[Sepp Blatter –el presidente de la FIFA (Fédération Internationale de
Football Association) desde 1998, sucesor del brasileño Jean Marie
Faustin Goedefroid “Joao” de Havelange /1– no es el único suizo
activo en Brasil en la organización de la Copa del Mundo de fútbol. La
empresa Geobrugg –firma que pertenece al holding Brugg situado en el
cantón de Argovia– ha entregado y montado el cableado metálico que tiene
que soportar el techo del estadio de Maracaná en Río de Janeiro, el
estadio que acogerá la final del mundial. El Consejero Federal Johann
Schneider-Ammann ha exaltado los méritos de esta firma. Sin embargo, su
viaje a Brasil a comienzos de abril no tenía por único objetivo el apoyo
a las firmas suizas en Brasil. Debía intervenir también en unas
diferencias entre el gobierno brasileño y las autoridades helvéticas
sobre el asunto de la transferencia de los beneficios por la
transnacional brasileña Vale hacia su cuenta helvética con sede en
Saint-Prex, en el cantón de Vaud. Una operación de optimización fiscal:
los impuestos sobre los beneficios del gigante minero Vale son ahí muy
ligeros. El asunto ha derivado en que Brasil ha inscrito el paraiso
fiscal suizo en una lista negra. El criterio elegido por el gobierno
brasileño es el siguiente: una tasa de imposición inferior al 20%
clasifica al país en la categoría de “paraíso fiscal”.
La
tarea que el presidente de la Cámara de Comercio Suiza-Brasil, Emmanuel
Baltis, ha dado a Scheneider-Ammann –especialista en la optimización
fiscal para su empresa y también consejero federal– se puede resumir
así: “Existe una urgente necesidad de que los representantes oficiales
de Suiza expliquen a sus homólogos brasileños el funcionamiento del
sistema fiscal helvético” (L´Agefi, 7/04/2014). Joann Schneider-Ammann
ha sabido hablar directamente al ministro brasileño de Asuntos
Exteriores, Luiz Alberto Figueiredo Machado: “Le he explicado que los
suizos somos personas en regla sobre las cuestiones fiscales y que no
queremos figurar en una lista negra”. Un lenguaje que deben comprender
Sepp Blatter y los organizadores brasileños del Mundial. (Red de A
l´encontre)].
El gobierno brasileño se entrega a una escalada
de actos bárbaros con el objetivo de garantizar el beneficio privado de
la FIFA y de sus patrocinadores. No es difícil adivinar quién va a
pagar la factura...
En el futuro, cuando una Comisión Verdad y
Justicia [alusión a la comisión de investigación post-dictatorial] pase
revista a todos los crímenes cometidos por el gobierno brasileño a fin
de imponer al país la organización de la Copa del Mundo de fútbol de
2014 según los estándares exigidos por la FIFA, las autoridades actuales
deberán sin duda dar explicaciones. ¿Porqué han ordenado la expulsión
de tantas familias de sus casas, desviado dinero público para un
acontecimiento privado, pisoteado el derecho de libre manifestación y
dotado a las fuerzas armadas de funciones policiales a fin de intimidar a
los habitantes de los barrios desfavorecidos, de comunidades y favelas,
en Río de Janeiro y en otras ciudades del país?
Los presidentes
de la República, los ministros de Justicia, Defensa y Deportes, entre
otros, así como los altos cargos militares serán llamados a explicar la
razón por la que han violado los artículos 142 y 144 de la Constitución,
artículos que tratan, respectivamente, de las atribuciones de las
fuerzas armadas y de las fuerzas de policía. Las fuerzas armadas “están
destinadas a la defensa de la Patria, a la garantía de los poderes
constitucionales y, a iniciativa de uno u otro de estos, a la garantía
de la ley y del orden”. En cuanto a la acción de las fuerzas de policía, “es ejercida para la preservación del orden público y la seguridad de las personas y del patrimonio”,
a través de la policía federal, de la policía federal especializada en
los transportes por ferrocarril y carretera, de las policías militares y
civiles (presentes en los 27 estados de la república federativa), así
como de los cuerpos de bomberos militares.
