TERAPIAS DE ELECTROMAGNETISMO Y VIBRACION MOLECULAR
LA GLANDULA PINEAL: LA DUEŇA DEL TIEMPO
Desde la década de los aňos setenta, cuando el profesor Richard Blakemore, del laboratorio marino de Woods Hole de los Estados Unidos, demostró que ciertas bacterias orientaban su posición espacial por medio de la captación de los campos magnéticos terrestres, numerosos investigadores se dieron a la tarea de encontrar el llamado “órgano magnético” en los animales superiores.
El Dr. William Keeton, de la Universidad de Cornell, demostró la existencia en un pequeño núcleo de células magneto-reactivas en el encéfalo de las palomas mensajeras y les atribuyó el excepcional sentido de orientación de estas aves: eran capaces de retornar a sus hogares, con los ojos vendados, a miles de millas distancia, solamente ubicando las líneas de transmisión del campo magnético terrestre, sensando su presencia y obteniendo información direccional de él.
No se ha podido demostrar a la fecha, en el ser humano, un órgano magnético propio, pero sí existe en el uno capaz de percibir otra forma de radiación electromagnética, más fuerte y de mayor frecuencia: La Luz.
Dicho sensor, en los invertebrados primitivos, se localizaba en la parte más alta de la cabeza y por su capacidad de percibir la luz e inducir cambios metabólicos como respuesta, fue llamado “el tercer ojo”.
Luego, con el avance del proceso evolutivo, fue migrando hacia regiones más profundas del encéfalo hasta situarse en el exacto punto medio geométrico del cráneo.
Con forma de un pequeño grano de arveja, este “organito” es conocido con el nombre de la GLÁNDULA PINEAL.
FUNCIONES ORGANICAS DE LA PINEAL
Habiendo sido considerada inicialmente como un diminuto e insignificante trozo de cerebro, hoy por hoy la glándula pineal se conoce con el nombre de la “glándula maestra” del cuerpo, destronando, incluso, a la misma hipófisis.
La pineal produce una gran variedad de sustancias químicas (llamadas neurotransmisores) que poseen funciones y efectos de inmensa importancia sobre todo el resto del sistema nervioso.
Algunas de ellas regulan el funcionamiento de otras glándulas del cuerpo (incluyendo a la propia hipófisis); otras, como la melatonina, la serotonina y la dopamina, son neurohormonas que regulan el funcionamiento del cerebro mismo y que son las responsables del “tono” emocional o humor, de ciertas emociones o disbalances mentales – en su carencia – y aun de la coordinación de algunos movimientos.
Pero la función más importante de la pineal tiene que ver con el manejo de los ciclos biológicos.
La pineal es “el reloj” del organismo.
Los patrones de sueño-vigilia dependen de los niveles de melatonina secretados por ella; Se sabe que desde la retina misma llegan neuronas que conectan con la glándula y que de esa forma, el pequeño “timer” regula su secreción, induciendo o bloqueando el impulso de dormir.
Se sabe también que el ciclo menstrual de las hembras (incluyendo, como es obvio, a las humanas), es regulado por la pineal, con importantes implicaciones sobre la reproducción y perpetuación de la especie.
Pero más sorprendente aún es el reciente descubrimiento de que la pineal es sensible a los cambios cíclicos diarios del campo magnético terrestre. Así mismo, la secreción de melatonina en los seres humanos puede ser variada con la aplicación de pequeños imanes con campos magnéticos tan pequeños como los equivalentes al geomagnético.
Se sabe por estudios recientes que han despertado amplio interés entre los siquiatras, que la secreción anormal de neurotransmisores por la pineal está asociada con muchas alteraciones del comportamiento.
Igualmente se tiene ya claramente establecida la asociación entre las alteraciones de los ciclos biológicos, por ejemplo el de sueño-vigilia (o reposo-actividad) con la aparición del síndrome de estrés crónico, que a su vez es causa de un descenso marcado en la actividad y eficacia del sistema inmunológico, con las obvias y tremendas implicaciones que ello conlleva para la salud.
