Tarot Iniciatico
Por Ariell Chris & Laura Morandini Dentro de la búsqueda del
conocimiento esotérico existen dos grandes caminos: la Vía Solar
asociada a Tipheret y a la trascendencia – dentro del árbol Qabalistico-
y la Vía Lunar asociada a Jesod, que es la conciencia oracular.
Por la Vía Solar se entra en la búsqueda del Self - El Sol en la
Astrología- a través de un proceso conciente, lúcido, que en sus inicios
necesita de la vía racional, de la interpretación de los símbolos
exteriores y de los arquetipos manifestados a través de las imágenes del
inconsciente colectivo -Akasha-. También utiliza el discernimiento y la
discriminación para comprender y aprehender el significado de las
cosas. En su nivel más evolucionado se expresa como la supraconciencia,
la comprensión de las Leyes Kármicas y la necesidad de trascendencia.
La Vía Lunar, por el contrario, permite acceder al conocimiento de forma
instantánea a través de la intuición y se vale como medio de lo
oracular, donde pasado, presente y futuro se encuentran condensados en
un tiempo sin tiempo. Se utilizan las herramientas como el Tarot, las
Runas y el Péndulo, entre otros. Aquí se introduce la noción de
pensamiento mágico en contraposición al pensamiento racional. Para Carl
G. Jung, el pensamiento mágico funciona expresando la Ley de
Sincronicidad, es decir, que en el colectivo se expresan símbolos que
corresponden al espíritu del momento.
Para el estudio del Tarot -que es de naturaleza esencialmente Lunar-
puede utilizarse tanto la aproximación racional como la intuitiva,
estando la elección condicionada por las características personales del
aprendiz. Es importante señalar que las dos vías son válidas y además
necesarias, ya que es la integración de ambas lo que permite una real
comprensión del significado, simbolismo y trascendencia de los Arcanos.
El Tarot muestra 76 cartas conformadas por los Arcanos Mayores (22) y
los Arcanos Menores (54). Estas imágenes representan los misterios a los
que se enfrenta el hombre en su recorrido por la experiencia humana.
Los Arcanos Mayores sintetizan energías arquetipales, procesos de
diferenciación e individuación y los grandes capítulos en la historia de
una vida; mientras que los Arcanos Menores aluden a experiencias y
situaciones de tipo concreto y cotidiano. Se podría decir que los
Arcanos Mayores muestran las etapas trascendentes de los seres humanos
-conciencia Solar- , mientras que los Arcanos Menores expresan el campo
de acción y vivencias cotidianas para la realización de los Mayores
-conciencia Lunar-
Origen
Se piensa que el Tarot corresponde al libro de sabiduría del antiguo
Egipto de Hermes Trimegisto -Libro de Thot- donde se narra cómo los
iniciados entraban en contacto con los misterios y la sabiduría
ancestral, y -entre muchas pruebas- con las imágenes de los Arcanos que
aparecían como pinturas sagradas cargadas de simbolismo, vehículo
iniciático para adentrarse en el conocimiento oculto.
Al respecto, Edouard Schuré describe, en “Los grandes Iniciados”:
“Finalmente, el aspirante se encontraba ante una reja de bronce que daba
a una ancha galería sostenida por grandes cariátides. En los intervalos
veíanse sobre el muro dos hileras de frescos simbólicos. Había once a
cada lado,(...) los veintidós símbolos representan los veintidós
primeros Arcanos y constituían el alfabeto de la ciencia oculta, es
decir, los principios absolutos, las claves universales que, aplicadas
por la voluntad, se convierten en la fuente de toda sabiduría y todo
poder”
Se desconoce cómo posteriormente estas imágenes llegaron a Europa, sin
embargo se piensa que pudo deberse a los cruzados, los árabes o a los
gitanos. En Italia surgieron varias versiones del Tarot, siendo la más
célebre y elaborada la de Visconti- Sforza correspondiente a la época
renacentista. En Francia, una versión más simple -Tarot de Marsella- es
la que se utiliza aún en la actualidad.
A principios del siglo XX surgieron nuevas versiones que expresaron la
inspiración y visión de las escuelas esotéricas a las que pertenecían
sus creadores. Tal es el caso de Edward Waite y Aleister Crowley,
miembros de la Orden de la Golden Dawn.
