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Ciencia: Dientes artificiales
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 29/06/2013 04:51

Nueva tecnología desarrolla dientes artificiales en el interior de la boca

Las piezas se crean en nueve semanas, dentro de un molde especial y gracias a la proliferación de células madre


Investigadores de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, han desarrollado una tecnología que podría revolucionar los implantes dentales. Se trata de un sistema que permite dirigir la trayectoria de células madre hacia un molde tridimensional que, a su vez, está imbuido con un factor de crecimiento que impulsa el desarrollo celular. Este molde se sitúa directamente en el hueco de la mandíbula en el que falta un diente. En nueve semanas, el diente nuevo está listo. Dado que éste es un proceso más sencillo, breve y barato que el de los implantes dentales tradicionales, su comercialización podría ser inminente. Por Yaiza Martínez.

Un equipo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, ha desarrollado una técnica que podría revolucionar los implantes dentales.

Según publica dicha Universidad en un
comunicado, se trata de un sistema que permite dirigir la trayectoria de las células madre (que son las células que dan lugar a los diversos tejidos del organismo) hacia un molde tridimensional que, a su vez, está imbuido con un factor de crecimiento que impulsa el desarrollo celular.

Esta técnica podría suponer que, en un futuro, se fabriquen dientes artificiales que se volverán anatómicamente correctos –adaptados a la región de la boca que los acoge- en tan sólo nueve semanas después de su implante, y que se desarrollarán dentro de la misma boca.

Injerto completamente adaptado

Las personas que han perdido una o varias piezas dentales suelen reparar su pérdida con dentaduras postizas o, más recientemente, con implantes dentales.

Estas soluciones palian la falta de dientes para masticar y también mejoran el aspecto físico.

Sin embargo, los implantes dentales pueden fallar al no adaptarse correctamente al hueso de la mandíbula que los rodea, y que va sufriendo ciertos cambios a lo largo de la vida de las personas.

El andamiaje o molde molar creado por
Jeremy Mao, del Tissue Engineering and Regenerative Medicine Laboratory de la Universidad de Columbia, ha demostrado, en pruebas realizadas con 22 ratas, que se pueden dirigir las células madres hacia dicho molde, fabricado con materiales naturales e integrado en el tejido circundante (de la mandíbula).

De esta forma, no es necesario crear un entorno exterior a la boca (como una Placa de Petri, que se usa para el cultivo de células) donde hacer crecer el diente para después implantarlo.

En lugar de eso, el diente puede desarrollarse en el mismo hueco de la mandíbula, rodeado por el tejido de la piel en el que, al crecer, irá quedando injertado de una forma imposible de conseguir con herramientas.


Proceso más breve

Según Mao, ésta es la primera vez que se consigue la regeneración de estructuras dentales con este sistema, que podría servir no sólo para reunir células madre regenerativas en los microcanales del molde, sino también para la regeneración de ligamentos periodontales, que son los conjuntos de fibras que se fijan en el hueso alveolar por un extremo y en el cemento del diente por el otro, formando la red que sostiene al diente dentro del hueso, a la vez que lo aísla del mismo.

Normalmente, los implantes dentales son pequeños tornillos de titanio tratados para que, una vez colocados en el hueso y, tras cierto tiempo, ejerzan de raíz artificial sobre la que deben fijarse las prótesis.

Por tanto, las rehabilitaciones de estos implantes necesitan de dos fases: la del implante dentario (no visible, fijado al hueso), y la de la prótesis (parte visible que ejerce la función de masticar).

Dado que este proceso de implantación se desarrolla en diversas fases, estos implantes requieren de visitas al destinta durante meses, un tiempo que se reduciría con el sistema ideado por Mao y sus colaboradores.

El nuevo mecanismo promete asimismo un proceso más natural, tiempos de recuperación más cortos y el aprovechamiento de las características del propio organismo como huésped del cultivo celular que dará lugar al nuevo tejido.

Posible comercialización

Otra ventaja notable del andamiaje dental con células madres es que resultaría más rentable para los pacientes, es decir, sería más barato que los actuales implantes, que no todo el mundo puede permitirse.

Por todo, resulta factible que el avance de Mao sea llevado a la medicina dental práctica. De hecho, ya es considerado como un ejemplo de aplicación de la ingeniería biológica a la resolución de problemas clínicos comunes.

Columbia Technology Ventures, organismo de la Universidad de Columbia que se encarga de buscar y promover las aplicaciones resultantes de investigaciones para su desarrollo en aplicaciones prácticas, busca ahora socios para la comercialización de esta tecnología.

Los científicos explican con detalle en qué consiste el molde dental de células madre y los resultados obtenidos con él en experimentos realizados con ratas, en un artículo publicado por la revista
Journal of Dental Research, dedicada a la divulgación de información novedosa y relevante sobre odontología.



