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De: kuki (Mensaje original) |
Enviado: 16/09/2013 03:12 |
Tesis moleculares
Teoría
molecular de las sociedades
¿Cuál es el punto de
partida de la nueva teoría de las sociedades? Ya dijimos, a un principio, que
nuestro enfoque de las sociedades es molecular, atendemos sus dinámicas
moleculares; de aquí deducimos que las sociedades efectivas no son las
sociedades representadas por la sociología clásica, que tiene una mirada molar,
institucional, de las sociedades. Observa las sociedades desde la perspectiva
de las instituciones; es decir, tiene un punto de vista institucional. Al hacer
esto no hace otra cosa que concebir las sociedades desde las representaciones
que se hacen de ellas las instituciones, sobre todo el Estado. Este es un grave
error, desde nuestro punto de vista, pues se desentiende de entrada, de lo que
crea las sociedades, la energía, por así decirlo, que crea las sociedades; esta
energía deviene de las dinámicas moleculares sociales o, si se quiere, las
dinámicas moleculares se efectúan activando energía “molecular”, en el sentido
metafórico, tal como lo usaba Gabriel Tarde en su micro-sociología. Hablar de dinámicas moleculares también es
metafórico, pues no nos referimos a la dimensión molecular que toma en cuenta
la física, aunque también la biología, sobre todo la biología molecular. La dimensión es el de las mónadas, que es un concepto filosófico, que
se remite a Leibniz; ahora bien, las mónadas
son consideradas por Gabriel Tarde como individuos. Entonces, en sentido
estricto, la metáfora de dinámicas
moleculares se refiere a dinámicas individuales o grupales, incluso se
puede considerar alianzas y asociaciones no-institucionales, en el sentido de
su estabilidad organizacional, estructural y normativa. La importancia de lo
que dijimos anteriormente radica en la apreciación de que son las dinámicas
moleculares las que componen, conforman composiciones, crean, inventan; empero,
también, las que, al ser capturadas por las instituciones, reproducen la
organización, la estructura y la normativa institucional. La clave para la
comprensión e interpretación de las sociedades efectivas se encuentra en las dinámicas
moleculares sociales, no en sus dinámicas molares, que son mas bien
composiciones, más o menos estables, de las dinámicas moleculares sociales.
Este es entonces el punto
de partida, la tesis inicial de la teoría molecular de las sociedades. En forma
de tesis podemos escribir:
Las
dinámicas moleculares sociales son la vida propia de las sociedades, hacen
circular la energía que da vida a las sociedades, componen múltiples formas de asociaciones y
múltiples formas de actividades, activan flujos y movimientos, se asientan en
territorialidades, donde conforman ecologías sociales.
Alguien podría objetar
esta tesis observando que las dinámicas moleculares sociales conforman también
instituciones. Claro que sí; pero, el problema es que las instituciones son
sistemas de captura de las dinámicas moleculares sociales, las que quedan
atrapadas en la reiteración de lo mismo, inhibiendo sus capacidades creativas.
Como hemos decidido descartar la perspectiva institucional, buscando mas bien
entender el por qué las dinámicas moleculares sociales componen instituciones,
las mismas que inhiben los alcances y las facultades creativas de las dinámicas
moleculares, se apropian de la energía, la acumulan y la usan en contra de las
dinámicas moleculares.
A partir de esta tesis
inicial podemos avanzar. Pero, antes tenemos que aclararnos la interpretación
adecuada de la tesis inicial. Si las dinámicas moleculares es la metáfora de
dinámicas individuales, grupales, asociaciones y todo tipo de alianzas
no-institucionales, se trata de dinámicas singulares, proliferantes, plurales
y, sobre todo, presentándose como aleatorias. De lo que se trata es comprender
la construcción, la de-construcción y la re-construcción de las sociedades
efectivas, sociedades conformadas sobre la base de la aleatoriedad y
alteratividad de las dinámicas moleculares sociales. Se trata de sociedades en
movimiento y en constante transformación; no es cierto que las sociedades
efectivas se repiten, reproducen la misma situación, sean recurrentes y reiterativas
con estructuras constituidas e instituidas; ésta es la representación que se
hacen las instituciones, sobre todo el Estado, de las sociedades. La
efectividad social nos muestra, mas bien, que las sociedades mutan, cambian, se
transforman, constantemente, aunque estos desplazamientos sean imperceptibles.
