una estabilidad mucho mas grande que en cualquier otra parte del ser; no hay en ella fluctuaciones como en el vital o la mente, es muy estable, y se estabiliza por medio de una especie de pulsaciones, cercanas a unas de otras, primero en un detalle, y que luego se esparcen y se generalizan.
63.36 – Es la mente de las células que se apodera del mantra y acá por repetirlo automáticamente ¡con una persistencia!... ¡He oído a las células repetir mi mantra! Era como un coro, y cada una de ellas repetía automáticamente. Era como pequeñísimas voces, pero innumerables, que repetían y repetían el mismo sonido. Me produjo el efecto de un coro de iglesia, con muchos, muchos niños en el coro – vocecitas. Pero el sonido era muy claro, no salía de mi asombro; era el sonido de mantra.
67.2012 – Hay una estabilidad en la resolución y en la aspiración que no se encuentra en ninguna otra parte tanto como aquí (Madre pos en su cuerpo). Esa es la característica de la materia. Y cuando se ha entregado y tiene fe se vuelve tan estable, tan constante…, es algo que queda ya ESTABLECIDO, y establecido sin esfuerzo, establecido espontáneamente, naturalmente, normalmente. Por eso es de prever que cuando esta materia se vuelva verdaderamente divina la Manifestación será infinitamente mas completa, mas perfecta en los detalles y mas estables que en cualquier otra parte, que en cualquier otro mundo.
58.115 – Es curioso, el mantra coagula algo; toda la vida celular vuelve una masa sólida, compacta, y de una concentración formidable una solución vibración. En lugar de todas las vibraciones habituales del cuerpo, no hay más que una sola vibración. Es algo que se vuelve duro como una piedra, todo en una sola concentración, como si todas las células del cuerpo formaran una sola masa.
68.225 – Todo el tiempo, todo el tiempo, incluso en los momentos mayor dificultad, todo el tiempo, incluso en los momentos de mayor dificultad, todo el tiempo, brota de las células como un himno dorado; el encantamiento la llama.
Es lo que Sri Aurobindo había descubierto unos cuarenta años atrás, solo que jamás nos explico su descubrimiento, probablemente porque explicarlo no sirve para nada, es necesario llegar a serla en el propio cuerpo.
He aquí lo que decía:
Hay también una mente oscura, una mente del cuerpo, de las células mismas, de las moléculas, de los corpúsculos.
Haeckel, el materialista alemán, ha hablado en algún sitio de una voluntad en el átomo, y la ciencia reciente (Heisenberg), ante las imprevisibles variaciones individuales en la actividad del electrón, esta a punto de darse cuenta de que no se trata de una metáfora, sino de la sombra proyectada por una realidad secreta.
Esta mente corporal es tangiblemente real: por su oscuridad, su apego obstinado y mecánico a los movimientos pasados, su facilidad para olvidar, su rechazo hacia lo nuevo, es uno de los principales obstáculos para la penetración de la fuerza supra-mental en el cuerpo y para la transformación del funcionamiento corporal. Por el contrario, una vez efectivamente convertido, será uno de los instrumentos mas preciosos para estabilizar la luz y la fuerza supra-mentales en la Naturaleza material (XXII, 340).
Mas para eso era necesario llegar al punto de asfixia de la vieja materia, de la falsa materia deberíamos decir.
Y ahora nos encontramos ante una pregunta, la verdadera pregunta: ¿Y que es la materia, la materia tal y como es, la verdadera materia? Nos dicen que es tal ley más tal otra ley más tal otra, y tal aminoácido más tal nucleótido más… Una suma infernal.
Si, la suma de todos los hábitos que hemos adquirido para poder circular por un primer caldo de cultivo terrestre ¡Pero si no hay “leyes”! No hay más que hábitos fosilizados. Y un día de 1965, en una ocasión de lo más trivial, el cuadro se volvió claro como agua de manantial.
Se trataba de una discípula que tenía un comienzo de tumor en el cuello.
65.266 – Es un tumor. Probablemente un cabello que se ha enrollado y el organismo lo ha envuelto con una capa de piel, y por habito ha continuado fabricando piel alrededor; una capa y luego otra capa… Es una buena voluntad imbécil. Y sucede así en casi todas las enfermedades…
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:21 |
¡Y así sucede en todas las cosas de la vida!, y en toda la materia; una buena voluntad imbécil, que se tuerce en un sentido o en otro según las necesidades del momento ¿Y si tuviéramos la necesidad verdadera, de una vida verdadera?...
Y añadía Madre:
… Es un tanto curioso, ese es el origen de los hábitos, las células sienten: “Es esto lo que hay que hacer, es esto lo que hay que hacer, es esto…” (Madre gira sus dedos en círculo). Todas las enfermedades crónicas vienen de ahí. Sucede un accidente, pasa algo, un accidente, y entonces hay una especie de buena voluntad sumisa e inconsciente que hace que eso se repita: “Hay que repetirlo…” (Madre gira de nuevo su dedo en círculo). Y solo se paran si hay una consciencia que se pone en contacto con ellas y puede hacerlas comprender que: “¡No, en este caso no hay que repetir!”
Esa consciencia que entra en contacto con las células es el mantra. Es la derrota de todos los hábitos. Entonces se comprende que la materia puede convertirse en cualquier cosa. Es la libertad absoluta…, con tal de que encontremos el medio de contacto.
Y Madre concluyó:
… Hay casos en los que es extremadamente útil ese poder de repetir. Incluso pienso que eso es lo que da estabilidad a la forma, ¡si no se cambiara de forma o de apariencia!, o uno se licuaría.
Y entonces comprendimos que estábamos en el umbral de una vida formidablemente nueva.
El mantra es solo un primer paso para taladrar las capas y para impedir que el cuerpo se desparrame en un cosmos “terriblemente” libre. El segundo paso es saber con que medio, con que instrumento vamos a poder remodelar esa materia libre.
Pues la materia es libre.
La dificultad esta en que es formidablemente libre.