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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: kuki Enviado: 20/09/2014 22:57
Un dentista cubano pudiera estar entre los iniciadores en el mundo de los experimentos con células madres
 

Cuando Cayetano Ortega llegó a la consulta del doctor Luis Carlos García Gutiérrez, pensó que perdería para siempre su muela, y se recriminó, quizás demasiado tarde, de la cantidad de dulces comidos.

Sin embargo, el entonces adolescente de 14 años no imaginó que la inventiva del dentista no solo le proporcionaría un nuevo diente, sino que además le ahorraría las molestias de la salida de un cordal o muela del juicio.

La inserción del folículo del tercer molar en la cavidad vacía del primer molar perdido constituyó para el doctor Luis Carlos un experimento, y para Cayetano la salvación de esa pieza de su dentadura. Para la ciencia de entonces, el ensayo pasó casi inadvertido. Solo la revista Visión del 31 de agosto de 1956 reflejó en una nota el insólito proceder.

Hoy, a casi 50 años del descubrimiento, casi sin querer, el experimento de Fisín —como todo el mundo conoce a este dentista octogenario pero muy vital—, podría considerarse uno de los primeros de su tipo en usar células madres para regenerar un tejido, en este caso el de un molar completamente diferente al que debía salir si el folículo hubiera crecido como un cordal.

NACE UN DIENTE EXTRAÑO

 

A la izquierda, el doctor señala la revista Visión donde aparece el artículo. Arriba, con el título«...muela por muela» el material de referencia.

Las células madres o troncales son un tipo especial de células indiferenciadas, que tienen la capacidad de dividirse indefinidamente sin perder sus propiedades y llegar a producir células especializadas de tejidos del cuerpo humano, en dependencia del lugar donde se ubican y los estímulos específicos a que se sometan.

La investigación con ellas, que en los últimos años ha tenido un auge extraordinario, se inició en de la década del 60 del siglo pasado, cuando comenzaron a usarse para el tratamiento de determinadas enfermedades hematológicas, sin embargo el experimento del doctor Fisín data de 1954.

Cayetano Ortega aún vive, y tuvo su primer molar crecido a partir de tejido embrionario durante muchos años como si fuera una muela más, lo que evidencia que aquel experimento, si no fue uno de los primeros de su tipo en el mundo, quizá esté entre ellos.

Cuenta el doctor Luis Carlos García en el libro En torno al sillón, donde narra sus experiencias y recuerdos como dentista durante más de 60 años: «cuando vi que el primer molar definitivamente se perdería por lo avanzado de la carie, y que en la radiografía podía apreciarse ya el folículo dental del tercer molar, sugerí al padre del muchacho hacer el experimento, a ver qué pasaba.

«Yo solo traté de impedir que se deformara y echara a perder la dentadura del joven, pues al quedar un espacio en el lugar que el primer molar ocupaba, el primer siempre se inclinaría hacia delante, alterándose la articulación dentaria y ocasionando la aparición de caries».

Para la operación, según explica el odontólogo, primero se extrajo el primer molar y después se procedió a practicar una incisión en el lugar del tercero para, con cinceles pequeños, abrir el hueso debajo del cual estaba el folículo dental, y colocar este en la abertura dejada por la muela extraída.

«Como a la semana, al revisar la operación realizada, descubrí que en el lugar donde se había insertado el folículo estaba saliendo una pequeña corona. Al principio pensé que era un rechazo del organismo al injerto, pero al realizar una radiografía descubrí que el folículo estaba tomando la forma de un primer molar. Desde ese momento le di un seguimiento constante al experimento, hasta que la muela estuvo formada por completo, y echó raíces como si hubiera sido la normal que tocaba en aquel lugar».

Por azares de la vida, el experimento de Fisín quedó prácticamente en la oscuridad por más de 50 años. El eminente estomatólogo, quien a su vez era un miembro clandestino del Partido Comunista de Cuba antes del triunfo de la Revolución, era conocido por ser el dentista de afamados personajes de la época, entre ellos el comentarista Jess Losada, cuyo hermano conoció del hecho y fue quien lo contó a la revista Visión, que respondía a los intereses del Departamento de Estado norteamericano.

El doctor Luis Carlos, quien fue miembro activo de la Sociedad Interamericana de Implantología (IRCOI) y de la Sociedad Española de Implantología, así como de la comisión científica de su revista, después de enero de 1959 integró los órganos del Ministerio del Interior, e incluso fue una de las personas encargadas del enmascaramiento de Ernesto Che Guevara a su salida de Cuba para cumplir misiones internacionalistas.