Actualmente existen innumerables versiones del Tarot -Osho, Dalí, Lunar,
Orishas, Egipcio, etc- cada una con sus variantes, sin embargo la
mayoría respetan y conservan el número de los Arcanos Mayores y Menores,
así como las imágenes arquetipales correspondientes.
Tarot e Individuación
El Tarot, tradicionalmente ha sido considerado como un método
adivinatorio que permite el acceso al conocimiento de acontecimientos
futuros de la vida de una persona. Esta es la manera en que popularmente
se conoce su uso, sin embargo un estudio en profundidad del
significado, simbolismo y del proceso de evolución que encierran los
Arcanos permite hacer un uso más personal, íntimo y serio para
comprender las diversas experiencias a lo largo de la vida.
Con el estudio respetuoso y profundo de los Arcanos Mayores podemos -más
que esperar una respuesta mágica que nos puede proporcionar un extraño-
aprender a conectarnos con nuestro interior y a confiar en las
respuestas que obtenemos de nosotros mismos. Esta herramienta cuenta
nuestra historia personal a lo largo de la vida, mostrando las
experiencias arquetipales –comunes a todas las personas- y permitiendo
la flexibilidad, apertura y comprensión para el afrontamiento de los
períodos de crisis y por lo tanto del crecimiento individual.
El proceso de individuación no es más que el camino que todos debemos
recorrer para llegar a ser quienes somos potencialmente, y el Tarot nos
proporciona una guía interior para ayudarnos: advertirnos cuando estamos
abandonando el sendero, cuando debemos caminar entre piedras o flores y
finalmente cuando podemos llegar a la meta más concientes de nosotros
mismos para así iniciar nuevamente el recorrido en un nivel de mayor
evolución.
Los Arcanos Mayores pueden ser representativos del proceso de
individuación ya que las imágenes de los mismos brindan el simbolismo
referente a los momentos evolutivos del ser humano y por consiguiente de
la conciencia Solar, que permite trascender lo efímero y acceder al
sentido de las experiencias como oportunidades de crecimiento. No así
los Arcanos Menores, que si bien proveen información sobre
acontecimientos mundanos y cotidianos nos mantienen apegados a nuestra
conciencia Lunar, regresiva, cotidiana y ávida de inmediatez para la
satisfacción de nuestras necesidades.
El Sendero Iniciático
El Loco en su viaje -que simboliza al hombre desnudo en su estado
inconsciente- necesita recorrer diferentes esferas iniciáticas
expresadas a través de acontecimientos, vivencias y pruebas que le
proporcionarán la oportunidad de hacerse más conciente de sí mismo y
fundirse con lo Divino.
El Loco convertido en Mago entra en contacto por primera vez con las
herramientas que le permitirán expresar su creatividad y encontrar su
Don o Dharma. De él depende el uso que haga de las mismas, por lo que
una vez que ha pasado esta primera prueba se encuentra con la
Sacerdotisa, la amada Sophia de los filósofos herméticos, también
llamada Gnosis. De ella aprende a mirar hacia su interior y a rescatar
de su memoria arcaica el conocimiento oculto.
La Sacerdotisa se convierte en Emperatriz, trasformando sus imágenes
internas y sabiduría en frutos palpables para el mundo material,
manifestando la energía creativa. El Emperador toma posesión de esta
energía y la dota de una estructura funcional, estable y productiva. Él
dicta las pautas y leyes para sentar las bases de lo ya creado.
De la extrema cristalización de la conciencia a través de la visión
materialista de la vida, comienza una gradual búsqueda de sentido, una
primera conexión conciente con La Divinidad, manifestada en el Sumo
Sacerdote. Es el Revelador exterior y guía moral de los Misterios
Mayores en contraposición y complemento al conocimiento interno e
intuitivo aportado por la Sacerdotisa.
A partir de los Enamorados surge la dualidad, la encrucijada, la
elección que muestra dos caminos opuestos: la vía antigua estructurada
por la visión de una vida segura, estable y la vía del corazón, que
lleva al encuentro consigo mismo y a la búsqueda del verdadero destino.
Una vez tomada la decisión, con El Carro se actúa y se toman las riendas
de la propia vida, el Héroe parte a sus aventuras cerrando un ciclo de
vida con entusiasmo y renovadas ganas de vivir.
