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Talismanes y Simbolos: SIMBOLISMO MÁGICO DE LOS ESPEJOS
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De: Thenard  (Mensaje original) Enviado: 05/06/2010 21:50
SIMBOLISMO MÁGICO DE LOS ESPEJOS

No se sabe con seguridad cuándo apareció el espejo en la vida del
hombre; lo cierto es que se encuentra desde la más remota
antigüedad, en los mismos albores de la Humanidad, cuando todavía no
existía la Historia, tan sólo oscuros recuerdos, relatos y leyendas
fantásticas. Se han encontrado espejos en todas las civilizaciones,
en América, Asia, África y Europa.

Aunque para este siglo materialista el espejo sea tan sólo un objeto
de uso corriente en nuestro aseo diario, para aquellos hombres
además tenía una finalidad religiosa y mágica, y se utilizaba de muy
diversas formas.

El espejo es un sistema óptico constituido por una superficie
pulimentada, plana o curva, en la que se reflejan los rayos
luminosos. Esta superficie puede ser cualquiera (metal, piedra,
plástico, cristal...) con la condición de que el rayo luminoso sea
reflejado casi en la misma cantidad en que llegó. Cuanto más pulido
o menos poro tenga dicha superficie, más nítida es la imagen
reflejada.

Los primeros espejos son casi todos de metal (oro, plata, bronce,
latón, cobre, acero) y en algunos casos de obsidiana, que es un
vidrio natural de origen volcánico de color negro o verde muy
oscuro. Es muy probable que los primeros espejos de cristal fueran
los fabricados por los romanos.

Los espejos actuales no distan mucho de los romanos y están
formados, como los primeros, de metal. El cristal que vemos es una
lámina que cumple la doble función de proteger contra la corrosión y
soportar la fina película de metal, que normalmente es de plata.

SIMBOLISMO DEL ESPEJO

El simbolismo del espejo es muy complejo y variado, y veremos tan
sólo algunos aspectos a lo largo de este estudio.

Se ha dicho del espejo que es símbolo de la imaginación o de la
conciencia, ya que tiene la capacidad de reproducir los reflejos del
mundo visible en su realidad formal. Scheler y otros filósofos lo
han relacionado con el pensamiento, pues es en el vehículo mental
donde se produce la autocontemplación y reflejo del Universo. Es en este sentido en el que el espejo se relaciona con el simbolismo del
agua reflejante y el mito de Narciso.

También aparece con frecuencia en leyendas y cuentos infantiles
convertido en mágico, ya que es capaz de proyectar imágenes que
ocurrieron en el pasado o que ocurrirán en el futuro, o simplemente
ver en el presente lo que está sucediendo a mucha distancia. Pero
sobre todo el espejo mágico dice la verdad, pues él tan sólo refleja
lo que ve, sin las máscaras o escudos que los seres humanos nos
ponemos para protegernos; ellos tienen la cualidad de ver el alma
tal como es. Esta característica es propia de los espejos de mano,
que en China están relacionados con la felicidad conyugal y tienen
cierto poder contra las influencias diabólicas.

Además de relacionarse con el agua, también lo hacen principalmente
con la Luna, precisamente por su condición reflejante y pasiva, pues
reciben las imágenes como la Luna la luz solar. Los mejores espejos
son los que se realizan con plata, metal consagrado a la Luna y del
que los antiguos creían que era producido por los propios rayos de
ésta. En el templo de Coricancha (Cuzco) había un santuario
consagrado a la Luna, recubierto totalmente de plata. Así, el espejo
y la plata aparecen relacionados con todas las diosas lunares, ya
que forman parte de sus atributos y emblemas.

Para Loeffler, los espejos son símbolos mágicos de la memoria
inconsciente (como los palacios de cristal). El cristal, como parte
integrante de los espejos, se une a su simbolismo de
autoluminosidad, de visión interior perfecta y de pureza. En la
Alquimia el cristal simboliza la perfección espiritual. Pero es la
transparencia la que hace que el cristal exista y no se vea, a la
vez que deja ver a su través, convirtiéndose en un intermediario
entre el mundo visible y el invisible, y por tanto en una base
simbólica de la sabiduría, la adivinación y todas las facultades y
poderes misteriosos del hombre.

