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Socio-Política: Bergoglio (actual Papa)
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De: kuki (Mensaje original) |
Enviado: 14/03/2013 22:54 |
Hoy es nombrado Papa, presento este articulo del año 2011
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Un nuevo hecho de impunidad vuelve a marcar la siniestra y cómplice
relación entre la Iglesia Católica argentina y la dictadura cívico
militar: el cardenal Jorge Bergoglio fue citado a declarar en el marco
del juicio a genocidas por el plan sistemático de robo de hijos de
desaparecidos.
Bergoglio fue convocado en calidad de testigo, a
partir del testimonio de Estela de la Cuadra, hija de una de las
fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, quien además sigue buscando a su
sobrina, Ana. En el marco del juicio a cargo del Tribunal Oral y
Federal (TOF) número 6, Estela manifestó que el cardenal estaba al tanto
de su caso y que a través de sus gestiones pudo saber que su hermana
Elena había parido una nena. “¿Por qué no lo citan? ¿No amerita que diga
qué pasó con Ana de la Cuadra?”, dijo ante los jueces.
Estela
dio detalles sobre la búsqueda de su sobrina, arrebatada de los brazos
de su madre, mientras estaba secuestrada en la comisaría 5ª de La Plata.
“¿Qué pasó con Ana? ¿Qué pasó con todos los niños?” Sobre esto debería
hablar Bergoglio y eligió hacerlo por escrito, de espaldas a la
sociedad, evitar ir a una audiencia pública.
El cardenal huye de
la Justicia. Ya se había excusado de presentarse a declarar en la
megacausa ESMA, aunque el TOF 5, haciendo una excepción a la regla,
decidió ir hasta el Episcopado a tomarle declaración, en la que sostuvo
que se enteró de la apropiación de menores hace tan solo diez años, algo
que se contradice con la declaración de Estela de la Cuadra.
Ahora,
en la causa por el plan sistemático, vuelve a las evasivas, esta vez
amparándose en el artículo 250 del Código Procesal Penal, que justifica a
los altos dignatarios de la Iglesia a declarar por escrito, siendo así
el único testigo que lo ha hecho por esta vía en esta causa. Tiene
motivos para huir y no enfrentarse a la mirada de las familias que
buscan a los hijos de desaparecidos que fueron robados al nacer y que
hoy podrían tener su verdadera identidad si gente como Bergoglio diera
la información que tiene.
Tal como investigó y denunció este
diario, y como lo hizo en su momento el ex presidente del CELS Emilio
Mignone, hay pruebas más que suficientes para que el cardenal tenga que
dar cuentas ante la Justicia por su actuación durante la dictadura. Al
caso de De la Cuadra se le suma el de los jesuitas, entre los que se
encontraban Jalic y Yorio, secuestrados, torturados y detenidos en la
ESMA, y posteriormente liberados por la presión internacional. Las
víctimas y sus familiares, así como los archivos desclasificados,
complicaron al cardenal y lo relacionaron con el secuestro de sus
discípulos jesuitas. Otro hecho, relacionado con el anterior, la
desaparición de siete catequistas militantes de la JP, entre los cuales
había dos embarazadas que también estuvieron en la ESMA, guarda un manto
de sospechas aún mayor.
Bergoglio propone el perdón y la
reconciliación. Bergoglio propone el olvido: no revisar el pasado. Tiene
motivos para hacerlo: está en su laberinto. Veremos si el Poder
Judicial, como ha hecho hasta aquí, sigue indicándole la salida o si
finalmente seguirá ejerciendo la religión, pero tras las rejas.
Carlos Pisoni. Integrante de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (Hijos).
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-169566-2011-06-06.html
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De: Marti2 |
Enviado: 15/03/2013 23:27 |
Cinco nuevos testimonios, ofrecidos en forma espontánea a raíz de la nota “Su pasado lo condena”, confirman el rol del ahora cardenal Jorge Bergoglio en la represión del gobierno militar sobre las filas de la Iglesia Católica que hoy preside, incluyendo la desaparición de sacerdotes. Quienes hablan son una teóloga que durante décadas enseñó catequesis en colegios del obispado de Morón, el ex superior de una Fraternidad sacerdotal que fue diezmada por las desapariciones forzadas, un seglar de la misma Fraternidad que denunció los casos al Vaticano, un sacerdote y un laico que fueron secuestrados y torturados.
Teóloga con minifalda
Dos meses después del golpe militar de 1976 el obispo de Morón, Miguel Raspanti, intentó proteger a los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics porque temía que fueran secuestrados, pero Bergoglio se opuso. Así lo indica la ex profesora de catequesis en colegios de la diócesis de Morón, Marina Rubino, quien en esa época estudiaba teología en el Colegio Máximo de San Miguel, donde vivía Bergoglio. Por esa circunstancia conocía a ambos. Además había sido alumna de Yorio y Jalics y sabía del riesgo que corrían. Marina decidió dar su testimonio luego de leer la nota sobre el libro de descargo de Bergoglio.
Marina Rubino vive en Morón desde siempre. En el Colegio del Sagrado Corazón de Castelar daba catequesis a los chicos y formaba a los padres, que le parecía lo más importante. “Una vez por mes nos reuníamos con ellos. Era un trabajo hermoso. Esta experiencia duró quince años”. También dio cursos de iniciación bíblica “en todos los lugares no turísticos de la Argentina. Teníamos una publicación, con comentarios a los textos de los domingos, queríamos que las comunidades tuvieran elementos para pensar”. Desde que se jubiló da clases de telar, en centros culturales, sociedades de fomento o casas.
No quiso ingresar al seminario de Villa Devoto porque no le interesaba la formación tomista, sino la Biblia. En 1972 comenzó a estudiar Teología en la Universidad del Salvador. La carrera se cursaba en el Colegio Máximo de San Miguel. En primer año tuvo como profesor a Francisco Jalics y en segundo a Orlando Yorio. Mientras estudiaba, coordinaba la catequesis en el colegio Sagrado Corazón de Castelar, donde también estaba la religiosa francesa Léonie Duquet. “Eran tiempos difíciles. Por hacer en el colegio una opción por los pobres tomándonos en serio el Concilio Vaticano II y la reunión del CELAM en Medellín perdimos la mitad del alumnado. Pero mantuvimos esa opción y seguimos formando personas más abiertas a la realidad y al compromiso con los más necesitados sosteniendo que la fe tiene que fortalecer estas actitudes y no las contrarias.” El obispo era Miguel Raspanti, quien entonces tenía 68 años y había sido ordenado en 1957, en los últimos años del reinado de Pío XII. Era un hombre bien intencionado que hizo todos los esfuerzos por adaptarse a los cambios del Concilio, en el que participó. Después del cordobazo de 1969 repudió las estructuras injustas del capitalismo e instó al compromiso con “la liberación de nuestros hermanos necesitados”. Pero el problema más grave que pudo identificar en Morón fue el aumento de los impuestos al pequeño comerciante y el propietario de la clase media. “Muchas veces hubo que discutir y sostener estas opciones en el obispado y monseñor Raspanti solía terminar las entrevistas diciéndonos que si creíamos que había que hacer tal o cual cosa, si estábamos convencidos, él nos apoyaba”, recuerda Marina. Sus palabras son seguidas con atención por su esposo, Pepe Godino, un ex cura de Santa María, Córdoba, que integró el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.
Marina cursaba teología en San Miguel de 8.30 a 12.30. No le habían dado la beca porque era mujer, pero como era la coordinadora de catequesis en un colegio del obispado, Raspanti intercedió y obtuvo que una entidad alemana se hiciera cargo del costo de sus estudios. Tampoco le quisieron dar el título cuando se recibió, en 1977. El director del teologado, José Luis Lazzarini, le dijo que había un problema, que no se habían dado cuenta de que era mujer. Marina partió en busca de quien la había recibido al ingresar, el jesuita Víctor Marangoni:
–Cuando me viste por primera vez, ¿te diste cuenta o no de que era mujer?
–Sí, claro, ¿por qué? –respondió azorado el vicerrector ante esa tromba en minifalda.
–Porque Lazzarini no me quiere dar el título.
Marangoni se encargó de reparar ese absurdo. Marina tiene su título pero nunca se realizó la entrega oficial.
Bergoglio comulga a Videla
La desprotección
Un mediodía, al salir de sus cursos, “lo encuentro a monseñor Raspanti parado en el hall de entrada, solo. No sé por qué lo tenían allí esperando. Estaba muy silencioso, le pregunté si esperaba a alguien y me dijo que sí, que al padre provincial Bergoglio. Tenía el rostro demudado, pálido, creí que estaba descompuesto. Lo saludé, le pregunté si se sentía bien, y lo invité a pasar a un saloncito de los que había junto al hall”.