Cuando la “pecera” se rompe se produce una formidable invasión de las energías que constituyen la materia y los mundos. Lo que Sri Aurobindo llamaba la “fuerza supra-mental”.
62.126 – Una potencia tan formidable, tan LIBRE, tan independiente de todas las circunstancias, de todas las reacciones, de todos los acontecimientos… ¡Otra cosa…, otra cosa!
64.73 – Una potencia que puede triturarlo todo y reconstruirlo todo.
71.19 – Todas las consciencias corporales ordinarias son demasiado tenues y demasiado frágiles para soportar ese formidable poder. Y por eso el cuerpo esta habituándose. Y esta…, tu ya lo sabes, como si se diera cuenta de pronto de un horizonte tan, tan maravilloso, ¡pero es que formi-da-ble-mente maravilloso!
La aurora de una vida nueva.
Una nueva mente Durante mucho tiempo no comprendimos muy bien la importancia de esta mente de las células, salvo que en un cierto cuerpo, que se llamaba Madre, las viejas leyes parecían perder su asidero; la veíamos atravesar una tras otra, con una sonrisa, crisis cardiacas que hubieran abatido a un hombre sólido, y toda clase de enfermedades posibles.
Comprendíamos que aquel cuerpo era un campo experimental, y que con la mente de las células, cuando engrana la buena vibración del mantra, se puede, por así decirlo, prolongar la vida a voluntad. También estaba aquel misterioso “tiempo diferente” en el que los accidentes y todos los infortunios de la vida parecían disolverse.
Todo aquello podía dar una vida humana envidiable y un tanto mágica al lado de la que vivimos, pero nos parecía que seguía siendo un fenómeno individual y excepcional, nada radical que viniera a cambiar la estructura de la especie en su conjunto.
Poco a poco Madre nos fue abriendo los ojos.
71.1812 - ¡Es radical, pequeño mío! Ni te imaginas… Verdaderamente podría decir que ahora soy otra persona. Solo esto, esta apariencia del cuerpo exterior, sigue semejante a como era antes. ¿En que medida podrá cambiar? Sri Aurobindo dijo que si la mente física era transformada la transformación del cuerpo seguiría DE UNA FORMA COMPLETAMENTE NATURAL. Verdaderamente es la consciencia la que debe cambiar la consciencia de las células, ¿comprendes? Y eso es un cambio radical. No hay palabras para expresarlo, porque no existe aun sobre Tierra; estaba latente pero no se había manifestado.
Estaba latente, en efecto, puesto que esa mente de las células existe en los animales (e incluso, como dice Sri Aurobindo, existe una mente en el átomo).
Es la que enrolla tranquilamente y armoniosamente todos los hábitos de cada especie sin las complicaciones y las cristalizaciones de nuestra mente física humana. Madre se encontraba, pues, de nuevo, en su sustancia celular, en el estado no solo pre-humano, sino mas radicalmente todavía en el estado de una primera célula que no ha enrollado aun ningún habito: ¡estaba al comienzo del mundo!, y tenia que hacer todos los esfuerzos del mundo para no desparramarse en el gran caldo de cultivo.
Es la primera reacción de toda materia viva; protegerse, construir paredes. La vibración del mantra en cada célula iba a proporcionarle esa “pared”; una red vibratoria lo suficientemente densa como para resistir el contagio ambiental y la dispersión. ¿Y después?
Después… viene la formación de una nueva especie…, sencillamente, automáticamente.
Pero en lugar de un automatismo oscuro e inconsciente que enrolla tal o cual habito, porque se siente golpeado a derecha y a izquierda o porque no ha encontrado alimento en tal zona de temperatura, o, en fin, por todas las “condiciones” del medio, va a ser un automatismo consciente capaz de reformar o remodelar poco a poco las condiciones del propio cuerpo sin caer en la trampa de ningún habito, puesto que ya no los hay, o mejor dicho, según un habito nuevo o una forma de ser nueva en el mundo.
Es decir, una especie nueva construyéndose lentamente desde dentro a partir de la única mente que le queda: la mente celular.
71.1812 y 65.218 – Esta mente corporal, la única que me queda ya, esta convirtiéndose de una forma muy rápida y muy interesante… ¿Cómo podría llamarse eso?... Una transferencia de poder. Las células, toda la consciencia material, antes obedecía a la consciencia individual interior (al alma lo mas a menudo, o a la mente). Pero ahora, esa mente material esta organizándose igual que la otra, o mas bien igual que todas las otras, igual que la mente de cada una de las capas del ser; ¡figúrate que se esta educando!
Aprende cosas y organiza la ciencia ordinaria del mundo material. Es interesantísimo. Toda la memoria que provenía del conocimiento mental hace mucho tiempo, pero que mucho tiempo, que se había ido, y yo recibía las indicaciones necesarias solo de arriba (de las consciencias superiores).
Pero ahora es UNA ESPECIE DE MEMORIA QUE SE CONSTRUYE DESDE ABAJO. Es como un desplazamiento de la voluntad directriz. Ya no es lo mismo lo que me hace actuar, “actuar”… todo, moverme. Caminar, cualquier cosa. Lo mas difícil es en los nervios, porque están tan habituados a esa voluntad consciente ordinaria que cuando esta se para y se quiere una acción directa se ponen como locos. Ayer por la mañana tuve esa experiencia, duro mas de una hora y era difícil, pero me enseño muchas cosas.
Y todo eso es lo que podríamos llamar la “transferencia de poder”. El antiguo poder se retira. Y entonces, antes de que el cuerpo se adapte al nuevo poder, entonces, hay un periodo que es critico…, los minutos se hacen largos. Esta mente celular…, te aseguro que es algo totalmente nuevo, totalmente nuevo.
Un nuevo cuerpo que se construye desde abajo; pero tan silenciosamente, tan invisiblemente, por una lenta e innumerable formación de microcopias maneras nuevas de ser en los mas pequeños gestos de cada minuto y en las mas mínima vibracioncita de los nervios, que es difícil de comprender, y no lo comprendíamos muy bien.
