Sueños y Visiones
Encuentro con el Inconsciente
por el Rv. Chuan Zhi Shakya, OHY
Traducido al Español por Yao Feng
Los sueños y las visiones tienen un significado especial en el Budismo
Zen. Es a través de ellos que frecuentemente vemos los frutos de nuestra
labor espiritual.
Mientras la Consciencia habla en palabras e imágenes que pueden
reconocerse, el inconsciente se comunica con "símbolos" misteriosos de
criaturas y objetos relativamente desconocidos para nosotros:
Religious art playfully engages the archetypes of the collective
unconscious. Spending time with images such as this one of Hibbo Kannon
(Kuan Yin) by Kano Hogai, 19th century Japan, has been known to
stimulate visionary experiences.
océanos, serpientes, truenos, vientos, mandalas de diseños intrincados,
luces deslumbrantes y dioses majestuosos. A medida que progresamos en el
Zen e investigamos la naturaleza de esos encuentros, llegamos a
entender y a valorar la universalidad de esas formas y los mensajes que
ellas intentan trasmitir.
Las visiones y los sueños ocurren a medida que el contenido inconsciente
sube a la superficie como burbujas y explota en la consciencia. Los
místicos sutilmente distinguen la visión del sueño. Los sueños
ordinarios están conectados con la consciencia personal, sacando a flote
los eventos diarios o respondiendo a nuestras necesidades biológicas o
psicológicas. Ellos están habitados con personas, lugares y objetos de
nuestra experiencia diaria. Las visiones, sin embargo, nunca están
conectadas con nuestras vidas personales y tienen un aspecto del "otro
mundo".
Si experimentamos una visión durante el sueño o la meditación, somos
capaces fácilmente de recordarla en detalle, frecuentemente con una
claridad sorprendente. Pero la clave para abrir su significado es su
tono emocional característico. Sentimientos de gozo o satisfacción
usualmente indicarán progreso en nuestro camino espiritual, y podemos
preguntarnos cómodamente acerca de esta indicación sutil de nuestro
desarrollo. Pero cuando nos deja con pensamientos inquietantes, con
temor o con vergüenza, es urgente que investiguemos el mensaje y
exploremos su contenido hasta que entendamos el significado interno.
Usualmente el mensaje conlleva una necesidad o demanda para que
revaluemos nuestras actitudes conscientes y efectuemos los ajustes o las
correcciones necesarias. Si ignoramos o convenientemente
malinterpretamos el mensaje, arriesgamos el agravar nuestra conducta
diaria, y por supuesto, estaremos sujetos a la repeticiones temibles del
encuentro visionario.
Desde una perspectiva psicológica, entonces, el Zen puede ser descrito
como la práctica de expandir la consciencia / el entendimiento / el
estado de alerta, integrando los contenidos inconscientes. Mucho de los
entrenamientos Zen involucran actividades que promueven que el devoto
investigue en esas regiones inexploradas de la mente - regiones donde
las imágenes del inconsciente colectivo [ver Capítulo 8 del Séptimo
Mundo del Budismo Chan] pueden llegar a ser accesibles. Las imágenes que
emergen del inconsciente son vistas representadas y descritas en los
templos Budistas en la forma de estatuas, frescos, pinturas, mandalas y
una gran variedad de ornamentaciones.
Monjes rezando durante la ceremonia de ordenación en el templo de Hong
Fa en Shen Zhen, China, mayo de 1998. El rezo ayuda a guiar al devoto
protegiéndolo a través de las aguas inexploradas del inconsciente.
El arte religioso, como reflexiones de esas visiones internas, también
sirve como guía de enseñanza que nos ayuda a maniobrar hacia esos
dominios internos; por ejemplo, reverenciando la imagen de Buda,
reconocemos al Buda en nosotros y en esta forma reconocemos la
existencia de eso que está más allá de nuestra alerta consciente. Con la
práctica y la devoción, nuestra psiquis eventualmente llega a
encontrarse directamente con ese Yo que es tan irreal e ilusivo a las
palabras y pensamientos ordinarios. Paradójicamente, a través del
reconocimiento de lo que es desconocido, lo traemos cerca de nosotros; y
entonces, a medida que "lo desconocido" avanza en la consciencia, lo
experimentamos como una visión.