De lo que se trata es de comprender el efecto
de conjunto de estas masas en movimiento de dinámicas
moleculares, efecto de conjunto que llamamos sociedad. La comprensión de
este efecto de conjunto pasa por estudiar la multiplicidad y pluralidad de
dinámicas moleculares, sus diferencias; pero, también, sus articulaciones,
imbricaciones y entrelazamientos. No se trata como en el modelo de simulación
de dinámicas moleculares, que se refieren a las partículas de la física
newtoniana, que busca encontrar la posición de las partículas, su dirección y
velocidad, dependiendo del incremento del tiempo y del incremento de la
temperatura, sino, como hemos dicho, de la creación, invención y construcción
de la sociedad implicada. Es decir, se trata de los efectos molares de las
dinámicas moleculares sociales; las articulaciones, las integraciones, las
composiciones, las redes, los circuitos, los flujos, los recorridos, las
acumulaciones colectivas. Dicho en sentido resumido, pero, también restringido,
se pude decidir que se trata de la relación entre lo molecular y lo molar.
La
segunda tesis se deduce de lo que acabos de decir; es la siguiente:
Las dinámicas moleculares sociales
construyen, constituyen, producen y reproducen lo molar social.
Si
entendemos que la vida es una creación macromolecular, desentendiéndonos de lo
que ocurre en las dimensiones cuánticas, por el momento, vemos la potencialidad
inmensa y creativa de las dinámicas
moleculares. Las dinámicas moleculares sociales contienen también una
potencialidad inmensa y creatividad, en lo que respecta a lo que llamaremos la
vida social. Las dinámicas moleculares sociales crean la vida social. Así como
la vida es un logro de autonomía inapreciable, no solo por la capacidad de
locomoción, sino de autonomía en pleno sentido; sensibilidad, afectividad,
subjetividad, cognición, computación, cálculo, previsión, decisión; la vida
social es también un logro inapreciable de autonomía social, en pleno sentido;
sensibilidad social, afectividad social, subjetividad humana, cognición,
computación, cálculo, previsión y decisión evocativas, expresadas en lenguajes
evocativos y cultural. La invención tecnológica es uno de los indicadores
materiales de esta autonomía, que tiene repercusiones en la llamada revolución
verde, la primera, y en la industrial, que tiene mas bien larga duración y
responde a una larga acumulación. Ciertamente esta autonomía ha adquirido
expresiones asombrosas en los conocimientos, saberes, ciencias, a lo largo de
las historias, cada vez más eruditas y audaces, en las contemporaneidades;
empero, esta comprobación indiscutible no niega, para nada, que los
conocimientos y saberes son atributos biológicos de toda forma de vida.
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 03:13 |
En
relación a la segunda tesis, tenemos un tema que discutir, que aparece como
problema; este es el relativo a las instituciones, formas molares, conformadas
y reproducidas por las dinámicas moleculares sociales, formas que capturan
dinámicas sociales para su reproducción institucional. ¿Por qué las dinámicas
moleculares sociales construyen instituciones, que las capturan e inhiben sus
capacidades creativas, sus facultades inventivas, circunscribiendo la energía
molecular social a la mera reproducción institucional? ¿Por qué producen criaturas
que después las someten? Hay que partir de lo siguiente: las instituciones no
tienen vida propia, no son nada sin las dinámicas moleculares sociales.
Entonces, ¿cómo es que aparecen ante los ojos de la gente como si fueran algo,
incluso alguien, sujetos con vida? Las instituciones son manejadas,
administradas, gestionadas, por personas; entran en relación con otros
conjuntos de personas, por una u otra razón, de acuerdo a las funciones
institucionales y el papel que le toca a la institución en el campo
burocrático, en el campo institucional. ¿Cómo es que las instituciones terminan
dominando a las personas? Ciertamente se dice que los que dominan son los
grupos que controlan las instituciones, sean clases sociales, en la teoría de
la lucha de clases, sean burocracias, en la teoría crítica del Estado; empero,
tampoco hay que olvidar que estos grupos dominantes también comparten el
fetichismo institucional, también creen que las instituciones tienen vida y
conforman la “realidad”. Se puede decir, con toda la cautela del caso, que
también estos grupos de poder terminan atrapados en las redes institucionales.
Por lo tanto, la pregunta puede llegar a adquirir un carácter extremo: ¿Cómo es
que los humanos imaginan que sus instituciones tienen vida propia, son como
sujetos supremos, ante los cuales hay que responder, como en un juicio final?
Karl
Marx ha llegado a explicar la magia del dinero como fetichismo de la mercancía;
el marxismo ha desarrollado esta tesis como teoría de la ideología; empero ha calificado a la “ideología” como falsa
consciencia, casi como engaño. En sus versiones más avanzadas ha concebido la ideología como aparato de legitimación.
Sin embargo, no ha llevado a fondo este develamiento de la fenomenología
imaginaria. Un marxista critico y crítico del marxismo, Cornelius Castoriadis, ha ido más lejos al
comprender que la sociedad es una institución imaginaria; por este camino
sabemos que las instituciones son imaginarias, sin quitarles un ápice de materialidad.