Madre intentaba explicárnoslo:
67.3012 – Eso es lo que el cuerpo esta aprendiendo reemplazar el gobierno mental de la inteligencia por el gobierno espiritual de la consciencia (del otro estado). Y eso establece (aparentemente no es nada, es posible que ni nos demos cuenta), establece una diferencia formidable, hasta el punto de que centuplica las posibilidades del cuerpo.
Cuando el cuerpo esta sometido a normas, por muy amplias que sean, es esclavo de esas normas, y sus posibilidades están limitadas por ellas. Pero cuando esta gobernado por el espíritu y la consciencia (del otro estado)… ¡adquiere unas posibilidades y una flexibilidad incomparables! Y es eso lo que le dará la capacidad de prolongar su vida.
Las “necesidades” han perdido su autoridad; uno puede adaptarse así o otra manera. Todas las leyes – esas leyes que eran “las leyes de la Naturaleza” – han perdido su despotismo, por así decirlo. Es como una victoria progresiva sobre todos los imperativos. Así que, naturalmente, todas las leyes de la Naturaleza, todas las leyes humanas, todos los hábitos, todas las normas, se están haciendo flexibles y acabaran siendo inexistentes.
Y, sobre todo, desaparecerá lo que la mente ha aportado de rigidez, de absoluto y de invencibilidad casi.
Más no siempre comprendíamos las consecuencias del experimento de Madre para la especie en general.
67.2211 – (Pregunta:) Comprendo perfectamente lo que esta pasando en ti, pero…
Pero…, puesto que pasa en un cuerpo, ¡puede pasar en todos los cuerpos! No estoy hecha de una pasta distinta a los demás hombres. Estoy hecha de lo mismo, con lo mismo, con las mismas cosas, y he sido hecha de la misma forma, totalmente. Y este cuerpo era tan bruto, tan oscuro, tan inconsciente y tan obstinado como todos los demás cuerpos del mundo. La cosa comenzó cuando los médicos declararon que estaba muy enferma, ese fue el comienzo.
Porque todo el cuerpo había sido vaciado de sus hábitos y de sus fuerzas. Entonces, lentamente, lentamente, las células se despertaron a una receptividad nueva. ¡Si no, no habría esperanza! Si esta materia que empezó siendo…, incluso una piedra tiene ya una organización, fue algo ciertamente mucho peor que una piedra; el inconsciente inerte, absoluto; y luego, poco a poco, se fue despertando. Y eso es lo que se produce siempre para que el animal se volvería hombre no hizo falta mas que la infusión de una consciencia mental; ya hora se trata del despertar de esta consciencia que estaba en el fondo, totalmente en el fondo.
La mente se había retirado, el vital se había retirado (fue eso precisamente lo que dio la impresión de una enfermedad gravísima), y entonces, en el cuerpo dejado a si mismo, poco a poco, las células comenzaron a despertarse a la consciencia. Y de eso, cuando este ya bien triturado (no se cuanto tiempo podrá llevar), nacerá una forma nueva, que será la forma que Sri Aurobindo llamaba supra-mental, que será… yo que se, no se como se llamaran esos seres.
¿Cuál será su modo de expresión, como van a hacerse comprender?... En el hombre la cosa se fue desarrollando muy lentamente. Solo que cuando el hombre surgió del animal no había ningún medio de grabarlo y de anotar el proceso; ahora es totalmente diferente, así que será mucho más interesante…
Eso es La Agenda de Madre, todo el proceso.
… Pero añadía Madre, incluso en la hora que es ya, la inmensa mayoría de los hombres y de la intelectualidad humana esta perfectamente satisfecha con ocuparse de si misma y de sus pequeños progresos en círculo. ¡Ni siquiera tiene ganas – ni siquiera eso – de que exista otra cosa!
Por lo cual la venida del ser supra humano pudiera muy bien pasar desapercibida, o no ser comprendida. No es que sea lo mismo porque no hay analogía, pero es evidente que si un mono, uno de aquellos monos, se hubiera encontrado con el primer hombre habría tenido que sentir simplemente que se trataba de un ser un tanto… extraño, eso seria todo.
El hombre ha sido habituado a pensar que todo lo que es superior al hombre son seres…, seres divinos, es decir, sin cuerpo, que se aparecen en medio de una luz, en fin, todos los dioses tal y como los conciben. ¡Pero esto no es nada de eso!
Y ahí estamos.
¿Seguiremos buscando la clave en un “programa genético”, que es solo el programa del hábito humano, o iremos a la raíz del hábito a descubrir la libertad celular y el poder de reformar la especie?
¿Nos quedaremos totalmente al margen del proceso? ¿Le dejaremos desarrollarse a pesar nuestro bajo los estrepitosos accidentes de la Historia, como ha sucedido hasta ahora en cada transición evolutiva de las especies?
Pero una celulita es muy contagiosa. El torbellino que parece haberse apoderado de las naciones, los continentes, las razas humanas, con todas sus creencias o sus incredulidades, y de cada familia y de cada pequeña consciencia, quizá sea precisamente que se avecina el gran torbellino evolutivo que puso fin a los reptiles en la aurora de los mamíferos, y que ya no estamos quizá en el siglo xx de una era llamada cristiana, sino mas bien en el siglo xxxv millones después de la parición de un pequeño ser unicelular.
La materia es lo más contagioso que hay. Casi no conocemos otro contagio que el que se origina por vida de reproducción o el contagio vírico, ¿pero que sabemos del contagio o de la propagación de una vibración en la Materia? Basto una vibración mental para que acabara surgiendo un Einstein.
Y ahora esta surgiendo “otra cosa”, ¿Quién quiere otra cosa? Pero, la queremos o no, SERÁ.
71.0112 – Es casi como una nueva mente que se esta formando.
70.143 – Y el cuerpo aprende su lección. ¡Todos los cuerpos, todos los cuerpos!