Por otro lado, la influencia que la pineal ejerce sobre el sistema límbico (centro de control de las emociones e instintos primarios), es factor determinante en la regulación de los ciclos de apetito-saciedad, actividad-reposo, rendimiento metabólico y otros.
Y ni que decir sobre sus efectos sobre la hipófisis.
Este última es el centro del control endocrino (glandular) del organismo: regula la tiroides y por ella el metabolismo; las suprarrenales y su producción de hormonas esteroideas; el funcionamiento gonadal (testículos y ovarios), entre otras.
La pineal es por lo tanto, la manejadora del ritmo orgánico, o bio-ritmo, en los organismos superiores; Es la glándula de los ciclos, la glándula del tiempo.
FUNCIONES “CÓSMICAS” DE LA PINEAL
Si este pequeño órgano maneja los tiempos internos de nuestro cuerpo, maneja igualmente los tiempos de nuestra mente.
Cuando un ser humano posee una mente que se asocia, se alinea y se hace paralela a su tiempo, entra en una coordinación con las circunstancias que vive.
Dicho de otra manera, se sincroniza con los diferentes momentos de su vida.
Un momento es una conjunción de un tiempo en un espacio determinado.
Cuando un ser humano está en el lugar que le corresponde, en el tiempo preciso, vive el momento o la circunstancia propia que le pertenece vivir.
No vive momentos o circunstancias que no le corresponden del pasado que ya no es o del futuro que no ha llegado.
Y eso es enormemente importante entenderlo.
Cuando un ser humano descoordina su tiempo propio, se des-sitúa del espacio que le pertenece.
Cuando una persona incumple sus tiempos crea una situación que lo lleva a estar en un lugar que no le corresponde habitar en ese preciso momento.
Por esa razón vive circunstancias que no le son propias y por tanto lo golpean, “Le llegan” – mejor decir: crea, sin darse cuenta- accidentes, personas que no son propias de sí mismo y situaciones adversas que no pasarían en su vida si estuviera donde debiera estar. Se encuentra con quien no se debe encontrar y no lo hace con quien sí, dentro del tiempo propio de su vida.
Cuando un ser humano descoordina su tiempo infringe su espacio.
Al manejar mal su tiempo y su espacio, su cerebro recibe información errada que lo lleva a manejar mal la realidad que percibe; al hacerlo, no toma las decisiones que son correctas para las coordenadas del espacio y el tiempo en el que habita su dueño.
Al manejar mal sus tiempos (ciclos) y espacios internos (órganos) se enferma.
Al hacerlo mal con sus tiempos y espacios externos, se desfasa con su medio exterior: coordina mal sus movimientos y sobrevienen accidentes: pisa mal una baldosa, no calcula bien sus pasos y cae; choca su auto, golpea su cuerpo contra objetos o personas.
Pero además, -observe que tan importante es todo esto- Un tiempo mal manejado hace que un ser humano no cumpla sus citas (con todas las implicaciones que ello conlleva – laborales, familiares, sentimentales, etc.); no cumpla sus compromisos; no “tendrá tiempo” para el ejercicio (se hará sedentario y enfermará su cuerpo – que es su espacio) o para “el amor”, la familia, sus gustos, para viajar, para disfrutar, para cumplir “los tratos” económicos y estará desordenado en la oportunidad de sus pagos, porque estará siempre ocupado “tratando” de llegar a su próximo destino (espacio)
Se vuelve entonces, un esclavo, un peón de su tiempo.
Este lo absorbe, golpea y avasalla.
Ese es el principio absoluto del fracaso.
Cuando, por el contrario, un ser humano coordina su tiempo con su espacio, atina y acierta siempre el momento de estar. Como está donde le corresponde, puede sentir el momento, y al hacerlo, lo vive. Como lo vive, sabe qué hacer a cada instante: no desatina, no yerra, no se equivoca al elegir; selecciona bien su entorno y quienes lo acompañan en él.