–No, no me siento mal, pero estoy muy preocupado –le respondió Raspanti.
Marina dice que tiene una memoria fotográfica de aquel día. Habla con voz calma pero se advierte el apasionamiento en sus ojos grandes y expresivos. Pepe la mira con ternura.
“Me impresionó verlo solo a Raspanti, que siempre iba con su secretario”, dice. Marina sabía que sus profesores Jalics y Yorio y un tercer jesuita que trabajaba con ella en el colegio de Castelar, Luis Dourron, habían pedido pasar a la diócesis de Morón. Yorio, Jalics, Dourron y Enrique Rastellini, que también era jesuita, vivían en comunidad desde 1970, primero en Ituzaingó y luego en el Barrio Rivadavia, junto a la Gran Villa del Bajo Flores, con conocimiento y aprobación de los sucesivos provinciales de la Compañía de Jesús, Ricardo Dick O’Farrell y Bergoglio. “Le dije que Orlando y Francisco habían sido profesores míos y que Luis trabajaba con nosotros en la diócesis, que eran intachables, que no dudara en recibirlos. Todos estábamos pendientes de que pudieran venir a Morón. Ninguno de los que conocíamos la situación nos oponíamos. Raspanti me dijo que de eso venía a hablar con Bergoglio. A Luis ya lo había recibido, pero necesitaba una carta en la que Bergoglio autorizara el pase de Yorio y Jalics.”
Marina entendió que era una simple formalidad, pero Raspanti le aclaró que la situación era más complicada. “Con las malas referencias que Bergoglio le había mandado él no podía recibirlos en la diócesis. Estaba muy angustiado porque en ese momento Orlando y Francisco no dependían de ninguna autoridad eclesiástica y, me dijo:
–No puedo dejar a dos sacerdotes en esa situación ni puedo recibirlos con el informe que me mandó. Vengo a pedirle que simplemente los autorice y que retire ese informe que decía cosas muy graves.
Cualquiera que ayudara a pensar era guerrillero, comenta Marina. Acompañó a su obispo hasta que Bergoglio lo recibió y luego se fue. Al salir vio que tampoco estaba en el estacionamiento el auto de Raspanti. “Debe haber venido en colectivo, para que nadie lo siguiera. Quería que la cosa quedara entre ellos dos. Estaba haciendo lo imposible por darles resguardo.”
La teóloga agrega que le impresionó la angustia de Raspanti, “que si bien no podía ser calificado de obispo progresista, siempre nos defendió, defendió a los curas cuestionados de la diócesis, se llevaba a dormir a la casa episcopal a los que corrían más riesgo y nunca nos prohibió hacer o decir algo que consideráramos fruto de nuestro compromiso cristiano. Como buen salesiano se portaba como una gallina clueca con sus curas y sus laicos, cobijaba, cuidaba aunque no estuviera de acuerdo. Eran puntos de vista distintos, pero él sabía escuchar y aceptaba muchas cosas”. Uno de esos curas es Luis Piguillem, quien había sido amenazado. Regresaba en bicicleta cuando se topó con un cordón policial que impedía el paso. Insistió en que quería pasar, porque su casa estaba en el barrio y un policía le dijo:
–Vas a tener que esperar porque estamos haciendo un operativo en la casa del cura.
Piguillem dio vuelta con su bicicleta y se alejó sin mirar hacia atrás. De allí fue al obispado de Morón, donde Raspanti le dio refugio. Los militares dijeron que se había escondido bajo las polleras del obispo. Pero no se atrevieron a buscarlo allí.
–¿Raspanti era consciente del riesgo que corrían Yorio y Jalics?
–Sí. Dijo que tenía miedo de que desaparecieran. No pueden quedar dos sacerdotes en el aire, sin un responsable jerárquico. Pocos días después supimos que se los habían llevado.
De Córdoba a Cleveland
Otro testimonio recogido a raíz de la publicación del domingo es el del sacerdote Alejandro Dausa, quien el martes 3 de agosto de 1976 fue secuestrado en Córdoba, cuando era seminarista de la Orden de los Misioneros de Nuestra Señora de La Salette. Luego de seis meses en los que fue torturado por la policía cordobesa en el Departamento de Inteligencia D2 pudo viajar a Estados Unidos, adonde ya había llegado el responsable del seminario, el sacerdote estadounidense James Weeks, por quien se interesó el gobierno de su país. Este año se realizará en Córdoba el juicio por aquel episodio, cuyo principal responsable es el general Luciano Menéndez. Ahora Dausa vive en Bolivia y cuenta que tanto Yorio como Jalics le dijeron que Bergoglio los había entregado.
Al llegar a Estados Unidos supo por organismos de derechos humanos que Jalics se encontraba en Cleveland, en casa de una hermana. Dausa y los otros seminaristas, que estaban iniciando el noviciado, lo invitaron a dirigir dos retiros espirituales. Ambos se realizaron en 1977, uno en Altamont (estado de Nueva York) y otro en Ipswich (Massachusetts). Recuerda Dausa: “Como es natural, conversamos sobre los secuestros respectivos, detalles, características, antecedentes, señales previas, personas involucradas, etc. En esas conversaciones nos indicó que los había entregado o denunciado Bergoglio”.
En la década siguiente, Dausa trabajaba como cura en Bolivia y participaba de los retiros anuales de La Salette en Argentina. En uno de ellos los organizadores invitaron a Orlando Yorio, que para esa época trabajaba en Quilmes. “El retiro fue en Carlos Paz, Córdoba, y también en ese caso conversamos sobre la experiencia del secuestro. Orlando indicó lo mismo que Jalics sobre la responsabilidad de Bergoglio.”
Los asuncionistas
Yorio y Jalics fueron secuestrados el 23 de mayo de 1976 y conducidos a la ESMA, donde los interrogó un especialista en asuntos eclesiásticos que conocía la obra teológica de Yorio. En uno de los interrogatorios le preguntó por los seminaristas asuncionistas Carlos Antonio Di Pietro y Raúl Eduardo Rodríguez. Ambos eran compañeros de Marina Rubino en el Teologado de San Miguel y desarrollaban trabajo social en el barrio popular La Manuelita, de San Miguel, donde vivían y atendían la capilla Jesús Obrero. De allí fueron secuestrados diez días después que los dos jesuitas, el 4 de junio de 1976, y llevados a la misma casa operativa que Yorio y Jalics. A media mañana Di Pietro llamó por teléfono al superior asuncionista Roberto Favre y le preguntó por el sacerdote Jorge Adur, que vivía con ellos en La Manuelita.
–Recibimos un telegrama para él y se lo tenemos que entregar –dijo.
Horacio Verbitsky
De ese modo, consiguió que la Orden se pusiera en movimiento. El superior Roberto Favre presentó un recurso de hábeas corpus, que no obtuvo respuesta. Adur logró salir del país, con ayuda del nuncio Pio Laghi, y se exilió en Francia. Volvió en forma clandestina en 1980, convertido en capellán del autodenominado “Ejército Montonero” y fue detenido-desaparecido en el trayecto a Brasil, donde procuraba entrevistarse con el papa Juan Pablo II. El mismo camino del exilio siguió uno de los detenidos en la razzia del barrio La Manuelita, el entonces estudiante de medicina y hoy médico Lorenzo Riquelme. Cuando recuperó su libertad la Fraternidad de los Hermanitos del Evangelio le dio hospitalidad en su casa porteña de la calle Malabia. En comunicaciones desde Francia con quien era entonces el superior de los Hermanitos del Evangelio, Patrick Rice, Riquelme dijo que quien lo denunció fue un jesuita del Colegio de San Miguel, quien era a la vez capellán del Ejército. Está convencido de que ese sacerdote presenció las torturas que le aplicaron, cree que en Campo de Mayo.
El ablande
También como consecuencia de la nota del domingo aceptó narrar su conocimiento del caso un fundador de la Fraternidad seglar de los Hermanitos del Evangelio Charles de Foucauld, Roberto Scordato. Entre fines de octubre y principios de noviembre de 1976, Scordato se reunió en Roma con el cardenal Eduardo Pironio, quien era prefecto de la Congregación vaticana para los religiosos, y le comunicó el nombre y apellido de un sacerdote de la comunidad jesuita de San Miguel que participaba en las sesiones de tortura en Campo de Mayo con el rol de “ablandar espiritualmente” a los detenidos. Scordato le pidió que lo transmitiera al superior general Pedro Arrupe pero ignora el resultado de su gestión, si tuvo alguno. Consultado para esta nota Rice, quien también fue secuestrado y torturado ese año, dijo que eso no hubiera sido posible sin la aprobación del padre provincial. Rice y Scordato creen que ese jesuita se apellidaba González pero a 34 años de distancia no lo recuerdan con certeza.