Pero no son solo estas células del siglo xx o del siglo xxxv millones las que subrepticiamente están desarraigándose de sus viejos hábitos y dejando infiltrar en ellas algo tan nuevo que ni siquiera se ve ni se comprende, sino que todo esta demoliendo nuestro materialismo junto con nuestro espiritualismo, y haciendo emerger… algo muy extraño, quizá la verdadera mirada de la Tierra sin este lado ni aquel, sin esta vida ni esta muerte, algo que Madre llama la “supervivencia” y que vamos a intentar describir.
61.273 – Tenia tal impresión ayer de que todas las construcciones, todos los hábitos, todas las formas de ver, todas las reacciones ordinarias, todo eso, se hundía por completo… Y que yo estaba suspendida en algo… totalmente diferente, algo…, no se. Y verdaderamente el sentimiento de que TODO lo que uno ha vivido, todo lo que ha sabido, todo lo que ha hecho es una perfecta ilusión.
Así que… Cuando uno tiene la experiencia espiritual de que la vida material es una ilusión… (Hay gente a la que eso le parece doloroso, a mi me pareció algo tan maravillosamente hermoso y feliz que fue una de las experiencias mas bellas de mi vida), pero ahora ¡es toda la construcción espiritual, tal y como ha sido vivida, la que… se vuelve totalmente una ilusión!, y no una ilusión idéntica, sino una ilusión mucho mas grave todavía.
Y ya no soy un bebe, hace algo así como sesenta años que hago un yoga consciente, y ahora esto…
71.0112 – Es una nueva mente. La forma de percibir el tiempo y el espacio se vuelve muy diferente, esta cambiando totalmente. Y entonces, respeto a la visión por ejemplo, veo mas claro con los ojos cerrados que con los ojos abiertos, ¡y sin embargo, es la MISMA visión! Es la visión FÍSICA, puramente física, pero un mundo físico que parece… mas completo.
Una nueva mirada de la Tierra.
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:22 |
IX - LOS OJOS DEL CUERPO
Estamos ante un gran misterio.
Hace ya años que estamos ante ese misterio, y a veces cree uno comprender, y otras veces todo se desvanece. Sin embargo, ahí están todas las coordenadas, tenemos miles de experiencias ante los ojos. ¿Pero como la oruga podría comprender la danza de la mariposa sobre el estanque? Es un país muy misterioso, terrestre quizá, pero ¿Quién sabe?...
Incluso esos miles de experimentos que fuimos anotando parecen muy embrollados o embrollantes (para nosotros), pues en ese “país” Madre no desembarco de una vez para siempre; tan pronto unas veces lo veía sobrevolándolo desde muy lejos a través de distancias interiores, y le daba un nombre, como otras veces hacia otra descripción y le daba otro nombre distinto, y, sin embargo, era siempre el mismo país, ¡aunque cualquiera sabe!
Y finalmente, no era “otro” país, sino el nuestro mismo; se desembarcaba en él de lleno. ¡Pero cualquiera lo entiende! Es dificilísimo para la oruga comprender el mundo de la mariposa, la mariposa tiene para ella un aire de lo más místico, y su estanque parece una cosa “sobrenatural”.
Y Tierra y las especies van de sobrenatural en sobrenatural hasta que desembarquen en el gran natural – que siempre esta – ahí. Entonces “todo será evidente”, como dice Madre. Pero quizá quede siempre, delante, una brizna de “sobrenatural”, y siempre seamos quizá la prehistoria de una mariposa que no ha nacido aun.
La Evolución es algo en movimiento. Es muy molesto para los ortodoxos. Darwin había cometido en verdad un “asesinato”.
Así que continuemos el asesinato.
La red
57.107 – Es una percepción o una sensación, o una impresión… totalmente extraña y nueva.
Era en 1957. Después, cuatro años más tarde:
61.276 – Estamos justo en la frontera, en el linde; es como si hubiera una cortina medio transparente y las cosas se vieran desde el otro lado intentamos atraparlas, pero no se puede aun. ¡Sin embargo, tengo el sentimiento de una proximidad tal! A veces, de pronto, me veo a mi misma como una potencia concentrada, formidable, empujando, empujando con una gran concentración interior para atravesarla.
Luego en 1964:
64.189 – Estoy en la frontera de una nueva percepción de la vida. Es como si ciertas partes de la consciencia mudaran del estado de oruga al estado de mariposa, algo así.
Y de nuevo, seis años más tarde, en 1970 (Madre tenía entonces noventa y dos años):
70.224 – Hay una región en donde hay muchas escenas de la Naturaleza, como campos, jardines… pero ¡todo esta detrás de redes! Muy recientemente; ¡redes! Hay una red de un color, otro de otro color… Todo, todo, todo esta detrás de una red, como si nos moviéramos entre redes. Pero no se trata de una sola red; depende, la red depende, en su forma y su color, de lo que esta detrás.
Y es… el medio de comunicación ¿Comprendes?
¡Menos mal que no hablo de ello, porque si no, dirían que desvarío! ¡Y lo veo con LOS OJOS ABIERTOS, de día, imagínate! Estoy viendo por ejemplo, mi cuarto – estoy aquí viendo gente-, y al mismo tiempo veo un paisaje, y otro y cambia y se mueve, y con una red así entre los paisajes y yo. La red parece ser… ¿Cómo diría yo?, lo que separa ese mundo físico verdadero del mundo ordinario.
Desconfiados, preguntábamos a menudo a Madre, año tras año, si no se trataba de “una visión de vidente”… ¡Claro que no!
Era “la misma visión, la visión física, puramente física, pero de un mundo físico que parece… mas completo”. Y, por si fuera poco, Madre estaba ya totalmente ciega. ¿Con que ojos físicos veía entonces si no era ya con los ojos del oftalmólogo?... Es evidente que con los “ojos” del cuerpo, de las células. Nos vienen a la memoria ciertos experimentos en los laboratorios rusos demostrando que un sujeto podía distinguir los colores a través de la piel de sus manos o incluso de la de su vientre.
Pero no se trataba de unos ojitos celulares contemplando un espectáculo; no es una “visión” y es más que una visión.