THE SCIENCE
"Caballeros, aprendamos a soñar, y entonces quizás, encontremos la
verdad."
- F.A. Kekule (un químico alemán que descubrió la estructura de la
bencina en un sueño, revolucionando el campo de la química orgánica)
No hay una correlación cognitiva aparente entre el estado de las ondas
cerebrales y la experiencia visionaria; una visión puede ocurrir en
cualquier momento, pero las experiencias visionarias parecen estar
asociadas con la mente extremadamente enfocada y concentrada. Como se ha
conocido por los estudios científicos, muchos Yoguis dirigen el poder
para alterar sus sistemas autónomos, incluyendo las actividades de las
ondas cerebrales. Una chispa, saltando de una mano a un picaporte en un
día frío y seco suelta la misma explosión de energía electromagnética
que las neuronas, cuando ellas transmiten los impulsos neutrales de un
nervio a otro en el cerebro. Cuando la total energía radiada emitida en
un momento dado es registrada en un instrumento como el osciloscopio o
el electroencefalógrafo (EEG), nosotros podemos ver que las neuronas del
cerebro algunas veces trabajan juntas colectivamente, en armonía
sincronizada.
Cuando nosotros estamos completamente alertas durante el día, nuestro
cerebro produce las ondas betas. Dado que nosotros usamos muchos
procesos del cerebro al mismo tiempo, un EEG enseñará al azar, la forma
del movimiento de las ondas sin ningún patrón obviamente repetido.
Entonces, a medida que nos calmamos, el cerebro comienza a producir
explosiones de ondas alfa - frecuencias más bajas entre 8 y 12 cps
(ciclos por segundo). Durante este tiempo nosotros podemos tener
explosiones repentinas de imágenes que se organizan ellas mismas en
visiones. Aprendiendo a meditar, usando prácticas como la Respiración
Saludable, primeramente aprenderemos a dominar el control consciente de
los ritmos de alfa. Después de solamente un corto tiempo de dedicada
práctica, adquirimos una paz serena en la que podemos entrar a voluntad.
Con este control, también adquirimos la maravillosa habilidad de
reducir o eliminar el estrés y la ansiedad cada vez que la necesidad
surja.
Encuentros de imágenes durante alfa surgen usualmente del inconsciente
personal. Si comenzamos a pensar acerca de un problema que tenemos en
nuestra vida, nuestra imaginación puede desarrollar el problema en una
historia o cuento, expresado, por supuesto, como una imaginación
visualizada. Cuando pasivamente miramos esas imágenes, en lugar de
involucrarnos o perdernos en ella, pronto aprendemos a entrar en estados
profundos de meditación.
Los sueños comienzan cuando las neuronas del cerebro empiezan a trabajar
juntas colectivamente. Un EEG enseñará la actividad de las ondas
cerebrales entre 3 y 7 cps: un estado referido como el "theta". La
mayoría de nosotros entra, habita, y regresa del theta sin estar
consciente de eso en el curso del sueño nocturno; sin embargo, las
personas con cierto tipo de problemas al dormir, tales como la
narcolepsia, pueden encontrarse resbalando repentinamente del estado
despierto de beta a los estado más lentos de - alfa, theta, o incluso al
estado mucho más lento de delta - casi instantáneamente.