El problema no es tanto que la sociedad sea imaginaria, sostenida, claro está
por toda la materialidad social que la reproduce; tampoco el problema está en que
la institución sea imaginaria, sostenida, también, por su materialidad
arquitectónica, organizativa y relacional; sino que esta imagen de sociedad,
esta imagen institucional, se impongan como aplastantes “realidades” sometiendo
a los verdaderos productores de la sociedad y de las instituciones, aunque a
unos los convierta en privilegiados, los menos, y a otros en des-privilegiados,
las mayorías, para hablar de una manera general. Puede llamarse a unos
dominadores y a los otros dominados o, si se quiere, a unos explotadores y a
los otros explotados; empero, no debemos olvidar que todos comparten el
fetichismo institucional; entonces, todos terminan dominados por el fetichismo
que comparten, aunque lo hagan en diferentes condiciones. La pregunta es: ¿por
qué los humanos caen en este fetichismo y se entregan, con gusto o sin gusto,
placenteramente o sin placer, al fantasma institucional, sin olvidar que este
fantasma está sostenido por la materialidad que lo convoca? Lo que domina no es
esa materialidad, en última instancia, sino el fantasma. ¿Algo anda mal en los dispositivos de las
dinámicas moleculares sociales? ¿Por qué los humanos requieren fantasmas no
sólo para dar sentido a sus vidas, cosa que se puede entender, sino para
sobrevivir? Les cuesta tanto después deshacerse de sus fantasmas, y lo más
paradójico ocurre cuando, una vez liberados de sus fantasmas, vuelven a inventar
nuevos fantasmas, como si dependieran de esta ilusión. ¿Por qué los humanos no
se conciben a sí mismos como creadores, libres de efectuar las composiciones
que quieran, las composiciones más adecuadas para liberar su potencia social?
¿Por qué tienen que recurrir a un imaginario para organizarse, después
descubrir que ese imaginario les agobia, luchen para deshacerse de la opresión,
lo consigan, después de largas luchas, empero, para, poco después, inventar un
nuevo imaginario?
De
lo que expusimos sacamos la tercera tesis, que se expresa así:
Las dinámicas moleculares sociales no
controlan sus efectos molares, sobre todo cuando se trata de la composición
institucional, la constitución e institución de instituciones.
La
anterior tesis puede ser interpretada de la siguiente manera: Es como decir que
las dinámicas moleculares se mueven de acuerdo a ciertas “lógicas” y las
dinámicas molares se mueven de acuerdo a “lógicas” distintas. El problema
radica en la articulación de una dimensión con otra. Ni las dinámicas moleculares comprenden o
terminan de entender lo que pasa con las dinámicas molares, ni las dinámicas
molares comprenden o terminan de entender lo que pasa con las dinámicas
moleculares. En el paso de una dimensión a la otra se produce el desfase, se ocasionan
las decodificaciones equivocadas; se supone en una dimensión una cosa y en la
otra dimensión otra cosa. Claro que hay diferencias en lo que respecta a las
posibilidades de control de lo que se hace; las dinámicas moleculares tienen
más control en los micro-espacios de actividad, donde se desempeñan; pierden el
control en los macro-espacios, donde la masa de sucesos adquiere otra “lógica”.
Lo molar está sometido a otros condicionamientos; usando una metáfora de la
física, podemos decir, está sometido a otras “leyes”, quitándole todo el
sentido determinista que le han otorgado los sociólogos y economistas. Los
efectos molares de las dinámicas moleculares cobran, no autonomía, pues esto no
puede ser, pues la autonomía es propia de las formas de vida, lo molar no tiene
vida propia, sino movimiento, que provoca colisiones molares. El problema son
los efectos masivos de las dinámicas moleculares sociales, efectos molares,
efectos institucionales, no controlables, en sentido estricto de la palabra. Se
han inventado ciencias, saberes, leyes jurídicas, el Estado, como
macro-institución para controlar estos efectos molares; empero, como estos
efectos molares no tienen vida propia, sino que dependen de las dinámicas moleculares, no se llega a
conocer ni controlar los efectos molares, pues dependen de la “causalidad”
múltiple y plural de las dinámicas
moleculares. Sólo el conocimiento integral de las dinámicas moleculares y de las dinámicas molares podría ayudar, no
a controlar los efectos molares, sino a liberar la potencia social y a
coadyuvar a hacer plásticos, cambiables, transformables, adecuadles, los
efectos molares, sin necesidad de convertirlos en estructuras perenes y
agobiantes.