Iracundia
Como cada vez que su pasado lo alcanza, Bergoglio atribuye la divulgación de sus actos al gobierno nacional. Esta semana reaccionó con furia, durante la homilía que pronunció en una misa para estudiantes. En lo que su vocero describió como “un mensaje al poder político”, dijo que “no tenemos derecho a cambiarle la identidad y la orientación a la Patria”, sino “proyectarla hacia el futuro en una utopía que sea continuidad con lo que nos fue dado”, que los chicos no tienen otro horizonte que comprar un papelito de merca en la esquina de la escuela y que los dirigentes procuran trepar, abultar la caja y promover a los amigos. |
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De: Marti2 |
Enviado: 15/03/2013 23:30 |
¿Y el Papa negro?
Según las profecías de Nostradamus y San Malaquías, ahora correspondía que llegara al trono de Pedro un papa negro. Podría tomarse eso como una metáfora, una parábola a la que son tan afectos quienes se dedican a estas prácticas adivinatorias, siendo su verdadero significado un jefe de la iglesia surgido de los sectores más pobres y oprimidos, contrariamente a la interminable sucesión de papas europeos, siempre ligados a los poderes fácticos, proviniendo incluso de las juventudes nazis en algún caso, de espaldas a los más oprimidos, racistas y conservadores. De ahí que se esperara que en algún momento el sumo pontífice pudiera surgir de Latinoamérica, o del África, regiones siempre olvidadas, pobres y excluidas.
Pero a quien se eligió ahora no representa, precisamente, a los sectores pobres y humildes. De negro este nuevo papa solo tiene la conciencia. “Ojalá el Vaticano valore mi colaboración con la dictadura”, dicen que dijo Jorge Bergoglio antes de ser ungido Obispo de Roma, en alusión a su cercanía a la ultraderecha fascista que gobernó su país natal entre 1976 y 1982 y por la que esperaba una justa recompensa (el papado, nada menos).
El nuevo papa, bautizado Francisco I, está ligado a la dictadura de Argentina, la cual tiene el despreciable récord de 30,000 personas desaparecidas en sus años de tiranía, en las que se fijaron las bases para las políticas neoliberales de destrucción del Estado nacional que vendrían años después, terminada con una infame e innecesaria guerra contra Gran Bretaña que costó otras 2,000 vidas de jóvenes soldados, proyectos políticos todos estos que Bergoglio apoyó abiertamente como funcionario de la iglesia que representa.
Si alguien esperaba un sumo pontífice que retomara el mensaje del Concilio Vaticano II, un papa que hablara el lenguaje de la “opción por los pobres”, hoy ya caída en el olvido dentro de la iglesia católica, un papa progresista y no digamos ya a la izquierda, todas esas esperanzas se vieron frustradas. A quien se eligió en esa terrible guerra de poderes que representan los cónclaves papales fue un jesuita que se permitió decir en algún momento refiriéndose a la orden a la que pertenece que se debía “limpiar esa Compañía de jesuitas zurdos”.
El nuevo papa no es negro, pero sí tiene un historial negro. Declarado amigo y fervoroso simpatizante de dictadores que hoy purgan prisión por delitos de lesa humanidad, homofóbico, profundamente conservador, defensor de sacerdotes pederastas, la feligresía católica no tiene mucho de qué alegrarse con su llegada. Es innegable que el Vaticano se resiste al más mínimo cambio. Si resistió ya más de dos milenios, es porque su estructura vertical, inamovible y ultra ortodoxa no permite la más mínima variación.
¿Y para cuándo la democracia en la iglesia católica? ¿A qué católico se toma en cuenta para la elección de su jefe máximo? ¿Por qué sólo un grupo de ancianos varones, en general misóginos y homofóbicos, conservadores y ávidos de poder, eligen a puertas cerradas al papa? ¿Y las mujeres, qué papel juegan en todo esto? ¿Y los pueblos oprimidos de América Latina, qué representación tienen ahí? ¿Y los negros?
La pregunta debe llevarnos a cuestionar más de fondo las prácticas religiosas, o más aún: las instituciones religiosas. Evidentemente la gente necesita creer en algo, necesita dioses, mitos de qué agarrarse. ¿Chávez no es ya un nuevo dios? En Cuba, después de décadas de socialismo, el fervor católico, pero más aún la santería, no dan señales de desaparecer. Más allá de la religiosidad popular y la necesidad de mitos (Chávez ya ingresó a ese nivel, así como el Che Guevara, y una vez construido el mito, anda solo), lo que debe cuestionarse de raíz es la institución religiosa.
¿Por qué esta permanencia de estructuras casi militares (¡o más que militares!) que “manejan” la espiritualidad de las poblaciones? ¿Quién elige a los mandamases de las iglesias? Como toda institución, las iglesias son conservadoras. O más aún, mucho más que cualquier otra institución, dado que tienen que resguardar un credo, un dogma intocable, todas terminan siendo ultra conservadoras, monolíticas, inamovibles. En ese sentido la CIA fue muy inteligente, porque si le disputó la feligresía a la Teología de la Liberación en nuestra golpeada Latinoamérica en estos últimos años, lo supo hacer muy bien: el resultado es que nos inundamos de sectas evangélicas descentralizadas, mientras que la iglesia católica sigue pensando en la contracepción y resistiéndose a cualquier cambio. La elección de este papa de la dictadura argentina lo confirma. Las sectas neopentecostales, por el contrario, no paran de crecer…. ¡Y no necesitan de jefe supremo!
Que las instituciones religiosas son vía muerta lo demuestra lo que acaba de suceder con el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad: ahora la jerarquía de su iglesia lo cuestiona porque… ¡tocó en público a una mujer que no era de su círculo cercano! (para el caso: la madre del fallecido presidente Hugo Chávez durante sus exequias). Sin dudas, necesitamos algo más que iglesias fundamentalistas para mejorar nuestra humanidad. El recién elegido sumo pontífice no augura distancia de esos fundamentalismos retrógrados.
La elección de un papa que de negro tiene sólo su pasado no es una buena noticia para quienes ansiamos algún cambio. Y no hay ninguna duda que…. ¡se necesitan cambios!
María del Carmen Culajay
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De: Marti2 |
Enviado: 15/03/2013 23:37 |
Francisco I, el Papa que colaboró con la dictadura argentina
Este miércoles 13 de marzo se conocía el nombre del nuevo Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio será el Papa número 266 de la historia con el nombre de Francisco I. El arzobispo de Buenos Aires, un jesuita de 76 años, ha sido inmediatamente calificado como un religioso "moderado" y "preocupado por la marginación social". Una vez más, la máquina de los mass media se ha puesto en funcionamiento para reconstruir la biografía del sucesor de Benedicto XVI. La realidad es, no obstante, que Bergoglio comparte con Joseph Ratzinger un oscuro pasado, denunciado hace años, que no lo sitúa precisamente al lado de los marginados de la sociedad.
Nacido el 17 de diciembre de 1936, Jorge Mario Bergoglio llegó al sacerdocio a los 32 años. Pese a lo tardío de su vocación, su ascenso en la curia fue vertiginoso. En menos de cuatro años llegó a liderar la congregación jesuita local, cargo que ejerció de 1973 a 1979. Este ascenso coincidió con la instauración de la sangrienta dictadura militar que gobernó la Argentina desde el Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, contra la presidenta María Estela Martínez de Perón, hasta el año 1983. Un régimen que se caracterizó por la práctica sistemática de la tortura, el asesinato y la desaparición de miles de personas y el robo sistemático de recién nacidos, sustraídos a los padres "subversivos".
BERGOGLIO DENUNCIADO POR SU COLABORACIÓN CON LA DICTADURA
Sobre el papel desempeñado por Bergoglio en estos terribles años existe el testimonio de numerosos testigos, que relataron como el sacerdote perjudicó a sacerdotes y laicos que fueron secuestrados, torturados y desaparecidos. En abril de 2010, un sacerdote, un ex religioso, una teóloga, un seglar de una fraternidad laica que en 1976 denunció en el Vaticano lo que ocurría en la Argentina, y un laico que fue secuestrado junto con dos curas que no reaparecieron, denunciaron públicamente su apoyo a las prácticas criminales de la dictadura. (1).
