5. Sectas satánicas y luciferinas
Las sectas luciferinas son relativamente modernas, herederas y seguidoras de las doctrinas magusianas, egipcias y salomónicas. Su "dios" es Lucifer. Son elitistas, racistas, exclusivistas y políticamente ultraderechistas. Piensan que Lucifer, injustamente tratado como Prometeo, es el símbolo del conocimiento y de la sabiduría, la verdadera luz. Buscan el poder, el dinero, la influencia y el dominio del mundo. Su rito principal es la "misa roja" y sus adeptos son gentes de dinero, de nivel intelectual alto, entre los que abundan los profesionales liberales que, habiendo disfrutado de todo en la vida, buscan, a través del satanismo, nuevas experiencias.
Las sectas satánicas son herederas directas y fieles de la tradición brujeril de la Edad Media. Su "dios" es Satán bajo diversas apelaciones. En general, son grupos pequeños, cerrados, constituidos por gentes taradas psíquicamente, de nivel cultural mínimo, de extracción social muy baja, donde abunda el analfabetismo. No buscan poder, ni dinero, ni casi crecer; se conforman con ser guardianes de sus "saberes", cumplidores de sus prácticas aberrantes, sin conciencia ninguna del mundo que les rodea, de las leyes que transgreden ni del mal que hacen a seres inocentes.
6 Epílogo
Este es el mundo aberrante del satanismo, expuesto de una forma condensada y casi esquemática. No tiene ningún parecido con el de las sectas destructivas y sus derivaciones. Creo que es más bien un problema de cultura, mejora de los servicios sociales y las condiciones de vida, solidaridad con los marginados y, por último, un problema de psiquiatría, sanidad y policial.
Pero no quisiera terminar sin advertir la existencia de unas prácticas que hoy están de moda, que empiezan como un juego, que producen adición y que, en algunos casos, llevan al satanismo; me refiero al espiritismo y a la "ouija". Algunos psiquiatras podrían hablar de sus consecuencias. Aprender cosas nuevas, buscar nuevas experiencias, desarrollar nuevas capacidades, abrir nuevos horizontes, desentrañar misterios, entra dentro del afán superador e inquieto del ser humano y es digno de alabanza y de apoyo, pero siempre que el hombre conserve su mente clara, su libertad individual y siga siendo dueño de sí mismo.
Pilar Salarrullana de Verda