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General: CUENTO DE HALLOWEEN
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De: SILA4141 (Mensaje original) |
Enviado: 09/10/2014 18:39 |
CUENTO DE HALLOWEEN
Hace mucho tiempo, la mayoría de los monstruos eran seres simpáticos y golosos, tontorrones y peludos que vivían felizmente en su monstruoso mundo. Hablaban y jugaban con los niños y les contaban cuentos por las noches. Pero un día, algunos monstruos tuvieron una gran discusión por un caramelo, y uno se enfadó tanto que sus furiosos gritos hubieran asustado a cualquiera. Y entre todos los que quedaron terriblemente asustados, las letras más miedosas, como la L, la T y la D, salieron corriendo de aquel lugar. Como no dejaron de gritar, las demás letras también huyeron de allí, y cada vez se entendían menos las palabras de los monstruos. Finalmente, sólo se quedaron unas pocas letras valientes, como la G y la R , de forma que en el mundo de los monstruos no había forma de encontrar letras para conseguir decir algo distinto de " GRRR!!!", "AAAARG!!!" u "BUUUUH!!!". A partir de aquello, cada vez que iban a visitar a alguno de sus amigos los niños, terminaban asustándoles; y con el tiempo, se extendió la idea de que los monstruos eran seres terribles que sólo pensaban en comernos y asustarnos.
Un día, una niña que paseaba por el mundo de los monstruos buscando su pelota, encontró escondidas bajo unas hojas a todas las letras, que vivían allí dominadas por el miedo. La niña, muy procupada, decidió hacerse cargo de ellas y cuidarlas, y se las llevó a casa. Aquella era una niña especial, pues aún conservaba un amigo monstruo muy listo y simpático, que al ver que nada de lo que decía salía como quería, decidió hacerse pasar por mudo, así que nunca asustó a nadie y hablaba con la niña utilizando gestos. Cuando aquella noche fue a visitar a su amiga y encontró las letras, se alegró tanto que le pidió que se las dejara para poder hablar, y por primera vez la niña oyó la dulce voz del monstruo.
Juntos se propusieron recuperan las voces de los demás monstruos, y uno tras otro los fueron visitando a todos, dejándoles las letras para que pudieran volver a decir cosas agradables. Los monstruos, agradecidos, les entregaban las mejores golosinas que guardaban en sus casas, y así, finalmente, fueron a ver a aquel primer monstruo gruñón que organizó la discusión. Estaba ya muy viejecito, pero al ver las letras, dio un salto tan grande de alegría que casi se le saltan los huesos. Y mirando con ternura las asustadas letras, escogió las justas para decir "perdón". Debía llevar esperando años aquel momento, porque enseguida animó a todos a entrar en su casa, donde todo estaba preparado para grandísima fiesta, llena de monstruos, golosinas y caramelos. Como que las que se hacen en Halloween hoy día; qué coincidencia, ¿verdad?
Autor.. Pedro Pablo Sacristán
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De: Lalita2 |
Enviado: 10/10/2014 20:05 |
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De: Marti2 |
Enviado: 11/10/2014 03:42 |
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De: Marti2 |
Enviado: 15/10/2014 04:32 |
La ventana de la morgue
Los cinco muchachos se juntaron en la vereda y vigilaron hacia todos lados. Era casi media noche. Habían ido al desfile de halloween y pensaban seguir divirtiéndose mientras intentaban asustarse unos a otros. En la vereda en la que estaban, se encontraba el fondo de un hospital, y estaban bajo la ventana de la morgue. Cerca de la ventana, que estaba ubicada a una altura considerable, había un árbol, y pensaban trepar por él para mirar hacia adentro. Gerardo vio que una señora dobló en una esquina y caminaba rumbo a ellos. - Viene gente - les advirtió a los otros, y enseguida miró hacia otro lado. - Hay que esperar que pase - dijo otro de los muchachos. La señora iba cruzando lentamente, y de pronto pareció acordarse, miró hacia la ventana y apuró el paso. En la ciudad casi todos habían escuchado alguna historia aterradora sobre aquella ventana, principalmente se decía que algunas apariciones observaban desde allí a la gente que pasaba por la vereda. También se decía que una voz aterradora llamaba a la gente por su nombre y lanzaba carcajadas. La señora se perdió en la otra cuadra. Al ver que la calle estaba desierta se decidieron. - ¿Quién sube primero? - preguntó uno. - Yo - dijo Gerardo. Miró hacia lo alto del árbol, levantó un pie hasta una rama baja y empezó a trepar. Los otros lo observaban, volteaban hacia los extremos de la calle y se miraban unos a otros, intentando adivinar el grado de miedo que cada uno sentía. Gerardo alcanzó el nivel de la ventana, se agarró con los dos brazos al tronco y, con los pies sobre una rama que temblaba bajo su peso, miró hacia el interior de la morgue. Lo primero que vio fue la mesa de autopsias, que estaba vacía. Cerca de ella había cuatro mesas tipo camilla, y sobre una de ellas, cubierto con una sábana, se encontraba un cuerpo. Gerardo lo miraba cuando súbitamente el cuerpo se enderezó hasta sentarse, y seguidamente se quitó la sábana tirando de ella con las manos, y Gerardo vio que aquel muerto era igual a él, y el muerto lo miró y lo señaló apuntando su brazo. Gerardo se estremeció tanto que sus pies resbalaron, y como se había soltado del tronco cayó al suelo y se rompió el cuello, muriendo allí mismo. Una hora y media después, Gerardo estaba dentro de la morgue, y lo habían puesto sobre aquella mesa. |
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