La vida es
un árbol delusorio, con todas sus ramas, hojas y flores de maya. Pueden
darse cuenta de esto cuando todos sus actos sean ofrendas dedicadas a
Dios. Véanlo a Él como la savia que corre por cada célula; el Sol que
calienta y construye cada átomo. Véanlo a Él en todo y adórenle a través
de todo, porque Él lo es todo. Dedíquense a la actividad llenándola de
devoción. La devoción es lo que santifica. Un pedazo de papel es casi una
basura, mas si sobre él hubiera escrito un certificado, lo valoran y
atesoran; se convierte en un pasaporte para la promoción en la vida. Por
ende es bhaava (sentimientos tras de un acto) lo que importa y no baahya
(pompa y ostentación externas). Sin conocer este secreto de transformar
cada acción en un acto de veneración, la gente sufre de desengaño y pesar.
En los sacros lugares de culto, las piedras de poco valor son talladas
como formas Divinas o ídolos. Mas, cuando el sentir de devoción transmuta
al ídolo, este se convierte en el mayor de los tesoros para la mente
humana.
- Divine Discourse, Jan 14, 1966.
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