REFLEXIONES SOBRE LOS SONIDOS MÍSTICOS
Luis Alberto Sebastián, F...R...C...
Una de las cosas que me llamó especialmente la atención desde los
primeros momentos en los que pertenecí a la Orden Rosacruz fueron
precisamente los sonidos místicos. Este hecho ha sido motivo de varios
momentos de lectura y reflexión que ahora me gustaría compartir con
todos vosotros.
El sonido se transmite por medio de ondas en un medio que habitualmente
suele ser el aire, aunque se puede transmitir también por otros medios
como por ejemplo el agua u otros gases. Cuando algo se mueve crea una
depresión es decir un desplazamiento de aire, esta depresión se va
trasladando desde el foco emisor en todas direcciones atenuándose a
medida que se aleja del foco. Un símil fácil de interpretar puede ser lo
que pasa cuando se tira una piedra en medio de un estanque
completamente en calma, la piedra hace mover el agua en forma de ondas
que se van expandiendo a lo largo de todo el estanque.
Es nuestro oído el organo que capta esas depresiones, interpretándolo
como un sonido en nuestro cerebro, pero sólo podemos percibir de esta
manera las ondas que nos lleguen de objetos que se muevan repetidamente
entre un rango determinado de velocidades, o dicho de otra manera que
vibren entre un determinado rango de frecuencias. En el caso del oído
humano este rango se encuentra entre los 16 ciclos por segundo y los
16000 ciclos por segundo ó, como se conoce en el mundo de la física,
herzios, un piano por ejemplo emite entre 24 y 4000 herzios, cuanto más
baja sea la frecuencia de vibración del sonido, más grave será el sonido
que oiremos, mientras que cuando sea más alta más agudo será.
Así pues, para que se establezca un sonido tiene que haber un foco
vibrante, un medio por el que se transmita esa vibración y un receptor
capaz de recibirla, y si como sabemos la vibración es energía, lo que
estamos haciendo es transmitir y recibir energía a través de lo que
nosotros conocemos como espacio tridimensional, produciéndose al
transmitirla cambios tanto en el receptor como en el emisor, ya que la
energía ni se destruye ni se crea, sino que se transforma. En base a lo
anteriormente expuesto, no es de extrañar que si alguien emite un sonido
en unas condiciones determinadas, la materia pueda ser modificada, este
concepto, aunque conocido por los antiguos desde hace mucho, podemos
recordar por ejemplo la caida de los muros de Jericó por el tañir de las
trompetas, empieza a ser estudidado de nuevo creándose nuevos e
interesantes campos en la acústica y en el estudio de vibraciones, como
por ejemplo el uso de ultrasonidos, sonidos con una frecuencia superior a
la que puede captar el oído humano, para destruir las piedras del
riñón.
Como todos los rosacruces sabemos, todo en el universo está en
movimiento, incluso algo tan inmóvil como pueda parecer una barra de
hierro se encuentra en contínuo movimiento a nivel molecular, y es que
la vibración de los objetos en el universo depende de la forma, la masa,
las fuerzas a las que estén sometidos y el material o materiales de que
estén compuestos. Una cuerda tensada a una fuerza con una masa y de una
longitud determinada cuando se le aplique energía vibrará a una
frecuencia determinada y fija, y esta solamente variará a más aguda o
más grave a medida que se vayan cambiando cualquiera de los parámetros
antes mencionados. Por lo tanto no es de locos pensar que cualquier
parte del cuerpo humano ya sean huesos, estomago, etc.. posea su propia
vibración fundamental que aparece como resultado de la conjunción de
todos los elementos que componen ese cuerpo.
