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Yoga: El tantra—yoga
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De: Thenard  (Mensaje original) Enviado: 19/05/2010 21:40
El tantra—yoga se basa en el principio de que el universo objetivo que percibimos y experimentamos es una manifestación de la energía divina de la Diosa, la Divina Madre o Devī, quien crea y mantiene el cosmos y a todas sus criaturas. Se considera que todas las madres son manifestaciones directas de la Divina Madre, tal como afirma el Devī—māhātmyam:


vidyāḥ samastās tava devi bhedāḥ

striyaḥ samastāḥ sakalā jagatsu


"Oh Devī, todos los tipos de conocimiento son tus diversas formas, todas las mujeres del mundo son tus diversas manifestaciones".



Esta antiquísima sabiduría nos enseña a percibir, canalizar y dirigir dicha energía, en pos de la liberación, dentro del campo microcósmico del cuerpo humano.

La mente tiene tres niveles: instintivo, intelectual e intuitivo. El presente sendero de emancipación no recomienda a sus seguidores reprimir el instinto, ni requiere que se sofoque al intelecto. Para el tantra—yogī es muy importante no dedicar completamente el intelecto a luchar y combatir el instinto hasta el punto de hacernos olvidar la intuición.

El tantrismo no recomienda resistir la naturaleza sino utilizarla para elevarnos por encima de ella, de igual manera que, al caer y encontrar el suelo, podemos levantarnos de nuevo apoyándonos en éste.

Teniendo presente lo antedicho podremos comprender que, en lugar de acceder directamente a la Realidad Última, como en el caso del jñāna—yoga o del Advaita, el tantra se apoya en la manifestación cósmica universal con el fin de crear la situación propicia para que se produzca la reabsorción del alma en la Conciencia Pura.

No existe conflicto entre la vía tántrica y otras vías yóguicas, la diferencia reside en los métodos: mientras que el resto de los senderos de liberación nos enseñan a liberarnos del control de la corriente del río turbulento de la ilusión, en el tantrismo aprendemos a utilizar esa misma corriente para alcanzar la otra orilla. El tantra—yogī se parece, de ese modo, a un experto marinero que no lucha contra el fuerte viento sino que, por medio de las velas del barco, sabe utilizar el viento para alcanzar tierra firme.

El yoga ve al ser humano como un proceso dinámico que conduce de lo animal a lo Divino. El hecho de percibir el fenómeno humano como un proceso incompleto juega un importantísimo papel en la capacidad para aceptar nuestras propias debilidades sin reprimirlas, sino observándolas y, finalmente, trascendiéndolas.



El significado del término tantra—yoga



La palabra tantra ha sido interpretada de muy diversas maneras. En ciertos contextos se refiere a las diferentes darśanas o escuelas metafísicas ortodoxas, es posible encontrar expresiones como Kāpila—tantra o Gautama—tantra, relacionadas con las escuelas atribuidas a Kapila y a Gotama. Por su parte, Jaiminīya—tantra es el término que elige Bhāskarāya para designar al sistema Mīmāṁsā. En el Tantrādhikāri—nirṇaya de Bhaṭṭoji se utilizan los denominativos Pūrva—tantra y Uttara—tantra para referirse a los sistemas de la Mīmāṁsa y la Vedānta respectivamente.

En muchas ocasiones comprobamos que la palabra tantra se emplea para referirse a un determinado śāstra. A modo de ejemplo podemos ver que, en el Mahā—bhārata, se utiliza el término para designar ciertos sistemas védicos como el Nyāya—śāstra o el Dharma—śāstra. Śaṅkarācārya hace uso del término en su Śārīraka—bhāṣya refiriéndose a los śāstras, incluyendo también los smṛtis en su lista de tantras. Tantri se traduce como "exponer" o "explicar" y, en consecuencia, la palabra tantra puede utilizarse también para señalar un determinado tópico o bien como título de un texto sin que esté relacionado necesariamente con el tantra—yoga.

Por su parte, el Kāmikāgama explica el término tantra de la siguiente manera:



tenoti vipulān arthān

tattva—mantra—samanvitān

trāṇaṁ kurute yasmāt

tantram ity abhidhiyate



"Aquello que procura grandes obras, está formado por la Verdad y los mantras y posee el poder de salvarnos del peligro, se denomina tantra."



Otras fuentes nos recuerdan que la palabra tantra se compone de dos diferentes raíces verbales, tan y tra: "tan", de tanoti, que significa "ampliar o "extender"; y "tra", de trāyate, que quiere decir "liberar" o "salvar". A la luz de lo anterior, el término tantra se refiere a la salvación o iluminación, la cual consiste en la expansión de la conciencia.

Hay quienes traducen tan como "crecimiento ilimitado" y antra como "dentro", es decir que, sólo cuando nos desarrollamos internamente, nuestra evolución puede ser ilimitada. Todo crecimiento superficial tiene su límite.

Por último, no olvidemos que la palabra tantra también significa "tejer", lo que se refiere a la acción de armonizar, fusionar o unir, y que no es sino sinónimo de yoga. Estaríamos hablando, pues, de tejer o de fusionar la polaridad Śiva—Śakti, masculino—femenino, en la única Conciencia indivisa.