No
se trata de liberarse de la facultad imaginaria, pues forma parte de la potencia
social, sino de liberar a la imaginación del esquematismo anquilosado que
detiene el flujo de imágenes en la misma imagen detenida, obsesiva, absorbente,
como si fuese el comienzo y el fin de todo. Concurre entonces como un
anquilosamiento imaginario, una especie de bloqueo mental. ¿Por qué ocurre
esto? ¿Cómo ocurre esto? Volvamos a la relación con las instituciones. Desde la
perspectiva molecular se da como un horizonte, que no deja ver, más allá, lo
que pasa en el otro horizonte, el molar. Lo molecular interpreta lo molar desde
la perspectiva molecular; por eso, tiende a interpretar como si fuese lo molar
otra molécula, otra persona, otro sujeto, autónomo, con vida propia, con el
cual también se establece relaciones y se pueden efectuar composiciones. Como
lo molar no es ni molécula, ni persona, ni sujeto, no se tiene, en estricto
sentido tampoco una relación. Lo molar se mueve mecánicamente, guiado por su
propio diseño, engranaje, maquinaria, en correspondencia por su “relación” y
colisión con otras instancias molares. Lo molecular observa una relación
complicada, después conflictiva con lo molar; cuando se llega a niveles de
saturación, se da lugar la confrontación con la institucionalidad. ¿Cómo pueden
las dinámicas moleculares controlar los efectos molares? Esta es la pregunta
que ha roto las cabezas de los y las rebeldes, de los y las resistentes, de los
y las insurrectas, insubordinadas, revolucionarias, activistas.
Llegamos
a la cuarta tesis:
Las dinámicas moleculares sociales no
pueden dejar de desencadenar efectos molares. Al ser múltiples y plurales, al
desatar acontecimientos, las consecuencias que desencadenan, las consecuencias
masivas, heterogéneas, empero, entrelazadas e interrelacionadas, generan
fenómenos macizos. Se puede hablar del devenir múltiple de lo singular; no
universal, no homogéneo, no general, que son conceptos interpretativos
institucionales.
Pasamos
a la quinta tesis:
Las dinámicas moleculares sociales
pueden liberar la potencia social creativa que contienen si, en la vinculación
complicada con lo molar, conformarían una institucionalidad los suficientemente
sensible, flexible, plástica, mutable, transformable, que responda a las
contingencias, variaciones, diferenciaciones de las dinámicas moleculares
sociales.
Al
respecto, en la historia se ha dado una gran invención institucional, la
democracia. Gobierno del pueblo, participación de todos, mediante la asamblea,
en igualdad de condiciones, con derecho a la palabra. Esta institución es lo
suficientemente sensible y flexible; empero, para cumplir con el gobierno del
pueblo, en un sentido pleno, no podía dejar al margen a parte de él, no
reconocido como parte, las mujeres, los esclavos, los barbaros. La democracia o
es plena o no es democracia, en pleno sentido de la palabra. La democracia
moderna al mediar con la representación y la delegación, la participación del
pueblo, establece una participación mediada, donde se termina distorsionando la
participación, por medio de la usurpación de la voz y la participación del
pueblo. También, al principio, la democracia moderna, desconoce la
participación de las mujeres y de los hombres no letrados y no propietarios.
Esta democracia tampoco era plena; empero, además, adolecía de la distorsión de
la representación y delegación. Cuando las mujeres conquistan el derecho al
voto, cuando se conquista también el voto universal, las condiciones para una
democracia efectiva se amplifican; sin embargo, no se resuelven los problemas
de mediación representativa y delegativa. Fuera de estos problemas, la
democracia moderna no podía cumplir con la condición de participación de todos
en tanto no logra realizar el principio de igualdad en el que se basa. No puede
realizarse la democracia en contextos sociales rotos por las desigualdades; la
democracia requiere, para su efectuación plena, de la equivalencia de igualdad
de condiciones de partida para todos, sean estas económicas y culturales. El
“socialismo”, si seguimos hablando de este modo, es una condición para la
realización plena de la democracia. Ahora bien, de esto no se puede deducir que
primero haya que alcanzar el “socialismo”, aunque sea sin democracia, pues
tampoco se puede alcanzar el “socialismo” sin democracia. Esta es la grave
deformación de los llamados “socialismos” reales; lo que conformaron no es el
“socialismo”, sino una forma de despotismo burocrático, que concede derechos
sociales. Algo parecido podemos decir cuando hablamos de la condición de
equivalencia cultural, no sólo en el sentido de formación y “educación”, sino
también, y sobre todo, cuando hablamos de sociedades multiculturales,
plurinacionales, incluso multi-societales. La democracia efectiva no podría
funcionar sin equivalencia de las culturas, de las lenguas, de las
civilizaciones. Puede llamarse a esta experiencia trans-inter-intra cultural.