EL ESPEJO EN LA MAGIA

Una de las diosas que se sirven de su espejo mágico es la egipcia
Isis. Recordemos que en el mito Osiris es el hermano-esposo de Isis,
el cual será despedazado por Seth y sus fragmentos esparcidos por el
mundo. Gracias a sus artes mágicas y con la ayuda de su espejo, Isis
localizará los pedazos de Osiris para poder recomponerlo y
devolverle la vida. Este espejo se encuentra en la barca de Isis o
barca lunar (la Luna), y en él quedó impreso el llamado Ojo de
Horus, que es signo de videncia, espiritualidad y poderes ocultos,
equivalente al Ojo de Dangma hindú. El Ojo de Horus es el Oudjat, el
ojo de la visión justa, y se relaciona con el llamado Tercer Ojo, el
cual despierta la clarividencia en el hombre.

Los espejos negros -confeccionados con obsidiana- quizás sean uno de
los elementos más relacionados con la Magia. Según H.P. Blavatsky,
estos espejos se fabrican en la provincia india de Agra, en el
Tibet, en la China y también en Egipto, de donde parece ser que los
introdujeron en México hace muchos miles de años los antecesores de
los
actuales mayas. Según la tradición, cuando desembarcaron los
españoles, el Rey de los quichés ordenó a sus sacerdotes que
consultaran el espejo para saber el destino del país.

Los romanos también emplearon espejos negros de obsidiana. Así por
lo menos lo afirma Plinio respecto del procedente de Etiopía, y
parece que se empleaban particularmente para adosarse a las
paredes. "La imagen que reflejan estos espejos -dice Plinio- parece
una sombra, en la cual se ven los rasgos del objeto, pero no los
colores: es una representación más bien oscura del objeto".
Actualmente Raymond Moody, Profesor de Psicología de la Universidad
de Carrolton (Georgia) está realizando de forma científica lo que
hace unos siglos le hubiese llevado a la hoguera por tratarse de
artes nigrománticas. Se trata de concentrarse en un espejo donde los
sujetos ensayan regresiones a vidas pasadas y materializaciones de
seres queridos muertos.

LOS ESPEJOS Y LA ADIVINACIÓN

Donde más han destacado los poderes de los espejos es en el arte de
la adivinación. Según el sentido vulgar de la palabra, adivinar
significa conjeturar lo que se ignora; pero el verdadero sentido
etimológico de la palabra es divinari, es decir, ejercer la
divinidad. Los dos signos de la divinidad humana, o de la humanidad
divina, son las profecías y los milagros. Ser profeta es ver por
anticipado los efectos que existen en las causas, es leer en la luz
astral; hacer milagros es obrar valiéndose del agente universal y
someterle a nuestra voluntad.

Parece ser que Nostradamus, según cuenta la leyenda y las
tradiciones orales, utilizaba una bola de cristal de cuarzo para ver
el futuro y de esta forma confeccionar sus profecías.

Los instrumentos de adivinación no son otros que los medios de
magnetizarse a sí mismo y de distraerse de la luz exterior, para
estar atentos únicamente a la luz interna.

Por eso Apolonio de Tyana se envolvía por completo en un manto de
lana, y fijaba en la oscuridad su mirada sobre el ombligo. El espejo
mágico de Du Potet es un medio análogo al de Apolonio. La
hidromancia (adivinación por el agua) y la visión en la uña del
pulgar, bien igualada y ennegrecida, es una variante del espejo
mágico; el agua o el color negro absorben los rayos visuales,
produciéndose entonces un desvanecimiento, un vértigo que va seguido
de lucidez en los sujetos que tienen para esto una aptitud natural,
y que están convenientemente predispuestos.

Vemos que el nombre de "Espejo Mágico" es una denominación genérica
donde los instrumentos de adivinación no son solamente espejos, sino
que pueden ser bolas de cristal, copas de agua, perlas, piedras
preciosas, etc. Uno de los espejos mágicos más célebres de la
literatura oculta es un cristal de carbón que estaba en posesión de
John Dee, ocultista inglés que vivió en el siglo XVI.

Otro instrumento que se podría considerar un espejo mágico es la
cubeta de madera negra del médico austriaco Anton Mesmer, en la cual
María Antonieta vio reflejarse en sus turbias aguas todo el
desenlace de la Revolución Francesa, incluyendo la muerte de sus
amigos, del Rey y de ella misma.