Uno de los casos denunciados se refiere al secuestro de Orlando Yorio y Francisco Jalics. Dos jesuitas que realizaban su labor pastoral y tareas sociales en un barrio de chabolas del sur de Buenos Aires. Los dos sacerdotes fueron recluidos en la Escuela de Mecánica de la Armada - utilizada como centro de tortura - cuando Bergoglio se desempeñaba como principal de la Compañía de Jesús. Según la acusación, Bergoglio los delató y les retiró la protección de su orden religiosa dejándolos a merced de sus victimarios. Ambos párrocos aparecieron drogados y semidesnudos cinco meses más tarde en un campo de las afueras de la capital argentina. Esta denuncia consta en el libro "El silencio" del periodista Horacio Verbitsky y se apoya en las declaraciones del propio Orlando Yorio, realizadas antes de fallecer por causas naturales en 2000.
"La historia lo condena: lo muestra como alguien opuesto a todas las experiencias innovadoras de la Iglesia y sobre todo, en la época de la dictadura, lo muestra muy cercano al poder militar", señaló tiempo atrás el sociólogo Fortunato Mallimacci, ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, refiriéndose al nuevo Papa.
En 2010, el periodista Sergio Rubín escribió un libro titulado "El jesuita, conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio", en el que se refiere como los dos sacerdotes consideraban que el jerarca "los tachaba de subversivos y ejercía una actitud persecutoria hacia ellos por su condición de progresistas". El 8 de noviembre de 2010, Jorge Mario Bergoglio tuvo que declarar sobre el secuestro de los dos jesuitas. Uno de los abogados querellantes en el juicio, Luis Zamora, manifestó: "Cuando alguien es reticente está mintiendo, está ocultando parte de la verdad. El cardenal no pudo justificar por qué esos dos sacerdotes quedaron en una situación de desamparo y expuestos... con su testimonio ha quedado demostrado en forma muy contundente el rol tan siniestro de la Iglesia católica durante la última dictadura militar".
Según declaró posteriormente el periodista Horacio Verbitsky: "Bergoglio tuvo el privilegio de eludir la declaración pública en el tribunal que juzga los crímenes de la dictadura. En cambio los jueces aceptaron visitarlo en su arquidiócesis. Reconoció que en 1999 habló conmigo sobre el secuestro de sus entonces subordinados en la Compañía de Jesús, Orlando Yorio y Francisco Jalics. Pero dijo que nunca oyó hablar de la isla El Silencio, en el Tigre, propiedad del Arzobispado porteño, a la que fueron trasladados los prisioneros de la ESMA en 1979 para que no los encontrara la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Eso no es cierto, ya que en aquella entrevista Bergoglio me dio los datos precisos sobre el expediente sucesorio del solterón empleado de la Curia que figuraba como dueño de la propiedad".
UNA ACTUACIÓN CONGRUENTE CON EL PAPEL DE LA IGLESIA ARGENTINA
Huelga decir que el propio Bergoglio no solo ha negado todas estas acusaciones, sino que afirma haber protegido a numerosos perseguidos por la dictadura. Las acusaciones que pesan sobre el Papa Francisco I, sin embargo, no solo están apoyadas en los testimonios de las víctimas del régimen militar. Son, además, perfectamente congruentes con el apoyo que mayoritariamente dio la cúpula de la iglesia argentina a la dictadura de este país sudamericano. Y este, a su vez, con la colaboración entre el Vaticano y los EE.UU. en el combate de los movimientos izquierdistas de América Latina.
Durante la década de los setenta y ochenta el Vaticano hizo suya la "Doctrina de la Seguridad Nacional" difundida por Washington para esta región, según la cual el enemigo de la patria estaba dentro del propio país. Éste era el "subversivo", al que se debía combatir por todos los medios hasta lograr exterminarlo. Los patriarcas de la Iglesia argentina actuaron en consecuencia. Tras el golpe militar, y mientras la represión se cebaba con miles de ciudadanos, el entonces nuncio papal en esa nación, Pio Laghi, llegó a manifestar: "...los valores cristianos están amenazados por la agresión de una ideología que es rechazada por el pueblo. Por eso cada uno tiene su cuota de responsabilidad, la Iglesia y las FFAA; la primera está insertada en el Proceso y acompaña a la segunda, no solamente con sus oraciones, sino con acciones en defensa y promoción de los derechos humanos y la patria...". (2).
Durante el golpe militar efectuado por los militares argentinos, Laghi y el embajador estadounidense, Robert Hill, eran informados de cada uno de los pasos que daban los golpistas (3). Obviamente, la "Santa Sede" conocía de primera mano cuanto sucedía en la Argentina. El Nuncio -íntimo amigo de Eduardo Emilio Massera, uno de los tres hombres situados al frente de la Junta Militar- utilizaba además la autoridad moral del Papa para legitimar la dictadura, llegando a declarar "...hay una coincidencia muy singular y alentadora entre lo que dice el General Videla de ganar la paz y el deseo del Santo Padre para que la Argentina viva y gane la paz..." (4).
Sin duda, la complicidad de Jorge Mario Bergoglio con los encargados de imponer esta "paz de los cementarios" será ahora ocultada por la mayoría de los grandes medios de comunicación y el conjunto de las instituciones del establishment. (*) Sin embargo, la verdad sobre Francisco I, que llegó a calificar el proyecto de Ley de Matrimonio entre Personas del Mismo Sexo como "una movida del Diablo" y a convocar contra el mismo una "guerra de Dios", no podrán olvidarla fácilmente en Argentina. Pues, tal y como denunciaban en 2007 las Madres de Plaza de Mayo, “la que colaboró, la que nos mintió, la que nos dio la espalda es la Iglesia de Bergoglio y la derecha”.
Notas y referencias bibliográficas:
(*) Este mismo miércoles, a escasas horas de la fumata blanca que anunciaba la elección del nuevo Papa, la mención sobre el papel de Bergoglio en la dictadura argentina incluida en su nota biográfica de wikipedia era sustancial y significativamente reducida.
(1) "Cinco nuevos testigos contra Bergoglio", artículo del periodista Horacio Verbitsky en el diario Página/12 (de Buenos Aires) del 18 de abril de 2010.
(2) Adital. Agencia de Información Fray Tito para América Latina. 10-01-03. Extraído de la recopilación de documentos realizada por la periodista Virginia Bossié sobre lo que expresaron los obispos argentinos en apoyo a la dictadura militar.
(3) Carlos Ares. "El cruento éxito de la "Operación Aries". El País.es 24-03-2001.
(4) Adital. Agencia de Información Fray Tito para América Latina.
Cristóbal García Vera Canarias Semanal
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De: Marti2 |
Enviado: 22/03/2013 03:15 |
Vaticano, revolución y contrarrevolución en América Latina
Tiene mucho de simbólico y poco de casualidad la coincidencia entre la muerte de Hugo Chávez y la renuncia de Joseph Ratzinger al trono vaticano, para ser reemplazado por un jesuita argentino, de reconocida militancia en la organización peronista de ultraderecha Guardia de Hierro, quien adoptó el nombre de Francisco. Es extraño y por demás elocuente que un jesuita adopte su nombre papal en homenaje a Francisco de Asís, fundador de otra congregación. No hace falta ser experto religioso para medir la magnitud de esa decisión. La Orden Franciscana hace voto de pobreza, virtud hace tiempo olvidada por las cúpulas jesuitas. Francisco explicó la decisión en su alegada adhesión a “una iglesia pobre, para los pobres”.
Pobreza y obligada austeridad son realidades olvidadas que, como rayo, caen otra vez sobre los pueblos de Europa. En América Latina predominan como siempre, pero tras una fugaz esperanza de superación, amenazan agravamiento para millones. Un papa elitista y amante de la pompa, encerrado en delirios místicos con ropajes teóricos, como Ratzinger, no podía seguir en el trono. Las calamidades propias de la internacional vaticana y sus secciones nacionales (despilfarro, desfalcos, déficits siderales, todo en el marco de una cascada imparable de revelaciones acerca de pedofilia y otras perversiones, mientras el celibato no resiste más como exigencia canónica), cuentan sin duda en la necesidad de cambiar rostros, hábitos y conductas públicas de la alta jerarquía. No obstante, priva en esa exigencia la fuerza que por debajo corroe y voltea día a día las columnas del sistema global, entre las cuales sobresale la iglesia católica romana: la crisis del sistema capitalista y su contracara: el avance de la revolución.