Cuando un ser humano está, siente, vive y hace, se sitúa en el tiempo presente y el espacio actual: el aquí y el ahora. Va a la par con su vida.
En una palabra, acierta: Va en el vagón que le corresponde.
El tren es su vida. Su equipaje va con él. Sus acompañantes son quienes deben ser. Nunca se quedará en la estación equivocada. Su tren nunca lo dejará.
Esa es la fórmula para poseer siempre la salud, los afectos y la comodidad material que a cada uno le corresponde poseer.
¿Que será de su vida si cuando ella le envía un premio no lo encuentra a usted en el lugar en donde se lo puso?
¿Qué tal una lotería que no ganó por no haber estado en el sitio preciso cuando el lotero se encontraría con usted?
¿Se imagina no haber estado en el momento exacto donde sin darse cuenta le esperaría su compañero o compañera más grande de vida? ¿Se imagina no haberle conocido por poseer su tiempo desfasado?
Cuando un ser humano posee su tiempo sincronizado – dicho de otro modo – su pineal funcionando bien y en total coordinación con su espacio, su mente se acelera, porque la libera de estar solucionando situaciones inconclusas y desfasadas.
Una mente libre es una mente suelta.
La mente es un radar que todo lo percibe, todo lo siente y todo lo ve...Si está libre.
Y si está libre y suelta tendrá todas las condiciones para percibir otras dimensiones mucho más sutiles que se están desarrollando a cada momento.
Al hacerlo, aparece un “sexto sentido”, una “voz interior”, un “tercer ojo”: la llamada INTUICION.
La pineal, por tanto, es el asiento de la intuición, cuando bien situada, maneja a cabalidad su espacio ( a través de la hipófisis)
Así, una mente suelta, intuitiva, hace al que la posee un visionario, un creativo, un creador, un innovador, un ser humano original en sus ideas.
Y lo original siempre triunfa: Un ser humano realizado.
En conclusión: Poseer una pineal bien situada le brindará salud a su cuerpo, espacio a su vida, libertad a su mente y por todo ello, la realización a usted.
TERAPIAS DE ELECTROMAGNETISMO Y VIBRACION MOLECULAR Y LA GLÁNDULA PINEAL
Siendo por excelencia el órgano magneto-sensible de nuestro cuerpo, la pineal es sitio obligado y propósito primordial de nuestras terapias de Repolarización Molecular.
Por medio de la aplicación de sutilísimos campos magnéticos pulsantes, luces de láser puntuales y rayos luminosos polarizados, el metabolismo pineal puede ser re-programado, como cuando se sincroniza el reloj interno de la “main board” (o tarjeta principal de un computador) y con ello reajustar los tiempos – físicos y cósmicos - (ya podrá entender de qué le hablamos) -, ciclos y momentos del cerebro y el organismo que depende de él.
No es por tanto una terapia dirigida únicamente a eliminar una enfermedad particular. Es una terapia dirigida a reestablecer todo un orden interno que debemos poseer como individuos que tenemos una existencia física-corporal y una dimension cósmica-inmaterial.
Repolarizar la glándula pineal es activar una llave maestra que posee el control de todas nuestras demás estructuras orgánicas, mentales y espirituales.
La pineal es el trono real y verdadero donde se asienta la solución de todas las circunstancias de vida.
Repolarizar la pineal no solo alivia enfermedades: Las previene y las borra de nuestro tiempo por vivir, de nuestro por-venir.
Repolarizar la pineal equivale a cambiar las circunstancias de la vida misma: Si son malas, las mejorará. Si ya son buenas, hará de su vida un paraíso.
Lo invitamos a que lo haga, lo viva y lo realice. Entre más “enfermo” tenga su tiempo más notará sus efectos y sus resultados.
En nuestro Centro de Terapias de La Casa de Sirio estaremos siempre dispuestos a servirle.
Nosotros y nuestro equipo de trabajo les enviamos un gran saludo.
Raúl Yepes.
Director general
Ignacio Londoňo
Comité científico
La Casa de Sirio
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