Si cada objeto se puede convertir en un espejo mágico es porque el
Alma universal misma es el verdadero espejo en el que la vida
cósmica entera viene a reflejarse. Y puesto que todas las almas
humanas no son sino parcelas de este Alma universal, cada una de
ellas es en sí misma un espejo. De lo que se deduce que hay dos
tipos de clarividentes o adivinos: aquellos que encuentran el espejo
mágico en sí mismos -es su alma aquella en la que vienen a
reflejarse todos los acontecimientos del universo-, y aquellos que
tienen la necesidad de un espejo mágico material, y por tanto
exterior a ellos. De los primeros sería el caso de Apolonio, y de
los segundos todos los ejemplos que a continuación exponemos:

Pausanias nos dice: "Delante del santuario de Deméter hay una
fuente, entre la cual y el templo se alza una tapia y hasta la que
lleva un camino desde el exterior. Allí hay un oráculo muy seguro,
no sólo para las consultas, sino para la curación de las
enfermedades: atan un espejo con una cuerda fina y lo dejan caer
sobre la fuente de forma que no se hunda en ella más que para que el
agua toque su círculo. Entonces ruegan a la diosa y queman perfumes,
después de lo cual miran el espejo, el cual indica si el enfermo
vivirá o morirá. Tan verdadera es esta agua. En Cianeas, junto a
Licia, hay un oráculo de Apolo Tirxeo que es también una fuente en
la que mira el que quiere saber algo".

W. Wynn Wescott nos dice: El Espejo Luminoso, llamado Aspaqularia
Nera, es un término cabalístico que significa el poder de previsión
y de visión a distancia, de profecía, tal como lo tuvo Moisés.
Ordinariamente los mortales tienen sólo el Aspaqularia della Nera o
Espejo No Luminoso, y sólo ven de un modo oscuro en el cristal.

LOS ESPEJOS EN LA RELIGIÓN

Los espejos aparecen como atributo de las diosas en los mitos y
ceremonias de casi todas las religiones antiguas diseminadas por el
mundo. Así, en el Egipto de hace miles de años, cuando las aguas del
mar salpicaban las patas de la Esfinge y la meseta de Gizeh era una
isla, los sacerdotes realizaban una ceremonia secreta a la salida
del sol, donde los primeros rayos del amanecer eran reflejados por
un espejo de oro pulido que la Esfinge tenía en su frente,
proyectándolos entre sus patas. También se han hallado en los
sepulcros de la XIX dinastía espejos en forma de disco que encajaban
entre los cuernos de la cabeza de la diosa Hathor, que probablemente
estarían relacionados con la capacidad de adivinación de los dioses
ctónicos.

Hubo una diosa o demonio femenino mesopotámico llamada Lamastu, que
atacaba y seducía a los hombres y trataba de arrebatar los niños a
sus madres. Era probablemente una representación más de la muerte y la enfermedad. Esta diosa en sus representaciones y conjuros llevaba
siempre consigo un peine, un espejo y un huso, atributos los tres
muy antiguos de feminidad, magia y transcurso del tiempo.

Entre los griegos hay varios mitos donde aparecen los espejos. Uno
de ellos es el de Perseo, que tiene que matar a una de las Gorgonas,
Medusa, la única que es mortal. Para ello el héroe se elevó por los
aires con las sandalias aladas que le dieron las tres Gracias,
mientras Atenea sostenía encima de Medusa un escudo de bronce
bruñido a modo de espejo, para que el guerrero pudiese contemplar la
escena sin tener que mirar a los ojos de la terrible Gorgona, que
tenía la facultad de transformar en piedra a sus observadores, y de
este modo pudo cortarle la cabeza. También podemos recordar el mito
de Narciso, joven de incomparable belleza e incapaz de sentir amor
por nadie; una ninfa se enamoró de él, pero éste, sólo interesado
por sí mismo, la rechazó. La ninfa murió de amor, por lo que la
diosa Artemisa castigó a Narciso a enamorarse de su propia imagen
cuando se viera en una fuente.

Los romanos consagraron el lago Nemi, que tiene forma de cuenco, a
Diana, diosa de la Naturaleza y de la fecundidad; allí los
sacerdotes de su culto realizaban ritos y ceremonias lunares, por lo
que el lago pasó a llamarse "el espejo de Diana", aunque estos
cultos se realizaban incluso antes de la fundación de Roma.

El neoplatónico Plotino nos va a referir en sus Enéadas: "las almas
humanas, al ver sus imágenes en el Espejo de Baco, se lanzaron desde
lo alto hacia ellas, pero sin cortar los lazos que las unen a la
Inteligencia, hacia la que suben de tanto en tanto, cuando Zeus,
compadecido, corta las ataduras que las ligan al dolor".

En el panteón azteca también tenemos varios ejemplos como el dios
Tezcatlipo-ca, "el Señor del espejo humeante". Es uno de los dioses
más antiguos del panteón y rige las hechicerías y los
encantamientos. A él se le dedicaban los abundantes fenómenos
parapsicológicos que ornaban el México antiguo. Su oscuro espejo
humeante está relacionado con la Luna, y estaba hecho con hielo
arrancado de la Tierra Primera "aún no alumbrada por el sol".