Después de haber llevado al Ego a su máxima expresión por la fuerza
manifestada en el Carro, tiene lugar el encuentro con la Diosa Themis
-La Justicia- que muestra al hombre la forma correcta de comportarse
mediante la justicia Divina o ley karmica.
Es en este momento que aparece la figura del Ermitaño, expresando la
interiorización a través de la soledad forzada, aislamiento y
alejamiento del mundo como una oportunidad para encontrar sentido a las
propias vivencias y aprender de la experiencia.
Con la Rueda de la Fortuna llega la toma de conciencia de lo efímero de
la vida y de los ciclos de la experiencia humana con sus éxitos y
fracasos, subidas y caídas.
La Fuerza muestra al hombre que doblega sus instintos primarios
–naturaleza animal- con la fuerza de voluntad y la confrontación con el
orgullo desmesurado -hybris- .
En el Colgado se da la muerte iniciática, definitiva del Ego, enseñando
la senda del sacrificio, el pensar en otros más que en sí mismo y
entregar la vida por un ideal trascendente. Símbolo del sendero del
discípulo, imagen de la crucifixión Crística, sacrificio y redención.
Sumisión al destino y a la voluntad Divina.
Después de la crucifixión, La Muerte, el descenso a los Infiernos. Duelo
necesario por la pérdida de la identidad antigua, ya definitivamente
enterrada. Nacimiento del Iniciado, nacimiento a una nueva vida.
Con la Templanza encontramos la imagen del hombre convertido en un ser
Angélico, dotado de poderes sobrenaturales y desligado del destino
impuesto por los Dioses planetarios, llamado por los Rosacruces Hermanos
Mayores y auxiliares invisibles. Servidores de la luz.
La aparición súbita del Arcano XV, El Diablo, confronta al hombre
sublimado en la imagen de la Templanza, con sus propios temores,
debilidades, apegos y deseos, tentándolo a través del poder y la promesa
de riquezas y juventud eterna. Si acepta se convierte en un ángel
caído: imagen de Mephistófeles y el Dr Fausto, el alquimista que vendió
su alma por la formula del Oro Alquímico. Ante la resistencia al cambio,
y el materialismo grosero, el hombre construye muros de seguridad -La
Torre- que se convierten en su propia prisión y el detenimiento de su
progreso evolutivo. La liberación se manifiesta en las fuerzas
destructivas de la naturaleza, la pérdida inevitable de todo cuanto se
posee. Son las pruebas de la Fe, Dios y el Diablo compitiendo por el
alma de Job.
Una vez que se han perdido las certezas que aportaba la seguridad de la
Torre, aparece lo más vulnerable y auténtico del ser humano en la imagen
de la Estrella. Esta mujer desnuda ante la vida se deja guiar por la
creencia en algo superior a ella misma, es la representación de la
esperanza, última en aparecer una vez abierta la caja de Pandora.
Entre las últimas pruebas de oscuridad se encuentra la confrontación con
la Luna. Ya la decisión de transitar el camino según las propias
creencias se ha consolidado, así llega la incomprensión de quienes no
comparten la forma particular de concebir y afrontar la vida. En este
momento surgen sentimientos de alejamiento, aislamiento, miedos,
tristeza, soledad, así como crítica y envidia por parte de quienes no se
atreven a seguir su propio camino. Hay que transitar a través de estos
sentimientos oscuros para poder llegar al Sol, a la parte más conciente y
lúcida de la psique. El Arcano XIX, El Sol, es la expresión más pura de
la propia individualidad y trascendencia espiritual, la plenitud del
Ser, la fusión con el Yo Superior, la senda del corazón, el Opus
Alchimicum, la Piedra Filosofal. El logro del Alquimista. La Iniciación
Mayor.
El Juicio, Arcano XX, el sendero siguiente, muestra el Milagro de la
Resurrección de Cristo y su ascenso a los cielos, al igual que la
resurrección de los muertos en el día del Juicio Final, símbolo del
renacer del Iniciado a una nueva vida, terminando así en el Arcano XXI,
El Mundo, este largo peregrinar del Loco, que ha logrado detener la
Rueda del Samsara, liberándose y conquistando finalmente su Universo.
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