Aptitudes para la práctica de tantra—yoga



El tantra—yoga siempre ha sido un sendero esotérico, incluso dentro de India, siendo accesible solamente a los aspirantes serios que están suficientemente preparados y reúnen las condiciones requeridas para ser iniciados.

En muchos de los textos tántricos más importantes encontramos claras advertencias de que las sagradas prácticas tántricas no deben ser reveladas a quienes no han sido iniciados, para evitar que estas enseñanzas sean utilizadas inadecuadamente o malentendidas por los ignorantes.

Es cierto que la Verdad es para todos, sin diferencias de raza, sexo, posición social o nacionalidad, porque todos tienen derecho a ella pero, lamentablemente, no todos están preparados igualmente para la Verdad.

Al aproximarnos a esta sabiduría comprendemos con mayor claridad el espíritu de las sabias palabras del Señor Kṛṣṇa en el Bhagavad—gītā (18.67):

idaṁ te nātapaskāya
nābhaktāya kadācana
na cāśuśrūṣave vācyaṁ
na ca māṁ yo 'bhyasūyati


"Esta sabiduría nunca debe ser explicada a quienes no son austeros ni devotos, o que no se consagran al servicio, ni a quien es envidioso de Mí".



La sabiduría de este yoga es sumamente profunda y compleja. Quien desee conocerla realmente deberá estar dispuesto a invertir tiempo y energía en su estudio durante el resto de su vida.

En nuestros días es casi imposible, para un occidental, encontrar un auténtico maestro de tantra—yoga que pertenezca a un linaje de sucesión discipular, cuyas enseñanzas sean realmente fidedignas y que esté dispuesto a impartir esta sagrada sabiduría. Mucho de lo que se ofrece actualmente bajo el nombre del tantra se deriva de una falta de comprensión e ignorancia sobre el tema. Quien guíe a otros por este sendero deberá contar necesariamente con muchos años de experiencia y con un elevado nivel de realización directa y personal, ya que no se trata de un mero conocimiento teorético e intelectual. Obviamente, el instructor o maestro de tantra—yoga debe estar autorizado, teniendo en cuenta además que esta vía de realización no es sexología, sino que es parte integral de una religión. Por consiguiente, cualquier autoridad en este campo ha de ser, obligatoriamente, de carácter puramente religioso y espiritual.

Hoy en día está difundiéndose en los países occidentales, a través de talleres, libros y cursos, algo que se denomina "neotantra", que no es más que una versión o reinterpretación de esta modalidad yóguica según la actitud moderna imperante en Occidente en los últimos tiempos.

Es cierto que el comercio sirve de contacto y de unión entre pueblos y países. No hay nada malo en los negocios. Sin embargo, es una desgracia cuando se instalan en el seno de la religión porque, en ese caso, ésta se transforma en un factor de deformación y degradación.



El tantra—yoga y la religión védica



En la Edad Media, el tantrismo floreció en diferentes sectores de la sociedad hindú, especialmente en Assam, Bengala, Cachemira y en regiones del sur del continente.

Fue en el siglo X d.C., tras numerosas persecuciones, que los maestros tántricos de India decidieron ocultar las escrituras sagradas tántricas dejando tan sólo en conocimiento del público pequeños fragmentos relacionados con el haṭha y el rāja—yoga y omitiendo el resto. Ese material continuó siendo transmitido, únicamente de maestro a discípulo, de manera sumamente íntima y discreta, lejos de los ignorantes moralistas mundanos.

Muchos estudiosos, eruditos e intelectuales de la actualidad consideran que el tantra—yoga es radicalmente distinto de la religión védica, aunque aceptan que la religión presentada en los tantras se desarrolló al mismo tiempo que las seis darśanas del hinduismo ortodoxo. Otros ācāryas y śāstras tántricos no coinciden con esa opinión y no consideran que el tantra sea una vía independiente del vaidika—dharma.

Si bien es cierto que la religión que presenta el tantrismo no es la religión védica, tampoco podemos admitir que esté desconectada de ella. Lo que ocurre es que el hinduismo ya es de por sí una religión tántrica, puesto que el tantra impregna prácticamente todos y cada uno de sus aspectos. De ese modo, podemos encontrar muchos elementos característicos del ritual y la teología del tantrismo en numerosos lugares de India. El tantra se encuentra en el arte de los templos, la mitología, el yoga, la medicina y los rituales y ceremonias. Buena parte de la metafísica del tantra—yoga concuerda con la del Vedānta, con la única diferencia de que el centro del primer sistema lo ocupa la Śakti o la Madre Divina en lugar del Ser.

Por ejemplo, Kulluka Bhatta sostiene que los śāstras pueden ser de dos tipos: vaídicos y tántricos. Por tanto, se considera que las escrituras tántricas son el quinto Veda, es decir, una genuina revelación que prosigue la enseñanza de los cuatro sagrados Vedas tradicionales.