Por lo tanto, esta institucionalidad lo suficientemente sensible y flexible,
plástica, que podemos llamar democracia efectiva, para realizarse tiene que
resolver varios problemas. Uno primero, tiene que ver con la exclusión; no se
puede excluir a nadie; mientras ocurra esto, no es posible la democracia. Un
segundo problema tiene que ver con la mediación representativa; nadie puede apoderarse
de la voz, la voluntad, la decisión de nadie. Un tercer problema tiene que ver
con la igualdad de condiciones de partida; mientras haya desigualdades no se
puede hablar de democracia. Un cuarto problema tiene que ver con la
equivalencia cultural; las culturas, las lenguas, las naciones, las
civilizaciones, deben contar con equivalentes condiciones de partida, ser
reconocidas y promovidas; sin equivalencia cultural, sin pluriculturalidad, sin
plurinacionalidad, no es posible la democracia efectiva. A las alturas de la
crisis ecológica que vivimos y la toma de “consciencia” del problema ecológico,
podemos incluir un quinto problema, éste tiene que ver con lo que se ha llamado
derecho de los seres de la madre tierra, tal como lo enuncia el discurso de las
organizaciones indígenas del continente Abya Yala. Sin el respeto a los
derechos de los seres de la madre tierra, sin armonía ecológica, no se puede
hablar de democracia efectiva.
Sin
embargo, cuando hablamos de la institucionalidad lo suficientemente sensible,
lo suficientemente flexible, lo suficientemente plástica, no solo nos referimos
al campo político, por así decirlo, sino a los distintos campos que componen y
atraviesan el campo social. Entonces, se trata de que todo el mapa
institucional cumpla con estas condiciones de sensibilidad, flexibilidad y
plasticidad. Por lo tanto, se trata de algo más que democracia, gobierno del
pueblo, se trata de un mapa molar-institucional que garantice el libre
desplazamiento de la potencia social, en todos los planos de despliegue.
Con
lo que llegamos a la sexta tesis:
Las dinámicas moleculares sociales,
que es una metáfora, no sólo interactúan con la dimensión molar, que es efecto
masivo de las dinámicas moleculares, sino también con las dinámicas ecológicas,
las dinámicas biológicas, las dinámicas de la vida. Las dinámicas moleculares
sociales interactúan en un hábitat, hablando en términos demográficos, en un
territorio, hablando en términos geográficos,
en un ecosistema, hablando en términos ecológicos; es decir, en toda la
biodiversidad, de la que forman parte. Las sociedades humanas interactúan en la
biosfera, de la que forman parte. La potencia social, de la que hablamos, no
podría realizarse plenamente si no es en armonía ecológica, en armonía con los
ciclos de la vida.
Acompañamos
la tesis anterior con la séptima tesis:
Las dinámicas moleculares sociales no
solamente generan efectos molares sino también efectos ecológicos; en este
sentido, no solamente se requiere una institucionalidad plástica, sino también
de una convivencia y una coexistencia armónica con sus matrices vitales, que
son las de los ciclos de la vida. La sabiduría de las sociedades humanas
consiste en lograr esta armonía.
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 03:13 |
Y
seguimos con la octava tesis:
El desafío constructivo para las
dinámicas moleculares sociales consiste en lograr la integralidad armónica de
las dinámicas moleculares sociales, las dinámicas molares y las dinámicas
ecológicas. Este desafío tiene que ver con los profundos códigos de la vida,
los códigos genéticos, la memoria sensible y la memoria genética.
La
novena tesis es una consecuencia radical:
La memoria genética, el secreto de la
vida, no sólo tiene que ver con la composición macromolecular, que le dio
lugar, es decir, con las “reales” dinámicas moleculares, sino, al ser tales,
suponen una dimensión subyacente, las llamadas dinámicas cuánticas, que no las
conocemos ni comprendemos del todo, a pesar de los grandes avances de la física
cuántica. Esta vinculación nos enlaza con los “secretos” del universo o de los
universos, lo que exige a las dinámicas moleculares sociales un compromiso
mayúsculo.
Hasta
aquí nueve tesis, que podemos considerar cardinales, en el armado de la teoría
molecular de las sociedades. Obviamente, en esta construcción, no podemos
quedar aquí, que es apenas un comienzo; se requieren otros conjuntos de tesis
integrados, que ayuden a conformar toda una coordinación teórica, que sirva
como recurso hermenéutico y recurso heurístico para las explicaciones y los
estudios. En esta perspectiva, consideraremos algunos problemas abiertos por
las tesis expuestas.
De la definición
Habíamos
dicho que dinámicas moleculares sociales es una metáfora del uso que se hace en
física de este término. Ciertamente las moléculas
de las que se habla no son las moléculas de la física; no podrían serlo, sino,
como dijimos, se remiten a individuos, a grupos, asociaciones, alianzas, no
institucionalizados. Sin embargo, cuando hablamos de dinámicas nos aproximamos
mucho al sentido dado por la física; se trata de una mecánica. Así como se
habla de una mecánica clásica, de una mecánica molecular, de una mecánica
relativista, de una mecánica cuántica, podemos hablar, metafóricamente, de una
mecánica micro-social. Sabemos que las dinámicas moleculares sociales son
singulares, múltiples, plurales, heterogéneas; también sabemos que suponen
relaciones y que las relaciones suponen diferencias. Hay relación donde hay
diferencia. Así mismo las dinámicas suponen movimiento; las relaciones son
activas, se activan las relaciones por acciones. Si no se considera el
movimiento, la actividad, la acción, la práctica, como lo que hacen a la
relación, la categoría relación termina siendo una mera abstracción, un mero
vínculo estático en un cuadro inmóvil. No basta decir que una situación es
relacional, todo al final de cuentas es relacional; es indispensable comprender
cómo se efectúa la relación, cómo se hace, cómo se produce la relación. La
importancia radica en las dinámicas que hacen efectivas las relaciones.