Razones más que suficientes para reemplazar al papa. Como al parecer Dios no tomó cuenta de la urgencia, los cardenales y alguien más fueron en su ayuda. No es la primera vez, pero los tiempos han cambiado. En octubre de 1978, un mes después de haber sido designado papa, Juan Pablo I apareció muerto en su cuarto. Fundadas investigaciones -jamás desmentidas con pruebas- denunciaron el hecho como asesinato. Beneficiario individual de aquella operación, Karol Wojtyla (Juan Pablo II), polaco y asociado con el Opus Dei. El cerebro: Ratzinger; teólogo alemán empeñado en retrogradar el andamiaje teórico del catolicismo romano a la etapa previa a la Revolución Francesa (1). Hubo además una mano ejecutora.
Ahora, después de 25 años y dos curvas vertiginosas en la historia universal, el recambio oportuno se produjo por renuncia de Benedicto XVI, hecho sin precedentes en más de mil años, es decir, desde la temprana Edad Media.
En el conjunto de factores conjugados para el recambio de Juan Pablo I y la renuncia de Benedicto XVI la fuerza determinante fue el Departamento de Estado estadounidense. No es ésta una afirmación ligera, llevada por una coyuntura política local o un impulso circunstancial. En agosto de 1989 publiqué un pequeño libro titulado “CIA-Vaticano: Asociación Ilícita” (2), en el que ofrezco información probatoria de esa sociedad contra natura.
Jamás he pretendido ser un experto en cuestiones eclesiales, mucho menos religiosas. Desde mi interés por la economía y la política internacionales observo los movimientos del Estado Vaticano, del papa y las altas jerarquías eclesiales, con la misma actitud –y con inalterable consideración y respeto por los católicos sinceros- que aplico al seguimiento de los pasos de cualquier otro Estado o gobierno del mundo.
Si 35 años atrás me aboqué a ese tema fue porque en aquel momento, en medio de la contraofensiva global estratégica lanzada por el imperialismo para afrontar la crisis estructural del capitalismo, el Vaticano constituía una herramienta decisiva en dos puntos fundamentales del planeta: Europa del Este y América Latina. Más específicamente, Polonia en Europa, Nicaragua y Brasil en América. Es sabido el desenvolvimiento de los hechos desde entonces: derrumbe de la Unión Soviética, ahogo a sangre y fuego de la Revolución Sandinista, posterior recuperación de aquella gesta centroamericana al calor del nuevo auge de los pueblos en América Latina, encabezado por la Revolución Bolivariana de Venezuela. Detrás de ese telón, victoria cultural del ultraliberalismo, auge económico ficticio, seguidas de desagregación moral sin límites y reaparición volcánica de la crisis estructural del capitalismo.
Si ahora retorno al tema es porque, tras la arrolladora victoria de aquella ofensiva global estratégica y el breve período de aparente estabilidad y re-afianzamiento del capitalismo mundial, la crisis del sistema reapareció, con fuerza jamás vista, en los propios centros metropolitanos. Esa reaparición inesperada tanto en los centros dirigentes del poder mundial como en el conjunto de las izquierdas, con las excepciones que ya se verán, dio lugar al desplazamiento del epicentro de la revolución mundial hacia América Latina, lo cual conjuntamente con otros factores de la economía y la política internacionales debilitó como nunca antes al imperialismo estadounidense como centro inapelable del poder mundial. Y en ese cuadro, acompañado por una coyuntura de espasmódica crisis y debilitamiento de la iglesia vaticana, se produjo la renuncia de Joseph Ratzinger y la entronización de un obispo argentino y jesuita.
Individuo e institución
Es preciso despejar un punto que hoy desvía la mirada: antecedentes y rasgos individuales de Jorge Bergoglio, papa desde el 13 de marzo.
Después de la fumata blanca, desde Argentina aparecieron denuncias sobre la participación activa de Bergoglio en la represión de la dictadura entre 1976 y 1982. Se lo acusó de ser responsable del secuestro de dos sacerdotes de su orden e incluso de haber estado en los lugares secretos de detención. También sin demora estas denuncias fueron negadas por personas reconocidas por su compromiso en la defensa de los derechos civiles durante la dictadura, como Adolfo Pérez Esquivel, quien en aquel período recibió el premio Nobel de la Paz. Por cierto ese premio no garantiza nada (notorios criminales lo ostentan), pero sí la conducta de Pérez y otros que como él han negado los cargos contra Bergoglio. Contrario sensu, no todas las voces acusadoras tienen la respetabilidad suficiente para hacer valer su palabra. De modo que, hasta que nuevos datos llevaren a un cambio de juicio, esos avales eximen al papa de crímenes aberrantes que, en la medida en que en Argentina el catolicismo es religión de Estado, constituirían crímenes de lesa humanidad.
Defensores y detractores de Bergoglio tienen en común algo más poderoso que sus ruidosas diferencias: unos cargan contra el individuo y escamotean el papel de la institución; otros lo protegen… para rescatar la institución.
Así las cosas y contra los fuegos de artificio, el tema no es Bergoglio sino el aparato eclesial. Es un hecho reconocido que la jerarquía católica, acompañada por el entonces nuncio (embajador) del Vaticano en Buenos Aires, Pio Laghi, respaldó a la dictadura y colaboró con ella, al punto de ceder una propiedad en el Delta del Paraná para que funcionara allí un campo secreto de detención. Bergoglio era por entonces la máxima autoridad jesuita en Argentina, donde miembros de esa congregación habían sido punta de lanza de la Teología de la Liberación, corriente católica cuyo desmantelamiento, también a sangre y fuego, fue uno de los objetivos por los cuales Juan Pablo II fue entronizado a costa de la vida de su antecesor.
Conviene refrescar el cuadro de época: el citado CIA-Vaticano registraba en 1989: “El 23 de agosto de 1982 Wojtyla otorgó a la Obra (Opus Dei) el rango de prelatura personal (diócesis sin territorio). De este modo Opus Dei se liberó de todo lazo de sujeción o control por parte de los obispados o, lo que es lo mismo, obtuvo carta franca para llevar a cabo sus empresas con plena independencia de las jerarquías nacionales y con la obligación de responder sólo ante el sumo pontífice (…) Al mismo tiempo que elevaba el status –y cedía más poder- a Opus Dei, el papa suspendía a la Orden de los Jesuitas, comprometida con la Teología de la Liberación y reemplazaba a su superior general, Pedro Arrupe, por otro escogido por él mismo. De este modo Opus Dei logró su doble objetivo de sentar en el trono papal a un hombre con idénticas posiciones ideológicas a las suyas y situarse como institución en un puesto apropiado para lanzar en todos los planos la ofensiva final contra la Teología de la Liberación”. Entre otros muchos terrenos, Opus Dei y jesuitas se disputaron con uñas y dientes la primacía en los medios de comunicación. El texto dedicaba un capítulo a explicar la condición de Opus Dei como aparato representativo del gran capital, industrial y financiero, controlado por la CIA, introducido como cuña irrefrenable en la estructura vaticana. Es en ese contexto que Bergoglio actuó en Buenos Aires, bajo la dictadura –cribada de miembros de Opus Dei, para comenzar el célebre ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz- y según su propia convicción frontalmente opuesta a los “sacerdotes del Tercer Mundo”.
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De: Marti2 |
Enviado: 22/03/2013 03:16 |
La mano amiga
No es casualidad que Opus Dei pierda ahora la primacía y lo haga en favor del sector al que se impuso en los años posteriores a 1978, la orden de los jesuitas, ya depurada de su ala radical de izquierda. Con origen en España y manejando los hilos financieros desde Italia, Opus Dei sufre la suerte de la economía y la política en esos dos países, que no es sino la expresión del vuelco operado en todo el mundo tras el colapso de 2008, que en Estados Unidos llevó a la derrota republicana y la asunción de Barack Obama quien, dicho sea de paso, se apresuró a enviar un caluroso y fraternal saludo a Bergoglio, a quien llamó “el primer papa americano”. El reemplazo de la “prelatura personal” de Escrivá Balaguer por la orden creada por Ignacio de Loyola equivale al reemplazo en la conducción vaticana de banqueros por curas que trabajan en villas; dibuja la curva de caída del capitalismo central y del predominio de una política anticrisis. Así, la agónica situación del capitalismo central explica la necesidad de apelar a un miembro de la Compañía de Jesús, concebida por su fundador como ejército combatiente, para conducir el “poder espiritual” en la cúpula del capitalismo mundial.
