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Socio-Política: Petróleo para la guerra santa
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De: Marti2 (Mensaje original) |
Enviado: 02/09/2014 03:31 |
Petróleo para la guerra santa. Las fuentes de financiación del Califato Matan, torturan, violan y manejan millones. Los terroristas del IS son astutos capitalistas. «Muy cerca de un puesto de control en el norte de Iraq a plena luz del sol: casi una docena de camiones cisterna con matrícula iraquí pintados de rojo y blanco. Los conductores se sientan a la sombra del camión para protegerse del calor. Hablan, fuman, beben té. Su carga: petróleo Tropas de combatientes peshmerga kurdos apoyados por Occidente controlan el paso fronterizo. Justo al lado de un afluente del Tigris han apostado un viejo tanque ruso. El cañón apunta al Noroeste -por tanto, donde empieza la zona controlada por el grupo terrorista Estado Islámico (IS) y el lugar de donde proceden los camiones cisterna. Los conductores esperan el permiso para transitar por el terroritorio de los kurdos. Se dice que si se quiere ir al fondo de las cosas, hay que realizar un seguimiento de adónde va el dinero. Los islamistas no editan informes anuales, no publican estadísticas, y los periodistas sólo pueden trabajar en las zonas conquistadas bajo fuertes restricciones. Die Zeit ha investigado en Siria y el norte de Irak. Hemos hablado con científicos, empresarios y banqueros de Londres y de los Estados del Golfo que han trabajado en la región o todavía lo hacen. A partir de sus declaraciones e impresiones se puede reconstruir la imagen de un orden económico en el que los autodenominados combatientes de Dios operan como astutos capitalistas. Las imágenes de los combatientes enmascarados hablan de un fundamentalismo cuasi-medieval, un deseo arcaico de poder puro y duro, que el escritor holandés Leon de Winter ha descrito como "el Mal". Pero a la sombra de la sharia, el Estado Islámico ha construido un negocio muy lucrativo. Las milicias extorsionan con el dinero de los rescates y trafican con tesoros culturales. Cobran impuestos y optienen peajes. Atracan bancos y confiscan propiedades. Pero lo más importante es que tienen acceso al petróleo -la fuente de la riqueza en la región. El diplomático y escritor francés Jean-Christophe Rufin abordó hace unos años cómo el colapso de las estructuras estatales en zonas de guerra civil provoca que las partes en conflicto tomen el control sobre la economía. Organizan "procesos económicos que financian su lucha y mantienen a la población bajo su control." Para muchos la guerra es una oportunidad única de hacer negocios. También en el caso de este conflicto. Todos los días se cargan con petróleo hasta 100 camiones cisterna Su modo de funcionamiento se puede observar en Manbiy, un pueblo al norte de Siria, cerca de la frontera con Turquía. Edificios de viviendas con forma de caja, un ayuntamiento, un centro cultural. Los islamistas aparecieron hace un año en la ciudad. En las afueras se encuentra su distribuidora de petróleo. Hombres con pequeños camiones en los que se apilan los oscuros barriles de petróleo. Desde que la compañía petrolera estatal siria perdió el control de los yacimientos de petróleo de Siria, los clanes y milicias luchan por controlar los medios de producción. El campo de Omar en la provincia de Deir ez-Zor fue conquistado por primera vez por el Frente radical islamista Al-Nusra, eso fue antes de que cayera en manos de los combatientes del IS. En conjunto, según datos de la oposición siria, alrededor del 60 por ciento de las instalaciones petrolíferas del país están ahora bajo su control. A esto hay que añadir siete campos petroleríferos en Irak que fueron ocupados en las últimas semanas. Según las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía, el Estado Islámico produce sólo en los campos petrolíferos de Irak todos los días hasta 80.000 barriles de petróleo (un barril = 159 litros). En ocasiones, las milicias traen técnicos de Siria, pero por lo general en las instalaciones conquistadas siguen trabajando los mismos ingenieros y trabajadores -si aceptan colaborar con los nuevos gobernantes. Según testigos presenciales, hasta 100 cisternas se cargan sólo en el campo petrolífero de Aidschl al suroeste de la ciudad de Kirkuk. Posiblemente, el petróleo de los camiones en el puente sobre el Eufrates provenga también de aquí. Eso es algo que ya no es posible comprobar porque los puestos de control están bajo el control de las milicias del IS. Una parte del petróleo va a parar a través de intermediarios al extranjero: a través de las zonas kurdas a Turquía, a través de la provincia iraquí de Ambar a Jordania e Irán. Hay informaciones que hablan de improvisadas tuberías de plástico por las que se transporta el petróleo capturado. El barril de contrabando de petróleo cuesta entre 25-62 dólares -un precio con descuento, ya que en el mercado mundial debe pagarse la misma cantidad a 100 dólares. Pero las milicias también procesan el crudo por sí mismas. En instalaciones improvisadas, como las que operan en sótanos poco llamativos en las proximidadades de la ciudad siria de Alepo. Una escalera de hormigón conduce dos metros hacia abajo. En la esquina se encuentra un oscuro tanque de metal pintado del tamaño de un automóvil y rodeado de hombres. Hace tanto calor que se respira con dificultad, hay un olor dulce, pesado en el aire. Para la gente es preferible un estado canalla