«Nunca abandoné la práctica de la odontología, aunque la ejercía muchísimo menos, pero después que me jubilé, pasé a trabajar en el Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), donde por varios años me desempeñé como jefe del departamento de Estomatología, del cual sigo siendo asesor.

«Cuando estaba en los trajines de escribir mi primer libro sobre la labor de enmascaramiento a personas como el Che, surgió la idea de hacer un segundo sobre mis recuerdos como dentista, y entonces me acordé de aquel hecho, que en realidad nunca había olvidado por completo».

Para que hubiera prueba fiel de que no había ninguna exageración era necesario encontrar la revista, lo cual se logró tras muchas gestiones en diversas bibliotecas,y gracias a la ayuda, entre otras personas, de Eliades Acosta, director de la Biblioteca Nacional José Martí, donde se atesora una copia de la publicación.


Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: kuki Enviado: 20/09/2014 22:58
EXPERIMENTO EMBRIONARIO

La experiencia del doctor cubano no es la única de su tipo en el mundo. Otros especialistas han realizado mucho después operaciones similares, insertando no solo folículos dentales, sino tejido mesenquimatoso que queda en los dientes después de extraídos, del cual también han surgido piezas nuevas.

«Lo primero que nace en un diente es el esmalte, y después se va formando el resto de la pieza. El experimento demostró que ese folículo, del cual sale el diente, contiene células madres que puestas en otro espacio pueden generar uno nuevo, con la misma forma del que iba en ese lugar», explica el médico.

El doctor Porfirio Hernández, coordinador de la Comisión de Medicina Regenerativa de Cuba y subdirector del Instituto de Hematología, quien escuchó una intervención de Fisín en la Sociedad Económica de Amigos del País, ha estado muy al tanto de las pesquisas al respecto, y piensa que el descubrimiento del especialista, a pesar de tener más de 50 años es muy importante, pues refuerza la teoría de que los estímulos que reciben las células madres de acuerdo al nicho donde son ubicadas, son muy importantes para su ulterior transformación.

«En Cuba, como en el resto del mundo, se ha estado experimentando con células madres desde la década de 1970, específicamente en el tratamiento de enfermedades hematológicas. No obstante, el mayor desarrollo lo hemos logrado en los s de células madres de médula ósea, que en condiciones normales forman células de la sangre, pero que ubicadas en otro ambiente son capaces de dar lugar a células del tejido donde se alojaron».

El especialista asegura que existen experimentos de células troncales extraídas de los dientes y cultivadas para utilizarlas en tratamientos, pero que la investigación de Fisín corrobora que un folículo dental puede incluso generar otro diente.

Además, el descubrimiento hecho en los años 50 por el implantólogo cubano enfatiza en el hecho de que es posible utilizar células madres adultas del propio individuo o células autólogas, para ser reimplantadas en él mismo con fines regenerativos, una de las ramas más defendidas en la actualidad, ante el debate ético que implica el uso del otro tipo de células madres, las embrionarias, que se extraen de fetos.

Este hallazgo abre también una posible vía para nuevos tratamientos odontológicos, que renunciarían a las molestas prótesis o implantes, algo que si bien se ha hecho en otras partes, todavía está en fase de experimentación.

Sea como fuere, saber que desde los años 50 un especialista cubano ya trabajó con células madres, aun sin conocer a ciencia cierta la magnitud de su hallazgo ni la trascendencia que tendrían estas investigaciones científicas, es un hecho sumamente alentador para este tipo de terapia, que hoy se encuentra a la vanguardia de lo más avanzado en los tratamientos médicos en el mundo.

Implantes prehistóricos

Según investigaciones realizadas por los doctores Mario R. Montalvo Villena y Elena L. Fernández Herrera, de la Facultad de Estomatología del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, los transplantes dentarios son mucho más antiguos de lo que se imagina.

Las memorias hablan de un doctor Albucacis, cirujano de Arabia, que realizaba fijaciones con hilo de oro en el año 1050 en dientes perdidos y removidos accidentalmente. También se sabe que Ambrosio Paré (1564) trasplantó a una dama de la nobleza un diente donado por una de sus doncellas y verificó con posterioridad que esta podía masticar perfectamente.

En Europa, en el siglo XVIII, se destacan los trabajos de Fauchard (1725), quien consideró que los trasplantes dentarios podían efectuarse de un individuo a otro; y de John Hunter (1771), que creía que un tejido trasplantado podía vivir y trasplantó dientes de una persona a otra. Incluso hay investigaciones que sugieren que algunas comunidades indígenas implantaban pedazos de concha en donde se perdía un diente, tras lo cual la persona podría seguir masticando.

Sin embargo, con esta técnica, para ser trasplantados los dientes deben tener formado por lo menos el tercio cervical de su raíz, y además deben fijarse durante un tiempo de cuatro a seis semanas, sin contar que el traumatismo sobre el saco folicular y los tejidos parodontales del diente interfieren en la evolución de los trasplantes, lo cual puede provocar su fracaso.