Eso no significa un repliegue político del imperialismo, aunque al menos en términos teóricos el debilitamiento relativo de Estados Unidos se hará sentir también en ese terreno, dándole a Francisco un margen de maniobra mayor para enfrentar a Washington en más de un terreno, siempre girando en torno a temas fundamentales para el ultraconservadurismo jesuítico de Bergoglio, empeñado en acabar con el legado liberal de la Revolución Francesa. Por lo que se puede prever a partir de textos suyos y gestos posteriores a su elección, tras ese objetivo Francisco no vacilará en buscar apoyo en la potente dinámica de convergencia latinoamericano-caribeña, para negociar desde allí en mejores términos con la Casa Blanca. La reivindicación del concepto de Patria Grande por parte de Bergoglio (3) ha llevado al estado de éxtasis a algunos exponentes del llamado “marxismo nacional”, ha dado vuelta en cuestión de horas la oposición frontal de funcionarios argentinos que lo atacaron desmesuradamente cuando se conoció su designación y producirá riesgosos zigzagueos y violentos giros en más de una fuerza política en América Latina. Con certeza, se verá en acto al jesuitismo, forma pragmática, aviesa, pero implacable en sus objetivos, en torno a la necesidad estratégica de acabar con la revolución al Sur del Río Bravo, pero adosándose a la fuerza hoy predominante en los pueblos de la región. Puede esperarse un papa disfrazado de Chávez, tal como en la Venezuela de hoy lo hace Henrique Capriles Radonsky, quien contra toda lógica pretende copiar el discurso del líder bolivariano (de paso: Capriles integró las filas del Tradición familia y Propiedad, otra de las organizaciones que obran como tentáculos de la CIA al interior del Vaticano (las restantes son la ya citada Opus Dei, Comunión y Liberación y la Orden Militar Soberana de Malta. Por caso, esta última ya puso a uno de los suyos como secretario privado de Francisco).
Aun en los previsibles momento de tensión y aparente choque que vendrán a no muy largo plazo, el camuflaje demagógico de Bergoglio es un riesgo para las fuerzas revolucionarias pero no distanciará al Vaticano de Estados Unidos en la cuestión que interesa: la contrarrevolución en América Latina.
El Departamento de Estado, es decir, de la estrategia estadounidense, pesará sobremanera en el curso del próximo papado. No es éste el lugar para detallar los pasos que terminaron en la elección de Bergoglio con más de 90 votos sobre 115 cardenales. Baste decir que el articulador principal del bloque en favor del cardenal argentino fue su homólogo de Nueva York, Timothy Dolan. Tanto la prensa italiana como la estadounidense coinciden en señalar que, a partir de los 11 votos estadounidenses en el cónclave, Dolan tuvo un papel decisivo en la tarea de convicción sobre prelados de América Latina, África, Asia y Europa, para que finalmente una sólida mayoría votara a favor de Bergoglio. Con escasa sutileza, The New York Times subraya que lo único que le faltó a Dolan fue ungirse él mismo en el trono de Pedro, para inmediatamente señalar que su papel en la próxima administración vaticana será de sobresaliente gravitación.
Ahora bien: ¿cuáles son los puntos de acuerdos y cuáles los desacuerdos entre el Vaticano y Washington?
Aquí sí importa, y mucho, la biografía de Bergoglio. Desde el peronismo sui generis de Guardia de Hierro, en los años de alzamiento revolucionario en Argentina, cuando una poderosa corriente de sacerdotes identificados con las causas populares y la lucha contra el imperialismo y el capitalismo, resueltos al combate por el socialismo, crecía al interior de la iglesia y de su congregación en toda América Latina, el entonces principal jesuita en su país optó por la decisión central del vaticano –conducido entonces por Opus Dei a través de Wojtyla- y con una u otra conducta individual respecto de secuestros y asesinatos puntuales, no sólo avaló aquella ofensiva contrarrevolucionaria sino que su accionar redundó en una escalada sistemática en la jerarquía eclesial que lo llevó hasta la cima.
No sólo los jesuitas, sino el conjunto de la iglesia romana –con excepción de Opus Dei y sus áreas de influencia- condenan sin atenuantes el curso adoptado en el último siglo por las sociedades liberales. No sólo el conjunto de la iglesia romana, sino la Compañía de Jesús, hoy monolítica, defienden el capitalismo, al cual están integrados económica, política y culturalmente. La alianza cada vez más íntima en las últimas décadas entre el socialcristianismo y su eterna enemiga, la socialdemocracia, Lucifer liberal, confirman en la política y el sindicalismo mundiales cuál es el verdadero enemigo de quienquiera ocupe el trono de Pedro. La contradicción entre liberalismo y oscurantismo medioeval se resuelve siempre y fatalmente por un frente único entre la Casa Blanca y la Basílica de San Pedro; entre CIA y Vaticano, para enfrentar las fuerzas revolucionarias en cualquier punto del planeta.
Por qué argentino
Todo indicaba en los días previos al cónclave de cardenales que el nuevo papa provendría del continente americano. Pero los candidatos principales eran el canadiense Marc Ouellet y el brasileño Odilo Scherer. Al menos en público, nadie daba un centavo por la elección de un argentino.
Hay una causa interna que hacía necesaria la elección de un americano, más específicamente latinoamericano. Desde que el Vaticano, en funesta alianza con la CIA, se embarcó en la operación contrarrevolucionaria que doblegó a Nicaragua y exterminó en la región a los sacerdotes del Tercer Mundo, la iglesia romana perdió más de un cuarto de sus feligreses. Y se trata del bastión mundial del catolicismo. De modo que, así como en los años 1970 la cúpula vaticana debía empeñarse en la masacre contrarrevolucionaria por razones de sobrevivencia, ahora debe hacerlo en sentido inverso, aprovechando la emergencia de numerosas corrientes y líderes políticos que afirman la posibilidad de realizar una “revolución” que no conmueva las bases del sistema capitalista. La condición de jesuita de Francisco y sus alegadas dotes intelectuales lo habilitan para ese delicado juego estratégico. Su adopción franciscana le abre camino a la base social en disputa.
Ésa es, no obstante, una causa subordinada. La tónica de este movimiento estratégico en escala mayor la pone Estados Unidos, aliado en este punto con la Unión Europea y todos los regímenes empeñados en evitar que la crisis en curso desemboque en la revolución socialista.
Existen conflictos sociales, políticos y militares de magnitud en cada punto del planeta, constantemente agravados por la marcha ininterrumpida hacia el derrumbe en los países centrales. Pero la vanguardia de la respuesta socialista se desplazó a América Latina. Esta visión geopolítica, resistida a derecha e izquierda hasta no hace mucho, es ahora prácticamente común a todas las corrientes del pensamiento.
Washington necesita frenar primero y destruir después la vanguardia de esa vanguardia: la Revolución Bolivariana de Venezuela. No es una simplificación entonces afirmar que Francisco está en Roma para contribuir desde la trinchera eclesial en la batalla estratégica contra Venezuela. Los estrategas del Departamento de Estado parecieron en los últimos meses convencidos de que la muerte de Hugo Chávez permitía irrumpir en el entramado de las fuerzas revolucionarias para lograr su objetivo. Por eso, tampoco es desatinado pensar que la coincidencia entre la muerte de Chávez y la renuncia de Ratzinger no es casual. Quienes aludan a la condición milenaria de la iglesia, deberán considerar que su crisis interna es potencialmente letal. Y evaluar hasta qué punto, en el mar de dificultades que atraviesa, el Vaticano es realmente impermeable a las decisiones de la Casa Blanca. Ante el gesto escandalizado de presumibles vaticanólogos, sólo puedo decir que, sin el recurso de explicar el fenómeno atribuyéndolo a un designio divino, apelo al análisis de los hechos y su encadenamiento. El tiempo dirá si la hipótesis tiene o no asidero.
Es posible que a la luz de la formidable, inédita manifestación de masas que provocó en Venezuela la muerte de Chávez, aquellos estrategas de la contrarrevolución hayan corregido su apreciación y desechen ya su idea de una inminente caída de la Revolución. Pero insistirán en dos puntos: dividir las fuerzas revolucionarias en Venezuela; forzar el aislamiento de este país en la región. Si eventualmente la táctica en el plano interno tuviese algún grado de éxito, podría abrir la brecha por la cual el imperialismo entrase con su devastadora fuerza contrarrevolucionaria. Dado que ya está probado que los intentos divisionistas han fracasado una y otra vez, es presumible que Francisco será tomado por Washington como una herramienta salvadora. Al interior de Venezuela esto es difícil, porque el socialcristianismo (aquí también aunado con la socialdemocracia) está en el nadir del desprestigio. Y lo mismo vale para la jerarquía eclesial local, reconocida por las masas como golpistas y por eso repudiadas.