El propio Kulārṇava—tantra (2.10) no considera que el tantra esté separado o desconectado de la vaidika—dharma sino que constituye, según afirma, la mismísima esencia de la religión védica:



mathitvā jñāna—daṇḍena
vedāgama—mahārṇavam
sāra—jñena mayā devi
kula—dharmaḥ samuddhṛtaḥ



"Desde el océano de los Vedas y los Āgamas, con la agitadora vara de la sabiduría, he extraído esta esencia del Kula—dharma"



Y en el verso 2.85:

etāny eva kulasyāpi
ṣaḍ—aṅgāni bhavanti hi
tasmād vedātmakaṁ śāstraṁ
viddhi kaulātmakaṁ priye



"De igual modo, ¡oh mi amado!, estos seis darsanas (derivados del Veda) constituyen los seis miembros del Kula. Por tanto, conoce las śāstras del Kula son iguales que las śāstras del Veda."



Asimismo, de acuerdo a Bhāskararāya Bhārati o Bhāsurānandanātha (1690—1785), gran maestro y autoridad indiscutible en todo lo relacionado con la adoración de la Madre Divina dentro del culto de Śrī—vidyā o de la diosa Lalitā—tripura—sundarī, los tantras comprenden, dentro de sí, la esencia de los Upaniṣads.

El gran comentador de Manu, Kallūka Bhaṭṭa, establece lo siguiente: vaidikī tāntrikī caiva dvividhā śrutiḥ kīrtitā, es decir, que este sendero es parte integral del śruti.

Similarmente, la famosísima y respetada escritura śākta tántrica denominada Tripura—rahasya, sostiene: "Este texto se ha sido creado como síntesis de las enseñanzas de los Vedas, los Purāṇas y otras escrituras".

En la antigüedad fueron brāhmaṇas védicos quienes, en su proceso evolutivo, adoptaron el Tantrismo śākta como vía de liberación, confirmando su posición dentro del hinduismo. Por eso, antes de intentar comprender el sendero tántrico, es imprescindible un entendimiento claro y profundo del hinduismo.



El tantra—yoga y las sagradas escrituras



Cada una de las diferentes escuelas del hinduismo posee sus propios Āgamas. Tanto śaivas y vaiṣṇnavas como śāktas basan sus sistemas teológicos en sus respectivos Āgamas.

Āgamas significa en sánscrito "literatura autoritativa", "doctrina tradicional", "literatura tradicional" o "revelación". Se trata de textos sectarios de naturaleza monoteísta pero son védicos en espíritu. Los Āgamas son profundos tratados teológicos que abarcan una amplia gama de temas relacionados con la adoración. Al igual que los Vedas, se considera que han emanado de la respiración del Señor, siendo de naturaleza eterna.

Los Āgamas śāktas glorifican a Dios como la Divina Madre o Devī. Las escrituras reveladas sobre las que se basa el tantrismo se denominan Tantras. Consisten en escrituras sánscritas de las que ha desaparecido gran parte casi completamente y sólo una ínfima cantidad ha sido traducida.

Los seguidores del shaktismo aceptan 27 Āgamas, los cuales son manuales que incluyen temas como la manifestación universal, la disolución del universo, la adoración a Dios, ceremonias y ritos o pujas, consagración de imágenes, sabiduría acerca de poderes místicos, diferentes tipos de meditación y unión con la Divinidad, yoga, etcétera. Los Āgamas versan sobre asuntos tan variados como cosmogonía, teogonía, medicina, etcétera, insistiendo en la importancia de la experiencia personal directa de las enseñanzas, ya que no se trata de un conocimiento de carácter meramente intelectual o teórico.

En estos textos, de cierta similitud con los Purāṇas, encontramos sabias y bellas conversaciones entre Pārvatī y el Señor Śiva, en las que alternan los papeles del que pregunta y el que responde, el que enseña y el que aprende.

Aunque el más conocido es el Mahā—nirvāṇa—tantra, entre los más importantes podemos citar los siguientes: Kulārṇava, Kula—sāra, Prapañca—sāra, Rudra—yāmala, Brahma—yāmala, Viṣṇu—yāmala, Toḍala—tantra y Tantra—rāja. Entre los comentarios más famosos acerca de los Āgamas se cuentan el Īśvara—saṁhitā, el Āhirbudhnya—saṁhitā, el Sanat—kumāra—saṁhitā, el Nārada—pañcarātra y el Spanda—pradīpikā.

Se recomiendan, en especial, determinadas escrituras —o śāstras— para cada era o yuga. De ese modo, para satya—yuga se recomendaba el sruti, para tretā—yuga el smṛti, para dvāpara—yuga los Purāṇas, mientras que los tantras han sido especialmente recomendados para nuestra época actual, denominada kali—yuga, una época de decadencia, oscuridad y tinieblas en la que el ser humano se halla en estado de profunda identificación con su cuerpo. Tal como establece el Mahā—nirvāṇa—tantra (1.50—51):



Sat—kathālāpa—mātraṁ ca
na teṣāṁ manasi kvacit
tvayā kṛtāni tantrāṇi
jīvoddharaṇa—hetave

nigamāgama—jātāni
bhukti—mukti—karāṇi ca
devīnāṁ yatra devānāṁ
mantra—yantrādi sādhanaṁ



"No tendrán siquiera un pensamiento después de mantener una conversación justa. (En ese período) para la salvación de las criaturas has creado tantras —nigamas y āgamas— capaces de asegurar el placer y la emancipación (a la humanidad), facilitando el proceso de obtención de la realización a través de mantras y yantras consagrados a (varios) dioses y diosas."



