DEL ORGASMO CÓSMICO
Somos un cosmos viviente porque
dentro de nosotros viven millones y millones de células dotadas de su
propia conciencia. Son en realidad entes individuales aunque pertenezcan
al universo de nuestro cuerpo.
Cuando la felicidad y el gozo más profundo
conmueven nuestro ser, cada una de nuestras células vibra con esa dicha
irradiando su mayor potencial de energía y ese fabuloso microuniverso
que es nuestro cuerpo se llena de un gozo pleno y luminoso, de una
"música de las esferas" llenándolo todo de armonía.
Esto no es ni más ni menos que el mítico Orgasmo
Cósmico que persiguen los tántricos, el cabalgar en la Ola del Placer
que conmociona todo nuestro cuerpo. Algo que va más allá de una mera
experiencia genital o sensorial porque es una experiencia holística que
implica a la totalidad de nuestro ser.
Para lograrlo el ritual tántrico
insiste tanto en alargar la experiencia erótica e implicar en ese acto
sublime y sagrado a todos nuestros sentidos, conciencia y emociones;
para que cada una de nuestras células y neuronas participen de esa
explosión de luz y energía que vitalizará todo nuestro cuerpo.
El Tantra propone elevar la energía sexual a la
conciencia para lograr la iluminación y, en realidad la iluminación es
esto: un sentimiento de dicha inenarrable donde nos sentimos parte del
universo, donde nos percibimos como universo, donde experimentamos una
armonía y plenitud totales en todos los ámbitos de nuestro ser.
No es un mero placer genital.. Esta sensación,
este sentimiento, esta vivencia, es algo que nos puede acompañar durante
horas, durante días y durante mucho tiempo.
Ésta es la gran diferencia con el orgasmo
meramente sexual que, pudiendo ser muy intenso, es una experiencia que
pasa dejándonos siempre la sensación de brevedad, de instantaneidad y
fugacidad por muy prolongado que haya sido.
El orgasmo cósmico es una experiencia, una
plenitud que permanece mucho más tiempo y que una vez experimentado
puede ser despertado casi por cualquier cosa que nos recuerde esa
conexión sagrada de plenitud y armonía entre nosotros y el Universo.
EL USO TÁNTRICO DE LA ENERGÍA SEXUAL
Para el Tantra la energía sexual
es realmente poderosa y en el acto sexual podemos generar una gran
energía que debemos saber usar. Naturalmente esta energía llega a su
cumbre en el momento del orgasmo, pero el problema es que a partir de
ahí baja o disminuye bruscamente.
Esto es cierto sobre todo cuando se vive el sexo
como un desahogo, cuando hay una gran necesidad o cuando el acto sexual
está enfocado a lograr más o menos obsesivamente el orgasmo. Este
probablemente llegará más pronto que tarde si todo es normal, se
generará un cierto nivel de energía pero enseguida caerá en picado. Esto
es desperdiciar bastante el pastel.
El Tantra propone que lo aprovechemos mejor y su
primer planteamiento es obvio y sencillo: Prolongar el coito y sus
prolegómenos.
Si analizamos el acto sexual se compone de
diversas fases en que el gozo y la excitación van aumentando y de una
única fase final -orgasmo- donde todo casi termina bruscamente.
Lo primero es pues alargar al máximo la fase
previa a la penetración y también el coito en sí antes del orgasmo. Como
ambas fases son también placenteras se aumentará el gozo y la plenitud
que nos pueda aportar el sexo.
Esto además tiene muchas ventajas.
La primera es satisfacer plenamente y a la
mujer, llegar a posibilitar que sea multiorgásmica y que su propia
plenitud despierte en ella los poderes mágicos que toda mujer encierra.
Esta es una de las cosas que busca el Tantra.
¿Cómo lograrlo?
Lo primero es muy sencillo:
alargar los prolegómenos del coito, estimular los juegos eróticos y las
caricias. Con ello se aumentará tanto el nivel de excitación como de
energía que la sexualidad despierta en ambos amantes.
Lo siguiente es un poco más difícil pero no
tanto: Desarrollar la consciencia en medio de la excitación erótica para
canalizar conscientemente esa energía que estamos despertando. Esto se
consigue con la actitud y respiración adecuadas durante el acto sexual.
Lo siguiente es durante el coito en sí, es decir
durante la penetración controlar al máximo la eyaculación para al menos
demorarla e incluso suprimirla.
Lo último es utilizar ese tiempo, esa
concentración y esa forma consciente de hacer el amor para primero
extender la energía sexual por todo el cuerpo vitalizando y haciendo
participe del gozo a cada una de nuestras células y por último hacerla
subir al cerebro.
Es decir, todo el proceso sexual
debe ser consciente, la mente y determinadas técnicas que usa están
presentes para canalizar adecuadamente esa energía sexual que estamos
generando, El cuerpo debe vibrar con la energía, con un gozo donde se
unen emoción, sexualidad y sensualidad pero la mente debe estar en
calma, la respiración debe ser controlada y profunda y debe haber una
voluntad de trascender, de llevar la experiencia sexual más allá de lo
ordinario para hacerla realmente cósmica.
Para ello la energía sexual debe llegar al
cerebro, iluminar y llenar con su fuego cada una de los miles de
millones de neuronas que tenemos. Esto produce una superestimulación
neuronal que tonifica el cerebro, lo vitaliza y lo llena de energía y
sobre todo hace que funcione de una forma global fusionando las dos
areas o hemisferios: La intuitiva y la racional, lo intelectual con lo
emotivo.