70.257 – Ahora es el cuerpo el que tiene la experiencia, y la cosa es MUCHO MAS VERDADERA. Hay una actitud intelectual que pone una especie de velo o de… no se que algo…, algo irreal en la percepción de las cosas; es como si las viéramos a TRAVÉS DE un cierto velo o de una cierta atmósfera, mientras que el cuerpo las siente en el mismo. SE CONVIERTE EN ellas. Las siente EN SI mismo. En lugar de reducir el experimento a la medida del individuo es el individuo el que se amplia a la medida del experimento.
Respecto a esos paisajes detrás de redes, no podemos decir de pensar que es así como el cuerpo ve el mundo a través de la trama de la mente física…, hasta que ya no haya ningún “a través de “.
No sabemos si será coincidencia, pero un sabio de la Universidad de San Francisco, sirviéndose de clichés tomados con un microscopio electrónico capaz de distinguir dos puntos separados entre si tan solo por una milésima de micra (¡una milésima de milésima de milímetro!), observaba recientemente:
“Una de las características intracelulares mas interesantes para la ciencia es la existencia de una red parecida a una red de pesca, que envuelve por completo el cuerpo principal de la célula, el citoplasma. Hasta el descubrimiento de esas redes se creía que el citoplasma de la célula era una especie de gelatina sin estructura interna; ahora pensamos que esa red debe ayudar a mantener la forma de la célula.”
¿Mera coincidencia?
Pero el problema es más radical aun que un simple cambio de visión. Una de las primeras veces que Madre diviso un poco el otro lado de la trama o el otro estado, al que llamaba también, igual que Sri Aurobindo, “la consciencia de verdad” (es decir, la consciencia de la verdad del mundo tal y como es), anotaba esto, que muestra toda la envergadura del problema:
61.187 – Es como un velo de mentira sobre la verdad; es el responsable de todo cuanto vemos aquí. Si lográramos quitarlo las cosas serian totalmente diferentes, totalmente. Cuando se sale de la consciencia ordinaria y se entra en la consciencia de verdad uno se queda asombrado de que pueda haber algo así como el sufrimiento, la miseria, la muerte y todo eso; se siente una especie de asombro; cuando uno se ha inclinado ya hacia el otro lado, es incomprensible como eso puede llegar a producirse. Y esa experiencia es asociada habitualmente a la experiencia de la irrealidad del mundo tal y como lo conocemos, ¡pero se trata solo de la irrealidad de la mentira, no de la irrealidad del mundo!
Verdaderamente, y casi sin que sea una metáfora , bien pudiéramos decir que vivimos en una cierta pecera física , dotada de un índice de refracción que origina toda la miseria y toda la muerte y toda la mentira irreal de este mundo.
Pero si cesa esa refracción , toso cambia físicamente.
Y Madre añade esto, que iba a convertirse en la gran pregunta a medida que pasaban los años:
…Es probable que esa nueva consciencia deba llegar a ser un estado constante , pero entonces se plantea un problema ¿Cómo será posible seguir en contacto con el mundo tal y como es en su deformación ¿Por qué , me he dado cuenta de una cosa : cuando ese estado es muy fuerte en mi , tan fuerte que puede resistir todo cuando viene a bombardearle desde fuera , si digo algo, la gente no entiende nada , nada .Por tanto , eso debe suprimir un contacto útil . ¿Cómo seria una pequeña creación supra-mental sobre la Tierra ¿ ¿Acaso es posible? ¿Cómo se establecería el contacto entre esos seres y el mundo ordinario?
Luego, en 1968, tenía lugar a la segunda salida radical de la trama. Madre estuvo a punto de morir una vez más.
Unos días después del experimento intentaba contarnos lo que estaba pasando, o lo que había pasado (o lo que iba a pasar, pues también el tiempo parece saltar a través de las mallas de la trama).
62.288 – Estoy segura de que el movimiento ha comenzado. ¿Cuánto tiempo costara llegar a una realización concreta, visible y organizada? No se nada. Pero algo ha comenzado. Me parece que debe ser la avalancha de la especie nueva, la creación nueva, o una creación nueva en todo caso.
Una reorganización terrestre y una creación nueva. Hubo un momento en el que las cosas eran tan agudas. Generalmente no pierdo la paciencia, pero habían llegado a un punto en el que todo mi ser estaba como anulado. No solo no podía hablar, sino que la cabeza estaba en un estado como no la he tenido jamás en toda mi existencia dolorida. No veía en absoluto, no oía nada…
Pero he tenido momentos, dos o tres veces, momentos absolutamente maravillosos y únicos, intraducibles. Es intraducible. ¡Y unos paisajes!... ¡Construcciones!, inmensas ciudades de construcción. Si, el mundo futuro construyéndose. Ya ni oía, ni veía, ni hablaba, vivía allí inmersa todo el tiempo, noche y día. Un cuerpo sin mente y sin vital. No había mas que esas percepciones.
La mente y el vital han sido instrumentos para triturar la materia, triturar y triturar de todas las formas; el vital por medio de las sensaciones y la mente por los pensamientos. Triturar. Pero me parecen instrumentos pasajeros que serán reemplazados por otros estados de consciencia. Son una fase del desarrollo universal y caerán como instrumentos que han dejado de ser útiles.
Así que he tenido la experiencia concreta de lo que es esta materia triturada por el vital y la mente; pero SIN vital y SIN mente, ¡es otra cosa! He pasado por unos momentos… Todo lo que se puede sentir y ver humanamente no es nada en comparación. Había momentos…, momentos absolutamente maravillosos.
Pero sin mente. Y no es algo que se “ve” como se ve un cuadro es ESTAR EN, estar en un cierto lugar. Nunca he visto u oído nada tan bello, y tampoco era algo “sentido”, no se como explicarlo. Y el cuerpo estaba allí inmerso; casi poroso, poroso, sin resistencia, como si las cosas pasara a través de el. He pasado horas… Las más maravillosas que se pueden tener sobre la Tierra.