¿Desde cuándo los
habitantes de las comunidades de Río de Janeiro o de otras ciudades
representan una amenaza para la Patria, para los poderes
constitucionales, para la ley y el orden? ¿Desde cuándo esos ciudadanos y
ciudadanas son considerados como subversivos o se considera que forman
una categoría de enemigos internos que debe ser “vigilada y controlada”
directamente por las fuerzas armadas? ¿Desde cuándo gobiernos
constituidos bajo la denominación de estado democrático de derecho
aprovechan medidas previstas por la arcaica Ley de Seguridad Nacional
aprobada por la dictadura militar que siguió al golpe de 1964 [la
dictadura comenzó en 1964, se endureció tras 1968 y el paso a un régimen
democrático fue formalizado en 1985 con la elección de Tancredo Neves]?
Los
dirigentes de la República deben explicar porqué han instaurado en el
país un verdadero estado de guerra que ataca a todo tipo de
manifestaciones democráticas y a las poblaciones de los barrios más
pobres, desprovistos de servicios públicos. En claro, ¿porqué han
utilizado el aparato policial y los tres cuerpos de las fuerzas armadas
(infantería, marina y aviación) para, de un lado, intimidar al pueblo y,
del otro, asegurar que una élite económica y un contingente de turistas
puedan disfrutar del campeonato de fútbol sin tener que sufrir la menor
de las miserias que atormentan cotidianamente a la mayoría de la
población?
Muy probablemente esos dirigentes serán interrogados
por la futura Comisión Verdad y Justicia para que nos digan si las
protestas populares relativas a la Copa del Mundo se habrían producido
en el caso que el mega acontecimiento del capital se hubiera quedado
limitado al campo exclusivo de la iniciativa privada; y si no se
hubieran desviado a favor suyo recursos públicos escasos, destinados a
actividades prioritarias del estado, como la salud, la educación, la
vivienda, los transportes, etc.
Está claro que deberán exponer en
detalle la razón por la cual han decidido utilizar la Copa de 2014 como
una baza política para fines electorales, explotando el sentimiento
popular para exaltar de forma vanidosa un sistema económico que produce
desigualdades y exclusión. ¿No reproduce así la misma lógica de la Copa
de 1970, bajo el gobierno militar de Emilio Garrastazu Médici
[presidente de 1969 a 1974], cuando se intentó casar la euforia
deportiva con el régimen dictatorial?¿No ha sido ya ampliamente
condenada esta forma de actuar por el pueblo brasileño, igual que las
demás violencias y atrocidades practicadas por la dictadura?
Vale
la pena recordar que las organizaciones de la izquierda brasileña se
han posicionado siempre contra la utilización del fútbol (y de cualquier
otro deporte) como instrumento de manipulación de las personas para
fines mercantiles, electorales o, simplemente, para fines de alienación
política de los ciudadanos. Esas organizaciones y partidos criticaron
duramente la dictadura argentina cuando, en 1978, los militares
utilizaron la Copa del Mundo para ocultar la masacre de miles de
militantes pertenecientes a la oposición al régimen. Existen sobre este
tema innumerables archivos en los periódicos alternativos de la época y
en la producción académica de las principales universidades del país.
Las
autoridades no podrán escapar a su responsabilidad por todo el mal que
están causando hoy a la nación en función de un espectáculo
esponsorizado por el capital /2. Los daños son evidentes, no solo
para los más pobres, que han sido privados de recursos públicos y
tratados como clases peligrosas, para las víctimas de siempre, los
jóvenes, los negros y los habitantes de las barriadas, sino para todos
quienes reciben golpes por todas partes y son vigilados de cerca,
incluso en los rolezinhos más inocentes [reuniones de jóvenes de
los medios populares, organizadas a partir de las redes sociales, en los
fastuosos centros comerciales de las grandes ciudades; concentraciones
reprimidas].
Todo eso se desarrolla en el trasfondo de la
naciente democracia brasileña, de avances en un proceso de
“civilización” [en el sentido de derechos conquistados] en los sectores
más diversos de la sociedad. Sin embargo, colocando a las fuerzas
armadas en el centro del escenario, el gobierno ha reactivado en el seno
de la derecha nostálgica la vieja cantinela de un gobierno de militares
que asegure “orden, progreso y mucha seguridad”. Los poderes han
sembrado la discordia por los cuatro rincones del país. Por todas partes
aparecen iniquidades alucinantes, ya sea rebasando los presupuestos
para los estadios o con exoneraciones de impuestos especiales /3
en favor de empresas ligadas al mega acontecimiento, y todo eso
desemboca en investigaciones policiales, procedimientos jurídicos,
protestas públicas y descontento de todo tipo.