También hay un pasaje relacionado con Quetzalcoatl, "la serpiente
emplumada". Este era un Rey de pureza intachable, por lo que los
demonios, no pudiendo resistir tanta nobleza, deciden perderlo. Para
ello le sitúan frente a un espejo negro, en el que percibe por
primera vez su cuerpo, considerándolo feo e imperfecto. Sumido en la
tristeza, los demonios aprovechan para embriagarle, y del espejo
surge una figura femenina hecha de pura materia irradiante, que es
su propia sombra o doble, y allí el Maestro pierde su pureza
ascética.

Mientras en Europa los hombres preparaban las hogueras de San Juan
en honor del solsticio de verano, en el hemisferio sur los incas
festejaban el Inti Raymi, la Fiesta del Sol, en la que el monarca
vestía sus galas más preciadas y lucía ornamentos de oro y plata que
reflejaban la luz solar. La parte principal de la ceremonia
consistía en renovar el fuego sagrado, que ardía durante todo el
año. En esta ocasión era el mismo Sol quien lo encendía. Para ello
los sacerdotes llevaban un brazalete llamado chipana, el cual tenía
una lente que reflejaba los rayos del sol como una lupa, inflamando
un algodón color carmín. Este tipo de espejos son llamados ustorios
o ardientes; dos hechos históricos han dado celebridad a este medio
de producir combustión desde lejos: Arquímedes abrasó en Siracusa la
flota de Marcelo y Proclo quemó en Constantinopla la de Vespasiano.
En cuanto a la leyenda, nos dice que los navíos atlantes, antes del
hundimiento de su último resto llamado Poseidonis, llevaban unos
espejos parabólicos enormes con los que incendiaban ciudades.

En el Japón encontramos el símbolo teológico del espejo, que es el
emblema de la diosa Amaterasu, "el Sol". Dice su religión que la
diosa enfadada se escondió dentro de una caverna y que el resto de
los dioses fabricaron un espejo, que colocaron en la entrada.
Amaterasu, llena de curiosidad, salió a ver su imagen reflejada.
Este espejo era octogonal, y su representación es una flor de ocho pétalos con su centro rojo (la flor del cerezo), llamado Kagami, y
sirve de representación al Judo. Ninigi, nieto de Amaterasu, recibe dicho espejo, que "habría de considerar como si fuera la propia alma
de Amaterasu", ya que es uno de los emblemas sagrados, junto con la
espada y las joyas, que se identifican con el poder imperial. Son
estos emblemas los que recibe el Emperador en una ceremonia secreta
de sucesión; si el espejo llegara a empañarse indicaría que el
candidato no es digno de convertirse en Hijo del Sol. En los templos
japoneses se custodiaba el Shintai o morada del dios, que en la
mayoría de los casos era un espejo metálico.

LOS ESPEJOS Y LOS ESPÍRITUS ELEMENTALES DE LA NATURALEZA

Los espejos se hallan relacionados principalmente con los
elementales del agua. Entre los más pequeños están los que viven en
la espuma del mar, que servían a los Magos que podían leer augurios
en la reflexión de la luz lunar o Camino de Plata de la luna llena
sobre el mar. Los tritones, que forman parte del séquito de Neptuno,
responden al Trino Poder del Reflejo del Logos sobre el Gran Espejo
o Cristal Negro de origen Terrestre e ígneo, guardado en Thule para
la corona del Rey del Mundo. Las ninfas son expertas en
encantamientos, metales mágicos y piedras preciosas en el seno de
las cuales se pueden ver cosas lejanas, pasadas y futuras. Algunos
del aire, como los elfos, gustan de la luz reflejada en los espejos
no muy pulidos.

Hemos visto la relación de los espejos con la imaginación, con la
Luna, con la plata, con el agua, pero además se relacionan con la
psiquis o astral de la naturaleza y el hombre. El espejo es
una "puerta" a esa otra dimensión que es el mundo astral; de ahí
proviene la tradición europea de dar la vuelta o tapar los espejos
cuando ha fallecido alguien recientemente, para evitar su regreso o
para que no les robara su alma. Los pueblos antiguos pensaban que el
alma humana radicaba en la sombra o en la imagen reflejada en el
agua o en un espejo; quizás sea por eso por lo que los vampiros no
se reflejen en los espejos, pues no tienen alma.

El mundo de lo cotidiano está lleno de circunstancias mágicas o
prodigiosas que habitualmente desatendemos o no escuchamos. Una
nueva mirada a los objetos de nuestro hogar y de nuestra vida
cotidiana, y no sólo a los espejos, nos descubriría un universo
oculto de fascinante riqueza interior.


Juan Enrique Ferrer


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