Una noche (es para decirte hasta que punto todo estaba trastocado) tenía un dolor bastante fuerte; me quede concentrada y la noche se paso, al menos eso me pareció, en cosa de unos minutos. Otros días estaba concentrado y de vez en cuando preguntaba la hora, me parecía que había estado así horas y horas, y habían pasado solo cinco minutos.
Todo estaba, no puedo decir que trastocado, pero si que era de un orden totalmente diferente.
Y es aquí donde el tiempo del reloj desaparecía en la “inmovilidad en movimiento”, de la que ya hemos hablado.
72.2312 – Es ese sentido de la hora lo que no entiendo… Siento, se que mi cuerpo esta siendo habituado a alguna otra cosa.
66.3112 – El tiempo no tiene ya la misma realidad. Es otra cosa. Es algo muy particular, es un innumerable presente.
69.127 – Y entonces, voy a América, voy a Europa, voy a… constantemente. Voy a lugares de la India… Y todo eso trabajando, trabajando, trabajando, ¡pero de una forma tan viva! ¡Y con un sentido del humor tan divertido! Las cosas aquí están revestidas siempre con un montón de vestidos, no son jamás la cosa exacta, pero ahí si que son la cosa exacta. Es interesantísimo, ¿sabes?, ¡la vida despojada de su apariencia mentirosa! Los hombres tienen la manía de disfrazarlo todo ¡pero ahí no hay ningún disfraz!
72.76 – Es algo que las células no entienden todavía, pero saben, sienten. Sienten como si estuvieran siendo proyectadas a la fuerza en un mundo nuevo.
73.82 – No se trata de irse a regiones inaccesibles, esta AQUÍ MISMO. Solo que por el momento, todos los viejos hábitos y la inconsciencia general ponen como una especie de manto que nos impide verlo y sentirlo. Es preciso… es preciso quitarlo. Y esta por todas partes, ¿sabes?, por todas partes, siempre. Y no es algo que va y viene; esta ahí, siempre por doquier. Somos nosotros, nuestra imbecilidad, lo que nos impide sentirlo. No hay necesidad de irse, en absoluto, en absoluto, en absoluto.
72.275 – (Pregunta) ¿Pero a donde vas cuando te vas así, de repente?
¡Pero si no me “voy”! No salgo de la vida material, tan solo… aparece de otra manera. Como si estuviera hecha de otra cosa.
Estamos ante algunas de las coordenadas principales, menos una que muy pronto vamos a dar y que abre unas perspectivas… extrañas.
Pero el hecho capital es que detrás de nuestro “manto” o de nuestro “velo de irrealidad” hay una Tierra física dotada de otra vida innumerable e instantánea, y de otro tiempo “vertical”, en el que las enfermedades, los accidentes, la muerte no pueden existir. En donde “la solución precede al problema”, como decía Madre.
Y sin embargo, ese otro tiempo es físico; cuando uno esta dentro de el no puede ya ser asesinado en los barrancos de Pondichery (ni cantidad de cosas más).
Y por tanto, en verdad, “la salvación es física”, no hay por que correr a otros mundos “espirituales”. La redención es sobre la Tierra donde hay que hacerla, y en el principio cuerpo. Hay que salir de la red.
¿Pero acaso es posible hacerlo uno solo?
La evolución es toda la Tierra
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De: kuki |
Enviado: 04/08/2012 00:22 |
Los vivos y los muertos Tenemos que confesarlo, no llegamos a comprender muy bien esta última y extraña coordenada.
Pero el hecho esta ahí.
Comenzó nueve años después de la partida de Sri Aurobindo, en 1959, es decir, cuando Madre se debatía ya en la última capa de la mente física, con, de vez en cuando, pequeños desgarrones extraños.
Un buen día de julio, mientras estaba perforando ese magma, de pronto paso entre las mallas y, brutalmente, se produjo la invasión de esa formidable energía que Sri Aurobindo llamaba “supra mental” y que Madre describe muy pintorescamente como “la papilla hirviente del supra-mental”.
Y, en efecto, uno se pregunta si no va a ser hecho papilla.
59.610 – Tuve una experiencia única. La luz supra mental entro en mi cuerpo directamente, sin pasar por las consciencias interiores o superiores. Era la primera vez. Entro por los pies…
Detalle muy significativo, pues todas las experiencias de los yoguis se sitúan encima de la cabeza, en la capaz de consciencia llamadas superiores.
Madre trabajaba justo en el otro extremo.
… Un color rojo y oro, maravilloso, cálido, intenso. Y subía y subía. Y a medida que subía la fiebre subía también, porque el cuerpo no estaba habituado a aquella intensidad. Cuando toda aquella luz me llego a la cabeza creí que yo iba a estallar y que era necesario parar la experiencia. Entonces, clarísimamente, recibía la indicación de hacer descender la calma, la paz, ensanchar toda esta consciencia corporal, todas estas células para que pudieran contener la luz supra-mental. De pronto, me desmaye un segundo. Y me encontré en otro mundo…
Y es ahí donde empezó todo el embrollo (para nosotros), porque ese “otro” mundo, a medida que el experimento iba progresando con el paso de los años, no era ya “otro”, en absoluto; era el nuestro, el mismo, con los ojos abiertos de par en par, pero visto-vivido de forma diferente; y tras haberlo llamado “el físico sutil” Madre se fue deslizando hacia otra terminología, y luego hacia otra, y lo acabo llamando “el verdadero ser físico”, “la verdadera materia”, “el otro estado en la materia”…
Pero era, sencillamente, la Tierra del mañana, como puede serlo la tierra firme para el anfibio salido de las aguas.
… Otro mundo, pero no lejos. Era un mundo casi tan substancial como el mundo físico. Había cuartos – el cuarto de Sri Aurobindo con la cama en que reposa - , el vivía allí, estaba allí todo el tiempo, era su morada. También estaba allí mi cuarto con un gran espejo como el que tengo aquí, y peines, y toda clase de cosas.