La Copa de la FIFA
va a tener lugar, pero será la Copa de la cizaña, de la exacerbación de
todas las diferencias, el gran campeonato de la desagregación. Un día,
alguien va a tener que pagar por todo eso. Va a tener que justificarse
públicamente por haber utilizado las fuerzas armadas para atacar al
pueblo. ¡Sí al deporte, viva el fútbol! Pero que los brasileños deban
avalar la Copa de la FIFA, ¡eso no! ¡Nunca más el autoritarismo!
Notas
1/ En
el puesto desde 1974, Joao de Havelange mantuvo relaciones excelentes
con la dictadura militar brasileña. También es cierto que los militares
le habían concedido un monopolio del transporte de los paquetes
postales. En 1978, se mostró más que amistoso con el vicealmirante
Carlos Alberto Lacoste que era el patrón argentino de la Copa del Mundo
organizada en plena dictadura. Lacoste, tras el “declive” de la
dictadura argentina, se convirtió en el representante ante la FIFA de
América del Sur. Havelange estuvo muy ligado a Horst Dassler, heredero
de la firma Adidas. Con su apoyo captó, con algunos sobres, los votos
necesarios para su primera elección. Le devolvió la pelota (o el
ascensor) atribuyendo a Adidas un monopolio para el marketing de su
marca en las copas mundiales de fútbol y otros acontecimientos de
importancia. El reputado periodista británico Andrew Jannings ha
documentado la “corrupción en el mundo de la FIFA”; su documental fue
emitido por la BBC.
A propósito de la FIFA, los lectores y lectoras pueden leer la obra La coupe est pleine! Les désastres économiques et sociaux des grands événements sportifs,
con las contribuciones de Patrick Bond, Eddie Cottle, Stephen Graham,
Ashok Kumar, Fabien Ollier, etc., Ed. PubliCetim, 2013. Fabien Ollier, a
propósito de la FIFA, basada en Zurich, y del COI, basado en Lausana,
habla de “holdings transnacionales... dotados de estatutos de un club de amigos de los bolos”. Según la OSEO (Obra suiza de ayuda mutua obrera), “la
FIFA, organismo de “utilidad pública”, ha pagado, según su informe
financiero de 2010, 3,1 millones de francos de impuestos en Zurich por
el período 2007 a 2010. Pagando impuestos como una PYME, habría debido
en realidad pagar más de 180 millones de francos”.
En el
plano de la segregación urbana ligada a la organización de tales mega
eventos, se puede consultar también el informe de Raquel Rolnik,
urbanista y profesora en la Universidad de Sao Paolo, ante el Consejo de
Derechos Humanos de la ONU. Hace también el balance de la Copa del
Mundo de África del Sur (red de A l´Encontre)
2/ Los
patrocinadores oficiales de la FIFA para la copa del Mundo son los
siguientes: Adidas, Coca-Cola, Hyundai-Kia, Emirates, Sony, Visa,
Budweiser, Castrol, Continental, Johnson-Johnson, McDonalds, Moy Park
(sector alimentario), Oi (telecomunicaciones), Yingli (paneles solares,
China). Los patrocinadores brasileños son: ApexBrasil (agencia de
promoción de las exportaciones y de las inversiones ), Centauro (venta
de equipamiento deportivo), Garoto (confitería), Itau (banca), Liberty
Seguros (seguros), Wise Up (enseñanza privada). (Red de A l´Encontre).
3/ Para
profundizar sobre las exenciones fiscales, ver el artículo en francés
“Les incitations fiscales pour la Coupe du monde 2014, un manque à
gagner pour le Brésil” en http://www.pontesvieira.com.br/fr/francais-les-incitations-fiscales-pour-la-coupe-du-monde-2014-un-manque-a-gagner-pour-le-bresil/
Hamilton Octavio de Souza
A l'encontre