Una de las grandes transformaciones gracias a las nuevas tecnologías de información, es un nuevo modelo de consumo basado en compartir, intercambiar, prestar, y alquilar. Plantearos lo siguiente: si tenéis que usar un producto o servicio por un tiempo limitado, ¿no sería mejor no gastar dinero para poseerlo, y disponer de él solo el tiempo que lo utilicéis? Seguro que no habéis tardado ni dos segundos en responder que sí.
En el pasado, la producción desmesurada de productos y artículos, acompañada de un marketing emocional bastante agresivo, forjó una generación de usuarios: los hiperconsumidores. Este tipo de clientes se caracterizaban por ser compradores emocionales de productos y bienes de una manera desordenada. Muchas consecuencias negativas se generaron de esta producción descontrolada: un gasto desmesurado de dinero, una acumulación inútil de objetos, una oferta de productos similares que no ofrecían ventaja comparativa entre ellos, o que tenía un tiempo de vida limitado para que los usuarios volvieran a comprarlo, y una cantidad de basura totalmente insostenible. Fatal, ¿no?
Menos mal que los tiempos cambian. Ahora, —y tampoco quiere decir que hayamos descubierto el hilo negro, ojo— hacemos frente a este agotado modelo consumista de una manera racional e inteligente a través del Consumo Colaborativo. Si antes el capitalismo nos imponía la violenta necesidad de poseer cada uno lo suyo, ahora el panorama pierde voracidad, y la gente simplemente intercambia, presta, alquila o comparte. Punto.
Imagen de www.collaborativeconsumption.com
El consumo y toda la industria que está detrás de éste, intenta proyectar valores y actitudes en el individuo, hacerlo sentir que al comprar algo estará satisfecho, y por ende, más feliz. ¡Oh, sorpresa! El consumo colaborativo, y todas las personas que lo hacen posible alrededor del mundo, lo tienen bastante claro: la felicidad no es poseer, sino disfrutar, y si al mismo tiempo podemos compartir y brindar a otros esa posibilidad de gozar, ¡vamos más que bien! No eres lo que tienes, ni serás más feliz por poseer más, sino en la medida en que logres satisfacer tus necesidades de una manera responsable, inteligente y sostenible. Piénsalo. Utilidad y beneficio.
Y para darle con más bombo y platillo al asunto, resulta que en esta maravillosa era digital en la que estamos conectados con millones de personas a miles de kilómetros de nosotros, y con un acceso a la información de manera inmediata, esta ilusoria felicidad, además de ser desmentida públicamente a capa y espada, se ve fuertemente contrarrestada por una nueva moneda que no se devalúa, sino todo lo contrario, va a la alza: la confianza.
¿Y qué sucede? Que la mayoría de las plataformas digitales apuestan por esta nueva moneda, y si gana uno, ganamos todos. Así de fácil. Grandes iniciativas colaborativas y responsables, se han convertido en casos de éxito gracias a la transparencia con la que se relacionan con sus usuarios, y por hacer públicas todas las experiencias de la comunidad (positivas o negativas), haciendo de éstas, la tarjeta de presentación más valiosa que un proyecto colaborativo puede tener.
En nuestra presentación del blog os comentábamos por qué en JoinUp Taxi apostamos por la filosofía de compartir, y cómo ésta es el eje transversal de muchas grandes ideas que están revolucionando el modelo de consumo. Pero muchos os habréis preguntado, “¿Y porqué sois tan geniales?”. Pues no, geniales sois vosotros que hacéis conciencia y os dais cuenta que trasladaros diariamente con coche particular al trabajo, escuela, o lo que sea, genera más problemas de los que soluciona, y decidís compartir el taxi, viajar en bici, o usar el transporte público. “El transporte representa la cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero y el 36% de consumo de energía en España”. (Wikipedia)
Ahora os debe de encajar todo mucho mejor, ¿no? El Consumo Colaborativo a favor de la Movilidad Sostenible es preocuparnos por los efectos medioambientales y reducir los efectos negativos al transportarnos diariamente. Soluciones hay varias. La decisión es vuestra, el problema es de todos.
Así que ya lo sabéis, dejad atrás ese hiperconsumismo del siglo XX, y uníos a esta realidad que está reproduciéndose por todos sitios de forma imparable. No eres lo que posees. Optimiza tus bienes, consume responsablemente, y sobre todo, sé agente de transformación para el futuro de tu comunidad.
¡A compartir! Compartir es vivir