Otra consideración merece la táctica del debilitamiento en los apoyos de Venezuela en la región. Y allí es donde aparece Argentina. Sea por el abrazo asfixiante que, mientras se redactan estas líneas, Francisco ha comenzado a practicar sobre el gobierno argentino, sea por el hecho de que el actual elenco oficial afronta enormes dificultades y en el cuadro actual está descartada la posibilidad de reelección de la presidente Cristina Fernández, es pensable que a corto o mediano plazo Argentina pueda ser desplazada hacia un bloque enfrentado con la revolución en marcha en Bolivia, Ecuador, Venezuela y otros países del Caribe, a los que se suman naturalmente Nicaragua y Cuba. Baste recordar que días atrás el candidato socialdemócrata Hermes Binner, preguntado acerca de si en Venezuela hubiera votado en octubre último por Chávez o Capriles, respondió sin vacilar que su opción era Capriles. Es presumible en Argentina una amplia coalición electoral para 2015 que tenga como eje de reagrupamiento la estrategia latinoamericana de Estados Unidos, ahora asumida explícitamente por el papa Bergoglio en su ataque a las revoluciones en curso, al regalarle a Fernández un libro con documentos del Celam donde se condena el “avance de diversas formas de regresión autoritaria por vía democrática que, en ciertas ocasiones, derivan en regímenes de neto corte neopopulista”. Firma el Consejo Episcopal Latinoamericano; redacta la CIA.
En un libro publicado en 2007 sostuve que Argentina es una clave regional, aunque en el actual período histórico lo es por su debilidad, no por su fuerza (4). Su peso específico en América Latina, su nivel de desarrollo, los altos parámetros de experiencia y combatividad de obreros y estudiantes en términos históricos, no obstante sumidos en una coyuntura de confusión, desorganización y total parálisis, ubican al país como fiel de un delicado equilibrio continental, pasible de presiones y políticas extremas desde los dos extremos de la batalla estratégica.
Desde el año 2000, cuando comenzó el proceso de convergencia desigual pero generalizado en América Latina, Argentina ha navegado a dos aguas. La resultante de esa marcha ambigua estuvo determinada por el fenómeno general: concordancia latinoamericana en detrimento de los intereses imperialistas. Para ninguno de los países que han sostenido una conducta regional igualmente ambigua e igualmente en colisión con la hegemonía estadounidense, es posible mantener esa posición de manera indefinida. Pero en Argentina los plazos son más cortos. Es un rasgo de aguda inteligencia táctica y osadía estratégica el que han demostrado los gestores de la operación que dio como resultado la elección de Bergoglio.
Ahora cabe a las fuerzas revolucionarias genuinas en América Latina demostrar si están o no a la altura de tamaño desafío. Esto vale también para millares de católicos, sacerdotes y seglares, que ante una reedición del giro contrarrevolucionario de los años 1970/80, aunque a la inversa en su forma, están ante la opción de seguir sometidos a las órdenes de Roma o acometer un cisma revolucionario, antimperialista y anticapitalista.
La unidad de revolucionarios cristianos, marxistas, o militantes de cualquier otra religión, sólo tiene futuro sobre esas bases. Ése es el ejemplo de la Revolución Bolivariana de Venezuela, a emular en todo el continente, desde Alaska a la Patagonia.
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De: Marti2 |
Enviado: 22/03/2013 03:18 |
Notas:
1.- Véase si no la encíclica Spe Salvi, redactada por Benedicto XVI:
«hay un texto de san Gregorio Nacianceno que puede ser muy iluminador. Dice que en el mismo momento en que los Magos, guiados por la estrella, adoraron al nuevo rey, Cristo, llegó el fin para la astrología, porque desde entonces las estrellas giran según la órbita establecida por Cristo. En efecto, en esta escena se invierte la concepción del mundo de entonces que, de modo diverso, también hoy está nuevamente en auge. No son los elementos del cosmos, la leyes de la materia, lo que en definitiva gobierna el mundo y el hombre, sino que es un Dios personal quien gobierna las estrellas, es decir, el universo; la última instancia no son las leyes de la materia y de la evolución, sino la razón, la voluntad, el amor: una Persona».
2.- Luis Bilbao; CIA-Vaticano: Asociación Ilícita. Editorial Búsqueda, Buenos Aires, agosto de 1989.
3.- Véase si no: “América Latina puede y tiene que confrontarse, desde sus propios intereses e ideales, con las exigencias y retos de la globalización y los nuevos escenarios de la dramática convivencia mundial. A la vez, América Latina necesita explorar, con buena dosis de realismo pragmático - impuesto también por su propia vulnerabilidad y escasos márgenes de maniobra - nuevos paradigmas de desarrollo que sean capaces de suscitar una gama programática de acciones, un crecimiento económico autosostenido, significativo y persistente; un combate contra la pobreza y por mayor equidad en una región que cuenta con el lamentable primado de las mayores desigualdades sociales en todo el planeta”. Jorge Bergoglio, prólogo a “Una apuesta por América Latina” de Guzmán Carriquiry, Buenos Aires, Sudamericana, 2005.
4.- Luis Bilbao; Argentina como clave regional. Búsqueda Editorial; Buenos Aires, mayo de 2007.
Luis Bilbao América XXI
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De: GILDA08 |
Enviado: 22/03/2013 20:00 |
Este es un asunto local que el pueblo Argentino no ha podido solucionar. Ya habia leido hace unos dias, sobre la relación de este señor y la Dictadura Argentina. Este tampoco va a contar con mucha popularidad como tampoco Benedicto la tuvo. Los crímenes contra la Humanidad de la Iglesia y el Estado... no son cosa solamente de Argentina. ES UN PROBLEMA GLOBAL.
Y asi... globalmente se esta trabajando para traer abajo a ese Sistema de la Cábala Obscura que nos ha mantenido esclavizados por milenios.
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De: GILDA08 |
Enviado: 22/03/2013 20:07 |
Por eso, este Papa (Francisco) va a ser EL ULTIMO PAPA DE LA IGLESIA CATOLICA, según las Profecias de San Malaquias (que estan siendo confirmadas con lo que está sucediendo a nivel planetario), porque ya no va a haber otro... y este va a ser la última pieza de la larga cadena de efecto "dominó", que va a caer junto con todo el Sistema Global.
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De: GILDA08 |
Enviado: 23/03/2013 02:09 |
Mucha paja y poco grano. Por principio... de CUAL Revolución de Latinoamérica estan hablando. De veras creen que Hugo Chávez era un líder que iba a impactar la Geopolítica de América Latina ? todos esos viajes a Cuba, a adoctrinarse con Fidel, que muchos aseguran mandó al "carnicerito de la cabaña" a la muerte a Bolivia (hablo por supuesto del Ché Guevara). Todo es "pan y circo" pal pueblo... es la misma historia repetida y vuelta a repetir. Cuántas revoluciones ha habido en América Latina ? |
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De: GILDA08 |
Enviado: 23/03/2013 02:20 |
En México, los Zapatistas andan todavia dando vueltas por las sierras de los Estados del Sureste: Chiapas, Guerrero, Morelos y Oaxaca... y en casi 20 años.... no ha pasado nada que sea importante. Inclusive aqui se ha dicho mucho que Hugo Chávez los estuvo patrocinando, al igual que al Líder de Izquierda Lopez Obrador, con el dinero que les quitaba a los Venezolanos, del petróleo. Está documentado que "regalaba" el destilado a la gente de los barrios pobres de Nueva York, sólo para hacerse propaganda y ridiculizar a Bush. Aa todo eso se refiere el que escribió la ultima parte, donde empieza con el Subtitulo de: MANO AMIGA ? quien es el autor ?