Y aquellos objetos eran de una sustancia casi tan densa como el mundo físico, pero tenían su propia luz; no eran translucidos, ni transparentes, ni irradiantes, sino luminosos en si mismos. Los objetos, la materia de los cuartos, no tenían esa opacidad de los objetos físicos, no eran secos y duros como en el mundo físico…
Aunque para el microscopio la materia no es nada opaca ni seca ni dura.
… Y cuando me desperté, no tuve como de costumbre esa sensación de venir de lejos y de que hacia falta entrar de nuevo en mi cuerpo. No, fue sencillamente como si hubiera estado en ese otro mundo, luego di un paso atrás y me encontré aquí. Necesite una media hora larga para comprender que este mundo existía igual que el otro, que yo no estaba ya en el otro lado, sino aquí, en el mundo de la mentira.
Me había olvidado de todo; de la gente, de las cosas, de lo que tenía que hacer…, todo había desaparecido como si no tuviera ninguna realidad. Ese mundo de verdad, no es como si hubiera que crearlo pieza por pieza; esta ahí, totalmente preparado, como un doble del nuestro. Todo esta ahí. TODO esta ahí…
Y luego Madre añade esto que da la debida proporción:
… Dos días enteros permanecí allí, dos días de una felicidad absoluta. Y Sri Aurobindo estaba constantemente conmigo, todo el tiempo; cuando yo caminaba, el caminaba conmigo; cuando me sentaba, el se sentaba junto a mi. De todas formas, al cabo del segundo día, me di cuenta de que no podía seguir allí porque el trabajo no avanzaba. El trabajo es en el cuerpo donde hay que hacerlo; la realización es aquí donde hay que efectuarla, en este mundo físico, si no no es algo completo. Así que me retire y volví a mi trabajo.
Madre espero, pues, nueve años tras la partida de Sri Aurobindo para reencontrar sus huellas…
¿Por qué nueve años? Porque, durante esos nueve años, fue atravesando las capas hasta llegar por fin a esa consciencia del cuerpo; fue el cuerpo; la consciencia del cuerpo la que vio la morada de Sri Aurobindo, lo que todos los ojos superiores, yoguicos y ocultos no habían visto. Son los ojos del cuerpo los que tienen acceso al “otro” mundo. Para los ojos del cuerpo la muerte no existe, es otra cosa.
Y a medida que la trama se hacia mas tenue con los años, a medida que el cuerpo, tal y como es, emergía de sus estorbos sucesivos, intelectuales, emotivos, sensoriales, en fin, de todo cuanto el habito evolutivo ha puesto sobre el – la red - , el “otro” mundo empezaba a estar aquí y el cuerpo se paseaba por el “como por el Bosque de Boulogne”, decía Madre.
Como el anfibio por las orillas de esta misma tierra soleada, pero con otro sistema respiratorio.
Fue eso lo que nos costo tanto comprender durante mucho tiempo, y preguntábamos a Madre si, al fin y al cabo, ese “otro” mundo no era como esos, de los que todas las tradiciones han hablado; los egipcios, los griegos, los tibetanos, en fin, todos, ¡Claro que no!... por la sencilla razón de que todos aquellos sabios o aquellos videntes tenían el excelente habito de irse a las “alturas” o a las profundidades celestes u ocultas, mientras que el secreto s situaba en la materia; en los “pies”.
Pero, evidentemente, nadie había tenido el valor de descender ahí y de ir a revolver ese barrizal infame que es la mente física. O bien… o bien pudiera ser que los llamados sabios y videntes hubieran visto ese mismo mundo pero a través de capas espirituales o a través de capas de sueño o de capas de “meditación”, como vagas sombras de luz (por así decirlo) o como impalpables extensiones místicas que eran tan solo la caricatura etérea o la fotografía evanescente de una misma realidad que se sitúa bajo los pies.
Solo el cuerpo podía vivir “eso” directamente, sin un par de gafas espirituales, ocultas, mágicas o yo que se, incluso electrónicas. A eso se reducían todos sus “misterios” del mundo, que sin embargo eran la realidad, pero captada desde un mal ángulo o por un mal instrumento.
¿Qué diría un pez espiritual o incluso un pez electrónico que contemplara la tierra a través de una meditación acuática o a través de aletas de aumento?
Y Madre termina la descripción de su experimento con estas palabras:
… Bastaría una cosita de nada, una cosita de nada para pasar de este mundo al otro, PARA QUE EL OTRO SEA EL VERDADERO. Bastaría un pequeño clic, o más bien un pequeño giro de la actitud interior. ¿Cómo diría yo?... Es imperceptible para la consciencia ordinaria, basta un pequeñísimo desplazamiento interior, un cambio de cualidad.
Basta salir de esta especie de “índice de refracción” que lo revuelve todo, lo tuerce todo, lo deforma todo, lo accidenta todo, para emerger a un tiempo sin muerte y un espacio sin distancia.
Pero Madre dice claramente: “Para que el otro sea el verdadero”, es decir que no hay por que “salirse del mundo” ni porque “irse”; es necesario que el otro rayo, la otra no – refracción, la otra vibración ocupe el lugar de nuestra vibración ilusoria y mentirosa.
Una “sustitución de vibración”, decía ella. Un pequeño giro.
“Bastaría un pequeño clic”.
¿Un giro universal?
¿La Tierra humana saliendo de la pecera?
¡El cuento de hadas terrestre!
Años después de aquel 1959, Madre intentaba explicarnos así ese paso de un estado al otro o de un “mundo” al otro.
66.263 – No se con que compararlo, pero estoy segura de que hay cosas que así (Madre gira su mano en un sentido) son invisibles, y que así (en el otro sentido) son visibles. Quizá sea un cambio de posición interna; porque me ha sucedido no se cuantas veces (cientos de veces); así (Madre gira su mano) todo es lo que podríamos llamar “natural”, como tenemos costumbre de verlo y luego, de pronto, así (en el otro sentido) cambia de naturaleza.
