3. Magos y ocultistas
El hombre ha sentido siempre un gran interés por comprender y controlar las fuerzas invisibles del universo. La ciencia, la filosofía, la religión y la magia han buscado simultáneamente respuesta a los interrogantes sobre su posición en el cosmos o la razón de su breve estancia en la tierra. Al estudioso que intenta desentrañar estos misterios se le llama "ocultista" y al práctico que intenta dominarlos se le denomina "mago". Aun hoy, pese a los avances de las ciencias, hay hombres que siguen buscando la solución a lo incomprensible a través de las ciencias ocultas.
Cabe distinguir las siguientes clases de magia:
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La magia blanca es el arte capaz de producir fenómenos y manifestaciones supranormales con ciertos trucos no visibles a los demás y hasta con la ayuda de espíritus y energías ocultas, generalmente benéficas.
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La magia negra o nigromancia es el mismo arte pero usado con malos fines e invocando la intervención de entidades demoníacas
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La magia preventiva se utiliza para evitar el mal propio o el de alguien a quien se ama por medio de toda una suerte de talismanes, amuletos, fetiches y hechizos.
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La magia provocativa del mal actúa sobre objetos o imágenes de aquél a quien se quiere perjudicar.
Hoy, en todo el mundo y también en España, hay magos y nigromantes ajustados al más clásico modelo magusiano o egipcio: buscan sus contactos con espíritus y demonios y se consideran una élite en el mundo del satanismo, pues sólo ellos tienen las cualidades necesarias para utilizar al diablo en su favor.
Cualidades internas:
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Poder para disponer de un fuerte fluido magnético.
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Dominio de la mente y la voluntad.
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Disciplina para seguir rigurosamente los pasos marcados.
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Constancia para no rendirse ante los fracasos.
Condiciones externas:
El lugar de la evocación debe ser solitario, lúgubre y sombrío, donde suelen habitar espectros y demonios: cementerios, ermitas abandonadas, fosas vacías, iglesias derruidas y lugares donde se ha cometido un crimen.
Los instrumentos del mago son: el círculo, la copa, el bastón y la espada, y las fórmulas orales de sus evocaciones y conjuros son tan antiguas como la misma magia.