La sādhanā del tantra—yoga



Se considera que la sādhanā tántrica es sumamente delicada e incluso peligrosa sin la guía apropiada de un maestro espiritual autorizado y fidedigno.

La sādhanā difiere según los tipos de seguidores tántricos que, de acuerdo al Kulārṇava—tantra, son: dakṣiṇācāras, vāmācāras, vedācāras, vaiṣṇavācāras, śaivācāras, siddhāntācāras y kaulācāras.

Los dakṣinācāras, por ejemplo, siguen "el sendero de la mano derecha" según la tradición Śrī—vidyā. Su sādhanā consiste, principalmente, en el estudio e interpretación de los textos sagrados, el celibato, la renuncia y el distanciamiento de lo fenoménico.

Por su parte, los vāmācāras siguen "el camino de la mano izquierda" —la vía de lo fenoménico— utilizan en su sādhanā elementos prohibidos por las vías ortodoxas como, por ejemplo, sexo, vino y carne. Su actitud es completamente contraria a la represión, aunque apunta simultáneamente a la transformación. Se trata, en suma, de una afirmación de la naturaleza con la intención de trascenderla.

La sādhanā también puede ser clasificada según el tantra rojo, negro y blanco, correspondientes a las tres guṇas.

El rojo es un tipo de tantra rajásico, relacionado con la pasión, que se desarrolló en el Norte de India —especialmente en Cachemira— y sigue la sādhanā del vīra o vīrācāra.

El negro es un tantra tamásico —relacionado con la modalidad de la ignorancia— y su práctica se denomina paśu o paśvācāra.

El blanco corresponde al tantra sáttvico y su sādhanā incluye meditaciones grupales donde se equilibran los aspectos femenino y masculino. La sādhanā del divya es la más elevada y abstracta.


Mantra, yantra y tantra



Mantras, yantras y tantras son muy importantes en el contexto del tantra—yoga, ya que su combinación —que interrelaciona forma y sonido— genera un movimiento expansivo de conciencia. No podemos referirnos a mantra, yantra o tantra de forma separada ya que se complementan entre sí.



Mantras



Al hablar de mantra, nos referimos a una tremenda y poderosa energía mística, contenida en una determinada estructura sonora, a una vibración trascendental que encapsula un poder capaz de liberar nuestra mente de las garras de māyā. El mantra es un importantísimo medio de trāyate o liberación de manas (la mente), tal como establece el Kulārṇava—tantra (17. 54):



mananāt tattva—rūpasya
devasyāmita—tejasaḥ
trāyate sarva—bhayatas
tasmān mantra itīritaḥ



"Mantra: A través de la meditación (manana) en la Deidad luminosa, que es la forma de la Verdad, éste salva (trāyate) de todo temor. Es por eso que se denomina mantra."



Los mantras son como el código genético, el ADN místico que nos permite acceder directamente a la esencia del yoga. Tienen un carácter trascendental y proceden del plano espiritual. Dado que son los nombres de Dios recogidos por la literatura védica milenaria, es de suma importancia que se pronuncien y repitan con profunda devoción. Los mantras son sonidos o vibraciones sagrados que poseen la capacidad de afectar a nuestros centros energéticos o chakras, generando serenidad, paz, tranquilidad y estados de conciencia propicios para que tenga lugar la meditación. De ese modo, la repetición del mantra es una invitación a que lo Trascendental se manifieste en nosotros.

Existe una gran variedad de mantras que cumplen diversos propósitos. Algunos pueden apuntar hacia ciertos fines mundanos o bhoga, mientras que otros persiguen la liberación o mokṣa.



Yantra



El significado literal del término sánscrito yantra es "máquina". Se trata de un poderoso instrumento o herramienta capaz de despertar diferentes poderes y circuitos energéticos en el yogui.

Según el tantra, cada mantra posee su equivalente visual, es decir, un aspecto geométrico que se considera la forma de un determinado sonido. La función de estos diagramas místicos es análoga a la del mantra en el plano sonoro, sirviendo de estímulo para la meditación y de ayuda para sintonizar con el universo. De igual modo que existen distintos mantras para meditar, también hay distintas meditaciones con yantras que deben ser dirigidas por un maestro espiritual experto, si realmente se aspira a acceder a la profunda sabiduría que contienen estos diagramas sagrados. Hay diferentes yantras conectados con deidades específicas o con distintos aspectos de la Divinidad. Los yantras son formas geométricas que representan la naturaleza esencial de la energía del deva y, por lo tanto, deben ser respetados y venerados como si fueran la misma Divinidad.

El Kulārṇava—tantra (17. 61) se refiere al yantra de la siguiente manera:



Yama—bhutādi—sarvebhyo
bhayebhyo 'pi kuleśvari
trāyate satatṁ caiva
tasmād yantram itīritam


"Yantra: Se denomina yantra porque siempre salva (trāyate) de todos los seres, como Yama (el Señor de la muerte), etcétera, e incluso de todos los miedos, ¡Oh Kuleśvarī!"



