El arte de estar presente
El estilo de vida ansioso y urgido, nace de la confusión entre vivir en el presente y vivir en el instante. El instante es fugaz y sin raíces, viene de la nada y se pierde en el vacío. El presente
es el punto de encuentro del pasado (cada paso caminado en la vida) con
el futuro (el tiempo hacia donde nuestras potencialidades se
proyectan). El presente es móvil, cambiante, rico,
plástico; cuando estamos de veras en él, nos impregna, enriquece nuestro
mundo emocional, agrega material valioso a nuestra memoria, nos prepara
mejor para lo que vendrá. En el instante, en cambio,
desaparecemos sin concretar nada, sin dejar huellas, sin estar ni aquí
ni allá, ni ahora ni después. Hacemos como que estamos, pero no estamos,
prestamos la oreja pero no escuchamos, tragamos sin masticar y, por lo
tanto, no nos alimentamos; el hambre (hambre de sentido, de presencia,
de significado) nos sigue acosando. Hemos llenado nuestro estómago sin
habernos nutrido.
Hacia 2002, el maestro
espiritual Ram Dass (quien antes de seguir ese camino fue un connotado
profesor de Harvard) escribió un luminoso testimonio, llamado Aquí todavía
, luego de un episodio de salud que lo tuvo al borde la muerte. Propone
allí el arte de hacer una cosa a la vez, de concentrarnos en lo que de
veras importa. Lo que importa, si tengo sed, es beber. Si tengo sueño,
es dormir. Si amo, es demostrarlo. Si me hablan, es escuchar. Si
necesito, es pedir. Si no sé, es preguntar. "En el próximo sorbo de té,
la próxima respiración, el próximo paso, el tiempo no existe", escribe
Ram Dass. "Cada vez que vivamos plenamente el momento, sentiremos el
alivio de estar en el presente eterno." Parece que una vida plena no requiere de misteriosas ni complicadas recetas ni de ansiosas urgencias...
Extracto adaptado de "el arte de estar presente"
Sergio Sinay
Rosa