Otros problemas al dormir pueden causar sueños repentinos, inquietantes y
terribles, o incluso aterradoras visiones. Mientras los desordenes en
el dormir son siempre "incontrolables", los yoguis, a través de la
disciplina, una larga práctica, y una instrucción guiada, aprenden a
dominar su mente al grado en de que ellos pueden entrar y salir
voluntariamente en cualquier estado cerebral. Después de mucha práctica
ellos pueden demostrar el haber adquirido habilidades extraordinarias
descritas como "siddhis" en la literatura Védida: bilocación,
conocimiento intuitivo de sucesos futuros (y algunas relativamente
nítidas aventuras en el calmado espacio :-)
Algunas veces estamos conscientes de las transiciones entre alfa y theta
cuando estamos acostados en la cama comenzando a quedarnos dormidos o
cuando estamos sentados en nuestro cojín o silla trabajado una técnica
de meditación. Con práctica, podemos aprender a llegar a ser
completamente consciente cuando estamos en theta, pero hasta entonces,
las neuronas continuarán piloteándonos automáticamente, procesando
eventos irreconciliables almacenados en la memoria reciente (el
inconsciente personal) o respondiendo a los impulsos físicos / químicos -
ellos pueden, por ejemplo, dirigirnos a soñar acerca de comer si
estamos hambrientos, o quizás, si nuestras hormonas están adecuadamente
elevadas, soñar que estamos ocupándonos en actividades sexuales.
Con los ritmos de theta también logramos el acceso a sentimientos
reprimidos acerca de asuntos que pueden haber estado trabados en nuestra
psiquis tempranos en nuestras vidas, permaneciendo "no digeridos" por
ella. Veteranos de combate pueden tener sueños atemorizantes de la
guerra, otros con historias de abuso o negligencia en su niñez, pueden
tener igualmente sueños terribles o inquietantes. Los despojos
emocionales enterrados pueden salir a flote y frecuentemente lo hacen,
en los sueños. Simplemente llegando a estar consciente, y contemplando
estos tipos de sueños - trayéndolos a la consciencia - comienza el
proceso de integrarlos en nuestras vidas y, con el cuidado propio, los
resultados en la liberación gozosa al interpretarlos y traducirlos sin
ningún daño o detrimento. Este proceso de reconciliar el inconsciente
personal es un paso necesario antes que podamos entrar en la verdadera y
serena meditación.
Delta es el estado más sincronizado del cerebro y es caracterizado por
las formas de ondas EEG de 1/2 hasta 2 o 3 cps. Nosotros también
soñamos, aunque menos frecuentemente, durante este estado de sueño
profundo. Se ha registrado que los yoguis han permanecido en delta por
muchas horas.
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Esta mente es un utensilio muy útil para practicar el Zen. El
principiante, aprendiendo a meditar, primero aprende a aquietar la mente
despierta, reduciendo su actividad caótica hasta que una disposición
pacífica y calmada es obtenida. Un practicante más experimentado puede
aprender a entrar en los estados más profundos de theta donde puede
mirar el intercambio e interacción de los arquetipos [ver Capítulo 8 del
Séptimo Mundo del Budismo Chan] o estimular centros de placer en el
cerebro, experimentando el éxtasis eufórico del Samadhi.
A medida que aprendemos a estar alerta de los trabajos de la mente (a
través de las múltiples disciplinas para "aquietarla") la consciencia se
abre en nuevas dimensiones, expresándose a sí misma en nuestros sueños y
visiones y en nuestra actitud general hacia la vida. Al igual que los
sueños pueden ayudarnos a integrar los contenidos del inconsciente
personal, las visiones de los arquetipos no dicen que estamos integrando
los contenidos del inconsciente colectivo - el cuerpo de conocimiento
almacenado en nuestro ADN [DNA en inglés]: la sabiduría acumulada de
nuestros ancestros codificada como instintos, intuición, y creatividad.
En nuestro viaje espiritual estamos obligados a aprender su lenguaje,
observarlos a medida que vienen y van, y a reconocer su existencia como
un aspecto real de nuestra vida. Si escogemos ignorarlos, estamos
sacrificando uno de los caminos más atractivos para profundizar nuestra
práctica.
El progreso en el Zen no está caracterizado por las cosas nuevas que
tramamos en nuestra mente, sino por nuestra habilidad para expandir la
consciencia y ganar nuevas penetraciones y discernimientos a través de
las disciplinas de concentración, meditación y contemplación. Cuando nos
permitimos a nosotros mismos la posibilidad de nuevos descubrimientos
desde nuestro interior, las puertas se abren, que de otra forma,
permanecerían cerradas por siempre para nosotros.
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