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De: GILDA08 |
Enviado: 23/03/2013 02:30 |
Mi opinión personal es que LA MISMA COSA HABRIA PASADO... si hubieran nombrado a otro Cardenal, de cualquier parte del mundo. Le habrian sacado historias pasadas igual que a este... porque TODOS LAS TIENEN. Y cómo saben como estuvo la diferencia de VOTOS dentro del Cónclave, si la votación es secreta y el Vaticano no publica nada sobre eso ? mucho de lo que escriben en esos articulos, son especulaciones de la gente de izquierda... la "Derecha y la Izquierda" son fuerzas antagónicas propuestas por LOS MISMOS QUE CONTROLAN LOS GOBIERNOS. Igual es con el Capitalismo, Comunismo o Socialismo. LA IDEA ES MANTENER AL MUNDO ENFRENTADO. |
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De: GILDA08 |
Enviado: 23/03/2013 03:05 |
La "brillante" idea de INVENTAR un SISTEMA ideal, fácil de implementar y que fuera aceptado como algo "natural" en todos los pueblos del mundo, tiene un origen verdaderamente diabólico. Dicen que el sitio más fácil para esconder algo, es A LA VISTA, a plena luz del dia. Religión y Estado es el invento. Sólo hay que fijarse, VER realmente todas y cada una de las Religiones del mundo, para darse cuenta de esto. Acaso las grandes religiones del mundo y los Gobiernos de cada país, no han DOMINADO a los respectivos pueblos? Hay que reflexionar sobre esto. Saludos. |
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De: kuki |
Enviado: 23/06/2013 08:07 |
Muchas conjeturas se han tejido para desentrañar los motivos que tuvo el
reciente cónclave cardenalicio para elegir al argentino Jorge Bergoglio
como el primer Papa no europeo, quien adoptó el nombre papal de
Francisco. Pero resulta engañoso el paralelo que se suele trazar con la
elección del polaco Karol Wotyla (Juan Pablo II) en 1979 si, al mismo
tiempo, se omite el dato político esencial que puede otorgarle validez
actualizada a esta comparación.
Porque América del Sur se
encuentra, en este momento, en una situación política exactamente
inversa a la que tenía el denominado “campo socialista” de Europa del
Este en 1979. Solo a partir de este último dato, la similitud puede
adquirir verdadera significación política y permite comprender, en toda
su dimensión, la decisión del cónclave.
En aquél momento, Polonia
era el eslabón más débil de un régimen político decrépito, que se había
convertido en una caricatura deformada y deformante de los postulados
socialistas de la Revolución Rusa de octubre de 1917, a los cuales había
traicionado a partir de la muerte de Lenin (1924), y que había
expropiado el poder político a los trabajadores en beneficio de una
camarilla burocrática.
En cambio, Argentina constituye,
actualmente, el eslabón más débil de una América del Sur en ebullición,
cuya población exhibe un inédito viraje hacia posturas anticapitalistas
en una región que se ha tornado decisiva ante la renovada agonía que
exhibe el sistema capitalista en todo el planeta.
La estratégica
movida que ha realizado **la Iglesia** en el tablero político
internacional consiste en hacer pie en el eslabón políticamente más
débil de América del Sur, adosándole el poderoso cepo papal, para
convertirlo en la plataforma de lanzamiento de una gigantesca
contraofensiva destinada a frenar estos avances anticapitalistas que se
verifican en todo el subcontinente.
Claro que **la Iglesia** no
jugó sola. Hubo un colosal lobby estadounidense para incidir en la
decisión del Cónclave. Porque, después de haberle asestado un golpe de
muerte a la Zona Euro en el marco de la feroz guerra interimperialista
que inunda el planeta, Estados Unidos y su brazo europeo, Inglaterra,
necesitaban evitar que fuese elegido un nuevo Papa europeo y, al mismo
tiempo, necesitaban que la Iglesia tuviese el conductor adecuado para
frenar este avance anticapitalista en una región donde su población se
reconoce mayoritariamente católica.
Nada casual, entonces, la
elección de Bergoglio. El gobierno argentino no registra lo obvio y, por
eso, incurre en sucesivas contradicciones cuando intenta decodificar la
elección de Bergoglio en clave política interna. Argentina es una clave
regional en América del Sur por su debilidad política, no por su
fortaleza política.
Una debilidad que se observa en su oscilante
política exterior y en la inviabilidad de su proyecto político interno,
el cual ha quedado reducido al eufemismo de “crecimiento con inclusión”
en lo que solo constituye la versión edulcorada y posibilista de la
“teoría del derrame” acuñada por el modelo neoliberal en los ´90.
El
enorme ajuste económico y antipopular que se está realizando en
Argentina ya resulta inocultable. Y la creciente debilidad política que
exhibe el gobierno que encabeza Cristina Fernández de Kirchner lo obliga
a exigir adhesiones cada vez más acríticas a su gestión y a sostener un
relato cada vez más épico de todos sus actos de gobierno.
Atacar
inicialmente el flanco más débil del enemigo es una regla elemental en
cualquier combate. La Iglesia ha registrado que el peronismo, aún en su
versión kirchnerista, ya no podrá continuar cumpliendo su tradicional
rol político de erigirse en el gran dique de contención de las masas
dentro del sistema capitalista en Argentina. Y, ante las imprevisibles
derivaciones de este inexorable agotamiento, se apresta a actuar como el
último reaseguro del capitalismo en Argentina con proyección a todo el
subcontinente.
A esta altura resulta necesario señalar que no
puede esperarse una alternativa superadora de una institución
reaccionaria como la Iglesia, la cual siempre ha legitimado todas las
desigualdades sociales por su supuesto origen natural y muchas
jerarquías individuales por su presunto origen divino, y cuyo poderoso
aparato ha sido el más contrarevolucionario y retardatario de cualquier
cambio político y social en los últimos dos mil años.
De todos
modos, la Iglesia no tiene garantizado el éxito de esta estrategia. Solo
la clase trabajadora y las masas, organizadas social y políticamente,
podrán direccionar el rumbo que adoptará Argentina en el torbellino del
sur
Mario Raúl Bordón. Abogado de la ciudad de Concordia (Entre Ríos)
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De: kuki |
Enviado: 07/10/2013 05:10 |
Ay, padre Francisco...
“Hay que insistir en todo lo que nos une,
Y prescindir de los que nos separa”
Camilo Torres Restrepo
Hoy queda evidenciado que el tema teológico muestra como muchos otros, las articulaciones con toda la realidad humana en su dimensión colectiva, y donde los movimientos sociales reemergen desde sus luchas, conciencia histórica e identidad de clase contra una imposición milenaria que ha trascendido al discurso sobre su Dios, pero que hoy en forma de conciencia colectiva revela las manifestaciones de rebeldía de las masas con sus símbolos propios y diversos de redención.
Así pues que el tema de la religión recupera hoy los derroteros libertarios confundidos por el clero oligárquico, y abre el debate desde la realidad de los pueblos, su pensamiento propio con el protagonismo de indígenas, campesinos, obrer@s, estudiantes, trabajador@s, hombres y mujeres , sujetos desde siempre a la teología del poder y del capital.
Se trata entonces de poner claridad en los procesos, de contribuir desde los imaginarios terrenales y su cosmovisión, a la búsqueda de la verdad para los humildes, los olvidados, los pobres de la tierra, que siendo mayoría buscan la revelación en el combate diario, desde las montañas, la fábricas; por la tierra, los recursos naturales, el pan, la paz verdadera y la justicia social.
Con certeza el discurso del poder y su fe hegemónica sujeta al capital ya no cumple con su función para dominar y dirigir a sus ovejas , menos para transmitir e imponer la ideología dominante, por lo tanto habría – para el poder- , que cambiar la estrategia, o modificar el lenguaje pero siempre desde el Estado y el capital; mientras para los pueblos y desde nuestras realidades queremos reconquistar la vida, la paz y nuestros territorios; pues solo así y con la lucha Dios estaría siempre con nosotr@s, dondequiera que estemos.
Entendemos que el pensamiento religioso desde el dinero y el poder no es sobrenatural, y que responde a un modelo de acumulación que ha otorgado a las clases dominantes el carácter de indiscutible e inamovible, garantizados por el ministerio pontificial, la mayoría de las veces aliado incondicional al poderoso, legitimando la miseria del pueblo, su explotación y en no pocas circunstancias al terror y al genocidio.
Claro, no todos los pastores entregaron sus ovejas al enemigo; ni se dedican a blanquear los sepulcros apostólicos, menos al lavado de dinero o a legitimar las guerras o la pedofilia entre otras perlas; muchos estuvieron, y se mantienen siempre junto al pueblo, en medio de los pobres, luchando con el pueblo por una anhelada renovación eclesiástica, sin apostrofar a los explotadores y contra la prédica de la mansedumbre a los explotados, construyendo con ell@s los caminos de libertad, y siempre junto al pueblo, como nuestro Camilo Torres Restrepo, , u Oscar Arnulfo Romero que como muchos otr@s, hombres y mujeres llamaron a construir la Unidad, y esa nueva iglesia popular, a ser con otr@s, sin discusiones estériles y con la dialéctica de los hechos, “insistiendo en todo lo que nos une, y prescindiendo de todo lo que nos separa”.
Dairo Ruiz Rebelión
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De: Marti2 |
Enviado: 03/02/2014 01:28 |
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