En ceremonias y rituales de adoración se acostumbra a dibujar el yantra en el suelo; para instalaciones, puede ser grabado en placas de metal.



Tantra



Tantra es el aspecto que ofrece métodos y prácticas a través de las cuales el sadhaka hace uso del mantra con un determinado propósito. Así pues, el tantra se ocupa tanto de la filosofía como del método.



Pañca—ma—kāra



Pañca—tattva o pañca—ma—kāra es una de las prácticas más controvertidas. En ella se utilizan cinco elementos: madya (vino), māṅsa (carne), matsya (pescado), mudrā (germen de trigo) y maithuna (coito), los cuales se denominan makāras porque todos ellos comienzan con la letra "m". Cada uno de ellos recibe una interpretación distinta según el nivel evolutivo del practicante y la modalidad de la naturaleza predominante en él.

Así pues, la práctica puede iniciarse en los estadios más bajos de evolución, en los niveles más inmaduros del desarrollo, hasta adquirir profundas interpretaciones sumamente sutiles y abstractas. En la medida en que el sādhaka crece y se eleva, su visión del mundo va experimentando una transformación radical que le torna capaz de ver más allá de los planos más densos. Esta vía de expansión de la conciencia puede conducirnos desde lo burdo hasta lo sublime.

Podemos encontrar las más elevadas interpretaciones esotéricas del pañca—ma—kāra en el Kulārṇava—tantra y el Viśva—sāra—tantra:


Madya deja de ser alcohol para ser interpretado como embriaguez con las gotas del néctar divino procedente de los pétalos del sahasrāra—cakra del tantra—yogī.
Māṁsa es la entrega del cuerpo y las acciones a Mām, o sea, Dios.
Matsya se corresponde con una expansión del sentido del "yo" y una ampliación del sentido de posesión.
Mudrā es un gesto de abandono de toda adicción y esclavitud al placer sensual.
Maithuna, o acto sexual, implica realmente la unión de las dos polaridades, donde la potencia creadora femenina, que reside en el mūlādhāra—cakra —o centro energético inferior— se despierta y asciende hasta fusionarse con el aspecto masculino de la Conciencia Cósmica o Śiva, el cual reside en el centro energético superior o sahasrāra—cakra, ubicado en la coronilla.



La polaridad Śiva — Śakti



En el sagrado Bhagavad—gītā (9.17), el Señor Kṛṣṇa se refiere a Sí Mismo en tanto que polaridad masculino—femenina:



pitāham asya jagato
mātā dhātā pitāmahaḥ
vedyaṁ pavitram oṁkāra
ṛk sāma yajur eva ca


"Yo soy el padre y la madre de este universo, el sostén y el abuelo. Yo soy el objeto de la sabiduría, el purificador y la sílaba Oṁ. Yo también soy los Vedas: Ṛg, Sāma y Yajur."



Ésta es una modalidad yóguica que encuentra sus orígenes especialmente en el shaktismo, según el cual el aspecto energético femenino de lo Divino —Mahā—devī o Madre Divina— adquiere mayor importancia que el principio divino masculino. Es la vía yóguica de adoración y reverencia a la Devī, considerada la Divinidad Misma, e indica que Dios está incompleto en ausencia del principio femenino, de su consorte o contraparte, es decir, del aspecto femenino que acompaña a numerosos dioses del panteón hindú.

Se considera que la Divinidad es una polaridad de aspectos complementarios, Śiva—Śakti, tal como afirma el Saundarya—laharī (1.1):



śivaḥ śaktyā yukto yadi bhavati śaktaḥ prabhavituṁ



"Sólo al estar Śiva en completa unión con Śakti es posible la creación..."



La visión tántrica de la vida describe una paradoja mística: una indivisa Conciencia Pura, Brahman, que se divide o separa dando lugar a Él y Ella, lo positivo y lo negativo, lo cognitivo y lo operativo, lo estático y lo dinámico, esto y aquello a partir de la cual todo se captará en el contexto masculino y femenino. El mundo dual de la relatividad no es sino continua relación, armonía y equilibrio entre ambos aspectos, en apariencia y a simple vista opuestos, aunque en realidad complementarios.

Según el enfoque de las escrituras tántricas, el poder creativo o la fuerza y capacidad creadora —la śakti— se expresa especialmente en la sensualidad del ser humano y en su aspiración a la reintegración de ambos géneros. Es lo universal manifestándose en el plano individual, lo Absoluto en lo relativo.

El tantra aspira a despertar a la verdad de que el origen de la multiplicidad ilusoria se deriva de una única fuente donde se concilian los opuestos. La vía tántrica apunta hacia la armonía entre el principio de la naturaleza o prakṛti y el principio espiritual o Puruṣa, el sujeto o Aham y el objeto o Idam, la forma o svarūpa y lo informe o arūpa...