Y sin que haya pasado nada, excepto algo interior, algo en la consciencia, u cambio de posición, un cambio de posición, no es más tangible que eso, ¡Eso es lo maravilloso! Mira, el otro día, encontré una frase de Sri Aurobindo: “Ahora todo es diferente, y sin embargo todo sigue igual”.
Al leerla, me dije: “¡Vaya!... La explicación mas aproximada es un desplazamiento; el ángulo de percepción es diferente” No es en absoluto lo que estaríamos tentados a pensar, una interiorización y una exteriorización, no es nada de eso, es un ángulo de percepción que cambia.
Se esta en un cierto ángulo, y luego se esta en otro… He visto pequeños objetos así para divertir a los niños. Cuando esos objetos están en una cierta posición tienen aspecto de compactos, duros y negros, luego se les gira en el otro sentido y son claros, luminosos, transparentes. Es algo así.
¿Un ángulo de percepción terrestre que cambia?...
En los últimos años de su vida, Madre nos dijo un día:
70.29 – Es algo formidable… y que tiene aspecto de ser la cosa más tonta.
Pero el experimento de 1959 iba a proseguir, ampliarse y hacerse cada vez más natural. En 1962:
62.1210 – En seguida se ponen a decir: “¡Ha muerto!...” Lo he vivido estos últimos días. Me pase por lo menos dos horas en un mundo, que es el físico sutil (y seguía con ese mismo vocabulario que pronto iba a cambiar), en el que los vivos y los muertos se codean ¡sin sentir la diferencia! No hay ninguna diferencia.
Había vivos, había… lo que NOSOTROS llamamos “vivos” y lo que NOSOTROS llamamos “muertos”, y estaban juntos, se movían juntos, se divertían juntos. Y todo aquello tenía una luz muy bonita, tranquila, en fin muy agradable. Y me dije: “¡Eso es!, los hombres hacen un corte así y luego dicen: Ahora esta muerto.”
Y siete años más tarde:
69.175 y 215 – Se esta intentando algo con este cuerpo, pero no se el que. De la forma mas extraña se le ha dado una consecuencia que ya no tiene nada que ver con el tiempo, ¿comprendes?, ya no hay el “cuando no existía” ni hay el “cuando no existía” ni hay… Ya no es así, es una “algo” en movimiento. Así que… ¿qué va a pasar? O lo se. Es contrario a todos los hábitos. Y además este cuerpo… ¡tiene gracia!, de vez en cuando se pregunta: “¿¡Estoy vivo o estoy muerto!?”
Es como si todo eso fuera una demostración para hacernos comprender los secretos de la existencia. Es curioso. Figúrate, por ejemplo, me he ido a lugares en los que había cantidad de gente, y mezclada, es decir presuntos vivos y presuntos muertos, juntos. Y totalmente juntos y habituados a estar juntos y encontrándolo totalmente natural, ¡pero una muchedumbre de gente!...
Y cada vez tengo mas la impresión de que es nuestra cabeza y nuestra forma de ver las que crean limites cortantes, ¡Pero en realidad no existen! Todo esta mezclado.
Y una vez más, como si el tabique se hiciera cada vez más delgado:
69.197 – Hay un lugar en el que los que tienen un cuerpo y los que no tienen cuerpo están mezclados sin que eso suponga ninguna diferencia. Tienen la misma realidad, la misma densidad y la misma existencia consciente, independiente. Y hay una similitud extraordinaria con la vida material, excepto en que se siente que la gente es mas libre en sus movimientos.
Pero lo mas extraño es que me levanto y ese estado de “allí” continua, y es tan real, tan tangible como las cosas físicas. Había alguien, ¿no?, yo estaba con alguien (un presunto muerto, en el mismo cuarto de Madre), y me pregunte:” ¿Acaso esta persona esta así, físicamente? ¿Es algo físico?” ¡Y yo estaba de pie! Así que es como si los dos mundos estuvieran… (Madre entrelaza los dedos de su mano derecha con los dedos de su mano izquierda) Que extraño…
Si, muy bien, los muertos viven, no nos sorprende; incluso hay ciertos muertos que están mas vivos que cantidad de ciudadanos consumidores, y hay vivos que están ya medio muertos.
Pero de todas formas, ¿qué significan esos “vivos” que se pasean y se divierten con los “muertos”? Hasta ahora nunca habíamos oído a los vivos contarnos sus paseos físicos con los “muertos”.
¿Querrá eso decir que hay una parte de nuestro ser, que, sin nosotros saberlo, comunica ya con ese mundo (que no sabemos como llamar), en el que las leyes no son ya las mismas, en el que la “muerte” no es ya la misma, y que es, sin embargo, un mundo físico según el experimento de Madre? ¿No sabrá nuestro cuerpo más que nosotros mismos?
En todo caso, los que han tenido esa clase de experiencias con “muertos” las han tenido generalmente durante el sueño o en ciertos estados especiales; si atreves de las capas habituales.
Pero si esas capas son precisamente la mentira del mundo, su espesor, su ángulo de percepción falsa o deformada, el que causa todos los accidentes, todas las enfermedades, todas las miserias y la muerte del mundo, ¿qué pueden valer esas experiencias? ¿Y que será la vida verdaderamente y que será verdaderamente la muerte? ¿No habrá un lugar de la consciencia física, material – digamos que de la próxima consciencia terrestre - , en el que la vida y la muerte cambien de naturaleza?
Entonces existirá realmente un nuevo estado sobre la Tierra que no será ya la vida tal y como la conocemos ni la muerte tal y como la conocemos.
Pero dejemos a Madre a continuar su extraño experimento para “comprender los secretos de la existencia”.
67.73 – Y todo eso es un conocimiento de la consciencia de las células.
No es el ser mental, no es el conocimiento yoguico, no son todos los conocimientos ocultos del mundo; es el conocimiento de la consciencia del cuerpo. Es el cuerpo el que ve. Es el cuerpo el que ve su tierra de una forma totalmente diferente.
Es el cuerpo el que comprende… sus propios secretos.
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