La
etimología de dinámico es relativa a la energía o a la fuerza; quiere decir
enérgico, vigoroso, activo. Viene del griego dynamikós, que quiere decir poderoso, que viene de dynamis, que significa fuerza, poder.
Deriva de dynasthai, que significa
poder, como verbo.
Entonces estamos hablando de energía, de fuerza, de “poder”, mas bien, de
potencia; hablamos del movimiento de la energía, también del consumo de
energía, así como de circulación, aunque también, en cierto sentido, de
producción de energía. Cuando hablamos de dinámicas moleculares sociales, en
sentido metafórico, nos referimos a la circulación, consumo y producción de
energía social, que a su vez absorbe otras energías para desencadenarse, fluir,
desplazarse, para movilizar su propia mecánica social. Al respecto, aunque
suponemos que cuando hablamos de la condición social nos circunscribimos a las
sociedades humanas; sin embargo, no son las únicas sociedades posibles, ni las
posibles asociaciones se agotan en las asociaciones humanas. Las asociaciones y
sociedades se dan en todas las formas de vida, en toda la biodiversidad; es
más, las moléculas, en su acepción física, se asocian, también los átomos, así
como ocurre en las constelaciones. Esta fue la perspectiva de Gabriel tarde,
desechada por los cientistas sociales y los sociólogos, preocupados de cortes
metodológicos y atrapados de reminiscencias epistemológicas herederas del
antropocentrismo de la época de Tolomeo.
Por lo tanto, la mecánica social, no se limita al espacio-tiempo de las
sociedades humanas, sino que abarca todas las formas de asociaciones posibles.
Ahora bien, en lo que compete a las tesis moleculares de las sociedades, que
construimos, nos concentramos en las
sociedades humanas.
Las
dinámicas moleculares sociales conforman una mecánica social compleja. Ponen en
relación no solamente contactos fácticos, podríamos decir materiales, sino
también virtuales. Circulan lenguajes, culturas, imaginarios, que aunque no
dejan de tener sus bordes materiales, sus connotaciones fuertes son virtuales.
Se da entonces un entramado de técnicas, en el sentido de techne, de logos, en el sentido de legein, de imaginarios, tal como lo propone, de alguna manera,
Cornelius Castoriadis. A todo esto deberíamos añadir el entramado afectivo,
sensible, que es crucial en la experiencia de las sensaciones. Visto de esta
manera, en su complejidad, la metáfora de mecánica molecular social queda corta
para expresar esta complejidad. Las dinámicas
moleculares comprenden la experiencia, la vivencia, de la complejidad que
ponen en juego estas dinámicas; la memoria sensible y la imaginación, también
como memoria, en tanto duración y actualización; es decir, ideación.
De lo molecular a lo molar
Saldremos
un poco de las metáforas que utilizamos, sobre todo para no dejarnos llevar por
el impacto de las figuras, aunque sean útiles precisamente para expresar ideas
por analogías. Cuando hablamos de lo molecular
nos referimos, en realidad, a acontecimientos micro-sociales, acontecimientos
que se dan en un lugar. Y cuando hablamos de molar nos referimos al conjunto
masivo de acontecimientos micro-sociales; no a la sumatoria de actores
micro-sociales, tampoco al espacio donde concurren los acontecimientos
micro-sociales, sino a los efectos masivos de estos acontecimientos micro-sociales.
Lo molar entonces no es una sumatoria de individuos, tampoco un espacio mayor,
sino el acontecimiento social, entendido como multiplicidad de singularidades,
multiplicidad de acontecimientos singulares. Es discutible entonces hablar de
lo macro-social, a no ser que se entienda lo macro-social como efecto de las
dinámicas micro-sociales. Las dinámicas macro-sociales no se pueden comprender
de la misma manera que se comprenden las dinámicas micro-sociales, a no ser que
se suponga que las instituciones, por ejemplo, son sujetos y actores, como se
acostumbra en las ciencias sociales. Como hemos dicho anteriormente, no hay
macro-sujetos, sino en la imaginación humana. Las instituciones son efectos de
las dinámicas moleculares sociales, si perduran es porque estas dinámicas moleculares son capturadas por
las mallas institucionales y se repiten constantemente como si fuese la misma
composición. Ahora bien, la pregunta es: ¿cómo ocurre para que la institución
pueda capturar las dinámicas moleculares
si la institución no es sujeto? Hemos
dicho que son los mismos individuos, para hacerlo más fácil, dejando de lado
otras formas moleculares, como los
grupos y las asociaciones, los que se imaginan a las instituciones como
sujetos, dejándose seducir por su propia imaginación, la que hace aparecer
relaciones aparentes entre los individuos y las instituciones, cuando, en
realidad, las relaciones se dan entre individuos, individuos externos a las
instituciones e individuos internos de las instituciones. Ahora bien, la imaginación
o, si se quiere, la “ideología”, no explica la perduración de estos efectos
institucionales. Al respecto, sugerimos una hipótesis interpretativa.