Sólo esta sabiduría es capaz de crear la situación propicia que facilite la observación de nosotros mismos inmersos en este juego divino de la relatividad de los opuestos, sin que eso comporte la actitud represiva tan característica de algunas instituciones religiosas. La búsqueda de la armonía con el cuerpo —y no del enfrentamiento contra éste— nos permitirá ir más allá de los opuestos. Lo interesante de este sistema es que, poco a poco, se va transformando en un movimiento que acaba invirtiendo la dirección de la manifestación cósmica y que culmina en la fusión de Śakti —o la bendita energía creativa— con su fuente o Śiva, la unión entre lo femenino (yoni) y lo masculino (liṅga).



El liṅga y el yoni



Aunque estos antiguos símbolos sagrados son utilizados por el hinduismo y, en general, por todas sus ramas, constituyen tal vez los símbolos más característicos y venerados del tantra.

Liṅga significa, en sánscrito, "símbolo" o "signo". Para ofrecer un ejemplo del uso y significado general de la palabra en tanto que símbolo podemos ver el Bhagavad—gītā (14.21):



arjuna uvāca
kair liṅgais trīn guṇān etān
atīto bhavati prabho
kim ācāraḥ kathaṁ caitāṁs
trīn guṇān ativartate





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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Thenard Enviado: 19/05/2010 21:40
Aquí el guerrero Arjuna pregunta a Kṛṣṇa: "¿A través de qué signos específicos puede ser conocido aquel que ha trascendido las tres cualidades de la naturaleza? ¿De qué manera se comporta y como trasciende dichas cualidades?"



En este verso del Gīta podemos ver claramente que el término liṅgais —el plural de la palabra liṅga— significa signos o marcas. De igual modo, existen signos o marcas visibles del despertar de lo divino en un hombre.

Un símbolo como el liṅga consiste en un signo de la presencia de algo y, de la misma manera, el Śiva—liṅga invoca la presencia de Śiva en el mundo —o en lo terrenal— recordándonos la presencia divina, el Ser que yace en lo más profundo de cada entidad viviente. Cada vez que percibimos cualidades divinas, signos de santidad en el ser humano estos son liṅgais, signos que acreditan la presencia del Señor en lo terrenal.

El yoni, por su parte, simboliza la matriz, la femineidad, la divina energía creadora.

Los textos tántricos denominan Śiva—liṅga al símbolo compuesto por el órgano sexual masculino engastado en el yoni, o la representación del órgano sexual femenino, que representa la procreación, el poder creador del universo. Se trata, pues, del órgano reproductor masculino dentro del receptáculo vaginal que, a escala cósmica, constituye la unión creadora que genera la vida.

El Śiva—liṅga es el aspecto saguṇa de Śiva y, por consiguiente, es adorado como el Señor Śiva mismo. Por lo general, los devotos de Śiva o Śiva—bhaktas llevan a cabo la pañca—yatana—pūjā, en la que, además de Śiva, también adoran a Gaṇeśa, Pārvatī, Sūrya, Narāyaṇa y Śālagrāma.

El Śiva—liṅga también simboliza el falo de Śiva. Así como el semen está contenido en el falo, si bien de manera oculta, Śiva siempre está presente, aunque sea invisible a nuestros ojos.

Otra explicación afirma que el Śiva—liṅga representa prakṛti o pradhāna, que es "la sustancia cósmica". Se trata del cuerpo sutil de Śiva, o prakṛti, el cual es la Realidad Absoluta.

El Śiva—liṅga consta de tres partes. La más baja se denomina Brahma—pīṭha, la media Viṣṇu—pīṭha y la más alta Śiva—pīṭha.

En India existen doce jyotir—liṅgas que se encuentran en Kedāranātha, Kāśī—viśvanātha, Somanātha, Baijanātha, Rāmeśvara, Ghṛṣṇeśnesvara, Bhīmaśaṅkara, Mahākāla, Mallikārjuna, Amalesvara, Nāgeśvara y Tryambakeśvara, y cinco pañca—bhūta—liṅgas, los cuales son Kālahastīsvara, Jambūkesvara, Aruṇacalesvara, Ekāmbaresvara de Kañcipura y Naṭarāja de Cidāmbara.

Quienes adoran en especial al Śiva—liṅga se denominan liṅgayatas y se los distingue, exteriormente, por el liṅga en miniatura que llevan colgado al cuello durante toda la vida. Constituyen un grupo religioso dentro del hinduismo conocido por su actitud tolerante y universal hacia todos los seres humanos. Esta comunidad no acepta, dicho sea de paso, la moderna interpretación del sistema de castas.

El tantra se refiere a la capacidad creativa de los seres humanos como yoni—liṅga. La misma energía puede manifestarse como deseo sexual o como capacidad creativa. La fuerza capaz de crear una nueva vida es la misma que, sublimada, puede crear una melodía, un poema, un baile, una pintura, una canción, y que cuando se reprime, puede generar una batalla, una guerra o una discusión. Sólo de una cosa podemos estar seguros: se trata de un poder imposible de aniquilar. Según el tantra, la represión indiscriminada de nuestros instintos desemboca en una asfixia creativa en todos los órdenes de la realidad. Tal vez sorprenda constatar que, de acuerdo a esta vía yóguica, la represión del deseo sexual, sin suficiente comprensión, es mucho más delicada y peligrosa que la permisividad consciente. La permisividad consciente guiada por la comprensión puede ser muy superior al celibato represivo y carente de conciencia.