Con la técnica que experimentó el doctor Fisín se ahorrarían molestias y sufrimiento al paciente, a la vez que se garantizaría un mayor éxito, ya que el molar crecería como si fuera un diente normal.

De hecho, tras las pruebas realizadas por el doctor Fisín, donde se insertó el folículo y creció el molar, las radiografías demostraron que las raíces mesial y distal presentaban la forma de las raíces de un diente permanente en estado parcial de su formación.

Pasado algún tiempo, aquellas raíces adoptaron la forma normal y completa de unas adultas, y se formó no solo tejido dentinario y vascular sino también tejido nervioso, presente en el ligamento alvéolo dentario y en el paquete vásculo nervioso del diente y sus ramas terminales.


Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: kuki Enviado: 20/09/2014 23:02
 

Una nueva tecnología con células madre desarrolla dientes artificiales en el interior de la boca


Investigadores de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, han desarrollado una tecnología que podría revolucionar los implantes dentales. Se trata de un sistema que permite dirigir la trayectoria de células madre hacia un molde tridimensional que, a su vez, está imbuido con un factor de crecimiento que impulsa el desarrollo celular. Este molde se sitúa directamente en el hueco de la mandíbula en el que falta un diente. En nueve semanas, el diente nuevo está listo. Dado que éste es un proceso más sencillo, breve y barato que el de los implantes dentales tradicionales, su comercialización podría ser inminente.



Una nueva tecnología con células madre desarrolla dientes artificiales en el interior de la boca
Un equipo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, ha desarrollado una técnica que podría revolucionar los implantes dentales. 

Según publica dicha Universidad en un comunicado, se trata de un sistema que permite dirigir la trayectoria de las células madre (que son las células que dan lugar a los diversos tejidos del organismo) hacia un molde tridimensional que, a su vez, está imbuido con un factor de crecimiento que impulsa el desarrollo celular. 

Esta técnica podría suponer que, en un futuro, se fabriquen dientes artificiales que se volverán anatómicamente correctos –adaptados a la región de la boca que los acoge- en tan sólo nueve semanas después de su implante, y que se desarrollarán dentro de la misma boca.
 

Injerto completamente adaptado

Las personas que han perdido una o varias piezas dentales suelen reparar su pérdida con dentaduras postizas o, más recientemente, con implantes dentales. 

Estas soluciones palian la falta de dientes para masticar y también mejoran el aspecto físico. 

Sin embargo, los implantes dentales pueden fallar al no adaptarse correctamente al hueso de la mandíbula que los rodea, y que va sufriendo ciertos cambios a lo largo de la vida de las personas. 

El andamiaje o molde molar creado por Jeremy Mao, del Tissue Engineering and Regenerative Medicine Laboratory de la Universidad de Columbia, ha demostrado, en pruebas realizadas con 22 ratas, que se pueden dirigir las células madres hacia dicho molde, fabricado con materiales naturales e integrado en el tejido circundante (de la mandíbula). 

De esta forma, no es necesario crear un entorno exterior a la boca (como una Placa de Petri, que se usa para el cultivo de células) donde hacer crecer el diente para después implantarlo. 

En lugar de eso, el diente puede desarrollarse en el mismo hueco de la mandíbula, rodeado por el tejido de la piel en el que, al crecer, irá quedando injertado de una forma imposible de conseguir con herramientas.
 
 

La creación de dientes a partir de células madre puede ser una realidad pronto

La doctora Nuria Vallcorba cree que en pocos años se harán dientes a partir de células madre, según ha declarado al presentar el próximo congreso de la sociedad que preside, la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA).

A este encuentro, que se celebrará en Oviedo durante el mes de mayo, asistirá el investigador Paul Sharpe, profesor de Biología Craneofacial en el King's College de Londres y autor de más de 200 trabajos sobre la aplicación de células madre en odontología. Sharpe, que está considerado como el investigador más relevante en este campo, ya ha logrado hacer crecer dientes nuevos en ratones a partir de bolas de células madre implantadas en el lugar de las piezas caídas.

Según explica la presidenta de la SEPA, Sharpe coge células madre de la pulpa del diente o del ligamento periodontal, en el caso de los ratones, para lograr piezas nuevas. Esta técnica, si se consigue trasladar a los humanos, supondría lograr un recambio natural de dientes y hacer posible una tercera dentición, tras la de leche y la de adulto.

En la actualidad, en España hay varios grupos que trabajan en la regeneración de dientes y en la Facultad de Odontología de la Universidad Internacional de Cataluña ya se han logrado crecimientos de tejidos dentarios a partir de pulpa dental.



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