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 03:14 |
Hipótesis
La
repetición de las mismas prácticas, de las dinámicas moleculares capturadas, se
convierte en costumbre; la repetición de los mismos efectos masivos, relativos
a estas prácticas, conforman una “realidad” aparente, la institucionalidad. Es
aparente pues no tiene vida propia, es efecto de las múltiples singularidades
capturadas; sin embargo, en la medida que pasa el tiempo, en la medida que pasa
más de una generación, esta “realidad” aparente se convierte en referente.
Aparece como si antecediera a las mismas dinámicas moleculares, cono si les
diera origen y las generara, cuando es todo lo contrario. Si incluso se
interpretara como que las instituciones se internalizan en los individuos,
reproduciéndose en ellos, condicionando sus conductas, son las dinámicas de
ellos las que terminan reproduciendo las instituciones. No es que sea solo imaginaria esta
dependencia respecto de las instituciones, sino que también es material,
aparece como “realidad”; empero, se trata de una “realidad” efecto, de una
materialidad construida por las propias dinámicas moleculares. Entre esta
“realidad” efecto y la “ideología” se fortalecen mutuamente, reforzando la
inducción de conductas reproductivas.
No
es que lo que llamamos “realidad” efecto o “realidad” aparente sea “irreal”,
sino, que decimos, que, nada más ni nada menos, no es autónoma, no tiene vida
propia, tal como aparece representada en la “ideología” o, mejor dicho, en el
imaginario social. Lo sugerente es que las dinámicas moleculares sociales
capturadas se comportan respecto a sus propias criaturas como si éstas les
antecedieran y fueran la “causa” de sus propias acciones y prácticas. Entonces
se da como una inversión imaginaria que convierte a las dinámicas moleculares
capturadas en dependientes de sus propias criaturas.
De
esta manera llegamos a la decima tesis, que puede ser planteada de la siguiente
forma:
Las instituciones son imaginarias y
son “realidades” aparentes, que capturan dinámicas moleculares sociales y las
hacen dependientes.
De
aquí a la onceava tesis, no hay más que una consecuencia:
Las dinámicas moleculares sociales
componen instituciones, las constituyen y las instituyen; empero, al hacerlo,
quedan atrapadas en las mallas que ellas mismas tejen.
Pasamos
a la doceava tesis:
Lo molar institucional no solamente es
efecto masivo de las dinámicas
moleculares singulares, algo parecido al efecto estadístico, sino que
también es una construcción imaginaria y un tejido normativo, de regulaciones y
de relaciones codificadas.
Históricamente
lo molar institucional se ha convertido en la “realidad” social; es decir, en
la condición de posibilidad histórica de las propias dinámicas moleculares
capturadas. Con esta inversión imaginaria, la historia ha terminado convertida
en la historia de las instituciones, de sus estructuras, de sus relaciones
codificadas, dejándose de lado la actividad producente, las dinámicas
moleculares sociales, la potencia social. A contra luz, la memoria de las dinámicas moleculares, sus narrativas,
sus recorridos múltiples y singulares, aparecen como si fuesen una
sub-historia, quedan en los márgenes de la historia; en el mejor de los casos,
son tomados como una contra-historia. La alteridad imperceptible, en el caso
del campo institucional o, la alteridad perceptible, en el caso del
espacio-tiempo social no capturado institucionalmente, de las dinámicas moleculares, es vista como
desviación, en un caso, o subversión, en otro caso.
Con
lo que llegamos a la decimotercera tesis:
Las crisis políticas y sociales se
pueden comprender como crisis institucionales; es decir, crisis derivadas de la
conexión entre dinámicas moleculares
y efectos molares. Hay varias formas de crisis; pueden ser desatadas por los
mismos efectos masivos desequilibrantes de las dinámicas moleculares; pueden ser desatadas por las dinámicas
molares de las instituciones, cuando entra en contradicciones; puede darse por
saturación, por acumulación de desplazamientos imperceptibles, que terminan
desfasando el ámbito de conexiones y relaciones entre lo molecular y lo molar
institucional; puede darse por antagonismo evidente entre los espacio-tiempos
de las alteridades perceptibles, que adquieren extensión e intensidad, chocando
con los espacio-tiempos institucionales.