Transformar bhoga en yoga

Por lo general, se entiende que el disfrute sensual constituye un obstáculo en el sendero que conduce a la liberación. En cambio, el sendero del tantra nos enseña que el disfrute puede ser dirigido hacia la iluminación. De ese modo, es una vía de liberación que nos ofrece una fusión entre pravṛtti, o "el uso positivo de las condiciones materiales", y nivṛtti, es decir, "la renuncia a las condiciones materiales", una armonía entre placer y renuncia. Por consiguiente, el tantra posee el poder capaz de transformar bhoga en yoga, tal como manifiesta el Kulārṇava—tantra (2. 23, 24):

yogī cen naiva bhogī syād
bhogī cen naiva yoga—vit
bhoga—yogātmakaṁ kaulaṁ
tasmāt sarvādhikaṁ priye


"¡Oh Amado!, en otros sistemas se afirma que un yogui no puede disfrutar del mundo o que un bhogī, que se encuentra en medio del disfrute mundano, no puede ser un yogui. Pero, en el sendero del kaula, yoga y bhoga —la unión con la Divinidad y la participación en Su manifestación— se reúnen felizmente."

yogo yogāyate sākṣāt
pātakaṁ sukṛtāyate
mokṣāyate ca saṁsārḥ
kula—dharme kuleśvari


"¡Oh Kuleśvarī! Kuladharma es bhoga y también yoga; lo que aparentemente es un pecado aquí se convierte en una fuerza para Dios, y el saṁsāra se transforma en un medio de liberación."

El tantra acepta que, en la realidad, todo es divino. Por tanto, no rechaza nada en nosotros, ningún aspecto de nuestra realidad, sino que trata de aceptar, transformar y purificarlo todo. Así pues, no rechaza este mundo por otro, no renuncia a la felicidad aquí con el fin de obtener una felicidad en el más allá, tal como expresa el Mahā—nirvāṇa—tantra (2. 20):



nānyaḥ panthā mukti—hetur
ihāmutra sukhāptaye
yathā tantrodito mārgo
mokṣāya ca sukhāya ca



"Ninguna otra vía es capaz de conducir a la liberación, ni puede propiciar la felicidad tanto aquí como posteriormente, de la misma manera que el curso prescrito por los Tantras, el cual contribuye a la felicidad y a la emancipación (de la humanidad)."



Tantra no rechaza la parte en su búsqueda del todo, porque es una sabiduría holística que nos invita a descubrir lo macro a través de la observación de lo micro, lo eterno desde lo temporal, el uno desde la diversidad, el océano a través de la gota, el todo desde lo individual y, en el seno de este mundo, lo Trascendental.

De acuerdo al tantra, el sexo a nivel físico no debe ser reprimido, sino elevado o sublimado. Entonces, en la medida en que se vaya elevando, se irá transformando. Primeramente se manifestará como sexualidad ya que, después de renunciar al sexo a nivel físico, ésta se ve incluso incrementada. A partir de esa semilla florece el amor, el cual se expresa posteriormente como meditación y, finalmente, como oración. Todo depende de cuán lejos lleguemos en nuestro proceso de purificación y de elevación... porque así como el sexo pertenece al nivel instintivo o animal, al mundo de la bestia, el apego nace de la mente y pertenece al plano mental... de modo que, cuando se trasciende, florece la meditación... el amor... la oración... Dios.



Tantra y sexualidad



Si bien es cierto que el tantra—yoga está íntimamente ligado a la sexualidad, es importante comprender que remitirlo únicamente al acto sexual físico no es sino un tipo de reduccionismo, ya que sexualidad no es sinónimo de genitalidad. Esta modalidad no limita el sexo tan sólo a la procreación porque, según el tantra, la vida entera, en todos sus aspectos, tiene un carácter sexual.

El sexo es unificador; constituye la fuerza creativa de la divinidad. Es la manifestación, a través de la carne, de un poder de origen sumamente elevado y puro; es una fuerza divina que se expresa a través de lo físico.

El mismo poder divino desciende desde su origen, pasando por diferentes planos de existencia: astral, mental, físico. Si, en nuestra ignorancia, tratamos de controlar o reprimir el sexo, se convertirá un enemigo indomable. Pero, si nos relacionamos con él sabiamente, incluso en sus niveles más bajos, descubriremos una importantísima llave en nuestro proceso evolutivo hacia la libertad.

Las escaleras pueden ser un medio para descender desde el piso más alto hasta el más bajo, pero esas mismas escaleras pueden ser el medio para volver a lo más alto. Las escaleras sólo son escaleras. La diferencia reside en el modo de utilizarlas. En toda práctica relacionada con la energía sexual se debe ser sumamente cauteloso y permanecer muy alerta porque el gran peligro reside en que, al igual que ocurre con las escaleras, nuestra búsqueda de comodidad nos tiente fácilmente a bajar, a descender, a degradarnos. Y es que subir o elevarse siempre exige mayor esfuerzo.

