Angeles Caidos
Los ángeles son superiores a los seres humanos y fueron dotados de una gran inteligencia. Dios concedió a los ángeles voluntad propia y libre albedrío. Adán retuvo esta libertad de acción, pero los ángeles renunciaron a ella y entregaron su voluntad al creador. Los ángeles que decidieron retener el libre albedrío, no tardaron en caer en la tentación de pecar. Cometieron, el pecado del orgullo y provocaron con ello la ira de Dios. Estos son los ángeles caídos, que se convirtieron en demonios.
Hay dos pasajes en el Nuevo Testamento que hacen referencia a "ángeles caídos," pero ninguno de los dos sirve de base para la idea de que el diablo es un ángel que se rebeló contra Dios y fue arrojado del cielo a la tierra, donde ha plagado a la humanidad desde entonces. Estos pasajes son los siguientes:
"Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio...sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio." (2 Pedro 2:4 y 9)
"Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día." (Judas v. 6)
Hay que notar los siguientes puntos: Estos pasajes no dicen que los ángeles estaban en el cielo. Los ángeles no fueron arrojados a la tierra sino "al infierno," a "prisiones de oscuridad."
No quedaron en libertad para ir adonde quisieran y causar problemas a la humanidad, sino que fueron condenados a "prisiones eternas."
No se menciona ni al diablo, ni a Satanás. Una vez más, es evidente que estos versículos no dan ningún apoyo al concepto del diablo como ángel caído; posiblemente aluden al castigo impuesto a los revoltosos Coré, Datán y Abiram en días de Moisés, cuando la tierra se abrió y se los tragó vivos (ver Números 16:30).
(En más de cien pasajes de la Biblia, las palabras hebrea y griega que se traducen "ángel" se refieren a hombres y no a los ángeles celestiales de Dios.)
"La serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás" Esta es una cita tomada de Apocalipsis 12:9. Sin duda alguna, muchas de las ideas comúnmente aceptadas acerca del diablo se han derivado de este solo versículo y de su contexto, que es como sigue: "Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.
Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él" (Apocalipsis 12:7-9).
Si esta descripción se leyera como historia literal, daría una base para el punto de vista tradicional acerca del origen del diablo y Satanás.
Pero el Apocalipsis mismo establece claramente que estas palabras no están destinadas a ser tomadas en sentido literal o histórico.
Es más, a Juan se le dijo que lo que le sería revelado tendría que ver con los acontecimientos desde su propio tiempo en adelante. El primer versículo del capítulo 1 se lee como sigue:
"La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto."
En el versículo 1 del capítulo 4, Juan recibe la siguiente invitación: "Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas." La revelación (este es el significado de la palabra griega "apocalipsis") fue dada por Jesús a Juan para manifestar a los siervos de Dios los detalles de los eventos que tendrían lugar a partir del siglo primero de la era cristiana hasta la venida de Jesús y el establecimiento del reino de Dios en la tierra; también da un vistazo a la eternidad subsecuente. Así que es altamente improbable que el capítulo 12 se refiera a acontecimientos que supuestamente tuvieron lugar antes de la creación. Por otra parte, el libro en su totalidad está redactado en un lenguaje sumamente figurado o simbólico. Esto es obvio cuando leemos el capítulo 12.
El primer versículo describe a "una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies.
" Luego aparece la descripción del diablo y Satanás: "un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra" (vv. 3 y 4). ¿Es ésta la descripción de una criatura literal? ¡Claro que no! Todo esto es lenguaje simbólico, y más adelante en el transcurso de la revelación algunos de los símbolos son interpretados para beneficio nuestro: "Esto, para mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes...y son siete reyes...Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino" (Apocalipsis 17:9-12).
Es evidente que el dragón es pura y simplemente una criatura simbólica.
También es evidente que simboliza un sistema político, y no es difícil demostrar que las diferentes bestias del Apocalipsis representan el poder del imperio romano, que era el gran adversario de los cristianos.
En este mismo libro, los cristianos de Esmirna recibieron la siguiente advertencia: "He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados" (Apocalipsis 2:10).
Eran las autoridades romanas las que echaban a los cristianos en la cárcel.
Sin duda alguna, Pedro también se refería a las autoridades romanas perseguidoras cuando escribió: "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8).
¿Por qué fue simbolizado este poder político por medio del diablo y Satanás y la serpiente antigua? Porque estos representan los designios de la carne, y cuando hombres motivados por los designios de la carne se oponen a los siervos de Dios, actúan en la misma forma que la serpiente en el principio.
Un ejemplo típico son aquellos que se opusieron a Cristo cuando predicaba el evangelio en Israel. El dijo a los escribas y fariseos: "¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?" (Mateo 23:33).
En otra ocasión les dijo: "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él...es mentiroso, y padre de mentira" (Juan 8:44).
En ambos pasajes Jesús se refería claramente a la serpiente del Edén, cuya mentira sembró la semilla del pecado y condujo a la condenación y muerte del hombre.
Todos aquellos que en forma similar obran en contra de Dios son, en sentido figurado, descendientes de la serpiente, o su "simiente," usando la expresión de Génesis; y están destinados a ser destruidos por Cristo, la simiente de la mujer (Génesis 3:15). En todo esto tenemos un lenguaje simbólico firmemente basado en los hechos que ocurrieron en el Edén, donde por primera vez el hombre se opuso a Dios y el pecado apareció en el mundo, no a causa de un monstruo inmortal, sino por medio del hombre mismo, instigado por la serpiente.
No necesitamos buscar más allá de la raza humana para encontrar al diablo y Satanás.
En la raza humana tenemos este poder del pecado en nuestro propio corazón y, a nuestro alrededor, en otros individuos, en comunidades y sociedades, y en las autoridades humanas, tanto civiles como eclesiásticas. Todo este poder maligno está destinado a ser destruido por Cristo. |