Cuando
ocurre esto, cuando se dan las crisis, se levanta el velo, se hace evidente
donde se encuentra la actividad producente, la productividad social, la
composición institucional y la reproducción institucional; en las dinámicas
moleculares sociales. Se hace evidente que la potencia social y la creatividad
se encuentra en las dinámicas moleculares sociales. Sin, embargo,
paradójicamente, las soluciones de las crisis pasan por la restauración de las
instituciones, modificándolas, o en la construcción de un nuevo mapa
institucional, que termina reproduciendo las capturas y las dependencias, por
otros caminos y otras formas. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué se reproduce la
captura y la dependencia de las dinámicas
moleculares? Las dinámicas moleculares
no son singulares, no están aisladas, aunque sí son singularidades, son
distintas, diferentes, múltiples; al no controlar los efectos masivos de sus
propias dinámicas construyen instituciones y estructuras para controlarlos. En
este control de los efectos masivos de las dinámicas
moleculares, éstas también terminan controladas. El problema es encontrar
formas institucionales lo suficientemente plásticas, flexibles y sensibles a
las contingencias y variaciones de las dinámicas moleculares, como dijimos más
arriba.
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 03:15 |
Título del libro de Cornelius Castoriadis. La
institución imaginaria de la sociedad. Tusquets 2003; Buenos Aires.
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 03:16 |
Revisar de Jacques Monod Le hasard et la nécessité. Essai sur la
philosophie naturelle de la biologie moderne. Éditions du Seuil
1970; Paris.
James,
William (2009). Un universo pluralista. Filosofía de la experiencia.
Buenos Aires: Editorial Cactus. (2009). La voluntad de creer.
Barcelona: Marbot ediciones. (2006). Las variedades de la
experiencia religiosa. México: Quarzo. (2005). Investigación
psíquica. Jaén: Ediciones del Lunar. (2004). La voluntad de
creer. Madrid: Encuentro. James, William y Clifford, William K.
(2003). La voluntad de creer: un debate sobre la ética de la creencia.
Madrid: Tecnos. (2002). Las variedades de la experiencia
religiosa: estudio de la naturaleza humana. Barcelona:
Península. (2000). Pragmatismo: un nuevo nombre para viejas formas
de pensar. Madrid: Alianza.
Ver de Alfred North Whitehead El concepto de naturaleza (1920), Proceso y
realidad (1929), Aventuras de las ideas (1933), Modos
de conocimiento (1938).
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 03:16 |
Revisar de William James Philosophie de l’expérience ;
Flamarion. También del mismo autor, Le
pragmatisme; Flamarión. En castellano: Pragmatismo.
Un nuevo nombre para viejas formas de pensar; Alianza 2000; Madrid. Así
mismo, del mismo autor, Introduction á la
philosophie. De Gabriel Tarde La Psychologie économique; Alcan. De Gilles
Deleuza y Félix Guattari, El anti-Edipo
y Mil mesetas; Ob. Cit.
Ver de Raúl Prada Alcoreza La colonialidad como malla del sistema-mundo
capitalista. Apuntes para una Crítica de la economía política generalizada. Horizontes nómadas 2012; Bolpress 2012; La
Paz.
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 03:16 |
Gabriel Tarde: L’Opinion et la foule, Paris, PUF, 1989. En castellano, La opinión y la multitud; Madrid Taurus,
1986.
En el curso de la
revolución rusa nació un
movimiento estético que apoyó a la revolución y buscó participar en las
transformaciones a partir de las artes, la creatividad y la imaginación. Este
movimiento se denominó Prolekult. La independencia de
este movimiento ocasionó susceptibilidades en el partido, atrayéndose una
actitud negativa de parte de éste. El Proletkult
fue disuelto en 1932. La perspectiva abierta por el Proletkult atrajo a la vanguardia rusa, que vio la ocasión de librarse de las
convenciones del «arte burgués».
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 03:17 |
La gran
revolución cultural China dura cerca de diez años, entre 1966 y 1976,
hasta al golpe militar de Deng Xiaoping. La revolución cultural busca reconducir el curso que tomaba la
revolución debido a las tendencias burocráticas y capitalistas de dirigentes e
intelectuales de influencia. La revolución cultural desata una gigantesca
movilización estudiantil. La movilización recorre todo el país, afectando
también a las áreas rurales, y termina por extenderse a la clase obrera y,
finalmente, a los soldados del Ejército Popular. El proceso conforma Comités
Populares de obreros, soldados y cuadros del partido, estos Comités funcionan en realidad como órganos de
poder dual en las distintas actividades de administración y gobierno.
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De: kuki |
Enviado: 16/09/2013 03:17 |
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