que vivir sin estado Un ingeniero abre un grifo con una lata de metal en la mano. A la luz de los tubos fluorescentes, la gasolina amarilla recién procesada va a parar a un recipiente. Aquí se producen cada día cientos de litros de gasolina, diesel y gasóleo. En el norte de Siria proliferan refinerías similares. A menudo, el petróleo se procesa directamente al lado de la carretera en bandejas cubiertas de manchas oscuras de petróleo. Los combatientes del IS aprovechan el combustible para sus operaciones militares o lo venden a través de una red de concesionarios -por supuesto con un recargo considerable. De esta manera, por ejemplo, se suministra a las estaciones de gasolina de la poblada ciudad de Mosul. "Es un negocio millonario", dice un banquero que trabaja en la región desde hace varios años. Los pagos se realizan por lo general a través de mensajeros -o por medio de canales financieros informales como el hawala habitual en los países árabes. En cuanto a la elección de socios, por lo general no se es muy exigente, siempre y cuando el beneficio sea aceptable. Los islamistas han firmado acuerdos sobre el reparto de los ingresos del petróleo con las tribus locales. En Siria han dejado intacto a cambio de una cantidad de dinero el oleoducto de régimen de Assad. Y los que cooperan, en general, pueden conservar su posición en los territorios ocupados. Tal ha sido el caso incluso de algunos alcaldes. Son este tipo de informaciones las que ponen nervioso a Luai al-Chaatib. Ha trabajado para el banco suizo Credit Suisse y otros grupos internacionales y fundado hace seis años en Londres, el Instituto de Energía de Irak, un instituto de investigación que asesora al Parlamento iraquí en temas petrolíferos. Hoy desde Doha trabaja como observador de los acontecimientos en la región para el prestigioso think tank estadounidense Brookings. El jueves de la semana pasada, al-Chaatib visitó una vez más Londres -y llevo consigo nuevos datos. Tan sólo hace una año, las milicias gracias a los pozos de petróleo bajo su control habían ingresado aproximadamente un millón de dólares al día. A día de hoy estarían en "cerca de dos millones de dólares". Y lo más probable es que no se queden ahí. En el norte de país se encuentran algunos de los grandes campos petrolíferos que las milicias todavía no han conquistado. En el caso de que cayeran en manos del Estado Islámico, la producción de petróleo podría elevarse hasta un millón de barriles al día, dice al-Chaatib. "Con ese dinero se podría financiar un imperio del terror más de allá de todo lo imaginable". Es probable que esta sea una cifra teórica, ya que debido a la destrucción de las infraestructuras, no es probable que las milicias consigan llevar al mercado tales cantidades de petróleo. Pero está claro que el Estado Islámico gracias a sus lucrativos negocios depende cada vez menos del apoyo directo del exterior. En las últimas semanas hubo informaciones sobre donaciones millonares de fanáticos multimillonarios de Qatar y Arabia Saudita. Los gobiernos de ambos países han rechazado estos informes. Sin embargo, esto puede ya no ser decisivo para el desarrollo del conflicto, ya que las milicias ganan -y gastan- cada vez más su propio dinero. Para este fin, en Manbiy han confiscado una villa. En una tarde soleada, las mujeres se reúnen allí con ropa oscura. Los nuevos gobernantes arrastran paquetes de azúcar en grandes fardos. Los hombres abren los paquetes y distribuyen el contenido entre los aplausos de los presentes. Todavía se necesita una gran parte de los ingresos provenientes del petróleo para comprar armas y pagar a los combatientes su salario. Pero cada vez se destina más dinero a la construcción del Califato. Gracias a su solidez financiera, los islamistas pueden garantizar a la población un suministro básico. Se subvencionan alimentos, se pagan las facturas médicas, se construyen carreteras y escuelas y se establecen servicios de autobús y taxis. En Siria, la importación de vehículos procedentes del extranjero estaba estrictamente regulada, ahora en los territorios conquistados la masa de la población tiene acceso a coches usados procedentes de Europa del Este. Pero, sobre todo, garantizan la paz y el orden. Un video que circula en Internet de un periodista británico muestra cómo controlan los precios de la carne en un bazar de la ciudad siria de Raqqa y aseguran que las botellas de gas se llenan correctamente. Los terroristas como defensores de los consumidores -esto tiene éxito entre una población desmoralizada por la guerra, además la lógica de la economía sumergida crea puestos de trabajo. Comerciantes venden gasolina al borde de las carreteras, los mecánicos de automóviles reparan los motores de mala calidad. Así las ametralladoras y los cinturones explosivos ya no son las únicas fuentes de poder de los islamistas. Han logrado establecerse en los territorios conquistados, porque mucha gente prefieren un estado de terror a vivir sin estado. Este modelo de negocio sólo se puede mantener si el dinero sigue fluyendo. Por eso el agotamiento de los flujos financieros es un elemento clave en la lucha contra el terror. Helicópteros iraquíes ya han comenzado a destruir los camiones cisterna, los kurdos han cerrado sus pasos fronterizos. Pero hasta ahora el petróleo ha encontrado simpre su camino.»
Öl für den Gotteskrieg. Die Geldquellen des Kalifats por Alexander Bühler y Mark Schieritz (Die Zeit)
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