Una vez aclarado que todo cuerpo tiene una frecuencia fundamental, y que
el sonido es una forma de energía en la que un emisor la envía a un
receptor, me gustaría llamar la atención sobre un fenómeno vibracional
conocido en la física como la resonancia, según este efecto cuando se le
aplica una pequeña cantidad de energía a una frecuencia adecuada a un
cuerpo todas las moleculas de éste empezarán a vibrar de una manera
acelerada y cada vez más rápido, llegando en algunos casos a romper el
cuerpo vibrante en caso de que ésta no sea lo suficientemente elástico
como para aguantar ese estado de excitación. Como ejemplos de este
fenómeno se puede mencionar el hecho de que algunos cantantes de opera
hayan conseguido romper copas cantando algunas notas altas, o el que los
soldados al pasar por un puente rompan filas para que la vibración que
causan con su paso uniforme evite por alguna casualidad que haga entrar
al puente en resonancia.
Una vez explicado esto, la pregunta a hacerse es: ¿en que se diferencia
un sonido místico de uno normal?.
Una de las características principales que he observado en los sonidos
místicos es que son emitidos por la voz, quizá algún instrumento puede
ser utilizado como accesorio o ayuda, pero siempre bajo la acción del
hombre, desde los inicios de la tierra y en la mayoría de las
civilizaciones la voz como generadora de vida y materia ha tenido un
papel importante, en el antiguo testamento la creación del mundo viene
escrita como "y Dios dijo: que se haga la luz", para los cristianos en
el evangelio de San Juan se dice "al principio era el Verbo", en los
Vedas se puede leer : "al principio estaba Brahman, con el cual estaba
la Palabra", Los indios Hopis creían que la Mujer Araña cantó sobre las
formas inanimadas y les dió la vida. Pasa lo mismo con los mayas en el
Popul Vuh y en muchas otras tradiciones. Los sonidos son sagrados y toda
la humanidad entiende esto.
Así pues nos puede ser lícito pensar que este tipo de sonidos, no se
limiten al rango de frecuencias audibles y es por ello necesario la
participación activa del iniciado para que el sonido se de en un rango
de frecuencias mucho mayor emitidas por algún otro elemento de nuestro
ser, hay que tener en cuenta que antes de que el sonido salga por los
labios, este se ha de elaborar y con el mero hecho de pensar estamos
emitiendo nuevas vibraciones.
Incluso podemos ir más lejos y pensar que el sonido místico se de en
todos los planos de vibracionales y su manifestación en el plano
material correspondiera a ese sonido. Es a modo de símil como si
estuvieramos viendo la parte visible de un iceberg del cual sabemos que
solo corresponde a una pequeña porción de éste en conjunto ya que la
mayor parte se haya sumergida y fuera del alcance de nuestra vista. Así
pues la importancia del sonido no es únicamente la frecuencia a la que
emitamos este, sino la actitud mental que tengamos cuando lo estemos
produciendo ya que está hará posible la manifestación del sonido en el
resto de los planos de frecuencias superiores.
Tras todas las ideas anteriormente expuestas y haciendo uso de la
analogía, me gustaría juntar las piezas del puzzle y tratar de hacer una
hipótesis que sirva de base para que todos los frateres y sorores
tengamos un momento para intercambiar nuestras impresiones y opiniones:
Cuando un iniciado emite un sonido místico, está emitiendo energía a
ciertas frecuencias puntuales pertenecientes a los distintos planos de
manifestación que van a provocar el efecto de resonancia en ciertas
partes de estos planos. La manifestación en el plano material de estas
energías consigue normalmente la estimulación de ciertas partes del
cuerpo humano cada una de las cuales tiene una vibración característica,
y es por ello que dependiendo del tipo de frecuencia emitida actue
sobre una u otra de estas partes consiguiendo de esta manera provocar
por medio de la transmisión de la energía el efecto deseado por el
iniciado. Así pues resumiendo, podemos decir que el sonido místico
consta de vibración dentro del plano material, que es el sonido físico,
más lo que podemos llamar la actitud mental, que podría abarcar la
vibración en el resto de los planos de manifestación.
Espero que esta reflexión ayude al desarrollo de la comprensión y
asimilación de los sonidos místicos en nosotros. Agradecería ahora que
si algún frater o soror quiere comentar alguna impresión u opinión sobre
lo leído lo compartiera con nosotros.
Saludos y paz profunda
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