Escritos de la
Fraternitas Rosicruciana Antiqua
Chacras, centros de energía
Escrito por: Carmen Bermúdez
A lo largo de la columna vertebral se encuentran conectados los Chacras, teniendo cada uno su correspondiente centro en la Médula Espinal y en los plexos nerviosos. Ejercen control sobre una particular función del cuerpo físico.
Estas pequeñas ruedas que son centros de captación y distribución de energía, situados en la superficie del doble etéreo del hombre y que se proyectan más allá del cuerpo denso, no pueden ser percibidas por los sentidos físicos. Para ello es necesario poseer un ligero grado de clarividencia.
Actúan canalizando la energía vital a los puntos energéticos del sistema nervioso central e inmunológico reforzando las defensas para que no aparezca la enfermedad y dirigiéndola especialmente a las zonas enfermas o afectadas para sanarlas. Estos centros llevan energías pránicas por todo el cuerpo y están en estrecha relación con el sistema nervioso en sus tres divisiones: cerebro espinal, gran simpático y periférico.
Existen siete Chacras principales:
1.- Chacra Básico o Funda-mental: conocido también como Muladhara, situado en la parte inferior del cuerpo, entre el escroto y el ano del hombre y a menos de un centímetro y medio de la vagina en la mujer, en el punto donde ida, pingala y sushumma (los tres cana-les de energía básicos) se encuentran. Está conectado con las glándulas adrenales, vitaliza la sangre para el calor del cuerpo y los órganos sexuales. Tiene la función psicológica de la supervivencia y el arraigo, produce el estado íntimo de la serenidad, tranquilidad y estabilidad.
2.- Chacra Esplénico o Swadhistana: situado en el bajo vientre, en el Bazo, conectado con la glándula esplénica, con la energía de reproducción y excreción, con el deseo sexual y el placer sensorial.
3.- Chacra Umbilical o Manipura: situado sobre el ombligo, controla el páncreas y vitaliza el plexo solar (hígado, abdomen y estómago); la función psicológica es la voluntad y el poder; su estado íntimo es la risa, la ira, la alegría. Aquí se verifican los sentimientos y emociones de diversas índoles.
4.- Chacra Cardíaco o Anahata: situado en el corazón, controla la glándula Timo y vitaliza el plexo cardíaco, aquí se desarrolla el amor, la compasión y el equilibrio.
5.- Chacra Laríngeo o Vishudda: situado en la garganta, controla la glándula Tiroides y vitaliza el plexo laríngeo. En este lugar se da la comunicación, el verbo, la creatividad y la conexión.
6.- Chacra Frontal o Ajna: situado en el punto medio entre ambas cejas, conecta-do con la glándula pituitaria (hipófisis) vitaliza el plexo cavernoso, produce la intuición, la imaginación y la ensoñación.
7- Chacra Coronario o Sahasrara: situado en la coronilla de la cabeza, conectado con la glándula Pineal y vitaliza el bulbo superior de Sushumma, produce el entendimiento, el conocimiento, la felicidad, el júbilo y la Sabiduría Divina.
Citando a Leadbeater; a cada Chacra etéreo le corresponde un chacra Astral, aunque no puedan coincidir exactamente ambos chacras. El chacra etéreo está siempre en la superficie del doble etéreo, mientras el Chacra Astral, está en el interior del Cuerpo Astral. Los Chacras etéreos en plena actividad o completamente despiertos transfieren a la conciencia física, toda cualidad inherente en el correlativo Chacra Astral. Por eso considero importante hablar brevemente sobre la función de los Chacras astrales.
Comenzando con el primero tenemos el foco del Kundalini o fuego serpentino, existente en todos los planos y cuya actividad despierta los demás Chacras, por lo tanto lo inicial fue el despertamiento del fuego serpentino, luego esa energía pasa al segundo Chacra Astral, correspondiente al Esplénico físico por cuyo medio vitaliza todo el cuerpo Astral, capacitando al hombre para viajar consciente mente al astral; pasa posteriormente esa energía Kundalinica al tercer chacra Astral correspondiente al Umbilical Físico y lo vivifica despertando en el cuerpo Astral la facultad de recibir toda clase de sensaciones, pero no claramente. La vivificación del cuarto chacra astral el Cardíaco físico, capacita al hombre para recibir y comprender las vibraciones de otras entidades astrales y simpatizar con ellas permitiendo conocer instintivamente sus sentimientos. El despertamiento del quinto Chacra Astral, correspondiente al Laríngeo físico, confiere al hombre la facultad de la audición en el plano astral. El despertamiento del sexto Chacra Astral, correspondiente al entrecejo físico, produce la visión Astral o la facultad de percibir clara y distinta-mente la forma y naturaleza de los objetos astrales. El despertamiento del séptimo chacra Astral correspondiente al coronario físico, completa la vida Astral y perfecciona sus facultades.
En la activación de los Chacras Etéreos, encontramos que para despertar el primer chacra Etéreo, el Básico o Muladhara se necesita avivar las capas internas del fuego serpentino y una ves activado vivificar con su poderosa energía los demás, haciendo que el hombre tome consciencia física de las facultades actualizadas, es decir despertadas por los correspondientes Chacras Astrales.
Una vez que esta energía básica despierta en plena actividad el chacra Esplénico, el hombre es capas de recordar sus viajes astrales, cuando se activa el Chacra Umbilical, empieza el hombre físico a percibir toda clase de influencias astrales amistosas y hostiles. La activación del chacra Cardíaco da al hombre físico el instintivo conocimiento de las alegrías y de las tristezas y a veces puede sentir y reproducir en sí mismo por simpatía los dolores ajenos.
Cuando en el hombre físico se despiertan el Chacra Laringeo, este lo capacita para oír voces que suelen sugerirle ideas de toda clase. El despertamiento del Chacra Frontal capacita al hombre físico para ver lugares y personas distantes astralmente, viendo al principio paisajes y nubes de colores, pero cuando se activa plena-mente, confiere clarividencia y finalmente cuando el hombre activa plenamente el Chacra corona, el ego puede salir y dejar concientemente su cuerpo para luego restituirse a él, sin la ordinaria interrupción, estando así consciente día y noche.