Según el tantra el orgasmo es un fenómeno de carácter místico y, por tanto, le suscita un profundo respeto que le lleva a considerar que es mucho más que una simple experiencia carnal o mero placer sensual mundano. El orgasmo es una situación en la que las personas se aproximan a un estado de cesación de toda actividad mental. Es eso en realidad lo que atrae a tanta gente al sexo, aunque no sean conscientes de ello. No es casual que muchos maestros tántricos se refieran a la iluminación como un estado "orgásmico" o un orgasmo a nivel cósmico, universal.

Esta sabiduría aspira a un proceso decisivo de desinhibición y apertura, el cual nos lleva inevitablemente a percibirnos como una totalidad. Cualquier experiencia que incluya a cada aspecto de nuestro ser, que nos haga palpitar al unísono con el universo, con la vida y que no nos limite a sentir algo, sino que nos haga ser algo, ha de llevarnos inevitablemente a percibir la presencia de nuestra sexualidad. No se trata de una experiencia sexual física, sino que es, como muchos la definen, una experiencia orgásmica, una experiencia donde la actividad mental decrece y uno se siente más cuerpo, más ser.

Celibato significa trascender la necesidad y la adicción hacia el acto sexual físico, algo que ocurre de manera natural y sin esfuerzo cuando ampliamos o expandimos nuestra sexualidad en un movimiento de carácter inclusivo y nunca exclusivo. Por inclusivo me refiero a la transformación en un ser tántrico. Aunque haya trascendido por completo el sexo en tanto que experiencia física, todo maestro iluminado es un ser tántrico que expresa un estado orgásmico —producto de la fusión con el Todo— a través de su mirada, sus movimientos, sus palabras, su modo de caminar y su presencia...

Eso es lo que Kṛṣṇa dice en el Bhagavad—gītā (2.59) acerca del sabor más elevado, es decir, que cuando se manifiesta lo más elevado, desaparece lo mediocre y lo bajo de manera natural.

viṣayā vinivartante
nirāhārasya dehinaḥ
rasa—varjaṁ raso 'py asya
paraṁ dṛṣṭvā nivartate



"Un ser puede estar alejado físicamente del disfrute de los sentidos, pero sus deseos sólo cesarán después de haber experimentado el sabor de lo Divino."



Mientras esté desprovista de discernimiento y comprensión, la represión sólo es una modalidad de violencia y lucha, y luchar, aunque sea contra nosotros mismos, es un tipo de agresión. En cambio, el proceso tántrico de sublimación siempre promueve el amor, la armonía y la paz y jamás entra en conflicto con el principio de ahiṁsā, es decir, no es necesario recurrir a la violencia.

En el Bhagavad—gītā (7.11), el Señor Kṛṣṇa afirma lo siguiente:



balaṁ balavatāṁ cāhaṁ
kāma—rāga—vivarjitam
dharmāviruddho bhūteṣu
kāmo 'smi bharatarṣabha


"¡Oh, el mejor de los Bhāratas! (Arjuna), Yo soy la fuerza de los fuertes que carecen de deseo y lujuria. Yo soy el sexo en armonía con la religión".



En otras palabras, al igual que la fuerza y el poder, el sexo es divino o trascendental una vez que se trasciende la lujuria mundana y el deseo egoísta.



La pasión del tantra—yogī



El yogui controla sus deseos, pero sin asfixiar ni atrofiar su pasión, de igual modo que el domador no mata a sus fieras sino que las amaestra. De hecho, el yogui utiliza su energía a través de la sublimación con el fin de trascenderla.

Se trata de una vía que conduce al conocimiento y la aplicación del dharma, a la experiencia y la sublimación de artha o riqueza y de kāma o deseo sensual y, por último, a la realización de mokṣa o liberación, es decir, que si bien es cierto que va en pos de la trascendencia, no ignora ni niega este mundo...

El yogui supera el deseo y el apego incrementando la pasión, viendo en ésta un elemento indispensable para la búsqueda espiritual. El deseo es una emoción que ata, esclaviza, apega y crea adicción. La pasión, por su parte, es una situación, una manera de "ser". Para el tantra—yogī, la religión no consiste en un credo o una fe, sino en una pasión para ser vivida. La meditación no florece en un corazón que aún no arde con el fuego de la pasión por la vida, la existencia, la verdad y Dios.

Para la religión védica, el fuego simboliza la cremación del ego, siendo aquello que consume los cadáveres y, por ende, lo muerto. Sin embargo, para el tantra, el fuego es la vida que nos enseña a vivir en el calor de la pasión. El color del sannyas es naranja, como el de las llamas, porque sannyas significa plena renuncia a lo terrenal, morir a lo mundano pero, al mismo tiempo, simboliza el renacer, el despertar a una vida más auténtica entre las llamas que consumen todo lo que puede ser consumido: sueños, ideas, esperanzas, fantasías, ilusiones.

Según el hinduismo, es Dios quien duerme profundamente en el mineral, quien sueña en las plantas, árboles y vegetales, quien se mueve en la bestia y quien despierta en el ser humano.


 
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